La junta de peritos encabezada por el Cuerpo Médico Forense y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que analizó las causas de la muerte de Santiago Maldonado llego a la conclusión unánime de que Santiago se ahogó y sufrió un cuadro coadyuvante de hipotermia en las aguas del Río Chubut.
Se estimó el tiempo de sumersión del cuerpo en las aguas por tres métodos diferentes: el primero estimó que el cuerpo estuvo más de 53 días en el agua; el segundo más de 60, y el tercero más de 73 días.
Sin embargo la verdad de cómo, cuándo y dónde falleció Santiago aún se desconoce.
Lo que si se conoce perfectamente es que Maldonado desapareció en el medio de un feroz operativo ilegal de la Gendarmería, supervisado por el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti. Santiago desapareció entre Gendarmes que gritaban “fuego libre”, “acá tenemos a uno” y “maten al negro”.
También se conoce ampliamente que luego de la desaparición de Santiago Maldonado el Gobierno Nacional, el Poder Judicial y los medios de comunicación hegemónicos montaron un operativo tendiente a mentir, tergiversar y ocultar lo sucedido en la comunidad Pu Lof de Cushamen. “Tengo más dudas que antes. Santiago no murió porque estaba de turista, era una represión ilegal de Gendarmería” declaro Sergio Maldonado, hermano de Santiago.
Cabe destacar que el actual Juez de la causa, Guillermo Gustavo Lleral, viene rechazando todos los pedidos de la familia en cuanto a la causa. Así consideró “impertinente” el pedido de Verónica Heredia y Sergio Maldonado para citar como testigo al juez Guido Otranto, quien ordenó el desalojo de la ruta 40 el 31 de julio, que derivó en el operativo de Gendarmería del día siguiente, cuando Santiago desapareció. También Lleral se negó al pedido familiar de que intervenga en la causa un Grupo de Observadores Independientes.
Así mismo la causa judicial es un mamaracho jurídico plagada de irregularidades en donde el primer juez fue separado por falta de imparcialidad. La Gendarmería lavó las camionetas que participaron del operativo y los efectivos cambiaron su testimonio en varias oportunidades. Y la cantidad y flujo de llamadas del teléfono de Noceti nunca fue investigada aun sabiendo que el funcionario macrista se contacto antes, durante y después de la represión con los Jefes de Gendarmería.
Por su parte el Gobierno Nacional intento luego de la autopsia despegarse rápidamente a pesar de que los resultados forenses no determinan si Santiago fue empujado, si entró al río escapando, si lo amenazaron, si lo cercaron, o incluso si algún gendarme lo vio ahogarse y no lo auxilio ni dio aviso.
La actitud del Macrismo tras la autopsia fue la de festejar como un triunfo sobre los organismos de derechos humanos, la familia Maldonado y todos los que se solidarizaron movilizándose a lo largo y ancho del país. Intentan de esta manera operar políticamente para instalar la idea de que Santiago simplemente se ahogo y así ocultar que el Gobierno y la Gendarmería son el principal responsable por la muerte de Maldonado.
Desde la Corriente Socialita Militante sostenemos que es imprescindible sostener la movilización y la presión popular sobre el Estado para que la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago no quede impune. Solo así podremos llegar a la verdad.
Más que nunca es necesario reclamar justicia por Santiago Maldonado y que los responsables materiales, intelectuales y políticos de su muerte sean identificados, juzgados y encarcelados.
A su vez debemos profundizar el debate acerca del carácter de clase del Estado, que ha quedado desnudo de manera explicita en el caso Maldonado. El Estado capitalista puso su brazo armado al servicio del Benetton Group, las mineras y las petroleras que vienen siendo cuestionadas y enfrentadas por la movilización del pueblo mapuche, ese es el origen de la muerte de Santiago.
Hay que dejar en claro que el Estado no es “de todos”, sino de una clase social bien definida: la burguesía. Sea este un Estado incluyente o excluyente su función siempre será garantizar la explotación de una pequeña minoría de empresarios, banqueros y terratenientes sobre la inmensa mayoría de la sociedad como lo somos los trabajadores.
Se trata de organizarnos y armarnos programaticamente para terminar con las lacras de la sociedad capitalista que necesita de la represión para perpetuar la desigualdad. Para eso, su Estado.
Una multitud de jóvenes estudiantes, no solo de la universidad, sino de muchos lugares más, se hicieron presentes el jueves 23 de noviembre del presente año, para poder participar en el primer conversatorio de Nayib Bukele (NB) en la Universidad. Poco a poco, desde las 2:30 de la tarde, la Plaza de Artes de la Universidad de El Salvador (UES) se fue llenando de jóvenes con camisetas celestes, era un ambiente muy alegre y la expectación de los asistentes era casi generalizada, algo extraño pasaba para los que hemos hecho política durante mucho tiempo en la UES.
Todo el inicio de la semana estuvo marcado por un boicot a la visita de NB, las autoridades de la UES publicaron comunicados donde se explicitaba la cancelación del evento. El argumento de las autoridades de la UES: falta de requisitos burocráticos. Muchos de los afiches que anunciaban la actividad fueron arrancados de las paredes de cada una de las facultades del recinto universitario por las mismas autoridades. Las organizaciones tradicionales de la universidad intentaron boicotear a como diera lugar el evento, incluso camaradas de las juventudes del FMLN fueron participes de esto. Contradictoriamente, unos días previos a esta actividad, un par de diputados de la derecha estuvieron muy tranquilamente debatiendo con los estudiantes de la Facultad de Jurisprudencia, sin embargo la expresión espontánea de lucha y rechazo entre “anarcos y rojos” como se hacían llamar los boicoteadores, no fue la misma que mostraron esta vez contra los seguidores de Nayib. ¡Qué cosa más curiosa!
En medio de todo este boicot burocrático, a las 2:15 de la tarde NB suspendía su actividad en la universidad con estas palabras:
“Luego de recibir amenazas serias a la seguridad de los asistentes al evento de hoy. De atentados contra las personas que lleguen al mismo. No solo en redes sociales, sino hasta con llamadas con voces con filtros a varios miembros de nuestro equipo, hemos decidido cancelar el evento del día de hoy en la Universidad de El Salvador.
“En lo personal, no temo por un atentado contra mí. Nunca lo he hecho. Pero no me perdonaría un joven herido por la insistencia de dar un discurso.
“Le pido perdón a los jóvenes organizadores por esta decisión. Pero no quiero ver a nadie herido, ni mucho menos algo peor. Ese no es El Salvador por el que queremos luchar.
“Trabajaremos para dialogar y lograr hacer una ponencia en la UES. Y sino lo logramos, siempre podemos hablar desde otro lugar”.
Este comunicado como es habitual, se hizo viral rápidamente en las redes sociales. Y a pesar de la cancelación repentina del evento, los asistentes que se habían dado cita para escuchar al Alcalde de San Salvador decidieron mantenerse frente a la tarima. El micrófono fue abierto al público y, uno tras otro, de manera espontánea, los jóvenes de varias zonas del país empezaron a tomar la palabra y a dar el apoyo al proyecto de NB. Algunos exponían las decepciones que se habían llevado al votar por el FMLN en dos ocasiones y que al cabo de 8 años de gobierno no se vieran materializados los cambios que se esperaban desde la militancia. Estas expresiones tuvieron la misma dinámica durante una buena parte de la antesala al evento como tal, pero en esta misma sintonía los jóvenes coreaban llamamientos al alcalde para que se hiciera presente. A las 4:30 de la tarde la multitud seguía creciendo en los alrededores, había gente por casi todos lados cercanos a la plaza, en los techos, en los jardines, en los graderíos de la Escuela de Artes, hubo un joven que incluso se subió a un árbol que estaba frente a la tarima.
No es sino hasta las 5:01 pm, cuando el público lejos de disminuir crecía más, que NB publica en su cuenta de facebook lo siguiente: “Quise que estuvieran seguros. Pero si ustedes están ahí, yo no voy a dejarlos solos. ¡En camino a la U!”. En ese momento en el público hay una ovación e inmediatamente se empieza a organizar equipos de seguridad para recibir al alcalde.
En el momento de la llegada, frente a decenas de cámaras, la multitud se divide en dos, formando un camino de acceso a la tarima, miles de cámaras con teléfonos celulares, flasheaban esa imagen donde apenas se lograba vislumbrar en medio de aquel alboroto la blanca gorra típica del alcalde mientras él caminaba saludando a los estudiantes en su trayecto a la tarima.
Sin dudas podemos asegurar que se vivía un ambiente que hace mucho no se desarrollaba en la U, a pesar de tener tantas visitas de personalidades de la izquierda, ninguna de esas, después de los años gloriosos del FMLN previo a la conquista del gobierno, a excepción del mismo NB cuando era candidato alcalde, había movilizado a tanto estudiante. Hay un ambiente de ánimos creciente alrededor de la figura de NB que no puede ser ocultado.
En el momento del discurso NB se refirió lógicamente a arremeter contra la campaña de boicot que sin lugar a dudas se la atribuyó a las autoridades de la UES pro FMLN, también mencionó que muchos habían dicho que la UES era territorio de Arena 2.0 como se refiere al FMLN, contrario a eso, respondió que la UES no le pertenece a ningún partido político, sino a los estudiantes comprometidos y que quieren luchar contra la corrupción. En su discurso también recordó que hace tres años había hecho una promesa a los estudiantes, la cual consistía en no traicionar los sueños e ideales de todos los que combatieron y creyeron en el FMLN que luchó en la guerra. En ese momento, entre el público, había un excombatiente en silla de ruedas del FMLN, el cual fue invitado a la tarima, y en breves palabras hizo una crítica a la actitud de los dirigentes del partido que hoy están en el gobierno y que se han olvidado de los excombatientes y también de los ideales por los que lucharon en el pasado.
NB volvió al micrófono, criticando y haciendo una comparación entre los intereses de los oprimidos y cómo estos crean sus herramientas para luchar en contra de los opresores, poniendo a sus dirigentes para que decidan por ellos, pero acotaba en que se llega un momento en que los dirigentes de los oprimidos se hacen parte de los opresores cuando están en el gobierno, al entrar al sistema. En ese momento se comportan amables con los opresores y son soberbios con los oprimidos, y los invitan a sus casas, incluso a casa presidencial para negociar, mientras no escuchan para nada a los oprimidos de siempre. Hizo alusión a que el FMLN actual en el gobierno y en la Asamblea Legislativa solamente es una “cúpula” que ha perdido sus ideales y que además de eso la cúpula tienen al FMLN como una marca registrada en el sistema, como cualquier empresa registra un producto como suyo, en este caso el registro está en el Tribunal Supremo Electoral, aun así replicaba que el FMLN sigue siendo la juventud que estaba frente a él, la juventud que aun quiere luchar por la justicia, la igualdad y contra la corrupción, y no la cúpula que se ha convertido en ARENA 2.0, entre estas palabra también coreó la consigna conocida popularmente entre la izquierda: “El pueblo unido jamás será vencido” y el público replicó esta consigna de manera enérgica. Luego, bajo la inmensa cantidad de críticas al FMLN y ARENA, la multitud empezó a gritar: “Un nuevo partido” para lo cual él respondió más adelante en su discurso que empezaría la construcción de un nuevo partido.
Vemos con expectativa el movimiento de masas que se está desarrollando alrededor de NB y creemos que puede ser un canal de expresión de las masas. Como él mismo lo mencionaba, este fenómeno llena un vacío enorme que el FMLN ha creado, el porqué de este vacío se remite a la no implementación de un programa revolucionario y socialista, llegado a este punto no creemos que NB si tenga un programa socialista, pero creemos que está expresando con mucho más profundidad esta necesidad. Nosotros
compartimos las críticas que NB ha hecho públicas: los altos salarios de los funcionarios, el combate a la elusión y evasión fiscal, la crítica a la precariedad de la salud y la educación, el crecimiento de la desigualdad y la marginación. Sin embargo NB se queda corto al no plantear de manera clara cómo resolvemos estos grandes problemas. Su discurso no da luces de esto, para solventar estos grandes problemas de las masas no basta con un cambio de individuos en el Estado, individuos honestos y dedicados, claro que no, el sistema en el que vivimos tiene su lógica que dependen de las relaciones de producción, no basta con hacer cambios cosméticos para solventar los problemas de las masas, que son el producto de la explotación y la dominación capitalista, una alternativa para que sea real deberá plantearse un programa socialista y revolucionario que se enfoque en transformar todo el sistema desde la raíz y que además en el seno de esta alternativa la participación de las masas pueda ser sumamente democrática y abierta a las ideas revolucionarias y socialistas.
Si en verdad NB quiere luchar por la liberación del proletariado su movimiento deberá contestar a la clase obrera con políticas verdaderamente revolucionarias ¿qué matices de diferencias hay en hacer una lucha en contra de la elusión y la evasión fiscal, en contra de la corrupción y la critica a las malas administraciones de las instituciones del Estado? De esto ya muchos obreros han aprendido la lección a través de la amarga experiencia, cuando candidatos similares ha pregonado estas ideas. Las masas trabajadoras no se interesan en los matices y detalles sino en los grandes acontecimientos, en las consignas precisas, en los programas claros. Como nosotros hemos defendido ya un verdadero programa revolucionario deberá partir de estas reivindicaciones pero una vez superadas estas, tendremos que avanzar por el camino revolucionario. Nosotros creemos que un programa revolucionario transitorio deberá contener estos puntos fundamentales.
*Alto a las políticas neoliberales y paquetes de austeridad por parte el FMI
*Combatir la elusión y la evasión fiscal
*Todo cargo a elección popular debe ganar no más de lo que gane un obrero cualificado acabemos con el arribismo en el Estado. ¡Puesto político salario obrero!
*Renacionalización de todas las empresas privatizadas en los gobiernos de ARENA sin indemnización alguna
*No al pago de la deuda externa
*Reducción de la jornada laboral de 44 a 36 horas semanales
*Aumento salarial a 400 dólares como base y escala móvil de salarios
*Nacionalización y expropiación de las grandes extensiones de tierras y la gran industria y control obrero sobre estas
*Nacionalización de la banca y la creación de una banca única bajo el control de los trabajadores
*Derogación de la Ley SAP
NB debe presentar un programa como este para mostrase como una alternativa más allá del FMLN o se quedará compitiendo con el programa de actual del FMLN. Además una alternativa de izquierda, deberá establecer una relación fundamental con la juventud, los campesinos y la clase obrera, uno de los puentes fundamentales de esta relación se encontrará claramente en los sindicatos y las organizaciones construidas, no solo en los centros de trabajo, sino también en cada una de las comunidades donde los obreros residen.
Invitamos a debatir esta propuesta de programa revolucionario en las filas del movimiento alrededor de NB pues creemos que sólo una lucha socialista podrá brindarle una alternativa real a la juventud y a la clase obrera explotada por el capitalismo.
Temprano en la mañana del lunes 20 de noviembre, los líderes alemanes del partido derechista liberal Partido Demócrata Libre (FDP), declararon repentinamente su salida de las conversaciones preliminares para formar un gobierno de coalición y abandonaron la sala. Las negociaciones con los Demócratas Cristianos de la Canciller Angela Merkel y su partido hermano bávaro, la Unión Social Cristiana (CDU/CSU) y los Verdes se habían llevado a cabo durante casi cinco semanas.
Mientras que muchos observadores esperaban luz verde para la redacción rápida de un acuerdo de coalición, los problemas que provocaron la brecha insalvable fueron un cambio relativamente pequeño en la mesa de negociaciones: principalmente el derecho de ciertos grupos de emigrantes a reunir a sus familias en Alemania y el cierre de algunas de las centrales eléctricas de carbón.
Este fracaso del previsto gobierno de coalición ‘Jamaica’ (por los colores de los cuatro partidos que concuerdan con el negro, amarillo y verde de la bandera jamaicana), desencadenado por liberales de línea más dura, ha asombrado a muchos activistas políticos, ya que los líderes verdes en las últimas semanas estaban dispuestos a renunciar a la mayoría de sus demandas ecológicas con el objetivo de conseguir carteras ministeriales. Sólo unas horas antes del final de las conversaciones, Cem Özdemir, líder de los Verdes, subrayó su “patriotismo por nuestro país” y “la determinación de compartir la responsabilidad”.
