Republicamos aquí con permiso del autor, un texto del periodista cubano Neilán Vera acerca de las declaraciones de la Ministra de Trabajo y Seguridad Social Marta Elena Feitó Cabrera, sobre la mendicidad en Cuba. Las declaraciones han causado gran revuelo y provocado mucho repudio.
No sé si este país es la tacita de oro que alardeaba el general Resóplez, ni si somos un eterno verano o un eterno Baraguá. Tampoco podría decir si Colón exageró o fue sincero cuando declaró que esta tierra era la más hermosa que ojos humanos hayan visto. De lo que sí estoy convencidísimo —y lo debatiré con cualquiera— es de lo única, bizarra, pintoresca y contradictoria que resulta la vida cotidiana de la nación.
Sí, exacto: parecemos personajes de una novela de realismo mágico, o del cuento más absurdo que haya parido la literatura universal. Si nuestros escritores no producen más, es por falta de interés, no de material. En esta última década sobran argumentos para guiones, libros y cualquier obra de ficción. Pondré varios ejemplos.
Un político sale en televisión para explicar que el «reordenamiento económico» es muy simple: solo hay que ir del punto A al punto B. Otro afirma que hay que dolarizar la economía para poder desdolarizarla. Un tercero anuncia, en un arrebato de inspiración, la teoría de los «apagones solidarios». Y un cuarto, en su octavo año de presidencia, descubre preocupado que «la economía no puede seguir siendo un terreno de improvisaciones». Es decir, hasta ahora su gestión fue errática y deficiente: solo necesitó dos mandatos para entenderlo.
Un día organizan un cabaret para extranjeros en la sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y al siguiente alquilan la Tribuna Antiimperialista, donde tantas veces habló Fidel. Un día piden fe, austeridad y sacrificio, y al otro ves a familiares de altos dirigentes viajando por el mundo, cenando en restaurantes caros o paseando en yates.
Es, como decía, una fuente inagotable de historias. Por desgracia, hoy forman parte de nuestra realidad. Nos duelen, nos enfurecen y nos corroen por dentro, por lo hirientes, reales y desesperanzadoras que son. Sin ir más lejos, este lunes tuvimos un ejemplo perfecto de lo que les comento.
Seguí en redes sociales la intervención de Marta Elena Feitó, ministra de Trabajo y Seguridad Social de Cuba, mientras hablaba sobre la atención a las «personas vulnerables» ante dos comisiones parlamentarias. Por un momento, creí que era un video generado por inteligencia artificial, pero era tan real como esos dos minutos de sinceridad involuntaria que se le escaparon. Luego dudé: ¿me equivoqué y era una ministra de Javier Milei, una asesora de Isabel Díaz Ayuso o de Donald Trump? Eso al menos habría tenido lógica.
Pero en la pantalla estaba, sin duda, el guion de una comedia negra. Una ministra comunista que criminaliza a los mendigos, que llama «recolectores ilegales de materias primas» a los que hurgan en la basura y que, atención, asegura que EN CUBA NO HAY MENDIGOS. Lo escribo en mayúsculas porque nuestro Ministerio de Trabajo resolvió el problema de la forma más rápida y eficiente posible: negándolo.
No hay mendigos aquí. ¿Dónde los ves? Ese no, ese solo se disfraza. ¿El que limpia parabrisas? Es un borracho que quiere ron. ¿La anciana que recoge latas? Una evasora de impuestos: vende desechos y no paga a la ONAT. ¿Qué mendigos? Solo hay gente que eligió el camino fácil y se viste de pobre, aunque no lo sea.
Para fichar en La Libertad Avanza, Vox o el PP, a la ministra solo le faltó decir que el pobre es pobre porque quiere. Aunque no lo dijo con esas palabras, la idea flotaba en su razonamiento arrogante y carente de tacto.
Podríamos desmontar sus argumentos uno por uno, pero sería inútil. Basta con pararse en cualquier calle céntrica para ver a esos «no-mendigos», algunos demasiado jóvenes. La realidad, le guste o no a la ministra, está ahí afuera, en los barrios y avenidas. Ni todas las miradas huidizas del Ministerio harán que desaparezca por arte de magia. Ignorar un problema solo garantiza que crezca sin control.
Esto debería preocuparnos a todos, pero ya nos acostumbramos a ver mediocres y oportunistas en el poder. La fábula de los «no-mendigos» probablemente no será un escándalo, ni le costará el puesto a la compañera ministra, quien, por cierto, también es miembro del Comité Central del Partido.
No puede sorprendernos. Tenemos dos exviceprimeros ministros tronados por corrupción —Jorge Luis Perdomo y Alejandro Gil, este último exministro de Economía— y otros dirigentes menores que cayeron por meter las manos donde no debían.
No puede sorprendernos cuando Etecsa y el Ministerio de Comunicaciones decidieron que la rentabilidad de una empresa justifica medidas contra el pueblo, y nadie asumió responsabilidades.
No puede sorprendernos, si un gobernador gris e impopular, como el de Villa Clara, de pronto ascienda a ministro, para asombro de los propios santaclareños.
No puede sorprendernos, si incluso Marino Murillo, exministro de Economía y arquitecto del desastre de la Tarea Ordenamiento, salió limpio, con gladiolos y abrazos, y recibió la presidencia de TabaCuba como premio por su mala gestión.
En otro contexto, un ministro de izquierdas que culpa a los mendigos de su situación ya estaría desalojando su despacho. Si esta fuera ministra de Fidel, quizá eso ocurriría. Pero no es el caso. ¿Cuántos altos dirigentes deberían empacar sus maletas antes que Marta Elena Feitó?
Si durante la pandemia, con gente muriendo en sus casas sin atención médica, Díaz-Canel mantuvo a los mismos equipos de dirección ineptos al frente de las provincias, ¿ahora va a hacer limpieza, a sacudir la mata? ¿Y si el verdadero problema es que tenemos demasiados cuadros que no son comunistas ni martianos, sino oportunistas que fingen, mientras quienes deben evaluarlos están peor que la gamita ciega?
¿No será que esto ocurre porque no existen mecanismos efectivos de control popular que fiscalicen a los dirigentes?
Después de tantos planteamientos, votos de confianza y críticas «en el momento adecuado», solo nos quedan la voz propia, el derecho a preocuparnos por el rumbo del país y la voluntad de ayudar en la medida que los decisores lo permitan. Si caemos al abismo, que al menos la Historia deje claro que no todos fuimos cómplices.
¿Quieren eliminar la mendicidad de las calles cubanas? Empiecen por reorganizar algo como la Batalla de Ideas, que rescate a quien pueda ser salvado; convoquen parlamentos obreros para que los trabajadores analicemos y mejoremos las propuestas económicas; entierren la idea de que subsidiar necesidades básicas era una «gratuidad indebida»; organicen la economía para el bienestar popular, no para el bolsillo de una élite de nuevos ricos. Ah, y no lo olviden: hay una diferencia entre hacerse el tonto y poner el bobo…
Tenemos mendigos, señora ministra, porque también tenemos millonarios.
El 30 de junio de 2025, el régimen estadounidense de Donald Trump publicó un Memorándum Presidencial (NSPM-5) que refuerza el cerco económico contra la revolución cubana. El objetivo claro de estas medidas es someter al pueblo cubano por hambre y lograr un cambio de régimen. Este es un acto flagrante de agresión imperialista que la Internacional Comunista Revolucionaria rechaza y llama a todo el movimiento obrero mundial y a todos los demócratas consecuentes a combatir.
El Memorando se publica bajo el lenguaje de la “seguridad nacional”, lo cual es el colmo de la hipocresía, ya que es el imperialismo estadounidense el que durante más de 120 años ha socavado, amenazado e interferido con la seguridad nacional de Cuba y el derecho de los cubanos a decidir sobre su propio futuro.
Las medidas de 2017 del régimen de Trump fueron diseñadas para ejercer la máxima presión sobre Cuba y representaron un giro de 180 grados respecto a la política de Obama de restablecer las relaciones con la isla. Las medidas de Obama no estuvieron motivadas por ningún sentimiento de respeto al derecho a la autodeterminación de los pueblos, sino por la constatación, después de más de 50 años, de que el ataque frontal contra la revolución cubana había fracasado en su objetivo. La intención del régimen de Obama era lograr esos mismos objetivos (el derrocamiento de la revolución cubana) por otros medios: la destrucción de la economía planificada mediante la penetración del capitalismo bajo una máscara amistosa. En otras palabras “el abrazo del oso”.
Durante su primer mandato presidencial, Trump implementó 243 medidas separadas para endurecer el bloqueo económico vigente desde 1962, y que fue introducido por primera vez por la administración Kennedy. Mientras que Obama había permitido parcialmente la visita de turistas estadounidenses a Cuba, Trump las prohibió. Ahora, busca restringir incluso las visitas con fines educativos. Se realizará una auditoría general de estas visitas y quienes participen en ellas “deberán llevar registros completos y precisos de todas las transacciones” y conservarlos durante cinco años. Algunas de estas medidas de Trump se adoptaron cuando la pandemia de COVID-19 golpeó con especial dureza la economía cubana, privándola de ingresos provenientes del turismo, una de las fuentes más importantes de divisas muy necesarias.
La lista de “funcionarios prohibidos del Gobierno de Cuba” con los que es ilegal tener vínculos o relaciones se amplía aún más, incluyendo no solo a altos funcionarios, sino también a editores y subeditores de periódicos y medios de comunicación. La lista de empresas y entidades con las que es ilegal realizar “transacciones financieras directas o indirectas” también se amplía enormemente.
Otras partes del Memorando abordan políticas que ya están en vigor, por ejemplo, “oponerse a las medidas que exigen el fin del embargo en las Naciones Unidas y otros foros internacionales”.
Cabe destacar que el régimen de Biden no realizó cambios sustanciales en las políticas de Trump hacia Cuba. De forma vergonzosamente cínica, Biden solo se acordó de Cuba seis días antes de la investidura de Trump cuando decidió, por pura propaganda, eliminar a Cuba de la lista de “países patrocinadores del terrorismo”, que Trump restableció seis días después.
