La hipocresía y el doble rasero no podrían ser más evidentes cuando la Corte Penal Internacional (CPI) emitió una orden de detención contra Putin en el vigésimo aniversario del comienzo de la invasión imperialista de Estados Unidos en Irak.
La CPI acusó a Putin de haber cometido crímenes de guerra durante la invasión rusa de Ucrania que comenzó hace un año. El fiscal de la CPI, Karim Khan KC, declaró que “existen motivos razonables para creer que el presidente Putin y la Sra. Lvova-Belova [Comisionada para los Derechos del Niño] tienen responsabilidad penal por la deportación y transferencia ilegales de niños ucranianos de las áreas ocupadas de Ucrania a la Federación Rusa”. Además, dijo Khan, estas supuestas deportaciones “se llevaron a cabo en el contexto de los actos de agresión cometidos por las fuerzas militares rusas contra la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”.
Ha sido muy fácil para Rusia responder, como lo ha hecho, que simplemente estaban sacando niños de una zona de guerra por su propia seguridad. El punto principal aquí no son los detalles de las acusaciones contra Putin, sino el carácter de la Corte y el doble rasero del imperialismo occidental.
El portavoz del Kremlin, Peskov, ha señalado correctamente que Rusia no es parte de la CPI, “y en consecuencia, cualquier decisión de este tipo es nula y sin efecto para la Federación Rusa desde el punto de vista de la ley”. Rusia no solo no es signataria del Estatuto de Roma que estableció la Corte Penal Internacional en 1998, ¡tampoco lo es Ucrania! ¿Cómo puede entonces la Corte pretender tener jurisdicción sobre los crímenes de guerra cometidos en Ucrania? Muy simple. El gobierno ucraniano, sin firmar el Estatuto, le ha dado a la CPI autoridad para hacerlo. Eso es lo que llaman un “orden basado en reglas”. Parafraseando a (Groucho) Marx: estas son mis reglas, pero si no se aplican, tengo otras.
Pero EEUU ha llegado al colmo de la hipocresía. El presidente Biden se apresuró a declarar que la emisión de la orden judicial “hace un punto muy fuerte”, y agregó: “Claramente ha cometido crímenes de guerra”. Me viene a la mente la frase “se necesita uno para conocer a uno”. (A un criminal para conocer a otro, ndt)
Un pequeño detalle aquí es que, de hecho, EEUU tampoco es signatario del Estatuto de Roma. No solo eso, Estados Unidos es un firme oponente de la CPI, ¡e incluso ha aprobado legislación que permite la acción militar en su contra! En 2002, EEUU aprobó una ley, denominada Ley de Protección de Miembros del Servicio Estadounidense, que amenazaba directamente a la CPI y a cualquier país que colaborara con ella en el caso de enjuiciamiento de ciudadanos estadounidenses. La ley permite el uso de la fuerza militar para liberar a cualquier estadounidense o ciudadano de un país aliado de los EEUU detenido por la CPI y, dado que la corte reside en La Haya, Países Bajos, se la conoce como la “Ley de Invasión de La Haya”. Además, “la ley permite el retiro de la asistencia militar estadounidense de los países que ratifican el tratado de la CPI y restringe la participación estadounidense en el mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas a menos que Estados Unidos obtenga inmunidad judicial”.
Vemos aquí la hipocresía desnuda del imperialismo estadounidense. El carácter real del “derecho internacional” se vuelve bastante evidente. Al igual que con las resoluciones de la ONU, el imperialismo estadounidense utilizará las instituciones internacionales cuando le convenga como una hoja de parra para cubrir sus intereses desnudos, pero cuando no sirvan para este propósito o vayan en contra de los designios de Washington, entonces se descartan como un inconveniente menor. O, como en este caso, ¡amenazan con el uso de la fuerza militar!
Podrías pensar que se trate de una amenaza sin seriedad, pero ciertamente no lo es. En 2020, Estados Unidos impuso sanciones a la predecesora de Khan como fiscal de la CPI, Fatou Bensouda. Sus cuentas bancarias fueron cerradas, sus tarjetas de crédito canceladas y los miembros de su familia incluso vieron cómo los bancos incautaban sus activos tras las sanciones impuestas por el Tesoro de los Estados Unidos.
¿Qué había hecho ella para convertirse en una “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos”? Como fiscal de la CPI, intentó enjuiciar los crímenes de guerra estadounidenses durante la invasión de Afganistán. ¡Inaudito! ¡Inaceptable! Seguramente Estados Unidos no comete crímenes de guerra, sino que acusa a otros de cometerlos. El entonces secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, describió a la CPI como un “supuesto tribunal renegado e ilegal”.
La redacción literal de la orden ejecutiva presidencial que impone sanciones a la CPI es interesante: “…la CPI y las partes del Estatuto de Roma deben respetar las decisiones de los Estados Unidos y otros países de no someter a su personal a la jurisdicción de la CPI, consistentes con sus respectivas prerrogativas soberanas”. Entonces, Estados Unidos se está preparado para ir a la guerra con la CPI para defenderse a sí mismo y a sus aliados (el caso también involucró investigaciones de crímenes de guerra contra Israel) de cualquier interferencia… prerrogativas” de sus enemigos, en este caso, Rusia. Esta es una definición de libro de texto de rango de apestosa hipocresía.
Finalmente, después de algunas vacilaciones, el presidente Biden rescindió las sanciones a la CPI y a su fiscal, la Sra. Bensouda, pero solo después de que ella fuera reemplazada por el Sr. Khan y después de declarar que aún no permitirían que la Corte procesara a EEUU o Israel por crímenes de guerra. De hecho, el Secretario de Estado Blinken declaró: “Estados Unidos se opone firmemente a una investigación de la CPI sobre la situación palestina. Continuaremos manteniendo nuestro fuerte compromiso con Israel y su seguridad, incluso oponiéndonos a las acciones que buscan atacar a Israel injustamente”.
Como podéis ver, hay crímenes de guerra cometidos por el imperialismo estadounidense y sus amigos, y estos son muy diferentes de los crímenes de guerra cometidos por los enemigos de Washington.
La investigación de la CPI sobre crímenes de guerra en Afganistán, que se remonta a 2017, languidece en el escritorio de alguien. De hecho, el último documento oficial de la CPI sobre el caso Afganistán, un recurso interpuesto por la representación legal de las víctimas, denuncia que el Fiscal de la CPI haya decidido “despriorizar” la parte de esa investigación relativa a los crímenes de guerra cometidos por personal estadounidense, y que había dejado en claro que “no emprendería ninguna investigación activa” sobre posibles crímenes de guerra estadounidenses. La investigación de la CPI sobre crímenes de guerra en Ucrania, por otro lado, ha avanzado a la velocidad de la luz, hasta el punto de que se emitió una orden de detención en poco más de un año. De nuevo, otro caso de doble rasero.
Como se señaló al principio, la emisión de la orden de detención contra Putin coincidió con el 20 aniversario del inicio de la guerra en Irak. Esa fue, bajo cualquier estándar de derecho internacional, una guerra ilegal (la primera invasión de ese país se había llevado a cabo bajo la bandera de las Naciones Unidas, pero la invasión de 2003 fue realizada por una “coalición de voluntarios”). Estados Unidos y sus aliados cometieron todo tipo de crímenes de guerra, violaciones de los derechos humanos y otros abusos, y estos han sido ampliamente documentados. Según Amnesty International: “Estados Unidos no ha investigado adecuadamente las violaciones generalizadas de los derechos humanos y los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas estadounidenses ni ha hecho que los responsables rindan cuentas a todos los niveles, incluidos altos funcionarios y comandantes de Estados Unidos”.
Ningún presidente de EEUU, ni tampoco el ex primer ministro británico Tony Blair, ha sido juzgado nunca responsable, ni la CPI ha emitido ninguna orden de detención. De hecho, algunos de los crímenes cometidos solo salieron a la luz gracias a valientes denunciantes como Chelsea Manning, que ha pasado siete años en la cárcel como recompensa, y porque las pruebas que proporcionaron fueron publicadas por valientes periodistas como Julian Assange, que ha pasado cuatro años en una prisión de alta seguridad después de estar encerrado en la embajada de Ecuador en Londres durante otros siete años. Si finalmente es extraditado a Estados Unidos, pasará el resto de su vida en prisión.
Las únicas personas que alguna vez han sido procesadas por la CPI son aquellos criminales de guerra que perdieron guerras, fueron derrocados en sus propios países y fueron considerados enemigos por el imperialismo estadounidense. Los criminales de guerra que son amigos de Washington, o que son presidentes anteriores o actuales de los Estados Unidos, nunca son procesados. De hecho, algunos de ellos reciben el Premio Nobel de la Paz.
La cuestión, por tanto, no es si Rusia ha cometido crímenes de guerra en Ucrania o no, sino si Occidente considera conveniente, desde un punto de vista propagandístico, utilizar la CPI como herramienta para presionar a Putin.
La situación ha ido de mal en peor para los mercados financieros mundiales. Después de tres quiebras bancarias en Estados Unidos y una en Suiza, los mercados buscan el próximo eslabón débil. Esta mañana, el Deutsche Bank estaba en el punto de mira, con una caída del 13% en el precio de sus acciones, y otros le siguen de cerca. Esto demuestra que, 15 años después de la “crisis crediticia”, nada se ha resuelto.
Nuevo día, nueva crisis
La semana pasada, tanto Silicon Valley Bank como Signature Bank se hundieron, después de que sus clientes, en su mayoría empresas, retiraran decenas de miles de millones de dólares de sus cuentas bancarias, temiendo perder sus fondos o, como mínimo, el acceso a los mismos durante un largo periodo de tiempo.
Los bancos empezaban a caer como fichas de dominó, empezando por los más débiles. El gobierno de EEUU y la Reserva federal sólo podían frenar la sangría garantizando todos los depósitos. Pero incluso eso fue insuficiente, y el jueves por la noche los grandes bancos entregaron 30.000 millones de dólares a First Republic, que parecía estar a punto de convertirse en la siguiente víctima.
Al mismo tiempo, Credit Suisse, el gigante bancario suizo, ha sido absorbido deprisa y corriendo por su mayor rival, UBS. A diferencia de sus homólogos estadounidenses más pequeños, Credit Suisse es un banco internacional, y un colapso allí tendría ramificaciones en todo el mundo. Está clasificado por las autoridades como uno de los 30 “bancos de importancia sistémica global”. Una implosión de Credit Suisse habría supuesto un desastre para el sistema financiero mundial.
El banco central suizo ofreció a Credit Suisse una garantía de 54.000 millones de dólares para mantenerlo a flote. Pero ni siquiera eso fue suficiente. Al final, el banco tuvo que ser rescatado mediante una combinación de dinero público y una fusión forzada con UBS.
Estas últimas turbulencias revelan la continua inestabilidad del capitalismo mundial. Esta es ya la tercera o cuarta crisis financiera grave desde 2008. Hubo una crisis en los mercados de deuda pública entre 2011 y 2012, la crisis que acarreó el COVID-19, la crisis de la deuda pública británica en septiembre y ahora otra crisis de los bancos comerciales.
El dinero barato vertido en los mercados financieros mediante la llamada relajación cuantitativa, en particular desde 2011, ha protegido al sistema financiero de graves dificultades. Pero esto ha llegado ahora a su límite.
La presión de los tipos de interés
El aumento de la inflación obligó a los bancos centrales a cambiar de rumbo. Del 0% de tipos de interés y la impresión de dinero, rápidamente tuvieron que empezar a subir los tipos. Ha sido el ritmo más rápido de subidas de tipos desde principios de la década de 1980. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, declaró en agosto del año pasado:
“Estamos tomando medidas contundentes y rápidas para moderar la demanda, de modo que se alinee mejor con la oferta, y para mantener ancladas las expectativas de inflación. Seguiremos en ello hasta que estemos seguros de que el trabajo está hecho.”
Añadió en octubre: “Tenemos que dejar atrás la inflación. Ojalá hubiera una forma sencilla de hacerlo, pero no la hay.”
Ahora empieza a notarse el dolor. El sector tecnológico ha empezado a despedir personal, y el sector de la construcción también está empezando a sufrir las consecuencias.
Los bancos, en particular SVB, se vieron sorprendidos por la gran cantidad de deuda pública que tenían en sus cuentas. Esto podría haber parecido una apuesta muy segura hace uno o dos años. Pero estos activos “muy seguros” ya no lo son tanto.
Cuando SVB necesitó venderlos para cubrir los depósitos que se estaban retirando, tuvo que asumir una gran pérdida. Lógicamente, un bono del Estado estadounidense a 10 años con un interés del 1% no atraería a muchos inversores, cuando en este momento se pueden conseguir los mismos bonos con un interés del 4%.
Mientras se puedan conservar los bonos hasta su vencimiento (en 10, 20, 30 años), no hay problema, pero si tienes que venderlos en las condiciones actuales, entonces debes vender los bonos con pérdidas. Tales pérdidas amenazaron con hacer insolvente a SVB y eso les llevó a vender una gran cantidad de acciones, con fatales resultados.
La seguridad se vuelve insegura
Una de las razones por las que los bancos invierten tanto en el mercado de bonos del Estado es para seguir cumpliendo la nueva normativa introducida tras la crisis de 2008. La idea era que, obligando a los bancos a mantener un alto nivel de activos “seguros”, podrían garantizar que no se repetiría lo que sucedió en 2008.
Por supuesto, todo depende de lo que se considere seguro. Y lo que hace dos años era una inversión segura, hoy sería una propuesta arriesgada. Como decía Greg Ip en el Wall Street Journal: “El problema es que los banqueros tienden a apostar por una estrategia segura hasta que se vuelve insegura.” Es decir, demasiada seguridad se convierte en inseguridad.
En cualquier caso, esta estrategia obligó a los bancos a comprar muchos bonos del Estado, que se consideraban uno de los activos más seguros. Los bancos aumentaron su exposición a estos bonos del 12% al 20%. Pero lo que antes era un activo seguro se ha convertido ahora en uno muy problemático.
Estos acontecimientos se asemejan a la crisis de la deuda pública británica de septiembre de 2022, cuando los fondos de pensiones, bajo el asesoramiento de los legisladores, habían invertido fuertemente en instrumentos financieros que apostaban por que el tipo de interés de los bonos del Reino Unido se mantuviera bajo. Aquello también se consideró una apuesta segura. Sin embargo, cuando el tipo de interés de los bonos subió rápidamente, tras la publicación del infame presupuesto de la entonces primera ministra Liz Truss, los fondos de pensiones tuvieron que vender rápidamente estos instrumentos para seguir cumpliendo la normativa (las apuestas habían dejado de ser activos “seguros”). Y al hacerlo, esto presionó aún más a los mercados de bonos británicos, provocando una subida de los tipos de los bonos y obligando a los fondos de pensiones a vender sus activos y, así, crearon un círculo vicioso.
Los bancos están en una posición solvente siempre y cuando puedan conservar los bonos hasta su vencimiento. Pero si tienen que venderlos precipitadamente se toparán con toda clase de problemas. Es lo que les ha ocurrido a SVB, Credit Suisse y Signature en las dos últimas semanas.
Demasiado grandes para quebrar
Estos bancos pueden haber sido el eslabón más débil, pero no son los únicos. Martin Wolf señala que las cifras de la Reserva Federal muestran que la diferencia entre activos y pasivos de los bancos estadounidenses era formalmente de 2,2 billones de dólares Pero se ha calculado que 2 billones de dólares de esta cifra desaparecerían si tuvieran que venderse hoy. Esto llevaría a gran parte del sector bancario a la insolvencia, ya que sus activos valdrían menos que sus pasivos.
“Una desbandada general obligaría a sacar a la luz estas pérdidas y acabaría con los fondos propios”, concluye Wolf. “Para evitarlo, es posible que las autoridades tengan que proteger todos los depósitos.”
Así es precisamente también como ha actuado la Reserva Federal. Y otros bancos centrales seguirían su ejemplo si fuera necesario. Al hacer que el banco central sostenga a todos los bancos, están generalizando la crisis. Sus políticas están convirtiendo la crisis de cada banco en la crisis del sistema en su conjunto. Nacionalizan los riesgos y privatizan los beneficios. La crisis del sistema bancario se convierte así en una crisis del banco central, lo que quiere decir una crisis de todo el sistema capitalista.
Todo el sector bancario se ha monopolizado mucho en las últimas tres décadas, lo que significa que la mayor parte del sector bancario ha acabado en la categoría de “demasiado grande para quebrar”. En 1992, los tres principales bancos controlaban el 10% del sector bancario estadounidense, pero ahora esa cifra ha aumentado hasta el 40%. En otros países, el grado de monopolización es mayor, y los tres primeros bancos controlan entre el 60 y el 80% del mercado. Las consecuencias de la quiebra de un banco -no sólo para el propio banco, sino para la economía en general- son, por tanto, catastróficas.
