Recientemente Donald J. Trump ha sido un hombre extremadamente ocupado. Mientras luchaba con todas sus fuerzas para hacer que los Estados Unidos volviera a ser grande de nuevo, se ha visto obligado a luchar en varios frentes diferentes contra fuerzas siniestras que se empeñan en socavarlo, y por lo tanto evitar que EEUU sea grande.
La principal de estas fuerzas malignas es la de los medios de comunicación, que, por razones que solo ellos conocen, se han llevado un disgusto extremo e irracional con el presidente. Los canales de televisión conocidos por sus inclinaciones de “extrema izquierda”, como la CNN, lo han estado bombardeando con una avalancha de insultos y noticias falsas.
Últimamente, esta campaña mediática ha alcanzado niveles de violencia nuevos e inauditos, utilizando los servicios de la Oficina de Correos de los EEUU para enviar bombas a los políticos, empresarios e incluso a famosas estrellas de cine de Hollywood. Es cierto que todos estos ataques malvados fueron dirigidos contra conocidos críticos del Sr. Trump, pero eso es claramente parte de un plan astuto para desacreditarlo en el período previo a las elecciones de mitad de legislatura de noviembre.
Escándalo saudí
Luego está el llamado caso Khashoggi, que ha causado mucho revuelo en los medios de comunicación. Como el hombre era periodista, esto no es sorprendente. Los medios de comunicación automáticamente saltaron a la conclusión de que había sido asesinado por orden del Príncipe Heredero Saudí, un aliado de confianza de los EE.UU. y amigo íntimo de su presidente.
Con un verdadero estilo presidencial, el Sr. Trump ha mantenido un aire de elevada objetividad, en contraste con la histeria en la prensa. Él ha expresado su plena confianza en la capacidad de los saudíes para llevar a cabo una investigación exhaustiva e imparcial de los hechos, y proporcionarnos a todos la versión real de lo que sucedió.
La verdad del asunto es que el Sr. Khashoggi, en búsqueda de una campaña contra el régimen saudí en general y Mohammed bin Salman en particular, fue a la embajada saudí en Estambul y se torturó deliberadamente hasta la muerte en un intento descarado de desacreditar al Príncipe Heredero.
Esta provocación obvia fue claramente un intento de alterar las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudí, que hasta este punto se estaban desarrollando de manera extremadamente satisfactoria. Afortunadamente, el señor Trump no se tragó el cuento. Sus amigos sauditas ya le habían informado, en medio de su famosa danza de espadas, que todo esto era parte de las grandes tradiciones religiosas y culturales del reino, que lo han mantenido a salvo durante miles de años.
Esto le proporcionó un claro entendimiento de que el asesinato, la tortura, la amputación de las manos por robo, la lapidación hasta la muerte por adulterio, la crucifixión, la financiación y el armamento de Al Qaeda, los talibanes y muchos otros grupos terroristas, el bombardeo del World Trade Center y la guerra genocida contra el pueblo de Yemen, fueron parte de un plan necesario para preservar la civilización en la Península Arábiga, una región de vital importancia para los intereses estratégicos y económicos de Estados Unidos.
Caravana de migrantes
Mientras tanto, en medio de todas estas crisis molestas, la atención del presidente se dirigió a una nueva amenaza en las fronteras del sur de Estados Unidos. Una horda de terroristas de Oriente Medio, disfrazada de Refugiados de Honduras, se dirigían directamente a la frontera, armados con armas peligrosas como sillas de bebé, ollas y sartenes.
Al comprender de inmediato que esta monstruosa invasión representaba una amenaza existencial para los EE.UU., el Sr. Trump tomó la única decisión posible. Movilizó el Ejército, enviando a más de 5,000 soldados bien entrenados y motivados para defender la frontera, agitando la bandera del “verdadero patriotismo”.
El presidente naturalmente culpa a los Demócratas por esta amenaza de invasión. Él tuiteó el jueves pasado que “las leyes inspiradas por los Demócratas nos dificultan detener a las personas en la frontera” y dijo que estaba utilizando a los militares para responder a lo que él llamó una “emergencia nacional”.
Los migrantes en la caravana en expansión, estimados por las Naciones Unidas en un total de más de 7.000, esperan llegar a los Estados Unidos. La mayoría son hondureños que buscan escapar de la pobreza y la violencia e incluyen familias, muchas de ellas con hijos.
La caravana creció dramáticamente poco después de cruzar la frontera con México el 19 de octubre, pero la enfermedad, el miedo y el hostigamiento de la policía han reducido su número. Para cuando lleguen a la frontera de los Estados Unidos, los números habrán disminuido aún más. Pero este hecho no ha mejorado el humor del Sr. Trump en lo más mínimo.
Trump: “¡vuelvan a su país!”
Trump tuiteó un mensaje directo a los migrantes el jueves, instándolos a regresar a casa. “A los de la caravana, regresen”, escribió. “No vamos a permitir que la gente entre a los Estados Unidos ilegalmente. ¡Vuelvan a su país y, si lo desean, soliciten la ciudadanía como millones de personas están haciendo!
Tales llamamientos parecen no haber tenido el menor efecto en una masa de personas desesperadas, que saben perfectamente bien que sus solicitudes para la ciudadanía estadounidense tendrán tantas posibilidades de tener éxito como que Donald J. Trump renuncie a toda su riqueza mundana y se retire a un monasterio.
Los migrantes no prestan atención a las noticias hostiles sobre ellos. Incluso si tuvieran acceso a las noticias, su difícil situación los alentaría en su horrible marcha para escapar de la pobreza, la miseria y la muerte. Cuando se les pregunta sobre los tuits de Trump, responden que debería dejar de atacarlos y que seguirían hacia el norte.
Candy Guillermo, una migrante de 37 años de la caravana que había oído hablar del plan para desplegar tropas, se sorprendió de que ella y los niños del grupo fueran considerados una amenaza. “Trump debería ser más humanitario”, dijo. “Solo queremos darles a nuestros hijos un futuro mejor”.
Pero el Sr. Trump está decidido a que ese futuro no esté disponible para ellos. Los migrantes que llegan a la frontera de los EE.UU. pueden solicitar asilo de conformidad con el derecho estadounidense e internacional. Pero incluso aquellos que tienen la suerte de aprobar una evaluación inicial deben esperar hasta que sus casos se resuelvan en la corte de inmigración, lo que puede llevar varios años.
Tropas en la frontera
Los Estados Unidos tenían 331.700 solicitudes de asilo en 2017, más que cualquier otro país del mundo, según la Agencia de Refugiados de la ONU. Eso es casi el doble de las solicitudes de asilo que se presentaron en los Estados Unidos en 2015 y casi cuadruplicaron las solicitudes de 2013.
El despliegue planeado de tropas en servicio activo responde a una solicitud del Departamento de Seguridad Nacional, que administra la Patrulla Fronteriza, dijo un funcionario estadounidense. Además del Ejército, la Guardia Nacional ha sido desplegada. Pero todas estas medidas solo tendrán un efecto limitado en la prevención de cruces ilegales.
Las tropas de la Guardia Nacional están bajo el control de los gobernadores estatales y se limitan a apoyar labores como proporcionar vigilancia. Pero la experiencia muestra que cuando la desesperación de la gente ha llegado a un punto de ruptura, nada los detiene.
No está del todo claro por qué se envió el Ejército, porque las tropas de la Guardia Nacional pueden realizar las mismas funciones. La ley federal prohíbe el uso de miembros del servicio activo para la aplicación de la ley dentro de los Estados Unidos, a menos que el Congreso lo autorice específicamente. A principios de este año, el general Mattis autorizó la financiación del Pentágono para hasta 4.000 soldados de la Guardia Nacional en la frontera,. y hasta el momento solo se han utilizado poco más de 2.000.
El número de tropas desplegadas es más del doble que las 2.000 que están en Siria luchando contra el Estado Islámico. Y los soldados en el Ejército de los Estados Unidos se resentirán de ser enviados a actuar como la fuerza policial para expulsar a las mujeres y niños indefensos de la frontera sur en lugar de luchar contra los terroristas en Oriente Medio.
Trump pareció insinuar el anuncio del envío de tropas en un mitin en Wisconsin el miércoles. “Esperen, verán lo que sucede en las próximas semanas. Van a ver una frontera muy segura”, dijo. “Ustedes sólo observen”.
Mar de miseria humana
Pero las fronteras de los Estados Unidos nunca pueden estar protegidas contra el mar de la miseria humana, que es el resultado del horrible colapso económico y social de muchos países pobres en América Central. Mientras existan estas condiciones inhumanas, ninguna cantidad de fuerza, amenazas o incluso muros detendrá la avalancha de personas desesperadas que intentan encontrar una salida a la pesadilla en la que se ven obligados a vivir.
Hubo un momento en que los Estados Unidos acogían a los inmigrantes. América es, de hecho, una tierra de inmigrantes, que han contribuido enormemente a su desarrollo y riqueza. En la Estatua de la Libertad están inscritas las palabras inmortales: “Dame tus cansadas, tus pobres, tus amontonadas masas que anhelan respirar libremente”.
Parece que ha llegado el momento de erradicar estas palabras y sustituirlas por el sombrío tuit de Donald Trump: “Regresa a tu país y, si quieres, solicita la ciudadanía como millones de personas lo están haciendo”.
La actitud inhumana mostrada hacia estas personas pobres, cuyo único crimen es querer escapar de la pobreza y encontrar una vida mejor para sus hijos, contrasta con la generosidad demostrada por los mexicanos comunes, quienes han mostrado simpatía y comprensión ante la difícil situación de sus hermanos y hermanas.
En cada etapa de la marcha de la caravana, los pobres de México se han volcado a expresar su apoyo, brindándoles comida gratis y cualquier alojamiento que pudieran improvisar. Los propietarios de automóviles y camiones han estado recogiendo refugiados y llevándolos muchos kilómetros hacia su destino.
Un hombre, cuyo camión generalmente transporta cargamentos de mangos y otras frutas a los EE.UU., ahora lleva un cargamento de refugiados sin cargo, haciendo viajes repetidos de un lado a otro. Le comentó a un periodista inglés: “Llevo mangos a los Estados Unidos en mi camión, y son admitidos sin ningún problema. ¿Por qué no pueden admitir a la gente?”
La brutalidad del Estado-nación
Esa es una muy buena pregunta. Durante su período progresivo, la burguesía barrió las barreras artificiales que separaban una región o ciudad de otra. De esta manera, unieron las fuerzas productivas en una sola unidad: el Estado-nación. Pero ahora las fuerzas productivas han superado los estrechos límites del Estado-nación.
Toda nación se ve obligada, so pena de extinción, a participar en el mercado mundial. Vivimos en un sistema económico globalizado, pero que se ve obstaculizado por la existencia continua de fronteras, aranceles, impuestos, devaluación competitiva y todas las demás formas de proteccionismo que son reliquias del pasado y obstáculos para el desarrollo de las fuerzas productivas y de la misma civilización humana.
La llamada crisis de refugiados que ha creado una situación de pesadilla para millones de personas no puede resolverse sobre una base capitalista. La burguesía no tiene solución a este problema, excepto el alambre de púas, las tropas armadas, los perros y la violencia. E incluso estas medidas, en última instancia, resultarán inútiles.
Así como la tarea de la burguesía es abolir todos los particularismos locales, también es tarea histórica del proletariado tomar una escoba grande y barrer esa reliquia bárbara del pasado que es el Estado-nación. Defendemos la abolición de la propiedad privada de los bancos y monopolios, y la institución de un plan democrático de producción, no solo nacional sino internacionalmente.
¡Por el socialismo en toda América!
Una revolución socialista en los Estados Unidos significaría de inmediato el derrocamiento de los regímenes reaccionarios al sur del Río Bravo. Una federación socialista de América Central, vinculada a un Estados Unidos socialista con un plan de producción democrático común, erradicaría rápidamente las terribles condiciones que han creado los problemas que vemos en nuestras pantallas de televisión cada noche.
Nadie, excepto las personas más desesperadas, se embarcaría en una larga marcha a través de condiciones difíciles y peligrosas para escapar de condiciones aún peores. Solo garantizando el trabajo, las casas, la salud y la educación digna de los seres humanos se puede resolver el problema. Pero ninguno de estos objetivos se puede lograr sin antes derrocar a las camarillas parasitarias de los terratenientes y capitalistas que dominan estos países y que condenan a la población a la miseria.
Un plan de producción armonioso movilizaría el enorme potencial productivo de Centroamérica, poniendo a trabajar a toda la población en un trabajo de reconstrucción social. Unidos al gigantesco poder industrial de los Estados Unidos, una federación socialista transformaría rápidamente toda la situación. Los países de América Central deben ser un paraíso en la tierra. Pero bajo el capitalismo, se han transformado en un infierno para millones de personas.
Recordemos que antes de que llegaran los europeos, América Central fue el hogar de una maravillosa civilización. Bajo el socialismo florecerá una vez más, devolviendo la riqueza a quienes la producen. Centroamérica se convertirá nuevamente en un hermoso jardín, el cual nadie deseará abandonar.
Hace poco tiempo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la Universidad Nacional Autónoma de México se llevó a cabo una actividad conocida como “tendedero” el cual consiste en colocar diversas denuncias colgadas sobre el acoso, abusos sexuales y omisión de estos casos por parte de las autoridades educativas, actividad llevada a cabo por parte de las compañeras de “Colectiva Violetas FES Aragón “. Esta actividad no es nueva en la UNAM, ya que en diversas facultades se ha llevado a cabo contando con diferentes grados de apoyo.
Este ejercicio aunque nuevo en esta facultad tuvo un tremendo impacto mediático ya que muy pronto medios de comunicación como el periódico “El Universal” de forma inesperada sacaron noticias sobre dicho tendedero, y de igual forma, en pocas horas los hilos se llenaron de denuncias de todo tipo, capturas de pantalla, fotos de los denunciados, mensajes de advertencia, nombres, fechas, e incluso de que autoridades no toman con seriedad las denuncias de acoso.
Ante todo esto la reacción de la Dirección del plantel no se hizo esperar y se convocó de inmediato al colectivo a una charla mientras que se emitían diversos comunicados en los que se daban algunos datos que a mas de uno le parecieron inverosímiles como por ejemplo el hecho de que se ha aplicado un protocolo para evitar la violencia de género y el acoso desde hace tres años (que prácticamente es como si no hubiera, dados los casos ya presentados en el tendero y el aumento de los mismos durante todo ese mismo período de tiempo) o bien que la cifra de casos conocidos por las autoridades era de 34 con 32 resueltos y de los cuales a cada uno se aplicó una medida correctiva u oportuna para solucionarlos (lo cual si bien puede ser cierto, representa un numero pequeñísimo y al no aclarar que medidas se aplicaron deja en estado de incertidumbre e inseguridad al grueso de la población estudiantil sobre la efectividad de dichas correcciones y es más, se sabe que muchas veces esta medida consiste en cambiar al acosador de un turno a otro).
Ahora bien, esto contrasta con un ambiente sumamente inseguro para las mujeres que existe en el Estado de México, donde los feminicidios van en alza desde hace años, sin dejar de lado las desapariciones, violaciones, el acoso, el abuso sexual y la impunidad que tienen los delincuentes los cuales son noticia diaria (parte incluso de la terrible descomposición social en México).
Es sabido que en el municipio vecino de Ecatepec últimamente se han estado encontrando a diversos individuos como el llamado “monstruo de Ecatepec” o la pareja de descuartizadores de Ciudad Azteca quienes periódicamente han estado privando de la vida a mujeres trabajadoras, amas de casa, madres solteras, jóvenes, personas que por su condición vulnerable son victimas preferidas de los delincuentes quienes han sabido aprovechar al máximo el ambiente de inseguridad e ineficacia de las autoridades quienes parecen ausentes la mayor parte del tiempo y que incluso carecen de suficientes elementos humanos y materiales para cumplir su función.
Ante todo esto es evidente que tampoco hay una organización popular que sea lo suficientemente capaz de hacer una diferencia aunque poco a poco crece y comienza a notarse que se esta dando un paso hacia la autodefensa, pero lo cierto es que en este punto la sociedad no es capaz de frenar este problema lo que desgraciadamente nos tomara tiempo y dolorosas experiencias.
