El día jueves 21 de junio, a través de Facebook live, conocimos en voz de Nayib Bukele la decisión que él y sus asesores tomaron para poder participar en la contienda presidencial. En un video corto, Nayib explicó que el proceso por inscribir Nuevas Ideas continuará, pero como los tiempos para desarrollar todo la actividad de votación interna, dentro del nuevo partido no se podrían realizar, la candidatura se inscribirá con el partido de centro izquierda Cambio Democrático.
Han pasado casi dos meses desde que el movimiento Nuevas Ideas recolectó alrededor de 200,000 firmas, en una maratónica jornada de 3 días de duración, donde la gente respondió de manera enérgica respaldando la inscripción del partido. Desde entonces, la respuesta de la clase dominante y de los partidos del régimen ha sido un bloqueo sistemático y antidemocrático en contra de la iniciativa; dicho bloqueo ha ido encaminado a desanimar las ilusiones de los grupos de Nuevas Ideas y acorralar a NB a sentar una alianza con algún partido corrupto del régimen.
En estos dos meses los grupos orgánicos de Nuevas Ideas, sin dirección clara y por convicción propia, han luchado enérgicamente movilizándose constantemente al tribunal una y otra vez, muchas veces sin el consentimiento de los emisarios o del mismo NB, que en algunas ocasiones han preferido negociar por arriba antes que utilizar el poder de los grupos organizados a fin de obligar al TSE a dar una respuesta rápida. Mientras se esperaba los resultados del Tribunal, que desde antes se sabía que iban a ser negativos, los grupos ejercieron presión por todos los medios posibles, incluso apelando a la solidaridad internacional a través de los organismos internacionales con campañas de firmas virtuales para acelerar el proceso en el Tribunal. Pero nada de esto ha tenido resultados factibles.
Ante esto, Nayib anunció ayer su plan “B”: la alianza con el partido Cambio Democrático, que permite las condiciones para poder participar en las presidenciales por ahora, por ser un partido legal con un diputado en la Asamblea Legislativa y con los votos suficientes en las elecciones recién pasadas. Seguramente habrá otras cosas que definir, pero por ahora las posibilidades de que Nayib Bukele participe son mayoritariamente factibles.
Sin embargo, la coalición de Nuevas Ideas y Cambio Democrático servirá como una línea de freno a las aspiraciones de cambio que tiene el movimiento, en la nota filtrada por El Faro del jueves pasado se decía claramente las condiciones de la negociación: “Para este partido -CD-, también se debe poner sobre la mesa la definición del programa de gobierno, con propuestas claras para los principales retos del país en materia económica, política y social”. Con esto dejan claro que impondrán sus líneas en el programa de gobierno. Estos partidos que se definen de centro izquierda normalmente son fundados por intelectuales que no se quieren ver vinculados al programa de la verdadera izquierda, que pone en el centro de la mesa la necesidad de que los trabajadores controlen a través de la organización consiente sus recursos (energía, tierra, agua, entre otros) el uso y las ganancias de estos al servicio de la sociedad. A los socialdemócratas esto les parece intolerable, para ellos lo principal es buscar que el Estado funcione de manera más humana. Hay un historial de los fracaso de la socialdemocracia en el mundo entero.
La socialdemocracia es la inspiradora de que a través de los cambios graduales y paulatinos las masas algún día, -no se sabe si 50 o 100 años después-, por fin puedan vivir en condiciones dignas, promulgan la mayoría parlamentaria y obvian el carácter de clase del Estado burgués que por naturaleza es reaccionario y está a disposición y al servicio de los amos del país. No importa si hay buenas personas o no, las leyes y aparatos están diseñados no para mejorar las condiciones de los oprimidos, sino para crearles falsas esperanzas y mantenerlos oprimidos. Todos los gobiernos socialdemócratas han terminado sucumbiendo a las presiones del imperialismo, desarrollando recortes sociales contra los trabajadores y aplicando las recetas del FMI, los gobiernos de corte socialdemócratas son totalmente odiados en Francia, Alemania, Portugal, Grecia, y los pálidos reflejos de esos gobiernos en América Latina también han fracasado servilmente frente al imperio o han sido derrocados por la reacción, tal es el caso de Brasil, Argentina, Ecuador y el mismo FMLN que puede entrar en esa misma categoría.
La alianza no debe limitar el programa de Nuevas Ideas, el cual debe surgir de las necesidades que las bases tienen por querer cambiar sus condiciones de vida que están siendo minadas por el capitalismo voraz, para esto NB debe confiar en el potencial de los grupos que constituyen Nuevas Ideas y construir el programa desde abajo, fortaleciendo los mecanismos de participación y el debate de las propuestas. Se debe confiar en el potencial de la gente, que sabe claramente que es lo que se necesita hacer para que sus condiciones de vida cambien.
Durante todo el proceso de lucha de los últimos dos meses los grupos de Nuevas Ideas han demostrado tener iniciativa, convicción y energías para luchar, lastimosamente esa energía de las masas, no está siendo canalizada inteligentemente. No es un secreto que tras NB hay una gran cantidades de jóvenes y trabajadores que simpatizan con su candidatura, si Nayib en estos dos meses hubiese utilizado la fuerza de las masas para presionar al régimen representado en el Tribunal Supremo Electoral la respuesta a inscripción del partido y su inscripción hubiese sido diferente; la burguesía le teme al poder de las masas en las calles, lo estamos viendo en la lucha por el agua donde los representantes de los empresarios en la Asamblea Legislativa han tenido que salir a retractarse y considerar aprobar o no la ley reaccionaria.
Si NB de verdad quiere evitar el regreso de ARENA al país, algo que todos los de izquierda queremos evitar, tendrá que hacer uso de la movilización y de todos los métodos tradicionales de lucha de la clase trabajadora, hoy ha sido solo un bloqueo antidemocrático, lo próximo puede ser el fraude electoral y eso solo puede detenerse a través de la lucha constante y consiente en las calles. Pero primero hay que darle a las masas las facultades y la claridad de cómo y porqué luchar así como también enmendar la imposición de la alianza con el CD, que no fue consultada con nadie que pertenezca orgánicamente al movimiento Nuevas Ideas, por tanto fue una decisión antidemocrática, aunque haya sido una maniobra para acabar con el bloqueo de la candidatura no se justifica en nada. Una consulta rápida a los grupos hubiese bastado para darle credibilidad a la decisión y a la vez hubiese servido para elevar el nivel politico de las bases.
En el próximo periodo, si NB quiere seguir siendo una alternativa para impedir el regreso de ARENA debe proponerse dos cosas fundamentales:
Abrirse a la democracia interna para que las bases puedan elegir a sus direcciones de forma democrática, por delegados locales, departamentales, a nivel nacional y con representación de los grupos en el extranjero, con base al voto de la mayoría, y que estas direcciones sean revocables en cualquier momento por el conjunto que le ha votado. Acabar con la horizontalidad que no ha servido más que para generar el arribismo, oportunismo y el transfuguismo, además que entrampa el avance del movimiento con la usencia de una dirección democráticamente elegida.
Desarrollar un debate a nivel local y nacional sobre el programa de gobierno la estrategia y las tácticas a aplicar. Que pueda ser votado y ratificado en una asamblea nacional con participación de delegados elegidos democráticamente en todos los grupos.
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia, el 17 de junio, dio la victoria al candidato reaccionario de derecha, Iván Duque (respaldado entre bastidores por el ex presidente Álvaro Uribe), que recibió el 54% de los votos (10 millones). Sin embargo, fue la primera vez en la historia que un candidato atacado por la clase dominante como un peligroso “comunista”, Gustavo Petro, llegó a la segunda vuelta y recibió un muy respetable 42% (8 millones de votos).
La campaña estuvo extremadamente polarizada y provocó un alto nivel de interés político entre la población.
El antecedente inmediato de estas elecciones fue la firma de un acuerdo de paz entre el Estado colombiano y la guerrilla de las FARC en 2016, acuerdo que fue derrotado en un referéndum celebrado en octubre de ese año y que finalmente fue firmado en forma enmendada. El referéndum demostró la fuerza de la oligarquía colombiana, que fue capaz de movilizar a grandes capas de la población contra el acuerdo de paz. Esto lo hizo a través de una combinación de intimidación, compra de votos, clientelismo, una campaña histérica en los medios de comunicación, etc. El equipo de campaña de Iván Duque, candidato de la parte más reaccionaria de la clase dominante colombiana, estaba ligado al paramilitarismo y al narcotráfico, así como a los intereses de los grandes ganaderos.
En la primera vuelta de las elecciones del 27 de mayo surgieron dos candidatos claros: Duque con el 39% y Petro con el 25%. El mal resultado para Vargas Llera (7%), el candidato respaldado por el actual presidente Juan Manuel Santos, mostró cómo toda la derecha se reunía detrás de Iván Duque para impedir la victoria de Gustavo Petro. Por lo tanto, el “enorme éxito” de Santos en lograr un acuerdo de paz con las FARC no se tradujo en las urnas.
Además de los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta, el único candidato que tuvo un voto significativo fue el “centrista” Sergio Fajardo, con el 23% de los votos, que era el candidato de una fracción local de la clase dominante con sede en la región de Antioquia (el Grupo Empresarial de Antioquia). Cabe mencionar que el MOIR maoísta apoyó a Fajardo en la primera vuelta y luego (igual de escandaloso) pidió un voto en blanco en la segunda vuelta.
Intranquilidad en la clase dominante
El programa de Petro no era realmente de izquierda en ningún sentido significativo del término, pero logró generar entusiasmo y esperanza entre importantes capas de trabajadores y campesinos, así como odio y pánico entre la clase dominante. Lo que Petro representaba era modernizar el capitalismo colombiano, a través de un suave programa de reforma agraria y de “diversificar” la economía, alejándola de un modelo basado en la explotación de la minería y el petróleo. Estas propuestas económicas (que no iban más allá de los límites del capitalismo) se combinaron con una serie de reformas democráticas, resumidas en la idea de convocar una Asamblea Constituyente.
La campaña contra él lo pintó como un radical peligroso y utilizó todos los temas clásicos de la histeria anticomunista. Su anterior pertenencia a la organización guerrillera M19 fue utilizada en su contra y se lanzó una campaña de propaganda masiva para promover la idea de que era un representante del “Castro-Chavismo”, de la “violencia guerrillera” y que si era elegido “se embarcaría en una ola de expropiaciones al estilo de Chávez”, lo que hundiría al país en una terrible crisis “como en Venezuela”. Esta campaña de miedo ciertamente tuvo un impacto.
La única manera de contrarrestar tal campaña habría sido darle la espalda a la oligarquía y explicar claramente que el capitalismo es el responsable de la pobreza, la violencia y la desigualdad de la sociedad colombiana y que la única manera de avanzar es poniendo la enorme riqueza del país al servicio de la mayoría.
Venezuela, por supuesto, jugó un papel importante a lo largo de la campaña y la clase dominante aprovechó plenamente la desastrosa crisis económica del país vecino para atacar a Petro. Para contrarrestar esto, habría sido necesario explicar que no es el socialismo lo que ha fracasado en Venezuela, sino los intentos de regular el capitalismo.