El Estado al rescate
Esto también significa que los gobiernos, una y otra vez, tienen que rescatar a los bancos, que son una espada de Damocles sobre toda la economía, como pudimos comprobar con SVB. Empresas que empleaban a un cuarto de millón de trabajadores se vieron amenazadas con no poder pagar sus facturas y nóminas, y SVB ni siquiera fue considerado lo suficientemente grande como para ser de importancia “sistémica”. Como dice Wolf “La banca se revela como una parte del Estado enmascarada como parte del sector privado.”
A los comentaristas burgueses les gusta hablar de “riesgo moral” cuando se refieren a los rescates, como si hubiera algo “moral” en el capitalismo. En realidad, es una forma de decir que los capitalistas que no siguen estrategias rentables a largo plazo y que asumen riesgos excesivos deberían fracasar, pero eso no está ocurriendo.
No pueden permitir el tipo de devastación necesaria para restablecer el equilibrio de la economía capitalista. En la década de 1930, más de un tercio de todas las instituciones bancarias de EE.UU. se derrumbaron y sus clientes perdieron unos 150.000 millones de dólares en dinero de hoy.
Se supone que una crisis obliga a cerrar empresas y bancos ineficientes para dejar sitio a los que sí son rentables. En la lógica absurda y anárquica de la economía capitalista, el desempleo masivo y la miseria masiva de la clase obrera son necesarios para crear un nuevo “equilibrio” en la economía. El economista burgués Joseph Schumpeter se refirió eufemísticamente a esto como “destrucción creativa”. Pero esto no está ocurriendo en la actualidad, ya que los gobiernos y los bancos centrales tienen a la economía en respiración asistida. Esto ha dado lugar a las llamadas empresas “zombi”: empresas que están perdiendo dinero, y que realmente deberían quebrar, pero que se han mantenido vivas hasta ahora gracias al crédito barato. Credit Suisse era en realidad un banco zombi, también mantenido con vida gracias al crédito barato.
Con la política de subidas de los tipos de interés, se suponía que la clase dominante iba a poner fin a esta situación, pero ahora se han echado atrás. Tan pronto como ha surgido el riesgo de infligir un grave “dolor” a la economía, los banqueros centrales, a pesar de sus firmes promesas, de repente no están dispuestos a hacer frente a las consecuencias de sus políticas.
Lo que esto describe es una situación en la que el libre mercado ya no funciona. Las fuerzas productivas han superado los estrechos límites de la propiedad privada. La monopolización de los bancos, su interconexión e interdependencia: todo esto describe precisamente el capitalismo monopolista. El mercado no puede gestionar esta situación y la intervención del Estado es una admisión tácita de la bancarrota del capitalismo y de que hace tiempo que ya cumplió su papel histórico, transformándose en un sistema caduco.
La inflación no desaparece
La nueva iniciativa de financiación de la Reserva Federal abre otro capítulo de crédito gratuito o barato. Y su última subida de tipos de interés, introducida esta semana, que iba a ser de hasta 0,5 puntos porcentuales, se redujo a 0,25 puntos. Además, la Reserva Federal ha cambiado su lenguaje. De hablar de subidas de tipos “continuas”, ahora dicen que podrían ser necesarias “algunas subidas adicionales”.
¿A qué se debe esto? No es muy difícil de entender. Biden y Powell echaron un vistazo a los 250.000 puestos de trabajo que estaban en peligro, echaron un vistazo a la posibilidad de un colapso bancario al estilo de 1930, con las correspondientes corridas en los bancos, y se lo pensaron dos veces.
Los trabajadores estadounidenses ya están sufriendo, y esto sólo añadiría aún más presión. El comunismo ya se está volviendo popular entre los jóvenes, y la idea del socialismo cuenta con el apoyo de la sociedad en general. El centro político se ha derrumbado y la clase dominante ha perdido el control de muchos de sus representantes en los gobiernos. Por lo tanto, no es de extrañar que se asustaran ante estos acontecimientos.
Al mismo tiempo, existe una presión constante en el lado de la oferta de la ecuación de la inflación. El plan de Powell era, mediante subidas de los tipos de interés, empobrecer a los trabajadores y a las empresas y, por tanto, reducir la demanda en la economía. Pero no tenía ningún plan para hacer frente a los problemas de la oferta.
Es decir, la clase dominante no tiene ningún plan para hacer frente a la espiral de los costes de las materias primas, la energía, el transporte, etcétera. Los banqueros centrales no pueden hacer nada contra el proteccionismo y el gasto militar masivo. Todos ellos exacerban las presiones inflacionistas y no pueden abordarse sin infligir dolor en una u otra parte de la economía. Como argumenta el economista burgués estadounidense Kenneth Rogoff en el Financial Times, refiriéndose al coste de la defensa, la transición ecológica y el “populismo”:
“Lo que esto significa es que incluso después de que la inflación disminuya, los bancos centrales pueden necesitar mantener el nivel general de los tipos de interés más alto durante la próxima década de lo que lo hicieron en la última, sólo para mantener la inflación estable.”
Rogoff añade: “Las cosas se van a poner más difíciles para la Fed. Los dilemas a los que se enfrenta la semana que viene [en referencia a la decisión de subir los tipos de esta semana] podrían ser sólo el principio.”
Si ahora la Reserva Federal se ve obligada a ralentizar el ritmo de subidas de tipos, para mantener a flote el sector bancario, entonces habrá poco que impida el despegue de la inflación. Una señal de alarma es la inflación en el Reino Unido, que subió peligrosamente el mes pasado.
Echando leña al fuego
Por supuesto, algunas empresas se están forrando en esta situación. Según el sindicato británico Unite: “El margen de beneficio medio de las empresas del FTSE 350 se disparó un 89% en el primer semestre de 2022 en comparación con el primer semestre de 2019.” El gigante petrolero BP duplicó sus beneficios hasta los 23.000 millones de libras. Otro gran ganador son las multinacionales agrícolas, que vieron aumentar sus beneficios más de un 200%.
Esto ha llevado a los economistas de izquierdas a pedir medidas contra las multinacionales. Pero la única medida que funcionaría es la nacionalización: sólo produciendo para las necesidades sociales, y no para el lucro privado, se podría obligar a estos monopolios a renunciar a sus beneficios en interés de la humanidad. En lugar de ello, estos pingües beneficios meten el dedo en la llaga para la clase trabajadora, que lucha por sobrevivir.
Llama la atención que tanto el gobierno suizo como el estadounidense se esfuercen en señalar cómo los bancos y los inversores tendrán que pagar por la última ronda de rescates. Es evidente que temen la ira que podría provocar la entrega de otro cheque en blanco a los banqueros.
Pero nadie se cree en serio estas promesas. Claro, si el daño puede limitarse a unos pocos bancos pequeños, eso podría ser posible. Pero la situación en su conjunto está sometiendo al sistema financiero a una enorme presión: es sólo cuestión de tiempo que caiga el próximo banco. Al mismo tiempo, a los políticos les resultará cada vez más difícil ocultar los costes mediante trucos contables.
Esta situación tiene tremendas consecuencias para la lucha de clases. Una inflación persistente espoleará aún más huelgas y luchas para defender los salarios y las condiciones de trabajo. Los dirigentes sindicales sólo pueden firmar un número limitado de acuerdos basura antes de enfrentarse a una revuelta desde abajo. En la actualidad, incluso los mejores acuerdos suelen equivaler a un recorte salarial del 2% o el 3% en términos reales, y la mayoría suponen un recorte de entre el 5 y el 6% en términos reales. ¿Cuánto tiempo pueden aceptar esto los trabajadores? Este es ya el segundo año de inflación de dos dígitos en los países capitalistas avanzados. En el mundo “en desarrollo”, la situación es aún peor.
Está claro que la esperanza de los burgueses era poner fin rápidamente a la inflación, posiblemente combinado con algún tipo de acuerdo sobre Ucrania. Pero la guerra en Ucrania continúa. Y la tensión en el sistema bancario significa que nuevos aumentos de los tipos de interés podrían desencadenar fácilmente otra crisis bancaria al estilo de 2008. Esta vez, por supuesto, después de 15 años de austeridad, ataques e inestabilidad, las condiciones serían completamente diferentes – y el impacto sería mucho más grave.
Sin duda, la clase dominante tratará de que la clase trabajadora pague por su crisis de nuevo, en forma de más recortes salariales en términos reales, desempleo masivo, recortes del gasto social y subidas de impuestos.
Salgan como salgan de la crisis actual, ésta creará aún más miseria para la clase obrera, provocando más oleadas de lucha de clases. Ya el año pasado, la inflación provocó un estallido revolucionario en Sri Lanka. ¿Dónde tendrá lugar el próximo? Nadie lo sabe. Pero en todas partes se están preparando las condiciones para ello.
Desde el comienzo del año, ha habido más huelgas en Alemania que durante mucho tiempo. Primero los trabajadores postales, luego los trabajadores del sector público, y ahora los trabajadores ferroviarios han tomado medidas. Las razones de esto son obvias: la crisis económica, el aumento masivo de los precios y las pérdidas en los salarios reales de los últimos años.
El 27 de marzo tendrá lugar una gran huelga, organizada por ver.di (el segundo sindicato más grande de Alemania) y el sindicato de ferrocarriles y transportes (EVG). Esto involucrará a conductores de autobuses y trenes, así como a trabajadores de autopistas y aeropuertos.
Los sindicatos que hacen huelga son sindicatos que crecen
Las huelgas están teniendo un efecto. Ver.di ha registrado 63.000 nuevos miembros desde el comienzo del año — nunca en los 22 años de historia del sindicato se han afiliado tantas personas en los primeros tres meses del año. En todas partes se exigen salarios más altos y éstos están más que justificados en todos los sectores de la economía.
Para dar algunas cifras e ilustrar la gran disposición de los trabajadores a luchar: 42.000 de un total de 160.000 trabajadores postales organizados por ver.di han estado recientemente en huelga. Alrededor de 70.000 trabajadores de la educación salieron a las calles en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo). En los días de huelga nacional del 14 al 15 de marzo, 30.000 huelguistas estaban en las calles de Alemania. Y en Marburgo y Giessen, un informe de ver.di afirma:
“Listos para negociar, listos para la huelga, 800 huelguistas en Giessen y el Hospital Universitario de Marburgo están discutiendo las demandas. El único hospital universitario privatizado de Alemania o bien acepta un convenio colectivo para mejorar las condiciones y la seguridad laboral para el 24 de marzo, o habrá una huelga seria para avanzar en nuestras demanda”.
En todo el país, las cosas se han detenido: muchos trabajadores, especialmente jóvenes profesionales y aprendices, están en huelga por primera vez en sus vidas / Imagen: ver.di, Twitter
En todo el país, las cosas se han detenido: muchos trabajadores, especialmente jóvenes profesionales y aprendices, están en huelga por primera vez en sus vidas. Se ha despertado un estado de ánimo militante. Los trabajadores están tomando su destino en sus propias manos y aventurándose en los sindicatos, que durante mucho tiempo habían estado estancados. Entienden que tienen que unirse para tener algún poder de combate significativo.
La colaboración social comienza a desmoronarse
Incluso las burocracias sindicales están empezando a agitarse. La dirección, que antes acostumbraba a las componendas con los jefes, se enfrenta a nuevos desafíos que debiesen inspirarla a actuar. Por primera vez en años vuelven a estar en la agenda nuevas medidas como la votación y las llamadas huelgas forzadas (a diferencia de las huelgas simbólicas, corrientes en el pasado). Sin embargo, la perspectiva de una huelga general, cuya base sería una huelga de trabajadores de infraestructura y servicios públicos, está causando pánico en ver.di y la EVG.
Los firmes lazos de colaboración social han unido a los líderes sindicales con los patrones y han asegurado la paz y el orden dentro de la clase trabajadora durante décadas. Anteriormente, los sindicatos perseguían demandas de negociación colectiva para alcanzar cifras bajas de un dígito y huelgas simbólicas para llamar la atención pública. Los patrones y los sindicatos ejercitaban sus músculos y al final llegaban a un acuerdo en la mesa de negociaciones. Una y otra vez, la clase obrera sacaba la peor parte.
Pero el 2023 es diferente. Los trabajadores han estado ebullendo bajo la tapa de la burocracia durante algún tiempo, sufriendo las presiones del COVID-19, la guerra y la inflación. Cuanto peor es la crisis, mayor es la ira de la clase obrera y más profundo es su deseo natural de organizarse.
Esto ejerce presión sobre ambos lados, tanto sobre los patrones como sobre la burocracia sindical. Ver.di trata de permitir que los trabajadores liberen vapor a través de acciones locales y huelgas aisladas en las que sólo se permite la huelga a los trabajadores de zonas o áreas específicas.
La otra parte confía en las provocaciones. El Gremio de Asociaciones de Empleadores Municipales (VKA), la contraparte de los sindicatos, aún no ha hecho ninguna oferta que no sea la ya rechazada por los negociadores de ver.di. El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) gobernante muestra claramente su posición. Karin Welge, alcaldesa del SPD de la ciudad de Gelsenkirchen, es la presidenta de la VKA desde el año pasado. Nancy Faeser (SPD), Ministra Federal del Interior, también está del lado de los empleadores y ya ha cancelado su participación en la próxima ronda de negociaciones colectivas de la administración pública, que tendrá lugar del 27 al 29 de marzo. Por lo tanto, un acuerdo en la negociación colectiva se está alejando cada vez más.
Cuanto peor es la crisis, mayor es la ira de la clase trabajadora y más profundo es su deseo natural de organizarse / Imagen: EVG, Twitter
Sin embargo, ver.di quiere llegar a un acuerdo en esta tercera ronda de negociaciones para evitar una posible solución a través del arbitraje y todos los riesgos que ello implicaría, o incluso una votación de huelga y una posterior huelga “forzada”. El hecho de que el SPD se oponga a la cooperación abierta con ver.di amenaza con dañar los vínculos del partido con las estructuras de la confederación sindical alemana. Sin embargo, la burocracia sindical se aferra a la colaboración social con todas sus fuerzas. Están tratando de mantener el status quo.
¡Adelante con la mega-huelga!
BILD, el periódico sensacionalista más vendido de Alemania, describió recientemente lo que significa para los trabajadores de infraestructura de la nación estar en huelga: “¡Revolución de marzo! Mega-huelga planificada: trenes, transporte local y vuelos afectados. El 27 de marzo una huelga amenaza con paralizar a todo el país”.
Esta huelga es una oportunidad importante para llevar la lucha de clases en Alemania a un nuevo nivel. Una huelga nacional coordinada que ponga al transporte público, el tráfico aéreo e incluso a las autopistas parcialmente fuera de servicio es una clara demostración del poder de la clase trabajadora. Sobre todo, es un excelente punto de partida para intensificar la lucha y ganar aumentos salariales para los trabajadores del sector público y todos los trabajadores ferroviarios y del transporte.
Una huelga indefinida en el sector público, que afecte a todos los servicios públicos, pondría a la VKA de rodillas / Imagen: BUNDjugend, Twitter
La tercera ronda de negociaciones en el sector público debe, o bien terminar con una clara victoria para los trabajadores, o comenzar los preparativos en ver.di para una votación de huelga. Una huelga indefinida en el sector público, que afecte a todos los servicios públicos, pondría a la VKA de rodillas. Este es el siguiente paso lógico en la lucha por mejores salarios, la que debe ser ganada.
Las excusas sobre los escasos fondos de huelga ya no aplican. El dinero para la lucha se puede recaudar del propio movimiento de huelga y a través de llamamientos de solidaridad de la clase obrera. Los trabajadores del sector público bien remunerados y los servicios públicos bien financiados y desarrollados benefician a toda la clase trabajadora. Sobre esta base, se pueden llenar las arcas para la huelga y se puede construir un amplio movimiento de solidaridad entre la clase trabajadora a través de la acción colectiva durante las huelgas.
¡No más huelgas económicas aisladas – una mega-huelga conjunta el 27 de marzo es el primer paso para demostrar el poder de la clase obrera a los capitalistas, la VKA y el gobierno!
¡No a un acuerdo por debajo de las demandas de los trabajadores!
No más componendas – nuestra consigna es: ¡lucha de clases, no a la colaboración social!
Algunas corrientes feministas argumentan la idea de que la noción de prostitución debe ser abandonada y reemplazada por la de “trabajo sexual”. Es decir, la prostitución sería equiparable a cualquier otra forma de trabajo y debería ser reconocida como tal. Según la activista feminista Morgane Merteuil (entre otras), la prostitución sería incluso una herramienta en la lucha contra el capitalismo y para la emancipación de las mujeres.
En este artículo, queremos dar una respuesta a estas ideas, desde un punto de vista marxista.