Pavimentar un gobierno de coalición con una sólida mayoría se está convirtiendo en una tarea muy difícil: una novedad en la historia de posguerra de la República Federal de Alemania, y una expresión de una nueva época. Obviamente, la inestabilidad política que ha prevalecido en otros países europeos ahora ha llegado a Alemania, un país que parecía estar inmune a los terremotos políticos y sociales de otras partes del continente. Y dos meses después de la elecciones generales al Bundestag (Parlamento de Alemania) el 24 de septiembre no hay una solución inmediata a la vista. En décadas anteriores, todos los partidos estaban más que felices de formar coaliciones y la clase dominante estaría contenta independientemente de los partidos en el poder, ya que los políticos leales se “comportarían” y “pondrían las pilas ” para defender los intereses de la clase dominante. Ahora, por primera vez, se abre el posible escenario de elecciones anticipadas.
Hasta las elecciones generales, la canciller Merkel, que ha estado en el cargo durante 12 años, parecía estar en una posición cómoda, pudiendo elegir el partido que le gustaría sumar a su gabinete durante los siguientes cuatro años. Sin embargo, solo cinco minutos después del cierre de las urnas, los líderes del SPD que habían sido socios menores de Merkel desde 2013 declararon que preferirían estar en la oposición. Esta fue una reacción de pánico a su histórica derrota en las elecciones de septiembre, donde el partido recibió poco más del 20 por ciento de los votos. El SPD estaba tratando desesperadamente de mantener el aparato del partido bajo control e impedir un nuevo declive y la “pasoquización” del partido. Es decir, estaba tratando desesperadamente de detener la hemorragia de apoyo que estaba experimentando después de años de llevar a cabo los dictados de la derecha en el gobierno. Después de eso, como ya no había base en el Bundestag para que Merkel formara una mayoría general con el FDP o los Verdes, y como las alianzas con el nacionalista de derecha del AfD y el izquierdista Die Linke no eran una opción, la única posible que quedaba era una alianza ‘Jamaica’. En las negociaciones, el FDP había presentado una línea dura, exigiendo nuevos recortes en el gasto público, más beneficios fiscales para las grandes empresas y los ricos, privatizaciones, ataques a las pensiones, etc. Había alguna razón para suponer que habrían cumplido bastantes de sus demandas en una coalición. Los Verdes, que se han alejado a años luz de su radicalismo pequeñoburgués inicial de la década de 1980 y ahora son el partido de los capitalistas verdes, de los maestros de las escuelas privadas bien remuneradas y de los funcionarios de alto rango, no se habrían opuesto a tal línea.
Las asociaciones de empresarios esperaban esta opción a la ‘Jamaica’. Sin embargo, muchos de ellos parecen estar sorprendidos por el hecho de que fue su portavoz leal, el FDP, quien descarrilase el proceso por el momento. Pero el FDP venía de de perder todos sus escaños en las elecciones de 2013 y solo regresó al parlamento en septiembre. Sin embargo, las grandes empresas han mantenido vivo el partido en los últimos años con sus generosas donaciones financieras habituales. El hecho de que la arrogante nueva generación de líderes del FDP abandonara las negociaciones, según el líder del partido Christian Lindner prefiriendo “estar en la oposición que en un mal gobierno”, revela que los líderes del FDP temen ser nuevamente humillados y eliminados del parlamento después de compartir la responsabilidad del gobierno. Básicamente, están exigiendo más por sus servicios. Pero esto indica una ruptura con la larga tradición de seguir los deseos y los dictados de las grandes empresas, que ya no parecen tener un control total sobre el proceso político. Es una ruptura brusca con su pasado, ya que el FDP había ocupado carteras ministeriales en los gobiernos federales durante un período de 46 años, desde la fundación de la República Federal hace 68 años. En todos esos años, los liberales siempre sirvieron a los intereses de las grandes empresas y tuvieron una influencia decisiva.
El nuevo Bundestag ha sido inaugurado y el gabinete de Angela Merkel con ministros de CDU/CSU y SPD está pendiente por el momento. Sin embargo, el presidente federal Frank Walter Steinmeier, que comenzó su carrera política como la mano derecha del ex canciller Gerhard Schröder (SPD), el equivalente alemán del “laborista” Tony Blair, está tratando de presionar a los líderes del FDP y del SPD para que demuestren cooperación, compromiso y el talante “estadista” requeridos para una mayoría sólida. La idea de un gobierno minoritario según los “modelos escandinavos” no es muy popular en los principales círculos alemanes ya que siendo la clase dominante en Europa siempre ha preferido la estabilidad política y no le gusta la idea de que Angela Merkel pueda aparecer como una ‘ política débil ‘en la UE y en la arena internacional.
Por lo tanto, la presión sobre los líderes del SPD aumenta de hora a hora para superar su “terquedad” y llegar a un acuerdo con Merkel. Pero dentro del SPD, entre la base y los simpatizantes, hay mucho descontento y un deseo de un giro hacia la izquierda. Pero como no está a la vista ninguna oposición organizada de izquierda, el ala derecha del partido todavía domina la mayoría de las estructuras del partido. Algunos diputados de derecha del SPD ya han pedido a su partido que demuestre que son estadistas y comiencen las negociaciones para continuar en la coalición bajo Merkel. Esto apelaría al arribismo de los líderes del SPD, pero podría ser muy costoso para el partido a largo plazo, ya que la erosión del apoyo electoral continuará.
El presidente Steinmeier ha dejado claro que no desea la disolución del Bundestag ni elecciones anticipadas en esta etapa, pero los estrategas del partido están preparando planes de emergencia en caso de elecciones anticipadas, probablemente en la primavera de 2018, a menos que se forme para entonces una coalición de mayoría sólida.
Por supuesto, no nos enfrentamos al inminente colapso del sistema político en Alemania. La gran mayoría de los parlamentarios, incluso dentro del nuevo parlamento, seguirán felizmente los dictados de las grandes empresas cuando se trata de los intereses centrales del capitalismo alemán. Pero esta crisis es el precursor de profundos movimientos sociales y terremotos políticos que llegarán a Alemania en el próximo período.
Nota: este artículo fue publicado poco antes de que Mugabe anunciara su renuncia, con efecto inmediato, aproximadamente a las 4 p.m. (UTC).
El lunes 20 de noviembre por la mañana, Zimbabwe estaba al filo de la navaja después de que, la noche anterior, Robert Mugabe no anunciara su renuncia como presidente. Su renuncia era ampliamente esperada después de que perdiera el control total de su partido durante el fin de semana.
La expectativa llegó a un punto crítico el domingo por la noche cuando se anunció que haría una declaración durante una transmisión de televisión en vivo. Pero en un discurso extraño y laberíntico no hubo mención de esto. El discurso terminó en confusión y dejó más preguntas que respuestas. Mugabe luego se disculpó con los generales. No estaba exactamente claro por qué se estaba disculpando, pero el hombre de 93 años que está claramente senil, estaba buscando a tientas sus papeles y era muy incoherente. Algunos sugirieron que, inexplicable e involuntariamente, se saltó dos de las páginas que contenían su renuncia. La otra razón dada fue que la Unión Nacional Africana de Zimbabwe – Frente Patriótico (ZANU-PF por sus siglas en inglés) intervino para evitar una situación en la que Mugabe renunciara frente a las fuerzas armadas, dando así la impresión de que dimitía bajo coacción.
Cualquiera que sea el caso, el estado de ánimo en la capital, Harare, se oscureció poco después de su discurso. Los grupos de jóvenes que participaron en el apagón nacional y la huelga general en julio pasado convocaron a una huelga general cuando el parlamento se reúna el miércoles 22. La influyente Asociación de Veteranos de Guerra de Zimbabwe, que rompió con Robert Mugabe después de que su esposa, Grace Mugabe, encabezara la purga contra su líder Chris Mutsvangwa, también convocó a protestas masivas para el miércoles. Este fue un claro intento de evitar un movimiento de masas independiente y mantener la situación bajo control. Luego, el jefe del bloque del ZANU-PF en el parlamento, Lovemore Matuke, fijó para el lunes al mediodía una fecha límite para que Mugabe renunciara o se enfrentara un proceso de destitución el martes.
El domingo temprano, en una sesión especial del Comité Central de ZANU-PF, Mugabe fue destituido como presidente y primer secretario del partido. Esto siguió a los acontecimientos del viernes en los que las 10 estructuras provinciales del ZANU-PF aprobaron resoluciones para que Mugabe fuera retirado de la presidencia del partido. Su esposa, Grace, fue destituida de su puesto como líder de la Liga de Mujeres de ZANU-PF. Ella y varios miembros destacados de la facción ‘G40’ también fueron expulsados del partido. Su remoción es una continuación de la purga de los miembros del ‘G40’, que comenzó con el golpe militar el miércoles 15 de noviembre por la noche.
Protestas de masas
El sábado hubo las mayores manifestaciones desde que Zimbabwe obtuviera la independencia formal de Gran Bretaña hace 37 años. Decenas de miles de personas marcharon por las calles de Harare, Bulawayo y varias ciudades en todo el país, para reclamar que Mugabe se fuera. Esto fue como una gran celebración callejera. Había una atmósfera de carnaval y un torrente masivo de emociones en todas partes. Los militares fueron tratados como héroes mientras la gente se tomaba fotos con las tropas en las calles. Las masas estaban tomando las calles para expresar años de ira reprimida y frustración contra el régimen de Mugabe.
Sin embargo, las protestas fueron convocadas por los veteranos de guerra que formaban parte del antiguo régimen. Los militares y la facción cercana a ellos han “permitido” que se lleven a cabo estas protestas para utilizarlas como ariete contra la facción del “G40”, legitimar el golpe y proporcionar una justificación popular, relegitimar el ZANU-PF –cuya popularidad se había desplomado junto con el colapso económico– y para dejar que las masas soltaran un poco de vapor. El golpe militar alcanzó su objetivo principal de detener la purga de los veteranos de la lucha por la independencia y eliminar a la facción contraria. Pero después de detener la purga, trataron de dar una justificación legal y popular al golpe.
El nuevo régimen tiene sus propias razones para permitir las protestas, pero la forma en que las masas realmente ven las cosas es una cuestión diferente. Las protestas representan una situación muy contradictoria. Las divisiones por arriba en el régimen han conducido a un golpe de poder militar. Pero la inminente caída de Mugabe después de 37 años en el cargo, ha levantado la esperanza de las masas. Creen que la eliminación de Mugabe conducirá a mejores condiciones de vida. Las masas esperan que se produzca un cambio real con este movimiento, que finalmente pondrá fin a la miseria y la pobreza que tienen que soportar.
Desde el punto de vista del régimen, que ahora camina sobre una cuerda floja, esta es una situación peligrosa. Han proporcionado una salida a las presiones masivas desde abajo y han creado una situación donde las masas pueden sentir su poder colectivo. Esto no ha sucedido en décadas. El peligro para ellos es que al permitir una estrecha salida a toda la ira y la frustración reprimidas, podrían provocar un movimiento independiente de las masas: en particular cuando las masas se den cuenta de que sus condiciones materiales reales no van a cambiar. Bajo la pesadilla de la crisis económica, esto podría suceder más temprano que tarde.
El golpe militar del jueves 16 de noviembre pasado puso todo patas arriba. Durante un período de años, la vieja guardia vio el surgimiento de la advenediza facción de la “Generación 40” alrededor de la ambiciosa Grace Mugabe, que procedió a purgar a uno tras otro a los miembros principales del partido. Joice Mujuru fue destituida como vicepresidenta. Antes de esto, su poderoso esposo, el general Solomon Mujuru, murió misteriosamente en un incendio. Más tarde, el líder de la poderosa Asociación de Veteranos Militares fue removido. Luego, antes del siguiente congreso de ZANU-PF de diciembre, la facción de Mugabe se embarcó en una purga a gran escala de líderes veteranos en el partido, el estado y el servicio civil. Emmerson Mnangagwa, quien fue preparado durante décadas para hacerse con el cargo, fue abandonado sin miramientos y huyó del país. Corrieron rumores de que la purga podría extenderse al alto mando militar y que el general Constantine Chiwenga, el máximo general militar, sería arrestado después del regresde su viaje a China. Este fue el desencadenante del golpe.
El miércoles 15, los tanques llegaron a Harare, cerraron los edificios del gobierno y la emisora estatal y pusieron a Mugabe bajo arresto domiciliario. Los principales miembros de la facción de Mugabe fueron arrestados. Esto, en efecto, selló el destino de Grace Mugabe y de la facción ‘G40’. Pero habiendo llegado tan lejos, los generales ahora se enfrentaban al dilema de “legitimar” el golpe, regresar a la fachada del “gobierno civil” y regresar al cuartel.
No optaron por el gobierno militar directo, en gran parte porque habrían heredado una economía que ha sido diezmada. No pueden resolver la crisis económica porque ellos mismos son beneficiarios de las políticas de Mugabe. Estas son básicamente las razones por las que intentaron ‘negociar’ con Mugabe durante 48 horas antes de las protestas del sábado para que ‘renunciara’ voluntariamente. Si los generales, que son parte de la clase dominante, se quedaban y declaraban una dictadura militar, habría sido en un terreno muy inestable. Tendrían que moverse contra las masas que están impacientes y esperan un cambio. Por supuesto, esta no es la principal preocupación de los generales del ejército. Actúan únicamente para proteger sus propios intereses. Si hubieran tomado el poder directamente, la profunda crisis los habría obligado a aplastar de inmediato la expectativa de las masas por la fuerza. Una traición abierta de este tipo podría desencadenar una revolución o guerra civil.
El imperialismo
Mientras tanto, las diferentes potencias mundiales dan vueltas como buitres, buscando alguna manera de intervenir y buscar sus propios intereses. Los medios británicos como la BBC, The Telegraph y The Guardian ya están fomentando la propaganda anti China y la insinuación de que China está detrás del golpe. Por supuesto, es cierto que Pekín ha estado buscando reformas económicas para abrir la inversión extranjera y se estaba volviendo cada vez más cautelosa con respecto a Mugabe. Es ciertamente posible que los chinos hayan dado su aprobación tácita para los planes de sectores del ejército.
Pero el imperialismo occidental se ha entrometido en Zimbabwe durante décadas, la mayoría últimamente por la imposición de sanciones brutales, que han roto la economía y han dejado al pueblo de Zimbabwe en una situación desesperada. Mientras señala con el dedo a China, Occidente está maniobrando y buscando un punto de apoyo, a fin de utilizar esta crisis para recuperar terreno en Zimbabwe. En el proceso, las grandes potencias no dudarán en utilizarla como un peón para promover sus intereses.
Durante las protestas del sábado, los manifestantes también expresaron su opinión de que el gobierno sudafricano y el organismo regional, la SADC, no deberían interferir en la crisis. Una petición que se inició en Bulawayo para hacer campaña contra la interferencia de la SADC ha alcanzado decenas de miles de firmas en cuestión de días. Este sentimiento es correcto. SADC es un bloque capitalista regional bajo el dominio del capital sudafricano. No representa los intereses de la gente común de Sudafirca.
Los trabajadores y los pobres en Zimbabwe se basan en la experiencia de las interferencias de la SADC en este país en 2002 y 2008. En las elecciones de 2002, el ex presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, envió a dos jueces para fiscalizar las elecciones presidenciales de Zimbabwe. Las elecciones se caracterizaron por la violencia y la intimidación perpetradas por el ala juvenil del ZANU-PF. Más de 100 personas murieron en el proceso, en su mayoría partidarios de la oposición. Los jueces concluyeron que las elecciones “no pueden considerarse libres y justas”. Pero Mbeki no publicó el informe de los jueces. Los contenidos solo se revelaron en 2014 después de que los periódicos Mail y Guardian ganaran un prolongado caso judicial para revelar los contenidos.
En las elecciones presidenciales de 2008, Tsvangirai del opositor MDC, recibió el 48% frente al 43% de Mugabe. Se suponía que la segunda vuelta ocurriría 21 días después, pero Mugabe desató a los veteranos de guerra para llevar a cabo una campaña extremadamente violenta contra el MDC. Más de 10.000 personas resultaron heridas en la violencia que siguió, 86 fueron asesinadas y cientos de miles fueron desplazadas. Mugabe ordenó un envío de armas desde China, que Mbeki estuvo feliz de entregar a través de la ciudad portuaria sudafricana de Durban. Pero el barco no pudo ser descargado en Durban porque los trabajadores portuarios sudafricanos iniciaron una huelga salvaje y se negaron a manejar la carga. El barco finalmente tuvo que regresar a China con las armas a bordo.