El giro a la derecha de Petro
En cambio, Petro dio un giro brusco a la derecha en la segunda ronda, moderando su lenguaje e incluso abandonando algunas de sus promesas clave de la primera ronda. Presentó sus “mandamientos de campaña” grabados en un pedazo de piedra. Las dos primeras fueron ¡”no a las expropiaciones” y “no a la asamblea constituyente”! Esto entró en contradicción directa con su principal promesa electoral de reforma agraria (que implicaría la expropiación de tierras de los propietarios que se negaban a hacerlas productivas).
Además, se distanció de Maduro y de la Revolución Bolivariana, pero no con críticas de izquierda, sino con críticas de derecha.
Las “Tablas de la Ley” de Petro
Su intención era clara: apaciguar a la clase dominante y tratar de contrarrestar su campaña de demonización, así como apelar a quienes habían votado a Fajardo en la primera vuelta. Esto, por supuesto, no funcionó. La única manera en que pudo galvanizar apoyo para sí en la primera vuelta fue precisamente porque apareció como un candidato radical que estaba dispuesto a llevar a cabo un cambio fundamental. Aquellos que querían votar por un candidato “razonable y moderado” siempre iban a votar por su rival Duque. Podría haber incrementado su voto radicalizando aún más su mensaje y apelando a las capas de la clase obrera, los campesinos y los pobres que no participaron en las elecciones (la abstención fue de casi el 46% en la segunda vuelta).
La campaña podría compararse con la de 2006, cuando la clase dominante colombiana dejó de lado sus diferencias y apoyó a un candidato, Uribe, por temor a permitir que ganara el PDA “centroizquierdista”. La comparación revela cuán diferente es la situación actual. En ese momento Uribe logró ganar con el 62% de los votos en la primera vuelta con una participación del 45%. El candidato del Polo Democrático y Alternativo, Gaviria, apenas obtuvo el 22%. Era la época del Plan Colombia, que significó una inyección masiva de dinero por parte del imperialismo norteamericano, y fue en el punto álgido del conflicto con las FARC. Esos dos factores ya no existen.
Un resultado significativo para Colombia
Los 8 millones de votos para Petro son de hecho muy significativos en el contexto de Colombia. Revelan cómo la salida de las FARC de la escena ha sido un factor positivo desde el punto de vista de la política de izquierda. El resultado es también un reflejo, aunque distorsionado, del creciente proceso de movilización de masas que ha tenido lugar bajo la presidencia de Santos, con importantes movimientos de estudiantes, trabajadores y campesinos.
Muchos de los que se entusiasmaron con la posibilidad de que Petro ganara se decepcionarán, por supuesto. Sin embargo, esto no es una derrota aplastante. Los resultados fueron sin duda los mejores recibidos por cualquier candidato considerado de “izquierda” en décadas. El resultado de las elecciones no tendrá un efecto desmoralizador en el proceso de lucha que está teniendo lugar. Es probable que tenga el efecto contrario, de envalentonar y fomentar el movimiento. Esto será visto como un primer paso, no como el último.
Ivan Duque en el poder es ciertamente una mala noticia para los trabajadores de Colombia. Incluso bajo Santos, que estaba comprometido con el proceso de paz, hubo una serie de asesinatos de líderes sociales (campesinos, defensores de derechos humanos, sindicalistas), incluyendo a muchos ex guerrilleros, en clara violación de los acuerdos. Esto se intensificará. Duque, un opositor de los acuerdos, hizo campaña sobre la base de enmendar ciertos aspectos de los mismos, pero no los rompió completamente. Sin embargo, sin duda llevará a cabo una política de ataques contra los trabajadores y campesinos, recortes en el gasto público y una continua impunidad para el Estado y las bandas paramilitares.
Habiendo visto el camino hacia el cambio fundamental bloqueado en el campo electoral, los trabajadores, campesinos y jóvenes no tendrán otra alternativa que enfrentarse a estas políticas en las calles a través de la movilización de masas y huelgas.
No hay futuro bajo el capitalismo
Una tarea clave es hacer un balance serio de la campaña de Petro y de su programa. He aquí un político cuyo objetivo declarado era modernizar el capitalismo colombiano, no derrocarlo. Y aún así, su programa creó pánico entre la clase dominante y provocó una reacción histérica “anticomunista”.
Hay que sacar una conclusión: no es posible modernizar Colombia bajo el capitalismo. La única manera de llevar a cabo las tareas democrático-nacionales pendientes (incluida la reforma agraria) es por medios revolucionarios y vinculándolas con las tareas socialistas de expropiación de la podrida y viciosa oligarquía colombiana, cuyas manos están empapadas de sangre. Al mismo tiempo, la perspectiva de la revolución en Colombia está íntimamente ligada al proceso revolucionario en toda América Latina.
La tarea de reunir las fuerzas iniciales de una tendencia marxista revolucionaria basada en esta perspectiva de revolución permanente, es hoy más urgente que nunca.
Las expectativas en la reciente reunión del G7 no eran altas, pero el resultado fue incluso peor de lo esperado. Por primera vez, el G7 terminó sin una declaración conjunta, y con Trump arremetiendo contra Canadá y la UE. La cumbre en Corea del Norte, por otro lado, terminó con todas las sonrisas y una declaración conjunta que prometía paz, desnuclearización y seguridad.
¿Quién está robando a los Estados Unidos?
Trump había amenazado con no asistir a la cumbre, y quizás, al final, los otros participantes habrían deseado que no hubiera asistido. La cumbre fue descrita como “cordial”, en oposición a la atmósfera “amigable” que uno podría haber esperado de tal reunión de aliados. Trump decidió que era un buen momento para acusar a sus aliados de “robar” a Estados Unidos. Lo más probable es que esto formara parte de la postura habitual de Trump: jugar a mostrarse como el hombre fuerte y luego esperar un acuerdo favorable para sus intereses cuando el polvo se haya asentado – pero tal postura tiene consecuencias.
Uno podría preguntarse, ¿quién está robando a quién? De acuerdo con la lógica de Trump, Estados Unidos está robando a Holanda, Bélgica y Australia, porque Estados Unidos tiene un superávit comercial con esos países. Un flujo de bienes, capital y servicios en una dirección, inevitablemente significa un flujo de dinero en la otra dirección. Por lo tanto, el dinero fluye hacia los EEUU en forma de inversiones y préstamos, que luego se utilizan para pagar los bienes y servicios que la economía de EEUU consume en el extranjero. Esta forma de describir las relaciones comerciales como un robo no tiene sentido.
Trump tampoco se molesta demasiado con los hechos, aun cuando no acompañen a sus declaraciones. Estados Unidos tiene un déficit comercial con Canadá cuando se trata de bienes, pero no cuando se trata de servicios; y en conjunto, Estados Unidos tiene un superávit comercial con Canadá. Las cifras de los aranceles también muestran que la UE y Canadá tienen prácticamente los mismos aranceles que los EEUU, en promedio, independientemente del caso de los productos individuales.
Todo esto demuestra que lo que está en juego aquí no es que los EEUU sean duros o que estén siendo utilizados por sus aliados, sino que Trump intenta redefinir las relaciones comerciales para el detrimento de sus aliados. Está intentando aumentar la producción manufacturera y el empleo en los EEUU a expensas de los principales socios comerciales de EEUU. En otras palabras, está exportando el desempleo y tratando de descargar los problemas sociales de la crisis en sus socios comerciales.
Esta es una expresión más evidente y radical de lo que todas las grandes potencias han estado haciendo durante los últimos años. La UE elevó los aranceles sobre algunos productos de acero chinos al 73,7 por ciento. Los chinos, a su vez, adoptan una serie de políticas que consisten básicamente en subsidiar a sus empresas, algo que la mayoría de los países occidentales han estado haciendo durante décadas con la agricultura. La lista continúa. En realidad, el libre comercio siempre fue limitado. Sin embargo, en los últimos 70 años se ha observado un movimiento constante hacia la liberalización del comercio, que ahora se está revirtiendo.
El imperialismo del libre comercio
Este enero marcó el 70º aniversario de la entrada en vigencia del GATT. El GATT fue el predecesor de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y tenía como objetivo eliminar las barreras comerciales que se habían establecido durante las décadas de 1930 y 1940. En ese momento, la posición de los Estados Unidos era que los excedentes comerciales no eran un problema. Los británicos (liderados por Maynard Keynes) insistían en que el comercio entre países debería equilibrarse a largo plazo. En aquel entonces, por supuesto, los Estados Unidos tenían un gran excedente (de alrededor del 10 por ciento del comercio).
Durante toda la segunda mitad del siglo XX, EEUU jugó el papel de impulsar el libre comercio, lo que benefició en gran medida a la industria estadounidense. Los EEUU surgieron de la Segunda Guerra Mundial con las industrias más eficientes y competitivas, y sus industrias tuvieron más que ganar con la apertura del comercio mundial. Fue un factor clave que contribuyó al auge de la posguerra. En este caso, los Estados Unidos desempeñaron el papel que Gran Bretaña había desempeñado en el siglo XIX: la apertura de nuevos mercados para el capitalismo mundial. En ese momento, por supuesto, Gran Bretaña era conocida como “el taller del mundo” y superaba a cualquier otro país del planeta.
Para poder desempeñar este papel, EEUU tuvo que gastar enormes sumas de dinero en sus fuerzas armadas, defendiendo lo que llamaron el “mundo libre” contra los Estados estalinistas y los movimientos antiimperialistas en los antiguos países coloniales. Desde el punto de vista del desarrollo de la industria en los Estados Unidos, este gasto fue una gran carga y algo a lo que otros países, en particular Alemania y Japón, no tuvieron que enfrentarse. En lugar de eso, podían gastar ese dinero en inversiones productivas, haciendo que sus industrias fueran más competitivas que las de EEUU. Lo mismo ocurre con las críticas de Trump a la intervención de Estados Unidos en Irak, donde cree que los contratos petroleros deberían adjudicarse a las compañías estadounidenses ya que Estados Unidos pagó la mayor parte de los costos de la intervención.
En ese sentido, Alemania y Japón han estado respaldándose en el imperialismo estadounidense, y las advertencias de Trump a sus aliados ahora para que aumenten los gastos militares no han sido arrancadas de la nada. Sobre este punto, Merkel y otros acordaron aumentar el gasto militar incluso “si fuera impopular en casa”, como dice el Wall Street Journal. Existe un claro reconocimiento de que los EEUU en este período no pueden manejar los asuntos conjuntos del imperialismo occidental por sí solos, o alternativamente, que no se puede confiar en que los EEUU lo hagan de la manera que a los alemanes, franceses y británicos les gustaría.
Nuevos aranceles
in embargo, cuando se trata del comercio, no hay acuerdo. Trump intenta obligar a otros países a aceptar términos de intercambio menos favorables. En esto, él está provocando la ira de sus supuestos aliados. Estados Unidos ha confiado durante mucho tiempo en la UE para que lo respalden en las grandes disputas internacionales, pero ahora Trump ha creado una disputa con todos sus aliados más importantes, al mismo tiempo que intenta obligar a China a aceptar nuevos términos de comercio. No es de extrañar que una gran parte de la burguesía estadounidense se lleve las manos a la cabeza.