Los orígenes de la prostitución
La prostitución es uno de los componentes de la opresión que las mujeres sufren, y siempre han sufrido, en las sociedades de clase. Para analizar concretamente qué es la prostitución, hoy en día es útil volver a los orígenes y la evolución histórica de la opresión de las mujeres, para mostrar cómo se formó el vínculo orgánico entre esta opresión y la prostitución.
Contrariamente a la creencia popular, la opresión de las mujeres no siempre ha existido. Esta opresión apareció en correlación con la aparición de la explotación de clase, que tampoco siempre ha existido. Esta tesis marxista, brillantemente desarrollada por Friedrich Engels (el gran amigo y camarada de Marx) en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), ha sido confirmada por la investigación de arqueólogos y antropólogos durante más de un siglo.
Durante decenas de milenios, hombres y mujeres han vivido en sociedades de cazadores-recolectores relativamente igualitarias. Engels hablaba de “comunismo primitivo”. En estas sociedades no había propiedad privada, ni clases sociales, ni Estado, ni opresión de las mujeres. Ciertamente, había una división del trabajo entre hombres y mujeres, en particular debido a las necesidades relacionadas con el embarazo y la lactancia. La caza tendía a ser una actividad masculina, mientras que las mujeres se ocupaban de la recolección y el mantenimiento del hogar, que entonces era una tarea colectiva. Sin embargo, esta “división sexual del trabajo” no implicó la opresión de un sexo por otro. Las mujeres participaron en el trabajo colectivo y la recolección jugó un papel importante en la alimentación del grupo. Hoy en día, disponemos de materiales arqueológicos que demuestran que las mujeres también participaron en la producción de arte rupestre, una tarea que todos los historiadores describen como muy importante, en estas sociedades. Además, en la medida en que no involucró ninguna relación de poder, la división sexual del trabajo no era estricta. Algunas mujeres participaron en la caza y algunos hombres en la recolección o el mantenimiento del hogar.
En cuanto a las relaciones amorosas y sexuales, estas sociedades estaban marcadas por una relativa libertad e igualdad de género. La familia y el matrimonio monogámicos aún no existían; fueron precedidos por diversas formas de matrimonio “en grupos”. En estas condiciones, los linajes se basaban en la ascendencia materna, ya que era la única filiación conocida con certeza. Esto tuvo consecuencias en la transmisión de los bienes. Si aún no existía el tipo de propiedad privada que se desarrollará en las sociedades de clase, un cazador tenía sus armas, un artesano sus herramientas, etc., y las legaban a la familia de su madre.
Dicho esto, estas sociedades no deben ser idealizadas. Este “comunismo” estaba sobre todo dictado por una necesidad implacable. El muy bajo nivel de productividad laboral y la ausencia de cualquier excedente hacían a los grupos extremadamente vulnerables; esto hacía que la solidaridad y la igualdad fueran imperativos de supervivencia.
Esta situación cambió radicalmente con el Neolítico, hace unos diez mil años. La aparición de la ganadería, luego de la agricultura, permitió a las comunidades producir un excedente de alimento, que podía almacenarse o intercambiarse con otras comunidades. El comercio comenzó a desarrollarse. A partir de entonces, se planteó la cuestión de la propiedad de estos nuevos recursos, que podrían convertirse en mercancías, así como de los medios para producirlos. La propiedad privada de las tierras y los rebaños apareció, al mismo tiempo que la esclavitud y las desigualdades sociales. Habían nacido las primeras sociedades de clases.
En la medida en que la agricultura y la ganadería eran actividades realizadas principalmente por los hombres, ahora tenían una gran ventaja: era su trabajo el que traía la mayoría de los productos necesarios para la comunidad, y casi todo lo que se podía intercambiar, como mercancía. Esta evolución provocó un trastorno en las relaciones familiares, que Engels llamó “la derrota histórica del sexo femenino”. Con el control de los recursos económicos, los hombres más ricos quisieron dejarlos a sus hijos, y ya no a la familia de sus madres. Por lo tanto, la filiación matrilineal fue reemplazada por una filiación patrilineal. Y para asegurarse de que los niños fueran los de su padre oficial, la monogamia se impuso a las mujeres (y solo a las mujeres).
Anteriormente un lugar de trabajo colectivo, el hogar doméstico se convirtió en una finca privada y una prisión para las esposas. Las mujeres fueron expulsadas de la producción social, confinadas al papel de madres y esclavos domésticos (y sexuales). Fueron reducidas al rango de mercancías: podían ser vendidas como esclavas por sus maridos o sus padres. Sus familias podían regalarlas o venderlas como esposas sin consultarlas. Fue entonces cuando apareció la prostitución. Apartadas de la esfera productiva, las mujeres de las clases sociales más pobres se vieron obligadas, para sobrevivir, a vender la única mercancía que tenían: sus cuerpos. Además, como señaló Engels, si bien la monogamia forzada de las mujeres generalmente se aplicaba estrictamente, la prostitución era uno de los medios por los que se mantenía de facto la poligamia de los hombres.
En Occidente, la historia vio cómo se sucedían las sociedades esclavistas de la antigüedad, luego el feudalismo y finalmente el capitalismo, sin que se eliminara la opresión de las mujeres. La prostitución también persistió, ya que se derivaba orgánicamente de las estructuras familiares. En la Edad Media y el Renacimiento, la condena hipócrita de la prostitución por parte de la Iglesia no la hizo desaparecer. De hecho, los Papas y Cardenales de Roma o Avignon estaban entre los mejores clientes de las prostitutas, cuando no eran ellos mismos proxenetas. En todas las sociedades basadas en la explotación de clases, las mujeres fueron oprimidas y la prostitución fue una de las formas de esta opresión.
Capitalismo y opresión
El capitalismo ha introducido un cambio importante en la situación de las mujeres. En la Europa del siglo XIX, la necesidad de mano de obra en la floreciente industria arrancó a algunas de las mujeres más pobres del ámbito doméstico, para hacerlas partícipes de la producción social. Ahora como parte integral de la clase obrera, participaron en la lucha de clases y en el desarrollo del movimiento obrero. Por ejemplo, las trabajadoras ocuparon las primeras filas durante la Comuna de París (1871) y la Revolución Rusa de 1917.
Fue durante este período que se establecieron gradualmente, en Occidente, las bases de la legislación “liberal” sobre la igualdad de género: la independencia económica -al menos formal- de la mujer de su marido, la libertad de residencia, matrimonio y divorcio, pero también el derecho al voto, la igualdad formal ante los tribunales o incluso el derecho al aborto. Cabe señalar que ninguno de estos derechos fue generosamente ofrecido a las mujeres por la burguesía. Todos tuvieron que ser arrancados en luchas masivas, que fueron sistemáticamente luchas de clase. El ejemplo de la Revolución Rusa es esclarecedor: después de la conquista del poder por parte de los bolcheviques, las mujeres de Rusia ganaron, en pocos meses, la igualdad jurídica y política completa con los hombres así como el derecho al divorcio y al aborto, todas conquistas que no se obtuvieron, en la mayoría de los países occidentales, hasta décadas después. Los derechos de las mujeres solo progresaron como resultado de las movilizaciones masivas. En Francia, por ejemplo, el derecho al aborto fue conquistado a raíz de la gigantesca huelga general de mayo del 68.
Sin embargo, a pesar de todos estos avances, la opresión de las mujeres no ha desaparecido. La burguesía tiene muchas razones para perpetuar esta opresión. Como todas las sociedades de clase que le precedieron, el capitalismo se basa en última instancia en la propiedad privada y la herencia, que también han sido la piedra angular de la familia patriarcal desde el Neolítico. A esto se suma la necesidad de dividir a la clase trabajadora para evitar que se una, tome conciencia de su fuerza y amenace el dominio de la burguesía. El sexismo y la opresión de las mujeres, como el racismo, la homofobia y todas las formas de opresión, forman parte del arsenal de la burguesía para enfrentar a los trabajadores unos contra otros.
La prostitución también se ha perpetuado. En una sociedad donde el cuerpo de las mujeres es una mercancía, una fracción de las mujeres más pobres se ven obligadas a venderse para sobrevivir. A finales del siglo XIX, el socialista alemán August Bebel señaló que la mayoría de las prostitutas se reclutaban entre las trabajadoras más pobres, y especialmente las de la industria textil, ya que estaban particularmente mal pagadas. Como Marx y Engels antes que él, Bebel subrayó la hipocresía de la burguesía, que condenaba oficialmente la prostitución, pero reinaba sobre una sociedad que la hacía inevitable. Además, la burguesía abogaba por la fidelidad conyugal, mientras mantenía ejércitos de amantes y cortesanas.
El concepto de “trabajo sexual”
En las décadas de 1960 y 1970, una ola de movilizaciones masivas arrasó el mundo. Hubo, entre otras cosas, mayo del 68 en Francia, las olas de huelgas en Italia (1968-1969), la revolución portuguesa de 1974, la revolución chilena de 1970-73 y la caída de las dictaduras militares en Grecia y España.
Sin embargo, debido a la traición de los líderes reformistas, estas movilizaciones revolucionarias no dieron lugar al derrocamiento del capitalismo. Luego siguió una ola de reacción: hubo golpes militares (Chile, Argentina, etc.), la llegada al poder de líderes conservadores como Reagan o Thatcher, pero también una amplia ofensiva ideológica contra las ideas del marxismo. Durante este período, las teorías “postmodernas” se desarrollaron, con el apoyo de la clase dirigente. Fue en este contexto general que surgió, dentro del movimiento feminista, una nueva teoría sobre la prostitución, recalificada como “trabajo sexual”.
Según los promotores de esta teoría, deberíamos abandonar los conceptos de “prostitución” y “prostitutas” en favor de “trabajo sexual” y “trabajadoras sexuales”. En otras palabras, la prostitución no sería un componente de la opresión de las mujeres, sino un trabajo “como cualquier otro”, por lo que habría que rechazar y combatir todas las connotaciones negativas asociadas a ella, pero también y sobre todo el objetivo de acabar con la prostitución. Así, en 2013, la activista “afro-feminista” Rokhaya Diallo afirmó que la prostitución era una cuestión de elección individual que, para las mujeres afectadas, dependía de la “libre disposición” de sus cuerpos.
Para justificar esta posición, algunas feministas incluso recurren a argumentos supuestamente “marxistas”: al vender sus cuerpos, las prostitutas se encontrarían en la misma situación que los trabajadores asalariados. Conclusión: no debemos luchar por la desaparición de la prostitución, sino por su “reconocimiento” como un trabajo en sí mismo, que las mujeres eligen hacer “libremente”.
Algunas activistas, como Morgane Merteuil, van incluso más allá y afirman que el reconocimiento del trabajo sexual sería un paso indispensable en la lucha contra el capitalismo, ya que fomentaría el reconocimiento de la relación sexual en general como un “trabajo”, lo que permitiría cuestionar el patriarcado. Otras afirman que la prostitución sería en sí misma revolucionaria, ya que fomentaría la libertad sexual de las mujeres. ¡Por lo tanto, el patriarcado financiaría su autodestrucción a través del “trabajo sexual”!
La realidad de la prostitución
Las ideas de estas feministas ignoran, más o menos voluntariamente, la realidad de la prostitución para la mayoría de las personas que son sus víctimas. Empecemos por la cuestión de la trata de personas y su papel en la prostitución. En un artículo de 2016, Morgane Merteuil consideró que, sobre esta cuestión, era necesario “ir «más allá» de estos intercambios de cifras y experiencias”.
A riesgo de molestar a Morgane Merteuil informemos de algunos “números” y “experiencias” para dar una idea general de la situación. Ese mismo año 2016, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que 40 millones de personas en todo el mundo habían sido víctimas de la trata de personas, en el contexto de matrimonios forzados, esclavitud, redes de prostitución o tráfico de órganos. La participación de la prostitución, en este fenómeno, es abrumadora. En 2018, según el Informe Mundial de la ONU sobre la Trata de Personas, el 70% de las víctimas de la trata eran mujeres, de las cuales el 83% eran con fines de explotación sexual.
Contrariamente a lo que dicen los partidarios de la legalización de la prostitución, este fenómeno también afecta a países como Alemania y los Países Bajos, donde se ha legalizado la prostitución. En estos dos países, se estima que entre el 75 y el 80% de las prostitutas, en los burdeles, han sido víctimas de la trata de personas. Lejos de eliminar la trata, la legalización de la prostitución la facilita al permitir a los traficantes exponer a sus víctimas a la luz del día, en los escaparates de los burdeles de Hamburgo o Ámsterdam.
Área de prostíbulos en Amsterdam.
En Europa y en todo el mundo, las mujeres víctimas de la trata de personas viven un verdadero infierno. Sus pasaportes suelen ser confiscados por los traficantes. Constantemente amenazadas y frecuentemente golpeadas o violadas, viven una situación que no es en absoluto comparable al trabajo asalariado, y que más bien es una esclavitud pura y simple. Estas mujeres se reducen al estado de mercancías en beneficio de las redes criminales. Además, su condición de inmigrantes clandestinas les impide muy a menudo buscar cualquier tipo de asistencia de los servicios del Estado burgués (que a su vez las oprime). Atrapadas entre la violencia de los proxenetas y la de la policía, a menudo les resulta imposible hacer oír su voz, lo que permite a las “activistadas feministas” hablar en su nombre.
Cuando afirman que la prostitución sería sinónimo de una mayor libertad de las mujeres con respecto a su cuerpo, las feministas del tipo de Rokhaya Diallo quedan en perfecto acuerdo con los principios del capitalismo y el libre mercado, principios según los cuales el salario sería el resultado de un contrato celebrado “con total libertad” entre un patrono y un trabajador. En realidad, este nunca es el caso, y mucho menos cuando se trata de prostitución.
Bajo el capitalismo, las personas no son iguales y no todos tienen los mismos medios. La gran mayoría de la población se divide en dos categorías: por un lado, aquellos que poseen medios de producción (fábricas, empresas, etc.) y viven de la explotación del trabajo de los demás; por otro, la masa de asalariados que solo poseen su propia fuerza de trabajo. La mayoría de la gente pertenece a la segunda categoría. Por lo tanto, no son en absoluto “libres” de elegir trabajar o no; se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario.
En este contexto, una pequeña fracción de las mujeres que no tienen medios de producción y no encuentran empleo (debido al desempleo masivo) se ven obligadas a prostituirse para sobrevivir. El ejemplo de Grecia lo muestra de una manera esclarecedora. Después de la crisis de 2008, cuando el desempleo golpeó casi el 25% de la población griega, el número de prostitutas aumentó un 7%. Las mismas causas económicas y sociales han llevado al aumento del fenómeno de las “camgirls”, o incluso a las campañas publicitarias de prostitución dirigidas a las estudiantes. Lejos de reconocer una “libre elección”, la legalización de la prostitución solo legitimaría el hecho de que las mujeres pobres se ven reducidas al estado de objetos, mercancías y obligadas a abandonar sus cuerpos a sus clientes y proxenetas.
Se nos podría objetar que la prostituta siempre es libre de rechazar las ofertas que considere degradantes o que la hagan sentir incómoda. Pero en realidad, esta libertad es a menudo ficticia. Por un lado, una negativa expone a la prostituta a una reacción violenta por parte de su explotador (cliente o proxeneta). Por otro lado, en una economía de mercado, la ley de la competencia se impone. Una prostituta que rechaza ciertos clientes o algunas de sus peticiones corre el riesgo de perder su sustento. Por lo tanto es empujada, por la competencia, a aceptarlo todo.
La prostitución afecta a las mujeres en general, pero afecta especialmente a las personas transgénero. Debido a la opresión de la que son víctimas y al desempleo que les golpea de manera desproporcionada, muchos de ellos se ven obligados a prostituirse para vivir. No es casualidad que la reivindicación del “reconocimiento del trabajo sexual” esté a menudo vinculada a llamamientos a apoyar los derechos de las personas transgénero, con el fin de legalizar la actividad a la que varias de ellas se ven obligadas a participar. Es completamente contraproducente: en lugar de combatir los prejuicios y luchar contra la opresión y la marginación de las personas transgénero, este enfoque refuerza los prejuicios insinuando, y a veces incluso afirmando, que la prostitución sería la única actividad adecuada para éstas.
A veces se pone el ejemplo de mujeres ricas que se prostituirían “por elección”, por atracción por la “profesión”. El reconocimiento de la prostitución ayudaría a protegerlas, se dice. Pero en realidad, si estas mujeres están realmente a salvo de la necesidad, no necesitan una protección especial, porque bajo el capitalismo los ricos ya están “protegidos”, de facto. Por lo tanto, sus hábitos sexuales están dentro de su ámbito privado y no deben afectarnos ni entrar en este debate sobre todo porque, como ya hemos demostrado, estos pocos casos representan solo una proporción insignificante de las personas que se dedican a la prostitución. Las “prostitutas ricas”, estos casos extremadamente raros y completamente atípicos, sirven como hoja de parra para ocultar la sórdida y brutal realidad de la prostitución.