Mbeki luego negoció un trato con Tsvangirai y Mugabe para formar un gobierno de unidad nacional. La experiencia de esta traición dividió al MDC en tres facciones diferentes. Hoy está en una situación aún peor que el ZANU-PF. El papel de Mbeki mantuvo a Mugabe en el poder desde entonces. El pueblo de Zimbabwe no lo ha olvidado y debería resistir los intentos de Zuma y del SADC de inmiscuirse en sus asuntos.
Inestabilidad
Los últimos acontecimientos representan un cambio radical para Mugabe, de 93 años. Solo una semana antes parecía tener el control total de la situación. Estaba tan seguro de sí mismo que se embarcó en una purga de sus antiguos camaradas para allanar el camino para que su esposa y la generación más joven lo reemplazara. Pero ahora, después de 37 años, su destino está sellado porque ya no representa los intereses de las élites gobernantes.
La caída de Robert Mugabe es el mayor acontecimiento político en Zimbabwe desde que el país obtuvo la independencia formal de Gran Bretaña en 1980. El régimen se encuentra en una profunda crisis. La confusión e incompetencia mostrada por los acontecimientos la noche del domingo 19 de noviembre muestran gráficamente esto. Las divisiones por arriba han sumido al régimen en una crisis abierta y cuanto más trata de luchar para salir de las arenas movedizas, más se hunde. Refleja la crisis del sistema y la incapacidad del régimen para resolverlo.
El nuevo presidente del ZANU-PF, Mnangagwa, que había luchado contra el colonialismo de Rhodesia y se abrió paso desde la base, es un operador despiadado y astuto. Él fue quien dirigió la operación que condujo a la brutal represión del levantamiento de la minoría ndebele en Matabeleland entre 1983 y 1984, donde murieron más de 20.000 personas. Esto ha dejado profundas heridas en Matabeleland, que no han sanado hasta el día de hoy. Bajo las circunstancias actuales, la cuestión de la tierra y la cuestión nacional en estas áreas podrían reavivarse y tomar un carácter explosivo.
La elite gobernante, ya sea el ala que rodea a Mugabe o en cualquier otra, es incapaz de resolver los problemas de la sociedad. Para los trabajadores, los campesinos y los pobres de Zimbabwe no hay otro camino que confiar en sus propias fuerzas. Deben eliminar a Mugabe y al resto del régimen mediante acciones masivas en las calles. Ya hemos visto tales elementos desarrollarse cuando estallaron las protestas en la Universidad de Harare el lunes. Al mismo tiempo, ese movimiento debe extenderse por todo el continente y, en particular, a Sudáfrica, donde las masas están igualmente hartas de sus condiciones y de la clase dominante.
El caos y la barbarie que han perseguido a la sociedad de Zimbabwe son el resultado directo del movimiento de liberación de la década de 1970, que luchó con éxito contra el imperialismo británico, pero no llegó a derrocar al capitalismo. La única forma de salir de este impasse es terminar el trabajo y poner en marcha un programa socialista para la colectivización de la tierra bajo el control de los trabajadores rurales y campesinos y para expropiar las industrias en las ciudades. El caos y la crisis actual es un reflejo del callejón sin salida del capitalismo. Solo una revolución socialista liderada por la clase trabajadora puede conducir a una salida al caos y la miseria a los que se enfrentan las masas de Zimbabwe.
El pasado 19 de noviembre fue designado el Dr. Mario Rodríguez Casas como director del IPN, y en su toma de protesta ante el Consejo General Consultivo expresó su compromiso con el cumplimiento de los acuerdos de noviembre de 2014 y toda la disposición al diálogo, respectivamente, en entrevista con el periódico La Jornada, donde aseguró que el Congreso Nacional Politécnico es una prioridad en su administración.
La consulta politécnica realizada los días 7 y 8 de noviembre y sus resultados entregados en movilización a Los Pinos el día 9 de noviembre dejaron claro y preciso que más de 32 mil politécnicos (maestros, estudiantes y trabajadores) no permitiríamos 3 años más de obscuridad en el politécnico con un periodo más al frente de Enrique Fernández Fassnacht. La administración autoritaria implementó todo tipo de hostigamiento para frenar la consulta pero no pudo evitar su descalabro ante una comunidad cansada de tanto despotismo, corrupción y falta de proyecto académico después de 3 años al frente. La consulta tuvo impactos afuera del IPN, a tal grado que el ejecutivo federal no tuvo más opción que dar las gracias a Fernández Fassnacht.
La no ratificación de Fassnacht al frente del IPN es el primer paso, es un paso adelante y un gran logro de la lucha politécnica. Es el claro ejemplo que la organización sirve y que a pesar que la consulta no era el legal tuvo la legitimidad por parte de la comunidad. Sin embargo aún quedan acuerdos del paro de 2014 por resolver y una cantidad considerable de problemas gravísimos que enfrenta el IPN y que no hay tiempo que perder por parte del nuevo director general.
Ahora mismo se discute el proyecto de egresos para el año 2018, donde la educación pública y particularmente las universidades saldrán afectadas en sus presupuestos asignados. El IPN necesita recursos para salir del estancamiento académico y laboral en que se encuentra.
En las escuelas dañadas por el sismo del 19 de septiembre no hay autoridad que sepa dar soluciones después de 2 meses de los sucesos. La práctica viciosa de los directores designados por la vieja administración se manifiesta en las brillantes palabras de la Directora de la ESCA Tepepan, que ante una asamblea estudiantil que exige respuestas y soluciones para su escuela caída responde: “Si no les gusta, cambiense de escuela”. Estos y muchos ejemplos más podemos dar, pero queda claro que es urgente poner al IPN de pie y al servicio del pueblo, las autoridades centrales mucho que rendir cuentas y trabajo que hacer.
Los que nos organizamos en el Comité de Lucha Estudiantil del Politécnico – CLEP, fuimos parte de los impulsores de la Consulta Politécnica y que luchamos por una mejor educación creemos que cambiar de director general no es el objetivo principal, aún desde la presidencia se sigue asignando, una de nuestras luchas es por la democratización donde la comunidad sea escuchada para el nombramiento de sus autoridades. Creemos que la consulta politécnica ha sido el primer artífice de la unidad de estudiantes, trabajadores y maestros para la organización permanente en defensa del proyecto histórico que vio nacer al instituto.
Mantener la organización y lucha para seguir exigiendo y aportando para la solución de la problemática académica-laboral, la participación activa y consciente de la comunidad es el objetivo primordial después de lograr la no ratificación de Enrique Fernández Fassnacht, David Cuevas García y Julio Gregorio Mendoza.
Hacemos el llamado a la comunidad a mantener la organización y próximamente reunirnos en una gran coordinación que retome las bases democráticas de la Asamblea General Politécnica- AGP para que no siga en manos de 5 traidores a la comunidad estudiantil y sí luche por llevar hasta el final el cumplimiento de los acuerdos del 2014 e incluya a los sectores docente y no docente. Al nuevo director general Dr. Mario Rodríguez Casas, le exigimos borrar toda huella de represión y agresión en el IPN, dejar de reunirse con la llamada mesa 5×5 que no representa al estudiantado mucho menos al resto de los sectores y emprender un franco diálogo con la comunidad politécnica y que las declaraciones no solo queden en discursos.
La ofensiva desatada por la gestión Macri no encuentra precedentes en la historia Argentina. Muchos hacen hincapié que la actual crisis encuentra su similitud de la década de los ’90 cuando la ofensiva neoliberal campeaba el planeta.
Hoy la crisis mundial capitalista es aún más profunda que la del ’29, así los gurúes del imperialismo, los economistas más lúcidos vaticinan una duración de la misma de más de 40 años y de la mano de ésta, enormes padecimientos para las masas del mundo. Por lo tanto, su expresión criolla se encuentra muy lejos de lo vivido en la década de los ’90, ya que la misma solo era una de tantas en los ciclos capitalistas de boom y recesión.
En este escenario, el gobierno de la burguesía en Argentina luego de las elecciones Legislativas se encuentra implementando los proyectos de reforma laboral, previsional y tributario. La magnitud del ataque a las condiciones de vida, trabajo, salud y educación no tienen parangón.
Con el tan usado argumento que el costo laboral en Argentina se encuentra entre uno de los más altos de la región, combinado con la crisis mundial, nos plantean que “debemos generar mayor empleo” y para esto consentir en desmantelar las viejas conquistas. Flexibilizar el empleo, naturalizar mayores cargas horarias de 10 u 12 horas de trabajo. Aceptar los despidos sin las “viejas indemnizaciones” ya que la reforma nos plantea que seríamos los trabajadores quienes deberíamos pagarlas. Eliminación del pago de horas extras, la implementación de contratos basuras de dos años, etc., etc. y todo sin oponer lucha alguna en las calles o fábricas, de abstenernos a medidas defensivas utilizando las organizaciones sindicales “ya que resultan obsoletas” para la defensa de nuestros intereses como clase trabajadora, ya que “no ayudan al actual situación de desempleo y a la posibilidad de reparar este gran mal de Argentina”.
Con la excusa de la herencia recibida del anterior gobierno, -argumento obsoleto como fundamento para llevar las medidas reaccionarias-, se intenta desacreditar las conquistas obreras que se expresaron en décadas de lucha. Se intenta legitimar ante los ojos de las masas con una serie de explicaciones, uno de los mayores ataques a la clase obrera y los trabajadores.
El Presidente Macri en cada discurso apunta a la necesidad de romper con las mafias de los juicios laborales, como así con las mafias sindicales y las mafias de los políticos corruptos.
Ahora el montaje mediático le toca al proyecto de Ley contra la corrupción de las empresas y empresarios. Así se implementa una herramienta para que de este modo se pueda embestir en contra de las facciones burguesas opositoras, como es el caso de Oil Combustibles S.A. Donde el parlamento como la justicia dictamina que “En medio de la crisis financiera que afronta el empresario Cristóbal López, la Corte Suprema de Justicia de la Nación por unanimidad, rechazó el concurso de acreedores de Oil Combustible SA (OCSA), tras el reclamo de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).” www.iprofecional.com 15/11/2017
“La Corte hizo lugar a la queja de la AFIP que solicitó la nulidad de la sentencia de apertura del concurso de OCSA que había aprobado el Juzgado de Primera Instancia de Ejecución de Chubut.” www.iprofecional.com
Este dictamen judicial se da en momentos en que “El grupo inversor OP Investments, que busca la autorización judicial para comprar Oil Combustibles y el resto de los activos del Grupo Indalo, dijo que la petrolera rusa Lukoil será su socio estratégico y que está dispuesta a aportar 300 millones de dólares para la expansión del negocio de la empresa.” ADNSUR 16/11/2017
Entonces la lógica y la implementación de herramientas de diferentes estamentos del Estado, sean utilizadas para esta lucha entre deferentes sectores burgueses y de esta manera facilitar la concentración monopólica del negocio, sea cual fuera el mismo.
El ataque es en toda la línea. La agitación de romper las mafias sindicales viene de la mano de avanzar en desactivar la personería gremial a más de 400 y 500 sindicatos, de los cuales los primeros cuentan con una personería gremial simple. Así sus trabajadores queden dentro de las estructuras sindicales más afines al gobierno amarillo. Esto será acompañado por el triunvirato cegetista que ya dio su guiño al Ministro Jorge Triaca.
Por otro lado, el realineamiento en clave imperialista es notable. La visita del Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu a nuestro país, el intento de intensificar las relaciones económicas con EEUU mientras que éste país pone cada vez más altas tas tasas arancelarias. La solicitud por parte del presidente Mauricio Macri a Donald Trump de que realice un “embargo petrolero” contra Venezuela, según ha manifestado durante una entrevista que al diario Financial Times el 09/11/2017. La solicitud vehemente del Presidente Macri de ser parte de la lucha contra el terrorismo. Todas medidas o declaraciones que son ejemplo de una sumisión y entrega supina del país.
El gobierno cuenta con un estamento que lo acompaña de manera franca en lo que va de su gestión: el Poder Judicial, que por el momento le da cierta homogeneidad en su apariencia de coherencia en la lucha contra los corruptos. Pareciera único jinete que empuña la “bandera del progreso y de la lucha contra el pasado reciente”. Algo que solo puede conseguir de manera relativa en cuanto cuenta, con el apoyo del monopolio de los medios de comunicación afines.
La ofensiva Judicial contra los Jueces Laborales que han dictaminado a favor en diferentes conflictos relacionados a los trabajadores y sus reivindicaciones, recorren el camino de la destitución a través del juicio político solicitado por el Ministro Jorge Triaca. Todo, en el intento de disciplinar al movimiento de masas.
Van también contra los que en el pasado ofrecieron una salida ante la crisis revolucionaria del 2001/2003 que se ubicaron como árbitros entre los intereses opuestos e irreconciliables: la burguesía y la clase obrera; para reconstruir el estado capitalista, sus instituciones y dar así una salida decorosa al régimen de explotación. La persecución de los políticos de las demás facciones burguesas con un encarnizado hostigamiento y persecuciones a los “opositores K”, siendo los casos más relevantes el ex Vicepresidente Amado Boudou y el ex Ministro de Planificación Julio De Vido.
Este sector judicial con la espada de Némesis (la venganza), una balanza desigual, desequilibrada y sin vendas en los ojos, arremete en primer lugar contra la clase obrera y los sectores populares en desmontar toda la legislación que protege y que fue producto de años y años de lucha callejera, de paro y movilizaciones y que tuvieron su correlato en letra de molde en la jurisprudencia burguesa.
La economía
El nuevo paquete económico que aspira llevar adelante se resume de esta manera. Por un lado el Gobierno pretende cambiar la fórmula que determina la liquidación y el ajuste de los haberes jubilatorios, pensiones y demás prestaciones sociales y así ahorrarse $118.000 millones menos a lo contemplado por la actual ley de Movilidad Jubilatoria que fue sancionada en 2009. La idea es actualizarlos por la inflación y de manera trimestral. Asimismo, descarta cambiar la edad para jubilarse, hoy estipulada en 60 años para las mujeres y 65 para los hombres. Por lo menos en un principio.
La nueva fórmula de cálculo de las jubilaciones que impulsa buscará que los haberes acompañen la desaceleración de la inflación. Así, para el año próximo, el Gobierno avalaría que las jubilaciones aumenten un 10% si la meta inflacionaria resulta igual a la prevista.
Los lineamientos del proyecto están en sintonía con los economistas del gobierno y el Fondo Monetario Internacional y la Organización Económica para la Cooperación y el Desarrollo (Ocde). También recomienda reducir progresivamente la relación entre jubilación mínima y sueldo promedio de modo que cada vez sea mayor la brecha entra ambos y más bajas las jubilaciones.
“Llevar del 75% al 45% del sueldo promedio la jubilación mínima, esto redundará en un ahorro del 10% del PBI”.
Lo que nadie dice sobre las medidas que el Gobierno de Macri intentan modificar, es que el sistema de jubilaciones y pensiones de reparto se sustenta en los aportes que cada trabajador realiza mes a mes y que representa un verdadero sistema de capitalización colectiva y pública y de reparto como principio estructurante, no de cuentas individuales. De esta manera, los capitales acumulados se utilizaban en crédito social a través de préstamos hipotecarios, prendarios y personales. De esta forma las jubilaciones de reparto representa la solidaridad intergeneracional.
Con esta serie de medidas más otras que van desde la eliminación de aportes patronales para los salarios menores a $10.000. Un aumento de tarifas de alrededor de 40% en diciembre -luz y gas- y dos subas de 20% para las tarifas en 2018. Establecer correcciones en el precio del transporte de 50 centavos por mes. Gravar las inversiones mayores a $1,4 millones en bonos, plazos fijos y Lebacs.
De cobrar el IVA a servicios de empresas no radicadas en el país, que por lógica se descarga a los bolsillos de los sectores populares.