La agresión imperialista estadounidense contra la Revolución cubana ha sido una política bipartidista durante los últimos 60 años y continúa siéndolo. La Ley Torricelli de 1992, impulsada por un demócrata, con el respaldo de Bill Clinton y la firma de George W. Bush, restableció el bloqueo a las filiales de empresas estadounidenses e impidió que los barcos que habían atracado en puertos cubanos atracaran en puertos estadounidenses durante 180 días. La aún peor Ley Helms-Burton de 1996 fue impulsada por representantes republicanos y promulgada por Bill Clinton.
Escandalosamente, el Memorándum está redactado en el lenguaje de la “libertad y la democracia”, así como del “respeto a los derechos humanos”. Esto es una hipocresía absurda proveniente del mismo régimen que respalda todo tipo de regímenes dictatoriales y represivos en todo el mundo, siempre y cuando sigan la línea de Washington, y que actualmente apoya, financia y facilita el genocidio israelí en Gaza.
Además, Trump está pisoteando la libertad, la democracia y los derechos humanos en los propios Estados Unidos, al arrestar y amenazar con deportar a quienes defienden a Palestina, al utilizar agentes federales armados y enmascarados para realizar redadas migratorias sin ningún respeto por el debido proceso, etc.
Si Estados Unidos estuviera realmente preocupado por el respeto a los derechos humanos en la isla, podría empezar por cerrar el campo de detención de Guantánamo, donde mantiene a presos en detención indefinida sin cargos ni juicio.
Las verdaderas razones de la hostilidad estadounidense hacia la Revolución Cubana no residen en la preocupación por la libertad y la democracia, sino en que la clase dominante estadounidense no puede tolerar que un país, a 90 millas náuticas de la potencia imperialista más poderosa del planeta, se atrevió a abolir el capitalismo. Esto se expresa en el Memorando de Trump cuando dice: «Mi Administración continuará… fomentando el libre mercado y la libre empresa… en Cuba». Entre los objetivos del Memorando se especifica el de «fomentar el crecimiento de un sector privado cubano independiente del control gubernamental». Por la boca muere el pez, lo que quiere el imperialismo es restaurar el capitalismo en Cuba.
Hay otra razón para el Memorándum anticubano de Trump. Su política de convertir a los migrantes en chivos expiatorios incluye la cancelación del programa de libertad condicional introducido por Biden, mediante el cual medio millón de cubanos, haitianos, venezolanos y nicaragüenses entraron legalmente a Estados Unidos. A principios de junio, el Departamento de Seguridad Nacional les informó que su permiso para vivir y trabajar en Estados Unidos había sido revocado y que debían abandonar el país. Esto ha generado un gran descontento entre la poderosa comunidad cubana en el estado de Florida, crucial para las elecciones. Trump cree que su Memorándum anti cubano podría ayudarle a apaciguarlos.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, el costo del bloqueo en 2023-24 fue de 5 mil millones de dólares.
La Revolución cubana enfrenta una crisis particularmente aguda como resultado de la combinación de una serie de factores, la caída del turismo que nunca recuperó sus niveles pre-Covid, los altos precios de la energía en el mercado mundial, el deterioro a largo plazo de su infraestructura, etc. Esto ha llevado a un empeoramiento sostenido del nivel de vida, así como a una mayor diferenciación social derivada de las medidas pro-mercado del gobierno.
Las conquistas de la revolución en los campos de la vivienda, la educación, la atención sanitaria y la independencia nacional se han visto gravemente socavadas y están amenazadas.
El aislamiento de la revolución en una pequeña isla con recursos limitados y el hecho de que el Estado y la economía estén dirigidos y gestionados por una burocracia que avanza en la dirección de la restauración capitalista, pone en peligro la continuidad de la economía planificada.
La restauración del capitalismo en Cuba no significaría libertad y prosperidad, sino un mayor desplome del nivel de vida de la mayoría y la destrucción de lo que queda de las conquistas de la revolución. El futuro de una Cuba capitalista no es un estado de bienestar escandinavo (que, ni siquiera existe allí), sino la barbarie capitalista que vemos en Haití.
El destino de la revolución cubana se decidirá en el terreno de la lucha de clases internacional. Para defender las conquistas de la revolución, es necesario romper su aislamiento mediante la lucha por derrocar al capitalismo y al imperialismo en Estados Unidos, en toda América Latina y más allá. En Cuba, el rumbo restauracionista de la burocracia debe ser derrotado mediante la lucha por el control obrero y la democracia obrera.
La Internacional Comunista Revolucionaria rechaza rotundamente este nuevo acto de agresión imperialista contra Cuba y llama a los trabajadores y jóvenes de todo el mundo a redoblar esfuerzos contra el bloqueo y en solidaridad con la revolución cubana.
El anuncio del viernes 30 de mayo por parte de la Empresa de Telecomunicaciones cubana (ETECSA) de aumentar sus tarifas ha provocado una reacción de indignación sin precedentes en Cuba poniendo sobre la mesa la discusión sobre una serie de aspectos que son centrales para el futuro de la revolución cubana.
Empecemos por el principio. El 30 de mayo, un escueto comunicado de ETECSA anunciaba el cambio unilateral de sus tarifas. El máximo que se podrá recargar al mes serán 360 CUP (pesos cubanos) lo que dará acceso a 6G de datos. Para hacer recargas de datos extra el precio será muy superior. En pesos cubanos, 3G adicionales por 3.360 (prácticamente diez veces más), y en dólares 4G adicionales por 10 USD. Esto además significa que se ha usado el tipo de cambio del mercado negro (1USD = 370 CUP) y no el oficial (1USD = 120 CUP) para hacer el cálculo de la conversión.
Se trata por lo tanto de un auténtico tarifazo que aumenta de manera significativa el precio del servicio y que afecta a la gran mayoría de la población. Para que nos hagamos una idea, la Ministra de Comunicaciones Mayra Arevich informó en diciembre del año pasado que “el consumo promedio mensual de internet por datos móviles es de 9.9 GB”. Eso quiere decir que el promedio de la población se verá obligada a comprar esos 3G adicionales a un precio prohibitivo de 3.360 CUP, cuando según datos de la ONEI el salario mensual estatal es de 5.839 CUP. Anteriormente un plan de 500 CUP incluía 4,5G, pero no había límite de la cantidad de planes que se podían recargar. Así, 9G costaban 1000 CUP, en lugar de 3700 CUP ahora.
Además de esto, la decisión se tomó violando el contrato de servicio de ETECSA que dice claramente que cualquier cambio en las condiciones debe anunciarse con 30 días de antelación.
Ya el propio viernes empezó la ira en las redes sociales con todo tipo de comentarios. La noticia del tarifazo publicada en Cubadebate recibió un total de 1600 comentarios, la aplastante mayoría de los cuales críticos con la decisión, y muchísimos de ellos por parte de personas que se declaraban abiertamente como defensores de la revolución cubana.
Para muestra un botón:
“Yo soy estudiante universitario de la Universidad de Ciencias de la Información , y en lo que fue el mes mayo he gastado un total de 125 gb descargando videos de cursos de programación para mi proyecto final de la asignatura. Cada curso con más de 40 videos. No solo de esa asignatura si no de cada asignatura problemática que hay en mi carrera … Hemos tenido que estudiar por YouTube, buscar información en diferentes páginas para hacer nuestros proyectos de evaluación. Y ya solo con eso una sola tarde se consume un paquete de datos porque para que se vea el video decentemente tiene que estar en una calidad mínima de 360 p y verlo online consume y descargarlos casi lo mismo. 6 gb se van en una semana haciendo eso todos los días, y más ahora que estoy en temporada de parciales y pruebas finales.”
Otros contrastaban los aires acondicionados en las oficinas y los carros de los burócratas de ETECSA con el castigo económico que infligían al conjunto de la población usuaria.
En mi propio Facebook, donde no hay contrarrevolucionarios, muchos compañeros cubanos comentaban de manera airada. Estamos hablando de gente que cuando las protestas del 11 de julio de 2021 respondieron al llamado a salir a las calles a defender la revolución. Algunos se preguntaban ahora “¿con qué argumentos voy ahora a poder defender la revolución en las redes?”. Otros recordaban la manifestación masiva del 1º de mayo de este año en defensa de la revolución: “Salimos el 1º de mayo y así nos lo pagan”. Otros hablaban de lucha de clases y la necesidad de dar una respuesta.
En los últimos años en Cuba se ha masificado el uso de internet hasta tal punto que se considera ya como parte de los derechos básicos a los que debería de tener acceso la población. Según datos oficiales hay en Cuba 8 millones de líneas de telefonía móvil activas, el 95% con acceso a internet.
El descontento no era solamente con la decisión en sí, sino también con la manera en que se había aplicado, sin previo aviso, violando los términos del servicio y sin dar ninguna explicación razonada al pueblo. La presencia de directivos de ETECSA de segundo rango en el programa de Mesa Redonda no hizo sino empeorar las cosas.
El tarifazo afecta a prácticamente toda la población, pero especialmente a los estudiantes universitarios, muchos de los cuales tienen que acceder a los materiales de su carrera de manera digital. Tanto es así que en una decisión sin precedentes, la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de la Habana conjuntamente con las FEU de cinco facultades (la Federación Estudiantil Universitaria de La Facultad de Comunicación De la Universidad de La Habana (FEU FCOM), en conjunto al secretariado de la Facultad de Química (FEU QUÍMICA), el Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas (FEU InSTEC), la Facultad de Matemática y Computación (FEU MATCOM), La Facultad de Filosofía, Historia y Sociología (FEU FHS) y el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (FEU ISRI)) publicó un comunicado de protesta contra la decisión de Etecsa.
El comunicado señala que: “Consideramos que estas medidas restringen el derecho fundamental a la información, la educación y la comunicación, pilares esenciales para el desarrollo académico y personal de los estudiantes. El encarecimiento a la recarga de datos más allá de los 6GB constituyen un obstáculo que dificulta el cumplimiento de nuestras responsabilidades educativas y profesionales.”
A esto se suma otro comunicado de “protesta formal” de la Federación de Estudiantes Universitarios de la Facultad de Economía (FEU-EKO) en el que se exige “la rectificación de estas acciones”.