También escuchamos con frecuencia el caso de las prostitutas “autónomas”, que serían las verdaderas “trabajadoras sexuales” y vivirían una situación muy diferente a las que ejercen bajo la dependencia de proxenetas. Una vez más, según la mayoría de las encuestas estadísticas, se ha establecido que la mayoría de las prostitutas están subordinadas a proxenetas, es decir, a delincuentes que exigen porcentajes exorbitantes de sus víctimas, bajo la amenaza de violencia física y psicológica. Las prostitutas “independientes” forman una minoría.
Las prostitutas “independientes” forman una minoría…
Pero además, ellas mismas son víctimas de un sistema de opresión, porque tienen medios muy limitados para abandonar la prostitución. Además, su entrada al “trabajo” rara vez se ha hecho sin problemas. En 2014, un informe del Parlamento Europeo señaló que “el 80-95% de las prostitutas sufrieron alguna forma de violencia antes de entrar en la prostitución (violación, incesto, pedofilia)”, que “el 62% de ellas declaran haber sido violadas”, y que “el 68% sufre de estrés postraumático, un porcentaje similar al de las víctimas de la tortura”. Estas estadísticas por sí solas son suficientes para revelar la hipocresía de quienes ondean la bandera de la “libertad” para defender la prostitución.
El mismo informe señala que las prostitutas “se enfrentan a una tasa de mortalidad superior a la media de la población”, en particular porque con frecuencia sufren “adicción al alcohol y a las drogas”, o porque “muchos compradores de servicios sexuales piden relaciones sexuales comerciales sin protección, lo que aumenta el riesgo de un efecto perjudicial en la salud”. Esta es la realidad de la prostitución, lejos de las elucubraciones de algunas feministas sobre el “trabajo sexual”.
¿Cómo luchar contra la prostitución?
Ninguna ley concebida por las democracias burguesas puede erradicar la prostitución. Por ejemplo, las leyes estrictamente represivas de los países escandinavos, o de Francia, no han puesto fin a la prostitución ni a la trata de personas. De hecho, las leyes adoptadas por los gobiernos burgueses solo agravan la opresión sufrida por las prostitutas.
Apoyada por asociaciones reformistas como Osez le féminisme (Atrévete al feminismo), una ley aprobada por la Asamblea Nacional Francesa en 2016, penaliza a los clientes y los hace punibles con una multa. Lejos de ayudar a las prostitutas, esta ley las ha empujado a los rincones más oscuros y peligrosos de nuestras ciudades. Como hemos visto, la prostitución no es una “elección”, por lo que las prostitutas tuvieron que seguir a sus clientes a lugares menos concurridos, donde tenían menos riesgo de ser detenidas, pero donde estaban mucho más expuestas a la violencia y el abuso. Además, esto proporcionó un nuevo pretexto a la policía para perseguirlas.
Este ejemplo es característico del abolicionismo reformista, que quiere abolir la prostitución en el marco del capitalismo, pero que al final proporciona sobre todo a los políticos burgueses oportunidades para mostrar su llamado “humanismo”.
Sin embargo, la solución al problema es obvia: si a todas las personas prostitutas, independientemente de su situación o origen, se les ofreciera apoyo financiero, acceso a vivienda, apoyo psicológico, formación profesional, y si los indocumentados víctimas de la trata fueran todos regularizados, ¿cuántos elegirían seguir prostituiéndose?
Se nos dice que es imposible de lograr. De hecho, bajo el capitalismo es imposible, no porque no hubiera suficiente riqueza para eso, sino porque estas riquezas son acaparadas por una minoría, en detrimento del resto de la población. Como muchos otros males de la sociedad, la prostitución crece en el terreno de la pobreza y el desempleo, que obligan a las personas a vender sus cuerpos con la esperanza de sobrevivir o huir de su país en condiciones abominables, a riesgo de caer en redes de explotación mafiosa. Esta explotación se agrava por la desigualdad de género, el racismo y las guerras imperialistas.
Sin embargo, se podrían implementar medidas serias de inmediato para luchar contra la prostitución, atacando todas las bases económicas sobre las que se basa la prostitución. Estas son las medidas que se tomaron durante los primeros años de existencia de la Rusia soviética. La lucha contra la prostitución consistió entonces en organizar servicios de atención para las mujeres desempleadas antes de darles acceso a un empleo, en establecer guarderías públicas y dormitorios para las mujeres sin hogar. Una red de clínicas públicas ofrecía tratamiento para las enfermedades de transmisión sexual (ETS), al mismo tiempo que se organizaban campañas de sensibilización que explicaban la relación entre la propagación de la prostitución y las ETS. En colaboración con organizaciones de masas principalmente femeninas, el nuevo gobierno soviético dio acceso a oportunidades concretas para abandonar el “trabajo”.
Al mismo tiempo, el gobierno bolchevique prohibió cualquier forma de regulación de la prostitución. El Código Penal no castigaba a las prostitutas, sino que preveía penas severas para los proxenetas y propietarios de burdeles. Debido a las inmensas devastaciones causadas por la guerra mundial y la guerra civil, la prostitución no fue completamente erradicada, por supuesto. Sin embargo, al dirigirse a sus causas económicas y sociales, por un lado, y por otro, a sus aprovechadores, estas medidas permitieron reducirla significativamente.
Esta política fue completamente abandonada por la contrarrevolución estalinista, lo que provocó una rápida regresión de la condición de las mujeres. La prostitución reapareció como un fenómeno de masas durante la década de 1930. En cuanto al nuevo Código Penal estalinista, retomó los métodos burgueses atacando nuevamente a las prostitutas.
Estamos a favor de la aplicación de medidas democráticas similares a las adoptadas por los bolcheviques en los primeros años del régimen soviético. Por supuesto, estamos luchando para que se implementen ahora mismo. Sin embargo, somos conscientes de que ningún estado capitalista los implementará. Para los marxistas, la lucha contra la prostitución está, por tanto, estrechamente ligada a la lucha contra el capitalismo. La prostitución se basa en la opresión de las mujeres y en la miseria generada por una sociedad dividida en clases. Mientras el capitalismo no sea derrocado, ninguna elección será verdaderamente libre, y la opresión de las mujeres, en todas sus formas, nunca será completamente erradicada.
El pasado 14 de marzo de 2023 se llevó a cabo la esperada votación de la dirección en las secciones 40 y 7 del SNTE-CNTE, en el Estado de Chiapas. Como era de esperarse, el comité ejecutivo seccional de la sección 7 que encabezaba Pedro Gómez Bamaca utilizó todos los recursos disponibles para asegurar su continuidad. Muchos de estos “recursos” son totalmente fraudulentos: compra de votos, acarreos, utilizar la intimidación y amenazas, manejos de programas y créditos a favor de los votantes de sus planillas, etc.
No era poco lo que se jugaba en la elección, la continuación de la gente del Secretario General Bamaca, significa el poder ocultar todo el robo y despojo de lo que ha hecho esta dirección por años. Para ellos era de vida o muerte mantenerse en el cargo, si esto no sucedía varios de ellos terminarían en la cárcel, por eso no les importó los métodos que se utilizara, lo importante era ganar.
Esta dirección que terminó su mandato va a pasar a la historia y no por sus aciertos políticos o por el trabajo a favor de la democracia obrera y prestaciones conseguidas para las y los profesores de Chiapas, sino todo lo contrario. Esta dirección —que fue la que impulsó a la planilla roja—, desconoció los votos de miles de maestros indígenas y, literalmente, corrió de la dirección y del sindicato, a dirigentes democráticamente electos por el Sector Indígena; se sentó a negociar con las fuerzas del Estado, las cuales fueron las causantes de los asesinatos de maestros que lucharon en contra de la reforma educativa y son los causantes del desfalco que hay en los fondos del sindicato como caja de ahorro, fabes, y el recurso de un millón y medio que viene del SNTE nacional.
Esto es lo que ahora la planilla Roja va a tener que esconder. Y dado que la gente que ha votado por ellos no lo hacen porque apoyen su política, van a tener que seguir negociando con el Estado para mantenerse en la dirección del Sindicato. Tenemos claro que el voto a la planilla roja no es por su política a favor de los trabajadores, es el voto del miedo, de la confusión, de los que vendieron su voto por algún derecho sindical o, simplemente, porque su propaganda logró confundir a más de uno.
Para muestra basta ver uno de los últimos comunicados de la planilla Roja, donde se desvinculaba directamente de Bamaca, diciendo que ellos no representaban sus intereses y reconocían algunos errores que habían cometido en el pasado. Sólo fue demagogia para confundir. La dirección actual representa la podredumbre de una dirección sin planteamientos políticos claros, dados a negociar con el Estado a espaldas de las bases, a utilizar los cargos sindicales para enriquecerse y limitar cualquier expresión de lucha democrática.
Al contrario, los camaradas que integramos la Planilla Blanca teníamos todo en contra desde el principio, muchos de los que formamos la planilla fuimos expulsados vilmente de nuestros cargos de representación; fuimos desconocidos por el sindicato por ser una voz consciente de las bases, sus estatutos y los principios de la CNTE, así como de sus 22 principios rectores. Desde antes de conformar la planilla veníamos dando una lucha por la democracia sindical, por mantener una política de clase a favor de los intereses de los trabajadores.
Una vez conformada la planilla nos dimos a la tarea de recorrer el Estado y tener un diálogo permanente con la base, realizamos decenas de asambleas masivas para presentar a nuestros camaradas y nuestras propuestas. A pesar de todo pronóstico y sin ningún tipo de artimañas mafiosas logramos conquistar la segunda posición con 13,982 votos. Por esta cantidad de votos logramos obtener 8 puestos en la dirección estatal del sindicato.
Los votos a la planilla blanca son diametralmente distintos a los de la roja. Los que votaron por las ideas y planteamientos políticos estaban impulsando recuperar la democracia sindical, la movilización frente al gobierno, la necesidad de implementar un plan de lucha para recuperar nuestro nivel adquisitivo y, en general, todas las buenas experiencias de lucha de la sección 7. Representaban votos por la democracia obrera, por un sindicalismo de clase y por las reivindicaciones más sentidas de la clase obrera.
Esto hubiera tenido un impacto a nivel nacional en todo el sindicato (SNTE) y en las corrientes democráticas de los diferentes Estados (CNTE) y nos atrevemos a decir que incluso las repercusiones se pudieran haber sentido en todo el movimiento sindical a nivel nacional. Todo esto se canceló por el escandaloso actuar fraudulento del neocharrismo.
Ante lo vivido el día de las elecciones, diferentes planillas disidentes, dentro de ellos la Planilla Blanca, hemos decidido impugnar las elecciones por múltiples irregularidades; por ejemplo, la compra de votos, la omisión de nombres de los compañeros en el padrón, las amenazas e intimidaciones a los compañeros de votar obligatoriamente y que todos los representantes de las ADES fueron gente de Pedro Bamaca.
Sabemos que las autoridades encargadas de revisar el proceso están coludidas con la dirección actual y que va a ser complicado que se pueda reponer el proceso de elección y que puedan meterle un freno a los de la Planilla Roja, actúan como una mafia, son cómplices porque también están embarrados. No confiamos más que en la movilización de las bases para destrabar esto. Ante nosotros tenemos dos escenarios, o nos movilizamos para tener el fraude y reforzar nuestras bases con formación política y acciones militantes para mantener una base firme con las ideas que representamos.
Hay algunos camaradas que plantean la formación de un nuevo sindicato, esta propuesta es polémica porque divide a los trabajadores. La cuestión importante es preguntarnos si es que vamos a poder recuperar al sindicato de esta mafia que ahora lo somete a sus deseos y lo utiliza para el beneficio personal. Si la respuesta es afirmativa, entonces seria inadecuada la táctica de crear otro sindicato. Si no creemos posible la recuperación, tendríamos que hacer un trabajo muy fuerte de concientización porque la sección 7 del SNTE-CNTE no sólo es la dirección y la política corrupta entrante, son las tradiciones, las luchas, las muertes, toda la historia que han forjado las decenas de miles de maestros que hemos militado en la sección desde su fundación.
El proceso está abierto y las siguientes discusiones serán definitorias. Nos mantenemos con la cabeza en alto y la conciencia tranquila porque aquí no se ha incurrido en compra de votos ni amenazas. Confiamos en la conciencia de nuestros camaradas, en su entendimiento profundo de nuestras tareas y con ellos nos seguiremos movilizando. La lucha no ha terminado, apenas comienza.
La clase dominante israelí está atravesando una aguda crisis interna. Benjamin ‘Bibi’ Netanyahu volvió hace apenas un par de meses a ocupar su cargo y está decidido a imponer una serie de reformas judiciales a través de la Knéset (Parlamento israelí). Al hacerlo, ha enfurecido a la mayoría de los grandes capitalistas, que han dado un paso insólito al respaldar la movilización de enormes multitudes en las calles.
Cuando la clase dominante cae en un conflicto abierto como este, conlleva, para ellos, el peligro de desenmascarar las maquinaciones reales que traman en tiempos “normales”. El conflicto actual no es una excepción.
La situación actual tiene raíces profundas que se remontan a décadas en las que toda la clase dominante de Israel (tanto sus alas conservadoras como las llamadas “liberales”) ha desplegado una política brutal y metódica de ocupación, apropiación de tierras, asentamientos y discriminación contra los palestinos. Y ha utilizado el odio y el miedo que su propia política siembra entre judíos y árabes para acorralar a los trabajadores israelíes judíos en todo el Estado.
Cada uno de los distintos gobiernos ha ayudado a fomentar esta misma mentalidad de asedio. Como el monstruo que creó el Dr. Frankenstein, la clase dominante israelí ha creado un movimiento incontrolable y fanático de sionistas de extrema derecha y fundamentalistas ultraortodoxos, profundamente arraigado principalmente en el movimiento de colonos en Cisjordania. Han asumido cada vez más el poder en la sombra, empujando a sus representantes a los puestos más altos en el establishment político e irrumpiendo en la escena política sin tener en cuenta las prioridades del propio gobierno.
Ahora, después del breve interludio de 18 meses de la coalición Bennett-Lapid ‘todos menos Netanyahu’, y en parte gracias a ellos, Netanyahu está de vuelta en el poder. Esta vez, encabeza una coalición de partidos de extrema derecha, incluido el partido neokahanista, Otzma Yehudit, liderado por Itamar Ben-Gvir (ahora ministro de Seguridad Nacional), que defiende la anexión completa de Cisjordania y la expulsión de los árabes de Israel; y el partido Sionismo Religioso dirigido por Bezalel Smotrich (ahora ministro de Finanzas), un hombre que una vez dijo de sí mismo : “Soy un homófobo fascista, pero soy un hombre de palabra”.
Tan pronto como llegaron al poder, lanzaron una agenda legislativa que preparó al gobierno para un choque con el grueso de la clase dominante. Se fijaron el objetivo de ‘reformar’ el poder judicial, de modo que la Corte Suprema no pudiera anular la legislación, mientras que una mayoría simple en la Knéset sería suficiente para nombrar jueces.
Cada partido en la coalición tiene sus propias motivaciones. Los fanáticos de extrema derecha del gabinete ven en los tribunales un bastión del bolchevismo, empeñados en frustrar su sueño de reconquistar toda Eretz Israel exclusivamente para el pueblo elegido de Dios. Para Netanyahu, están involucrados factores más personales y mundanos, ya que intenta esquivar numerosos cargos por corrupción, soborno y fraude. Pero para mantenerse en el poder, se ve obligado a apoyarse en fuerzas cada vez más reaccionarias, fuerzas que están lejos de estar bajo su control.
Bibi contra la burguesía
Estas reformas han provocado una revuelta abierta de gran parte de la clase capitalista. En pocas palabras, la clase capitalista en su conjunto exige la separación de poderes bajo una ‘democracia’ capitalista, de modo que ningún individuo o grupo de individuos de su clase pueda inclinar el sistema a su favor. En esto consiste todo el discurso de ‘democracia’ e ‘independencia del poder judicial’ por parte de los capitalistas. Les preocupa que Netanyahu y su camarilla usen su control sobre el Estado “injustamente” para favorecerse a sí mismos.
Y la clase capitalista no parece estar ocultando que esa es su verdadera motivación. El periódico The Times of Israel explica este hecho abiertamente , en un artículo que vale la pena citar extensamente:
“En las últimas semanas, empresas de tecnología, fuentes de ingresos, organizaciones comerciales, legisladores y destacados economistas están advirtiendo repetidamente que el plan de reforma judicial, que dicen amenaza la democracia, dañará la posición de Israel como un centro estable para las inversiones.
“El temor es que un debilitamiento del sistema judicial genere incertidumbre y ahuyente a los inversores extranjeros de Israel. Esto, a su vez, podría obligar a las empresas locales e internacionales a irse y establecerse en otro lugar.