De manera gradual se plantea la rebaja de los aportes patronales. Una reducción del impuesto a las ganancias para las empresas que no distribuyan dividendos y la decisión de que el pago del impuesto al cheque se tome a cuenta de Ganancias. Reducir la alícuota de este gravamen de 35% a 25% para empresas que reinviertan las utilidades.
El costo fiscal de la reforma tributaria estaría entre 0,3% y 0,5% del PBI, unos $50.000 millones. En el caso de Ganancias, se confirmó que habrá una alícuota menor para las sociedades que reinviertan el pago de sus dividendos. La idea del Ministerio de Hacienda es que la alícuota máxima en este caso pase del 35 al 25%, mientras que se mantendrá en 35% para el resto de las personas jurídicas.
Como quedan claro las medidas para los grandes patrones o empresarios es favorecerlos y mientras tanto para los de abajo se endurece las medidas económicas y confiscatorias de nuestros salarios para pagar la crisis que ellos generaron.
De esta manera se produce una enorme transferencia de recursos desde nuestros bolsillos a las arcas capitalistas.
Todas estas medidas que favorecen a los capitalistas está sustentada sobre dos pilares, uno el gigantesco endeudadamiento del país en más de u$s100.000 millones y en tan solo dos años de gestión de Cambiemos y el otro, en medidas confiscatorias del salario a través de la inflación, la escandalosa escalada de precios de la canasta básica de alimentos y las reformas previsionales, laboral y tributaria. Así se produce por diferentes mecanismos se produce una enorme transferencia de recursos de nuestros bolsillos a las arcas capitalistas.
Lo que queda en claro es que la economía argentina se encuentra en un proceso mayor de estancamiento, producto del carácter parasitario de la burguesía argentina, burguesía que ha venido recorriendo en las últimas décadas una transformación a anquilosarse aún más en un carácter rentista.
Por otro lado, el intercambio comercial como la industria automotriz encuentra un límite marcado. “Con importaciones desde Brasil por u$s 12.876 millones y exportaciones argentinas por u$s6.948 millones, en los primeros nueve meses del año el déficit del intercambio con Brasil alcanzó una cifra récord de u$s5.886 millones, un 75% más que en el mismo período de 2016.” Infobae 13/11/2017
“Así, según los datos acumulados entre enero y septiembre, el déficit automotriz con Brasil se aproximó a los u$s4.000 millones en nueve meses de 2017, cifra que no solo explica el desbalance bilateral por mercaderías, sino también la mayor parte del déficit comercial record en la ponderación de todos los mercados que calcula el INDEC. Las cuentas del intercambio comercial argentino volvieron a traer en agosto malas noticias para el gobierno nacional, porque las exportaciones se derrumbaron 9,2%, a u$s5.228 millones y las importaciones, por el contrario, se expandieron 24,9%, a u$s6.311 millones, en ambos casos en comparación con un año antes.” Infobae 26/09/2017
El rubro automotriz es central para entender el profundo desequilibrio comercial. Según la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña (CAMBRAS), los autos terminados, tractores, piezas y otros vehículos representan el 37% de las ventas argentinas a Brasil. En tanto, las importaciones automotrices representan la mitad de las compras argentinas a Brasil. Infobae 13/11/2017
La defensa de la democracia
La ofensiva sostenida por el gobierno del Presidente Macri se encuentra caracterizada por el arco opositor como un ataque a la democracia. Desde los artistas, políticos, sindicalistas, DDHH, etc., se hace una convocatoria a la defensa de la democrático ante el recorte en manos de Macri, y como salida se muestra el planteo a los trabajadores, sectores populares y a su vanguardia la defensa del “Estado de Derecho”. El Estado de Derecho, arrastra a una salida dentro del régimen y sus instituciones. Todo se prepara -incluyendo movilizaciones- para la defensa de la democracia y la victoria en el 2019 a una “salida a favor de los abajo”.
“En el más democrático Estado burgués, las masas oprimidas tropiezan a cada paso con una contradicción flagrante entre la igualdad formal, proclamada por la ‘democracia’ de los capitalistas, y las mil limitaciones y tretas reales que convierten a los proletarios en esclavos asalariados. Esta contradicción es la que abre a las masas los ojos ante la podredumbre, la falsedad y la hipocresía del capitalismo. ¡Esta contradicción es la que los agitadores y los propagandistas del socialismo denuncian siempre ante las masas a fin de prepararlas para la revolución!” ((La revolución proletaria y el renegado Kautsky, Lenin, t. 37))
“No puede haber igualdad entre los explotadores, a los que durante largas generaciones han distinguido la instrucción, la riqueza y los hábitos adquiridos, y los explotados que, incluso en las repúblicas burguesas más avanzadas y democráticas, constituyen, en su mayoría, una masa embrutecida, inculta, ignorante, atemorizada y falta de cohesión.” (ídem)
Macri y su equipo gobernante implementa el juego de la doble vara, por sobre toda las cosas hacia los trabajadores y opositores de otras facciones del régimen, no siendo la vara que utilizan para los propios. La hipocresía, la mentira mediática y el manipuleo judicial, con una Corte Suprema de Justicia que se asemeja más a la idea de Oidores que funcionaban en representación del rey en el medioevo, es la lógica del gobierno y del Poder Judicial.
La necesidad amarilla de arremeter con una ofensiva sin parangón se centra en la crisis mundial capitalista. La necesidad de readecuar al Estado a una lógica del negocio a los sectores que se ven beneficiados por las reformas en curso, es la conducta del régimen actual.
Cada una de las reformas que se intentan implementar tiene la lógica del beneficio de los empresarios de la salud o la educación. La lógica de beneficiar a los capitalistas como clase de conjunto, en la reducción de los aportes patronales, el retiro de las indemnizaciones, etc., etc., etc.
“Democracia para una minoría insignificante, democracia para los ricos: esa es la democracia de la sociedad capitalista. Si observamos más de cerca el aparato de la democracia capitalista, vemos en todas partes, en los detalles ‘pequeños’ –supuestamente pequeños- del sufragio (…), en la técnica de las instituciones representativas, en los obstáculos reales al derecho de reunión (¡los edificios públicos no son para ‘indigentes’!), en la organización puramente capitalista de los diarios, etc., etc., vemos restricciones y más restricciones de la democracia. Estas restricciones, excepciones, exclusiones y trabas a los pobres parecen insignificantes, sobre todo a quien jamás ha pasado necesidad, ni ha estado jamás en estrecho contacto con las masas oprimidas en su vida de masas (que es lo que ocurre con las nueve décimas partes, si no con el noventa y nueve por ciento de los publicistas y políticos burgueses) pero, en conjunto, estas restricciones excluyen, eliminan a los pobres de la política, de la participación activa en la democracia.” (El Estado y la revolución, Lenin)
“Los juristas de los países capitalistas, burgueses hasta la médula y en su mayoría reaccionarios, han dedicado siglos o decenios a redactar las más minuciosas reglas, a escribir decenas y centenares de volúmenes de leyes y comentarios para oprimir al obrero, para atar de pies y manos al pobre, para oponer mil argucias y trabas al simple trabajador del pueblo… Allí todo está meditado y prescrito para ‘estrujar’ todo lo posible al pobre. Allí hay millares de abogados y funcionarios burgueses… que saben interpretar las leyes de manera que el obrero y el campesino medio no consiga atravesar nunca las alambradas que sus preceptos levantan.” (La revolución proletaria y el renegado Kautsky, Lenin)
Esto resulta el verdadero basamento del recorte democrático. Pero, la clase obrera, los trabajadores, la juventud, ¿que entienden por democracia? ¿Solo es el acto que a cada 4 años se los convoca a elegir al próximo candidato? Creemos que no. Las masas conquistan la democracia en la calle, tengan o no letra de molde en la Constitución Nacional. Las libertades democráticas, su conquista se encuentra en la lucha contra la oligarquía y la burguesía. Aquellas que conseguimos con la acción directa, con la democracia directa, en asumir el destino de nuestras vidas en propias manos. En última instancia, las libertades democráticas son una relación de fuerzas. Su perdurabilidad en el tiempo solo podrá darse definitivamente cuando sean acompañada por nuestro propio gobierno de trabajadores, avanzando sobre la economía capitalista, nacionalizando los resortes fundamentales del país bajo nuestro control democrático.
La CGT
Es una noticia reciente el triunvirato cegetista “rechazó” la reforma laboral, pero este rechazo tiene más de pose mediática que una consecuencia real en un plan de lucha que detenga la ofensiva capitalista. Pero tan solo bastó dos días para que luego terminaran cerrando un acuerdo y apoyo a la reforma laboral que impulsa el gobierno.
El comportamiento real ¡y como se ha demostrado! de los Jefes Sindicales es de acompañamiento a las medidas del gobierno de Cambiemos. Ya señalamos que le dieron el guiño a la baja de 400 a 500 personerías gremiales de diferentes sindicatos menores.
Omar Plaini dijo en diálogo con Radio Mitre: “que la reforma laboral tal como la presentó el Gobierno “cambió lo que venía conversando con nosotros y lo que venía planteando”.
Luego agregó que “veníamos hablando de tres temas. Entonces, ¿por qué se aparecen después del 22 de octubre con un proyecto de 145 artículos, que no creo que lo hayan elaborado de la noche a la mañana? El Gobierno nos mintió, está pensando otra cosa. Estaba esperando un resultado electoral para avanzar sobre otras cuestiones”, aseguró Plaini.
Plaini aclaró que “estamos en total desacuerdo por el contenido de esos artículos, que nada tienen que ver con lo que veníamos hablando. Además, cambia en 14 artículos de raíz lo que es la Ley de Contrato de Trabajo” y agregó que “esta reforma laboral como está así no la vamos a aceptar de ninguna manera, porque es retrotraerse décadas y décadas y pérdida de derechos de los trabajadores. Es una flexibilización”.Este debate “va a terminar en el Congreso y los diputados y senadores tendrán la responsabilidad de decir sí o no”, sentenció. 13/11/2017 El diario 24.com
Lo gracioso es cómo estos dirigentes en sus declaraciones solemnes, en primer lugar se sienten engañados como doncellas por sus señores amos. Por el otro esperan la solución de la mano de los parlamentarios.
La capacidad de convocatoria y movilización por parte de la Centrales Obreras no tiene parangón. El temor de los mismos es abrir un canal de expresión de los de abajo ante cualquier convocatoria que hicieran en defensa de los derechos de la clase obrera y sectores populares. Y así desnudar su verdadera conducta de colaboración de clases, de conciliación con los capitalistas.
Muchos sectores nos podrán decir que este bloque político de los Jefes Sindicales no es homogéneo, que mantienen fisuras internas, que tal o cual es combativo. De lo que se trata es de madurar con el activismo, delegados de base, cuerpos de delegados y juntas internas, la necesidad de luchar en unidad contra el ajuste y la represión. Y que debemos avanzar en el proceso de generar una alternativa válida a esta dirección, que va de la mano del debate de hacia dónde vamos y qué debemos oponerle como clase a los capitalistas y su programa. Debemos auspiciar reuniones en los sindicatos que existan espacios para debatir y definir planes de lucha y si no fuera posible generar alternativas de debate dirigidos a conquistar estos espacios. El trabajo por lo tanto es doble adentro y no de las estructuras sindicales. Claro que esto puede ser objetado por un amplio arco político sindical que nos señale que hay que ser orgánicos. Pero la organicidad de estos planteos más de las veces obtura cualquier salida que ayude a estructurar una salida de conjunto de la clase. Lo que prima son las necesidades de los de bajo que determinan y mandan y las estructuras sindicales son más de las veces organizadas para una lógica que no sea cuestionado nada. Por lo tanto abonar en el camino de convocar reuniones en unidad de las organizaciones de primer y segundo grado como a activistas de base y combativos por rama, seccionales, regionales a debatir y definir el qué hacer es tarea de primer orden.
En definitiva de lo que se trata es de establecer la unidad necesaria. Hoy se expresan diferentes sectores sindicales medios desde Córdoba, Santa Fe y sectores del Gran Buenos Aires, en el camino de sostener plenarios y debates más que necesarios en la construcción de una alternativa genuina.
Los revolucionarios no podemos permitirnos no participar de tales eventos, señalando hacia dónde va el capitalismo y las tareas del activismo honesto y combativo, como así las juntas internas y cuerpos de delegados.
El papel de la izquierda
Como ya hemos señalado en materiales anteriores, la izquierda del FIT ha logrado un posicionamiento político electoral que no resulta despreciable. Por el contrario las fuerzas que lo sostienen se han transformado en una referencia no solo electoral sino además en las luchas de la clase obrera y de los sectores populares.
De todas maneras y sin el ánimo de chicana alguna, señalamos hoy como en anteriores oportunidades que los resultados obtenidos en octubre no alcanzan. La ausencia de una genuina política en la táctica de frente único impide que sean una alternativa de masas.
El documento que publicó el Partido Obrero como balance electoral en las Legislativas de Octubre pasado en el cual definen en el punto “Crisis de dirección” que, “Pero ninguna determinación puramente económica explica esta aceptación electoral. La cuestión central pasa por la crisis de dirección del movimiento obrero. En estos dos años de macrismo, la clase obrera desplegó enormes esfuerzos para rechazar la política de cierres de fábricas, despidos y paritarias con cepo,” y sigue en el punto “El Frente de Izquierda”, “La campaña electoral ha demostrado, de un modo todavía más agudo que en pasado, que el Frente de Izquierda, siendo una indudable referencia electoral, está lejos de constituir un polo político capaz de vertebrar cotidianamente a la clase obrera en la lucha contra el Estado y los partidos capitalistas.” Editorial Las elecciones del 22 de octubre Prensa Obrera del 26/10/2017 #1479
Estos dos reconocimientos nos parece más que valorable a la hora de establecer un balance general del comportamiento político de la izquierda que se reclama trostskysta.
Es un paso importante para revertir el rechazo de amplias masas y su vanguardia a la política sectaria de hacer prevalecer los intereses de tienda anteponiéndolos a los intereses generales de la clase obrera y los sectores populares.
No pretendemos en este material abordar tal balance, pero sí es nuestra intención establecer ante la crisis de dirección de la clase obrera una prioridad en lo que hace a los temas más relevantes que atraviesan al movimiento revolucionario del país y la región.
Ser firmes en los principios y flexibles en la organización, sin ultimátum alguno a los trabajadores y sus direcciones intermedias, acompañar el proceso de maduración en tanto agudización de la situación política y de la agudización de la lucha de clases, resulta la tarea de los revolucionarios.
Construir el Partido de los Trabajadores
Para nuestra Corriente política la clase obrera, los trabajadores y la juventud adolecen de una organización que exprese los intereses de nuestra clase.
Han sido incontables las oportunidades en la historia de los trabajadores y la clase obrera que demostraron una enorme capacidad de lucha y resistencia ante los embates del gran capital. Y en general se han optado por variantes que no representan nuestros intereses de clase. Necesitamos por lo tanto construir nuestro propio Partido de Trabajadores.
La burguesía en sus diferentes facciones, ha sido capaz en el transcurso de una amplia historia de lucha obrera de más de 100 años, de privar de esta alternativa para nuestra clase. Se trata de poner en la agenda de discusión y de lucha no solo las reivindicaciones más elementales y la defensa de nuestros derechos, de salud, educación, trabajo y salarios dignos. Sino además de establecer los ámbitos propicios entre el activismo político sindical y de la izquierda de llevar adelante tal debate.
El ataque a las condiciones de vida de las mayorías nacionales recorre ribetes gigantescos, por lo tanto la respuesta debe tener proporciones similares. La táctica de frente único, las tradiciones y métodos del marxismo revolucionario, como así la necesidad del debate y la acción deben preceder los embates futuros en contra el gran capital.
Este año es el 97º aniversario de la ofensiva de Kiev de 1920 por el ejército polaco y la derrota decisiva de las tropas soviéticas en la Batalla de Varsovia: un acontecimiento de gran importancia histórica que marcó un punto de inflexión en el curso de la revolución europea. Este frente de la Guerra Civil rusa fue una prueba grave e importante para el partido bolchevique, que provocó un debate sostenido e intenso entre sus filas.
Los bolcheviques sabían que de lograr el éxito en esta batalla, se podría dar un impulso significativo a las fuerzas de la revolución polaca, alemana, húngara y, finalmente, europea y mundial.