El que organizaciones de masas oficiales se pronuncien en contra de decisiones de una empresa que es del estado y que por tanto se presume que sus decisiones han sido aprobadas oficialmente, es algo sin precedentes y que revela, de un lado, el grado de la pérdida de legitimidad y autoridad de la dirigencia y, del otro, la fuerza de la presión por abajo.
Está claro que no se trata solamente del descontento con esta decisión en particular, sino que este malestar por el tarifazo tiene un trasfondo más amplio del empeoramiento de las condiciones de vida en Cuba en los últimos cinco años.
Al golpe que supuso la pandemia para los ingresos turísticos de la isla se suman las medidas tomadas por la primera administración Trump para endurecer el bloqueo imperialista (que se mantienen hasta el día de hoy), el impacto del aumento de los precios de la energía, la restricción de los envíos de crudo venezolano entre otros factores que han llevado a constantes y cada vez más prolongados cortes de energía eléctrica, el aumento generalizado de los precios y la escasez de productos básicos, además del empeoramiento general de los servicios (médicos, educativos, etc.).
No se trata solamente de las dificultades económicas sino además la sensación de que estas no tienen solución ni desde dentro ni desde fuera de la isla, lo que ha llevado a una crisis migratoria de grandes proporciones. Estamos hablando de cientos de miles de personas, algunas estimaciones hablan de más del 15% de la población, que han salido del país en los últimos dos o tres años. Este factor además hace más importante el acceso a internet para poder mantener el contacto de los que salieron con sus familiares en Cuba.
Está claro que hay problemas reales graves de financiamiento que afectan al conjunto de la economía, sometida a un bloqueo brutal por parte de EEUU desde hace 60 años agravado por el colapso del estalinismo hace más de 30 años. Y estos problemas afectan a una compañía como ETECSA que debe comprar el servicio de internet en el mercado mundial y además mantener y reparar la red con insumos que también provienen del mercado mundial.
La devaluación real de la moneda, expresada en el diferencial cambiario entre el mercado oficial y el mercado negro, ha afectado negativamente a ETECSA, ya que para los familiares en el extranjero les salía más barato enviar dólares para hacer las recargas en pesos, privando así a la empresa de un ingreso en divisas.
Muchos pueden entender la necesidad de capitalización de la empresa, pero lo que no se entiende es que eso lo tenga que pagar el pueblo en general, incluyendo los sectores de menores ingresos que ya han sido golpeados por el impacto de otras medidas económicas, particularmente desde el “Ordenamiento” en 2020.
A los problemas provocados por el brutal bloqueo imperialista y el aislamiento de la revolución, la dirigencia cubana ha respondido con una serie de medidas económicas que significan concesiones crecientes a los mecanismo del mercado capitalista, incluyendo la creación de empresas privadas y la eliminación de subsidios estatales universales. Estas medidas han tenido el efecto de aumentar la desigualdad social y económica.
Entre los comentarios de estos días acerca del tarifazo, muchos comentaban sino es que estamos viviendo en Cuba una perestroika, es decir, si la dirigencia cubana no ha decidido restaurar el capitalismo, pero sin decirlo públicamente.
Uno de los comentarios que más han circulado en medios revolucionarios cubanos, insisto en esto, en medios revolucionarios, estos días ha sido el del documentalista Javier Gómez Sánchez “El tarifazo de Etecsa y la cultura del gobierno” que termina con estos párrafos demoledores:
Una dirección cohesionada con el pueblo es capaz de mantener el apoyo, aun cuando debe tomar decisiones difíciles. Pero no se ve nada de eso. Ni Departamento Ideológico existe ya, ni siquiera para funcionar bien o mal. Fue algo que se creó porque lo necesitaba la Revolución para guiar en la construcción del socialismo, pero en la transición al capitalismo la única ideología necesaria para guiarse es la del mercado.
Hay cosas que solo la Historia enseña. Este pueblo ha demostrado capacidades de sacrificio extraordinarias, pero solo cuando ha sido guiado por un gran liderazgo. Sigan encerrándose en reuniones, enajenándose con grupitos seleccionados, visitando a sus amiguitos mipymeros, e ignorando al pueblo y llegará el día en que recibirán una dura lección. Nadie quiere que ese día llegue, pero pareciera que están trabajando para que ocurra. Si las cosas siguen como van no prometen nada bueno para el futuro. La cuestión no es ya si van a jugar o no el papel de Gorbachov, eso va quedando cada vez más claro, la próxima cuestión es si van a terminar como Ceausescu. (Énfasis añadido)
Javier Gómez (co-autor del excelente trabajo El insomnio del hombre nuevo, recomendado para cualquiera que quiera comprender lo que los revolucionarios en Cuba discuten hoy) da en el clavo. El peligro de seguir por este camino, el de las medidas pro-capitalistas aplicadas de manera burocrática, es que se puede provocar una explosión social que barra con todo y se lleve a la revolución por delante.
La advertencia es seria, pero no exagerada.
Es posible que, bajo presión por abajo, en las próximas horas y días, Etecsa, o para ser más preciso, el gobierno, rectifique parcialmente y haga algunas concesiones a la ira popular. Ya se ha anunciado una comparecencia televisada de Díaz-Canel.
Pero el problema sigue. La revolución cubana está en peligro. En grave peligro.
En Cuba el estado actual fue creado por la revolución y por lo tanto, formalmente, defiende las relaciones de propiedad que ésta creó: la expropiación de los capitalistas, terratenientes e imperialistas. Sin embargo, el estado no está realmente en manos de la clase obrera, sino en manos de una burocracia que tiene sus propios privilegios e intereses y que no está sujeta a rendir cuentas al pueblo trabajador.
Y esta burocracia, o un sector importante de la misma, ha emprendido el rumbo de las reformas capitalistas, que considera la única manera de mantener su posición dominante. Esto se justifica con argumentos como que “hay que liberar las fuerzas productivas”, que es necesario poner fin a “gratuidades indebidas”.
Los peligros que acechan la revolución cubana son de varios tipos. De una parte por la presión implacable del cerco imperialista, que solo se puede romper en última instancia con el avance de la revolución mundial.
Y por otra parte por la presión de la restauración capitalista a la que se dirige la burocracia. Esa se debe combatir con el control obrero y la participación directa y decisoria de la clase obrera en la administración de todas las cosas.
La situación económica en Cuba deja poco márgen. Habrá que tomar en cualquier caso medidas difíciles, seguramente. Pero no es lo mismo que las tome la burocracia, sin tener en cuenta los intereses generales del pueblo trabajador, en defensa de sus propios privilegios y pensando en una transición al capitalismo; a que las tome el pueblo revolucionario de manera consciente, después de una discusión de las diferentes opciones, sabiendo los peligros que conllevan y fortaleciendo y defendiendo la revolución como contrapeso.
Una cosa es clara: no sirve a la revolución aplicar ni aceptar tarifazos, sirve a lo contrario.
En este episodio de El fantasma del comunismo Jorge Martín y Frank Josué Solar Cabrales, desde Santiago de Cuba, discuten el bloqueo imperialista en Cuba y las dificultades a las que se enfrenta la revolución y el impacto de las medidas de mercado adoptadas.
Este bloqueo no es tan sólo un hecho histórico, es una realidad actual del intento del imperialismo estadounidense de asfixiar al pueblo y la revolución cubana.
El 18 de octubre, Cuba sufrió un apagón masivo que dejó sin electricidad a más de 10 millones de personas. La crisis energética en Cuba es un resultado de las sanciones y bloqueos impuestos sobre Cuba, privándole de la infraestructura necesaria.
Para defender la revolución cubana hay que luchar por la revolución socialista mundial.
El 18 de octubre, Cuba sufrió un apagón masivo que dejó sin electricidad a más de 10 millones de personas. Dos días después, el huracán Oscar azotó la costa oriental de la isla, agravando la crisis. El apagón es consecuencia directa del embargo estadounidense, que sanciona a los barcos que transportan combustible a la isla y ha privado a Cuba de las divisas necesarias para importar combustible y piezas de repuesto para mantener la producción y distribución de energía. Para que el pueblo cubano pueda vivir, el embargo imperialista debe morir.
La situación en Cuba es grave. Muy grave. Dramática. Desde las 11 de la mañana del viernes 18 de octubre se vive un apagón eléctrico general por la caída de la planta Guiteras, una de las dos mayores plantas termoeléctricas del país. A la hora de publicar esta nota, a primera hora del sábado 19, apenas se ha empezado a restablecer el servicio.
La presión sobre el sistema eléctrico venía aumentando desde hace días, semanas, con apagones de 3, 6, 12 horas en diferentes partes del país. El jueves 17 de octubre por la noche compareció el primer ministro Marrero para anunciar que solo se iba a poder cubrir el 50% de las necesidades de generación de energía del Sistema Eléctrico Nacional (un déficit de unos 1600 MW de los 3.300 MW que se requieren en hora pico).
Se declaró el cierre de todo el sistema educativo desde el viernes hasta el lunes, y en varias zonas del país se llamó a todos los trabajadores a quedarse en su casa. El 50% de la producción industrial está parada.
¿Los motivos? Hay causas inmediatas y motivos más de fondo. Entre las primeras, la falta de combustible, agravada ahora porque Venezuela ha decidido priorizar los envíos de combustible a Repsol y Chevron que pagan en efectivo. Por otra parte, la mayoría de centrales eléctricas tienen más de 40 años y requieren reparaciones urgentes.
El combustible Cuba lo tiene que pagar en divisas y las reparaciones también requieren fuertes inversiones.
Obviamente, detrás de esto está también la agresión imperialista contra Cuba que ha arreciado en los últimos años (desde la presidencia de Trump) y una serie de otros golpes externos a la economía cubana que han tenido un fuerte impacto negativo: el fin de la revolución venezolan; la llegada al poder de Bolsonaro que cortó el convenio con los médicos cubanos; la pandemia que cerró los ingresos por el turismo durante casi un año entero; el aumento general de los precios del combustible a nivel internacional.