Como es costumbre en la sociedad las voces de la reacción no se hicieron esperar a lo que en redes se expresó con diversas opiniones sobre restarle valor y seriedad a las denuncias ya que las denunciantes no daban la cara (cuando obviamente la denuncia puede y debe ser anónima en muchos casos debido a que puede tener consecuencias para la víctima por lo cual diversas autoridades reconocen la denuncia anónima sin que esto afecte en forma alguna el procedimiento) o bien por que al “quemar” a los denunciados podría haber algún inocente víctima de la venganza de alguna resentida mujer que solo quisiera hacerle daño mientras que muchos más se pronunciaban por que al no ser un mecanismo “legal” este no debería tener efectos. Todo esto representa una falta de verdaderos procedimientos que den una solución real a las victimas y que al crearse un vacío este fue rellenado, obviamente también por un ejercicio que no resuelve las denuncias pero que si visibiliza el grave problema y que a su vez marca la pauta para solucionar sistemáticamente en la Facultad estos problemas.
La reacción en FES Aragón se organizó y ya para lo que suponía sería el tercer día del tendedero se organizó un evento con el propósito de desacreditar y quitar toda seriedad al ejercicio, donde se convocó a la comunidad a llenar de memes e imágenes de todo tipo el espacio para las denuncias. Ante esta torpe convocatoria pública las compañeras decidieron no poner el tendedero (ya no ha sido colocado de nuevo), llevar las negociaciones con las autoridades de forma cerrada y atacar el evento para tirarlo en redes sociales. Lo que quedo muy claro ante esta serie de sucesos y a modo de balance es que:
La reacción es organizada por un grupo de profesores cuyas identidades permanecen desconocidas pero que resulta evidente su grado de influencia ya que en este ejercicio al verse afectados directamente no comenzó a buscarse a los responsables y culpables, por el contrario se busco organizar rápidamente el desmantelamiento del tendedero por que muchísimos profesores salieron involucrados.
La autoridad universitaria a su vez mantiene el problema creciendo al hacer caso omiso al problema e intentado mostrar datos para justificar su pobre actuación ante una alarmante crecida de violencia de género al mismo tiempo que omite presentar los datos de las medidas que toma ante estos casos pudiendo ser estas insuficientes para resolver definitivamente los casos.
Las compañeras hicieron visible el problema creando con esto un punto donde muchas compañeras pudieron expresarse y denunciar la violencia que viven día a día, sin embargo también fue evidente que hace falta una buena organización ya no solo para denunciar si no también para ejercer acciones que puedan llevar a solucionar en medida de lo posible la mayor parte de los casos que se presentan y aunque definitivamente no podrá ejercerse una medida oficial y legitimada por parte de la organización estudiantil, el reproche a estos abusadores debería poder llevarlos a una instancia donde si sean castigados por sus conductas, lo cual solo se llevará a cabo con la presión y vigilancia de una organización estudiantil fuerte y unida.
Hoy se han conocido las penas que pide la Fiscalía del Estado español para los procesados en el juicio por el referéndum de independencia del 1 de octubre de 2017. A 9 de los procesados se les pide penas por el delito de rebelión que van desde los 25 años para Oriol Junqueras, a los 17 años para Jordi Cuixart, Jordi Sánchez y Carmen Forcadell, y 16 años para los otros cinco (Turull, Forn, Romeva, Rull y Bassa). A otros nueve imputados se les pide penas que van desde 10 años de cárcel a multa de 10 meses por delitos de desobediencia y malversación. Un total de más de 177 años de prisión para 12 procesados por el único delito de querer ejercer el derecho de autodeterminación.
Ante estos hechos queremos dejar patente:
Rechazamos esta decisión de la Fiscalía que al pedir las penas más altas posibles, y por los delitos más graves, muestra un carácter vengativo y de castigo ejemplar. Es la doctrina penal que el enemigo aplica a los vencidos en el campo de batalla.
El delito de rebelión (y también el de sedición que pide la Abogacía del Estado) son una herencia del código penal franquista, casi sin enmienda, y ponen al descubierto el carácter del régimen del 78, de continuidad y no de ruptura con la dictadura.
Incluso dentro del marco estrecho de la legalidad española, no se puede acusar a los procesados ni de rebelión ni de sedición, dos delitos que requieren el levantamiento violento o por la fuerza, lo que no se produjo en ningún momento.
Esta petición de penas de la Fiscalía responde al carácter del régimen del 78, para quien el ejercicio del derecho de autodeterminación representa una amenaza a uno de sus pilares fundamentales y por tanto requiere un castigo ejemplar para impedir una repetición.
Este es claramente un juicio político contra el derecho de autodeterminación.
Este juicio no es sólo una amenaza al movimiento soberanista catalán, sino que pone a prueba los derechos democráticos en el Estado español en general.La represión que hoy se utiliza contra el republicanismo catalán, mañana servirá de precedente contra cualquiera que se atreva a alzar su voz contra cualquiera de los elementos que componen el régimen del 78 (la Monarquía, la unidad de España garantizada por las fuerzas armadas, la impunidad de los crímenes del franquismo, la propiedad privada de los medios de producción, etc.)
Ante esta situación es urgente y necesario construir un Frente Único Republicano Anti-represivo y en Defensa de los Derechos Democráticos. La tarea que tenemos por delante es levantar una movilización general que haga tambalear los cimientos del régimen y lo obligue a retroceder. No se trata de limitarse a declaraciones institucionales rimbombantes, sino de impulsar una movilización de masas: manifestaciones, huelga general, desobediencia civil, contra este juicio.
Es primordial implicar a la izquierda estatal en esta lucha y llevar la movilización también fuera de Catalunya. Unidos Podemos debe unirse a este frente si de verdad quiere luchar por la República y la defensa de los derechos democráticos básicos.
¡Libertad de los presos políticos! ¡Retirada de los cargos a los exiliados!¡Todos a las calles para hacer retroceder el Estado español!
El dirigente del Partido Comunista de Venezuela, Luis Fajardo, fue asesinado en la noche del miércoles 31 de octubre, cuando regresaba a casa con su cuñado, Javier Aldana, quien también murió en el ataque. Ambos iban en una motocicleta a las 9 pm cuando recibieron una ráfaga de disparos de un vehículo en marcha. Los dos hombres eran activistas campesinos y militantes comunistas involucrados en la lucha por la reforma agraria en la región del Sur del Lago de Maracaibo y ya habían solicitado protección porque habían recibido amenazas de muerte.
Fajardo, de 49 años, había nacido en Portuguesa, pero había vivido en la región Panamericana entre Mérida y Zulia, en el oeste del país, durante muchos años, donde se había convertido en uno de los principales líderes campesinos. En 2001 desempeñó un papel dirigente en la lucha por la expropiación de la finca Fundo Santa Ana, perteneciente a una de las principales familias de la oligarquía zuliana.
Luís Fajardo había desempeñado un papel destacado en la recuperación de la finca de Caño Rico, que abarca más de 500 hectáreas, cuyos propietarios la habían sin cultivar. Unas 250 familias de campesinos sin tierra habían decidido ocupar la finca y estaban luchando para obtener el reconocimiento legal del Instituto de Reforma Agraria (INTI).
El Partido Comunista había denunciado en varias ocasiones amenazas de muerte contra Fajardo, proporcionando información muy específica acerca de los responsables de las amenazas. En junio de este año, el partido había denunciado “intimidación y amenazas de muerte” contra su miembro “por parte de funcionarios de la Guardia Nacional (GNB) liderados por el capitán José Villasmil Toro, comandante del Puesto de Frontera Nº 32 de El Batey, municipio Sucre (Zulia), y el sargento ayudante Freddy Ojeda ”.
En julio, el PCV denunció nuevamente las amenazas de muerte y nombró específicamente al “director regional del INTI, el legislador (del PSUV) Guly Bert Antúnez, el capitán (GNB) José Villasmil Toro y la jueza 4ª Agraria” por su responsabilidad de “hostigando al movimiento agrario y amenazando la vida de Luis Fajardo, dirigente campesino y miembro del Comité Central del PCV.”.
El secretario general del Partido Comunista (PCV), Oscar Figuera, explicó cómo “la dirección nacional del PCV denunció infinidad de veces las amenazas a la vida de nuestro combativo camarada Fajardo, sin que las autoridades adoptaran las medidas de protección adecuadas”. Figuera responsabilizó del asesinato “a los terratenientes del Sur del Lago, a miembros de la Guardia Nacional y políticos corruptos que públicamente le amenazaron”.
Fajardo también fue una figura destacada en la Marcha Campesina Admirable en julio y agosto de este año. Cientos de campesinos marcharon casi 450 km desde Guanare (Portuguesa) hasta la capital, Caracas, para exigir solución a los problemas que enfrentan los activistas campesinos, entre ellos las amenazas de muerte y los asesinatos. Después de ignorar inicialmente la marcha e impedir que los medios de comunicación estatales la mencionaran, el presidente Maduro se reunió con los manifestantes en una reunión que se transmitió en directo por televisión nacional. Se llegaron a varios compromisos con los campesinos en esa reunión, pero fueron rápidamente olvidados. Los marchistas iniciaron una huelga de hambre en septiembre que obligó a nuevos compromisos por parte del gobierno para cumplir con las exigencias de los campesinos.
Pocas horas después de la reunión entre el presidente Maduro y los manifestantes campesinos el 2 de agosto, tres activistas campesinos fueron asesinados en Barinas. Los tres muertos habían participado en el primer tramo de la marcha campesina. Los campesinos fueron secuestrados por hombres armados, llevados a otra finca y asesinados a tiros. Los portavoces de la Marcha señalaron a Ricardo Mora, un terrateniente regional, como autor intelectual del sicariato. Dos semanas después, tres personas fueron arrestadas en relación con el asesinato, entre ellas Ricardo Mora, quien fue detenido en Bogotá.
La región del Sur del Lago, que se extiende a lo largo de la carretera Panamericana a través de los estados de Mérida y Zulia, ha visto algunos de los conflictos más violentos sobre la reforma agraria. Esta es también una ruta para la infiltración paramilitar colombiana en Venezuela.
La dirigencia del PCV ha exigido de las autoridades “una investigación exhaustiva y un castigo ejemplar para los culpables”. Sin embargo, la lucha por la reforma agraria en Venezuela está plagada de ejemplos de activistas campesinos asesinados con impunidad.
A principios de este mes, otro activista de PCV sufrió un atentado contra su vida. El 9 de octubre, Robinson García, dirigente comunista y campesino en Barinas, se dirigía hacia la capital regional desde el predio que trabaja a denunciar amenazas contra su vida. Fue alcanzado por un automóvil y tres motos desde las que recibió varios disparos. García es parte de un grupo de familias que cultivan tierras en la finca Los Cerros, en Obispos, Barinas. Esta es una propiedad del estado de 400 hectáreas que fue recuperada hace años pero que se ha dejado inactiva. Los campesinos están exigiendo el reconocimiento legal de su derecho a cultivar la tierra. Días antes del ataque, Robinson García había intentado presentar una denuncia ante la Secretaría de Seguridad de la Gobernación, ya que había identificado varios autos sospechosos que lo seguían y temía por su vida. La policía regional se negó a aceptar la denuncia. El auto que lideró el ataque contra él era el mismo que había visto anteriormente y contra el quería presentar la denuncia.
Desde hace muchos meses la situación en el campo en Venezuela ha empeorado. Como explicamos en julio, “en el campo, hay una ofensiva coordinada para desmantelar los “logros” de la reforma agraria que se llevó a cabo bajo Chávez con la expropiación de grandes extensiones de tierra, que fueron entregadas a las comunas campesinas. Los terratenientes capitalistas compran a los jueces locales, a los funcionarios del Instituto de Reforma Agraria (INTI) y a los oficiales de la Guardia Nacional para desalojar violentamente a los colectivos campesinos de las tierras que les habían sido otorgadas legalmente por el INTI. En algunos casos, los campesinos han sido arrestados por la Guardia Nacional, en otros amenazados o asesinados por matones contratados por los terratenientes (sicarios), que en algunos casos están conectados a la burocracia estatal y en otros a la oposición reaccionaria”.
Una alianza de terratenientes, jueces, funcionarios regionales del INTI, oficiales del ejército y de la Guardia Nacional, está llevando a cabo una contra-ofensiva contra las medidas de reforma agraria ya tomadas e impidiendo que se expropien más tierras, en un momento en que la escasez de alimentos es un problema importante que afecta a Venezuela. Los trabajadores y los pobres.
La lucha de clases en el campo en Venezuela es parte de una lucha más general que enfrenta la revolución bolivariana a los intereses del capitalismo, los terratenientes y el imperialismo, y que demuestra la necesidad de construir una nueva dirección revolucionaria que esté firmemente comprometida con los intereses de la clase obrera y los campesinos.
Hace 26 años, tras la caída de la Unión Soviética, los defensores del capitalismo estaban eufóricos. Hablaron de la muerte del socialismo y del comunismo. El liberalismo había triunfado y, por lo tanto, la historia había alcanzado su expresión final bajo la forma de capitalismo. Ese fue el momento en que Yoshihiro Francis Fukuyama pronunció su famosa (o notoria) predicción de que la historia había terminado. Lo que quiso decir con esto fue lo siguiente: ahora que el socialismo (en la forma de la Unión Soviética) había fracasado, el único sistema socioeconómico posible era el capitalismo, o como él y otros preferían describirlo: “la economía de libre mercado”.
Los defensores del capitalismo predijeron que la victoria del liberalismo abriría la puerta a un futuro garantizado de paz y prosperidad. Los economistas hablaban del dividendo de la paz. Ahora que la Guerra Fría con la Unión Soviética había terminado, los gobiernos capitalistas podrían gastar grandes sumas de dinero para construir escuelas, hospitales, casas y todas las demás cosas que son el requisito esencial previo para la existencia civilizada. Los desiertos florecerían, la producción se dispararía y la raza humana -supuestamente- viviría feliz para siempre. Amén.
26 años puede parecer mucho tiempo en la vida de un hombre o una mujer. Pero en la escala de la historia, es sólo un momento fugaz. Y sin embargo, en ese segmento insignificante de la historia humana, todo ha cambiado, y, como Hegel predijo, las cosas han trocado en su opuesto. Hoy en día, no queda piedra sobre piedra de las confiadas predicciones de aquellos dias.
Hace 26 años, tras la caída de la Unión Soviética, los defensores del capitalismo estaban eufóricos. Hoy, ni una piedra sobre otra queda de sus confiadas predicciones / Imagen: antaldaniel
Cambio de opinión
Desafortunadamente para Francis Fukuyama, la historia no es tan fácil de desechar. Y ahora se está vengando de él. En 1992, llevado por la euforia general de la burguesía, exultante por la caída de la Unión Soviética, este político teórico norteamericano publicó un libro con el interesante nombre: El fin de la historia y el último hombre.
En este libro, leemos la siguiente declaración:
«Lo que podemos estar presenciando…. es el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia liberal occidental como la forma final de gobierno humano»
Pero en un artículo publicado en New Statesman el 17 de octubre de este año, está entonando una canción bastante diferente:
«Lo que dije entonces [1992] fue que uno de los problemas de la democracia moderna es que proporciona paz y prosperidad, pero la gente quiere más que eso…. las democracias liberales ni siquiera tratan de definir lo que es una buena vida, sino que la dejan en manos de individuos que se sienten alienados, sin propósito, y por eso se unen a estos grupos de identidad que les da un sentido de comunidad.»
Sus críticos, dijo, «probablemente no leyeron hasta el final del libro [El Fin de la Historia], la parte del Último Hombre, que en realidad trataba sobre algunas de las amenazas potenciales a la democracia.»
Funcionario del gobierno durante los años de Reagan-Bush, Fukuyama estuvo cercano originalmente al movimiento neoconservador. Esto probablemente explica su entusiasmo por la economía de mercado y el liberalismo. Pero la dura experiencia le ha llevado a cambiar de opinión, al menos hasta cierto punto.
Fukuyama apoyó la guerra de Irak, pero en 2003 concluyó que era un error decisivo de la política estadounidense. También se ha convertido en un crítico de la desregulación financiera / Imagen: Departamento de Defensa de EE.UU.
Fukuyama apoyó la guerra de Irak, pero en 2003 concluyó que era un error que definía la política estadounidense. También se ha convertido en un crítico de dogmas neoliberales como la desregulación financiera, que fue en parte responsable de la desastrosa crisis económica de 2008. También es un crítico del euro, o al menos de su «inepta creación»:
«Todas estas son políticas de élite resultaron ser bastante desastrosas, hay alguna razón para que la gente común se moleste.»