Durante las celebraciones del aniversario de este año, el presidente derechista polaco, Andrzej Duda, suscribió públicamente la del “milagro en el Vístula”, el nombre alternativo de la batalla. Según este mito, la propia Virgen María ayudó al ejército polaco en la lucha santa contra las hordas bolcheviques impías. Duda explicó que no duda “en declarar que el avance ocurrió en el día de la fiesta de Santa María la Virgen, Madre de Nuestro Señor Jesús Cristo, que es lo que los estrategas y oficiales del ejército polaco también pensaron en su momento”.
Por desgracia, esta intervención divina no se pudo ver 19 años más tarde cuando los tanques alemanes y rusos pasaron por los campos polacos al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. En cualquier caso, dejemos a Duda y sus colegas con sus apelaciones a las legiones celestiales, mientras sacamos lecciones de este punto de inflexión que cambió la historia mundial.
La cuestión de la independencia
La declaración de la independencia de Polonia en noviembre de 1918 fue precedida por 123 años de partición del país por las tres grandes potencias: Austria-Hungría, Prusia y la Rusia zarista. Sin entender el carácter de la cuestión nacional que surge de esta partición y cómo la Primera y la Segunda Internacional lo abordaron, es imposible entender el estado de ánimo de los trabajadores polacos durante la Guerra Civil rusa y la ofensiva soviética de 1920.
La independencia del Estado polaco fue deseada por una variedad de clases, que combatieron por conseguirla: la nobleza, la nobleza menor, la burguesía en ascenso y la pequeña burguesía, con múltiples secciones tomando posiciones de liderazgo temporales. Las clases dominantes en Europa cambiaron periódicamente sus posiciones en este período turbulento y económicamente transformador. Al final, quedó claro que la única clase que se mantuvo constante en sus aspiraciones revolucionarias fue el proletariado. Pero llamas de la revuelta en Polonia no se extinguían. “Los polacos siempre están conspirando”, escribe el brillante historiador polaco del alzamiento de 1831, Mochnacki. “Si les va mal, se rebelan para sacudirse el yugo. Se rebelan porque no pueden evitar revelarse. Si les va bien, se rebelan porque pueden permitírselo.”
La realidad concreta de esta lucha, sin embargo, no puede reducirse a la idea abstracta de la “nación”. De hecho, en sus etapas iniciales, la rebelión por la independencia se limitó a un pequeño sector de la nobleza, luchando con métodos que corresponden a su carácter de clase: una guerra de guerrillas de pequeñas batallas llevada a cabo por una pequeña minoría. Esta minoría no pudo obtener el apoyo de los campesinos a quienes explotaban y no pudieron aliarse con la creciente burguesía, que buscaba reemplazar a la nobleza como fuerza dirigente. Estos y otros factores llevaron a la pequeña burguesía nacionalista cuestionarse las razones de la partición en primer lugar, y la incapacidad de la nobleza para romper con la dominación extranjera. Como tal, la pequeña burguesía emergente comenzó a culpar, dentro de los límites de sus propias perspectivas de clase, a la nobleza de la situación general. A su vez, partes de la pequeña burguesía (los primeros socialistas polacos) se orientaron hacia la lucha por la reforma social, lo que les dio una apariencia de “socialistas”, a pesar de su carácter de clase pequeño burgués.
La Primera Internacional y Polonia
La formación de la Primera Internacional de hecho se originó con el movimiento internacional de solidaridad con el levantamiento polaco de 1863, que había sido cruentamente reprimido por los rusos. La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), y sobre todo Marx y Engels, nunca dejaron de defender la causa polaca a pesar del intenso debate sobre las complejas interconexiones de la lucha polaca con las cuestiones más amplias planteadas por el desarrollo de la lucha revolucionaria en Europa.
La Primera Internacional era extremadamente heterogénea en su composición, albergaba desde nacionalistas revolucionarios pequeño burgueses como Mazzini, hasta anarquistas como Bakunin y Proudhon; socialistas utópicos y a los sindicatos británicos. Marx y Engels, como principales teóricos, tuvieron que atravesar un largo período de lucha con diferentes tendencias para establecer firmemente las ideas del socialismo científico dentro de la Internacional.
Marx y Engels defendían el apoyo a la independencia de Polonia a pesar del carácter reaccionario de los aristócratas polacos que lideraban el movimiento nacional en esa etapa. Esto se debió a que la lucha por la independencia de Polonia socavaría objetivamente el poder de la fuerza más reaccionaria de Europa en ese momento: la Rusia zarista. En el otro lado de la discusión estaban Proudhon y sus seguidores, quienes negaban la importancia de la lucha nacional por completo, al declarar las nacionalidades como prejuicios anticuados.
Es irónico que el establecimiento de la Internacional -un paso tan gigantesco para las fuerzas revolucionarias de la clase trabajadora- surgió de la ola de solidaridad obrera con el levantamiento polaco. La lucha nacional polaca ocupó un lugar central en la política europea a lo largo del siglo XIX (a pesar de los prejuicios idealistas de Proudhon) y también afectó profundamente al movimiento de la clase obrera. Como señaló Engels, el pueblo polaco, en sus heroicas luchas contra la Rusia zarista, salvó en varias ocasiones las revoluciones en el resto de Europa, como sucedió en 1792-94, cuando Polonia fue derrotada por Rusia pero en el proceso salvó a la Revolución Francesa.
El círculo de los proudhonianos, ancestros espirituales de los anarquistas modernos, que se opusieron a la independencia polaca sobre la base de su oposición a todos los Estados, hoy se ha reducido a una mera curiosidad. En cualquier caso, basándose en una aguda observación, Engels escribió en 1868 una serie de artículos para la “Commonwealth”, el órgano de la AIT, respondiendo muchas preguntas en detalle y delineando correctamente la complejidad de la cuestión nacional polaca en relación con las tareas revolucionarias en Europa y la necesidad de un análisis concreto de cada elemento en la ecuación desde un punto de vista internacionalista. En resumen, hacer de todas las pequeñas nacionalidades Estados independientes sería reaccionario; es decir, simplemente no beneficiaría a la clase obrera europea en su lucha revolucionaria. La independencia de Polonia se defendía entonces sobre la base de actuar como una “dique” contra la fuerza más reaccionaria de Europa, el zarismo, que trataría de estrangular a la revolución europea.
La creciente importancia de la clase trabajadora
Esta perspectiva, correcta en ese momento, fue modificada por los acontecimientos de 1871, que marcaron el final del papel revolucionario de la burguesía. El énfasis se puso, también en relación con Polonia, en la clase obrera revolucionaria, que jugaría un papel decisivo en futuros levantamientos. El crecimiento de las industrias polacas de destilación y textiles, y los desarrollos en las insurrecciones pasadas dirigidas por la nobleza, ponían de manifiesto que la clase obrera polaca no luchaba por los mismos fines que la nobleza. Sus objetivos iban más allá de las limitaciones de una lucha nacional, en alianza con la clase obrera internacional. Como resultado, la cuestión de forjar la unidad de clase entre la clase obrera polaca y la naciente clase obrera rusa adquirió mayor importancia.
La sección polaca de la Segunda Internacional se formó en 1892. Desde sus inicios, el PPS (Partido Socialista Polaco) estuvo dominado por el nacionalismo pequeñoburgués, lo que provocó la división del ala marxista del partido, que Rosa Luxemburgo pasaría a dirigir. Formaron el SDKPiL (Socialdemocracia del Reino de Lituania y Polonia) en 1893.
El joven partido se dividió en dos facciones en relación con la cuestión nacional, una de las cuales tomó el punto de vista de Rosa Luxemburgo. Su posición se había radicalizado en la lucha contra el nacionalismo pequeñoburgués hasta el punto de llegar a una conclusión equivocada, al no entender la necesidad de defender el derecho del pueblo polaco a la autodeterminación. La otra facción siguió la posición de Marchlewski, más de acuerdo con el enfoque de Lenin y los bolcheviques rusos. La importante discusión entre Lenin y Luxemburgo sobre la cuestión nacional está llena de lecciones clave para los revolucionarios de hoy.
Aunque la posición de Rosa Luxemburgo era fundamentalmente errónea –una posición abstracta– ella y sus seguidores eran genuinos internacionalistas motivados por la necesidad de combatir el reaccionario nacionalismo pequeño burgués del llamado Partido Socialista Polaco de Pilsudski, que se esforzó conscientemente por separar a los trabajadores polacos de los trabajadores rusos. En una fábula del autor ruso, Ivan Krylov, se puede leer lo siguiente: “El águila puede volar más bajo que una gallina en el granero, pero ninguna gallina puede alcanzar el reino celestial”. No cabe duda de que el papel de Rosa Luxemburgo como revolucionaria de la clase trabajadora la convierte en la gran “águila” en esta analogía, mientras que el oportunismo desesperado redujo al ala reaccionaria del PPS a una impotente “gallina en el granero”.
Chovinismo “socialista”
El PPS se escindió una vez más en 1906 sobre la cuestión de la independencia y también de la lucha por el socialismo. Una facción que se movía hacia la izquierda, llamada “La Izquierda”, adoptó posiciones centristas y revolucionarias al final, fusionándose finalmente con el SDKPiL para formar el Partido Comunista de los Trabajadores de Polonia, en 1918. Otra facción, reformista de derecha autodenominada “revolucionaria” –el ala de izquierda la llamaba “moderada” irónicamente– estaba más interesada en lograr la independencia inmediata y establecer una democracia parlamentaria burguesa sobre la base de la reforma social.
Con el despertar de la clase trabajadora a la vida política (definiéndose a sí misma como un movimiento de clase en 1886), la cuestión polaca se abordó en respuesta a los acontecimientos. Estos incluían la unidad del proletariado polaco y ruso, surgiendo en sus luchas (sobre todo en relación con la Revolución rusa de 1905-06) y las ideas hostiles del patriotismo burgués. Sin lugar a dudas, este período engendró desafíos teóricos serios y complicados para los comunistas polacos. A su vez, Polonia albergó algunos de los revolucionarios más sobresalientes de Europa durante este período, especialmente, Rosa Luxemburgo, Felix Dzerzhinsky, Karl Radek y Julian Marchlewski.
Después del período de luchas, huelgas y revueltas de la clase trabajadora, la gran tormenta de la Gran Guerra volvió a hacer surgir la pregunta en todo el país. Curiosamente, un sector de socialistas polacos buscó un atajo repitiendo la posición de Marx antes de 1871 de una manera abstracta, lo que a su vez traducía su desconfianza del potencial revolucionario, ahora bien presente, del proletariado polaco y ruso.
Por otro lado, hubo un acercamiento del Partido Socialista Polaco, es decir, la facción de derecha afiliada a la Segunda Internacional, hacia el imperialismo alemán, en la medida en que el PPS apoyó a las Legiones Polacas de Jozef Pilsudski, que lucharon al lado del imperialismo austro-alemán durante la Primera Guerra Mundial. De forma criminal, el chovinismo del PPS levantó una barrera contra los trabajadores de la Polonia rusa: 2.5 millones de personas, incluyendo 500 mil soldados. Muchos de estos fueron más tarde algunos de los participantes más dedicados en la Revolución rusa. La atomización del movimiento reformista hacia tales tendencias expresó la capitulación teórica al social-patriotismo de la Segunda Internacional durante la Guerra. El exacerbado chovinismo del PPS nunca fue combatido por la Segunda Internacional, y esto contribuyó aún más a la irremediable podredumbre de la dirección del Partido Socialista Polaco, en la línea de sus homólogos europeos.
Impacto del octubre ruso
En 1917, la Revolución de octubre en Rusia puso en práctica las posiciones defendidas por Lenin en 1903, a saber: la defensa del derecho de las naciones oprimidas a la autodeterminación, incluida la separación. Esta política fue extremadamente importante en la consolidación de la revolución soviética en Rusia al ganarse el apoyo de los trabajadores y campesinos de muchas nacionalidades oprimidas del antiguo imperio zarista, que apoyaron a los bolcheviques durante la Guerra Civil. También fue la única manera de mostrar en el lenguaje de los hechos concretos que la clase trabajadora no tenía interés en perpetuar la opresión nacional después de conquistar el poder del Estado.
Pero la posición de Lenin no puede reducirse a la defensa del derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas. La posición de Lenin requería necesariamente la defensa de la unidad de la clase obrera y el deber de los marxistas revolucionarios de las nacionalidades oprimidas de oponerse a los prejuicios nacionalistas pequeño-burgueses entre su propio pueblo, que podrían romper la unidad de la clase trabajadora. Esta posición articulada logró ganar la batalla por una Federación Socialista voluntaria de Repúblicas Soviéticas.
Al igual que Marx antes que él, Lenin describió la necesidad de tener en cuenta los requisitos contextuales del momento, en lugar de abogar por que los partidos obreros apoyaran el separatismo en todas partes. Al mismo tiempo, puso de relieve la necesidad de una lucha internacional de la clase trabajadora para derrocar al capitalismo.
Tal posición, sostenida durante años por los marxistas polacos del SDKP (afiliados al Partido Obrero Socialdemócrata ruso) resonó en la clase obrera, incluso entre las capas patrióticas del Partido Socialista Polaco. Sin embargo, lograrlo requeriría una ruptura con el capitalismo, algo para lo que la Segunda Internacional no estaba preparada o no podía hacer.
1918: independencia polaca
Durante el curso de la guerra, Alemania conquistó gran parte de Polonia y estableció un régimen títere polaco en noviembre de 1916. Finalmente, la burguesía polaca aprovechó la oportunidad del colapso de Alemania y la Revolución alemana de noviembre de 1918 para establecer su independencia. Lo hizo sobre la base de una insurrección y una serie de pequeñas guerras con los países vecinos para establecer una república burguesa. La Segunda República Polaca nació débil e inestable. El PPS de derecha se colocó a la cabeza del nuevo gobierno.
La declaración de independencia se organizó en medio de tumultuosos acontecimientos revolucionarios. Siguiendo la tradición de la revolución de 1905 y siguiendo el ejemplo de los trabajadores revolucionarios rusos y alemanes, se establecieron al menos 100 consejos de diputados obreros y campesinos, que representaban a 500.000 trabajadores y campesinos, en todos los territorios polacos. Esto se hizo por iniciativa del SDKPiL y la izquierda de PPS, que pronto se fusionaron para formar el Partido de los Trabajadores Comunistas de Polonia. Otras organizaciones de trabajadores y partidos compitieron por la influencia dentro de los consejos, incluso el Partido Socialista Polaco (PPS), el Bund en Polonia y el Sindicato Nacional de Trabajadores.
Paralizados por importantes disputas sobre el futuro político y económico de la Polonia recién independizada, los consejos de trabajadores no lograron crear una dirección nacional electa. Los consejos más numerosos y radicales se ubicaron en Krasnik, Lublin, Plock, Varsovia, Zamosc y Zaglebie Dabrowskie; algunos de ellos establecieron sus propias unidades de autodefensa militar: los Guardias Rojos. Episodios como la efímera República de Tarnobrzeg, proclamada el 6 de noviembre de 1918, mostraban cómo estos consejos obreros conducirían inevitablemente a un dualismo de poder que solo podría ser resuelto por la conquista del poder político por parte de la clase trabajadora o por el desmantelamiento de estos órganos del poder de los trabajadores por parte de las fuerzas burguesas polacas.
Las fuerzas burguesas que se aliaron a Pilsudski compartieron claramente esta visión y lograron desmantelar los consejos obreros para julio de 1919, gracias a la retirada del Partido Socialista Polaco (que en muchos casos tenía una mayoría en los consejos) y la represión ejercida por parte del gobierno polaco. Los consejos fueron correctamente considerados por la burguesía polaca como una barrera para la formación de un Estado polaco burgués.
Para domar el espíritu revolucionario mostrado por los trabajadores polacos y ganar tiempo, el llamado gobierno popular, encabezado inicialmente por Ignacy Daszynski, introdujo reformas dentro del marco capitalista, que incluían el sufragio femenino y la jornada laboral de 8 horas. Estas medidas fueron capaces de minimizar temporalmente la lucha de la clase trabajadora hacia la emancipación, motivada por razones intrínsecas. La clase obrera polaca, aunque muy observadora de la revolución europea, todavía estaba poniendo a prueba a sus propios reformistas nacionales. Sin embargo, el inevitable contrarreformismo de los líderes obreros polacos frente a las presiones de la crisis capitalista, iba a provocar que la clase trabajadora sacara conclusiones revolucionarias muy rápidamente.