“Una serie de unicornios israelíes [empresas valoradas en más de mil millones de dólares] ya han anunciado que están retirando fondos significativos de las cuentas bancarias israelíes y colocándolos en el extranjero debido a la presión y preocupación de los inversores extranjeros.
“La empresa de seguridad cibernética israelí, Wiz, valorada en la asombrosa cifra de 6.000 millones de dólares y respaldada por las empresas de inversión estadounidenses Insight Partners y Greenoaks Capital, confirmó la semana pasada que está sacando decenas de millones de dólares de los bancos israelíes para diversificar los fondos de los inversores”.
El embajador de EE. UU., Thomas Nides, agregó sus preocupaciones: “Estás haciendo algo bien, ¿de acuerdo? El sistema judicial ha estado vigente durante mucho tiempo, lo que ha permitido un florecimiento de la innovación, la tecnología, la obtención de dinero, la calidad, eso sucedió”.
“Hacer dinero”: ¡de eso se trata! ¿Por qué sacudir el barco cuando estamos ganando tanto dinero?
Las protestas comenzaron con una ráfaga de peticiones de algunas empresas como HSBC y JP Morgan, quienes emitieron sus advertencias. La agencia de calificación internacional S&P dio el paso muy inusual de amenazar con un recorte en la calificación crediticia de Israel. Muchos advirtieron sobre el riesgo de desencadenarse un colapso del mercado en caída libre, como lo hizo el pequeño experimento de Liz Truss en Gran Bretaña el otoño pasado.
Como las peticiones no dieron resultado, el grueso de la clase capitalista decidió que había que quitarse los guantes.
Los principales medios de comunicación intensificaron su retórica, refiriéndose a la jugada de Netanyahu en un lenguaje bastante alarmante: más allá de un “ataque a la democracia”, lo llaman una “revolución”, un “golpe de Estado” e incluso “cambio de régimen”.
Cada sábado desde el pasado enero, la patronal está apoyando las cada vez más numerosas protestas ‘pro-democracia’.
El sector tecnológico ha jugado un papel particularmente significativo dentro de este extraño ‘activismo’. Tiene un motivo especial de preocupación, dado que este sector es relativamente nuevo en el país y carece de influencia en la coalición gobernante. Es un sector que emplea fundamentalmente a las capas urbanas socialmente más liberales y alejadas de los haredim fundamentalistas en los que se basa Netanyahu, con su rechazo a la educación secular.
“Salvemos a nuestra nación emergente”, decía una pancarta en la marcha del 21 de enero, al frente de un bloque que representaba a estas mismas empresas tecnológicas emergentes. El 13 de febrero, se organizó un día de ‘acción de huelga’, no por la federación sindical Histadrut, sino por un grupo de 300 empresas tecnológicas y fondos de capital riesgo.
Las protestas han sido secundadas por directores ejecutivos, exgenerales y ex primeros ministros. Incluso el exjefe del Mossad, Tamir Pardo, ha estado presente, mostrando su preocupación en una entrevista de prensa al periódico Haaretz : “Hay un gran temor de que nos estamos acercando al abismo”. Sentimientos similares fueron expresados por el ex primer ministro derechista Naftali Bennett, quien advertió del riesgo de una “guerra civil en Israel”.
Con el apoyo incondicional de la mayoría de los medios y todo el peso de las empresas, estas protestas, ‘huelgas’ y bloqueos de carreteras han crecido cada vez más, y algunos organizadores estiman que unas 500.000 personas han participado en el último fin de semana de acción.
Incluso el ejército se ha visto afectado. El 8 de febrero se produjo una marcha de reservistas de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés). 350 oficiales y soldados firmaron una petición declarando que se negarían a servir como reservistas si la reforma judicial continua adelante. Las divisiones en la parte superior del Estado son profundas. Todo un escuadrón de más de 40 pilotos se negó a asistir al entrenamiento y otros escuadrones han amenazado con hacer lo mismo.
Normalmente, la clase dominante israelí y los medios de comunicación escupirían veneno a tales ‘refuseniks’, condenándolos de traidores, como lo han hecho cada vez que soldados israelíes se han negado a apoyar la opresión de los palestinos. Ahora simpatizan con su causa, aunque puede que acaben arrepintiéndose de haber fomentado este peligroso precedente.
Un artículo muy interesante en Haaretz
El 16 de febrero, el diario liberal de Israel, Haaretz , publicó un pequeño pero notable artículo , titulado, “El error de Bibi [Netanyahu]: Se ha buscado enemigos con la élite de Israel”.
Es notable la franqueza con la que se expone en qué consiste exactamente la ‘democracia’ capitalista. Dice mucho, no solo de cómo funciona la democracia burguesa en Israel, sino en todas partes:
“…incluso en las democracias modernas en las que todos y cada uno de los adultos tienen derecho al voto, la realidad social y política es que algunos votantes tienen más poder que otros, que se extiende más allá de las urnas.
“El inversor en grandes tecnologías o el director ejecutivo de una gran empresa tienen solo un voto en lar urnas, pero muchos más, o más precisamente, tienen mucha más influencia política, en virtud de su capacidad para crear puestos de trabajo y potenciar la economía. Lo mismo se aplica a los principales activistas políticos, periodistas, científicos, ingenieros e intelectuales, que tampoco obtienen un voto más el día de las elecciones, pero su contribución a la economía y la sociedad hace que sus opiniones sean relevantes.
“Son las personas que han hecho de Israel el país poderoso, próspero y tecnológicamente innovador que es hoy. Por supuesto, no toda esta élite se opone a la reforma judicial. Pero las cifras de las encuestas ofrecen un vistazo de la brecha socioeconómica entre los partidarios y los opositores de los cambios”.
Hay que tener en cuenta que este periódico apoya totalmente el movimiento ‘pro-democracia’, y no podría estar más entusiasmado con que ‘la élite’ use los ‘votos’ extra que su posición de clase les otorga. Sin embargo, no deberíamos sorprendernos, ya que así es como funciona la democracia burguesa en todas partes. Bajo la democracia más libre, la masa del pueblo disfruta de los mismos derechos de voto, en el papel. Pero tan pronto como los intereses de la clase capitalista se ven amenazados por una facción o un individuo de su propia clase o, lo que es aún más peligroso, por un gobierno de izquierda apoyado por la clase obrera, entonces se ve quién detenta realmente el poder. El artículo continúa:
“…ahí radica el problema del primer ministro Benjamin Netanyahu: la elección le dio a él y a sus aliados ortodoxos y de la derecha una clara mayoría en la Knéset, pero no tiene el apoyo para la reforma judicial entre la gente que básicamente hace que Israel funcione. Netanyahu podría ignorar las manifestaciones en Tel Aviv, pero cuando los líderes tecnológicos, banqueros, economistas y empresarios expresan su oposición, hay que preocuparse”.
En otras palabras, no puedes llevar a cabo tus políticas bajo el capitalismo solo porque el ‘proceso democrático’ te otorga una mayoría parlamentaria. Fundamentalmente, cualquier gobierno requiere el consentimiento de aquellos que realmente hacen funcionar la sociedad: ¡“los líderes de las grandes tecnologías, los banqueros, economistas y gente de negocios”! Y, como señala el artículo, Netanyahu sin duda es dolorosamente consciente de este hecho:
“Sus socios de extrema derecha y ultraortodoxos están más preocupados por promover sus visiones ideológicas y servir a sus electores. Pero Netanyahu no es ese tipo de ideólogo. Le preocupa más crear un país militar y económicamente poderoso.
“Los colonos no atraen miles de millones de dólares en inversión extranjera cada año, los haredim no tienen la educación y las habilidades para servir en las unidades de élite de alta tecnología del ejército y Arabia Saudita no normalizará las relaciones con Israel porque anhela los productos producidos por las industrias de baja tecnología de Israel”.
Estos son los intereses reales detrás de este movimiento por la llamada ‘democracia’. De hecho, aunque este movimiento ciertamente ha movilizado a miles de trabajadores, ningún líder al frente de este conflicto defiende los intereses de los trabajadores israelíes o las masas palestinas.
De hecho, una de las preguntas planteadas por algunos comentaristas de izquierda (un tanto desilusionados y confusos) ha sido: ¿por qué el movimiento no ha levantado consignas contra la verdadera burla a la democracia cometida por el Estado de Israel: la opresión de los palestinos y la ocupación de su tierra? En realidad, este sector ‘pro-democracia’ de la clase dominante pretende continuar con la opresión de los palestinos, como lo ha hecho durante décadas. La principal preocupación de los grandes capitalistas es que, al llevar esta política al extremo por sus estrechos intereses individuales, Netanyahu está desatando fuerzas que son imposibles de controlar, y esta política puede rebotar contra sus propios intereses.
Lejos de plantear demandas que podrían atraer a los palestinos al movimiento, algunos de los opositores de Netanyahu en la prensa de derecha han expresado que la disminución del apoyo al gobierno en el ejército, el daño económico de su reforma judicial y la forma en que el gobierno está alienando al imperialismo estadounidense “evitarán que Netanyahu se anexione tierras en Cisjordania y probablemente evitará cualquier acción militar unilateral contra Irán”. ! ¡En otras palabras, se hacen pasar por los verdaderos defensores de una política sionista agresiva!
Eso está muy claro para las masas palestinas, que están casi completamente ausentes de este movimiento, a pesar de su profundo odio hacia Netanyahu. ¿Cómo pueden salir en serio en defensa del mismo sistema judicial que aprobó la Ley del Estado-nación judío, que encierra a miles de sus jóvenes, que constantemente falla a favor de los desalojos palestinos como en Sheikh Jarrah, y de nuevos asentamientos?
Y, sin embargo, vale la pena el esfuerzo de los revolucionarios en Israel-Palestina para estudiar cuidadosamente esta división en la clase dominante, ya que está llena de lecciones instructivas para los trabajadores de la región y mucho más allá.
¿Cómo terminará esto?
Es probable que la crisis se profundice antes de llegar a un crescendo. Si Netanyahu duda, podría ser su perdición. Pero nadie más parece ser capaz de formar una coalición, como demuestra el estancamiento que sufre la Knéset en las últimas elecciones.
Si Netanyahu no duda, la clase dominante está advirtiendo sobre “la madre de todas las crisis constitucionales” si se aprueban las reformas judiciales.
¿Qué pasará cuando la Corte Suprema falle contra las mismas leyes aprobadas precisamente para cortarle las alas? Y puede llegar el momento en que los servicios de seguridad se vean obligados a elegir entre órdenes contradictorias provenientes del primer ministro por un lado y del fiscal general por el otro. En resumen, Israel se dirige a un territorio desconocido.
En el pasado, cuando se ha visto acorralado, Netanyahu siempre ha buscado desviar la atención con nuevas guerras asesinas contra los palestinos, como en Gaza en 2021. No se puede descartar que no vuelva a hacerlo, con atroces consecuencias. El gobierno ya está intensificando su agresión contra los palestinos, aprobando nuevos asentamientos, cerrando y asaltando ciudades palestinas en Cisjordania.
Desde que comenzó el año, 67 palestinos han sido asesinados por las fuerzas de seguridad del Estado israelí, en comparación con los 170 asesinados en Cisjordania y Jerusalén Este en 2022. También debemos señalar que en 2022 hubo casi el doble de palestinos asesinados en Cisjordania con respecto a 2021, lo que lo convierte en el año más mortífero desde 2005, y sucedió bajo el gobierno de Bennett-Lapid.
La presencia de partidos de extrema derecha en el gobierno ciertamente ha alentado a colonos fanáticos que buscan confrontaciones directas con los palestinos. Cientos de personas arrasaron la ciudad palestina de Huwara el 26 de febrero, incendiaron decenas de automóviles y casas, y mataron a una persona en lo que un alto general israelí denominó “pogromo”. Smotrich, sin más miramientos, respondió a estos sucesos pidiendo que Huwara fuera “aniquilada”.
Esta brutalización incesante de los palestinos está creando una sensación de desesperación, particularmente entre los jóvenes. El liderazgo podrido de la Autoridad Palestina (AP), que colabora día tras día con la ocupación, se ha desacreditado por completo. Una gran mayoría de palestinos rechaza al presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, y un 59 por ciento de los palestinos consideran la Autoridad Palestina un estorbo. Esto se expresó claramente en la ‘Intifada de la Unidad’, la huelga general palestina unificada en mayo de 2021.
Existe un gran vacío de liderazgo, mientras que la presión se acumula constantemente sobre el pueblo palestino. Sin ninguna dirección alternativa que surja del movimiento de masas de la ‘Intifada de la Unidad’, los jóvenes están actuando por su cuenta, armándose en grupos en Jenin, en Nablus con el grupo Lion’s Den y, en otros lugares, con el objetivo de contraatacar mientras la AP se sienta de brazos cruzados. Si bien el movimiento de masas ha ido creciendo en Israel, también hemos visto dos huelgas generales de palestinos desde principios de año: en Jerusalén Este contra el aumento de la presencia policial israelí, y en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este contra las redadas para asesinar a jóvenes militantes armados por las IDF en Naplusa.
Si bien los ataques de venganza individuales contra las fuerzas de seguridad israelíes son totalmente comprensibles, y tal vez inevitables dada la brutalidad hacia los palestinos, es necesario desarrollar grupos armados de autodefensa masivos conectados a un movimiento de masas con claros objetivos revolucionarios como una alternativa a todas esas facciones podridas que lideran a los palestinos.
El statu quo anterior no es la solución
Volviendo a las severas divisiones que dividen a la clase capitalista de Israel, la historia nos muestra que tales divisiones en la clase dominante son a menudo el momento en que la clase trabajadora aprovecha la oportunidad para irrumpir en escena con sus propias demandas. De hecho, solo una alternativa independiente, revolucionaria y de la clase trabajadora podría atravesar la barbarie que vemos, de la que es responsable toda la clase dominante israelí.
En el contexto actual de profunda crisis del capitalismo, de crisis masiva de la vivienda y muchas otras crisis sociales que sacuden a la sociedad israelí, ciertamente existe potencial para tal movimiento. El solo hecho de que estas protestas puedan movilizar a tal escala –medio millón representa una enorme movilización en un país de 9 millones– indica un profundo fermento en la sociedad, y especialmente en las clases medias. Este es un síntoma importante, incluso si las protestas tienen un carácter generalmente reaccionario. Netanyahu, que estuvo en el poder de 2009 a 2021, es el rostro odiado de la austeridad y la inestabilidad de todo el período pasado.
Si bien los líderes burgueses han dado a estas protestas su color político principal, con el falso eslogan de “democracia” ocultando el verdadero objetivo de sacar el poder de las manos de Netanyahu para ponerlo en las suyas, no es así como la mayoría de los manifestantes ven las cosas. Si bien los oradores de la plataforma han dicho muy poco o nada sobre la ocupación y el trato brutal a los palestinos, en algunas protestas se han levantado espontáneamente consignas de disgusto contra el pogromo de Huwara. También han participado un ‘bloque radical’ y un ‘bloque anti-ocupación’ desde el principio y han ido creciendo modestamente en el transcurso de las protestas, aunque cabe señalar que, si bien han informado de que han recibido algunas respuestas positivas, especialmente de los jóvenes, también han sido constantemente acosados por muchos otros.
Sería necesario precisamente redirigir dichas protestas según líneas de clase a través de una movilización independiente de la clase trabajadora, planteando preguntas de clase. Pero existe un obstáculo: la falta de una dirección alternativa a las distintas facciones burguesas. En Israel, los líderes ‘laboristas’ y sindicales se han colocado durante décadas como una larga cola detrás de la clase dominante sionista.
Debe abordarse la cuestión de crear una organización marxista que pueda unir a los trabajadores y oprimidos en un programa revolucionario genuino, que pueda luchar por el derrocamiento del capitalismo en toda la región y por la formación de una Federación Socialista del Medio Oriente. Esto por sí solo sería capaz de proporcionar un futuro en el que israelíes y palestinos pudieran vivir juntos en paz. Esto, y no un regreso al statu quo anterior, es por lo que lucha la Corriente Marxista Internacional.
Desde mayo de 2021, los habitantes del pueblo maya de Sitilpech, ubicado en el Estado de Yucatán, están librando una batalla contra la empresa de productos cárnicos Kekén, de grupo KUO. La mencionada ,es la empresa más grande en la península de Yucatán de este tipo de productos y que monopoliza el mercado.
Los habitantes quieren que se retire la granja del lugar, ya que consideran que los residuos que dejan este tipo de centros de producción emiten olores penetrantes y son dañinos para la salud, el medio ambiente y para la siembra de la milpa, que es vital para los habitantes. Además, se aprobó la construcción de la granja sin consultar y sin siquiera hacer estudios del impacto a las comunidades y pueblos cercanos.