¡Marx tenía razón!
Para ilustrar el dramático cambio de opinión de Fukuyama, volvemos a publicar algunos extractos del artículo de New Statesman:
«El Fin de la Historia fue una reprimenda para los marxistas que consideraban el comunismo como la última etapa ideológica de la humanidad. ¿Cómo veía, le pregunté a Fukuyama, el resurgimiento de la izquierda socialista en el Reino Unido y los Estados Unidos? Todo depende de lo que se entienda por socialismo. La propiedad de los medios de producción -excepto en áreas donde es claramente necesario, como los servicios públicos- no creo que vaya a funcionar.
“Si te refieres a programas redistributivos que intentan corregir este gran desequilibrio, tanto en ingresos como en la riqueza que se produce, entonces sí, creo que no sólo puede volver, sino que debería volver. Este período prolongado, que comenzó con Reagan y Thatcher, en el que se arraigó un cierto conjunto de ideas sobre los beneficios de los mercados no regulados, ha tenido un efecto desastroso en muchos sentidos.
«En materia de igualdad social, ha conducido a un debilitamiento de los sindicatos, del poder de negociación de los trabajadores de a pie, al surgimiento de una clase oligárquica en casi todas partes que ejerce entonces un poder político indebido. En cuanto al papel de las finanzas, si hay algo que hemos aprendido de la crisis financiera es que hay que regular el sector como el demonio porque harán que todos los demás paguen. Toda esa ideología se arraigó muy profundamente en la Eurozona, la austeridad que Alemania impuso al sur de Europa ha sido desastrosa.»
Fukuyama añadió, para mi sorpresa: “En este momento, me parece que ciertas cosas que dijo Karl Marx están resultando ser ciertas. Habló de la crisis de sobreproducción…. que los trabajadores se empobrecerían y la demanda sería insuficiente.”» (Énfasis mío, AW)
Es significativo que un defensor tan prominente del capitalismo y crítico del socialismo llegue ahora a la conclusión de que el análisis marxista de la crisis capitalista era básicamente correcto.
Dejamos de lado el hecho de que Fukuyama demuestra su falta de comprensión de la economía marxista al confundir la sobreproducción con la idea keynesiana de subconsumo. Después de tantos años de lavado de cerebro en la escuela de economía de libre mercado, era demasiado pedirle que entendiera a Marx.
Sin embargo, es significativo que un defensor tan prominente del capitalismo y crítico del socialismo llegue ahora a la conclusión de que el análisis marxista de la crisis capitalista era básicamente correcto, que la búsqueda desenfrenada de la economía del libre mercado ha conducido a un empobrecimiento masivo, por un lado, y a la dominación completa del mundo por parte de una oligarquía capitalista irresponsable y obscenamente rica, por el otro.
Y tiene toda la razón al decir que, si esto no se rectifica, esta oligarquía (tanto en Estados Unidos como en Europa) «hará que todo el mundo pague». En realidad, ya lo están haciendo.
Fukuyama no ofrece ninguna solución
Es, por supuesto, una satisfacción considerable ver que incluso este defensor recalcitrante del capitalismo haya comenzado a comprender su naturaleza reaccionaria. Sin embargo, Fukuyama se comporta como un médico que, después de dar una lista muy completa de los síntomas de su paciente, no proporciona una receta para la cura.
Fukuyama es consciente de las terribles privaciones causadas por los estragos del capital financiero y la anarquía del sistema de mercado. Ha llegado a la conclusión, compartida por un número cada vez mayor de personas, de que la economía debe ser controlada. Pero luego no llega a la conclusión necesaria, que es que los gigantescos monopolios y bancos que ejercen una brutal dictadura sobre el mundo entero deben ser sacados de las manos privadas.
Por un lado, pide que se vuelva al socialismo. El problema es que no tiene idea de lo que es el socialismo. Dice que «la propiedad de los medios de producción» (excepto en los servicios públicos) no va a funcionar. Pero el propio Fukuyama ha llegado a la conclusión de que es la propiedad privada de los medios de producción la que no funciona, o mejor dicho, que funciona en detrimento del progreso económico y social, y causa miseria, pobreza y angustia a la gran mayoría de la humanidad.
Ahora está claro, incluso para los más ciegos de los ciegos, que la economía capitalista no planificada es una receta acabada para el caos, la desorganización, el despilfarro, la mala gestión y la corrupción a gran escala. Peor aún, la desenfrenada codicia por el beneficio, que es la única fuerza motriz de este sistema, está destruyendo el medio ambiente, envenenando el aire que respiramos, los alimentos que comemos, y los mares y bosques que son la base de toda la vida en el planeta.
Los problemas graves exigen soluciones serias. El socialista español Largo Caballero dijo una vez que no se puede curar el cáncer con una aspirina. Fukuyama aboga por la nacionalización de los servicios públicos porque «es claramente necesario». Estamos completamente de acuerdo con él. Pero, ¿por qué no se exige en el caso de los bancos, por ejemplo, que han demostrado una incapacidad total para administrar y controlar de manera responsable grandes cantidades de dinero de la gente?
La monstruosa especulación, la corrupción y la ineptitud de los bancos fue la causa inmediata de la crisis financiera de 2008, cuyos resultados seguimos viviendo. Al final, estos fervientes defensores de la economía de libre mercado, que se oponían a cualquier sugerencia de intervención estatal en la economía, tuvieron que ser rescatados mediante la inyección de grandes cantidades de dinero público.
La monstruosa especulación, la corrupción y la ineptitud de los bancos fue la causa inmediata de la crisis financiera de 2008 / Imagen: Lisa Norwood
En lugar de ir a la cárcel, lo que merecían, fueron recompensados por su incompetencia con sumas de dinero robadas del tesoro público. Esa es la razón por la que hoy tenemos déficits públicos colosales, que, según se nos ha dicho, deben ser pagados. Los pobres subvencionan a los ricos. Esto es Robin Hood al revés.
Al mismo tiempo, se nos informa de que no hay dinero para pagar cosas innecesarias como escuelas, hospitales, atención a los ancianos, pensiones, educación, carreteras y saneamiento, todo lo cual se encuentra en un estado lamentable en Gran Bretaña y en los países más ricos del mundo.
Si alguna vez hubo un sector de la economía que pide a gritos la expropiación, son los grandes bancos. ¿Por qué desea el señor Fukuyama mantenerlos en manos privadas? Si limitamos la nacionalización a los servicios públicos, los sectores más importantes de la economía permanecerán como están, en manos de esa misma oligarquía contra la que se mueve Fukuyama. Este tipo de «socialismo» no resolvería precisamente nada.
Claramente, el principal problema aquí es que Fukuyama confunde el socialismo y la propiedad estatal con el régimen burocrático y totalitario que existía en la Unión Soviética. Eso ciertamente fracasó, y estaba destinado a fracasar. Trotsky señaló que la economía planificada nacionalizada necesita democracia, al igual que el cuerpo humano necesita oxígeno.
No tiene por qué haber contradicción entre una economía nacionalizada y planificada y la democracia más plena. El socialismo real se basa en la participación más activa de los trabajadores, tanto en la elaboración de un plan de producción como en su aplicación. Con esto queremos decir no sólo el proletariado industrial, sino todos los grupos productivos: científicos, economistas, técnicos, gerentes incluidos.
Sin el control y la gestión de los trabajadores, la economía inevitablemente se bloqueará y se paralizará, que es exactamente lo que ocurrió en la Unión Soviética. La experiencia venezolana nos da un veredicto aún más condenatorio sobre el control burocrático de las industrias nacionalizadas.
¿El camino chino?
Del artículo parece que Fukuyama piensa que el único rival sistémico plausible de la democracia liberal no es el socialismo, sino el modelo capitalista de estado de China:
«Los chinos argumentan abiertamente que son superiores porque pueden garantizar la estabilidad y el crecimiento económico a largo plazo de una manera que la democracia no puede… si en otros 30 años son más grandes que los Estados Unidos, el pueblo chino es más rico y el país sigue unido, yo diría que tienen un argumento real.»
Pero advirtió que «la verdadera prueba del régimen» será cómo se desenvuelve en una crisis económica.
La confusión de Fukuyama se ilustra muy bien con estas líneas. Era un empirista impresionista hace 26 años, cuando tenía ilusiones en la economía de mercado porque parecía estar avanzando continuamente. Hoy sigue siendo un empirista impresionista, salvo que su admiración por China ha aumentado en la misma medida en que su admiración por el capitalismo occidental (“liberalismo”) ha disminuido.
Fukuyama piensa que el único rival plausible de la democracia liberal no es el socialismo, sino el modelo capitalista de estado de China / Imagen: kremlin.ru
Es cierto que, en las últimas décadas, la economía china ha avanzado rápidamente. Pero, habiendo entrado en la economía capitalista mundial, ha heredado todas las contradicciones del capitalismo. China está sufriendo una sobreproducción que ha provocado un descenso de la tasa de crecimiento y un aumento del desempleo.
La tasa oficial de crecimiento de China este año es del 6,5%. Pero China necesita, al menos, una tasa de crecimiento del 8% anual sólo para absorber el crecimiento de la población. Además, como sugiere Fukuyama, la economía china es vulnerable a los choques económicos que se originan en la economía mundial en general, conforme encuentra cada vez más dificultades para vender sus excedentes de producción y está en una guerra comercial abierta con Estados Unidos.
También es irónico que un hombre que afirma defender la democracia liberal mire a China como ejemplo, dado que el régimen chino no es conocido por su respeto de los derechos humanos y la democracia. De hecho, China combina algunas de las peores características del totalitarismo estalinista con las más negativas del capitalismo. A lo largo de ese camino, no hay esperanza para los trabajadores de China ni de ningún otro país.
El capitalismo significa guerra
Podría decirse que el mundo nunca ha estado en una situación tan inestable. De hecho, mientras la URSS existió, había una relativa estabilidad, reflejando el relativo equilibrio de poder entre Rusia y los Estados Unidos. Pero el orden del Viejo Mundo se ha derrumbado, y no hay nada que lo reemplace.
Sin duda, hemos recorrido un largo camino desde las predicciones optimistas de un mundo de paz y prosperidad tras la caída del Muro de Berlín. El mundo real de hoy no tiene ninguna relación con esa perspectiva. Al contrario, hay guerra tras guerra. Aparte de los horribles conflictos que están destrozando países como Irak, Siria y Yemen, ha habido una serie de guerras monstruosas en África.
La terrible guerra civil en el Congo llevó a la matanza de al menos 5 millones de hombres, mujeres y niños. Eso ni siquiera salió en las primeras planas de los periódicos. El presidente Trump ha roto el acuerdo con Irán que impedía que ese país adquiriera armas nucleares. Ahora anuncia su decisión de romper el acuerdo firmado por Reagan y Gorbachov para restringir los programas nucleares de Estados Unidos y Rusia.
A Fukuyama le preocupa el potencial de una guerra entre Estados Unidos y China:
«Creo que la gente sería muy tonta si lo descartara, se me ocurren muchos escenarios en los que podría comenzar una guerra así. No creo que sea un ataque deliberado de un país sobre el otro -como Alemania invadiendo Polonia en 1939- es más probable que salga de un conflicto local sobre Taiwán, sobre Corea del Norte, posiblemente una confrontación en el Mar de China del Sur que se intensifica.»
Ciertamente, las contradicciones entre Estados Unidos y China son muy serias. Encuentran su expresión en la guerra comercial declarada unilateralmente por Donald Trump, que puede fácilmente escalar a algo mucho más serio e incluso amenazar con hundir toda la economía mundial. Del mismo modo, el avance del poder chino en Asia, en particular, su intento de dominar los mares de esa región, es visto como una amenaza por los Estados Unidos.
En lugar de una gran guerra entre los EE.UU. y China, tendremos pequeñas guerras todo el tiempo – “pequeñas” en el sentido de las guerras en Irak y Siria / Imagen: Министерство обороны Российской Российской Федерации Федерации
Eso no significa, como algunos creen, que sea inminente una tercera guerra mundial. En las condiciones modernas, la guerra mundial tendría un efecto devastador en todas las partes. Y los capitalistas no hacen la guerra por diversión, sino para la conquista de mercados, ganancias y esferas de influencia. Por lo tanto, aunque el Sr. Trump haga estallar fuego y azufre en todos sus discursos, está descartada una conflagración general.
Sin embargo, tendremos pequeñas guerras todo el tiempo – «pequeñas» en el sentido de las guerras en Irak y Siria, lo cual, en el mundo moderno, es una perspectiva suficientemente horrenda. Pero las guerras no son más que un reflejo de las insoportables contradicciones entre países que, sobre la base del capitalismo, deben luchar entre sí por los mercados como perros hambrientos que pelean por un pedazo de carne. El capitalismo significa guerra, y para evitar la guerra, es necesario eliminar su causa raíz.
La rueda de la historia
Cuando los ejércitos triunfantes de Hitler entraron en París en 1940, tuvo lugar una interesante conversación entre un oficial del ejército alemán y otro francés. El alemán, alardeando de la arrogancia de un conquistador, se jactaba de que, finalmente, su nación se había vengado de su humillante derrota en la Primera Guerra Mundial. El oficial francés se volvió hacia él y le dijo: «Sí, la rueda de la historia ha girado. Volverá a girar.»
Unos años más tarde, su predicción demostró ser correcta.
Desde la caída de la Unión Soviética, la rueda de la historia ha vuelto a dar un giro completo. A pesar de las predicciones de los estrategas del capital, la historia ha vuelto con fuerza. De repente, el mundo parece afligido por fenómenos extraños y sin precedentes que desafían todos los intentos de los expertos políticos por explicarlos.
El pueblo británico votó en un referéndum por abandonar la Unión Europea, un resultado que nadie esperaba, lo que causó una conmoción a escala internacional. Pero estos no fueron nada en comparación con el tsunami provocado por el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses: otro resultado que nadie esperaba, incluido el hombre que ganó.
La elección de Donald Trump fue otro terremoto más. Estos acontecimientos son la dramática confirmación de la inestabilidad que aflige al mundo entero. De la noche a la mañana, las viejas certezas han desaparecido. Hay un fermento general en la sociedad y una sensación de incertidumbre generalizada llena a la clase dominante y de profundos temores, a sus ideólogos.
Los comentaristas políticos hablan con temor del surgimiento de algo que llaman “populismo”: una palabra tan elástica como sin sentido
Los comentaristas políticos hablan con temor del surgimiento de algo que llaman «populismo»: una palabra tan elástica como sin sentido. El uso de esta terminología amorfa sólo significa que los que la usan no tienen idea de lo que están hablando.
En términos estrictos y etimológicos, populismo no es más que una traducción latina del griego «demagogia». El término se aplica con el mismo gusto que un mal pintor revoca una pared con una capa gruesa de pintura para cubrir sus errores. Se utiliza para describir una variedad tan amplia de fenómenos políticos que queda totalmente desprovista de contenido real.
El fermento político y social que sacude al mundo entero hasta sus cimientos es sólo un síntoma de una crisis mucho más profunda: no la crisis del neoliberalismo, que es sólo una forma particular de capitalismo, sino una crisis terminal del propio sistema capitalista.
Esta crisis está destinada a durar bastante tiempo. Sobre la base del capitalismo, no hay solución. Los gobiernos subirán y bajarán y los péndulos oscilarán de izquierda a derecha, y de derecha a izquierda, reflejando una búsqueda cada vez más desesperada de las masas por encontrar una salida a la crisis.
El llamado «populismo» no es más que un reflejo de este hecho. Las masas aprenden de la experiencia y no tienen otra forma de aprender. La experiencia será una escuela muy dura, y las lecciones serán aprendidas amargamente. Pero al final, serán aprendidas.
Una cosa está muy clara. La burguesía no tiene idea de cómo salir de esta crisis. Sus representantes políticos y económicos muestran todos los rasgos de confusión y desorientación propios de una clase que ha sobrevivido a su vida útil histórica, una clase que no tiene futuro y que es poco consciente de ello.
Los apologistas del liberalismo capitalista se quejan amargamente del ascenso de políticos como Donald Trump, que representan la antítesis de lo que se conoce como «valores liberales». Para estas personas, esto parece una pesadilla. Esperan despertar y darse cuenta de que todo fue un sueño, que mañana será un dia mejor. Pero para el liberalismo burgués, no habrá despertar ni mañana.