El proceso revolucionario se aceleraría inspirándose en los éxitos de la Revolución Rusa. De hecho, se proclamaron dos gobiernos paralelos, uno en Varsovia, y la República Soviética de Lublin en el este de Polonia. El gobierno de Varsovia, liderado por Daszynski y Pilsudski, ofreció importantes concesiones para atraer a los trabajadores de Lublin.
Finalmente, los trabajadores de la ciudad fueron aplastados por el propio Pilsudski, ya que se resistieron a la inevitable traición del PPS. Con la experiencia de sus luchas pasadas, tanto de carácter legal como ilegal, la clase obrera polaca era (y aún es) capaz de un enorme sacrificio revolucionario. Las posibilidades revolucionarias eran claramente enormes y de unas proporciones implacables para la inexperta clase gobernante burguesa. Por otro lado, las lecciones extraídas del período de partición y la memoria ardiente de las medidas opresivas de Rusia, como la rusificación, habían dejado a muchos trabajadores con una fuerte sensibilidad hacia cualquier juego de poder que pudiera afectar en lo más mínimo a la soberanía de Polonia.
Aquí podríamos detenernos brevemente sobre la naturaleza de la conciencia del proletariado polaco en 1920, condicionada por su memoria a largo plazo. Contrasta con la conciencia de los trabajadores rusos o alemanes de la época. Está llena de grandes historias dignas de llenar páginas enteras. A través de un somero estudio, esta conciencia fue comprendida por muchos bolcheviques, incluidos, entre otros, Leon Trotsky, Karl Radek y Klara Zetkin. Ofrecieron una perspectiva que a menudo no se menciona, en aras de la simplificación, que con el beneficio de la retrospectiva y teniendo en cuenta los acontecimientos de la guerra, el breve establecimiento del poder soviético en Polonia y las lecciones generales del subsiguiente reflujo, han demostrado ser correctas.
Con el fin de la Gran Guerra, toda la zona geográfica fue completamente redefinida de acuerdo con los términos del Tratado de Versalles de 1919. Esto tuvo un impacto fundamental en las fronteras de Polonia, que se estaban elaborando, conectando las tres partes ocupadas por los poderosos imperios. La burguesía nacional se dividió una vez más según el carácter y el tamaño de estas fronteras. Al emerger como comandante en jefe de las fuerzas armadas polacas, Jozef Pilsudski sabía que las puertas para la expansión hacia el este estaban muy abiertas. La degeneración del antiguo líder del Partido Socialista Polaco puede resumirse en el siguiente episodio, en el que fue interpelado por un viejo camarada. Éste se dirigió a él como towarzysz (camarada), de acuerdo con las luchas previas a la independencia. En respuesta, Pilsudski pidió que se lo llamara pan (señor) en su lugar, y explicó que “estábamos en el mismo tren yendo hacia el socialismo, sin embargo, me bajé del camino en la parada de la ‘independencia’. Voy a seguir por mi cuenta a partir de aquí”.
Siguiendo los traicioneros pasos de los Henderson, los Clyneses y los MacDonald de la Segunda Internacional, más leales al orden burgués que a la clase trabajadora, Pilsudski se movía naturalmente alrededor de la idea de un gobierno de coalición nacional. Esto fue imposible al principio debido a la fuerte oposición inicial de la Endecja (Demócratas Nacionales, derechistas liderados por el oportunista Dmowski) e, incluso, dentro de la base y el ala parlamentaria del PPS. A lo largo de sus acciones durante el curso de la expansión del nuevo Estado polaco en Ucrania y Bielorrusia, y de hecho durante toda la guerra, el prestigio de Pilsudski quedó salvaguardado e inmortalizado por los propagandistas e historiadores burgueses, quienes lo consideraron figura clave de “contención” del bolchevismo. Sin embargo, esto no fue en contra de la reacción rusa, sino de la Revolución rusa.
Las aspiraciones optimistas que reflejan el nuevo estatus de la burguesía polaca se resumen en la búsqueda del “intermarium”. Es decir, de una expansión nacionalista, emulando una mancomunidad federal polaco-lituana de varias naciones desde el Báltico hasta el Mar Negro, actuando como un nuevo poder para contrarrestar el poder de Rusia en la región. La invitación a esta nueva unión fue naturalmente rechazada por la burguesía de países como Lituania o Finlandia, que acababan de recuperar su independencia, y los ucranianos bajo Symon Petlyura, que todavía trataban de afianzar sus posiciones frente a la amenaza del bolchevismo ucraniano.
Por lo tanto, la zanahoria fue reemplazada por el palo y Pilsudski, dejó las formalidades a un lado, pero solo después de que los guardias blancos polacos se hubieran hecho con el control de Vilna, Lviv y Kiev. Fue en las áreas cercanas a Vilna donde ocurrieron las primeras confrontaciones, aunque no muy graves, entre el Ejército Rojo y los polacos, después de que el poder fuera lanzado como una patata caliente de un lado a otro entre los soviéticos, los nacionalistas polacos, el ejército alemán en acuerdo con Pilsudski y, finalmente, a las fuerzas de Pilsudski. El frente norte empezó a convertirse en un factor cada vez más serio en los cálculos del Ejército Rojo y Blanco.
Sin embargo, en ese momento, durante el verano de 1919, las fuerzas revolucionarias se vieron obligadas a preocuparse más por defender las áreas circundantes de Petrogrado de Kolchak. Bielorrusia fue ocupada, y los campesinos, en particular, ante la requisa de sus tierras, proporcionaron una base importante de resistencia clandestina contra los Blancos.
Después de la derrota de Kolchak, el centro de atención se trasladó a otros líderes, incluido Pilsudski. Sin embargo, era bien sabido que las fuerzas reaccionarias de los blancos rusos y su posible victoria no serían beneficiosas para los intereses de la independencia polaca. Al fin y al cabo, los líderes blancos rusos eran los mismos que impusieron la brutal rusificación y la opresión nacional en los territorios polacos en el pasado, y continuaron haciéndolo. Esperar algo de ellos (quizás, la concesión de un pequeño satélite) habría sido una ilusión, incluso si dejamos de lado el hecho de que la reacción habría tomado la forma de un fascismo ruso y proyectado su furia vengativa sobre las viejas minorías de la Rusia zarista, especialmente los polacos. La perspectiva de una victoria blanca era realmente sombría y completamente incompatible con las aspiraciones de cualquier minoría nacional, incluso para la burguesía polaca, que preferiría ver a Rusia en un estado de fragmentación y anarquía. Por esta misma razón, Pilsudski inicialmente se abstuvo de respaldar a Denikin en el sudeste de Rusia, al menos hasta que los bolcheviques comenzaron a ganar la partida hacia el final del año.
Vale la pena recordar que la Federación de Repúblicas Socialistas Soviéticas de Rusia (RSFSR, en sus siglas en inglés) fue la iniciadora de múltiples conversaciones de paz, encomendando a Julian Marchlewski, quien encabezó varias delegaciones, la tarea de llegar a acuerdos de paz, incluso si eso significaba dar concesiones de largo alcance. Las autoridades polacas, ebrias de éxito después de la ocupación de Vilna, pensaron que la puerta aún estaba abierta para una mayor expansión. Rápidamente rechazaron cualquier paz con los bolcheviques y renovaron su ofensiva en noviembre de 1919. Los bolcheviques intentaron varias veces reanudar las negociaciones de paz hasta finales de la primavera de 1920. En palabras de Chicherin, comisario del pueblo para los asuntos exteriores de la Rusia soviética: “La política de la RSFSR en relación con Polonia no se basa en combinaciones militares o diplomáticas momentáneas, sino en el principio del derecho inquebrantable e inviolable a la autodeterminación. La RSFSR reconoce, y sigue reconociendo sin reservas, la independencia y la soberanía de la República Polaca, y la reconoce en los primeros momentos de la creación de un Estado soberano polaco”.
La actitud de los bolcheviques en estas conversaciones y declaraciones refleja un claro y sincero deseo de paz, una política clave del partido bolchevique, que fue rechazada sobre la base del sueño expansionista de Pilsudski a través de Ucrania. Una vez más, la actitud de la burguesía hacia la independencia, la paz y la democracia no refleja una pizca de coherencia honesta, sino una especulación para alentar el poder de su clase. El único guardián consecuente de la paz en esta guerra solo podría haber surgido de la alianza revolucionaria del proletariado polaco, ucraniano y ruso.
Después de obtener ventaja mediante la firma de un acuerdo con Petlyura, Pilsudski ordenó a sus tropas marchar sobre Kiev. El Ejército Rojo no era tan fuerte en esta zona, por lo que se debían enviar refuerzos desde Rusia continental. El 5 de mayo de 1920, Lenin pronunció el siguiente discurso a los soldados, publicado en Pravda:
“Camaradas: Sabéis que los terratenientes y los capitalistas polacos, azuzados por la Entente, nos han impuesto una nueva guerra. Recordad, camaradas, que no tenemos ningún problema con los campesinos y los obreros polacos. Reconocíamos antes, y reconoceríamos ahora, la independencia polaca y la República Popular Polaca. Propusimos la paz a Polonia, accediendo a dejar intactas sus fronteras, a pesar de que se extendían mucho más lejos que la población netamente polaca. Hicimos concesiones en todo. Que cada uno de vosotros lo recuerde en el frente. Que vuestro comportamiento con los polacos demuestre que sois soldados de la República Obrera y Campesina, que vais allá no como opresores, sino como liberadores. Ahora, cuando los señores feudales polacos, en contra de nuestras aspiraciones, han concertado una alianza con Petlyura, han pasado a la ofensiva y se acercan a Kíev; cuando en la prensa extranjera corren rumores de que han tomado ya Kíev—esto es pura mentira, pues ayer mismo hablé por hilo directo con F. Kon, que se encuentra en Kíev— ahora decimos: camaradas, hemos sabido rechazar a un enemigo más temible, hemos sabido vencer a los terratenientes y capitalistas propios. ¡Venceremos también a los terratenientes y capitalistas polacos! Todos debemos jurar aquí, prometer solemnemente que nos mantendremos en pie como un solo hombre para impedir la victoria de los señores feudales y capitalistas polacos.
¡Vivan los campesinos y los obreros de la República Polaca libre e independiente! ¡Abajo los latifundistas, terratenientes y capitalistas polacos! ¡Viva nuestro Ejército Rojo Obrero y Campesino!
(Sonoros acordes de La Internacional y exclamaciones de “Hurra” apagan las últimas palabras del camarada Lenin)”
La guerra comenzó a ocupar las primeras páginas de los periódicos de todo el mundo, ya que se estaba preparando un enfrentamiento directo entre la República Polaca y el Ejército Rojo. No es necesario decir que hubo una falta total de apoyo del ejército polaco por parte de las masas ucranianas. Esto dio un impulso adicional al Ejército Rojo y garantizó una pronta partida de las fuerzas polacas de Ucrania. Por lo tanto, el carácter de la guerra desde la perspectiva bolchevique dejó de ser defensivo y, después de un intenso debate, acordaron convertirlo en una “guerra revolucionaria” que actuaría como base de apoyo para los movimientos revolucionarios en Europa. Estos argumentos fueron presentados por Lenin y Bujarin y representaban a la mayoría de los miembros del CC del Partido Bolchevique, frente a una minoría principalmente consistía por Trotsky, quien lo recordó en el capítulo 37 de Mi Vida:
“Había quien confiaba calurosamente en que los obreros polacos hiciesen estallar la revolución. Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que Lenin concibió el plan firme de llevar el asunto hasta el fin, es decir, de entrar en Varsovia, para, desde allí, alentar a las masas obreras del país, derribar el Gobierno Pilsudski y adueñarnos del Poder. La decisión del Gobierno, que estaba todavía pendiente de examen y liberación, prendió, sin dificultad, en la imaginación del alto mando y en los jefes del frente oriental. Al presentarme yo en Moscú, llegada mi hora, me encontré con que en el centro estaba ya firmemente arraigada la tendencia de llevar la guerra “hasta el fin”. Me opuse resueltamente a este plan. Los polacos solicitaban ya la paz. Yo era de parecer que nuestros triunfos habían llegado a su apogeo y que si seguíamos avanzando sin hacer un cálculo sereno de nuestras fuerzas, podíamos exponernos a una grave derrota.”
Trotsky estaba, de alguna manera, familiarizado con todas las capas del Ejército Rojo, pero también con la comprensión de Marchlewski de la situación polaca como algo prematuro para la revolución, por lo que no estaba de acuerdo con el avance. Solo Rykov se puso de su lado en el CC del partido bolchevique. Por otro lado, Lenin fue mal informado por los informes excesivamente optimistas de los cuadros del Partido Comunista Polaco. El grueso de las masas aún estaba bajo el control de los reformistas.
Sin embargo, independientemente de la evaluación incorrecta de la situación, es importante recordar que el avance del Ejército Rojo tuvo un carácter de clase puramente revolucionario, no nacionalista. Se pueden hacer comparaciones adicionales con la sustancia e, incluso, la propaganda de la invasión soviética de 1939. El objetivo de los bolcheviques en 1920 no era incorporar a Polonia en Rusia, o incluso imponer el régimen soviético en ella, sino ayudar al propio proletariado polaco a tomar el poder y darle un impulso para hacerlo.
En cualquier caso, la decisión fue tomada y el Ejército Rojo pasó a una contraofensiva. Durante 23 días, el Polrevkom (Comité Revolucionario Temporal Polaco) se basó en Bialystok, expresando esencialmente los desarrollos embrionarios de una República Soviética Polaca de corta vida.
La revolución polaca
Las fuentes relacionadas con el Polrevkom son escasas. Muchas de las fuentes de primera mano, como periódicos o notas, se perdieron durante la Segunda Guerra Mundial. El diario oficial de la Polonia soviética, Goniec Czerwony, también es una rareza y, en cualquier caso, tenía un carácter marcadamente de agitación. El origen del comité en sí se remonta a los militantes y cuadros bolcheviques polacos que desempeñaron papeles clave en la revolución: Grzelszczak, Krolikowski, Budzynski o Bitner, por nombrar algunos.
La estrecha comunicación entre los comunistas polacos en Rusia y Polonia mostraba la urgencia imperante; se formaron múltiples organizaciones con el objetivo de llevar a cabo un trabajo de agitación entre los trabajadores y los soldados. Divisiones dirigidas por trabajadores polacos participaban en la guerra civil como un embrión del Ejército Rojo polaco. Su desarrollo nunca alcanzó un carácter masivo debido a su aislamiento de las núcleos proletarios importantes de Polonia. Por esta misma razón, también enfrentó muchos problemas de corte moral. Se oponía al nombramiento de antiguos oficiales zaristas y también a la lucha contra los guardias blancos polacos. La propaganda bolchevique, tanto del exterior como del interior, del ejército polaco no fue muy fructífera. La conciencia en Polonia estaba en un nivel diferente. Esto fue entendido por el Ejército Rojo de Polonia, que representaba a los cuadros de la clase obrera, que finalmente fueron trasladados al sur de Rusia para luchar contra los ejércitos de Wrangel.
En cualquier caso, el Comité Revolucionario Polaco fue presidido por Julian Marchlewski, quien también cumplió con los deberes de propagandista y agitador. La razón detrás de su nombramiento, en lugar del más conocido Félix Dzerzhinsky, se debía a que, en aquel momento, la prensa burguesa polaca había puesto a Felix en el punto de mira como líder de la Cheka soviética. El comité comenzó a reunirse una semana antes de su llegada a Bialystok, donde se instalaron en el expropiado Palacio del Trabajo. Sus objetivos, como se indica en su primer llamamiento impreso, fueron: “sentar las bases de la futura República Soviética de Polonia, hasta que un gobierno obrero campesino tome definitivamente el poder en Polonia”. El boletín también contenía anuncios de las futuras políticas del nuevo gobierno, que consistiría en el establecimiento de soviets obreros y campesinos, nacionalizar las principales ramas de la industria, la tierra, los bosques, etc. En esencia, a pesar de hacer un trabajo pionero en circunstancias desconocidas, el comité estaba construyendo el factor subjetivo para los acontecimientos revolucionarios que estaban por venir.