En octubre se concedió una suspensión parcial, en la que la planta cerró sus operaciones, pero, en febrero, el juzgado colegiado falló a favor de la empresa para reanudar actividades. Eso fue lo que detonó la acción de los habitantes, que bloquearon el camino de acceso a la granja para evitar su reapertura. Esto provocó medidas legales y represivas, en la que se acusa a 8 personas de “bloquear el camino estatal en pandilla”. Las personas imputadas, forman parte de la organización: “La Esperanza de Sitilpech” y son los que han dado más difusión a los abusos de la granja; también a los delitos de los que se les acusa (tendenciosamente) con los que pueden alcanzar condenas de hasta 5 años, lo cual es excesivo y por lo mismo, es una medida que está orientada a desmovilizar a la población. La voz que se ha corrido es que hasta ahora hay 4 detenidos de Sitilpech. Estudiantes del Frente Independiente de Resistencia Estudiantil y otras organizaciones, realizaron una marcha en apoyo solidario a los habitantes represaliados y para exigir el cese del hostigamiento y el cierre de la megagranja para el miércoles 22 de marzo en la ciudad de Mérida.
La marcha fue difundida por organizadores y estudiantes, se presentaron unas 1,000 personas. Se llevó a cabo de forma pacífica y reunió tanto a gente de la ciudad como de Sitilpech y a otras comunidades que resultarían afectadas.
La situación que enfrenta la población de Sitilpech no es algo aislado a la dinámica del capitalismo y su Estado. Se nos vende desarrollo y bienestar, pero sólo se desarrollan las carteras de unos pocos y llevan bienestar a sus mansiones mientras nos enferman, nos empobrecen, nos arrojan a la calle y, sí tratamos de protestar por esto, usarán la fuerza de su Estado para reprimirnos.
La resistencia de los habitantes mayas de Sitilpech ha sido recibida con represión y criminalización por parte de las fuerzas represivas del Estado mexicano que respaldan *al grupo de empresas capitalistas.* El día 22 de marzo de 2023, los habitantes de Sitilpech, en conjunto con las diferentes organizaciones que los respaldan, convocaron una marcha para exigir el fin de la violencia contra ellos. La marcha que se llevó a cabo de forma pacífica culminó a las 8:30 pm, después del despliegue de los contingentes, se hizo pública la noticia de que varios compañeros fueron detenidos, golpeados y secuestrados por unas horas; algunos fueron acusados de delitos inventados, como “alteración del orden público” y ‘’cargo ilegal de armas” Unas horas después se hizo público el paradero de los compañeros, quienes fueron confiscados a la fiscalía del Estado. El proceso legal de los compañeros duró del día miércoles 22 a la mañana del sábado 25. La resolución legal llegó a la declaración ilegal de la detención de Sofía y Sebastián por lo que ordenaron fueran puestos en libertad, mientras que se declaró legal la detención de Muñeca y Andreu quienes fueron imputados por delitos de portación de armas, desobediencia y lesiones. Su proceso lo llevarán a cabo en libertad.
El gobernador, Mauricio Vila, y el gobierno del estado, han actuado sin que exista siquiera una demanda legal por parte de la empresa. Estos han actuado bajo la lógica de salvaguardar los intereses de la clase a la que sirven, es decir: los capitalistas.
Esta represión forma parte de un patrón más amplio de violencia estatal contra los movimientos sociales y las luchas populares en México. También es un claro ejemplo de la connivencia entre el Estado y los intereses de las corporaciones capitalistas. La Izquierda Socialista condena esta represión y exige: el fin de la violencia contra los habitantes de Sitilpech y el cierre de la megagranja. También nos solidarizamos con los habitantes mayas de Sitilpech y con todos aquellos que luchan por un mundo justo y sostenible. ¡La lucha continúa!
Estamos en 2018. En la prestigiosa subasta de bellas artes de Christie’s, en Nueva York, un retrato borroso de un caballero trajeado cuelga junto a un grabado de Andy Warhol y una escultura de bronce de Roy Lichtenstein. Se titula: “Edmond de Belamy, de La Famille de Belamy”. Un pujador telefónico anónimo adquiere el retrato por la friolera de $432,500 dólares, frente a una estimación inicial de entre $7,000 y $10,000. En la parte inferior del marco, en lugar de una firma, hay una línea de código. No fue producido por manos humanas, sino por una inteligencia artificial (IA).
La IA en cuestión es propiedad del estudio creativo ‘Obvious’, con sede en París, aunque se basa en gran medida en software de código abierto diseñado por Robbie Barrat, programador de 19 años. Esta venta, considerada “el futuro” por Obvious y la prensa, marcó la pauta de un debate sobre el arte generado por IA que no ha cesado desde entonces.
“Edmond de Belamy, de La Famille de Belamy” / Imagen: uso legítimo.
Con las IIAA generativas alcanzando nuevos niveles de sofisticación, algunas personas declaran que deberían considerarse artistas por derecho propio. Esto incluye a entusiastas de la tecnología (no por casualidad, un público semejante a evangelistas de las criptomonedas y las NFT [non-fungible tokens, o vales no fungibles], con las que ahora se combina el arte por IA), junto con un número creciente de críticos de arte y académicos. Y como demuestra el ejemplo anterior, hay compradores dispuestos a pagar más de la cuenta por la última moda digital. Además, varias grandes empresas ya han invertido miles de millones en hacerse con este floreciente nuevo mercado.
Por el contrario, muchos artistas se quejan de que las máquinas les roban su trabajo, sin crédito ni remuneración, y temen quedarse obsoletos. Les molesta que las IIAA compitan en un terreno que, hasta ahora, se consideraba exclusivo de los seres humanos. Un tuit viral de 2022 del artista Genel Jumalon, en el que comentaba que una obra de arte generada por IA había ganado la medalla de oro en un concurso de la Feria Estatal de Colorado, captaba este estado de ánimo:
“TL;DR—Alguien se presentó a un concurso de arte con una obra generada por IA y ganó el primer premio. Sí, es una puta mierda”.
Este año, el afamado músico australiano Nick Cave reaccionó con disgusto a las letras producidas por el chatbot ChatGPT del siguiente modo:
“Baste decir, que no siento… entusiasmo por esta tecnología”, escribió. “Puesto que nos lleva hacia un futuro utópico, tal vez, o hacia nuestra destrucción total. ¿Quién podría decir cuál? Sin embargo, a juzgar por esta canción ‘al estilo de Nick Cave’, no pinta bien… El apocalipsis va por buen camino. Esta canción apesta”.
A pesar de esta dura crítica, es innegable que el rápido avance de las IIAA generativas es bastante impresionante (o alarmante, según se mire). Pero los marxistas deberíamos adoptar un enfoque sobrio ante lo que, en última instancia, no son más que herramientas. Entendemos que todos los nuevos valores son producto del trabajo físico o mental, realizado por seres humanos conscientes.
Estas IIAA simplemente producen imágenes basadas en el arte hecho por el hombre que nosotros les damos. Los mejores resultados se obtienen dándoles una indicación que incluya: “…con el estilo de (por ejemplo) Van Gogh”. Son imitadoras, no innovadoras. Y sin seres humanos que creen arte, no tendrían nada que copiar. Además, el arte no es simplemente una aglomeración de imágenes, sonidos, etc., sino también el producto de experiencias vividas y relaciones sociales, en las que las máquinas no pueden participar.
“Marx al estilo de Van Gogh” / Generado por el autor mediante DALL-E 2.
Dicho esto, la hostilidad hacia estas tecnologías refleja el hecho de que las máquinas, que deberían liberar a la humanidad del trabajo, bajo el capitalismo aplastan en cambio tanto a los trabajadores como a la pequeña burguesía. En manos de patrones explotadores, orillan a la gente a quedarse sin empleo y someten la experiencia y el ingenio humanos al ritmo monótono de la producción capitalista. Puede dar la sensación de que nos dominan, en lugar de ser al revés. Como escribe Karl Marx en un brillante fragmento de los Grundrisse:
“A diferencia del instrumento, que el obrero anima y convierte en su órgano con su habilidad y su fuerza, y cuyo manejo depende por tanto de su virtuosismo. Más bien, es la máquina la que posee habilidad y fuerza en lugar del obrero, es ella misma la virtuosa, con alma propia a través de las leyes mecánicas que actúan en ella… La actividad del obrero, reducida a una mera abstracción de la actividad, está determinada y regulada por todos lados por el movimiento de la maquinaria, y no al contrario.”
¿Artistas artificiales?
Los experimentos con arte generado por ordenador se remontan a décadas atrás, pero una serie de avances han hecho progresar al campo en la última década. En 2014 llegaron las Redes Generativas Adversariales (Generative Adversarial Networks, GAN), que implican que un par de redes neuronales compitan entre sí para producir las imágenes que mejor se ajusten a lo solicitado. Esta es la tecnología que produjo al ‘Edmond de Belamy’. Plataformas más recientes, como Stable Diffusion y DALL-E 2, funcionan con modelos de difusión: redes neuronales entrenadas para recomponer nuevas imágenes a partir de ruido gaussiano, basándose en una enorme base de datos de imágenes extraídas de Internet.
Un sistema llamado CLIP combina estas IIAA con instrucciones en lenguaje natural. Esto significa que un usuario puede escribir una palabra o frase (por ejemplo, ‘patito de goma amarillo’) y la IA intentará crear una imagen certera de un pato de baño que no sea una copia directa de ninguna imagen existente. Esto las hace ampliamente utilizables sin necesidad de conocimientos de programación. Cuanto más se utilizan, más mejoran.
Y éstas son sólo las IIAA entrenadas para generar imágenes (que serán el tema central del presente artículo). La última iteración del ChatGPT puede producir imitaciones bastante convincentes de la escritura natural, incluso imitando el estilo de autores o publicaciones específicos. En otras palabras, estas tecnologías son cada día más potentes y versátiles, hasta el punto en que algunos de sus defensores creen que han cruzado el Rubicón de la auténtica creatividad.
Por ejemplo, Ahmed Elgammal sostiene en American Scientist que la Red Adversarial Creativa de Inteligencia Artificial (Artificial Intelligence Creative Adversarial Network, AICAN), desarrollada por su laboratorio en la Universidad de Rutgers, debería “considerarse como un artista casi autónomo”. Tras haber sido entrenado con “80,000 imágenes que representan el canon del arte occidental de los cinco siglos anteriores” (lo que Elgammal compara con “hacer un curso de repaso de historia del arte”), el algoritmo evita deliberadamente intentar replicar cualquier estilo existente, con resultados más abstractos que los de las imágenes “realistas” para las que suelen utilizarse las GAN.
Elgammal afirma que a la gente “le gusta de verdad el trabajo de AICAN”, que no se distingue del de los artistas humanos, y una pieza llegó a alcanzar los $16,000 dólares en una subasta. Este tipo de grandes ventas quizá explique por qué Elgammal se afana en promocionar su invento como “artista autónomo”.
Aunque sobre gustos no hay nada escrito, los alardes de Elgammal no significan gran cosa. Como el AICAN produce imágenes muy abstractas, es fácil imaginar que el público crea que su obra es obra del hombre. En 1964, la crítica alabó las pinturas expresionistas abstractas de Pierre Brassau… que resultó ser un chimpancé llamado Peter. Además, el hecho de que la gente esté dispuesta a pagar mucho dinero por una novedad no es prueba de su mérito artístico, como atestigua la reciente moda del espantoso ‘arte’ NFT.
Sin embargo, Elgammal y Marian Mazzon, en un artículo de 2019 para Arts, afirman que, aunque “el aprendizaje automático y la IA no pueden replicar la experiencia vivida por un ser humano,un proceso de creación diferente no descalifica los resultados del humano”, y por tanto “no es capaz de crear arte de la misma manera que lo hacen los artistas humanos… un proceso creativo diferente no descalifica los resultados del proceso como una obra de arte viable” (énfasis nuestro).
De modo similar, un artículo de 2021 de Mingyong Cheng sostiene que, aunque el arte generado por IA “carece de la intención emocional que se encuentra en los humanos… es viable reconocer la creatividad basada en las recientes tecnologías de IA” (énfasis nuestro). Su criterio de creatividad es hacer algo “impredecible”, basado en una “combinación de conceptos variados y ya existentes que nunca fueron reunidos por otra persona”.
Lo único que han hecho estos académicos es mover la portería de la definición de creatividad. Se podría conectar un pincel a un brazo robótico, programarlo para que se mueva según una trayectoria aleatoria y dejar que decore un lienzo. El resultado sería sin duda imprevisible, pero nadie lo calificaría de ‘creativo’.
Las máquinas no combinan las ideas de sus conjuntos de entrenamiento del mismo modo que los seres humanos recurren a las influencias de otros artistas o a su experiencia del mundo para crear nuevas obras de arte. Elgammal y Mazzon de hecho lo admiten en su artículo, cuando afirman: “[la razón] por la que la máquina hace arte es intrínsecamente diferente [a la de los seres humanos]; su motivación consiste en que se le encarga la tarea de hacer arte, y su intención es cumplir esa tarea” (énfasis nuestro).
En otras palabras, las IIAA no combinan conscientemente conceptos de forma novedosa y según sus propios deseos. Lo que hacen es optimizar algorítmicamente una tarea, siguiendo las instrucciones de un operador humano, a fin de imitar el proceso creativo. Son “imitadores brillantes pero descerebrados”, en palabras de Melanie Mitchell, especialista en IA del Santa Fe Institute.
La aparición del sentido estético
En realidad, la “experiencia vivida” y la “intención emocional” no son secundarias, como insinúan Cheng, Elgammal y Mazzon, sino que son rasgos fundamentales de la creatividad. Son características definitorias de la condición humana y un producto de nuestra sociedad.
La aparición del arte fue un hito importante en el desarrollo de nuestra conciencia y contribuye a diferenciarnos de otros animales. Como lo explica Alan Woods, “uno de los primeros indicios serios de la aparición de nuestra especie, el homo sapiens sapiens, es la existencia del arte, es decir, de una expresión concreta del sentido estético”.
La postura erguida y la adaptación de nuestras manos para el uso de herramientas —para el trabajo— dieron a la humanidad acceso a una nutrición adicional, que facilitó el desarrollo de nuestro cerebro. Estos dos factores, la mano y el cerebro, fueron decisivos para desarrollar el germen del arte, que surgió de la actividad productiva, mucho antes de la sociedad de clases. Diversos estudios sugieren que algunas de las primeras herramientas de piedra creadas por humanos anatómicamente modernos están ‘sobrecargadas’ de forma (sobre todo de simetría) más allá de lo estrictamente funcional.
Esto no es todavía arte, sino los inicios primordiales del arte, que posteriormente evolucionó con el tiempo. Otros homínidos, como el homo erectus y el homo neanderthalensis, también podrían haber expresado un sentido estético, pero sólo el homo sapiens lo desarrolló hasta convertirlo en arte propiamente dicho. El primer ejemplo posible es la llamada ‘Venus de Berekhat Ram’, que se ha considerado como una tosca talla de una mujer, que data de hace unos 250,000 años. De estos humildes comienzos surgieron con el tiempo todo el arte y la cultura. Citando a Engels en “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”:
“Sólo mediante el trabajo, la adaptación a operaciones siempre nuevas, la transmisión hereditaria de los músculos, ligamentos y, durante largos períodos de tiempo, huesos que habían experimentado un desarrollo especial y el empleo siempre renovado de esta delicadeza heredada en operaciones nuevas y cada vez más complicadas, han dado a la mano humana el alto grado de perfección necesario para crear los cuadros de un Rafael, las estatuas de un Thorwaldsen, la música de un Paganini”.
En otras palabras, el sentido estético primitivo fue producto del desarrollo del cuerpo y la mente humanos a través del trabajo, sentando las bases para que surgiera el arte. La finalidad de la tecnología, cuando se utiliza con fines artísticos —desde el pincel hasta la imprenta— es ampliar las capacidades de los seres humanos, quienes son la fuente original y única de la creatividad artística. Las máquinas no son creativas en sí mismas. Una cámara digital puede producir una imagen muy detallada al instante, pero todo el mundo reconoce al fotógrafo que hay detrás como el verdadero artista.
A diferencia de las máquinas, los seres humanos se sienten impulsados espontáneamente a producir arte. Un niño de dos años, sin formación artística, al que se deja en una casa sin supervisión durante una hora empezará a hacer garabatos en las paredes. Esta inspiración innata puede cultivarse mediante la educación y el dominio de la técnica en la edad adulta. Pero se podría dar a la IA más avanzada acceso a miles de millones de imágenes en busca de inspiración y dejarla en paz durante 1,000 años, y nunca produciría ni siquiera un garabato de palitos: por no hablar de inventar el impresionismo o componer una sinfonía.
¿Pero por qué se desarrolló el arte? ¿Cuál es su finalidad? Alan Woods sostiene que, en el fondo, es básicamente una forma peculiar de comunicación. León Trotsky denomina al arte como “una forma de conocer el mundo no como un sistema de leyes [como ocurre con la ciencia], sino como una agrupación de imágenes y, al mismo tiempo, como un medio de inspirar determinados sentimientos y estados de ánimo”. Esta es otra cualidad única del arte que escapa a la comprensión de las máquinas. Las IIAA pueden crear imágenes, pero las experiencias emocionales compartidas, los “sentimientos y estados de ánimo” que se comunican a través del arte son de otro orden.