Los comentaristas políticos hablan con temor del surgimiento de algo que llaman “populismo”: una palabra tan elástica como sin sentido / Imagen: Gage Skidmore
Las declaraciones de Francis Fukuyama, desde ese punto de vista, tienen una considerable importancia sintomática. Este antiguo liberal ha perdido toda la fe en el futuro del capitalismo, pero no ve ninguna alternativa viable. Como todos los estrategas del capital, ve el futuro «como a través de un cristal, sombríamente». Su desesperanza teórica es la expresión de la desesperanza del propio sistema.
El futuro pertenece, no a la burguesía ebria y en bancarrota, que no puede ver más allá del final de su propia nariz, sino a la única fuerza realmente progresista de la sociedad, la única fuerza que produce toda la riqueza de la sociedad: la clase obrera. A través de su propia experiencia, esa clase llegará a comprender que el único camino a seguir es tomar el camino del genuino socialismo y del poder obrero.
El siglo XXI latinoamericano energía con grandes esperanzas para las masas de trabajadores, que habían soportado toda una época de gobiernos reaccionarios.
Como se recordará las oleadas revolucionarias de los setentas había sido cortada de tajo a través de feroces dictaduras militares, incluso países como México, sin una presencia militar importante en la política, había vivido sangrientos años de guerra sucia.
La crisis no se resolvió con los años de dictadura. No obstante que a diferencia de la década de los setentas el énfasis mayúsculo en los movimientos populares de izquierda se había centrado en la restauración de la democracia y la defensa de los derechos humanos.
Los ochentas fueron el escenario de una serie de transiciones a la democracia donde se procuró con extremo cuidado ceder el gobierno, pero no el poder real: la oligarquía latinoamericana, en sus distintas facetas nacionales, había fortalecido su posición de intermediario en el proceso de saqueo de las riquezas regionales.
Así pues, bajo la supervisión de la oligarquía y del imperialismo se establecieron regímenes firmemente comprometidos con mantener las políticas de ajustes salvajes, claramente orientadas a ponerle fuerte énfasis en salvaguardar las variables macro-económicas a costa de la miseria y muerte de millones de seres humanos.
Pero el capitalismo ya no era el mismo de los setentas, las fuerzas productivas tenían un desarrollo desigual y combinado, caracterizado por el modelo de maquiladora, centros de ensamblaje del capitalismo global donde lo único importante era la mano de obra, mientras más barata mejor.
La crisis de los noventas
No obstante el hilo no se podía estirar tanto, en 1988 un movimiento de izquierda de masas, estuvo a punto de romper la hegemonía del PRI mexicano, en Venezuela Carlos Andrés Pérez es electo con las esperanza de una nueva fase de nacionalizaciones, que su imagen evocaba. No hubo una decepción más grande, CAP se lanzó a una salvaje política de alzas de precios y privatizaciones.
Las masas nos soportaron más y se desataron protestas salvajes cruelmente reprimidas por el régimen. Cientos de personas fueron asesinadas por el ejército. El cual se vio sacudido desde adentro. Al final la paz de los sepulcros salvo a CAP, pero las bases de la explosión revolucionaria no se detuvieron. En 1992 estalla el levantamiento armado de Hugo Chavez Frías, el cual surge como una rebelde en medio de una serie ofensivas de las burguesías locales en contra de sus pueblos, antes las cuales la respuesta de las direcciones obreras y campesinas era prácticamente testimonial
En Argentina es electo Carlos Menen, un demagogo que cobijado bajo el Partido Justicialista (peronista) se enfrasco en una batalla permanente en contra de la clase obrera argentina, que pagó un duro precio para sacar de la crisis económica a su país.
La crisis de los gobiernos de la “transición” estallaba en uno y en otro lugar, en muchos casos demagogos de derechas como el ecuatoriano Abldala Bucaram, arribaban al poder, solo para someterse aún más a los dictados del FMI.
Bolivia era un caso particular, la beligerancia de la Central Obrera Boliviana (COB), mantenía al régimen una y otra vez al borde del colapso. La única la razón por la cual la COB no tomo el poder en aquel periodo fue porque dentro de su dirección nunca se estableció una estrategia seria para tomarlo.
En México, el populismo de derechas de Carlos Salinas de Gortari termino estallando en una nueva crisis, que inició en 1994 con el levantamiento armado del EZLN , que continuo con el asesinato del candidato oficialista Luis Dolado Colosio y culmino a finales de ese año con una nueva crisis
La realidad era que a fuerza de derrotas las masas estaban perdiendo el miedo y es que cuando hacia atrás no tienes más que el abismo no hay de otra más que intentar avanzar.
Venezuela: el primer impulso
Y el primer golpe en la nueva fase de la revolución latinoamericana lo lanza Venezuela, que en 1998 elige como presidente a Hugo Chavez Frías, el mismo que había siglo indultado por Rafael Caldera en 1996 luego del fallido Golpe de Estado de 1992.
La llegada de Chavez fue a pesar de todo, de los medios de comunicación y del impulso de los oligarcas para evitar que un plebeyo de la más baja estirpe y ralea llegase a la presidencia. Impulsado por el gran apoyo popular impulsa una nueva constituyente al año siguiente y para el 2000 es nuevamente electo presidente ya en el marco de una nueva ley constitucional que aún sin ser de carácter socialista si marcaba una diferencia diametral con la lógica entreguista de todo el siglo XX. Así Venezuela arribaba al siglo XXI fon una burguesía políticamente derrotada y un movimiento de masas cada vez más confiado en su propia fuerza.
Hugo Rafael Chavez Frías / Foto: AFP
Ecuador: Una insurrección que arrastra al ejército
El siguiente capítulo de la revolución fue Ecuador, el marxista Jorge Martin asi pintaba el escenario los primeros días de los años 2000 “
“El año 2000 se inicia en Ecuador con un 62% de la población bajo el nivel de la pobreza, un 70% de los trabajadores desempleados o subempleados, una caída de la economía del 7.2% y una tasa de inflación del 70%. Ante esta situación el gobierno de Mahuad decide decretar la dolarización de la economía a una tasa de 25.000 sucres por dólar”
Las movilizaciones de campesinos y trabajadores generaron un efecto en el ejército, lo que llevó a una parte de ellos, dirigidos por Lucio Gutiérrez a sumarse a la protesta, al final el carácter espontaneo de la movilización y la absoluta incapacidad de la dirección que se formó, particularmente de Gutiérrez, llevaron al restablecimiento del orden burgués. No obstante, la situación no regresó al punto de partida. Un par de años después el propio Gutiérrez fue electo presidente de Ecuador, no obstante, terminó por pasarse del lado de la reacción aplicando una serie de medias draconianas con el pretexto de estabilizar la economía. El resultado fue que una nueva explosión social, para el 20 de abril de 2005 Gutiérrez se ve obligado a escapar de manera vergonzosa del país ante un nuevo estallido social.
La situación no se estabilizó sino hasta la elección de Rafael Correa a principios de 2007, el cual ha sido el único mandatario ecuatoriano que trató de ser fiel al espíritu de rebelión de las masas ecuatorianas de principios de siglo.
Rafael Correa / Foto: Radio Cubana
Bolivia: de la revolución a la elección
La ola revolucionaria también se extendió en Bolivia, donde la Central Obrera Boliviana llevaba décadas de desarrollar la única oposición real al régimen del oficialista Movimiento Nacional Revolucionario. Como hemos señalado la COB nunca se planteó como una opción real de poder, había un vació y poco a poco lo fue llenando el Movimiento Al Socialismo (MAS).
Como siempre ante la falta de iniciativa de los partidos y organizaciones del bando proletario, fue la reacción quién dio el primer paso para la debacle del régimen. El inminente proceso de entrega de los recursos naturales bolivianos, particularmente gas, desataron una serie de bloqueos, nuevamente encabezados por la COB y la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, El gobierno intento parar las protestas por medio de la represión, decenas de trabajadores fueron asesinados para parar la lucha, la respuesta fue una verdadera insurrección con elementos de doble poder en ciudades como El Alto
Ante esta situación el presidente proyanqui Sanchez de Lozada, es obligado a dimitir, generándose un gobierno interino, nuevamente la COB no encara la tarea de construir un poder obrero alternativo pese a tener todas las condiciones para ello, lo que permite estabilizarse al gobierno provisional resultante de la crisis.
El Movimiento al Socialismo, si bien había jugado un papel trascendente en las movilizaciones si tenía la intención de contender electoralmente y poco a poco en medio del vacío que hemos señalado fue adoptando un perfil político que fue visto por las masas como una alternativa, así fue surgiendo la figura de Evo Morales, activista de los trabajadores que se dedican al cultivo de coca.
A principios de enero de 2006 Morales toma posesión como presidente de Bolivia, ante un movimiento de masas capaz de derrocar a cuanto gobierno de le pusieran enfrente pero también pleno de confianza en que Morales y el Mas realizarían no que la COB no se atrevió a realizar.
Si hemos puesto énfasis en Venezuela, Ecuador y Bolivia es porque en estos países la burguesía sufrió una derrota política contundente luego de años y años de luchas, aun a pesar de que los gobiernos emanados de estas luchas nunca cuestionaron las relaciones de producción capitalistas y más bien de avocaron a convivir con ellas era evidente que , producto de la lucha de clases, tenían una posición de franca venta he de frente a la oligarquía , que por primera vez, se miraba ajena al poder presidencial.
Casos distintos son los de Argentina y Brasil, los cuales si bien se encierran en el contexto de la oleada revolucionaria latinoamericana no representan una ruptura seria con el régimen como la que representaban los regímenes antes citados.
Evo Morales / Foto: EFE
Argentina; que se vayan todos
Como habíamos señalado la entrada al gobierno de Carlos Menen llevó al estado argentino a una nueva crisis a pesar de la política de recortes prometía que era el precio a pagar para que no hubiera más crisis.
La necesidad de mantener una política de paridad cambiaría forzó a un endeudamiento cada vez más insostenible, los escacez de dólares y la fuga de capitales llevo al colapso de la economía argentina, el 2 de diciembre de 2001 se decretó la retención de todas las cuentas en dólares de los ciudadanos argentinos, el corralito, la desesperación cundió y el gobierno no tuvo más respuesta al pueblo que la represión, el 19 de diciembre, como en las dictaduras militares el gobierno de De la Rúa impuso el estado de sitio, la respuesta fue una masiva movilización hacia las sedes de gobierno, parecía la revolución. En unas horas, luego de desesperados intentos por sostenerse De la Rúa renuncia.
Las masas no dejaron la lucha por ello, durante los siguientes meses la inestabilidad llevo a la renuncia de los interinos, sólo fue hasta el 2002 cuando, en medio de un repudio generalizado al candidato Carlos Menen, es electo casi por casualidad Néstor Kirchner, un representante de la izquierda peronista, antiguo gobernador de la provincia de Santa Cruz.
Kirchner no era un representante del proletariado, pero parecía como opositor dentro del justicialismo, una vaga alternativa, pero al fin alternativa al régimen establecido, así comenzaba el mandato Néstor Kirchner, consciente de que para preservar al régimen tendría que hacer concesiones a las masas y por otro lado bajo una enorme presión de la oligarquía argentina, acostumbrada a tratar como empleado al jefe del ejecutivo.
Cristina Kirchner y Nestor Kirchner / Foto: Redes
Brasil; el momento del PT
El siglo comenzaba en Brasil de manera similar al argentino, con la diferencia que el Estado Brasileño había soportado medianamente bien la sucesión de gobiernos neoliberales y corruptos, Fernando Henrique Cardoso prometía luchar contra la corrupción al mismo tiempo que establecía la misma receta de privatizaciones y recortes que se aplicaba en el resto del continente.
Lula y el Partido del Trabajo ganaron la elección de octubre de 2002 con lo que iniciaron gestión los primeros días de enero de 2003, a diferencia del caso de Néstor Kirchner, del cual todos aseguraban que su gobierno sería cuestión de días o cuando mucho de meses, Lula llegaba con enormes expectativas por parte de las masas.
Prácticamente no había en América Latina un país estable a comienzos de este siglo, el empuje de las masas estaba en franco enfrentamiento con las oligarquías locales que, en su carácter de socias principales del imperialismo defendían a capa y espada las políticas de privatizaciones, apertura comercial recortes sociales y eliminación de conquistas de las masas.
Las luchas que en muchos casos significaron verdaderas insurrecciones pero que en su mayoría decantaron en procesos electorales llevaron a los distintos gobiernos, que se proponían un rumbo distinto, algunos como en el caso de Chávez, hablaban de una revolución. De cualquier modo, la burguesía estaba a la defensiva.
Dilma Rousseff, Lula Da Silva y Michel Temer / Foto: Redes
El golpe de estado en Venezuela.
Sin duda la crisis de finales de siglo XX generó un debilitamiento en las formas tradicionales de dominación del imperialismo, había pasado una década de la caída del estalinismo, se suponía que el capital había triunfado pero ante lo que nos enfrentábamos era a otras crisis más y mientras que las grandes compañías llegan a cifras de ganancias record se pedía a las masas nuevos sacrificios en el nombre del futuro:
Como decía José Emilio Pacheco:
A los veinte años nos dijeron: “Hay
que sacrificarse por el mañana”.
Y ofrendamos la vida en el altar
del dios que nunca llega.
Me gustaría encontrarme ya al final
con los viejos maestros de aquel tiempo.
Tendrían que decirme si de verdad
todo este horror de ahora era el mañana.”
La revolución seguía su propio sendero, difícil, contradictorio, pero nadie con más autoridad que el propio imperialismo para reconocer el peligro que representaba, por eso desde el primer momento apuntó todos sus esfuerzos para enfrentarla, en un principio lo hizo por medios clásicos.
En Venezuela, si bien Chavez no había avanzado más allá de la aprobación de una constitución de corte nacionalista y de destinar buena parte de la renta petrolera a paliar un poco de la pobreza de las masas, estaba claro que no seguía la agenda de la oligarquía, ante ellos se recurrió al boicot económico, al sabotaje mediático y a la preparación descarada de un golpe de estado.
Como un trabajo de preparación, también ensayado en Chile allá por 1973, se realizó un paro organizado por la patronal que culmino en una manifestación reaccionaria el día 11 de abril del 2002, al final de cual Chavez es detenido e incomunicado.
Inéditamente se anuncia que ha renunciado y se convoca a un gobierno interino cuyas primeras medidas consistían en suspender la constitución del 99.
Los acontecimientos se sucedieron de manera vertiginosa, de pronto oleadas de cientos de miles de trabajadores y sus familias, provenientes de los barrios más pobres de la ciudad rodearon las sedes de gobierno paralizándolo.
Una parte del ejército, consciente de que la situación era insostenible decide liberar a Chávez que retorna al poder el 14 de abril. En ese momento al poder del capitalismo en Venezuela no lo sostenía nadie, la patronal venezolana cuyo dirigente , Pedro Carmona, se había erigido como presidente provisional, estaba en fuga como un delincuente cualquiera.
El imperialismo buscaba una “toma del palacio de la moneda” y se encontró con una “playa girón”. En Cuba la respuesta a la intentona fue la declaración del carácter socialista de la revolución y el avance del proceso en dirección de la eliminación del capitalismo, lamentablemente en Venezuela se trató a la gran burguesía una delicadeza inexplicable. Es cierto que Chávez a partir de entonces se proclamó socialista y al mismo tiempo profundizo sus programas de apoyo al pueblo y organización social , las llamadas Misiones, pero no fue más allá, si bien hubo expropiaciones, las principales palancas de la economía venezolana continuaron estando en manos de la oligarquía, la cual utilizó ese poder para continuar con su guerra económica en contra del régimen chavista, no obstante la coyuntura de los precios internacionales del petróleo le permitieron a Chavez continuar con su socialismo de consumo y en general permitieron proporcionar a las masas una reducción real de la pobreza.
Una política de asistencia o de trasformación revolucionaria
De 2002 a 2010 la pobreza pasó de casi 50% a menos del 30%, para el 2005 se había oficialmente erradicado el analfabetismo. El número de estudiantes universitarios paso de 700 mil a dos millones. Durante la gestión de Chavez se entregaron un millón de viviendas, se crearon más de 500 unidades hospitalarias entre otras cosas, el problema era que el capitalismo seguía ahí.