Ahora, Trump amenaza con aranceles adicionales para los automóviles. Este sería un partido completamente diferente. Las exportaciones alemanas de automóviles a los EE.UU. valen $ 22.800 millones de dólares, $ 38.600 millones para Japón (6 por ciento de las exportaciones totales), $ 45.900 para Canadá (13 por ciento de las exportaciones totales). Esto contrasta con el aluminio y el acero, donde las importaciones estadounidenses son una fracción mucho más pequeña del valor. Queda por verse si Trump realmente lo llevará a cabo.
En el Congreso de los EEUU, la burguesía norteamericana está intentando presionar a Trump. Un nuevo proyecto de ley presentado al Congreso obligaría al presidente a buscar la aprobación del Congreso antes de aplicar nuevas tarifas. Lo más probable es que Trump vetará el proyecto de ley, pero una parte de la clase dominante está intentando recortar las alas del presidente con la expectativa, como lo expresa el Financial Times, de que la “cordura” regrese a la Casa Blanca. Hasta ahora, no han tenido mucho éxito.
Los partidarios de Trump (y él mismo) defienden sus negociaciones de alto riesgo argumentando que consigue resultados. Aparte de Corea (tanto del Sur como del Norte), es dudoso que consiga realmente algún resultado. The Wall Street Journal diplomáticamente lo dice así: “Los resultados hasta ahora no han sido mejores acuerdos comerciales, como afirma el Sr. Trump. Han sido el rencor y la mayor amenaza para el comercio mundial desde la Segunda Guerra Mundial”.
Los antiguos países coloniales a menudo han soportado el peso de los aranceles de los países avanzados, lo que ha afectado particularmente a los productos que exportan. Corea del Sur, Argentina y Brasil ya se han visto obligados a aceptar los términos comerciales de Trump. Así, particularmente para las naciones más pequeñas, las tácticas de matón de Trump están teniendo un efecto.
“Orden internacional basado en reglas”
Uno de los puntos de fricción durante el G7 fue una formulación particular sobre el comercio internacional basada en reglas y, por implicación, en instituciones multinacionales. Aunque hubo un acuerdo sobre el principio del libre comercio en general (sea lo que fuere lo que signifique), el equipo de Trump se opuso a una formulación propuesta por los europeos que apoyaban “el orden internacional basado en normas”. En cambio, los Estados Unidos querían “un [!] orden internacional basado en normas”. Así, efectivamente, la delegación de los Estados Unidos estaba declarando su falta de confianza en las instituciones internacionales existentes.
En realidad, Trump se opone al multilateralismo y ve a Estados Unidos atravesado por dificultades en la ONU, la OMC y la OTAN, así como en otros acuerdos comerciales multilaterales, como el TLCAN y el TPP. Como resultado, básicamente está tratando de forzar la renegociación de todos los principales acuerdos comerciales de los últimos 70 años, en beneficio de los EEUU. Trump está actualmente paralizando los procedimientos de resolución de disputas de la OMC para el próximo año al continuar bloqueando el nombramiento de nuevos jueces, y ya ha abandonado el TLCAN y el TPP.
Al explotar una cláusula existente en el acuerdo de la OMC que permite aranceles por motivos de seguridad nacional, en algo que tiene poco que ver con la seguridad nacional, Trump está socavando todo el acuerdo. ¿Qué impide que los europeos decidan que su industria cinematográfica es una cuestión de seguridad nacional y, por lo tanto, apliquen un arancel a las películas de Hollywood? La forma en que Trump lleva a cabo la diplomacia socava por completo la base sobre la cual se firman estos acuerdos. Además, lo hace por el poder que significa tomar la iniciativa en la aplicación de los acuerdos.
The New York Times, siendo firmemente Demócrata, apareció con titulares como “Trump derriba el orden comercial construido por los EEUU” y “Trump intenta destruir a Occidente”, y, por supuesto, tienen un punto de razón. Trump está intentando invertir todo el sistema conocido como globalización. La clase dominante a nivel internacional está tratando de rescatar lo que puede de las instituciones de cooperación internacional, particularmente con respecto al comercio mundial.
En Gran Bretaña, el Financial Times declaró que “Estados Unidos ha abdicado de sus responsabilidades” y argumentó que el G6 (G7 sin EEUU) debe “intentar eludir a Trump firmando acuerdos comerciales que excluyan a EEUU y mantener el aparato de cooperación global lo más funcional posible para cuando la cordura regrese a la Casa Blanca”.Como cuestión aparte, esta actitud de la Casa Blanca hacia sus aliados occidentales no está haciendo ningún bien a los británicos. May y su Partido Conservador esperaban un acuerdo comercial fácil con los EEUU como una forma de contrarrestar el Brexit. Trump ha dejado en claro que cualquier acuerdo de este tipo tendrá que ser bajo los términos de los EEUU. Esto pone a May y a su gobierno en una posición aún más difícil precisamente cuando se enfrenta una rebelión tory sobre el Brexit.
Un nuevo período de turbulencia
La crisis de 2008 ha puesto de relieve una serie de contradicciones en las relaciones mundiales que se han gestado durante algún tiempo. Estados Unidos, aunque sigue siendo la potencia mundial predominante, se ha vuelto relativamente más débil, y lo mismo es cierto para el conjunto del G7. En 1960, los EEUU constituían el 40 por ciento de la economía mundial, mientras que hoy solo representan el 23 por ciento. La UE ha tenido un desarrollo similar, donde en 1980 los países que actualmente conforman la UE representaban el 34 por ciento de la economía mundial, mientras que ahora representan solo el 22 por ciento. Este relativo debilitamiento de occidente también se refleja en las relaciones internacionales, que se han visto sumidas en la turbulencia.
Las condiciones sociales en los Estados Unidos que llevaron al surgimiento de Trump son el resultado de la crisis y de la incapacidad de la clase dominante de Estados Unidos de imponer su voluntad a la sociedad. En cambio, sus representantes más crueles han sido llevados al primer plano. Las tácticas de negociación de Trump pueden ser adecuadas para el gansterismo de los negocios inmobiliarios, pero están causando estragos en las relaciones internacionales. Este es un problema serio para el mundo burgués. Trump amenaza con enviar al mundo a una guerra comercial a menos que sus aliados toquen su melodía. El director del grupo de expertos Carnegie Europe lo expresó así:
“El problema con las guerras comerciales … es que a veces suceden incluso si nadie quiere iniciar una. Si Trump responde a lo que inevitablemente será una contra respuesta europea redoblando la apuesta – imponiendo más aranceles a Europa – ¿qué sucederá después?”.
Es muy probable que Trump y el resto del G7 parcheen un acuerdo por ahora, pero cuánto daño sufrirá primero la economía mundial es una pregunta más interesante, y sienta un peligroso precedente. Trump, en cierto sentido, abrió una caja de Pandora. La clase dominante europea ya no podrá confiar en los estadounidenses, y viceversa.
El libre comercio es una política que adoptan los países más competitivos, ya que les ayuda a proporcionarse un mercado más abierto. Pero esos mismos países que ayer comerciaron libremente pueden convertirse hoy en día en proteccionistas a medida que entran en declive y pierden su ventaja competitiva. Eso es lo que estamos presenciando, y la desaceleración económica mundial está exacerbando el proceso. En un mercado mundial en fuerte expansión, hay espacio para todos, pero cuando ese mercado deja de expandirse, queda claro que donde un país gana, otro pierde. El perdedor buscará otros medios, ya sean políticos, diplomáticos o militares, para proteger o expandir su participación en el mercado.
El problema, por supuesto, radica en el hecho de que cuando una potencia comienza a imponer medidas proteccionistas, entonces simplemente provocará represalias del tipo “ojo por ojo, diente por diente”, y el resultado final será un estrangulamiento del mercado mundial en su conjunto. Eso es lo que temen los comentaristas burgueses serios. Para la clase trabajadora, sin embargo, ninguna de las políticas servirá para defender sus intereses, ya que ninguna de ellas puede detener la crisis inexorable del sistema capitalista. Lo que estamos presenciando es el colapso del viejo orden. En este contexto, la aparición de un Trump tiene una lógica. Refleja la incapacidad de la clase dominante en todas partes para administrar su propio sistema.
Las elecciones en Venezuela el 20 de mayo fueron simplemente un episodio de una larga saga de agresión imperialista, crisis económica y deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera y los pobres. El reelecto gobierno de Maduro ha continuado su política de hacer concesiones y llamados a los capitalistas. Si no fuera por las válvulas de escape del CLAP (cajas de alimentos subsidiados), la migración y la economía basada en el dólar, la situación habría llevado ya a una explosión social. El chavismo de base está cada vez más enojado y crítico con la dirección.
Tal y como había anunciado, el imperialismo se negó a reconocer los resultados de las elecciones presidenciales del 20 de mayo. Washington, Bruselas y el llamado Grupo Lima emitieron severas declaraciones a tal efecto. Ahora se ha sumado la Organización de Estados Americanos, que declaró en su Asamblea General el 5 de junio que las elecciones no eran “legítimas” y pidió a los países miembros “implementar… las medidas que consideren oportunas en los niveles político, económico, y financiero para ayudar a la restauración del orden democrático en Venezuela”. La resolución de la OEA no logró la expulsión de Venezuela del organismo, pero está claro que esto es lo que la administración estadounidense busca.
Ha habido mucha discusión sobre los resultados de las elecciones. Nuestros comentarios iniciales sobre los resultados han sido confirmados por los resultados finales detallados publicada por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Maduro fue reelecto con 6.248.864 votos con una participación del 46.07%. Su rival más cercano, el candidato de la oposición Henri Falcón, recibió 1.927.958 votos, 20.93 por ciento de los emitidos.
Abstención
Los niveles de abstención se dividen agudamente en líneas de la clase, con las áreas de capas medias y altas en las grandes ausentandose en masa en masa, mientras que los barrios de clase obrera y pobres, así como los pobres rurales, salieron a votar y lo hicieron de forma aplastante por Maduro. Así, en las plazas fuertes de la oposición en al este de Caracas, la abstención fue muy alta. En Chacao, la participación fue del 13.8 por ciento, en El Hatillo y Baruta 15 por ciento mientras tanto, en los barrios obreros chavistas, la participación fue mucho más alto. En el 23 de Enero, un 53.6 por ciento (con centros de votación como La Piedrita donde la participación fue del 86 por ciento con un 92 por ciento por Maduro), Antímano 58.5 por ciento, San Agustín 52 por ciento y El Valle 51 por ciento. En Estados rurales, la participación también fue alta. En Cojedes, 62 por ciento, Delta Amacuro el 60%, Portuguesa 58%, Sucre el 55%, Monagas 52 por ciento y así sucesivamente.
Aunque el grueso de las abstenciones (descontando los que nunca participan en ninguna elección) estaba formada por la base de apoyo tradicional de la oposición en las áreas de clase media y alta, también es cierto que incluso una sección de los que tradicionalmente han votado Chávez y apoyaron a Maduro en 2013, en esta ocasión se quedaron en casa.