La crisis económica provocada por esta concatenación de golpes externos, además, impide a Cuba tener acceso a las divisas necesarias para importar todo lo que necesita (alimentos, combustible, maquinaria, equipos, etc).
Pero es necesario decir con responsabilidad que las políticas emprendidas por la dirigencia cubana para lidiar con esta grave situación, lejos de resolverla, la han empeorado.
El intento de introducir una serie de medidas de mercado, el ordenamiento monetario que destruyo todavía más el poder adquisitivo del salario, la apertura de micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), lo único que han logrado ha sido aumentar la diferenciación social y la penetración de la lógica del capital que está minando a marchas forzadas la economía planificada cubana.
Eso afecta incluso a la cuestión del consumo eléctrico. Por ejemplo hay negocios privados, bares, hoteles, empresas de servicios de todo tipo, que consumen energía de manera exorbitada (en aire acondicionado, iluminación, neveras, etc), algunas con sus propias plantas generadoras, otras del propio SEN.
Es un agravio comparativo. Mientras los habitantes de los barrios populares soportan apagones eléctricos (por no hablar del corte del suministro de agua, en parte relacionado), los bares privados siguen funcionando con la temperatura interior gélida, para clientes que tienen el dinero para consumir.
Mientras los servicios estatales (incluyendo la sanidad, una de las joyas de la corona de la revolución) se deterioran (dejando en la práctica de ser gratuitos), vemos la existencia de hospitales para los sectores privilegiados de la burocracia y para los que se lo pueden pagar.
Desaparecen progresivamente los productos de los módulos, sin ninguna explicación, y lo mismo los productos de la canasta básica. Pero al mismo tiempo hay Mipymes privadas que gestionan la importación de contenedores de alimentos para venderlos en mercados a precios que solo unos cuantos se pueden permitir.
Peor que todo esto, hay una sensación generalizada que el avance desbocado del mercado, del capitalismo para llamar a las cosas por su nombre, beneficia también a personas que han acumulado capital o que tienen conexiones por la posición que ocupan en la burocracia estatal y en el partido.
Algunos denuncian abiertamente que hay un plan no declarado para restaurar el capitalismo por parte de sectores de la dirigencia, y hacen comparaciones con la caída de la URSS, cuando los dirigentes del PCUS se convirtieron de la noche a la mañana en capitalistas, mediante el expolio y el robo de la propiedad estatal.
Los últimos cinco años en que se han acelerado las medidas de concesiones al mercado han sido años en que las condiciones de vida de la mayoría se han deteriorado a una velocidad de vértigo, mientras unos cuantos se han beneficiado.
Se piden sacrificios a la mayoría, pero los que los piden no se los aplican.
Los métodos burocráticos del aparato del estado y el partido empeoran todo. En marzo de este año se «liberó de su cargo» al viceministro de economía (y arquitecto del fallido Ordenamiento) por «graves errores». Se prometió una «investigación a fondo». Nunca más se supo ni se informó.
La sensación que se crea es que fue usado como cabeza de turco del desastre económico. Si era un corrupto se debería informar de la naturaleza y los detalles de sus delitos y del castigo que se le impuso. Si se anuncian «graves errores» pero no se informa de cuales son ni que consecuencias tuvieron, la impresión que se da es más bien, que se están encubriendo.
No hay transparencia, ni rendición de cuentas. Cuando se informa, lo que se dice no da credibilidad porque no se corresponde con la realidad, o las promesas de mejoras no se cumplen y nadie explica el porqué.
El argumento de que criticar, sacar los trapos sucios al aire, explicar las cosas tal y como son por dura que sea la realidad «da armas al enemigo» es ridículo. El enemigo sabe muy bien cuál es la situación real (ellos son en gran medida responsables de la misma, la crean deliberadamente y miden al detalle el impacto de sus medidas). En realidad, la falta de transparencia es lo que da «armas al enemigo», ya que destruye la legitimidad de las instituciones y de la dirigencia y de rebote mina el apoyo a la revolución.
Esto ha llevado a una situación de creciente hastío entre la población, de profunda pérdida de legitimidad de la dirigencia.
Después de cinco años de retrocesos y sin ninguna expectativa de que las cosas vayan a mejorar, cientos de miles emigran en busca de una vida mejor. Según datos oficiales han llegado a EEUU en dos años 850.000 cubanos. La cantidad de los que han salido del país es obviamente mucho mayor.
Las protestas del 11J del 2021 fueron un aviso. En los últimos días y en los últimos meses han salido también a protestar los habitantes de las zonas más humildes al grito de «queremos corriente» «queremos agua».
La introducción de medidas de mercado, en una situación de extrema debilidad de la economía planificada, y en un país pequeño, a cien millas de una potencia imperialista agresiva, rodeado de un mar de capitalismo, es algo que crea su propia dinámica de bola de nieve.
Pero ¿había alternativa? ¿Se podía haber hecho otra cosa?
En primer lugar, en lugar de presentar las medidas de mercado como la panacea que iba a «liberar las fuerzas productivas», hubiera sido necesario hablar claro. Algunos comparan estas medidas, para justificarlas, con la NEP de Lenin. Pero Lenin advirtió de los peligros, describió la NEP como un «retroceso necesario» y llamó a fortalecer el sector estatal de la economía y el control obrero. Justo lo contrario de lo que se hizo en Cuba.
Las dificultades a las que se enfrenta la revolución cubana se derivan de dos factores principales.
Uno, el aislamiento de la revolución. No hace falta explicar esto. El que tenga ojos que vea. Los dos períodos más boyantes para la economía de la revolución cubana fueron cuando existía la URSS (una relación económica que benefició enormemente a Cuba, aunque también introdujo importantes distorsiones políticas y de desarrollo económico), y en el auge de la revolución bolivariana (que aunque nunca llegó a abolir el capitalismo, proporcionó sin duda un balón de oxígeno, político y económico a la revolución cubana).
Una revolución victoriosa en cualquier país de América Latina serviría para reforzar la línea de flotación de la revolución cubana.
El segundo factor es interno: la existencia de una burocracia en el estado y el partido. O dicho de otra manera, la ausencia de la democracia obrera. El orígen de esta forma de gestión burocrática se puede trazar a la forma como triunfó la revolución, mediante una guerra de guerrillas dirigida por un pequeño grupo de hombres y mujeres. Las masas de trabajadores y campesinos apoyaron la revolución de manera entusiasta, pero no existieron organismos amplios a través de los cuales ejercieran el poder.
Por otra parte la influencia de la URSS estalinista, particularmente fuerte a partir de 1967-71, cuando se cierra el intento de extender la revolución internacionalmente y la dirigencia cubana decide echar su suerte con Moscú.
En Cuba hay muchas consultas, referendos y elecciones. Pero no existen mecanismo genuinos de participación con poder decisorio por parte de la clase obrera y el pueblo en la gestión de la economía ni el estado.
En Cuba la situación es grave. Muy grave. Dramática. No solo por la profundidad de la crisis económica, sino porque esta, combinada con la gestión burocrática del estado, ha llevado a una situación muy profunda de pérdida de esperanza y por lo tanto a la destrucción muy avanzada de la legitimidad de los mismos conceptos de la revolución y el socialismo.
Una derrota de la revolución cubana, la restauración del capitalismo en la isla después de décadas sería un desastre. Un desastre generalizado para las condiciones de vida de la mayoría y desde el punto de vista de la soberanía nacional. El capitalismo no sería el de un país capitalista avanzado como Suecia, sino el de una isla atrasada y dominada como Haití, o la República Dominicana. O como Puerto Rico donde la privatización eléctrica también ha llevado a apagones eléctricos y que es una colonia del vecino del norte. Sería también un desastre desde el punto de vista de la revolución internacional, un regalo a la propaganda contrarrevolucionaria imperialista y un factor de desmoralización de la lucha de los oprimidos de todo el mundo por su liberación.
El futuro de la revolución cubana se decidirá en la arena de la lucha de clases internacional. La tarea de los comunistas revolucionarios fuera de Cuba es la defender de manera incondicional (pero no acrítica) a la revolución cubana, denunciar las medidas tomadas por las potencias imperialistas para asfixiarla y sobretodo apresurar la construcción de una dirección revolucionaria que garantice el derrocamiento de las clases dominantes en nuestros propios paises.
La tarea de los comunistas revolucionarios en Cuba, y haberlos hay y más de los que algunos pudieran pensar, es organizar la lucha por la defensa de la revolución, amenazada tanto por la contrarrevolución imperialista, como por la contrarrevolución que representa la burocracia y las medidas de mercado.
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Para hacerse una idea aproximada de la situación, las discusiones y el estado de ánimo en Cuba hoy, recomiento la visualización de este documental-entrevista a jóvenes revolucionarios cubanos:
Todos conocemos las relaciones políticas entre Cuba y los Estados Unidos.
En el año 1959, que marca el triunfo de la revolución Cubana, el Comandante Fidel Castro junto con sus guerrilleros toman el poder en el país, apoyados en parte por la clase obrera en Cuba. Dos años después, la mayoría de la economía capitalista es expropiada y nacionalizada por Fidel, el analfabetismo se erradica por completo junto con la desnutrición, y la expectativa de vida sube a 79 años, mas larga que en el resto del Caribe y comparable con expectativas en países desarrollados.
Así comienza la larga historia de los Estados Unidos tratando de socavar la revolución además de restaurar su poder anterior sobre la isla.
Pero yo no vine hablar sobre la conexión estadounidense, sino sobre la conexión canadiense con la isla de Cuba. Una conexión que corre más profunda que la conspiración de que el primer ministro Justin Trudeau es el hijo de Fidel.
Lo primero que deberíamos preguntar es: Canadá y Cuba, ¿amigos o enemigos?
En oposición a sus vecinos, los Estados Unidos, el papel de Canadá en relación a Cuba ha sido como la relación entre policía bueno y policía malo.
Mientras los Estados Unidos por los próximos 60 años socava la revolución cubana a través de invasiones, un embargo que a durado más de 60 años, operaciones de espionaje, e intentos de asesinato del comandante Fidel Castro – Canada toma la ruta de formar lo que se vería como relaciones “diplomáticas” que apoyan al pueblo cubano en lugar de ahorcarlos.