Es casi una ley que cuando se incrementa el nivel de vida de las masas crece la demanda por bienes de consumo, en una sociedad capitalista esto lleva a la burguesía a invertir para satisfacer el creciente mercado. En unas sociedades socialistas el sistema democrático debe llevar a orientar la producción a satisfacer esas crecientes necesidades por medio del desarrollo de unidades productivas bajo la forma de cooperativas y empresas estatales bajo el control obrero, pare ello se necesitan dos cosas
1.- Que la burguesía no pueda decidir ni sobre el crédito ni sobre las inversiones
2.- Que haya u control absoluto del estado socialista sobre el comercio exterior
3.- Que el poder lo tengan los trabajadores con organismos de poder popular real
El gobierno Chavez no expropio a la burguesía, ni a la banca, se basó en los altos precios del petróleo para importar bienes de consumo, esto generó una situación a la larga insostenible. Una fuerte inversión productiva a la larga es mejor que la inmediatez de la importación, esto por supuesto requiere cerrar un circuito de producción, circulación distribución y consumo en donde el estado revolucionario se asegure de crear un circulo virtuoso, acumulación ampliada en términos económicos. Esto no sucedía con el simple consumo de la renta petrolera.
De momento al régimen de Chavez de servía para ampliar la situación de pobreza en la que vivía su pueblo, incluso se hablaba del socialismo del siglo XXI. En el proceso, a golpe de ataques de la reacción, Chavez se convencía de que el capitalismo no era la salida, había creado un partido socialista unificado, una buena parte de las masas habían tomado la tierra, múltiples empresas estaban bajo control obrero, pero ni los obreros ni los campesinos tenían el control de la situación. La asfixiante burocracia siempre se interponía. Chavez una y otra vez trataba de darle salida a los impulsos revolucionarios de las masas, pero el golpe definitivo a la burguesía no llegaba y a Chavez el tiempo se le acababa.
Bolivia: “el desarrollo estabilizador”
El otro proceso que se sumaba de manera bastante promisoria para las masa trabajadoras de América Latina, por el carácter de clase del proceso y porque se hacía bajo la égida de un partido que se decía socialista, era el caso de Bolivia.
En este caso, a diferencia del caso venezolano Bolivia había sido absolutamente depredada por una serie de gobiernos ultra reaccionarios que habían sumido a las masas bolivianas en la peor situación de todo el subcontinente.
La toma del control de los hidrocarburos y los recursos minerales eran algo absolutamente imprescindible aun dentro de los marcos del capitalismo para tener la esperanza de un cierto desarrollo independiente, por decirlo de otro modo Bolivia estaba haciendo a principios del 2000 lo que México había hecho con la expropiación petrolera de 1938.
Efectivamente el control de los hidrocarburos y los minerales le permitió al estado boliviano los recursos para crear una infraestructura básica, hasta cierto punto puntal para la creación de un mercado interno más integrado. Por supuesto a una parte de la burguesía esto no le venía mal en un país de tan difícil orografía.
Los ingresos al erario producto de los recursos energéticos pasaron de 9.5 en 2005 a 35.6% en 2012. En el mismo periodo la inversión pública paso de 6.7 a 13.4%. generalmente destinada a la infraestructura ya a la inversión productiva, el estado en este caso participaba como capitalista principal en un proceso de acumulación que no destruían sino creaba una nueva clase de burguesía.
En Bolivia tenemos pues a una vieja oligarquía derrotada políticamente limitada en lo económico, pero no eliminada, tan es así que en cuanto le ha sido posible ha impulsado intentonas reaccionarias. Por otro lado, tenemos a una nueva burguesía que e crece a expensas del estado y que como suele suceder empezará a reclamar poder político en cuanto tenga la adquiera confianza de sí misma, como sucedió también en México.
El desarrollo de las fuerzas productivas en Bolivia es un acontecimiento enteramente progresista, no obstante, esto en los marcos del capitalismo se ha desarrollo una serie de contradicciones sociales, surge una clase obrera renovada y que aún es de las más pobres de América.
La burguesía es burguesía al fin, aunque sea aymara.
Ecuador; la revolución ciudadana
Correa llegó al poder con un país exhausto, las masas trabajadoras y campesinas no habían dejado de movilizarse en contra de gobiernos que llegaban pregonando ser “los amigos del pueblo” pero que, todavía no se acomodaban en la silla presidencial cuando ya se estaban lanzando en contra de quién voto por ellos con políticas de recortes, privatizaciones y demás ataques, como fue el caso del tristemente célebre Lucio Gutiérrez.
Cuando termino el último periodo de Correa, este podría presumir de haber mantenido un crecimiento económico promedio del 4%, de incrementar a más del doble el salario mínimo, y de sacar de la pobreza a 2 millones de personas y por supuesto una fuerte inversión en educación, todo esto por supuesto está muy bien, no obstante, ¿ se generaron las bases suficientes para una transformación que volviera permanentes estos avances?
La respuesta es no.
Ecuador no tiene moneda propia, desde principios de siglo su moneda también es el dólar, eso le supone una incapacidad para emplear el tipo de cambio como mecanismo para estimular las exportaciones. El mecanismo de Correa para allegarse de recursos para la inversión pública fue el ingreso por los altos precios del petróleo, especialmente durante la primera parte de su mandato y el endeudamiento con países como China.
El fortalecimiento del dólar durante los últimos años trajo consigo un encarecimiento de las exportaciones, un laste que forzó también al endeudamiento externo para mantener el ritmo de la política asistencialista.
Correa baso el poder de su mandato en el hartazgo a los partidos tradicionales, la movilización social que ello implicaba no se orientó a la construcción de sindicatos o partidos políticos de izquierda, sino en vincular los distintos sectores con el gobierno, sin intermediarios, obviamente esto significó un desdén de los partidos y organizaciones de base, muchos de los cuales habían impulsado su llegada al gobierno. La consecuencia de esto es que una vez que Correa abandonó las riendas del estado no hubo modo de evitar que el nuevo jefe del ejecutivo empleara todo el aparato fortalecido por Correa para aislarlo y casi proscribirlo.
La política que Correa Impulso no fue la que la oligarquía ecuatoriana deseaba, pero tal vez era la única posible si se quería evitar una irrupción revolucionaria como la que durante los años previos a su mandato se gestaba. Hubo distintos desencuentros que culminaron con un intento de golpe de estado en el 2010, no obstante, ahora, especialmente después de ya casi dos años de su salida podemos decir que el gobierno de Lenin Moreno, el cual Correa mismo apadrino ha destruido casi todo su legado.
Brasil, el gran desencanto
Lula entro al gobierno con un amplio apoyo popular basado en un partido obrero, el PT, no se trataba como en casi todos los casos latinoamericanos del resultado de una carambola entre políticos burgueses progresistas (Correa, Kirchner) o direcciones emergentes como la de Evo o Chávez, el PT era una construcción política emanada de la lucha contra la dictadura, si bien su acercamiento al poder lo había llevado a pacto tras pacto, para ese 2003, aún seguía siendo para las masas , la posibilidad de un cambio a l margen de las políticas oligarcas de siempre.
Lula decidió gestionar el capitalismo e implementar una política franca similar a la de sus antecesores inmediatos, aunque con un ligero barniz de política asistencialista, nuevamente los altos precios del petróleo fueron el mecanismo de financiamiento de la misma. No obstante todo el conjunto de la actividad del gobierno se orientó a satisfacer las demandas del capital financiero, con la emisión de paquetes de deuda a altas tasas de interés, garantizando así grandes ganancias acosta de las finanzas del estado. Una locura si lo vemos desde el punto de vista de los trabajadores, porque la mayor extracción de impuestos y de otras fuentes de riqueza solo servía para tratar de llenar las arcas de los tendedores de los bonos de deuda del estado.
Lula reformó el sistema de pensiones en el sentido de incrementar la edad de jubilación y las aportaciones de los trabajadores, colocó a prominentes representantes de la oligarquía en puestos claves del manejo de la economía gubernamental, en suma, sentó las bases de un estallido. Mientras hubo mecanismos para mantener la política asistencialista estos elementos en vez de estallar en crisis se fueron más bien acumulando.
La burguesía por supuesto seguía varias vías de acción, por un lado, pedía más y más pruebas de la fidelidad de Lula en los mercados, por el otro ofrece posibles ventajas materiales para el y para toda una capa de militantes del PT “¿Por qué no, yo también tengo derecho a vivir bien?”, así se fue tejiendo en torno al gobierno de Lula y después del Dilma una red de corrupción. Por supuesto cuando el desgaste fue suficiente la propia burguesía no dudo en acusar al régimen y a los dirigentes del PT de ser unos corruptos impresentables
Como un limón exprimieron a Lula, lo utilizaron para realizar su programa, lo desgastaron haciéndolo gastar su capital político haciendo el trabajo sucio, para después, cuando ya no les fue útil, tirarlo al cesto de la basura.
Los efectos en el PT han sido desastrosos, de hecho, en la reciente campaña donde la derecha era complicado por parte del aspirante petista argumentar como ahora si el PT iba realizar algo que por más de 10 años relegó. El ascenso de la extrema derecha se explica en gran medida por la crisis capitalista, pero también por el hecho de que la alternativa de izquierda de masas esta indeleblemente identificada con esta política de ataques que utilizó la burguesía para sortear todos estos años.
Argentina. La tregua kichnnerista
Néstor Kirchner y su esposa llegaron al gobierno de argentina producto de una carambola, formaban parte de un sector de la burguesía consiente de que por el camino que se seguía el régimen ya no podría soportar una crisis más, no obstante, su llegada también fue subproducto de un estallido con tintes revolucionarios. El camino que los Kirchner siguieron fue intentar ponerle un cierto freno a la vorágine de acumulación capitalista, realizando al mismo tiempo una serie de concesiones a los trabajadores, una política de balanceo entre clases. El hecho en sí mismo no tiene mucho de revolucionario, no obstante para la oligarquía argentina constituía toda una falta de respeto y ello significo una permanente golpeteo de los organismos patronales a los kichnner que incluso hoy en día no se detiene.
En una lógica inusitada, la argentina de los Kirchner vivió una época de constantes estímulos al consumo, ya sea por la vía de aumentos salariales y por la vía de diversificación de subsidios, no obstante un par de pecados capitales los cuales la burguesía no perdona fueron las tasas impositivas a las exportaciones, que pasaron de 23,5% al 35% durante el mandato de Néstor, para pasar al umbral del 44% en la época de Cristina. Otro fue la cuestión de la deuda publica la cual pasó del 166% del PIB al 74%, como todos sabemos la deuda es un negocio, la burguesía vive también de cobrar intereses al estado, reducirla para ellos es restarles fuentes de ingresos. Por supuesto no puede pasarse de lado el conflicto con el Clarín, vocero de la oligarquía.
Por supuesto estas policías generaron inflación dado que se recurrió al viejo truco de imprimir dinero para cubrir los déficit, y a la larga mucho de lo que se ganó con los impuestos a la oligarquía agropecuaria se fue perdiendo. Como sea argentina mantenía un ritmo de crecimiento basado en el estímulo al consumo, que representa cerca del 70% del PIB.
La economía argentina es como una persona vieja que requiere un tanque de oxígeno, Macri quitó impuestos a los ricos y elimino becas y apoyos a las masas, con lo que aumento los beneficios a la oligarquía y al mismo tiempo ahorcó el mercado interno, dicho en otras palabras le quitó el tanque de oxigeno, receta acabada para un nuevo colapso.
El imperio
A principios de siglo América Latina vivía una revolución, uno de los factores que jugaron su papel para permitir que tuviera cierto desarrollo autónomo fue el debilitamiento del imperialismo. También en los sesentas y setentas hubo una efervescencia popular en américa latina, no obstante es esa ocasión el escenario se resolvió con el establecimiento de feroces dictaduras militares y guerras sucias que aniquilaron a decenas de miles de los mejores hombres y mujeres de la clase obrera latinoamericana. No obstante, el movimiento resurgió tal vez políticamente menos claro que la generación anterior pero mucho más grande, el regreso a la “democracia” se debió a que el potencial para un nuevo estallido era cada vez más importante.
Fueron aproximadamente dos décadas en las cuales a rajatabla se aplicaron las políticas que Washington decidía, no obstante en los mismos estados unidos las cosas estaban cambiando, el atentado del 11 de septiembre, generaba un escenario diverso, toda la atención se dirigió hacia medio oriente y pese a que lo intento , no logro frenar el ímpetu revolucionario y así ante la mirada del imperialismo Venezuela resistió un golpe de estado, en ecuador fracaso una intentona unos años después.
El imperialismo norteamericano tuvo que esperar a que estos gobiernos, que digamos no le simpatizaban, entraran en crisis producto de sus propias contradicciones, para reactivar sus planes de restauración.
Los años han pasado y los tiempos que los norteamericanos hacían y deshacían en américa latina han pasado, ha surgido un nuevo jugador el cual está pisando fuerte, De 2005 la inversión en la región paso de menos de 50 mil millones de dólares a cerca de 230 mil millones. El 15 % del total de la inversión extranjera directa es ya china, siendo Brasil, argentina y pero los principales receptores.
“Un informe de CEPAL del año 2015 reportaba que China se ha convertido en el segundo proveedor de productos de importación y tercer destino de sus exportaciones, principalmente materias primas”.(https://iqlatino.org/2017/tendencias-china-america-latina/)
El tamaño de la intervención es los gobiernos tanto de Obama como de Trump, han intentado construir un bloque anti chino en la región, aunque a decir verdad a estas alturas es ya imposible detener un proceso tan avanzado. China participa y reclamará su parte en la definición de asuntos regionales, este factor sin duda es ya un elemento en Venezuela , por ejemplo.
No hay que hacerse ilusiones, el imperialismo es antes que nada un fenómeno económico y China no arriba para defender a los latinoamericanos de los estados unidos, sino a reclamar una parte del pastel.
Caricatura Tío Sam / Redes
Todo lo sólido se desvanece en el aire
Una vez que el progresismo le sacó lasa castañas del fuego a la oligarquía esta ha tomado confianza de si misma y ha comenzado una nueva contraofensiva, se trata de una situación momentánea, pero luego de una década de intentos de conciliación de clase, de no combatir a la oligarquía sino de estar sistemáticamente consintiéndola, los motivos para que las masas se vuelquen en favor del progresismo no son muchos.
En Brasil Dilma Rouseff ni siquiera pudo terminar su mandato, no solo eso la arremetida llegó al extremos del encarcelamiento de Lula y para colmo la extrema derecha comienza una gestión retando abiertamente a los trabajadores y sus partidos.
La clase obrera brasileña es la más grande del subcontinente, y si bien vive un desconcierto momentáneo debido a las traiciones del PT, es seguro que reaccionará ante las amenazas que se avecinan. Los brasileños ya saben lo que es derrocar a un presidente, así que su elección, si es un golpe, pero habrá respuesta.
En Argentina Mauricio Macri se ha encargado de destruir en tres años, la tregua de la era Kirchner, la crisis se torna irrefrenable y el estado de endeuda hasta las nubes, un nuevo estallido se prepara con consecuencias más allá de cualquier pronóstico.
En ecuador Correa es un prófugo de la justicia, no obstante, se necesitará relativamente poco para que Lenin Moreno caiga en desgracia, las tradiciones insurreccionales ecuatorianas regresarán.
Bolivia es un caso distinto, el relativamente bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas permitió que con los recursos de la extracción de recursos minerales hubiese un desarrollo sostenido, no obstante esto supone un problema, el surgimiento de nuevas fuerzas sociales, obreros, nuevos capitalistas, en suma nuevos conflictos de clase que pondrán a prueba al gobierno de Evo Morales.
A la fecha, en América Latina, ha quedado demostrado que un gobierno que surge de un proceso revolucionario no puede limitarse a gestionar el capitalismo, este tienes sus propias reglas y solo rompiendo con él es posible construir algo acorde a las aspiraciones de las masas
Más aún cuando no se intenta tocar a la oligarquía, cuya fuerza económica y su poder sobre el estado es tal que incluso sin tener el gobierno puede ejercer el poder real.