Esta capa es fácil de cuantificar. En comparación con 2013, Maduro perdió 1.338.715 votos, mientras que el registro electoral aumentó en 1.622.614. En 2013 voto por Maduro un 40 por ciento del padrón electoral, pero esta vez la cifra bajó al 30 por ciento. Lo que vimos fue la movilización del voto duro chavista para asestar un golpe contra la extrema derecha y el imperialismo. El principal problema es que estas capas ahora son menos capaces de movilizar a otras que hace cinco años, cuando Maduro fue elegido por primera vez. Esta es una tendencia muy preocupante, que refleja no sólo el impacto de la crisis económica sino sobre todo la percepción de que el gobierno es incapaz o no quiere tomar las medidas necesarias para resolverla.
Complots imperialistas
La reacción del imperialismo y sus aliados regionales era predecible: un aumento en la presión diplomática, más sanciones y más llamados a un golpe de estado. Cubren sus demandas con la hoja de parra de una supuesta “preocupación por la democracia” y de querer enfrentar a la crisis humanitaria’- pero no engañan a nadie. El coro de denuncia proviene de gobiernos como el de México (maestro en el arte del fraude electoral y con las manos chorreando de sangre de defensores de derechos humanos, sindicalistas y activistas sociales), Honduras (un régimen impuesto por un golpe de estado sangriento y confirmado en elecciones fraudulentas), Brasil (cuyo gobierno actual nunca ha sido elegido por nadie) y así sucesivamente. Sin dejar de mencionar, por supuesto, el que maneja las marioneta por detrás de todos ellos – Washington – con un largo historial de golpes militares, invasiones y bombardeos con drones de inocentes en el nombre de ‘paz’ y la ‘democracia’.
La administración Trump se apresuró a endurecer las sanciones contra Venezuela, incluso antes de que los resultados finales de la elección hubieran sido anunciados. Las sanciones existentes, dictadas por Trump en agosto de 2017 en base a una orden ejecutiva firmada por Obama, además de apuntar a altos funcionarios del estado venezolano, prohiben la renegociación de la deuda Venezolano. Las nuevas sanciones anunciadas el 21 de mayo prohíben a compañías o a ciudadanos de Estados Unidos “ comprar deuda o pagarés” del gobierno venezolano, incluyendo Petróleos de Venezuela, de la compañía petrolera gubernamental.
En la práctica, el gobierno de los E.E.U.U. desea asfixiar económicamente a Venezuela para obligarla a someterse. Estas sanciones son complementadas por medidas de un número de gobiernos latinoamericanos, y numerosas otras restricciones, que hacen cada vez más difícil el acceso de Venezuela al sistema financiero mundial.
El 6 de Junio, la revista estadounidense Foreign Policy explicaba claramente y sin subterfugio el objetivo de esta política: “Es hora de un golpe de estado en Venezuela”. El artículo estaba firmado por José Cárdenas, alguien que fue influyente en la política latinoamericana de la administración Bush y está muy bien conectado con los círculos reaccionarios del exilio cubano, que juegan un papel prominente en la administración actual de Trump. La idea es apretar los tornillos económicos hasta que una sección del ejército decida que la mejor opción es sacar de enmedio al gobierno de Maduro.
La crisis económica empeora
Mientras tanto, la crisis económica en Venezuela continúa su curso, agravada por las sanciones y la incapacidad del gobierno de acceder a fuentes de financiamiento frescas. Hay un deterioro grave de toda la infraestructura como resultado de años de la mala gestión y corrupción burocráticas, la carencia de fondos para la inversión, mantenimiento y reparaciones, y ahora, el éxodo de trabajadores del sector público que emigran a otros países huyendo del derrumbe del poder adquisitivo de los salarios.
Hay cortes de electricidad regulares y también del suministro de agua, que ahora afectan a millones de gente de manera regular, incluyendo en la Caracas capital, donde el presupuesto de Hidrocapital se ha reducido radicalmente, agravando el impacto de una sequía severa. Como consecuencia, hay zonas de la capital sin agua durante días o semanas, y la gente tiene que recurrir a todas las clases de trucos para lavarse, hacer la colada, conseguir el agua para beber y cocinar y así sucesivamente.
También hay un marcado deterioro del transporte público a medida que los dueños de las unidades exigen fuertes alzas en el precio del pasaje para cubrir el impacto de la hiperinflación en el precio del mantenimiento, las reparaciones y de las piezas de repuesto. En muchas áreas, se están utilizando vehículos de carga de mercancías (perreras) como unidades de transporte.
En algún momento a finales del año pasado, la inflación (de la que no hay cifras oficiales) se convirtió en hiperinflación, y esto ha pulverizado el poder adquisitivo de los salarios. El precio de un kilo de pollo entero pasó de 180.000 Bolívares al inicio del año a aproximadamente 1 millón en el Primero de Mayo, y se está vendiendo ahora en 2,7 millones ahora. Eso implicaría una tasa de inflación de 2.700 por ciento en apenas seis meses. Mientras tanto, el salario integral mensual (salario mínimo más tickets de alimentación) ha aumentado en apenas 220 por ciento en el mismo período. Para explicarlo de otra manera, al principio del año el salario mínimo mensual podia comprar 4.4 kilogramos del pollo, ¡ahora no alcanza para pagar ni siquiera un kilo!
Válvulas de escape temporales
la única razón por la que la crisis económica todavía no ha provocado explosión social (aunque estuvo cerca en diciembre-enero) es por la existencia de un número de factores que alivian esta situación, proporcionando una válvula del escape. Uno es el sistema de los cajas de alimentos subvencionados (CLAP) proporcionados por el gobierno, que por lo menos en la región capital alcanzan a una proporción grande de la población. La otra son los bonos regulares concedidos por el gobierno a diversos grupos de la población (trabajadores, familias, madres, la juventud). Ha habido once bonos en lo que va de año y su cuantía también ha aumentado.
Ni los CLAP ni los bonos son una solución real, aunque proporcionan sin duda un alivio ante el brutal impacto de la crisis en los trabajadores. El problema es que lo que estas medidas representan es que el gobierno imprime dinero (que no tiene) para proporcionar subsidios. Esto no hace más que agravar el déficit fiscal masivo, que representa entre el 15 y 20 por ciento del PIB (aunque tampoco de esto hay figuras oficiales disponibles). Es imposible que esta situación pueda prolongarse a largo plazo. Además, muchos de los productos que componen las cajas del CLAP son importados,de tal manera que no sólo reducen todavía más las ya magras reservas internacionales, sino que además son vulnerables a las sanciones de países como Colombia, Brasil, México y Argentina – que ahora tienen una postura extremadamente beligerante hacia Venezuela.
Otra válvula de escape es la migración. Este es un tema muy disputado y tampoco en esto hay cifras confiables, pero está claro que centenares de miles de venezolanos, principalmente jóvenes, han salido del país en busca de trabajos al extranjero, y están manteniendo a sus familias con los envíos de remesas. Hace algunos años, éste era principalmente un fenómeno que afectaba a familias de clase media y media-alta, y la destinación era Europa y los E.E.U.U. Ya no es así. Hay un número creciente de jóvenes de familias de clase trabajadoras que se van hacia Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador y otros países de la región, donde son explotados brutalmente en los empleos peor pagados y en peores condiciones. Teniendo en cuenta que el salario mínimo mensual en Venezuela es el equivalente a 1,25 dólares (en el mercado negro), cualquier cantidad que estos migrantes puedan enviar ayuda a sus familias.
También hay una sección de la población que puede ofrecer servicios telemáticos y recibir pagos en dólares. Debido a la masiva devaluación del Bolívar, los salarios venezolanos están ahora entre los más bajos en la región. Incluso si nos basamos en el tipo de cambio oficial DICOM, el salario mínimo mensual equivale a 31 dólares.
Mercado negro y la especulación
Esto no es decir que todos en Venezuela sufran el impacto de la crisis económica. Como en cualquier situación de controles de divisas, hiperinflación y un enorme diferencial de precios en países vecinos, hay algunos que se benefician de la crisis. Están los que durante años recibieron divisas preferenciales para la importación (y los funcionarios a cargo de ese Sistema que se los concedieron) fueron capaces de hacer grandes fortunas jugando en el mercado negro. Hoy, a pesar de que la tasa preferencial ha sido abolida, el mercado negro del dólar continúa existiendo y es manejado por un pequeño número de personas cada vez más adineradas.
También están los que se enriquecen a través del contrabando de carne – y alimentos en general – gasolina e incluso billetes de banco, en la frontera con Colombia. La hiperinflación (que conlleva un aumento brusco en la velocidad de circulación del dinero) ha llevado a una aguda crisis de escasez de billetes, en la medida en que las imprentas del Banco Central no pueden mantenerse al día con el aumento de precios. El aumento de la liquidez monetaria en el año el primero de junio fue de 890%, pero la cantidad de billetes en circulación sólo subió en un 228% el porcentaje de billetes sobre el total de la liquidez monetaria es ahora apenas 1,8 por ciento, por debajo de 5.5 por ciento del principio del año, y del 10% que se considera necesario en Venezuela. Como consecuencia la venta de billetes de banco, a veces al 300 por ciento de su valor nominal, se ha convertido en un negocio muy lucrativo.
Los restaurantes de lujo en Caracas se llenan cada noche de la semana. Hay fiestas toda la noche en clubes nocturnos caros y exclusivos, donde los capitalistas se codean con funcionarios corruptos y oficiales del ejército a cargo de empresas estatales.
Esta situación claramente no puede durar. El estado ya ha entrado en impago selectivo en una serie de bonos de deuda pública y de PDVSA. La producción de petróleo se ha desplomado a 1,4 millones de barriles por día, el nivel más bajo en 33 años si se descuenta el lock-out petrolero de 2002-03 y significativamente por debajo de los 2 millones de barriles por día del año pasado. Los analistas de la industria petrolera Platts informaron que PDVSA había notificado a 8 de sus clientes que no podría cumplir con sus pedidos en junio. Los contratos eran por un total de 1,495 millones de bpd, pero PDVSA solo tiene capacidad para suministrar 695,000 bdp. PDVSA podría tener que recurrir a invocar causas de fuerza mayor para conseguir que sus clientes aceptaran un recorte en las entregas.
Parte de la razón fue la incautación temporal de refinerías en el Caribe por parte de ConocoPhillips como parte de un fallo sobre la expropiación de algunos de sus activos por parte de Venezuela hace una década. Esto impidió a PDVSA refinar el petróleo que luego podría exportar. El conflicto ha sido ahora, temporalmente, resuelto a favor de Venezuela, pero demuestra lo vulnerable que es PDVSA no sólo a sanciones, sino también a la acción concertada de tenedores de bonos PDVSA que exijan pago.
Maduro hace concesiones al capital
¿Y cuál ha sido la respuesta del gobierno a esta crisis que se agrava a todos los niveles? Inmediatamente después de las elecciones del 20 de mayo, Maduro reanudó su política de hacer concesiones y apelaciones tanto a la oposición como a los capitalistas.