Estas relaciones comienzan igual después del triunfo de la revolución, y aunque por los primeros años el estado de Canadá se sumaba a los esfuerzos de Estados Unidos en contra de la revolución, el país nunca rompió relaciones diplomáticas, y en 1976, con la visita de Pierre Elliot Trudeau, estas relaciones se hicieron aún más amigables.
Así serían las próximas dos décadas con varios primer ministros manteniendo la relaciones con la Isla, incluyendo primer ministro del Partido Conservativo de Canadá, Bryan Mulroney, y líder del Partido Liberal Jean Chretien que visita la isla en los 90s, que también marca el año cuando cae la Unión Soviética.
Inmediatamente, Canadá, y sus capitalistas toman la iniciativa de establecer operaciones económicas en Cuba, y aquí se comienza a exponer los motivos verdaderos del imperialismo canadiense.
Actualmente Canadá exporta $210 millones de dólares Americanos en mercancía, un número que a bajado de $500 millones en 2017, además de la exportación de turistas canadiense que aportan al sector económico más importante en la isla que también ha bajado en frecuencia de 410 mil llegadas anuales en 2020 a 68.9 mil llegadas en el 2021.
A pesar del impacto económico global después de la pandemia, el objetivo de Canadá en Cuba no ha cambiado y las negociaciones económicas continúan.
Mientras los Estados Unidos continúan votando en favor del embargo, Canadá se opone pero por la misma razón que quiere entrada libre a Cuba para imponer su poder imperialista y nunca tuvo su capital expropiado por la revolución. Canadá solamente ha decidido jugar el juego más largo, por la vía supuestamente neutral. Pero, Canadá en realidad ha sido menos que neutral en la operación de derrocar la revolución Cubana. Documentos desclasificados cuentan que había negociaciones entre Canadá y los EEUU en que este último país asesoraba a Canadá a que no rompiera relaciones diplomáticas con Cuba para poder usar la embajada canadiense en la isla como base de inteligencia y espionaje.
Con jugar el juego mas largo, el imperialismo canadiense ha hecho más para restablecer el capitalismo en Cuba que sus compañeros en los EEUU. Canadá tiene influencia en la industria minera, además de la turística, y piensa en crecer su influencia en Cuba lo más posible.
Históricamente Canadá jamás ha sido un jugador neutral en el gran juego del imperialismo. Desde sacar las tropas de Afganistán en último lugar, después de los americanos, a aplaudir a un fascista Ucraniano en la asamblea nacional, a apoyar el estado de Israel con armas, y recursos – el estado de Canadá y sus capitalistas comparten todo los mismos intereses de los imperialistas en otras partes del mundo. Para ellos, tomar poder en Cuba les daría una posición muy estratégica en el caribe y América Latina.
La solución en Cuba no es el restablecimiento del capitalismo mediante las conexiones de otros imperialistas para salvar las conquistas de la Revolución, ¡al contrario!
La única forma de que Canadá y otros países puedan defender la revolución cubana es ¡con más socialismo! Más revolución, especialmente en Canadá, donde el objetivo debería ser exponer la hipocresía del Estado canadiense a la clase obrera, jóvenes, y revolucionarios que sí desean defender honestamente la revolución Cubana.
Para los revolucionarios, nosotros tenemos la tarea de la defensa incondicional y crítica de la revolución cubana (defender sus éxitos tanto como aprender de sus errores para fortalecer el socialismo aún más en la isla) y de organizar a los trabajadores y jóvenes revolucionarios para derrocar el imperialismo canadiense.
¡Por el establecimiento de una Cuba totalmente comunista, y el establecimiento de una Federación socialista de las Américas!
En los últimos días se han hecho una serie de anuncios públicos acerca de inversiones de empresarios rusos en Cuba. «Nos están dando trato preferencial, el camino está allanado», declaró Boris Titov, el jefe de la delegación rusa en la clausura del Foro Económico Empresarial Cuba-Rusia. Las condiciones ofrecidas a los capitalistas rusos son muy favorables para estos: concesiones de tierra de 30 años, más largas que las que hasta ahora regían, la exención de impuestos en la importación de maquinaria y la repatriación de beneficios.
Pero esto no es todo. Los capitalistas rusos, encabezados por el oligarca Titov, cuyo título oficial en Rusia es Defensor de los Intereses de los Empresarios, exigen más, y así lo refleja una nota de la agencia de notícias rusa Interfax del 19 de mayo. En la nota el propio Titov, después de felicitarse por las condiciones ofrecidas ya, lo dice claro:
«Pero también nos gustaría ver nuevas medidas. Hasta ahora no se ha resuelto la cuestión de las preferencias fiscales, la política de personal independiente de los empleadores rusos en Cuba, incluido el derecho a la libre contratación y liberación de empleados, el acceso preferencial de las empresas rusas a la contratación pública de la República de Cuba (para una lista separada de bienes). Esperamos que en un futuro próximo se produzcan avances en estas cuestiones y todo el conjunto de preferencias quede consagrado por ley». (“Titov: investors from the Russian Federation plan to develop about 30 new projects in Cuba, including the assembly of UAZ”, Interfax RU, 19 de mayo))
Lean bien. Donde dice “preferencias fiscales”, hay que leer “no pagar impuestos, o pagar menos”. Donde dice “política de personal independiente”, quiere decir salirse del sistema actual en el que las empresas extranjeras contratan personal a través del estado cubano (que se queda con parte de los ingresos). Uno de los puntos más graves es cuando Titov y los capitalistas rusos exigen el “derecho a la libre contratación y liberación de empleados», es decir, están pidiendo el libre despido, sin derechos para los trabajadores. Y finalmente, cuando el Defensor de los Empresarios rusos habla de “acceso preferencial a la contratación pública” quiere decir que el estado cubano contrate solo (o preferentemente) con empresas rusas, garantizándoles así sus negocios. Todo esto, exige que esté “consagrado por ley”.
Son condiciones draconianas. Para hablar claro, son el tipo de condiciones que un país imperialista (y Rusia lo es, aunque con sus limitaciones) quisiera imponer a uno dominado.
Lo primero que hay que decir a la hora de comentar esta notícia es que Cuba tiene el derecho a comerciar con quien quiera comerciar con Cuba. Es escandaloso que la prensa gusana ahora ponga el grito en el cielo y se presente como defensora de la soberanía de Cuba, cuando ellos son los que quisieran que la patria estuviera de nuevo bajo la bota de Washington.
Ahora bien, desde el punto de vista de la clase obrera cubana, y desde el punto de vista de la clase obrera y los revolucionarios a nivel internacional es necesario e imprescindible, cuestionar y preguntarse acerca de estas y otras medidas tomadas por el gobierno cubano, que representan concesiones al capitalismo y al mercado, nacional e internacional. ¿Sirven para defender la revolución cubana? ¿Son necesarias estas concesiones? ¿Son el camino a seguir para salir de la crisis económica tan grave a la que se enfrenta la isla?
La situación económica en Cuba es grave. Muy grave. No hay duda. Los motivos son varios, estructurales y coyunturales, ya lo hemos explicado en detalle en otras partes (“¿Qué implica el Ordenamiento monetario en Cuba?”, Jorge Martín, 17 noviembre 2020). Tienen que ver por un lado con el bloqueo imperialista, el aislamiento de la revolución en un país atrasado, el impacto de la pandemia, de la crisis en Venezuela, la intensificación del estrangulamiento imperialista bajo Trump (que Biden ha mantenido en gran medida). Y además con la burocracia, la corrupción y el despilfarro que son consecuencia de lo anterior, pero que agravan la situación. Esto no es un análisis a fondo, sino una enumeración de factores.
Esta situación lleva a un agravamiento de la escasez, la inflación, el desespero, la erosión y el deterioro de las conquistas de la revolución en los terrenos de la salud, la vivienda, la educación, la falta de perspectivas, la migración masiva, etc.
Un compañero cubano hace unos días me decía: “la situación económica y social es tan desesperada y grave, se ha deteriorado tanto, que hasta yo vería con buenos ojos que al menos en el comercio interior, por vía de inversión extranjera, se llenara esto de tiendas rusas y chinas…Es que hay un desabastecimiento total, cero, no hay nada. Y no se vislumbra una esperanza de mejoría, que es lo peor”
Bien. Ante esta situación tan grave ¿se justifican estas medidas? ¿Acaso los bolcheviques bajo Lenin (y Trotsky) no aplicaron la NEP, dicen algunos?
Las concesiones pueden ser necesarias para atraer inversores y reactivar la economía. Se puede discutir cuántas concesiones y hasta dónde. Pero Lenin nunca planteó la NEP como una panacea, como el método milagroso para «liberar las fuerzas productivas». Los bolcheviques explicaron claramente que era un retroceso , un paso atrás, concesiones peligrosas al capitalismo que conllevaban grandes riesgos.
Y por lo tanto aplicaron una serie de medidas para contrarrestar sus efectos. Entre ellas fortalecer el monopolio estatal del comercio exterior, el poder obrero y la lucha contra la burocracia, además de dar una batalla ideológica para armar a obreros y campesinos, siempre con la perspectiva de la revolución internacional.
En lugar de esto, la perspectiva que parece que se está planteando en Cuba es una de ir por el camino de China y Vietnam que, vamos a estar claros, llevó a la restauración del capitalismo, el aumento brutal de las desigualdades sociales y la concentración extrema de la riqueza y el capital en unas pocas manos, además de la destrucción de muchas de las conquistas de la revolución en ambos países.
O peor, una vía rusa a la restauración capitalista. En algunas de las reuniones recientes entre Rusia y Cuba se ha hablado de aprender y aplicar las lecciones de la economía rusa a la economía cubana (!!). En otra nota de Interfax de enero de este año se anunciaba que:
Durante una reunión en La Habana entre el presidente cubano Miguel Díaz-Canel y Boris Titov, comisionado para los Derechos de los Empresarios del presidente de Rusia, titular del Consejo Empresarial Rusia-Cuba, se tomó la decisión de establecer conjuntamente un «Centro de Transformación Económica “, que preparará transformaciones económicas en Cuba basadas en el desarrollo de la empresa privada.