A la fecha, al margen del triunfo electoral de Andrés Manuel López obrador en México, la mayor parte de los gobiernos que surgieron de la oleada revolucionaria de principios de siglo han cedido su lugar a nuevos testaferros de la oligarquía, el caso de Venezuela es un poco peculiar, ya que luego de la muerte de Hugo Chávez la sucesión de concesiones del gobierno de Maduro y la coacción en contra de toda la iniciativa de las masas ha provocado el peor escenario posible, todos los males del capitalismo junto con todos los males de un régimen burocrático. Tan solo el hecho de que aún está fresca la memoria de Hugo Chávez y que la mayor parte de la población trabajadora conoce a la oligarquía y repudia a sus representantes políticos ha impedido que el régimen caiga, pero la situación no se puede prolongar indefinidamente y más aún con la llegada de un gobierno de extrema derecha a Brasil.
En los demás países luego de la retirada de los gobiernos surgidos de la ola revolucionaria, se ha establecido políticas que han minado las bases de la estabilidad política y es muy posible que se combinen todo tipo de procesos, no obstante todo apunta que es imposible un gobierno burgués estable en América latina.
Los regímenes como el de Correa o los Kichnner pueden regresar, pero las masas no tendrán la misma paciencia, las posibilidades de cambios bruscos y virajes hacia salidas más radicales se verán muy seguido.
Tan solo la ausencia de una dirección auténticamente revolucionaria impide que el proceso derive en una revolución socialista en toda la línea.
No obstante, el capitalismo se pudre, toda la sinrazón, la barbarie y la crueldad de la que es capaz el ser humano renace en medio de la debacle humanitaria que significa el sostenimiento del capitalismo. Urge que se fortalezcan nuevas direcciones auténticamente revolucionarias antes que la corrupción socia siga carcomiendo pueblos y ciudades.
No es cierto que haya un giro a la derecha, lo que hay es una gran desolación respecto de gobiernos que las masa consideraban suyos, la nueva oleada estará dotada de un contenido más crítico y ello restará el margen para nuevas fases de convivencia.
Mariátegui decía que la revolución en América latina será creación heroica, y es cierto y más aún con los dirigentes que le ha tocado y que en la mayoría de los casos no ha estado a la altura de las circunstancias.
Un programa anticapitalista debe abrirse paso, y ese programa tiene que proponer no una convivencia, no un acuerdo con la oligarquía sino su combate frontal.
Lamentablemente vendrás derrotas, también vitorias, flujos y reflujos, no importa cuánto tiempo se necesite, solo hay dos alternativas: el socialismo con una Federación Socialista de las Américas o el caos.
La victoria de Bolsonaro es la demostración del colapso político del régimen de la “Nova República” y del pacto social efectuado con la Constitución de 1988. Es también la demostración del colapso de la “Democracia” para enormes sectores de las masas, además, la mayoría (electores de Bolsonaro, votos blancos, nulos y la abstención) dejó claro que poco le importa “esta democracia”, e ignoró los llamamientos de Haddad / PT y otros, para “defender la democracia”, que sólo han hecho hasta ahora empeorar sus vidas y ampliar su sufrimiento y la angustia permanentemente.
Una nueva situación política se abre con un salto de calidad en la coyuntura que se desarrolla desde el inicio del desmoronamiento del régimen político podrido brasileño. Los “viejos” partidos y políticos conocidos como la expresión del sistema, fueron barridos. Como la Esquerda Marxista siempre afirmó, la política de la “Operación Lava-Chato”, gestada en el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, tenía el alma de la operación “Manos Limpias” de Italia, es decir, permitir remover partidos y políticos odiados por las masas para intentar salvar las instituciones amenazadas. Que lo “nuevo” sea sólo la reencarnación de lo “viejo” también es propio de la historia hasta que la revolución venga y limpie torrencialmente los establos de la sociedad.
El final de la época de la política (reaccionaria, evidentemente) de colaboración de clases y alianzas entre el PT y los partidos burgueses, con la profundización de la crisis del capitalismo nacional e internacionalmente, se expresa ahora en un gobierno que está ostensiblemente contra toda colaboración y de ataque a la clase trabajadora. Un gobierno que se dibuja como ultraliberal, es decir, de siervo descarado de los intereses del capital financiero imperialista y que sólo puede gobernar buscando constituirse como un gobierno bonapartista “por encima de las clases” basado en la represión, enmascarada o no por acciones del poder judicial. Hasta dónde este gobierno puede ir en este sentido y cumplir sus objetivos dependerá ante todo de la lucha de clases, de la clase obrera en especial, y de la política de sus dirigentes.
Bolsonaro es el subproducto de la crisis política, económica y social que se arrastra desde hace años. La responsabilidad por ello es totalmente de Lula y de la dirección del PT, que durante 13 años gobernaron traicionando las esperanzas y el apoyo que recibieron de millones de brasileños para cambiar este país.
El trabajo sistemático de Lula y de la dirección del PT, con su política de alianzas con la burguesía y gobernando para el capital, para destruir la conciencia de clase de las masas trabajadoras que llevaron al Partido de los Trabajadores y las banderas rojas a la presidencia de la República, tuvo como resultado la entrega de millones de desesperados de la pequeña burguesía, de desempleados, de trabajadores desorganizados, de jóvenes sin futuro, a los brazos de un aventurero sin escrúpulos y su séquito de ultrarreacionarios, fascistas, latifundistas cazadores de Sin Tierra e indígenas, y de comerciantes arruinados; a los brazos de un aventurero demagogo de derecha candidato a Bonaparte, que pretende supuestamente gobernar por ¡”Brasil por encima de todo, y con Dios por encima de todos”!
Bolsonaro venció en las elecciones con 57.797.847 votos (39,24% del total de votantes). Haddad tuvo 47.040.906 votos (31,93% del total de votantes.). Blancos, nulos y abstenciones sumaron más de 42 millones de electores. Políticamente esto significa que 89,5 millones de electores (60,76%) no se sienten representados por el ganador en la elección más polarizada en décadas. Estas cifras muestran que hay una enorme base para un trabajo de resistencia y de enfrentamiento al gobierno que se constituye.
En la declaración de la Esquerda Marxista después del primer turno, además de afirmar la orientación de voto a Haddad en el segundo turno, sin ningún apoyo a su programa y política, sino para barrer a Bolsonaro – constatamos: “Con estos resultados [del primer turno] y la ampliación de la polarización política, una nueva situación se abrió en Brasil”. Ahora, con la victoria de Bolsonaro la situación política da un salto. El próximo período será de ataques durísimos contra todas las conquistas proletarias, de ataques a las libertades democráticas, y de un oscurantismo cultural y religioso dominando las acciones del gobierno, todo al servicio del capital financiero internacional y sus socios menores brasileños. La tarea fundamental de los comunistas es ayudar a organizar la resistencia, la unidad de los trabajadores y de la juventud y, en este combate construir la organización revolucionaria marxista, la Esquerda Marxista.
Concentración contra Bolsonaro en Brasilia / Imagen: fair use
Intención y realidad
Bolsonaro, el 21/10, declaró a sus partidarios en la Av. Paulista: “Bandidos del MST [Movimiento campesinos sin tierra], bandidos del MTST [Movimiento sin techo], las acciones de ustedes serán tipificadas como terrorismo. Ustedes no llevarán más el terror al campo o la ciudad”, y “Esa panda [los marginales rojos], si quieren quedarse aquí, van a tener que ponerse bajo la ley de todos nosotros. O se van para fuera o van a la cárcel”. En la primera transmisión por internet dirigida a sus seguidores, después del escrutinio, dijo: “No podemos continuar más tiempo flirteando con el socialismo, con el comunismo y con el populismo, y con el extremismo de la izquierda”. En la declaración “oficial” para la prensa, Bolsonaro leyó un texto afirmando: “Hago de ustedes mis testigos, de que este gobierno será un defensor de la Constitución, de la Democracia y de la Libertad” y que “La libertad es un principio fundamental de la Constitución: libertad de ir y venir, de andar por las calles; libertad de emprender; libertad política; libertad de tener opinión; libertad religiosa; libertad de hacer elecciones y ser respetado por ellas. Este es un país de todos nosotros, brasileños natos o de corazón. Un Brasil de diversas opiniones, colores y orientaciones”.
En el primer discurso por internet reafirmó lo que leyó y tenía en las manos un ejemplar de la Constitución. En otro momento participó de una oración, junto con su equipo, agradeciendo a Dios por su victoria. Es un esfuerzo por mostrarse “por encima de todos” y de que es a Dios a quien rinde cuentas y no al mundo de los hombres.
Toda su actitud es de por un lado afirmarse como el Bonaparte gobernante a quien todos deben obediencia y por otro calmar a la burguesía que teme que él provoque un incendio social. Pero sus declaraciones directas a sus seguidores demuestran que él sabe que no tiene en sus manos un partido militante homogéneo políticamente, una fuerza fascista o paramilitar capaz de desencadenar un terror contra los trabajadores y sus organizaciones. Él intenta construirlo, pero todavía está lejos del objetivo. Sus partidarios incluyen grupos fascistas insignificantes, grupos insignificantes desesperados y alentados por su campaña, pero que no tienen fuerza social de combate como partido fascista.
Por eso estará obligado a intentar usar las palancas represivas del aparato de Estado (Policía, Judicial, etc.) para disciplinar a las masas. Este mediocre e ignorante ex-militar habla y actúa, piensa como un policía que pretende acabar con la lucha de clases por medios policiales. Esto es imposible de realizar. En la actual situación internacional esa política va a encontrar una enorme e invencible resistencia y aunque él consiga avanzar al final del combate será vencido, hundido en la crisis económica en un país semicolonial y enfrentado al odio creciente de las masas, incluso de gran parte de sus actuales electores.
Su programa de campaña fue: “Contra todos los viejos y corruptos partidos y contra todo este sistema podrido”. Pero, de hecho, él forma parte del sistema y es una operación destinada a salvar al sistema capitalista y profundizar la explotación. Lo que en el capitalismo en crisis significa también más corrupción.
“Llevar a todos los bandidos a la cárcel y asegurar que la población sea armada para defenderse”. Imposible que la burguesía en la época de decadencia de su sistema social, en que el sufrimiento de las masas sólo aumenta, pueda permitir el armamento general de la población. En los Estados Unidos, la casi totalidad de la burguesía lucha desde hace años para liquidar el derecho de armamento general de la población conquistado en los años revolucionarios de constitución de aquel país. Y obviamente no hay como enviar a todos los bandidos a la cárcel, pues el capitalismo es una fábrica pujante de creación de pandillas y bandidos de todo tipo. Sólo el fin del capitalismo puede resolverlo.
“Voy a hacer de Brasil una nación fuerte y rica económicamente disminuyendo el tamaño del Estado, vendiendo empresas estatales, abriendo Brasil para los inversores internacionales, voy a acabar con el desempleo creando la cartera de trabajo verde y amarilla y reformando la Previsión social”. La traducción de esta política es, por orden, recortes y privatización de los servicios públicos, privatizaciones de patrimonio público para multinacionales y amigos, entrega de todas las riquezas naturales y de la clase obrera a las manos de las multinacionales y especuladores, destrucción de las conquistas laborales progresivamente y destrucción de la Seguridad Social con su transformación en Fondos de Pensión privados. Este programa es una receta clásica de lucha de clases y de furia de la clase trabajadora.
Este es un programa en parte imposible de realizar en el capitalismo y en parte causante de una tragedia social aún mayor. Es de conjunto un programa para aislarse y lanzar a sus propios electores contra él en muy poco tiempo. Al mismo tiempo el candidato a Bonaparte llega al gobierno en una situación de crisis económica que no tiene manera de resolver y que va a provocar una explosión de luchas. Muy rápidamente la vanguardia consciente de la clase trabajadora y de la juventud se rearmará para gritar a plenos pulmones, en las calles, en las fábricas, en las escuelas y lugares de trabajo: Fuera Bolsonaro. Abajo el gobierno reaccionario. Por un Gobierno de los Trabajadores.
Perspectivas del gobierno Bolsonaro
El capitalismo, en su fase de decadencia, es incapaz de mantener la democracia que la burguesía desarrolló en su período de ascenso. En la época del imperialismo, en que revolución y contrarrevolución se enfrentan permanentemente, la “democracia” es cada vez más una farsa y el Estado cada vez más está obligado a aparecer como lo que verdaderamente es: una banda de hombres armados para defender la propiedad privada de los medios de producción y los privilegios de una clase explotadora minoritaria. La fachada legal de la represión y ataques contra las libertades democráticas arrancadas por el proletariado es cada vez más la aplicación selectiva de las leyes. Y su instrumento, el poder judicial, cada vez más se arroga el derecho de decidir sobre todo, de legislar y ejecutar, en un intento, de hecho, de gobernar para salvar al Estado que es incapaz de mantenerse por medios “democráticos normales”.
Bolsonaro, el demagogo aventurero de derecha, anticomunista declarado, que logró surfear en la desmoralización del sistema y de los partidos tradicionales, profundizará el carácter bonapartista del aparato de Estado.El bonapartismo se caracteriza por ser un tipo de gobierno autoritario, de ataques a las libertades democráticas, basado en una figura que representa la “encarnación de la nación” y que intenta colocarse encima de las clases para salvar a la clase dominante. Trotsky lo describió de la siguiente manera: “Un régimen que indica que los antagonismos dentro de la sociedad se han vuelto tan grandes que la maquinaria del Estado, para regular y ordenar estos antagonismos, mientras permanece como un instrumento de los dueños de la propiedad, asume una cierta independencia en relación a todas las clases. El régimen bonapartista sólo puede alcanzar un carácter comparativamente estable y duradero en el caso de poner fin a una época revolucionaria; cuando la relación de fuerzas ya fue puesta a prueba en las batallas; cuando las clases revolucionarias ya están agotadas, pero las clases poseedoras aún no escaparon del terror: ¿’no habrá mañana nuevas convulsiones?’. Sin esa condición básica, es decir, sin un previo agotamiento de las energías de las masas en los combates, el régimen bonapartista no está en condiciones de avanzar”.
No se da en Brasil “agotamiento de las energías de las masas” necesario para para el avance de un régimen bonapartista hacia un gobierno fascista. La clase trabajadora está desorientada, pero no está derrotada.
No se da en Brasil “agotamiento de las energías de las masas” necesario para para el avance de un régimen bonapartista hacia un gobierno fascista. La clase trabajadora está desorientada, pero no está derrotada / Imagen: Esquerda Marxista
La Esquerda Marxista reafirma su análisis de que no hay base social hoy para un régimen fascista – los grupúsculos fascistas son ultraminoritarios, no existe ni partido, ni organización paramilitar de ataque a las organizaciones obreras con base de masas entre la pequeña burguesía -, o incluso para una dictadura militar al estilo 1964-1985.
Al mismo tiempo, no existe, hoy, el “agotamiento de las energías de las masas”, una de las condiciones apuntadas por Trotsky para el avance de un régimen bonapartista hacia un gobierno fascista. La clase trabajadora está desorientada por las continuas traiciones y bloqueos de sus direcciones, pero no está derrotada. No es esa la perspectiva para Brasil, inmerso en la crisis internacional del capitalismo.
El papel del PT y el futuro del PSOL
La votación del PT en los barrios obreros, en el cinturón obrero de San Pablo, la derrota en todas las grandes ciudades del Sur y Sudestes, muestran al PT abandonado por el proletariado más importante que fue su sangre y cuerpo. Y, incluso en el Nordeste, las mayores victorias del PT fueron en el interior, casi perdiendo en las capitales.
Bolsonaro sólo logró crecer por la ausencia de un partido socialista, capaz de canalizar el odio al sistema. Quien apareció como antisistema, lo nuevo, fue Bolsonaro, y eso garantizó su ascenso y victoria.
Es una gran incomprensión querer culpar a las “fake news”, y la compra de envío de mensajes por WhatsApp por los empresarios, para el resultado del PT. El problema es político, una campaña que no se conectó con el sentimiento antisistema presente en la base de la sociedad y, por lo tanto, no ganó los votos blancos y nulos, no convenció a muchos a ir a votar (abstenciones) y dejó la puerta abierta para que la derecha, Bolsonaro, capitalizara en parte ese sentimiento.
La línea del PT en la segunda vuelta, de “unir a todos por la democracia”, de proponer gobernar en unión nacional, de buscar unirse a todo lo que hay de “viejo” en la sociedad, fue una línea de derrota como está explicado en el texto “La línea de la derrota y la línea de la victoria”, en el sitio web de la Esquerda Marxista.