En primer lugar, celebro una reunión de alto nivel con los representantes del capital financiero en la que básicamente pasó a aceptar todas sus exigencias: un retraso en la introducción del nuevo cono monetario, que estaba programado para entrar en vigor en junio, y un aumento de las tasas de interés máximas de las tarjetas de crédito. El retraso en la introducción de un nuevo sistema de moneda dará a los estraperlistas, los negociantes del mercado negro y especuladores tiempo suficiente para lavar sus ganancias mal habidas. El aumento en las tasas de tarjetas de crédito (hasta un máximo del 29 por ciento) afectará duramente a las familias trabajadoras, que las han estado utilizando para burlar la hiperinflación, pidiendo prestado hoy y pagando con dinero devaluado mañana.
Si se hacen más concesiones en este terreno eso podría llevar a una grave crisis de deuda en el sistema bancario ya que los clientes podrían pagar sus deudas.
Esta reunión enfureció a la base chavista. No era sólo el hecho de que, una vez más, el gobierno estaba dispuesto a reunirse con aquellos a quien acusa de ser responsables de la guerra económica, sino también la manera arrogante en que el Presidente de la Asociación Bancaria exigió concesiones de Maduro, en TV en vivo y la forma en la que él accedió. La actitud contrastaba poderosamente con la actitud arrogante que tuvo Maduro hacia un comunero días después.
Además de eso, la Corte Suprema de Justicia decidió poner en libertad (con medidas cautelares) a un número de personas encarceladas por su implicación en las violentas ofensivas de la oposición de 2014 y 2017. Son personas que son responsables de la muerte de decenas y que no se han arrepentido. Entre los liberados estaba el ciudadano de Estados Unidos Joshua Holt, un gesto de buena voluntad que fue respondido por Washington con una declaración severa de que no se levantarán las sanciones.
Escandalosamente, entre ésos lanzados estaba Angelis Gutiérrez, quien había sido encarcelada por su implicación en un fraude en el que recibió adelantos para la compra de vehículos que nunca entregó. Claramente, ella tiene amigos en altos lugares que estuvieron probablemente implicados en el fraude y logró obtener su libertad.
También fueron liberados un número de directivos del Banco BANESCO. Había sido detenidos justo antes de las elecciones, acusados de ser parte de la guerra económica contra la economía venezolana. La pregunta que hay que responder es: ¿fueron encarcelados justo antes de las elecciones para que pareciera que el gobierno tenía mano dura con los capitalistas?
Como una indicación del estado de ánimo entre los activistas chavistas, un video que contiene extractos de un discurso de Chávez durante su primera toma de posesión en febrero de 1999 ahora se ha vuelto viral. En una declaración contundente, que se adapta a la situación hoy en día como un guante, Chávez dice: “buscar consenso con quienes se oponen a los cambios necesarios es traición”. Parece como si Chávez estuviera respondiendo a las declaraciones de Maduro desde el 20 de mayo.
Contrarrevolución en el campo
Mientras tanto, el conflicto en el campo continúa enfrentando de un lado a los comuneros, que combaten el latifundio, y del otro a una coalición de funcionarios estatales, jueces locales, oficiales de policía y terratenientes ricos que han lanzado una amplia ofensiva contra la reforma agraria. En los últimos meses, comunas campesinas han sido expulsadas de la tierra que ocupaban legalmente. Al menos dos dirigentes campesinos han sido ejecutados por órdenes de terratenientes.
Unos días después de las elecciones, el portavoz de la comuna El Maizal, Ángel Prado y otros dos dirigentes comuneros fueron detenidos ilegalmente por agentes de la policía. Fueron acusados de comprar productos que necesitan para la siembra de fuentes ilegales en el mercado negro. Ellos respondieron que la empresa oficial propiedad del gobierno, Agropatria, se negaba a venderles los productos legalmente y que de hecho ¡eran los propios encargados en esta compañía (expropiada por Chávez) los que estaban implicados en el mercado negro de esos productos! Los dirigentes campesinos fueron liberados y ahora han lanzado una campaña que exige una solución a la crisis.
El campo se está convirtiendo rápidamente un campo de batalla entre la revolución y la contador-revolución, y en la mayoría de los casos el aparato del estado está, por acción u omisión, en el lado de la contrarrevolución.
La reelección de Maduro el 20 de mayo no ha solucionado nada, como ya advertimos. Ha pospuesto la vuelta de la oligarquía al poder, pero el pueblo trabajador está pagando el precio de la crisis económica, mientras las políticas del gobierno preparan las condiciones para la derrota.
Es difícil predecir cómo se resolverá esta situación. Lo que está claro es que se requiere urgentemente la entrada de los trabajadores y de los campesinos en la escena con su propia política independiente. No es una tarea fácil, ya que la crisis económica pesa como una losa sobre los trabajadores, absorbidos en una lucha desesperada por su supervivencia cotidiana. Sin embargo es necesaria y la única manera en que esta compleja situación puede tener una solución que beneficie a los trabajadores y los pobres de Venezuela, que han luchado y sacrificado tanto en los últimos 20 años.
Las autoridades de la Universidad El Salvador convocaron este jueves 14 de junio a una movilización de estudiantes, trabajadores de la universidad y docentes, para manifestarse contra la privatización del agua, el objetivo era entregar una pieza de correspondencia para evitar la discusión de la ley privatizadora impulsada por la derecha salvadoreña.
Desde días antes de la convocatoria el ambiente era combativo, por las redes sociales, en los salones de clases, en los pasillos de la universidad etc. El llamado de las autoridades tuvo un eco tremendo entre los estudiantes, cada una de las organizaciones estudiantiles hacia el llamado a movilizarse en contra de la privatización del agua.
El día jueves, la fuerte lluvia a tempranas horas de la mañana en algunas ciudades de San Salvador no impidió que miles de estudiantes llegaran al punto de reunión y salieran combativamente con mantas alusivas al problema del agua y en contra de los diputados de la derecha y sus intenciones privatizadoras. La marcha recorrió toda la Calle Mártires del 30 de Julio, incorporándose al boulevard Tutunichapa para desembocar en la Alameda Juan Pablo II donde cientos de trabajadores sindicalizados de la entidad estatal, ANDA, esperaban incorporarse a la marcha de estudiantes.
La incorporación de los trabajadores del Sindicato de Empresa Trabajadores de Anda (SETA) llenó de muchos ánimos a los estudiantes que coreaban consignas por la unidad de estudiantes y trabajadores, en el fondo el movimiento sabe que solo a través de esta unidad se podrá echar abajo la ley privatizadora. En ese sentido buscar la unidad del movimiento por parte de los sindicalistas y la aceptación de los estudiantes es un mensaje revolucionario, esta acción deberá ser solo el germen de lo que realmente el movimiento en general debe aspirar en las próximas jornadas de lucha.
A la llegada a la Asamblea Legislativa el rector de la Universidad Nacional pronunció un emotivo discurso que encendió los ánimos de los estudiantes, el rector ha tenido mucha aceptación por apoyar la convocatoria de la marcha y sumarse con todas las autoridades. Fue interesante ver que después del discurso del rector, quien hablo fue el diputado Carlos Ruiz, quien al contrario del rector que fue fuertemente aplaudido, este fue fuertemente abucheado por los estudiantes. En el fondo los estudiantes comprenden que la gestión del FMLN en el parlamento no ha revertido las privatizaciones de los años pasados y al contrario han aprobado reformas que establecen las condiciones para la privatización de los servicios vitales. Tal es el peligro de la reciente reforma aprobada en diciembre pasada que permite establecer los Asocios Publico Privado, APP, aprobada por unanimidad en la Asamblea.
Como lo habían planeado las autoridades de la Universidad se tenía que presentar una pieza de correspondencia a los diputados y presentarse como ente mediador, esto lo haría una Comisión designada. En el momento en que esta comisión tenía que entrar al edificio, la presión por parte de los estudiantes se incrementó, los mismo ánimos que se caldearon a fuerza de empujones, provocó un desorden y forcejeo en la entrada del edificio a lo que los custodios lejos de poner orden de manera pacífica y llamando a la calma respondieron lanzando gases lacrimógenos a los estudiantes, autoridades estudiantiles y periodistas que se encontraban del otro lado de la puerta.
Ante una acción una reacción
Los estudiantes respondieron a los gases lacrimógenos en un primer momento con el repliegue en masa, sin embargo, muchos de ellos tomaron palos, piedras y todo lo encontraban en su camino para tirarlo al edificio, quebrando puertas y ventanas del recinto. La acción de los custodios tenía un objetivo claro, provocar a los estudiantes para desprestigiar al movimiento. Es el libreto que han seguido los medios de comunicación de la derecha, han sacado extensos titulares tachando a los estudiantes como violentos e incluso terroristas como lo ha dicho el presidente de la Asamblea Legislativa, diputado por ARENA, Norman Quijano, quien también denuncia al rector de la Universidad como provocador y pide que se le investigue.
La rebeldía y muchas veces también la rabia es característico de la juventud a la hora de manifestarse, la clase dominante sabe explotar las acciones aisladas y desesperadas que se puedan desarrollar a partir de estas características. La ausencia de una dirección con autoridad sobre el movimiento permitió que hubiese momentos de confusión y que el movimiento prontamente se dispersara, no sin antes dejar un mensaje de parte de los aparatos represivos: no se escatimaran esfuerzos para reprimir al movimiento si es necesario.
Sin embargo, el movimiento mismo de los estudiantes ha denominado esta manifestación como la movilización del Primer Llamado, haciendo alusión a la necesidad de marchar con más fuerza el día sábado, o la necesidad de volver de nuevo a la Asamblea Legislativa para detener la ley privatizadora.
Este sábado el movimiento social y sindicatos, comunidades, las universidades y la misma Iglesia Católica están convocando a una movilización denominada “Caminata por el agua”. Tal actividad también tendrá proporciones de masa, hay mucha efervescencia en la conciencia de la gente, y el sábado se expresará materialmente esta situación en las calles de San Salvador.
La necesidad de una asamblea coordinadora de huelga democrática y representativa del movimiento
Los acontecimientos que hemos tenido hoy no son una característica particular de los jóvenes salvadoreños sino una característica general del movimiento de los jóvenes revolucionarios a nivel internacional. Los jóvenes están hartos de la situación de miseria en la que vivimos, hartos de la política barata y de todo el status quo y buscan canales de expresión, sin embargo, esos canales de expresión no existen, realmente se carece de una dirección revolucionaria que pueda canalizar ese descontento contra el sistema capitalista.
Centroamérica es por hoy un hervidero de luchas, los jóvenes y explotados quieren sacudirse el yugo que los oprime y están entrando en la escena de la lucha de clases. La lucha por el agua puede desencadenar una lucha más profunda que ponga a temblar todo el régimen burgués en nuestro país. En ese sentido el movimiento debe dotarse de una dirección democrática y revolucionaria, que sea constituida con representantes democráticamente electos en asambleas de los sindicatos, comunidades, universidades, barrios y cantones; que conduzca la lucha y oriente con un plan de acción que contenga las formas de lucha, la lucha contra los infiltrados, la lucha contra la represión creando autodefensas y los objetivos claros contra toda forma de privatización de los servicios estatales. Este plan debería ser discutido en todas las formas de organización democrática que establezca la Asamblea de Huelga. Esta es la única forma en que se puede evitar la privatización del agua y también la forma en cómo podemos luchar por mejorar nuestras condiciones de vida.