«El centro de expertos conjunto incluirá, por parte cubana, representantes de ministerios clave y el Banco Central, y por parte rusa, expertos del Instituto Stolypin para la Economía del Crecimiento, el Centro de Investigación Estratégica y el Instituto de Pronósticos Económicos de Rusia. Academia de Ciencias», se le dijo a Interfax en el servicio de prensa del defensor empresarial. (El Instituto Stolypin se convirtió en partícipe del programa de transformación de mercado de la economía cubana, Interfax RU, 19 de enero 2023)
“Transformaciones económicas en Cuba basadas en el desarrollo de la empresa privada”. Lean esto bien. Lo que se propone es usar el modelo de Rusia para transformar la economía cubana.
La restauración del capitalismo en la Unión Soviética fue un auténtico desastre. Una catástrofe en todos los aspectos; político, social, cultural, pero también económico. La economía sufrió una brutal contracción que provocó un colapso generalizado del nivel de vida, una disminución sin precedentes de la esperanza de vida, etc. Además del desmantelamiento de todas las ventajas sociales que la URSS garantizaba, a pesar del carácter estalinista y burocrático del régimen.
Por cierto, que ese proceso es la respuesta más clara a los que en su día defendían que la URSS era “capitalismo de estado” y que por lo tanto no había nada que defender, ya que la restauración capitalista no sería un “paso atrás”, sino un “paso al costado” de un tipo de capitalismo (“de estado”) a otro (“privado”), una alternativa ante la que, según ellos, la clase obrera no debía tomar partido. Lamentablemente parece existen hoy en Cuba algunos socialistas que afirman que lo que hay en la isla es “capitalismo de estado” una teoría que desarma a los revolucionarios e impide la defensa de las conquistas de la revolución.
El caos de la restauración capitalista en Rusia, dirigido y azuzado por los asesores del capitalismo mundial, fue acompañado por un proceso de saqueo de la propiedad estatal, un proceso violento en el que los antiguos burócratas del PCUS se convirtieron en propietarios de los medios de producción, de las empresas, de las concesiones energéticas, etc. A través de métodos mafiosos, de la eliminación física de adversarios empresariales, un proceso de acumulación de capital se abrió paso, en el que un puñado de oligarcas emergieron quedándose con el control de la economía rusa. La clase obrera pagó y sigue pagando un precio muy alto.
Quizás en Cuba algunos en la burocracia piensan que tiene algo que aprender de ese proceso. De cómo los antiguos dirigentes del partido “comunista” (Yeltsin, Chernomyrdin, Chubais, el propio Putin) se convirtieron en poderosos empresarios, gerentes y operadores políticos en la nueva Rusia capitalista.
La carrera del propio Boris Titov es un ejemplo de ello. Titov pasó de ser un alto funcionario del régimen estalinista (vinculado a la exportación de productos petroquímicos) y directivo de una empresa conjunta soviético-holandesa. Después de dos años en esa empresa estatal emergió misteriosamente como propietario de una empresa dominante en el sector de lubricantes y solventes. Defensor a ultranza del liberalismo económico y destacado político conservador, fundó el Instituto Stolypin. El Instituto toma su nombre del primer ministro zarista Pyotr Stolypin, que durante su mandato de 1906 a 1911, trató de aplicar reformas económicas capitalistas para reactivar la economía del Imperio Ruso al mismo tiempo que utilizaba las medidas más brutales para aplastar al movimiento obrero, que acababa de protagonizar la revolución de 1905.
Si la clase obrera y el pueblo trabajador cubano tienen algo que aprender de la restauración capitalista en Rusia, es el hecho de que fue un desastre absoluto para los trabajadores.
No es por casualidad que las declaraciones más atrevidas de Titov no han sido reproducidas en la prensa cubana y hay que buscarlas en la prensa rusa.
Es urgente abrir un debate en Cuba acerca de estas cuestiones y decir claro y alto: la democracia obrera y el internacionalismo proletario son la única manera de defender las conquistas de la revolución, defenderlas contra el cerco imperialista y el mercado capitalista mundial, y defenderlas también contra cualquier intento de restaurar el capitalismo por la vía china o vietnamita (o peor, la vía rusa).
Aquí el texto completo en español de la nota de Interfax:
«Titov: los inversores rusos planean desarrollar unos 30 nuevos proyectos en Cuba, incluido el ensamblaje de UAZ
19 de mayo. Interfax-Russia.ru – Alrededor de 30 proyectos manufactureros planean desarrollar los inversionistas rusos en Cuba, informó el servicio de prensa del Comisionado Presidencial ruso para la Protección de los Derechos de los Empresarios, Boris Titov, quien también es jefe del Consejo Empresarial Rusia-Cuba.
«Al margen de la comisión intergubernamental tuvo lugar el foro «Diálogo Empresarial Rusia – Cuba» organizado por nuestro consejo empresarial. En él participaron 46 empresas rusas. Y si antes del foro nuestra cartera constaba de 11 proyectos de inversión, después del foro fueron cerca de 30″, – el servicio de prensa cita las palabras del defensor de negocios después de la reunión de la comisión intergubernamental sobre la cooperación comercial, económica, científica y técnica entre Rusia y la República de Cuba celebrada el jueves en La Habana.
Según Titov, se discutió, por ejemplo, sobre la organización del montaje de vehículos UAZ en Cuba, sobre la venta de automóviles de fabricación rusa, sobre la creación de un centro de servicios para su reparación y mantenimiento.
«Se elaboraron proyectos para la construcción de una planta de energía solar, la reconstrucción de empresas de industria ligera, la organización de la producción de materiales de construcción, harina, zumos, bebidas alcohólicas, el procesamiento de torta de soja y caña de azúcar, que es especialmente importante para la economía cubana, a cambio de suministros de fertilizantes minerales de Rusia», dijo el comisario.
También hablaron de empresas conjuntas para desarrollar varias zonas hoteleras y turísticas. «Ya podemos ver formas concretas de abrir restaurantes, primero en La Habana y luego en otras ciudades cubanas. Por supuesto, el tema de interés para casi todos los participantes en el Consejo Empresarial es el establecimiento de una casa comercial ruso-cubana. Esto podría ser realmente un paso decisivo en el suministro de productos rusos al mercado cubano. Por supuesto, hay problemas logísticos, debemos trabajar en la reducción de los costes de flete, poner en línea buques rusos y cubanos», – dijo Titov.
También se refirió a la digitalización. Según él, Rusia tiene mucha experiencia en la creación de superservicios digitales, que ayudan a los empresarios a ponerse en contacto tanto con el Estado como entre sí con el mínimo esfuerzo. «Esto se aplica al registro de empresas, al pago de impuestos y a todo tipo de servicios financieros. La parte cubana ha confirmado su voluntad de adaptar tales productos. Además, los especialistas del centro bilateral de expertos sobre la transformación de la economía cubana, creado con nuestra participación, creen que la digitalización puede convertirse en un motor de las reformas del mercado, ayudar a Cuba a reducir el movimiento de dólares en efectivo y la economía sumergida en general», dijo Titov.
El comisario señaló que las autoridades cubanas están dispuestas a conceder condiciones especiales a los empresarios rusos: arrendamiento de tierras a largo plazo, importación libre de impuestos de maquinaria agrícola y apoyo a una casa comercial.
«Pero también nos gustaría ver nuevas medidas. Hasta ahora no se ha resuelto la cuestión de las preferencias fiscales, la política de personal independiente de los empleadores rusos en Cuba, incluido el derecho a la libre contratación y liberación de empleados, el acceso preferencial de las empresas rusas a la contratación pública de la República de Cuba (para una lista separada de bienes). Esperamos que en un futuro próximo se produzcan avances en estas cuestiones y todo el conjunto de preferencias quede consagrado por ley», resumió Titov.»
Publicamos, con permiso del autor, este texto del comunista cubano Léster Pro acerca de las contradicciones a las que se enfrenta la revolución cubana. Creemos que las reflexiones que hace merecen la máxima difusión.
Hace tiempo quería hacer este comentario-aldabonazo, pero estaba viendo cómo se desarrollaban los acontecimientos. Todavía estamos a tiempo.
Todo el mundo se queja de la crisis económica en Cuba, pero pocos analizan los porqués. ¿Qué más da?, si saber por qué la flauta de pan está a $120 no va a hacer que baje… o eso creen.
Lo cierto es que la goma de la economía nacional está atascada en un fango complicado y el carro no camina. El carro de las mayorías. Porque el otro, el del 1%, avanza feliz a todo dar.
Mirémoslo como un cuento:
Érase una vez un país subdesarrollado que, luego de superar una profunda crisis de 15 años, llevaba su crecimiento económico a buen ritmo. El terrible Período Especial, la mayoría nos acordamos bien de él. De un día para otro nos vimos friendo los huevos en hojas de plátano y lavando ropa con maguey.
Entonces existía un Estado Papá, que siendo pobre repartía lo que tenía, y que siendo menos pobre, también.
Pero hacía falta avanzar más y más rápido. Y un día le cambiaron el nombre a los estímulos morales al trabajador, que defendió el Che, y les llamaron “gratuidades indebidas”.
Y otro, la frase “Sin azúcar no hay país” dejó de tener sentido.
Y otro, las tiendas vendieron productos a ocho veces su precio.
Y otro, llenaron las escuelas de teleclases en piloto automático y valientes sin preparación pedagógica.
Y otro, un ministro dijo que el mercado se regulaba solo, en televisión nacional.
Y los directores se empezaron a llamar “gerentes”, y ya no se desvelan: ahora facturan.
Procesos paralelos.
La economía creció y mejoró la cosa, levantó su cerveza y sonrió, pero no vió lo que crecía en los cimientos.
Cuando llegó Irma, ya la grieta estaba allí. Su nombre: lucha de clases.
El huracán sopló miles de millones de sudor y lágrimas hacia el mar. Catastrófico.
Y vino otro, y otro más. Y llegó Trump (coño e’ su madre) con sus 243 medidas. Y la apocalíptica pandemia, que traía una crisis mundial que nadie podía calcular. Y la guerra en Ucrania, que desestabiliza mercados y suministros.