El “frente democrático” arrastró al PSOL y a varias de sus tendencias. El PSOL, después de fracasar con la operación Boulos, se diluyó en la campaña de Haddad en lugar de hacer un verdadero combate de frente único contra Bolsonaro, llamando a votarle, pero manteniendo la independencia, la crítica a la línea petista de conciliación, apuntando a la necesidad de construir una alternativa de clase, revolucionaria y socialista al PT.
El PSOL, si no cambia esta política de adaptación, será visto cada vez más como un mero apéndice del PT, que aparecerá como el partido de oposición a Bolsonaro. El PSOL, de esa forma, será incapaz de construirse como una alternativa para la reorganización de la clase obrera. En realidad, podría acabar donde el PT terminó a una velocidad mucho mayor. Es urgente que la dirección del PSOL convoque un Congreso extraordinario para hacer un balance de la campaña Boulos, romper con la política de Frente Democrático del PT y rearmar al partido para enfrentar al gobierno de Bolsonaro.
Estudiar, organizar, movilizar
Es necesario organizar la resistencia y el combate contra el gobierno Bolsonaro desde ya. Esto incluye prepararse teórica y políticamente para entender la situación y las fuerzas en lucha, el carácter del combate y de cada participante. Estudiar y conocer la historia del movimiento obrero revolucionario. La Esquerda Marxista publicará una serie de artículos relacionados con la discusión actual en su sitio www.marxismo.org.br.
Pero también incluye prepararse para los diferentes casos de ataques y provocaciones de la extrema derecha, así como preparar a la clase trabajadora, a la juventud ya sus organizaciones contra los ataques económicos y sociales y represivos que vendrán.
Sea la policía, sean grupúsculos de extrema derecha o reaccionarios de todo tipo, con Bolsonaro en la presidencia se sentirán más a gusto para actuar. En una lucha, si alguien ataca y el adversario no se defiende y se contrae, terminará masacrado. Cuando el fascismo era una amenaza real en Brasil, el frente único proletario antifascista, impulsado por los trotskistas, hizo que los “integristas” (los fascistas brasileños) desaparecieran después de una batalla callejera. Este es el sentido que debemos dar a la defensa de nuestras luchas, ante los ataques de estos grupúsculos protofascistas que se animan a actuar en la actual situación. El ejemplo de la reacción en masa de los estudiantes de la UnB, el 29/10, expulsando al grupo de treinta partidarios de Bolsonaro que intentaron invadir la UnB para “cazar comunistas”, apunta el camino de la respuesta (ver en el vídeo abajo). Esta discusión debe ser abierta en todas las organizaciones de los trabajadores y de la juventud.
Students at Brasilia University (UNB) repel Bolsonaro supporters who wanted to occupy it pic.twitter.com/V3pKnxh6lC
En contra de la acción de provocadores en asambleas de sindicatos, de estudiantes, en manifestaciones y debates, es preciso organizar servicios de orden, servicios de seguridad del propio movimiento u organización, una tradición olvidada por el movimiento en general por décadas de militancia en un período de relativa democracia burguesa. No cuesta recordar que la CUT sólo fue fundada porque sus organizadores tenían un excelente servicio de orden en el CONCLAT. O el PCdoB, el PCB aliados con todos los chivatos, habrían impedido, por fuerza, su constitución.
Los sindicatos y las centrales sindicales
Los sindicatos pueden y deben cumplir un papel importantísimo en la lucha contra este gobierno. El principal problema es la mayoría de las direcciones de los sindicatos, y de las centrales sindicales, que están alineadas con la supervivencia del capitalismo, profundamente ligadas al propio aparato de Estado burgués y orientadas por una política de colaboración de clase.
Como se ve en Argentina, el gobierno ataca y los dirigentes sindicales impiden las luchas y apuntan a esperar las elecciones presidenciales de 2019 en que Cristina Kirchner se presentará. Aquí en Brasil la contraseña fue dada por Haddad en su discurso en la línea de “nos preparamos para dentro de cuatro años”, palabra de orden del tipo “Feliz 2022”. Los que esperan un giro a la izquierda de las altas direcciones sindicales deben perder esta ilusión. Ellos se convirtieron en un obstáculo para las luchas de los trabajadores y desean ayudar a salvar el capitalismo. Lo que no nos exime de apuntar la responsabilidad enorme que tienen al sentarse en la dirección de las organizaciones sindicales. En primer lugar la dirección de la CUT. Es en este sentido que hay que abrir ya la discusión en todos los sindicatos de la necesidad de anticipar el congreso de la CUT para organizar, unificar y centralizar el combate en defensa de la clase y contra el gobierno.
La situación política nacional e internacional debe ser encarada con ánimo por los revolucionarios. Hay dificultades, sin duda, en especial la ausencia de un partido que represente y organice al proletariado. La clase obrera conserva sus fuerzas, a pesar de que la mayoría de sus direcciones han traicionado, y de los intentos de la dirección sindical (CUT y otras centrales) de buscar de todas formas mantener la conciliación de clases. En esta situación, donde la juventud en primer lugar busca una salida, hay una posibilidad de construcción de una fuerte organización marxista. Es hora de estudiar, escribir, organizar, enfrentar el bajo nivel político y teórico que se abate en nuestra época, así como la desesperanza, construir la fuerza capaz de cambiar el juego y abrir una salida. Organízate con la Esquerda Marxista para enfrentar a Bolsonaro, al sistema capitalista, y seguir la lucha por la revolución socialista, el único camino que puede impedir el curso hacia la barbarie.
El proyecto aeroportuario de Texcoco fue derrotado, prácticamente el 70% de los participantes en la consulta se pronunciaron a favor de mejorar el aeropuerto Benito Juárez, rehabilitar el de Toluca y ampliar el de Santa Lucia con nuevas pistas civiles. Esta consulta estuvo precedida por un importante debate, miles de activistas, pobladores, estudiantes, etc. participamos en foros informativos donde se analizaba la viabilidad y consecuencias de cada propuesta. Este era el gran proyecto del sexenio de Peña Nieto quien hasta el último momento estuvo bombardeando con spots en los medios de comunicación hablando a favor de éste aeropuerto. Junto con su gobierno este proyecto, construido sobre el viejo lago de Texcoco, se hunde. Se les oye a los políticos burgueses verdaderamente enojados, auguraban la caída de los mercados y el colapso del peso, ha habido algunos impactos como la devaluación del peso pero nada comparable al caos que nos pintaron.
Histeria de la burguesía
La cancelación de la construcción del aeropuerto en Texcoco en nada atenta al sistema capitalista y en todo caso afecta solamente a una capa de empresarios concretos, incluso AMLO ha ofrecido renegociar a las empresas que ya tienen contratos para que hagan trabajos equivalentes en otras obras públicas. Pero la burguesía esta histérica. Antes de dar los resultados City Banamex definió a la consulta como “El error de Octubre”; UBS, la banca suiza, se pregunta: “¿Se acabó la luna de miel entre AMLO y los mercados?” Esta es la primer escaramuza, vemos a una burguesía que no acepta reformas y a un pueblo que quiere un cambio real y se envalentona y gana confianza.
Gustavo de Hoyos, dirigente de la a Confederación patronal de la república mexicana (Coparmex), señaló, al dar a conocer los resultados de la consulta: “Por el bien del país esperamos que los anuncios que dará [López Obrador] en las próximas horas en relación con la continuidad de la obra sean sensatas y acertadas, que la obra que se construye en Texcoco sea concluida y esté al servicio del desarrollo de la economía y las comunicaciones del país”. Dijo que esperaba que AMLO no diera un paso al abismo al cancelar la obra.
Por su parte, Juan Pablo Castañon, del Consejo Mexicano de Negocios, insistió en que la consulta no debería ser vinculante y la criticó diciendo que no ofrecía imparcialidad, certeza y objetividad.
Esas presiones empresariales no sirvieron, AMLO apareció en conferencia de prensa en la mañana de este 29 de octubre ratificando el resultado de la consulta y anunció la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Dijo que lo más importante es que el pueblo decidió, que la forma de gobierno anterior ya terminó y que deben acostumbrarse a la nueva forma de gobernar.
¿Consulta inconstitucional e inválida?
La consulta se realizó antes de que el gobierno de AMLO tome posesión argumentando que se debe tomar una decisión cuanto antes por los enormes costos que conlleva mantener o cancelar la obra. La derecha argumenta inconstitucionalidad pues aunque se reconoce la consulta legalmente hay tantos requisitos que la hace inoperable. Pero esa inconstitucionalidad no existe. El nuevo gobierno tomará posesión y decidirá hacer lo que la población decidió, eso es legítimo pero además no tiene nada de ilegal.
El nuevo gobierno aún no toma posesión y se hizo la consulta sin un fuerte aparato, lo que requirió que las mesas se pusieran por voluntarios, que se consiguieran donaciones para realizarla, etc. Se imprimieron primeramente medio millón de boletas, pero fue necesario imprimir más y al finalizar los 4 días de consulta, la cifra de participantes fue, según el resultado oficial de los organizadores, de 1 millón 89 mil 8 personas, de las que 761 mil 681 (69.94%) votaron por el proyecto Toluca-Santa Lucia, 316 mil 765 (29.09%) por el de Texcoco y 10 mil 562 (0.97%) fueron nulos o pusieron otras opciones. A nivel nacional sólo en el Estado de Nuevo León ganó el proyecto de Texcoco superando con 47 votos, el 0.02%, al de Santa Lucia. En las otras 31 entidades perdió Texcoco.
Hubo irreguladirades, el primer informe de mesas instaladas habla que el 5% no se habían colocado, eso fue corrigiéndose. La App que se usó para la consulta tuvo errores y abrió con estola posibilidad de que más de una vez pudieras votar. Militantes priístas se tomaban mostrando más de un voto, algunos periodistas también comprobaron esta irregularidad. También se criticó que el resguardo de las boletas no fuera claro. Estas son inconsistencias reales que deberían ser corregidas a futuro. Lo cierto es que el ambiente era muy distinto a las elecciones oficiales ya los métodos usados por el PRI y el PAN, estas inconsistencias fueron mínimas y con un resultado tan grande es más que evidente que no fueron determinantes.
EPN impuso el proyecto de Texcoco sin nunca escuchar a las comunidades de la zona y en gran medida lo hizo con dolo para afectar directamente a la comunidad de Atenco, continuando con su venganza política a este pueblo que se ha mantenido firme en la defensa de sus tierras contra los proyectos aeroportuarios de los oligarcas. EPN nunca escuchó a los maestros y les impuso la reforma educativa, para ello uso la represión abierta, encarceló a dirigentes sindicales y asesinó a maestros con la represión. Ahora que AMLO, con todas las limitantes e irregularidades, consulta a la gente, le tachan de autoritario. La democracia burguesa es en realidad la dictadura del gran capital y ahora que un negocio se les viene abajo, aun sin criticar los fundamentos del capitalismo, pegan el grito en el cielo y hablan de antidemocracia. Es una doble moral y lo que esté en el fondo son los intereses de clase.
En la consulta participaron de 1 millón 89 mil 8 personas. / Foto: Cuartoscuro
Resistencia y lucha por el cambio
Este resultado no hubiera sido posible sin la organización y la lucha de los pueblos unidos del valle de México y el movimiento social en su conjunto. Los compañeros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco asumieron una posición firme e intransigente pero a su vez no sectaria. Lo que hicieron fue exigir al nuevo gobierno que cumpliera con sus promesas de campaña y se echara abajo el aeropuerto en Texcoco. Una posición sectaria los hubiera aislado, pero no fue así y por el contrario esto ayudó a que varios argumentos contra el proyecto de Texcoco fueran oídos por millones al abrirse foros pero también espacios televisivos.
Pudimos ver las imágenes de cerros devastados para rellenar el terreno fangoso, la visible pérdida de agua (al 20% de la construcción en Texcoco) en el rehabilitado lago Nicanor Parra para buscar la migración de las aves a otros puntos y las afectaciones del agua que implicarían la construcción del aeropuerto aquí; oímos los argumentos de suntuosos gastos que implica esta obra y de injusticia social en un país de 50 millones de pobres donde 7 de cada 10 mexicanos no se han subido en su vida nunca a un avión y donde se pretendía hacer una multimillonaria obra que iba a beneficiar sólo a un diminuto puñado de empresarios que serían los únicos realmente beneficiados de esta obra. Así que la gente se decidió y votó contra Texcoco.
Desde nuestro punto de vista AMLO podría haber actuado apoyándose en la población para cancelar y enfrentarse a los empresarios y aunque no nos pareció la mejor medida, la consulta abría un espacio de batalla para derrotar este proyecto y así sucedió. Hubo quien rechazó de ante mano la consulta, llamaron a una consulta alterna popular que no tuvo casi efecto y quedaron al margen de esta batalla para ahora no poderse explicar los resultados y efectos de la misma.
AMLO fue votado por 30 millones de personas, ganó la presidencia superando en votos a todos sus adversarios juntos. Hay un cansancio a la situación de violencia, explotación y corrupción que azota al país. El pueblo pondrá su sello en el proceso y exigirá que un cambio real y profundo se dé. Este resultado dará confianza, el siguiente paso debe ser echar abajo la reforma educativa. AMLO incluso se reunió el mismo día de la consulta con los dirigentes magisteriales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
AMLO dijo el 1 de julio que defendería el libre mercado y que no expropiaría a la burguesía, hacer la consulta fue una concesión a los empresarios (que no quedaron conformes) y ahora fue una forma de expresión de las clases con intereses antagónicos. El problema de este gobierno es que puede ceder ante las presiones de las diversas clases en pugna pero su programa no dejará conforme a los empresarios que quieren un programa agresivo de ataques pero los trabajadores sólo podremos solucionar nuestros problemas de fondo si se ataca los privilegios de la clase empresarial.
La consulta deja en claro de qué lado está la correlación de fuerzas y los capitalistas, gritarán y presionarán, trataran de ganar concesiones y hacer ceder al gobierno de AMLO, pero ya han sido derrotados en esta batalla. Lo cierto es que, dada la situación, no tienen opción que ser pacientes, de dar una guerra prolongada de desgaste con una permanente campaña de ataques en los medios comunicativos para buscar ganar una base de apoyo e ir a la ofensiva. Su problema es que sus partidos y políticos están más que desprestigiados, tardaran en adquirir la fuerza que necesitan para ir a la ofensiva. Hoy es posible avanzar y echar abajo muchas de sus imposiciones del pasado, el pueblo trabajador debemos confiar en nuestra propia fuerza e ir a la ofensiva.
Bolsonaro ganó la segunda ronda de las elecciones presidenciales con un 55 por ciento de los votos, derrotando a Haddad –el candidato del Partido de los Trabajadores (PT)– quien recibió el 45 por ciento. Cualquier esperanza de un milagro de última hora quedó frustrada. Este resultado es un revés para la clase obrera y los pobres. Necesitamos comprender qué significa esto, qué condujo a esta situación y qué estrategia debe seguir el movimiento obrero con respecto a este gobierno reaccionario.
La segunda ronda de la campaña presidencial estuvo extremadamente polarizada. Hubo una movilización desde abajo por parte de la izquierda en un intento de parar a Bolsonaro, y decenas de miles participaron en grandes concentraciones y mítines a favor de Haddad en Sâo Paulo, San Salvador de Bahía, etc. Como una prueba de lo que viene bajo un gobierno de Bolsonaro, la policía, siguiendo órdenes del tribunal electoral, desplegó una amplia actividad para impedir actos públicos “contra el fascismo” en universidades y edificios sindicales, retirando pancartas anti-fascistas de escuelas y campus e incluso secuestrando revistas sindicales. Todo esto se hizo en nombre de la “limpieza del juego electoral” en la medida que estas acciones eran consideradas “propaganda electoral” realizada por fuera de los límites legales. Envalentonados por la retórica de Bolsonaro, ha habido ataques físicos contra activistas de izquierdas por parte de pequeñas bandas fascistas, incluyendo el asesinato de Moa do Katendê, un maestro de capoeira.
Estos ataques necesitan ser respondidos con una acción audaz por parte del movimiento obrero, incluyendo la organización de comités de autodefensa para los actos sindicales y estudiantiles y rechazar cualquier forma de censura o recorte de la libertad de expresión.
Brasil bajo Bolsonaro: ¿un régimen fascista?