El 2 de agosto de 1920 tuvo lugar una manifestación masiva en apoyo del nuevo gobierno revolucionario. Marchlewski, Tukhachevsky y Stepanov pronunciaron discursos que representaban, en consecuencia, al Polrevkom, el Ejército Rojo y el Comité Central del Partido Bolchevique. La manifestación fue seguida por un mitin de los trabajadores ferroviarios, que apoyaron al comité con el mayor entusiasmo. El trabajo de propaganda en el período inmediato se llevó a cabo a través de la producción de un periódico, editado por Feliks Kon, que informaba de las noticias del frente, el movimiento obrero internacional, así como historias y anuncios locales. El comité también produjo folletos y carteles, inspirados por un espíritu internacionalista, destacando los mensajes de apoyo de los trabajadores británicos, franceses y alemanes hacia una revolución polaca. La huelga de los trabajadores portuarios ingleses de Dover, que bloquearon las líneas de suministro británicas al ejército de Pilsudski, fue un ejemplo de solidaridad internacional. El periódico desempeñó un papel clave como punto de referencia que ayudó a transformar la conciencia de los trabajadores en Bialystok y Polonia oriental en apoyo de la revolución.
Sin bien la necesidad del apoyo campesino era evidente para el comité e, incluso, para el propio Lenin, la reivindicación de una redistribución inmediata de la tierra desató un debate. Se acordó que el comité haría un llamamiento a los campesinos, explicando que la tierra sería redistribuida, pero los trabajadores debían tomar Varsovia primero, para que la colectivización pudiera tener lugar sin la presión de la proximidad de un frente de guerra. Este fue un factor clave en el escepticismo de los campesinos locales.
En uno de los números del Goniec Czerwony, se anunció la inevitabilidad de la victoria de las masas polacas, y se pidió a los soldados que apuntaran con sus armas hacia sus oficiales. Aunque Marchlewski estaba ocupado visitando ciudades recién liberadas, el 8 de agosto se organizó una manifestación masiva en Bialystok una vez más para las primeras celebraciones del “Día de la Liberación de los Trabajadores de Polonia”, que superó las cifras del primer mitin y concluyó con el canto de la Internacional en polaco, yiddish y ruso. El comité tenía su base de apoyo entre los trabajadores y, especialmente, entre las minorías judía y bielorrusa.
El carácter pacífico de la toma de control indicaba que, con el tiempo, la revolución obtendría un apoyo significativo de los campesinos y los trabajadores más acomodados. Por otro lado, los trabajadores al oeste de las fronteras de la Polonia soviética solo estaban familiarizados con las calumnias de los nacionalistas y los reformistas, acusando al unísono al comité de dar un golpe ilegal y crear un instrumento para la anexión rusa de Polonia. La situación objetiva aún no estaba a favor del Partido Comunista Polaco. Los trabajadores de Polonia occidental no se levantaron y el desarrollo revolucionario recibió un golpe aplastante después de la victoria de la Batalla de Varsovia por los Guardias Blancos de Pilsudski.
A medida que los ejércitos de Pilsudski se acercaban a Bialystok, se lanzó un último número de Czerwony Goniec, en el que el comité editorial anunciaba la inevitabilidad de una revolución socialista polaca y mundial. Una vez que las tropas ingresaron en la ciudad, hubo disturbios entre los simpatizantes bolcheviques locales y los ciudadanos apoyados por el ejército y la policía. Posteriormente, éstos fueron incitados a realizar una serie de pogromos antisemitas y asesinatos masivos de prisioneros de guerra del Ejército Rojo. En tres años, los campos de concentración, siendo el más grande el de Strzalkowo, provocaron 17.000 muertos.
El comité, que curiosamente nunca fue formalmente disuelto, fue evacuado a la Rusia soviética. Todos excepto uno de los miembros del Polrevkom (es decir, todos aquellos que no murieron antes por causas naturales), se encontraron entre las primeras víctimas de la Gran Purga estalinista en 1937. Éste fue también el destino de la mayoría de los cuadros del Partido Comunista Polaco. Solo en Moscú había 3.817 comunistas polacos, muchos de ellos veteranos de la Revolución de Octubre, que habían buscado refugio ante la dictadura bonapartista polaca. De estos 3.817 comunistas polacos, solo alrededor de 100 sobrevivieron a las Purgas. En 1938, el Comintern estalinista disolvió el Partido Comunista Polaco.
La completa destrucción de los trabajadores polacos más avanzados, tanto por parte de los estalinistas como por parte de los nazis, hizo que en 1945 Moscú creara de la nada un nuevo Partido Comunista Polaco. Esto añadía implicaciones adicionales a la incapacidad de la burocracia “comunista” polaca para ganarse la simpatía de la población y comprender el estado de ánimo de la clase trabajadora. La excesiva confianza en la leal policía secreta llevó a generar antagonismos despiadados entre los trabajadores polacos. Todos estos factores generaron descontento entre los trabajadores polacos, pues sin un punto de referencia revolucionario, pues había sido purgado físicamente, les llevaba directamente hacia el escepticismo. En la actualidad, después de más de dos décadas desde el colapso del llamado comunismo, el escepticismo actual está desapareciendo con la experiencia del capitalismo. La necesidad de defender las ideas genuinas del marxismo sin distorsiones, la tradición de Rosa Luxemburgo, Julian Marchlewski y Trotsky, es de vital importancia.
La guerra de 1920 continúa ejerciendo un enorme efecto en la conciencia polaca hasta el día de hoy. Trotsky y otros acertaron al pensar que la ofensiva presentaba riesgos significativos, ya que la conciencia de importantes capas de trabajadores polacos aún no estaba en consonancia con los acontecimientos para apoyar el avance del Ejército Rojo. Los bolcheviques de izquierda de la época, como Bujarin, tenían una visión esquemática de una guerra revolucionaria, sin tener en cuenta plenamente las circunstancias específicas de la cuestión nacional polaca. Se emborracharon con el éxito inicial en Ucrania y planearon una incursión hasta París y Londres, pensando que Varsovia solo era un primer paso. Los engranajes de la guerra no se correlacionaron con los engranajes de la conciencia proletaria, que en palabras de Trotsky, no se pueden medir con los mismos criterios. Así lo explicó:
“El error en los cálculos estratégicos que se cometió en la guerra de Polonia tuvo grandes consecuencias históricas. La Polonia de Pilsudski salió de la guerra inesperadamente fortalecida. Por el contrario, el desarrollo de la revolución polaca recibió un golpe aplastante. Las fronteras establecidas por el tratado de Riga separaron a la República Soviética de Alemania, lo cual había de tener consecuencias de alcance extraordinario para la vida de los dos países. Lenin entendió mejor que nadie el significado del error de ‘Varsovia’, y volvió a él más de una vez en pensamiento y palabra.” (León Trotsky, Mi Vida, Capítulo 37.)
Una serie de juicios erróneos cometidos, tanto por parte de los Partidos Comunistas en Poznan y Varsovia como del Partido Bolchevique, abrieron una crisis de dirección. A pesar del heroísmo y la unidad de acción entre los bolcheviques polacos y rusos, el desarrollo político del factor subjetivo (la dirección revolucionaria) no se distribuyó de manera uniforme. La revolución polaca fracasó, pero el sacrificio de miles de trabajadores polacos por el sueño de una república soviética polaca, como parte de una Federación Soviética Mundial, libre de los horrores del capitalismo, es parte de la historia de la clase obrera polaca y volverá a redescubrirse.
Los trabajadores polacos no merecían la caricatura burocrática del socialismo construido por los estalinistas después de la Segunda Guerra Mundial. Los burócratas estalinistas, que inmediatamente confiscaron a la clase trabajadora de Polonia cualquier apariencia de poder político, demostraron muy pronto que su compromiso con el socialismo no era más que una cortina de humo para ocultar sus intereses egoístas y privilegios. Muchos de estos mismos burócratas se convirtieron en los mejores administradores del capitalismo tan pronto como el estalinismo colapsó. Algunas décadas de régimen capitalista en Polonia están socavando las ilusiones de que la llamada democracia (es decir, el capitalismo) es más beneficiosa para el conjunto del pueblo polaco que el llamado comunismo (es decir, el estalinismo).
La experiencia directa del capitalismo es parte del proceso de aprendizaje necesario para la clase trabajadora. Ante nosotros está la tarea de crear una organización marxista, que se base en un estudio político serio de la teoría del marxismo, empezando con un puñado de cuadros que pronto podrían transformar la calidad en cantidad. Una organización a través de la cual los trabajadores polacos podrían liberarse del yugo del capital extranjero y doméstico y, finalmente, emerger sobre la base de la gran historia e ideas revolucionarias, cuyo momento ha llegado ahora.
Un cartel del soviet de Bialystok: “Mucho tiempo, en las garras del águila blanca, gimió el proletariado de Polonia, Bielorrusia y Ucrania. Hoy, los trabajadores de pueblos y ciudades se están liberando de las cadenas de la opresión y la explotación. Bajo los golpes de los martillos proletarios, la Polonia del capitalista y del gendarme se está cayendo a pedazos, el águila blanca está muriendo. Debajo de la pancarta roja, nace una nueva: SOVIET SOCIALISTA DE POLONIA. ¡VIVA LA REVOLUCIÓN!”/ Public Domain
Se acerca la elección federal del 2018. Ante la crisis política, económica y social del sistema capitalista, el cuestionamiento hacia el régimen y las divisiones y rupturas que atraviesan los partidos de lo que llamaron el “Pacto por México”, ¿qué alternativa se nos presenta para la clase trabajadora y la juventud?, ¿qué tipo de izquierda necesitamos ante los acontecimientos nacionales e internacionales? Un programa anticapitalista y socialista se vislumbra como necesario, hoy más que nunca.
¿Luchar contra el sistema o reformarlo?
Carlos Marx en el Mensaje a la Liga de los Comunistas (1850) resumió en unas cuantas líneas las tareas que la clase trabajadora debería emprender en la lucha política: “No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva.”
No es que los socialistas nos opongamos a las necesarias reformas en el marco del sistema capitalista; las luchas por un mejor salario, por derechos sociales, por salud, vivienda, educación, seguridad social, cultura, recreación, son algo necesario para paliar la enorme desigualdad que el mismo sistema capitalista establece. Sin embargo, reconocemos que las conquistas que obtengamos hoy, el día de mañana, la clase dominante y sus partidos intentarán arrebatarlas; como ahora mismo sucede, todo lo logrado en años anteriores, producto de las luchas del pueblo, los trabajadores y la juventud están siendo eliminadas mediante las llamadas “reformas estructurales”, con el objetivo de aumentar la explotación y la extracción de la riqueza, para que un puñado de personas, dueños de las grandes empresas y bancos, sean los beneficiados.
Durante décadas los dirigentes de los partidos de la izquierda han limitado el programa a la lucha por las reformas tomando como referencia el Estado de Bienestar, que en nuestro país se tradujo en el modelo llamado “Desarrollo Estabilizador” implementado durante entre las décadas de los 40’s y 70’s.
Tras el término de la Segunda Guerra Mundial, se vivió un crecimiento económico sin precedentes, la reconstrucción de Europa tras el término de la guerra permitió el desarrollo de las fuerzas productivas a nivel mundial, del periodo de 1945 a 1973 hubo un crecimiento notable del Producto Interno Bruto de las principales potencias Alemania en promedio creció 5.9%, Estados Unidos 3.7%, Francia 5.1%, Japón 9.3%.
El temor al comunismo y a la revolución, llevó a las clases dominantes a adoptar el modelo del Estado de Bienestar, las reformas y concesiones fueron un subproducto de la lucha revolucionaria de la clase trabajadora al término de la guerra, los salarios crecieron, se crearon o fortalecieron instituciones de la seguridad social, el desempleo disminuyó, se realizaron innovaciones tecnológicas, se creó la ilusión de que las contradicciones del capitalismo habían terminado. En ese periodo los dirigentes de la izquierda a nivel general adoptaron esas ilusiones, la visión de la socialdemocracia se fortaleció, ya no se trataba de luchar contra el capitalismo, sino de generar programas económicos y sociales.
El auge económico de la posguerra permitió el aumento de las exportaciones de México, mayoritariamente a Estados Unidos, ese periodo también impactó en el país, la tasa de crecimiento anual fue de más de 6%, los salarios crecieron, se crearon instituciones de crédito para la vivienda, se amplió el número de beneficiados al seguro social, estos últimos particularmente después de la movilizaciones estudiantiles y obreras de finales de la década de los sesentas, nuevamente ante temor a la protestas y como producto del crecimiento económico la clase dominante realiza concesiones y reformas.
El llamado Estado de Bienestar no eliminó las contradicciones del sistema. Las ilusiones terminaron con la crisis del capitalismo de 1974 y con la posterior generalización de un nuevo modelo económico que ha avanzado en revertir y desmontar el llamado Estado de Bienestar, lo que comúnmente se denomina neoliberalismo. Los ataques al nivel de vida han avanzado, el nivel adquisitivo de los trabajadores se ha desplomado, los derechos sociales se han desmantelado y la no intervención del Estado en la economía, al menos en los primero años fue un dogma a seguir por parte de los estrategas de la clase dominante. Tras la crisis económica del 2008 eso no solamente se ha mantenido, sino que se ha profundizado; sobre las espaldas de los trabajadores y la juventud se recarga los costos del estancamiento del capitalismo.
Las últimas tres décadas en nuestro país ha sido una pesadilla, el nivel adquisitivo del salario se ha desplomado en un 80%, el régimen ha sido una verdadera máquina productora de un puñado de millonarios y de millones de pobres por el otro polo. El “boom” económico de la década de los noventas no se vio reflejado en los bolsillos de los trabajadores, ahora mismo, si le afirmas en la calle que en los últimos años ha existido crecimiento y recuperación económica tras el colapso del 2008 pensarán que estás realizando una broma de mal gusto.
Lo que vivimos actualmente no es un estancamiento económico coyuntural, sino se trata de una etapa de declive del capitalismo que se encuentra en su etapa longeva; aunque no existe tampoco una crisis final el sistema debe ser derribado de forma consciente por la clase trabajadora y la juventud, en el último periodo se ha comenzado a transformar la conciencia de millones de personas.
Instintivamente se empieza a cuestionar la viabilidad del sistema, se intuye que algo no marcha bien, la palabra y el concepto anticapitalismo ha comenzado a resonar en las mentes del sector más avanzado de la clase trabajadora y los jóvenes de izquierda particularmente.
Por otra parte la idea de regresar a los viejos buenos tiempos del Estado de Bienestar, también está presente aún en los programas de los dirigentes de la izquierda, la idea de regresar a la época de los buenos salarios, prestaciones, derechos sociales está presente, la pregunta que se debe realizar es si la actual etapa del sistema permitirá esa situación. Entre un sector de las masas tal programa parece atractivo e incluso más realista, por el momento, ante el constante ataque a las condiciones de vida.
La idea de que un gobierno pueda aminorar las desigualdades mediante las reformas sociales, puede sonar más realista, de manera momentánea, que oponerse a todo el sistema económico, político y social y construir una nueva sociedad; sin embargo los acontecimientos en Europa y América Latina han demostrado que la idea de construir un capitalismo con rostro humano es solo una ilusión.
Los dirigentes y partidos que han mantenido la idea de la reforma sin la vinculación a la lucha por la transformación radical de la sociedad han entrado en crisis; algunos han aceptado que por el momento ese programa no puede llevarse a cabo y que se debe aceptar el programa de austeridad, ataques, recortes al salario y prestaciones y, en un futuro lejano tal vez se podrá implementar el programa de reformas, como es el caso de la socialdemocracia y la reciente experiencia del gobierno de Tsipras y Syriza en Grecia; otros han tenido que llegar a acuerdos con sectores de la clase dominante para que les permita llegar al gobierno; y los gobiernos, como los latinoamericanos, que en su momento el crecimiento económico y el aumento de las exportaciones del pasado les permitió tener un colchón para llevar a cabo programas sociales, han tenido que dar marcha atrás en sus proyectos.