Y entonces decidió nacer la Tarea Ordenamiento.
Postergado su alumbramiento durante 10 años, ya no daba más, había que parir.
Ella traía las mejores intenciones, estaba bien hecha… pero incompleta. Le faltaba una pieza que conectara su grandeza con sus propios pies, y un antídoto contra la falta de divisas.
El resultado fue una terapia de choque, inevitable y cruda.
Se desataron a las empresas para que hicieran sus negocios. Le llamaron a eso autogestión. Autogestión de los gerentes, puesto que los trabajadores nada tienen que opinar, cuando una empresa decide inflar sus precios, derrochan indecentes cantidades de dinero en eventos, alojar sus directivos en hoteles, muebles de oficina, café de la chopi y llantas nuevas para el carro. O cuando pagan mil pesos a un contratista privado por clavar una puntilla sin licitación.
Y entonces el capitalismo, que por más de medio siglo esperó para meterse, se metió, bajo una piel de oveja llamada Mipyme.
Invirtió cuatro pesos en bares, restaurantes y hostales, administrados por personas con los vínculos y amiguitos correctos que envían por el Estrecho de La Florida las riquezas extraídas de cubanos bolsillos, mientras deja unas migajas en la mesa.
Pero bajo la alfombra donde nadie mira, la grieta crece. Las clases sociales luchan, pero no se escuchan las armas.
Cada vez que un anciano se queja de que su antigua placita socialista ahora vende un particular demasiado caro, suenan esas espadas.
Cuando ese mismo anciano debe hacer colas durante horas porque un burócrata no pudo o no quiso idear la forma de aliviarlas, cuando su nieto no alcanza matrícula en un Círculo Infantil, cuando debe comprar miles de pesos en regalos para un médico corrupto, cuando se levanta una mansión para algún jerarca pero no hay cemento para arreglar su vieja casa, cuando su hija desfallece por las largas jornadas de trabajo con el particular, cuando debe gastar su jubilación en medicamentos por la calle porque en la farmacia no hay, suenan y suenan.
Hay una crisis mundial. La inflación destruye hogares a lo largo y ancho de la Tierra y el Bloqueo esta de puya.
Pero en Cuba el pan de cuatro pesos ahora vale 120. Eso es 30 veces más. La carne de cerdo y el huevo subieron 25 veces. Y los salarios solo aumentaron en 5. Una megainflación brutal.
Porque ese pan de $120 ahora lo fabrica un particular, y le pone el precio que quiera. Sólo le importa SU ganancia a cualquier costo.
Porque ahora el pan de $5 estatal solo se vende una vez al mes, ya que no hay suficiente harina de trigo, pero la galleta y el pan particular carísimos no faltan.
Porque el motonetero quiere ganar más y sólo se mueve alquilado.
Porque el campesino con nueva mentalidad y sin contrato con un Acopio ya fantasmal, ahora no necesita sembrar una caballería de cultivos varios si puede ganar bastante con dos hectáreas de pimiento.
Porque la reventa de productos de las tiendas ahora es legal.
Porque hay miles de familias que aún no tienen libreta de abastecimiento.
Porque una empresa estatal sin supervisión decidió competir en precios con el privado y vende la cajita pequeña de jugo a $150 y el café a $180
Porque una comercializadora decidió gastar los escasos dólares del país en muebles, jacuzzis y jamón ibérico que fenecen en las tiendas en MLC… junto a cientos de artículos inútiles que casi nadie compra.
Porque donde se va retirando el Estado llega el privado con sus leyes y sus precios más salvajes que el peor neoliberalismo latinoamericano.
Porque Stolypin nos está enseñando a construir castillos en el aire.
Porque Marx ya no está en ese logotipo.
Porque la banda municipal sólo toca en la glorieta del Parque cuando hay visita.
El 10 de mayo, el director de la revista cubana Alma Mater, Armando Franco, que fue “liberado del cargo” el 26 de abril, habló por primera vez acerca de las circunstancias de su cese. Recordemos los hechos. El 26 de abril, el equipo editorial de Alma Mater publicó una escueta nota en sus redes sociales anunciando que el director de la revista había sido “liberado de su cargo” por decisión del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas. Al conocerse la decisión hubo un alúd de críticas y pronunciamientos públicos contrarios a lo que se interpretaba como un ataque a la línea política de periodismo crítico y veraz de la revista.
El director de Alma Mater recibió el respaldo público de figuras destacadas de la revolución, en la UPEC, el coordinador de los CDRs, etc. Y posteriormente en el 1º de Mayo, incluso por parte de la esposa del presidente Díaz-Canel. Finalmente se realizó una reunión con el responsable ideológico del CC del Partido Comunista, la secretaria de la UJC de la que salió un comunicado en el que se reconocía la valía de la labor de Armando Franco, se hablaba de errores cometidos con él y se prometía “depuración de responsabilidades” al respecto. El tema parecía cerrado. Armando Franco había sido destituido, pero su nombre y su labor quedaban libres de mácula. La UJC salvaba cara hablando de un “proceso natural de renovación”.
Hasta ayer. ¿Cual fue la explicación que dió Armando Franco acerca de su cese?: «Ante mi petición de explicaciones, ambos [un representante de la UJC y uno de la Editora Abril[ expusieron que ‘la decisión, aprobada el 20 de abril, era producto de continuos errores en el trabajo editorial de la revista’. Sobre la mesa estuvo todo el tiempo un documento que ambos consultaron indistintamente para listar esos ‘errores’.» … «La funcionaria de la UJC me interrumpió y entre otros criterios más bien groseros, que omito ahora por educación, dijo: ‘A tí debimos botarte hace mucho tiempo, no hay nada más que hablar, te estamos haciendo el favor de liberarte. Puedes hacer lo que quieras, es una decisión nuestra’.”
Esto confirma lo que comentamos desde el primer momento, el cese fue un acto de censura política de la línea editorial de la revista. Luego, ante el alud de quejas y reacciones contrarias, hubo que inventar un supuesto «proceso natural de relevo», en la explicación dada por la primera secretaria de la UJC. Ahora, al hacer pública su versión de los hechos, Armando Franco contradice esa versión y desafía el silencio burocrático que se le había impuesto.
El mismo día de la publicación las redes sociales de Alma Mater anunciaban dos cambios de personal. El director de la Editora Abril, Asael Alonso Tirado, que había participado en la reunión en la que se cesó a Armando Franco, era “liberado de sus funciones”, y se nombraba a un nuevo director de la Editora (proveniente del Periódico Girón, de Matanzas) y un nuevo director de Alma Mater, proveniente de Juventud Rebelde. Ambos nombramientos se interpretan como un espaldarazo a la línea editorial que Armando Franco había seguido en Alma Mater. El cese de Asael Alonso no se puede interpretar más que como una aplicación de la “depuración de responsabilidades” que se había anunciado en el comunicado de la secretaria de la UJC Aylín Alvarez.
Este caso revela una profunda lucha entre diferentes tendencias dentro de la oficialidad en Cuba, que en el caso del tratamiento de los medios se dirime entre un sector estalinista y burocrático que quiere cerrar filas o incluso retroceder al oscuro pasado del Quinquenio Gris de censura estalinista, y otros que quieren aires frescos, crítica e información veraz en los medios oficiales. La disputa no se limita obviamente a los aspectos de la libertad de discusión revolucionaria, sino que se extiende a todos los ámbitos de la discusión sobre el futuro de la revolución cubana, incluyendo el de la política económica.
La opinión de la Corriente Marxista Internacional sobre estas discusiones es clara y la hemos explicado en numerosos artículos. Estamos incondicionalmente por la defensa de la revolución cubana contra el bloqueo y la agresión imperialista. Pensamos que la defensa de la revolución cubana también implica la lucha contra la burocracia, que ahoga la iniciativa de la clase obrera y la juventud, es causa de ineficacia, corrupción y provoca desidia e indolencia, y solo se puede combatir con la más amplia participación y poder de decisión de la clase obrera en todos los ámbitos, es decir, una auténtica democracia obrera (que no democracia liberal burguesa). Para nosotros la defensa de la revolución cubana también pasa por combatir todas las tendencias que empujan hacia la restauración del capitalismo y el debilitamiento de las formas de propiedad que resultaron de la abolición del capitalismo y sobre las que se asientan las conquistas de la revolución, que aunque debilitadas todavía existen.
“Es que yo estoy segura que, como yo, muchos esperaron una letra al menos. Y yo no puedo admirar a quien haya decidido el silencio”, me escribió hace un par de noches una usuaria de AM.
En realidad, no le falta razón. Ni a ella ni a otros que a través de las redes o llamadas telefónicas nos reclamaron una explicación sobre lo sucedido con nuestro equipo en la revista Alma Mater. Ya habló un funcionario del PCC, la UPEC y la 1ra Secretaria de la UJC, pero nosotros no.
En cierto modo, el silencio nos/me hace cómplice de lo sucedido y sus posibles interpretaciones. Para algunos, mi mutismo ha sido una confirmación de que fue una decisión justa, de que algo hice o andaba mal, de que las organizaciones políticas no se equivocan y que, si así fueron las cosas, es porque así tenían que ser.
En este texto no dejo mi opinión. Esa la he reservado para espacios más fecundos, aunque hasta ahora no haya sido suficiente. Tras dos semanas de análisis, esperas y frustraciones, comparto algunos detalles desde mi perspectiva para saldar una deuda: conmigo mismo y con los lectores de AM.
¿Cuáles fueron las razones de mi salida de AM?
El martes 26 de abril me citaron a la oficina del director de la Editora Abril a las 7 y media de la mañana. Tres horas después tendría lugar un Consejo de Dirección Extraordinario cuyo objetivo desconocíamos sus miembros.
Allí Nislay Molina (Ideológica del Comité Nacional de la UJC) y Asael Alonso Tirado (director de la Editora Abril) me informaron que, por decisión de la Comisión de Cuadros de la UJC, había sido liberado.
Sin mayores detalles ni tiempo para el intercambio, la funcionaria del Comité Nacional expuso cómo sería el proceso de entrega a través del cual abandonaría la Editora en horas y esperaría en mi casa por una ubicación laboral.