Sin embargo, los que lloran hoy por el “fascismo” que ha ganado en Brasil están equivocados. El fascismo es un régimen político basado en la movilización de las masas pequeñoburguesas enfurecidas en bandas armadas, con el objetivo de aplastar a las organizaciones de la clase trabajadora. Históricamente, el fascismo llegó al poder después de que la clase obrera hubiera sido derrotada en varias ocasiones revolucionarias debido a la falta de una dirección correcta. Sobre la base de esas derrotas y oportunidades perdidas, se desarrolló la desmoralización que permitió a las bandas fascistas aplastar a las organizaciones obreras.
Esa no es la situación actual en Brasil. Bolsonaro no se apoya en bandas fascistas armadas. De hecho, hay grupos fascistas en Brasil, y van a sentirse envalentonados con su victoria. Son peligrosos y necesitan ser combatidos. Pero la clase obrera brasileña no ha sido derrotada; de hecho, aún no ha comenzado a moverse de manera significativa.
Recordemos que ya han pasado dos años desde la elección de Trump en los Estados Unidos. En ese momento, muchos comentaristas liberales y algunos en la izquierda también hablaron sobre la victoria del fascismo en los Estados Unidos. Trump es ciertamente un político reaccionario y sus políticas representan un ataque contra trabajadores, mujeres, homosexuales, migrantes, etc. Pero sería un error describir la situación en los Estados Unidos como de una dictadura fascista. De hecho, los intentos de los grupos de supremacistas blancos en los EE. UU. de tomar las calles a raíz de la elección de Trump se encontraron con movilizaciones masivas que los superaron en gran medida. Ha habido una serie de huelgas de maestros muy combativas (y victoriosas) en varios estados. Hay una mayor polarización en la sociedad hacia la derecha, pero también hacia la izquierda.
Lo que probablemente veremos en Brasil es la continuación de un proceso (que ya había comenzado antes de las elecciones) de aparición de rasgos bonapartistas en el Estado. Esto fue evidente cuando se utilizó al Poder Judicial como árbitro político en el escándalo de la trama de corrupción llamada “Lava Jato” [Lavado de Autos], el encarcelamiento de Lula y la prohibición de poder presentarse a las elecciones, etc. Al mismo tiempo, la base de un régimen con características bonapartistas es muy débil, en condiciones de severa crisis económica y descrédito generalizado de todos los partidos e instituciones tradicionales de la clase dominante.
¿Cómo pudo pasar esto?
Los comentaristas liberales y algunos en la izquierda miran perplejos el resultado de esta elección. Ellos no pueden entenderlo. ¿Cómo es esto posible? Un demagogo de extrema derecha ha sido elegido por medios democráticos. ¿Cómo podrían millones de personas votar por alguien que comparte puntos de vista tan odiosos de manera tan descarada?
Ellos recurren a todo tipo de explicaciones que no explican nada: fue la culpa de las redes que existen alrededor de las iglesias evangélicas o de la campaña de noticias falsas (las llamadas “fake news”) en WhatsApp. Esto es lo mismo que cuando la clase dominante intenta “explicar” las huelgas y las revoluciones como el trabajo de “agitadores comunistas”. Ya en la década de 1990, en Brasil hubo una gran campaña de propaganda contra Lula: “él es sólo un obrero metalúrgico sin experiencia y sin cualificación”, “no tiene un título universitario”. Eso, sin embargo, no le impidió ganar la elección, con el 61 por ciento de los votos.
En Gran Bretaña, hemos visto una campaña sin precedentes de demonización contra Jeremy Corbyn en la que todo el Establishment ha lanzado las acusaciones más extravagantes e indignantes contra él (que es antisemita, un amigo de Hamas, un amante del terrorismo, una marioneta de Putin, etc.). Nada de eso ha tenido mucho impacto. Por el contrario, su apoyo ha crecido sobre la base de sus programas de renacionalizaciones, educación gratuita, vivienda, etc.
De hecho, la victoria de Bolsonaro es producto de la prolongada crisis del Partido de los Trabajadores (PT). Cuando Lula fue elegido por primera vez en 2002, lo hizo en forma de alianza con partidos burgueses. Nombró a Meirelles, un banquero residente en Estados Unidos, como presidente del Banco Central, respetó los acuerdos con el FMI y siguió una política de austeridad fiscal. Él también llevó a cabo una contrarreforma inicial del sistema de pensiones. Este no es el lugar para hacer un balance completo de su gobierno, pero es suficiente decir que no representó ningún desafío fundamental al poder del imperialismo ni de la clase dominante brasileña. Sin embargo, pudo beneficiarse de la relativa estabilidad que resultaba de un período de crecimiento económico a nivel global.
Cuando Dilma Rousseff fue elegida en 2010, la situación ya había comenzado a cambiar. Sus políticas fueron similares a las aplicadas por Lula, pero con un paso más a la derecha. Su compañero de fórmula era el político burgués, Michel Temer. Ella situó a una representante de los terratenientes y ganaderos como ministra de Agricultura, y a un funcionario del FMI como su Ministro de Hacienda. La principal diferencia fue que ella se enfrentó a una crisis económica en lugar de a una situación, como la de Lula, de crecimiento económico. A raíz de la desaceleración de la economía china, la economía brasileña entró en una grave recesión en 2014-16, de la cual aún no se ha recuperado.
Ya en 2013, hubo protestas masivas de los jóvenes contra el aumento de las tarifas de transporte, que fueron recibidas con una represión brutal por parte de los gobernadores regionales, que contaron con el apoyo total del gobierno nacional de Dilma. Los “días de junio” de 2013 reflejaron una amplia oposición a todo el Establishment por parte de una creciente capa de jóvenes, pero también de trabajadores. El PT, que había estado en el poder durante una década, fue visto como parte de ese Establishment. En lugar de cambiar sus políticas, Dilma anunció un paquete de privatizaciones y medidas de austeridad. Las protestas de 2013 fueron seguidas de protestas masivas en 2014 contra la Copa Mundial de Fútbol, que luego se encontraron con una brutal represión. Para lidiar con estas protestas, el gobierno de Dilma introdujo una serie de leyes (sobre organizaciones criminales, antiterrorismo…) que restringieron severamente el derecho a protestar y a manifestarse.
Las elecciones de 2014 y la destitución de Dilma
La elección de 2014 fue un punto de inflexión en este proceso. Dilma logró ganar en la segunda ronda movilizando el voto de la clase trabajadora del PT, sobre la base de luchar contra las políticas de derecha del candidato burgués, Aécio Neves. Sin embargo, traicionó a sus propios votantes al proceder a aplicar las políticas que Neves había defendido: austeridad, recortes, privatizaciones y ataques a los derechos de los trabajadores.
Sus índices de aprobación, que habían superado el 60 por ciento en 2012-13, bajaron a sólo un 8 por ciento en 2015: el más bajo de cualquier presidente en servicio desde la restauración de la democracia. Fue en ese momento, sintiendo su debilidad, cuando los políticos burgueses que gobernaron con ella comenzaron a moverse para removerla del poder a través de un proceso de destitución parlamentaria (Impeachment).
Luego, cuando vieron el peligro de que Lula pudiera convertirse en candidato y ganara las elecciones (dado que mucha gente lo recordaba como presidente cuando había crecimiento económico, combinado con su vínculo histórico al PT y a sus tradiciones revolucionarias), el Poder Judicial intervino con un caso de corrupción contra él. Fue declarado culpable, a pesar del hecho de que no se presentó ninguna prueba real para el delito por el que se le juzgaba. Luego estiraron aún más los límites de su propia legalidad al impedirle que se pudiera presentar a las elecciones como candidato presidencial. Sin embargo, incluso en ese momento, mientras Lula encabezaba las encuestas, más gente decía que no votaría a nadie ni siquiera a él, que mostraba un rechazo generalizado a todo el sistema político.
Se puede decir, por lo tanto, que los recuerdos de los gobiernos del PT en el poder, que se apoyaba en los votos de la clase trabajadora para permanecer en el cargo y llevar a cabo políticas capitalistas en alianza con los partidos burgueses, destruyeron la reputación del partido y cortaron muchos de sus vínculos con la clase obrera organizada, allanando el camino para la victoria de Bolsonaro el domingo. Incluso cuando los políticos burgueses estaban ocupados para removerlos del poder, los dirigentes del PT y los sindicatos no organizaron ninguna defensa seria. Hubo mítines y manifestaciones, muchas amenazas, pero ninguna campaña seria de movilización sostenida y creciente.
La situación empeoró cuando el impopular gobierno de Temer continuó e intensificó los ataques contra la clase trabajadora. Hubo grandes concentraciones bajo la consigna de “Temer Fuera” y, finalmente, una huelga general en abril de 2017. Los trabajadores y jóvenes brasileños mostraron su disposición a la lucha, pero sus líderes no dirigieron ni fomentaron esa lucha, por lo que se disipó todo el potencial de contraataque.
Por supuesto, Bolsonaro usó hábilmente las redes sociales y las redes de las iglesias evangélicas para extender su mensaje, una combinación de mentiras, medias verdades, odio histérico al “PT-comunismo” y un llamamiento a “hacer que Brasil vuelva a ser grande”. Sin embargo, estos métodos sólo tuvieron un impacto debido a las políticas desastrosas y recuerdos del PT cuando estaba en el gobierno.
Por supuesto, hubo otros factores: como la crisis económica en Venezuela (en última instancia, fue el resultado de un intento de regular el capitalismo en lugar de abolirlo), que se usó de manera efectiva contra el PT (cuyos líderes en rigor nunca apoyaron realmente a la revolución bolivariana).
¿”Defensa de la democracia”?
La política y la estrategia de Haddad en la segunda ronda fue suicida, como lo explicó Serge Goulart. Mientras Bolsonaro hizo gestos –como prometer un bono de Navidad para los receptores de la prestación social de la “Bolsa Familia”– para apelar a los votantes más pobres que habían apoyado al PT en la primera ronda, Haddad giró a la derecha, en un intento inútil de capturar el llamado voto de centro. En la primera ronda, se presentó a sí mismo como el candidato de Lula y la imagen de éste destacaba en todo el material de propaganda electoral. En la segunda ronda, Lula fue eliminado de las imágenes y el color rojo del partido fue reemplazado por los colores de la bandera nacional.
Frente a un “anti-establishment”, como se presentaba Bolsonaro, Haddad pensó que podía derrotarlo siendo el candidato… ¡del establishment! Se presentó como el candidato de la democracia, apelando a la unidad de todos los demócratas (incluidos los mismos partidos burgueses que habían apuñalado a Dilma por la espalda). La única forma en que podría haber recuperado el terreno perdido habría sido emprender una campaña seria denunciando el programa económico de Bolsonaro (privatizaciones, ataques a pensiones, etc.) y ofreciendo como alternativa la lucha por defender los derechos y condiciones de la clase trabajadora en una clara línea anticapitalista. En cambio, tuvimos llamamientos abstractos para defender la democracia, el diálogo y la comprensión, y para “fortalecer la Constitución”.
Ya había habido un nivel muy alto de abstención en la primera ronda: 20,3 por ciento en un país donde el voto es obligatorio, el más alto desde 1998. En la segunda ronda, fue aún más alto, 21.3 por ciento (31 millones), además de un adicional del 9.5 por ciento (11 millones) que votó en blanco o nulo, lo que muestra que una capa significativa del electorado rechazó a Bolsonaro, pero tampoco le atraía votar a Haddad.
Las políticas económicas de Bolsonaro
Los comentaristas principales aplauden la victoria de Bolsonaro y lo alientan a llevar a cabo su programa electoral de privatizaciones al por mayor y una contrarreforma exhaustiva del sistema de pensiones.
“Los mercados han incrementado sus esperanzas en que Bolsonaro cumpla con sus promesas de reforma económica, en particular una revisión del costoso sistema de pensiones de Brasil y las privatizaciones de sus empresas estatales”, dijo hoy el Financial Times. Luego cita una nota de Goldman Sachs:
“En última instancia, la administración se enfrenta al desafío de, mediante una combinación de políticas disciplinadas y reformas estructurales, acelerar el ajuste fiscal e impulsar el espíritu animal y empresarial, para finalmente liberar el significativo potencial atrapado de la economía”.
La clase dominante juzga a cualquier gobierno de acuerdo con una regla simple: qué tan bien lleva a cabo sus intereses de clase.
Llegará un momento clave cuando Bolsonaro intente poner en práctica su programa, liderado por el economista ultra-liberal “Chicago boy” Paulo Guedes, y se enfrente a la resistencia organizada de la clase trabajadora, que no ha sido derrotada. Al igual que el gobierno de Macri en Argentina, Bolsonaro se enfrentará a una ola de acción sindical, movilizaciones masivas y huelgas generales contra sus políticas económicas. Además, su posición no es tan fuerte como parece, ya que tiene que aprobar la legislación a través de un parlamento extremadamente fragmentado donde hay 30 partidos diferentes con los que tendrá que llegar a acuerdos.
La tarea ahora no es ceder a la desesperación, sino prepararse para las batallas por venir. Lo que se requiere en primera instancia es una comprensión clara de cómo llegamos a este punto, para que pueda comenzar el proceso de reconstrucción de un movimiento de lucha y de clase.
También hay lecciones más generales que aprender de la experiencia brasileña. Los gobiernos de izquierda que llevan a cabo políticas de derecha solo prepararán el terreno para la victoria de la reacción. No se puede luchar contra la extrema derecha apelando a la defensa del mismísimo régimen capitalista en crisis que la originó.
Nada podrá frenar el descontento y la rabia que ha despertado en estos jóvenes que se intensificó con los ataques porriles en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Incluso después de las grandes movilizaciones y haber levantado los paros en las escuelas las asambleas continúan, los puntos de reunión y denuncia en varios Colegios de Ciencias y Humanidades.
La situación dentro de la UNAM se ha encrudecido día a día, el feminicidio de Lesvy Osorio, el narcomenudeo y la balacera provocada por estos grupos, el abuso y acoso sexual denunciado infinitas veces ante las autoridades, las violaciones a las compañeras no cesan y los ataques porriles en los diferentes planteles continúan, la presencia de estos grupos para violentar y desmovilizar siguen siendo el arma de las autoridades para acabar la organización estudiantil democrática y combativa.
Sin duda vemos reflejado el ambiente social en las escuelas, sobre todo la violencia hacia las mujeres.
Asamblea en el CCH Vallejo
Las asambleas en los CCH han continuado para discutir los pliegos petitorios y sobre todo las denuncias de violencia hacia las compañeras estudiantes. Cerca de 100 estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Vallejo, nos reunimos en la explanada central y se convocó a una asamblea, con el motivo de reformar el pliego petitorio, invitar a participar a los estudiantes en las comisiones de seguridad, transparencia, equidad de género y enlace, etc.; que surgieron con el movimiento recientemente y discutir el posicionamiento sobre la represión a estudiantes en lucha de CCH Naucalpan, y la necesidad de una dirección adecuada.
La asamblea discutió una respuesta ante la violencia y criminalización que hubo en los últimos días, en calles y universidades. Prepotencia y confrontaciones ocurridas recientemente; denuncias de violencia, acoso y abuso sexual hacia las compañeras, una protesta, contra el clima de represión, política y en defensa de una educación pública y gratuita; muchos de los estudiantes presentes, manifestaron al micrófono el gran repudio hacia la represión en general.
Se hizo énfasis en como apoyar a la chica menor de edad que fue apuñalada en metro Cuatro Caminos estudiante del CCH Naucalpan ya que las autoridades del plantel se deslindaron de cualquier responsabilidad, se cree que fue un ataque para mandar un mensaje a los estudiantes que se están organizando ya que la chica iba rumbo a la Asamblea Interuniversitaria.
El micrófono se abrió para quien quisiera hablar, prácticamente fue denuncia tras denuncia la que se escuchó, “me acosaron, denuncie en jurídico y no hicieron nada”, una alumna tomó valor y pasó a denunciar que su hermano la había violado, también estudia en el plantel y con el que practica Artes Marciales, huyó de su casa al no soportar más la situación. Una rabia inundaba al escuchar la denuncia de la compañera, saber que las mujeres son oprimidas bajo el sistema capitalista, qué día a día viven en carne propia la explotación, discriminación y violencia.
Esto es una expresión más del podrido sistema que no tiene alternativa para nosotros, los jóvenes, las mujeres y trabajadores.