La batalla por la no privatización del agua es una de las tantas banderas que el movimiento debe adoptar, hay que decir que no basta con desarrollar la lucha contra la privatización sino también acabar con el talón de Aquiles de la administración estatal, la gestión estatal ha sido durante muchos años fatal, pero este problema no se resuelve solo defendiéndonos contra la privatización sino también organizando una administración que tenga en cuenta a trabajadores estatales, representantes de sindicatos, y las comunidades de cada colonia, barrio y cantón. Hay muchas comunidades a niveles locales e incluso municipios enteros como Suchitoto que han demostrado que la administración comunitaria es posible.
Los explotados y oprimidos tenemos la suficiente capacidad de administrar nuestros recursos, que con el nivel de desarrollo de la tecnología y con toda la explotación a la que nos somete el capital deberían de ser gratis, la posibilidad de que la energía, el agua, la salud y la educación sean gratuitas depende de nuestra capacidad de lucha y de organización. No solo la lucha contra la privatización del agua y otros servicios es necesaria, es necesaria toda una lucha contra el sistema del libre mercado implantado por el capitalismo y la lucha por un orden democrático con una economía planificada. Entre más consciente es la clase obrera y la juventud de su capacidad productiva y organizativa más se acerca en el horizonte la posibilidad de conquistar los servicios necesarios para una calidad de vida superior en todos los niveles. Es la única salida a la actual encrucijada que sufre la sociedad capitalista donde las únicas victimas somos los trabajadores y oprimidos del mundo.
Abajo la ley privatizadora
Por la conformación de una Asamblea General democrática del movimiento social, sindical y universitario contra la privatización del agua, energía y servicios públicos
En junio del año pasado, diputados de ARENA, GANA, PDC Y PCN, junto a la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), presentaron una propuesta de Ley Integral del Agua, la cual tiene como uno de sus objetivos el crear una entidad autónoma encargada de regular el recurso hídrico, esta entidad estaría por encima de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados, y estaría adscrita al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Lo que pretende esta Ley, según los diferentes representantes de los partidos políticos a excepción del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, es que la entidad autónoma a cargo del recurso hídrico posea la total administración del recurso del agua. De crearse dicha entidad sería la encargada de fijar las tasas de servicios técnicos, administrativos y científicos prestados a terceros, sean estos públicos o privados; de establecer las tasas anuales por uso y aprovechamiento de los recursos hídricos y vertidos; de autorizar o suspender permisos otorgados para la exploración; de sancionar por violaciones a la Ley y aprobar un plan nacional hídrico. La directiva de la entidad encargada de regular el recurso hídrico estaría conformada por dos representantes de la ANEP, dos representantes de Asociación Corporación de Municipalidades de la República de El Salvador y un representante del Gobierno de El Salvador.
En este sentido, es realmente alarmante el contenido de la ley, la cual pretende privatizar un bien natural como lo es el agua convirtiendo este derecho humano en una mercancía que esté al servicio de la lógica mercantilista promovida por la empresa privada.
Dentro de la representación de la entidad encargada de administrar el recurso hídrico claramente existirá una exclusión de la gran mayoría, la cual es la más afectada en cuanto a quien o a quienes se les otorgará los permisos para el aprovechamiento del agua. Esto es precisamente lo que el sistema capitalista busca: apropiarse de los recursos estratégicos para beneficiar solo a unos pocos siguiendo la lógica de explotación mercantilista del ser humano y los recursos naturales. Esto no es nada nuevo, por el contrario, es la única manera en la que el capitalismo puede perpetuarse. En el capitalismo neoliberal la privatización de los recursos es clave para sus intereses mezquinos de seguir acumulando más, en El Salvador lo hemos experimentado: sucedió con la banca, con las telecomunicaciones y se intentó hacer con la salud en la primera década de los dos mil.
En la propuesta de Ley hay muchos apartados que representarían un grave problema para la distribución y el uso de agua para la población, uno de ellos es el otorgamiento de permisos, los cuales dejan al libre arbitrio que empresas trasnacionales puedan licitar y por consiguiente obtener el permiso para la exploración y explotación de mantos acuíferos, para ser ellos los que administren en un principio solo una parte, pero al pasar los años serán estas empresas las que tendrán el control total de los recursos hídricos del país. Así ha sucedido en Honduras, en Chile y en otros países en donde se llevan acuerdos de Asocios Públicos-Privados pero que en la realidad son las empresas transnacionales y empresas locales las que se benefician directamente de las fuentes de aguas del país.
En la actualidad, el país enfrenta un estrés hídrico, fenómeno que provoca un deterioro del agua dulce, en términos de cantidad y calidad. Uno de los factores principales que genera este problema es la sobreexplotación del recurso por parte de la empresa privada, la cual genera un deterioro en los mantos acuíferos debido a la enorme cantidad que utilizan estas empresas y a la tala de bosques desenfrenada que realizan para la construcción de grandes centros comerciales y residenciales de lujo.
Lo que nos espera si esta Ley se llega a aprobar es que el agua deje de ser un beneficio para la población y pase a ser una mercancía para las empresas, ya que estas bajo la mentira de brindar un mejor servicio aumentarán los precios del consumo de agua significativamente.
Por esta razón hacemos un llamado enérgico a la organización, movilización, y unidad de todas las organizaciones de la juventud, las comunidades campesinas y los trabajadores por la defensa del derecho humano al agua, agitando porque el agua en el país, pase de estar administrada por ANDA a ser administrada por una entidad que contenga un cuarto de los trabajadores sindicalizados, un cuarto de los trabajadores no organizados, un cuarto de las organizaciones campesinas y comunitarias –que desde hace año luchan por la ratificación del artículo 69 de la Constitución de El Salvador y poseen experiencias de gestión comunitaria del recurso hídrico-; y un cuarto de representantes del Estado.
Esto servirá para que se puedan superar las deficiencias de ANDA, por un lado, expandiendo el servicio de agua potable al total de la población del país, según las necesidades de cada lugar, y por otro, dotando al carácter público de administración del recurso hídrico de una composición proletaria. Que el agua potable sea garantizada a todos los salvadoreños y a tarifas bajas, depende del nivel de lucha y organización de los trabajadores y campesinos, luchemos en las calles porque esto sea posible.
¡Por la unidad del movimiento en defensa del agua!
El lunes 4 de junio, el Primer Ministro de Jordania, Hani al-Mulki, fue obligado a dimitir. Este fue el resultado de un creciente movimiento de masas, que ha sacudido al país hasta sus cimientos.
El movimiento comenzó el 30 de mayo después de que el gobierno anunciara los planes para aumentar los impuestos sobre la renta en general, así como para aplicarlos por primera vez a las personas de bajos ingresos. Esta propuesta llega en una situación en la que los trabajadores y los pobres, así como las capas medias, ya están padeciendo grandes subidas de precios. Por nombrar sólo algunos, tras la supresión de los subsidios, de principios de año a hoy el precio del pan se duplicó y el precio del combustible aumentó significativamente. Además, el precio de la electricidad subió varias veces y justo ahora, cuando se acerca el calor del verano, ¡son un 55% más altos que a principios de año!
Esta desesperada situación ha radicalizado a capas de la población que antes habían sido pilares de la estabilidad. Miles de personas respondieron al llamamiento de los sindicatos nacionales a la huelga, incluyendo empleados estatales, médicos, periodistas, maestros, abogados, farmacéuticos, ingenieros, pero también pequeños comerciantes y otros. Esta fue una de las mayores protestas desde 2011. Significativamente, los participantes no eran principalmente activistas, sino miles de personas que habían sido apolíticas hasta ahora y que han sido empujadas a las calles por las insoportables condiciones de vida. La consigna principal era “Hago huelga hoy para vivir mañana”, pero también había consignas que se hacían eco de la Revolución Árabe de 2011, como “el pueblo quiere la caída del gobierno”.
Sorprendentemente, la reacción del gobierno contra el movimiento fue anunciar nuevos recortes en los subsidios – una clara provocación. El jueves 31, anunciaron subidas de los precios de la electricidad del 18% y del combustible del 5,5% ¡que entrarían en vigor al día siguiente!
Esa fue la gota que colmó el vaso. Miles de trabajadores se declararon de nuevo en huelga y salieron a las calles acompañados de estudiantes. El movimiento se extendió desde la capital, Ammán, a todo el país. Hubo manifestaciones en todos los grandes centros urbanos, incluidos Salt, Tafila, Ma’an y Zarqa. En Irbid, en el norte del país, así como en Aljun, los manifestantes quemaron neumáticos para bloquear las principales carreteras. Esta es una situación sin precedentes y es la primera vez que un movimiento de masas se ha apoderado de todas las grandes ciudades y pueblos del país. También hubo enfrentamientos con la policía cuando alrededor de 2.000 personas en Ammán intentaron marchar hacia la oficina del Primer Ministro y la policía atacó a los manifestantes con gases lacrimógenos y porras. Claramente la situación se estaba calentando.
Esto obligó al Rey, Abdullah II, a intervenir. Ordenó la cancelación de los recortes previstos a los subsidios. Pero esto no detuvo al movimiento. Por el contrario, el movimiento alcanzó un sentimiento de su propia fuerza y sólo se volvió más audaz. Así que el lunes 4 de junio, en un intento desesperado de detenerlo, el Rey también despidió al odiado Primer Ministro. Por el momento, muchas de las personas que han sido lanzadas a la lucha por primera vez están de buen ánimo con algunas ilusiones en el papel de la monarquía. El Príncipe procuró reforzar estas ilusiones saliendo a la calle y pidiendo a la policía que “proteja a los manifestantes y preserve su derecho a expresarse”. Pero está claro que esto no es más que una maniobra cuyo objetivo es dar ciertas concesiones cosméticas, como el sacrificio de algunas cabezas, para preservar todo el régimen. Pero esto no será fácil.
Al mismo tiempo que el nuevo gobierno ha llamado a los sindicatos al diálogo, las masas radicalizadas han olido sangre. En una entrevista en Middle East Eye, este sentimiento fue claramente expresado por la joven manifestante Dima Jarabsheh:
“El pueblo derribó al gobierno. No renunció voluntariamente. Cambiar a las personas no resuelve el problema. Nos quedaremos en la calle hasta que podamos lograr nuestro objetivo de cambiar la política económica que ha provocado que los ciudadanos no puedan cubrir sus necesidades básicas vitales”.
El margen para que el nuevo gobierno haga concesiones es muy estrecho. La nueva ley del impuesto sobre la renta, así como los constantes ataques a los subsidios a los bienes de primera necesidad, sólo pueden entenderse como parte del esfuerzo del gobierno por reducir la deuda pública, que se sitúa en torno al 90% del PIB del país. Esta es una condición clave para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorgue préstamos al Estado jordano, que tiene pocos recursos.