Por ejemplo, el ‘periodo azul’ de Pablo Picasso —en el que su paleta de colores y su temática se volvieron notablemente oscuras y sombrías— fue inspirado en parte por el suicidio de su amigo Carles Casagemas en 1901. Una IA percibe el arte de Picasso simplemente como un conjunto de formas, colores y valores definidos. Puede imitar el aspecto de estas obras, pero no captar las emociones que las inspiraron. Se podría pedir a una IA que hiciera una imagen ‘triste’, pero aunque produjera imágenes en colores oscuros de gente llorando, no entendería el contenido de la tristeza, porque nunca ha estado triste, ni feliz; ni ha experimentado ningún otro sentimiento.
Además, el arte es un fenómeno social. Cada generación participa en el desarrollo tanto de la técnica como de las ideas, enseña a una nueva generación y eleva todas las formas de cultura a nuevas cotas. Y, por supuesto, el arte se desarrolla al mismo tiempo que la lucha de clases. Sin la aparición de la burguesía en los siglos XVI y XVII, que se remontó a las grandes obras artísticas y científicas de la Antigüedad para luchar contra la influencia asfixiante del feudalismo y de la Iglesia, no habría habido Renacimiento. Las frases triunfantes y discordantes de LaHeroica de Beethoven se forjaron en el desenlace la Revolución Francesa. Las películas de Ken Loach son un producto directo de la explotación capitalista en la Gran Bretaña de la posguerra. Las máquinas no pueden participar en la sociedad ni en la lucha de clases, y no comprenden la historia ni el contexto que hay detrás de las imágenes que producen. Todo ello les impide ser verdaderamente creativas.
Los límites de la IA
En realidad, es bastante sencillo ilustrar las limitaciones de las IIAA generativas en comparación con los artistas humanos. Un estudio realizado en 2022 en la Universidad de Cornell descubrió que DALL-E 2 fallaba sistemáticamente a la hora de ilustrar tanto relaciones espaciales simples entre objetos (por ejemplo, ‘X sobre Y’), como relaciones abstractas entre objetos y agentes (por ejemplo, ‘X ayudando a Y’). De hecho, los participantes en el estudio consideraron que los resultados de la IA coincidían con sus indicaciones sólo el 22% de las veces. Por ejemplo, podía generar de forma fiable una imagen de “una cuchara en una taza”, pero la indicación “una taza en una cuchara” sólo daba lugar a más imágenes de cucharas en tazas. Esto se debe a que el conjunto de imágenes de entrenamiento contenía muchas cucharas en tazas, pero ninguna taza en una cuchara. La IA interpretó estos términos en un nivel superficial, sin comprender los componentes individuales ni las relaciones entre ellos.
Para este artículo hemos realizado algunos experimentos propios con el DALL-E 2, cuyos resultados coinciden con los del estudio de Cornell. Por ejemplo, la indicación: “un caballo con una flecha apuntando a una de sus patas”, dio como resultado imágenes de caballos con flechas cerca, al lado y alrededor de ellos, pero no apuntando a sus patas. La IA entendía ‘caballo’ y ‘flecha’, pero no podía extrapolar las patas a partir de la imagen del caballo, ni situar la flecha en relación con ellas.
“Un caballo con una flecha apuntando a una de sus patas” / Generado por el autor mediante DALL-E 2.
Probablemente, incluso el ser humano más impedido para el arte podría hacer un trabajo razonable con nuestra petición, porque somos capaces de pensar de forma abstracta y dialéctica, viendo las partes en relación con el todo. Pero, como concluyen los investigadores de Cornell:
“Incluso con la ambigüedad ocasional, la brecha cuantitativa actual entre lo que DALL-E 2 produce y lo que la gente acepta como una representación razonable de relaciones muy simples es suficiente para sugerir una brecha cualitativa entre lo que DALL-E 2 ha aprendido y lo que incluso los bebés parecen saber ya”.
Y éste es un punto clave. Un bebé conoce estas relaciones simples porque las experimenta en el mundo, a través de sus sentidos, algo de lo que carece una máquina. Un bebé aprende lo que es duro y lo que es blando, lo que es frío y lo que es caliente, interactuando con los objetos —cogiéndolos, palpándolos y haciendo generalizaciones basadas en esta experiencia. Para esta tarea, el ser humano menos desarrollado y con menos experiencia es más apto que la IA más avanzada.
Además, pusimos a prueba la creatividad de DALL-E 2 pidiéndole que generara una imagen de “un animal que no existe y que nadie ha visto jamás”. Uno podría imaginarse a un niño pequeño aprovechando esta indicación para dibujar algo realmente fantástico: con tentáculos, 12 ojos, plumas y un pico de pato. La IA nos dio la imagen de un hipopótamo, un carpincho y un mono. Es orgánicamente incapaz de generar ideas originales.
“Un animal que no existe y que nadie ha visto nunca” / Generado por el autor mediante DALL-E-2.
Las IIAA se enfrentan también a otros obstáculos, que ilustran la enorme complejidad de las operaciones de las que es capaz una mente humana. Por ejemplo, no son capaces de responder a indicaciones más largas que un tuit. Además, aunque la IA ya es bastante buena produciendo imágenes estáticas, textos escritos (aunque sean breves) y vídeos cortos, tiene dificultades con las formas artísticas que se desarrollan durante periodos de tiempo más largos, como la música. Los intentos de programas como OpenAI Jukebox de imitar el estilo de artistas populares, como los Beatles, por ejemplo, requieren muchos retoques por parte de un ser humano para ser remotamente pasables. Sus ‘composiciones originales’ se desmoronan en un caos incoherente e ininteligible al cabo de solo unos pocos segundos. Al menos por ahora, Sir Paul McCartney puede estar tranquilo.
Parte del problema es que la subjetividad es inmensamente complicada, y aunque la IA pueda mejorar en función del desarrollo tecnológico, se trata de algo más que una mera cuestión de potencia de cálculo. Los seres humanos somos muy hábiles para saber cuándo una pieza musical o una imagen están ‘desencajadas’. Pero esto es muy difícil de cuantificar de la forma en que una máquina puede entenderlo.
Esto también explica la calidad pesadillesca de muchas imágenes generadas por la IA, en las que las personas tienen 12 dedos en cada mano y otras deformidades corporales. Estas distorsiones son el subproducto de la combinación de miles de imágenes que la IA no puede realmente comprender. Estos rasgos son erróneos, pero la IA no tiene forma de saber intuitivamente lo que es correcto.
¿Sustitución de los artistas humanos?
Aunque las IIAA generativas no son realmente creativas y aún les queda mucho camino por recorrer incluso para copiar el arte hecho por el hombre, hay algunas aplicaciones para las que ya son ‘suficientemente buenas’. Varias empresas tecnológicas utilizan las IIAA para producir textos web básicos, y plataformas de procesamiento de imágenes como Photoshop utilizan la IA para la corrección de imágenes. Una empresa rusa de diseño comercial utilizó un sistema de IA (bajo el seudónimo de Nikolái Ironov) que había sido entrenado con imágenes vectoriales dibujadas a mano para desarrollar diseños ‘originales’.
Es revelador que las IIAA sean más aplicables a algunas de las tareas menos ‘creativas’ de la industria de los medios de comunicación. También han demostrado ser populares para fines sórdidos, como lo atestigua la floreciente subcultura de los ‘entusiastas’ de la pornografía con IA y el creciente uso de la IA para crear ‘falsificaciones profundas’, en las que el rostro de una persona puede superponerse a contenidos pornográficos (o a cualquier otra cosa).
Aparte de estas aplicaciones cutres, la IA es ahora lo bastante competente en la generación de imágenes y textos como para que los artistas en activo empiecen a considerarla, no como “colaboradores artísticos” —como Cheng espera— sino como una competencia no deseada. El año pasado, Charlie Warzel, redactor de Atlantic, se vio en el centro de una tormenta en tuits tras publicar una edición del boletín de la revista con una imagen del teórico de la conspiración Alex Jones, generada por la IA Midjourney. Muchos ilustradores comerciales se enfurecieron por el hecho de que una comisión prestigiosa fuera a parar a manos de una red neuronal. El caricaturista Matt Bors comentó:
“No es que haya toneladas de ilustración llevándose a cabo en línea… Si entras en un sitio web, la mayoría de las imágenes están alojadas en otro lugar. Los artículos están llenos de tuits incrustados o publicaciones de Instagram o fotografías de archivo. El fondo provino de la ilustración hace ya un tiempo, pero el arte de IA parece algo que devaluará al arte a largo plazo”.
Otros artistas se han opuesto a las tendencias plagiarias de la IA generativa. Una búsqueda en Google del artista polaco Greg Rutkowski arrojará miles de imágenes que nunca creó, porque su estilo es muy popular entre los entusiastas del arte de la IA. Y la ley no ofrece protección a los artistas en activo. En 2022, la Oficina de Derechos de Autor de los EEUU afirmó que no puede hacer valer los derechos de autor sobre el arte generado por IA, porque las obras de arte son “fruto del trabajo intelectual… fundado en los poderes creativos de la mente [humana]”. Sobre este punto, ¡incluso estamos de acuerdo! Sin embargo, en el capitalismo, donde los estilos originales de los artistas forman parte de su valor de mercado, esto es un problema para los creadores individuales, y beneficioso para los patrones y los especuladores adinerados.
La Sociedad por los Derechos de Autor del Diseño y las Artes (Design and Artists Copyright Society, DACS), que recauda pagos en nombre de los artistas por el uso de sus imágenes, afirma: “No existen salvaguardas para que los artistas […] puedan identificar en las bases de datos las obras que se están utilizando y excluirse”. Por ello, a Jon Juárez, artista que ha trabajado en prestigiosos estudios de videojuegos como Square Enix y Microsoft, le preocupa que las IIAA puedan servir de “lavadoras de la propiedad intelectual”. Afirma: “Si una gran empresa ve una imagen o una idea que le puede ser útil, sólo tiene que introducirla en el sistema y obtendrá resultados miméticos en segundos, no tendrá que pagar al artista por esa imagen”.
Los artistas de concepto del sector del cine, la televisión y los videojuegos se han quejado de que la IA pronto les expulsará del mercado o, en el mejor de los casos, les convertirá en meros “supervisores” de las máquinas. Bruce (nombre ficticio), un artista que ha trabajado en juegos independientes galardonados, afirma en Kotaku:
“El objetivo final de un posible empleador no es facilitarme el trabajo, sino reemplazarme, o reducir todos mis años dedicados a perfeccionar mi oficio a un aburrido piloto de aprendizaje automático, en el que estoy entrenado para dirigir vagamente un software equivalente en cientos de direcciones diferentes hasta que por casualidad escupe un activo que podríamos utilizar de forma factible en un juego… Podría imaginar fácilmente un escenario en el que utilizando la IA un solo artista o director artístico podría ocupar el lugar de entre 5 y 10 artistas de nivel básico.”
El potencial de la IA para sustituir a los artistas humanos por máquinas (que no cobran un salario por su trabajo) no pasa desapercibido para los capitalistas del sector tecnológico. No es casualidad que las tecnologías de IA generativa más potentes pertenezcan a empresas tales como Google (Imagen), Meta (Make-A-Scene) y a Elon Musk (DALL-E 2). A estos peces gordos les importa un bledo si el arte creado por la IA es bueno, sólo si acaso puede utilizarse para reducir costos y aumentar sus beneficios. Esto resume la actitud filistea de los capitalistas, que no tienen interés alguno en el arte y la cultura a menos que puedan explotarlos de alguna manera. No valoran en absoluto el tiempo, el cuidado y el orgullo que los artistas invierten en desarrollar su oficio. Al contrario, esto sólo encarece su contratación.
Los artistas en activo ya se enfrentan a un mercado en el que su trabajo está infravalorado o mal pagado —¡y si es que se les paga! A menudo se espera que los artistas comerciales trabajen gratis, hasta el punto en que la expresión “pago por exposición” se ha convertido en un chiste habitual en el sector. En este contexto, no es de extrañar que la IA, que puede producir enormes cantidades de trabajo sin exigir un salario, sea tratada con recelo.
En el capitalismo, la función de las máquinas es poner más poder productivo bajo el manejo de menos trabajadores, abaratando las mercancías para aventajar a la competencia y aumentar los beneficios. Como consecuencia, aumenta el desempleo y la mano de obra cualificada es sustituida cada vez más por mano de obra no cualificada. Los artistas y escritores temen un futuro en el que, si es que consiguen trabajo, se limiten a ‘retocar’ la producción de las máquinas, por una tarifa inferior a la que exige su actual conjunto de habilidades especializadas. En el pasado, la marcha del desarrollo capitalista sustituyó a los artesanos que fabricaban productos a mano por flotas de trabajadores que manejaban maquinaria industrial en las fábricas. Hoy en día, la IA y la automatización están socavando también las profesiones de la clase media. En un artículo publicado en enero de 2023 en el Atlantic, titulado “How ChatGPT Will Destabilize White-Collar Work” (Cómo el ChatGPT desestabilizará el trabajo de oficina), se afirma:
“En los próximos cinco años, es probable que la IA empiece a reducir el empleo de los trabajadores con estudios universitarios. A medida que la tecnología siga avanzando, será capaz de realizar tareas que antes se pensaba que requerían un alto nivel de educación y destreza. Esto podría provocar un desplazamiento de trabajadores en determinadas industrias, ya que las empresas buscan reducir costos automatizando procesos.”
La marcha implacable del capital obliga a todas las capas trabajadoras de la sociedad a convertirse en meros apéndices de las máquinas, o a enfrentarse al desguace. Como explica Marx:
“La parte de la clase obrera así convertida en superflua por la maquinaria, es decir, convertida en una parte de la población que ya no es directamente necesaria para la autovalorización del capital, o bien se hunde en el contexto desigual entre la antigua producción artesanal y la producción manufacturera y la nueva producción automatizada, o bien inunda todas las ramas más fácilmente accesibles de la industria, anega el mercado de trabajo y hace que los precios de la fuerza de trabajo caigan por debajo de su valor… [la máquina] produce una miseria crónica entre los trabajadores que compiten con ella.”
La ira actual contra las IIAA tiene ecos del movimiento ludista del siglo XIX / Imagen: dominio público.
El enfado contra la inteligencia artificial tiene ecos del movimiento ludista del siglo XIX. En él, los trabajadores, sumidos en el infierno de la producción industrial primitiva y alienados de los productos de su trabajo, volcaban su ira contra las máquinas que encarnaban su miseria crónica. En realidad, el sistema capitalista fue el responsable de que los grandes logros de la industria se convirtieran en grilletes para el cuerpo y el espíritu humanos. Hoy en día, las nuevas tecnologías están sometiendo a sectores de la intelectualidad a una presión similar y provocan una animosidad parecida entre el hombre y la máquina.
¿Podría la IA ser una fuerza para el bien?
En una sociedad socialista planificada democráticamente, la maquinaria, la automatización y la IA liberarían a la humanidad de tareas aburridas y peligrosas. El tipo de ‘relación mutuamente beneficiosa’ de la que algunos hablan hoy en día sólo podría existir realmente en una sociedad en la que estas tecnologías no fueran propiedad privada de corporaciones capitalistas; una sociedad en la que el desempleo y la preocupación por los derechos de autor fueran relegados al basurero de la historia, junto con el propio régimen de la propiedad privada, lo que significaría que los artistas serían libres de crear y compartir su trabajo como quisieran.
Las IIAA generativas tienen el potencial de aportar muchas ventajas. Estas herramientas tienen la capacidad de ahorrar mucho tiempo: sirven como caja de resonancia digital, para reelaborar rápidamente a partir de ideas. También podrían encargarse de tareas básicas de diseño, como el estampado de la tela de los asientos de los transportes públicos, por ejemplo; o generar textos aburridos y puramente funcionales, como mensajes de información pública y folletos instructivos. Esto liberaría las mentes y manos humanas para formas más elevadas de creatividad.
Además, podrían mejorar las artes existentes. Ya se utilizan para tareas como la restauración de películas, la programación y ciertos procesos de edición fotográfica. La IA podría utilizarse para aumentar la profundidad, precisión y complejidad de todas las artes visuales: renderizando texturas, sombras y luz solar con minucioso detalle en un instante, liberando a los seres humanos para la composición y la innovación.