La lucha por la reforma y la revolución no está en contradicción, sino que es un complemento. Para defender nuestros logros y derechos debemos llevar a cabo una lucha revolucionaria contra la burguesía y sus gobiernos si es que pretendemos conservarlos, y la lucha por la revolución sin entender las luchas cotidianas de la clase trabajadora y la juventud por sus derechos nos llevaría al aislamiento. Esto es más válido en países como el nuestro donde un sector de la izquierda, como Morena, que mantiene ese discurso y programa y tiene una base de masas importante; los anticapitalistas, los socialistas y los revolucionarios debemos tener una aproximación amistosa con esos movimientos y ser pacientes al momento de explicar nuestras ideas y su necesidad.
La cuestión del gobierno y el poder
Carlos Marx en el Manifiesto del Partido Comunista (1848), explica que en la sociedad moderna, bajo el capitalismo el Poder público viene a ser el consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa. El poder político lo ejerce la clase dominante en su beneficio, como clase social.
La búsqueda de alternativas de lucha contra el sistema lleva a una serie de planteamientos políticos que pueden parecer nuevos, novedosos y radicales, pero analizándolos a fondo pueden ser inadecuados para lograr el objetivo de combatir el capitalismo.
Dos aspectos importantes son nuestra postura frente al gobierno y el poder. La lucha contra todo gobierno y contra todo poder, en términos generales parece atractivo, más aún cuando una serie de dirigentes de izquierda han claudicado y aplicado el programa de ajustes y ataques hacia la clase trabajadora y la juventud. Teniendo como referencia eso, algunos sectores, particularmente entre la juventud, se puede sacar la conclusión que todos los gobiernos, sean de derecha o izquierda, son iguales. No hay diferencia, por lo tanto todo gobierno, o todo poder, es nocivo y ya no se trata de agrupaciones políticas entre derecha e izquierda, sino entre la lucha de todos los de abajo contra los de arriba. Ese razonamiento tiene cierta lógica, pero una lógica muy sencilla.
Si un sector de la izquierda ha traicionado no significa que esa sea la izquierda o la agrupación política que los trabajadores y la juventud necesitamos, lo que necesitamos es construir una organización con un programa, ideas y métodos adecuados para luchar contra el capitalismo.
Nuestra postura frente al poder es fundamental, luchamos contra el poder de la clase dominante, la minoría que controla las palancas fundamentales de la economía, las grandes empresas, los bancos, que a su vez mediante sus partidos políticos controlan el poder político, el cual se encuentra en Los Pinos y en los palacios de los gobernadores. Sin embargo las decisiones fundamentales se toman en los despachos de los grandes consorcios, empresas y bancos, ahí es donde reside el verdadero poder bajo el sistema capitalista.
Los socialistas aspiramos al poder de la clase trabajadora, los pobres y los oprimidos, como un primer paso para eliminar las desigualdades, la explotación y la pobreza. Convertir la propiedad privada de los medios de producción en un control democrático de la economía por parte de la mayoría de la sociedad y donde el poder político este bajo el control de asambleas y órganos de decisión popular y de la clase trabajadora.
Eso no implica no apoyar que en países como el nuestro, donde ante la debilidad del Estado, han surgido procesos de autonomía en algunos municipios como en Cherán o los territorios zapatistas, en donde la población ha expulsado a las instituciones oficiales del Estado y ha tomado el rumbo de su destino en sus manos, esas experiencias tendrían que ser replicadas a nivel nacional, no solamente en las comunidades rurales, sino en las comunidades de las grandes ciudades, como un primer paso para terminar con el Estado burgués y el poder político de la burguesía.
Anticapitalismo y socialismo
El concepto anticapitalismo se ha difundido fuertemente entre algunos sectores avanzados de la clase trabajadora y de la juventud, la crisis del sistema ha cimbrado fuertemente la conciencia de millones de personas a nivel internacional, nuestro país no es la excepción, de manera instintiva se buscan alternativas radicales y revolucionarias.
Si bien el concepto de anticapitalismo es un paso adelante ante el modelo de Estado de Bienestar o Keynesiano que propone un sector de la izquierda, aún es un concepto un tanto confuso que necesita ser profundizado.
Anticapitalistas, se definen todas las fuerzas que luchan contra el actual sistema, la pregunta es ¿con que sustituimos al capitalismo? Los socialistas que reivindicamos las ideas del marxismo fraternalmente proponemos retomar el método y las ideas de Carlos Marx, para ser estudiadas e implementadas por las nuevas generaciones de luchadores sociales, una teoría revolucionaria, radical y consecuente en la lucha contra el capitalismo.
En meses pasados diversas fuerzas políticas, teniendo como soporte fundamental el Consejo Nacional Indígena, han lanzado a María de Jesús Patricio como candidata independiente a la contienda electoral del 2018, con la finalidad de organizar y aglutinar las diversas luchas que existen a nivel nacional y crear un proceso de organización popular.
Los marxistas saludamos y nos sumamos a esta iniciativa, una candidatura que cuestiona el capitalismo es fundamental en el actual periodo, el construir un proyecto alternativo al capitalismo es una tarea urgente dentro del movimiento de la clase trabajadora, el movimiento estudiantil y campesino. De manera fraterna proponemos a los anticapitalistas discutir y debatir las ideas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky para construir ese proyecto tan necesario en la actualidad.
A su vez la relación entre la izquierda revolucionaria, socialista y anticapitalista con el movimiento de masas, debe ser de aproximación paciente para la explicación de nuestras ideas, y de convencer que las luchas gremiales y electorales tienen limitaciones en el marco del actual sistema, para lograr un cambio verdadero y perdurable, en beneficio de la mayoría del pueblo y los trabajadores, debemos arrancar de raíz el origen de las desigualdades y opresiones, demos levantar la bandera de un programa que luche contra el capitalismo.
Hace poco más de un mes que fuimos testigos de los sismos del 7 y 19 de septiembre, en los que se vieron afectados estados como Oaxaca, Chiapas, Puebla, Estado de México, Tlaxcala, Veracruz, Morelos y la Ciudad de México, y aunque en casi todos estos estados hubo pérdidas humanas y por supuesto materiales, fue en la Ciudad de México en donde se centraron más los reflectores, en primera, por ser la capital y centro económico y político del país, pero también los reflectores se dirigieron hacia la Ciudad para dar un golpe mediático, es decir, para tratar de posicionar al gobierno, muy desprestigiado por cierto, así como al Ejército y a la Marina; lo intentaron, pero las cosas no les salieron nada bien.
Inmediatamente después del sismo del 19 de septiembre, fue la población, particularmente los jóvenes –hombre y mujeres por igual- la que se movilizó primero y dejó ver la nula capacidad de reacción del Gobierno Federal y del de la misma Ciudad; y con el paso de las horas y los días se vieron nuevamente rebasados. Incluso a Osorio Chong lo corrieron de una fábrica que colapsó en la calle de Simón Bolívar y Chimalpopoca, en la Colonia Centro. Peña Nieto y demás gobernantes corrieron con la misma suerte.
Lo anterior lo menciono para demostrar que desde el primer momento los brigadistas, familiares y vecinos de las víctimas en todo el país vieron con desconfianza al gobierno; es algo que sigue ocurriendo y es algo normal. No van a confiar en alguien que quiere sacar partido, que asiste a los derrumbes por otros intereses, cuando los damnificados lo han perdido todo, y que sólo van a tomarse la foto, mostrando una increíble insensibilidad para con aquéllos.
Esa misma desconfianza que sentían desde un inicio se ha ido materializando poco a poco. La desconfianza se empieza a tornar en coraje, en indignación y sobre todo en movilización.
Créditos y tandas para reconstruir
Durante semanas, vimos cómo el apoyo llegaba desde el interior de la república y desde el extranjero: paisanos desde distintos puntos del mundo, gobiernos, artistas, deportistas, todos donando para apoyar al pueblo mexicano. Según el noticiero de Carmen Aristegui, las donaciones ascienden a casi 37 mil millones de dólares. Pero este dinero o gran parte de él no está siendo manejado por el gobierno. Algunos de estos fondos han ido a la Cruz Roja, pero otros son manejados por el sector privado, como el fideicomiso Fuerza México.
Adicionalmente a esto, se cuentan con los recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que para la Ciudad de México tiene previsto un monto de 9 mil millones de pesos, al cual se le pueden sumar otros 6 mil millones de un bono catastrófico emitido por el Banco Mundial. Asimismo, el Gobierno de la Ciudad de México cuenta también con recursos del Fondo de Atención a los Desastres Naturales local (Fonaden CDMX), por 9 mil 500 millones de pesos. Como vemos, hay recursos económicos, la pregunta es: ¿cómo se administrarán y quién o quiénes lo harán?
Pero otra pregunta más importante es: ¿cómo llegarán esos recursos a las personas damnificadas y cuál será el monto?
El gobierno de la ciudad clasificó los inmuebles y de esa forma asignó la ayuda y las acciones a seguir; verde (inmuebles con daños superficiales): reparación por parte de brigadas del gobierno capitalino o pago hasta por 8 mil pesos para la sustitución de vidrios rotos, arreglo de fisuras y acabados; amarillo (inmuebles con daños significativos, en condiciones de habitabilidad): ayuda económica por tres mil pesos para la renta de vivienda durante el tiempo que dure la reparación del inmueble; y rojo (inmuebles con daños estructurales, sin condiciones de habitabilidad): apoyo para alquiler y acceso a créditos a tasas preferenciales para la adquisición de vivienda.
Por otra parte, el Secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), Felipe de Jesús Gutiérrez, informó que se han recibido 19 mil 22 peticiones para la revisión de viviendas, de las cuales 10 mil 903 ya han sido visitadas. Hasta el momento, 9 mil 95 tienen categoría verde, mil 308, amarillo y 500, rojo.
Pero sin duda tres mil pesos no son de mucha ayuda para rentar un lugar decente para vivir. Ahora imaginemos el tiempo que tardarán las brigadas del gobierno en atender las más de 9 mil viviendas que se encuentran en categoría verde, y en caso de buscar el servicio particular (un albañil), el gobierno sólo pagará 8 mil pesos (ni el costo de material y mano de obra, en muchos casos). Lo más preocupante es que a las viviendas que se encuentren en la categoría color rojo se les dará como mínimo 80 mil pesos, además de que se les darán créditos “preferenciales” para cubrir la totalidad de la reconstrucción o para adquirir una nueva vivienda.
De lo mencionado podemos resumir que no basta. Hay que recordar que muchos de los damnificados perdieron todo y no tienen trabajo ni ninguna fuente de ingresos, muchos son trabajadores que durante años pagaron sus casas con créditos del Infonavit, otros invirtieron sus ahorros para ampliar o mejorar su casa, y ahora viene el gobierno y les dice que les dará un crédito (seguramente con las constructoras que hicieron los edificios que se cayeron). Otra barbaridad que se les ha ocurrido es hacer tandas para reconstruir las viviendas; nada más ridículo y sin sentido.
Y es por este motivo que los miles de damnificados y la gente que se solidariza con ellos se han manifestado en contra de los créditos y las tandas. Exigen saber en dónde se encuentran los recursos que han sido donados, además, algunos piden que se les reubique en lugares seguros, otros no quieren que se les reubique sino que se construya en el mismo lugar sus nuevos departamentos. Ha sucedido que en el interior del país los apoyos han sido ficticios, las tarjetas no tenían saldo o se ha condicionado el apoyo por presentar la credencial de elector.
Sin duda esto no acabará pronto. En 1985 muchas colonias se fundaron por los mismos afectados y el poder popular se manifestó como una necesidad ante la ineptitud y corrupción del gobierno. Ahora no queda otra opción. Lo importante es estar organizados y luchar por una vivienda diga, exigiendo claridad de quienes manejan los recursos, movilizarse para presionar y cárcel para dueños de inmobiliarias que construyeron no teniendo en cuenta las especificidades mínimas para una vivienda segura.
1.- El 18 de Noviembre termina la administración del actual Director General del Politécnico, caracterizado por su falta de cercanía con la comunidad en general y los estudiantes en particular, por su autoritarismo, represión hacia los sectores divergentes de su opinión, por escandalosos casos de corrupción y la falta de cumplimiento de los acuerdos para los cuales fue designado en noviembre de 2014.
2.- La administración encabezada por Enrique Fernández Fassnacht no es sino el reflejo de las intenciones del régimen y el gobierno federal hacia la educación pública y hacia los derechos de los trabajadores, cuyas objetivos son limitarlas o en su caso eliminarlas y sustituirlas por una visión mercantilista de la educación. A final de cuentas el actual Director General fue impuesto por Enrique Peña Nieto y forma parte de la casta política al servicio del gran capital.
3.- Para ellos, la burocracia del Estado, el régimen y los dueños del gran capital, la educación pública y los derechos laborales no son sino “privilegios” de los jóvenes y los trabajadores que deben ser eliminados. Enrique Fernández Fassnacht durante estos 3 años, actuó en sintonía con esta idea que la clase dominante ha manejado durante las últimas décadas, aunque de manera particular, le puso un sello autoritario y represivo a su administración en el Politécnico.
4.- Si hacemos un resumen rápido de su administración, cada semestre escolar se desarrolló un conflicto, ya sea de índole estudiantil o laboral, paros, asambleas multitudinarias, movilizaciones, por lo que el director general se fue ganando la antipatía de amplios sectores de estudiantes y de la comunidad politécnica. En los salones de clases, en las academias u oficinas se le percibe como una de las peores administraciones que ha tenido el Instituto Politécnico Nacional.
5.- Por esa razón estudiantes, docentes y no docentes, nos organizamos para realizar una consulta o sondeo hacia la comunidad del IPN, dicha actividad se llevó acabo los pasados 7 y 8 de Noviembre en 43 escuelas y unidades administrativas, para preguntar si se desea que el actual Director General, sea ratificado por un periodo más.
6.- Dicha actividad, al contrario de lo que manifiestan los integrantes de la autodenominada “Asamblea General Politécnica”, no fue una actividad meramente sindical, como la intentan reducir en un comunicado que sacaron, evidentemente participaron colectivos de trabajadores docentes y no docentes que se han encuadran en el sector disidente y democrático del sindicalismo politécnico, pero los estudiantes de diversas escuelas también estuvimos presentes. Con ese comunicado los integrantes de la autodenominada “AGP” y los integrantes de la mesa 5 x 5, intentan confundir y denostar un ejercicio inédito en la comunidad. ¿Qué se puede esperar de una instancia que ha defendido y se ha fundido por la vía de los hechos con los intereses de la actual administración del IPN?.
7.- La consulta pudo ser mejor en algunos aspectos organizativos, pero no debemos olvidar que se desarrolló en un ambiente sumamente hostil y de persecusión por parte de las autoridades del Politécnico, las cuales la declararon “ilegal”, pero no podemos negar la gran participación que se tuvo y que fue una vía de expresión de rechazo de la comunidad hacia la actual administración. Los datos hablan por sí mismos: participaron 35,388 personas (estudiantes, docentes, no docentes), de los cuales 32,844 optamos por el NO al nombramiento por un nuevo periodo del actual Director General al frente del instituto.
8.- El 18 de Noviembre termina la gestión del actual Director General, lo mejor para el politécnico es que Fassnacht no sea ratificado por un periodo más, si queremos lograr algo de armonía y estabilidad a lo interno del instituto.
9.- Sin embargo no debemos olvidar que la decisión del nombramiento recae sobre el presidente en turno, es decir Enrique Peña Nieto. Por lo que debemos mantener la organización estudiantil independiente de las autoridades y el Estado para luchar por la defensa de la educación pública y nuestros derechos como estudiantes, llegue quién llegue al frente del IPN con sus estilos, en mayor o menor medida atenderá la agenda del régimen, en el terreno educativo e intentará avanzar en la mal llamada “Reforma Educativa” en el IPN.
10.- Que la opinión de los politécnicos sea escuchada para el nombramiento del Director General y las autoridades es un tema aún pendiente, que sólo lo lograremos confiando en nuestras propias fuerzas organizadas y movilizadas, estudiantes y trabajadores de la educación en el IPN.
11.- Fassnacht y su administración se deben ir del Politécnico, no debe ser ratificado por un periodo más, pero aún, si esto sucede, la organización debe continuar, la lucha debe seguir.