El país está tratando de sobrevivir económicamente y está sufriendo particularmente por los bajos niveles de inversión extranjera, hasta el punto de que hay rumores de que el gobierno provocó las protestas para conseguir que los Estados del Golfo y sus corruptos monarcas gobernantes arrojaran dinero a la economía, por miedo a las revueltas en sus propios países. Si eso fuera cierto, la clase dominante jordana no sólo está muy desesperada, sino también es muy estúpida. Sin embargo, una cosa está muy clara: sobre la base del capitalismo y su crisis no hay otra política para los ricos y poderosos. El nuevo Primer Ministro, Omar al Razzaz, es un ex economista del Banco Mundial. También para él no hay otra política que la de atacar implacablemente a la clase obrera, a los pobres e incluso a las capas medias, que en el pasado habían sido relativamente privilegiadas.
Todo esto se da en una situación en que en toda la región, después de años de reacción y del fantasma de la guerra civil, las masas han comenzado a regresar a la lucha. Las guerras sectarias en Siria e Irak se utilizaron durante años para disuadir a las masas de luchar por una vida mejor. Pero ahora, en un país tras otro, desde Irak e Irán, hasta Egipto y Palestina, y ahora Jordania, este argumento está empezando a perder su poder y las tradiciones y métodos revolucionarios de las masas se están redescubriendo lentamente. Esto muestra el camino a seguir. Al final, los problemas de los trabajadores oprimidos, de la juventud y de los pobres en Oriente Medio sólo pueden ser resueltos a través de la lucha revolucionaria de masas para derrocar a la corrupta clase dominante y al capitalismo como un todo.
El jueves 31 de mayo venció la fecha para llegar a un acuerdo comercial de Trump con Canadá, Japón, México y la UE. Trump anunció su decisión de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio provenientes de estos países. Así, Trump pretende dar marcha atrás a la globalización. El sábado se celebró una reunión de los ministros de finanzas del G-7, quienes, a excepción del ministro estadounidense, expresaron su “preocupación y desilusión unánimes” por la decisión de Estados Unidos.
El ministro de Finanzas francés (Francia está particularmente molesta con Estados Unidos por el conflicto con Irán) bromeó diciendo que era la reunión del G6 + 1 (en referencia a cómo la participación rusa a menudo se conoce como G7 + 1). Es una acusación condenatoria de las relaciones entre EE. UU. y sus aliados más cercanos.
Trump no sólo logró provocar a China y Rusia, sino también a los aliados más importantes de Estados Unidos. El hecho de que se refiriera a la “seguridad nacional” como una razón a su decisión, agrega más insulto a la ofensa. El Ministro de Finanzas canadiense señaló que “es absurdo pensar que Canadá podría representar un riesgo de seguridad para Estados Unidos”.
En EE.UU., esta situación es de especial inquietud, ya que preocupa la política comercial e industrial con China. Quisieran usar a la UE y Japón como palancas contra China. De hecho, en las negociaciones comerciales con China, Estados Unidos deja entrever dos preocupaciones simultáneamente. Trump ha estado presionando para obligar a China a comprar más productos estadounidenses, mientras que la clase dominante estadounidense en general está preocupada por la propiedad intelectual y la transferencia (forzada) de tecnología a China. Esto refleja la profunda división que existe entre la Administración Trump y un sector significativo de la clase dominante de EE. UU.
La disputa entre Trump y el resto no es sólo una cuestión de aranceles, sino una cuestión del principio del libre comercio en general. La UE tiene aranceles contra el acero chino, puestos en vigor en el punto álgido de la crisis del acero hace un par de años. Trump quiere que la UE acuerde medidas para beneficiar, no ya a unas compañías determinadas y así impulsar las exportaciones, sino a toda una gama de productos. Al igual que con China, quiere que la UE, Canadá, etc. acuerden reducir sus superávits comerciales con EE. UU.
Desde el punto de vista de cualquier teoría económica, esto es una locura. El objetivo del comercio internacional es mejorar la eficiencia a través de la competencia global, que funciona mejor sin restricciones. Ésta es la famosa mano invisible de Adam Smith, según la cual los recursos se asignarán de la manera más eficiente si al mercado no se le aplican restricciones. Adam Smith pretendía argumentar en contra de la teoría prevaleciente del mercantilismo, que se esforzaba por maximizar el comercio rentable. Este sigue siendo el ideal general que se ha promovido en las relaciones internacionales durante todo un período histórico. El argumento es que si todos reducen sus barreras al comercio, todos se beneficiarán.
El libre comercio promueve la competencia y, mediante la competencia, el desarrollo de las fuerzas productivas, desplazando a los trabajadores, las empresas y las naciones que no son suficientemente competitivas. Por lo tanto, prevalecerán las formas de producción más eficientes. Aunque esto, como un principio abstracto, puede ser cierto, sólo funciona cuando todos se benefician en un grado u otro. Una vez que el sistema capitalista como un todo entra en una crisis seria, las personas directamente afectadas, principalmente los capitalistas individuales que no pueden mantenerse al día con las empresas más competitivas, probablemente no estén dispuestos a sacrificar sus medios de subsistencia por el principio de la mano invisible. Lo absurdo de la competencia es, por supuesto, que si bien promueve la eficiencia a largo plazo, lo hace destruyendo las fuerzas productivas en el corto plazo, algo que en cualquier sociedad planificada racionalmente sería completamente innecesario. El capitalismo, por supuesto, no es racional ni está planificado, y desde un punto de vista capitalista, la “destrucción creativa” por parte del comercio mundial es esencial.
Durante todo un período, el principio del libre comercio se consagró en cientos de tratados, bilaterales y multilaterales. Trump, sin embargo, no tiene un ápice de lógica mercantilista. Está presionando para alcanzar acuerdos que eliminen los déficits comerciales, no aumentando la competitividad de las empresas estadounidenses (a través de inversiones), sino utilizando la influencia económica y militar de EE. UU. Para obligar a otros países a aumentar las importaciones de EE. UU. o reducir sus exportaciones al mismo. Lo logró con Corea del Sur, que firmó precisamente dicho acuerdo. Como señalaba el editorial del Financial Times: “Esto es puro bilateralismo y comercio controlado y, como tal, viola de manera integral los principios de la OMC”.
La UE y Canadá tienen la intención de oponerse a esto. Lo hacen, por supuesto, en parte por interés propio ya que tienen un superávit comercial que les gustaría mantener con EE. UU., pero también es parte de un intento general de la clase capitalista a nivel internacional por salvar la economía mundial del desastre. Les gustaría salvar las instituciones y tratados de libre comercio que se han construido en los últimos 70 años. En esto, la UE y Canadá cuentan con el respaldo de la mayoría de la clase dominante de EE. UU., que se opone a Trump en este punto. A propósito, la oposición de Obama al Brexit fue por la misma razón.
La declaración de los 6 [ministros] se refería precisamente a este punto, diciendo que la reunión del G7 “debería servir para restablecer asociaciones de colaboración para promover un comercio libre, justo, predecible y mutuamente beneficioso” y que “la cooperación y la colaboración han sido puestas en riesgo por acciones comerciales contra otros miembros”.
Trump, en su característico fanfarroneo, escribió en Twitter: “Cuando tienes casi 800 mil millones de dólares al año en intercambios comerciales, ¡no puedes perder una guerra comercial!”. Se toma la economía mundial como un juego donde la pérdida de un jugador es la ganancia de otro. En realidad, una guerra comercial entre las principales economías llevaría a enormes pérdidas en todos lados. El Ministro de Asuntos Exteriores de Canadá dijo lo mismo cuando afirmó que, “sabemos que las políticas de empobrecer al vecino no funcionan. Ésa fue la lección de los años veinte y treinta”. De hecho, el proteccionismo convirtió la recesión de los años treinta en una depresión.
Los 6 países han presentando una queja contra EE. UU. Ante la Organización Mundial del Comercio, pero es dudoso que Estados Unidos acate ninguna decisión. Trump ya ha mostrado su desprecio por la OMC al bloquear el nombramiento de nuevos jueces en este mismo tribunal, paralizando el proceso de resolución de disputas de la organización. Por ahora, la disputa principal es con EE. UU., pero no se trata sólo de EE. UU., la pregunta surgirá inevitablemente: ¿Por qué otros países deberían acatar los dictados de la OMC si EE. UU. no lo hace?
Estados Unidos ha sido durante 70 años el ejecutor y garante del libre comercio en la parte capitalista del mundo. Si ya no está dispuesto a desempeñar ese papel, sino que además también están saboteando activamente el proceso, ¿quién va a ponerse en su lugar? La UE es demasiado débil y está dividida, y sufre presiones similares en Italia y Gran Bretaña. China tiene algunos problemas de credibilidad, dadas sus barreras comerciales. En realidad, no hay otro país que no sea EE. UU. quien pueda desempeñar este papel. La principal esperanza que tiene la clase dominante es limitar a Trump, utilizando el Congreso estadounidense y varios tipos de medidas de represalia contra los partidarios de Trump. En algún momento esperan reemplazarlo, posiblemente como resultado de un proceso de destitución. Lo que ignoran es que las mismas condiciones sociales que dieron lugar a Trump no garantizarán la estabilidad del sistema político estadounidense. Incluso si tuvieran éxito en eliminar de algún modo a Trump, no hay garantía de que obtuvieran el tipo de presidente que desean.
La globalización, junto con la expansión del crédito, permitió a la clase capitalista extender el auge de la posguerra mucho más allá de sus límites. Todo eso ahora se está convirtiendo en su opuesto. La crisis actual en las relaciones mundiales y las amenazas al libre comercio son parte integrante de la crisis económica. Pase lo que pase, el período de libre comercio está llegando a su fin, lo que a su vez marcará el comienzo de un período de profunda crisis de todo el sistema.
El retorno a un período de prosperidad con el que muchos sueñan no parece hacerse realidad. La incapacidad del capitalismo para ofrecer un nivel de vida decente para la clase trabajadora conducirá a una crisis política y social tras otra, hasta que el sistema finalmente sea derrocado. Trump es una clara expresión del callejón sin salida en el que está inmerso el sistema.
Escrito por: Carlos Hernan (Fightback) y Karen C. (LIS)
“Una revolución no es digna de llamarse tal si con todo el poder y todos los medios de que dispone, no es capaz de ayudar a la mujer –doble o triplemente esclavizada como lo fue en el pasado- a salir a flote y avanzar por el camino del progreso social e individual.” Problemas de la vida cotidiana. La lucha por un lenguaje culto. León Trotsky.
Los programas de austeridad, ajustes y recortes que los capitalistas han impuesto e intentan imponer sobre los hombros de la clase trabajadora alrededor del mundo, no se está asimilando sin la reacción obrera.
En el último año hemos visto intensas movilizaciones en Francia contra de la reforma Laboral, el referéndum de independencia en Cataluña, el gasolinazo en México, por poner algunos ejemplos, pero uno de los acontecimientos más impresionantes del 2018 se ha llevado a cabo el pasado 8 de Marzo, pues 6 millones de mujeres se movilizaron en una Huelga de Mujeres a lo largo del todo el estado Español, en contra de la violencia machista, contra la discriminación salarial y de pensiones y a favor de los derechos reproductivos de las mujeres, acto que se replicó, tal vez no con la misma fuerza, en diferentes latitudes del planeta. Es muy claro que el capitalismo enfrenta una de sus más cruentas crisis y que no tiene nada que ofrecer a la juventud y a las mujeres, más que miseria, violencia y explotación brutal.