Ante mi petición de explicaciones, ambos expusieron que “la decisión, aprobada el 20 de abril, era producto de continuos errores en el trabajo editorial de la revista”. Sobre la mesa estuvo todo el tiempo un documento que ambos consultaron indistintamente para listar esos “errores”.
Por razones éticas no incluyo los detalles de los trabajos señalados; en mi opinión, salvo un par de señalamientos válidos que en su momento fueron corregidos, el resto de los textos son probablemente los mejores resultados periodísticos de AM durante mi dirección.
En aquel encuentro intenté explicarles el sinsentido de lo que exponían. La funcionaria de la UJC me interrumpió y entre otros criterios más bien groseros, que omito ahora por educación, dijo: “A tí debimos botarte hace mucho tiempo, no hay nada más que hablar, te estamos haciendo el favor de liberarte. Puedes hacer lo que quieras, es una decisión nuestra”.
El director de la Editora se limitó a ratificar lo que decía la Miembro del Buró y a dejar claro todas las veces que me había “alertado sobre mis fallas”, con notable intención de librar responsabilidades.
Ese mismo día, a las 11 de la mañana, la funcionaria de la UJC informó la decisión tomada al Consejo de Dirección y desestimó los argumentos de algunos de los presentes en contra de la medida porque, una vez más, “se trata de una decisión tomada, solo vinimos a informar”.
¿Por qué la mayor parte del equipo pidió la baja de la revista?
El mismo martes 26, en horas de la tarde, me reuní con el equipo para informar lo sucedido. Después de ese encuentro, a raíz de una decisión colectiva, publicamos la nota (https://bit.ly/NotaAM1 ) con la medida tomada en donde utilizamos las mismas palabras con las que me lo habían dicho.
El comunicado fue solo un recurso para notificar lo ocurrido y la consecuente interrupción del trabajo de la revista pues, hasta ese momento, nadie había mencionado cómo continuaría funcionando y quién sería responsable.
El cronograma de entrega presentado por la funcionaria de la UJC incluía una reunión para informar al equipo de la revista el miércoles 27 a las 9 de la mañana y ahí estuvieron todos los de AM. Sin embargo, según palabras del director de la Editora a los dos subdirectores de la revista, “el Buró Nacional decidió que este encuentro no ocurriría, pues ya todo estaba dicho”.
La negativa a conversar con el equipo, la inconformidad con la “liberación” y la falta de explicaciones para esta, provocaron que algunos miembros de la revista solicitaran su baja. No existieron presiones ni condicionamientos. En cada caso, fue una decisión personal. Un periodista y la secretaria de la redacción decidieron mantenerse. El resto, todos jóvenes, buscan hoy otros destinos laborales.
¿Fue un proceso natural de renovación?
Aunque durante estas dos semanas se ha mencionado una y otra vez que la medida es producto de un proceso natural de renovación, cuesta creer que sea esa la razón.
La dirección de la UJC estaba al tanto de mis planes de dejar AM después del centenario de la revista el próximo noviembre, cuando cumpliría tres años como director. Para ello, ya habíamos iniciado una serie de transformaciones en las dinámicas de funcionamiento y la conformación del equipo que garantizarían continuidad llegado ese momento. Solo faltaban cinco meses.
No parece renovación natural un proceso que no incluyó ni ubicación laboral para mí ni un director para AM, que no garantizó el trabajo de la revista tras la liberación. Resulta incoherente realizar cambios en AM por razones “naturales”, mientras la editora vive una crisis de directivos y periodistas.
¿Qué sucedió con los canales de AM?
Aunque los canales y la dinámica editorial de AM no fueron prioridades durante el proceso de “liberación”, entregamos al subdirector de la Editora Abril, Yunyer Feliciano, todos los espacios donde se publicaban contenidos.
Se incluyen ahí una página en Medium, 25 grupos de WhatsApp y perfiles en Facebook, Telegram, Twitter, Instagram, Ivoox y Youtube.
Tras la nota de mi liberación, lo publicado y sobre todo, lo no publicado ante las emergencias informativas de los últimos días, no son responsabilidad del anterior equipo.
¿Qué dijo la FEU?
Según las explicaciones de Nislay Molina, “la presidenta de la FEU de Cuba, Karla Santana, participó en la Comisión de Cuadros y aportó elementos en contra de tu gestión. También te estamos liberando por la desatención de AM a la FEU”.
Ese es un argumento fácilmente desmontable. Quienes leyeron con frecuencia AM durante el último par de años fueron testigos de que para nosotros la cobertura a la vida de la FEU, las universidades y los universitarios cubanos fue prioridad. Por supuesto, desde la visión de nuestro equipo. Los múltiples contenidos publicados están ahí para demostrarlo.
Durante sus meses como Presidenta Nacional de la FEU, Karla Santana jamás nos comunicó alguna insatisfacción sobre el trabajo de la revista. Hasta el momento, la FEU no se pronunció sobre lo sucedido con AM.
Recibimos muestras de sorpresa y decepción de casi todos los miembros del Secretariado Nacional de la FEU, de muchos presidentes de Universidades y de estudiantes de varias facultades a lo largo del país. Valdría la pena preguntarse, ¿a los intereses de qué FEU no respondió AM?
¿Qué dijo la UJC?
El 28 de abril la Primera Secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba – UJC, Aylin Álvarez, realizó una publicación en su perfil de facebook (https://bit.ly/post1UJC ) porque “en las últimas horas muchos han puesto su atención en el caso del joven periodista Armando Franco, lo que involucra a nuestra organización. Por ello, me parece necesario hacer las siguientes aclaraciones”
De los argumentos expuestos en dicho post, lo único exacto es lo referido a que los cargos directivos de los medios de la Editora Abril son competencia del Comité Nacional de la UJC y de su Comisión de Cuadros. El resto de las aclaraciones no son ciertas ni coincidentes con lo sucedido en mi caso.
Ese mismo día, en presencia de Rogelio Polanco, Jefe del Departamento Ideológico del CC-PCC, le expliqué a la Primera Secretaria cómo se desarrolló el proceso de “liberación” y lo expuesto por sus subordinados Nislay Molina y Asael Alonso.
Aylin Álvarez mostró sorpresa y los responsabilizó, de ser cierto lo dicho por mí, porque según ratificó, “se trataba de un proceso de renovación natural”. Además, mostró satisfacción por los resultados obtenidos por la revista y desconocimiento sobre los supuestos errores que me habían adjudicado.
Horas más tarde realizó una segunda publicación (https://bit.ly/post2UJC ) en donde dijo: “Recepcioné cada elemento señalado por él, con la encomienda de seguir profundizando en estas circunstancias y depurar responsabilidades. Coincidimos en lo inadecuado de algunas acciones hacia él y el colectivo de Alma Mater, que propiciaron la percepción de que había sido sancionado o expulsado de la revista, las que constituye un error de procedimiento a analizar”.
Además, menciona: “Su liberación, valorada en la Comisión de cuadros de nuestra organización, no tenía más propósitos que el de aprovechar su experiencia y conocimientos en otros proyectos de comunicación, que ya se le habían anunciado, avalado por sus resultados evidentes en Alma Mater”.
Es cierto que a mediados de abril la UJC me propuso dejar AM para incorporarme a un nuevo proyecto de comunicación pero, como sabía la Primera Secretaria, respondí que mi intención era mantenerme en la revista hasta noviembre.
De igual modo, se comprometió a reunirse con el equipo de la revista, algo que sucedió el martes 2 de mayo.
Para este encuentro solicitamos la presencia de Karla Santana, Nislay Molina y Asael Alonso, de modo que con todos los involucrados dilucidáramos lo acontecido y estableciéramos responsabilidades. A pesar de comprometerse con ello, la Primera Secretaria decidió a última hora que los mencionados no debían participar.
Durante la charla, Aylin Álvarez reconoció errores cometidos debido a que “afloraron cuestiones personales” y se comprometió a tomar medidas al respecto. Hasta el momento, no nos han notificado ningún resultado en este sentido.
¿Qué dijo el PCC?
Durante estos 15 días, sostuve un encuentro con el Funcionario Enrique Villuendas y tres con Rogelio Polanco, Jefe del Departamento Ideológico del CC-PCC. Este último me explicó que, aunque la decisión fue liberarme, se trataba de una promoción; no respondía a problemas con AM.
Durante los encuentros conversamos más acerca de lo inadecuado del cómo que sobre las razones del qué. En cada reunión manifesté que la decisión de liberarme en este momento me parecía desafortunada, sobre todo para la revista. De igual forma expuse mi deseo de que toda la situación fuera aclarada y se tomaran las medidas pertinentes con los presuntos responsables.
Durante el último intercambio, el pasado viernes, Rogelio Polanco me ofreció una ubicación laboral que gentilmente rechacé, a pesar de tratarse de una opción que mucho tiene que ver con mis intenciones profesionales.
¿Cuál es el contexto?
Omito en este texto menciones a otras cuestiones que gravitaron sobre AM y cada uno de sus miembros durante los últimos meses; aunque quizás incidieron en esta lamentable situación.
La gente de AM, a la que agradezco cada muestra de gratitud recibida antes y durante los días recientes, conoce muy bien el fuego desde todos los flancos al que estuvimos expuestos.
AM no fue mejor ni peor durante estos casi tres años. No pretendió serlo. Intentamos hacer periodismo y respetamos el criterio que tenga cada lector de nuestro trabajo. Nos gustaría que las próximas etapas de AM sean mucho mejores que la lograda por nuestro equipo.
Probablemente por ello nos duele tanto el estado actual de la revista. Intentamos entender cómo y por qué llegamos a este punto; cuáles son los siguientes pasos para cada uno de nosotros. De hecho, parte de nuestro equipo colaboró voluntariamente en la cobertura de algunos medios al fatídico suceso del Hotel Saratoga.
En los próximos días, semanas, meses, cada uno escogerá su camino dentro o fuera del periodismo cubano. Yo solo aspiro a volver a creer, a encontrar razones para seguir intentando.
La foto del día del encuentro del equipo de AM con Aylin Álvarez