Toda nueva tecnología creativa (desde los instrumentos polifónicos hasta la fotografía) encierra el potencial de ampliar las capacidades de la humanidad, elevar nuestras miras y abrir nuevas oportunidades artísticas. Sin embargo, el capitalismo actual se encuentra en un callejón sin salida y ha arrastrado a la cultura a un atolladero. Aprovechar plenamente los beneficios de la IA exigiría una planificación racional, en lugar de la producción anárquica de ganancias privadas, bajo la cual se produce el desplazamiento de la mano de obra, la reducción del nivel de vida de los trabajadores y las clases medias, y la homogeneización de la cultura. No es casualidad que la ansiedad por la IA aumente en un momento en el que la crisis cada vez más profunda del capitalismo está empobreciendo no sólo a la clase trabajadora, sino también cada vez más a las clases medias.
La IA no ha trascendido a la humanidad y (a pesar de las reservas de Nick Cave) no tiene por qué condenarnos. Pero bajo el capitalismo, podría empeorar nuestras vidas y nuestra cultura. Liberar la cultura de la mano muerta del capital es una tarea revolucionaria, que sólo puede ser llevada a cabo por la clase obrera. En última instancia, una vez abolida la sociedad de clases, el arte dejará de ser un juguete de los ricos o una mercancía que explotar para obtener beneficios. Pertenecerá a toda la humanidad y aprovechará plenamente nuestros avances tecnológicos para alcanzar cotas desconocidas.
Mientras que el resto del mundo es sacudido por la quiebra de los bancos en Estados Unidos y Suiza, en México parece —solo en apariencia- que la situación económica está en un segundo término, el escenario principal lo ocupa la batalla entre los partidos de la derecha y el gobierno de López Obrador. El punto de conflicto es el régimen “democrático” que dicen defender los dos bandos, por un lado la derecha rechaza el Plan B de AMLO acusándolo de ser autoritario y querer “someter a la democracia” al antojo del presidente. El otro bando acusa a la derecha de utilizar al INE para someter a la democracia en favor de unos cuantos potentados.
Para los contrincantes de esta batalla, la democracia se convierte en algo abstracto y casi sagrado, un remedio místico, como si, quien tenga la verdad sobre “la democracia” va a tener la verdad sobre lo correcto e incorrecto en la política mexicana. El marxismo tiene una posición sobre la batalla que se está librando, pero también sobre la mentada democracia que se dice defender, y que se toma como panacea para la vida política y moral del país.
¿Qué es la democracia?
Lenin en 1919 decía que, en la batalla por justificar el régimen capitalista, la burguesía y sus aliados en el movimiento obrero, forcejeaban entre argumentos ideológico-políticos en torno a la democracia y la dictadura, lógicamente se condenaba la dictadura y se defendía a la democracia. El dirigente revolucionario decía que esta discusión era una falacia e hipocresía, porque se hablaba de “democracia” y “dictadura” en forma general sin considerar que clase estaba detrás de ellas. Dice textualmente: “Porque en ningún país capitalista civilizado existe la “democracia en general”, pues lo que existe en ellos es únicamente la democracia burguesa, y de lo que se trata no es de la “democracia en general”. (Lenin, Tesis e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado)
Estas palabras son clave para entender la posición que tienen los marxistas con respecto a lo que sucede en el país, esta batalla por el control del INE y los paladines de la democracia. Los marxistas no concebimos a la democracia como algo abstracto, sino como un régimen que la burguesía puede utilizar para esconder la dictadura del capital, por ello no hablamos de defensa de la democracia en abstracto, porque estaríamos defendiendo solo una de las caretas que utiliza la burguesía para mantener su régimen.
La derecha se opone al Plan B del gobierno porque no quiere perder sus privilegios económicos y mantener al INE como un instrumento de golpeteo político, defiende una forma de democracia burguesa, más corrupta y allegada al gran capital, podríamos decir una democracia más clásica, a la mexicana, como siempre ha sido. El planteamiento del gobierno de ahorrar dinero recortando altos mandos del INE, acotándole su poder político y planteando más transparencia, un INE sin corrupción; no está defendiendo una forma de democracia diferente en su contenido sustancial, es decir de clase. Lo que está haciendo es mejorar la democracia burguesa para que sea menos corrupta y más transparente.
Como decía Lenin, es una batalla política, un forcejeo entre dos concepciones de como ver a la democracia burguesa. En el caso de los planteamientos para mejorar al INE por parte del gobierno, en ningún momento pone en entredicho si esa “democracia” que defiende es para mantener el régimen del capital, al cual respalda y fortalece.
Nosotros oponemos a la democracia burguesa el régimen de democracia obrera o proletaria, un régimen, no solo más democrático porque todos los representantes están escogidos de forma directa por las fábricas o territorios determinados con derecho a revocabilidad inmediata, sin altos salarios -lo cual es un acto de corrupción institucionalizado en el régimen de democracia burguesa y aceptado por todo mundo-, con una rotatividad efectiva de todos los trabajadores y pobladores en general, etc. En otras palabras, el sistema por el que luchan los marxistas, no solo es más democrático y representativo que la democracia burguesa, es mucho menos corrupto y transparente, ligado de forma directa a las bases del pueblo.
Pero lo más importante de un nuevo sistema de democracia obrera o proletaria, es que se tiene que elegir sobre bases totalmente diferente, porque no va a defender la dictadura del capital, sino los intereses de los trabajadores. Para lograrlo tendrá que abolir la propiedad privada de los medios de producción y nacionalizar bajo control obrero las grandes fábricas, empresas y centros bancarios, para poner todos los recursos a disposición de las necesidades de la población.
El régimen de la burguesía solo promete elecciones más limpias cada cierto tiempo, donde las cupulas corporativas de los partidos y la clase económicamente dominante son las que dominan y deciden todo. Este sistema de democracia burguesa tiene como fin defender los intereses de la clase burguesa, de los más ricos. Para lograrlo se asegura que los diputados y senadores piensen como ricos, porque los vuelven millonarios con los salarios, los compromete con las leyes preestablecidas, que fueron promulgadas para defender el régimen de opresión capitalista. Como dice Lenin en el texto antes citado:
“Todos los socialistas, al explicar el carácter de clase de la civilización burguesa, de la democracia burguesa, del parlamentarismo burgués, han expresado el pensamiento que con la máxima precisión científica formularon Marx y Engels al decir que la república burguesa, aun la más democrática, no es más que una máquina para la presión de la clase obrera por la burguesía, de la masa de los trabajadores por un puñado de capitalistas.”
No tenemos ninguna ilusión de que el Plan B del gobierno va a traer una democracia plena, ni a favor de los explotados.
¿Y que postura tenemos frente al conflicto actual?
Una vez dicho lo anterior, no somos ajenos a los conflictos que hay entre las diferentes alas o facciones de la política burguesa, no podemos ser omisos a las movilizaciones que organiza la derecha donde las consignas piden la restricción a medidas democráticas básicas como las elecciones. Una de las pancartas que se exponía en la última marcha de la derecha decía más o menos así: por culpa de un voto inconsciente y desinformado pagamos todos, esto es un llamado a suprimir las elecciones.
La derecha agita en pro de la democracia para golpetear a sus enemigos y animar a su base, los sectores más reaccionarios, para salir a las calles. Les inyecta confianza al tiempo que las movilizaciones son más grandes y pueden llenar el zócalo por primera vez después de que perdieron las elecciones de 2018. Está claro que este sector de la burguesía es el más podrido y reaccionario y que su defensa de la democracia es más demagogia para recuperar fuerza y no perder lo poco que les queda en el aparato estatal, por ejemplo el control del INE.
Por su parte, el presidente también ha llamado a la movilización del 18 de marzo como una respuesta a las movilizaciones de derecha. Las masas volvieron a responder y llenaron el centro de la ciudad con 500 mil personas, según fuentes de las autoridades de la Ciudad. Las mañaneras también son utilizadas para responder las calumnias y ataques de la derecha. El gobierno busca responder y dejar claro que la correlación de fuerzas está a su favor, pero sin hacer nada fuera de la legalidad burguesa para hacer valer sus propuestas. Al final, aunque se tiene mucha más fuerza que la derecha, estos tienen el control de ciertas herramientas que permite un sabotaje a iniciativas del gobierno, como el control del Poder Judicial, el INE, etc.
Los marxistas defendemos los derechos democráticos elementales dentro del capitalismo, no porque creamos que es lo máximo o porque tengamos confianza en que por medio de ellos vamos a encontrar nuestra liberación, sino porque, la forma en que los trabajadores pueden entender que sus problemas no se van a resolver teniendo más o menos democracia burguesa, es conquistar una democracia plena. En otras palabras, luchamos por los derechos democráticos dentro del capitalismo para demostrar que el problema no es la falta de democracia burguesa sino el sistema capitalista en su totalidad.
Es por esto que no somos neutrales en este conflicto y que nos posicionamos del lado de los que marcharon el sábado 18, de los trabajadores y pobres del campo y la ciudad, apoyamos críticamente al gobierno de AMLO se su lucha contra la derecha corrupta y violenta, al mismo tiempo decimos que el planteamiento de AMLO, en su defensa de la democracia burguesa, no va a solucionar nada para los trabajadores, porque el problema no es la democracia en sí, sino el régimen de opresión capitalista.
La lucha por una democracia plena necesariamente pasa por luchar contra el capitalismo
Una de las grandes diferencias que mantenemos con el gobierno de AMLO es que él, como reformista que es, no concibe un cambio fuera del capitalismo, por tanto, toda su política es para mejorarlo, hacerlo más funcional, menos corrupto, más habitable. De ahí su batalla fundamental con la derecha partidaria, que estaba acostumbrada a utilizar al Estado como un negocio personal con el cual hacerse millonarios en unos pocos años.
Las movilizaciones que convoca AMLO, todo el respaldo político que tiene ante la población que le apoya, lo utiliza para restablecer la credibilidad del estado burgués, de sus instituciones y su moral. Esto causa una gran confusión entre los activistas del movimiento obradorista y, en general, de la izquierda mexicana. Vivimos movilizaciones masivas, hay una corriente de opinión mayoritaria en el país que apoya sin cuestionar las medidas que toma AMLO, sus seguidores las replican y utilizan como si fueran las verdaderas causas por las que hay que luchar. Lo que están haciendo en realidad, es lavarle la cara a esas instituciones que durante toda la historia moderna del país han actuado para salvaguardar los intereses del gran capital y de los políticos corruptos.
Veamos el ejemplo del ejército, por ser el más explícito. Esta institución fue organizada como salvaguarda de los intereses de la burguesía. Son los garantes de hacer cumplir la constitución y la constitución defiende los intereses de la burguesía. Es un instrumento de opresión violenta contra cualquier adversario que se atreva a cuestionar el régimen establecido, así lo ha demostrado su actuar en los últimos 100 años. AMLO dice que son leas les, que es pueblo y les entrega un poder económico y político que no habían tenido desde la época de la revolución.
Esta misma política la réplica en todos los espacios del estado y a todos los niveles de la democracia burguesa. Promueve cambios morales y administrativos como solución para purificarlos de su maldad, sin entender que estas instituciones son parte de un entramado de dominación de una clase sobre otra.
Para los marxistas, luchar por una verdadera democracia implica, en primera instancia, arrebatar el gran capital un puñado de parásitos que se hace millonarios a cosa de la explotación de los trabajadores. Con ese dinero se podría crear buenas escuelas, buenos trabajos, mejor infraestructura, elevaríamos el nivel cultural de la población en poco tiempo, recortaríamos los horarios laborales para que la gente tenga tiempo para dedicarse al deporte, el arte o la política. Los funcionarios estatales se reducirían al mínimo adecuando la nueva tecnología para que todo fuera digital. El ejército y la policía fueran sustituidos por el pueblo armado, comités organizados de los barrios y las empresas. Los altos salarios de los diputados y senadores y demás burocracia del poder judicial serían sustituidos por tribunales populares, los representantes de los trabajadores tendrían un salario de un obrero cualificado, etc.
Pero, como ya lo dijimos, esto pasa por terminar con el capitalismo y con su aparato estatal e instituciones, su constitución. A este objetivo debería de ser orientada la energía y fuerza del movimiento de masas que hoy apoya a AMLO, para crear una nueva sociedad, no tratar de justificar y lavar la cara a la vieja.
Estas ideas las defendemos abiertamente, vamos al movimiento de masas que convoca AMLO a explicarlas y tratar de convencer a la gente de ello. Somos una minoría, pero no por eso renunciamos a luchar por nuestros objetivos dentro de la juventud y el movimiento de masas. Pensamos que sólo el marxismo puede dar claridad en esta lucha actual. Te invitamos a que te organices y luches con nosotros por el socialismo.
Desde el 1° de febrero se iniciaron negociaciones sobre el pliego petitorio de los profesores, representados por la sección 60 del SNTE y la administración del IPN. A estas alturas ya tendría que haberse llegado a una conclusión respecto al conjunto del pliego, no obstante lo único concreto que se ha presentado es: la basificación de 16,000 horas para interinatos de profesores de base y la apertura de un proceso de compactación, respecto a lo cual no hay certeza de que existan plazas para todas las solicitudes.
Uno de los aspectos mas preocupantes es el tema del aumento salarial, especialmente porque la inflación del año anterior rondó el 8% y según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico la cifra para este 2023 será de un 6%. Un antecedente a tomarse en cuenta es que las AAPAUNAM, la asociación sindical de académicos de la máxima casa de estudios acordó un aumento del 4% directo más 2% en prestaciones, cuestión que la base magisterial repudió, lo cual se manifestó en la consulta para la legitimación de su Contrato Colectivo de Trabajo a través del ausentismo en la consulta llevada acabo para ratificar el acuerdo, lo que ha llevado a la Secretaría del Trabajo a pedir la repetición del proceso en condiciones en que todos los docentes puedan participar.
Mal haría la comisión negociadora de la sección 60 en avalar un aumento similar al señalado, la única manera de resarcir la perdida del poder adquisitivo seria con al menos un 10%, la demanda de partida del sindicato ha sido de un 20%. En nuestra opinión debería sostenerse esta propuesta y rechazar ofertas como la planteada a la UNAM.
Otro aspecto es el tema de las horas de basificación. El IPN ha aumentado su matrícula de 180 mil a 220 mil alumnos de 2018-2022, mas de un 20%, mientras que el presupuesto no ha tenido un incremento real. La consecuencia ha sido una profunda precarización de las condiciones de trabajo; profesores cubriendo grupos en interinatos eternos. Por tal motivo, si bien 16,000 horas son importantes, es fundamental extender la basificación para el conjunto de docentes que así lo requieren, especialmente cuando el SNTE ha hecho público un compromiso del gobierno federal para basificar a los docentes que han cubierto seis meses y un día[1]. Por tal motivo no hay obstáculo real para que se otorguen al menos 90 mil horas para basificar a todos los docentes que así lo requieran en los diversos programas, incluyendo a aquellos compañeros y compañeras que por ser parte de alguna jefatura quedan al margen de los diversos programas existentes.
Todas estas necesidades requieren que se otorguen al menos 3,500 nuevas plazas para los distintos niveles, todas ellas necesarias para igualar la situación que el IPN tenía en 2018.
Obviamente, el problema en el IPN no se reduce a las condiciones salariales, los docentes del politécnico desarrollan actividades de creación de material didáctico, diseño y rediseño de programas e investigación tanto para actividades presenciales como en línea. La dignificación de la labor docente implica reconocer todo este trabajo y darle un mayor peso en actividades como la promoción docente, la obtención de becas, entre otras áreas.
Estas y otras demandas deben discutirse por medio de asambleas en todas las escuelas del IPN, como ya se ha hecho en el CECyT 5, de tal manera que se genere un compromiso hacia la comisión negociadora en torno a los temas de mayor trascendencia para los trabajadores docentes.
Obviamente el problema de la comisión negociadora es defender las demandas mas sentidas de la comunidad docente, no obstante el elemento central que debe dar respuesta es la autoridad del IPN y el gobierno federal, particularmente la secretaría de hacienda, ante los cuales se debe hacer sentir la base trabajadora.
En otros tiempos en que la comisión se sentaba sólo a negociar, hoy las cosas han cambiado. Es preciso que la comunidad docente se movilice, que muestre que está dispuesta a pasar de peticiones por escrito a movilizaciones, tanto dentro como fuera de las instancias del IPN.
Es verdad que se puede argumentar que la situación económica del país no es tan buena, no obstante es lo mismo que se nos ha dicho durante los últimos 40 años, que tenemos que sacrificarnos, que debemos hacer más con menos, pero ¿hasta cuándo? ¿Hasta que el deterioro se vuelva irremediable?
Ante estas circunstancias no se puede eludir la posibilidad de cualquier tipo de acción, desde la movilización en las calles a diversos tipos de paros de labores, con la debida consulta y realización de asambleas en los centros de trabajo. La debilidad invita a la agresión y lo menos que puede hacer el magisterio politécnico es mostrarse débil. No podemos, ni debemos permitir que esto suceda, los tiempos de guardar silencio deben terminar o de lo contrario en poco tiempo ya no habrá politécnico que defender.