La crisis de feminicidios y violencia contra la mujer que se vive en Latinoamérica, ha remecido la cotidianeidad de millones de mujeres y hombres en la región. De acuerdo a la ONU Mujeres, 14 de los 25 países del mundo con las tasas más elevadas de feminicidios están en América Latina y El Caribe y se estima que 1 de cada 3 mujeres mayores de 15 años ha sufrido de violencia sexual, informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y de Amnistía Internacional, revelan que cada día mueren en promedio al menos 12 latinoamericanas y caribeñas por el solo hecho de ser mujer y de estos 12 feminicidios, 7 se cometen en México, de acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). En Chile se cometieron 42 feminicidios y 112 casos frustrados en 2017, al leer estas cifras de la violencia brutal a la que se enfrentan las mujeres día a día en Latinoamérica, han ido abonando a la formación de movimientos de lucha importantes.
Mientras la derecha dinosauria ha tomado el poder en Brasil, Paraguay, Argentina y Chile, a las mujeres y a la juventud se le está agotando la paciencia. Los vástagos de las dictaduras que hace solo unas décadas mancharon de sangre la región sudamericana, están levantando cabeza. La alianza de los medios de comunicación, la Iglesia y los militares, junto con el imperialismo, mantuvieron las palancas fundamentales del poder, en la economía y la constitución. Se trata de una casta ultraconservadora y reaccionaria que busca pasar a la ofensiva en la región. En las pasadas elecciones presidenciales de Chile en diciembre 2017, el candidato de ultraderecha José Antonio Kast, obtuvo un 8% de votación, donde hemos tenido que verlos día a día reproducir los discursos más ridículos y a la vez violentos, contra el aborto y las sexualidades disidentes. En Chile esta casta se oponía a la educación sexual, a la promoción del uso del condón (provocando en parte la presente crisis de aumento del SIDA), a la píldora del día después, y hasta al divorcio, de hecho, ¡La Ley de Divorcio sólo fue aprobada en Chile el año 2004!
La dictadura de Pinochet barrió con las conquistas democráticas de la clase obrera chilena. El aborto terapéutico fue anulado. Fue durante el pasado gobierno de Michelle Bachelet que para la emoción de muchas y muchos se obtuvo el aborto en 3 causales. Esto cubre sólo el 5% de los casos de aborto, violación, riesgo de vida la madre, e inviabilidad del feto. Recién asumido el gobierno de derecha del empresario Sebastián Piñera, buscaron atacar esta conquista por secretaría, evocando la objeción de conciencia, sin embargo, la Contraloría General de la República rechazó esta medida.
Las nuevas generaciones ya no están dispuestas a aguantar los atropellos de la herencia dictatorial. Desde el 2011 (si es que no desde la revolución pingüina del 2006) los estudiantes protagonizaron las movilizaciones más importantes desde el fin de la dictadura, que se pusieron al régimen en vilo. El ciclo de protestas y los métodos radicales como la ocupación de establecimientos, impusieron las demandas estudiantiles en la escena nacional.
Hace al menos 2 años, se han estado desarrollando comisiones y secretarías de género y sexualidades en los espacios educativos, para sumar a las demandas históricas del movimiento estudiantil, la lucha por una Educación No Sexista, además de las tradicionales demandas por Educación Gratuita de calidad, sin lucro y financiada directamente por el Estado.
La muerte por violación de una niña de un año, el abuso grupal a una mujer de 28 años y las inapropiadas conductas de un director de televisión, han sido el detonante de una nueva ola de lucha feminista, representada por las estudiantes universitarias chilenas. Desde el 17 de abril un movimiento de denuncias contra el acoso y el abuso en las universidades se ha ganado los titulares. La “toma feminista” empezó en la Universidad Austral, para luego extenderse a los bastiones del autoritarismo y el conservadurismo: La Escuela de Derecho, la Facultad de Economía y Negocios ,y la Casa Central de la Universidad de Chile, la facultad de Derecho de la Universidad Católica, entre otras se encuentran en “toma feminista”, dirigidas por sus respectivas Asambleas de Mujeres. Se sumaron las estudiantes secundarias tomando sus liceos. Un centenar de mujeres del Liceo Carmela Carvajal y Liceo 1, tomaron otro símbolo de la república y “faro de la nación”, el Instituto Nacional, para denunciar el dogma sexista de la educación chilena a partir de casos escandalosos de abuso y naturalización de la violencia machista de algunos de sus alumnos.
Hoy las tomas feministas avanzan por un programa que demanda la instauración de un protocolo único, expedito y eficiente de atención de denuncias de abuso sexual, en el ámbito educacional, la capacitación trimestral a profesores, alumnos y personal administrativo, de carácter obligatorio, en temas de feminismo e igualdad de género en los programas universitarios, fin de los colegios solo para hombres y mujeres, educación sexual en la escuela y terminar con la lógica mercantil del sistema educativo.
El carácter “separatista” del feminismo en ciertas tomas ha causado picazón en algunos sectores, sin embargo, el separatismo no es una generalidad en el movimiento, pues en la Facultad de Derecho y en la de Economía de la Universidad de Chile, se convocaron tomas NO separatistas, incluso, en el Instituto Nacional, escuela clave en la lucha estudiantil y exclusiva para varones, en un acto de reflexión y solidaridad, gritaban consignas como: “es la lucha feminista, no somos nosotros los protagonistas” y apoyaron la toma de su escuela, lo que representa pasos adelante en la vinculación de la lucha de clases. Para la toma de decisiones, sólo la Asamblea de Mujeres tiene poder resolutivo, mientras los hombres tienen voto consultivo.
Las tomas feministas han adquirido un carácter de oposición muy relevante en contra del gobierno de derecha que recién arranca, puesto que hasta ahora, las organizaciones en las direcciones estudiantiles (mayoritariamente del Frente Amplio) han mostrado tibieza y confusión para movilizarse con fuerza contra el mismo. El gobierno parecía tener la iniciativa y estar en ofensiva con un gabinete de combate para contrarrestar las reformas, pero, con la presión del movimiento, el presidente Piñera, junto con el ministro de Educación y la de Equidad de género, han declarado que tienen cierta concordancia con las demandas estudiantiles y de género del movimiento.
Las tomas feministas parecen desbordar por la izquierda al reformismo frenteamplista, que negocia migajas en el parlamento, mostrando su fuerza en una multitudinaria manifestación realizada el pasado 17 de mayo, donde marcharon 150 mil personas en la capital, Santiago, y otras 50 mil a nivel nacional, con representación en las ciudades de Antofagasta, Valparaíso, Concepción, Temuco y Valdivia, entre otras. El movimiento feminista y estudiantil debe salir de la burbuja universitaria y hablarles a las mujeres y hombres trabajadores, pues el acoso y abuso que se vive en los espacios laborales también es una realidad escandalosa, aunado a las condiciones precarias en la agricultura y la industria, la discriminación salarial y en las pensiones, el racismo que levanta cabeza en el país, son enemigos declarados de esta generación que lucha contra la opresión y explotación del capitalismo. Si los trabajadores ven a la juventud movilizada, dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias, sumarán su brazo fuerte para fortalecer el movimiento. Los sindicatos también deben sumarse y discutir las demandas puestas en la palestra en comisiones de mujeres y de cara a toda la clase trabajadora, ya que, si el movimiento no acoge al conjunto de los oprimidos y explotados, en una coordinación nacional con todos los sectores movilizados, las presiones existentes en el ambiente estudiantil por un feminismo institucional y academicista lo harán sucumbir. El problema de la violencia y la opresión de la mujer está por completo arraigado a las bases podridas del sistema capitalista, si bien es cierto que cada reforma que podamos arrancar al capital en pro del beneficio de la clase trabajadora es un gran avance, pero debemos pensar en la necesidad de combatir de raíz la causa económica y social de la violencia y doble explotación de la mujer, luchando codo a codo con la clase trabajadora para erradicar la barbarie del sistema capitalista, construyendo una sociedad nueva donde hombres y mujeres seamos iguales y libres, una sociedad socialista. La juventud siempre se ha caracterizado por ser la chispa que enciende la llama de la revolución y las jóvenes de Chile han comenzado a dar un ejemplo histórico en la mejor tradición de los movimientos revolucionarios de mujeres de la Comuna de París y la Revolución Rusa. ¡Cuando las mujeres entran en escena, cambian completamente la relación de fuerzas de la lucha de clases en favor de los explotados y oprimidos! ¡Sigamos su ejemplo, avancemos por la emancipación de la mujer, por la emancipación de todos los oprimidos del mundo!
Ha habido una serie de nuevos giros en la profundización de la crisis política italiana. El primer ministro Conte dimitió después de que el presidente Mattarella vetara el nombramiento de Paolo Savona como ministro de Economía. Posteriormente, el presidente asignó la tarea de formar un gobierno a [el ex funcionario del FMI] Carlo Cottarelli.
Este giro en la situación es inesperado, por decir poco, y no se puede explicar completamente por la existencia de juegos tácticos parlamentarios. Salvini [líder de la Liga, de extrema derecha, anteriormente la Liga del Norte] sin duda se sentía muy incómodo en su alianza con el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y creía que podía sacar provecho de nuevas elecciones. Por su parte, [el presidente de la República Italiana] Mattarella temía la posibilidad de que un gobierno de la Liga-M5S estuviera a cargo de elaborar el próximo presupuesto estatal. Al vetar el nombramiento de Paolo Savona como ministro, Mattarella logró resucitar la idea de un “gobierno neutral”, que ya había propuesto sin éxito hace algunas semanas.
Sin embargo, estos cálculos se basan en suposiciones débiles. Incluso los llamados “poderes fuertes” (el ala seria del capitalismo italiano) están preocupados por los efectos del movimiento de Mattarella. Confindustria [la confederación patronal] ya se estaba ajustando a la idea de construir una relación con el gobierno amarillo-verde [Liga-M5S], una relación que ciertamente no habría sido idílica pero que pragmáticamente los capitalistas italianos pensaban que podían controlar. Incluso el presidente francés Macron, un pilar de la ortodoxia liberal y proeuropea, ya había realizado una llamada telefónica informal a Conte proponiendo la colaboración a nivel europeo.
Los ‘mercados’ deciden
La perspectiva de un gobierno de la Liga-M5S escandalizó a la izquierda política tradicional. Sin embargo, esto no cambia el hecho de que millones de personas, con mayor o menor convicción, estaban ansiosas para ver si el “cambiar todo” permitiría tomar medidas reales sobre las pensiones, la educación, la precariedad y la pobreza, y revertir los profundos recortes de diez años de políticas de austeridad.
¿Estas esperanzas estaban fuera de lugar? Absolutamente. ¿Estaban siendo tales esperanzas (y lo siguen estando) explotadas con propósitos reaccionarios, en particular por la Liga? Esto también es cierto. Pero esto no niega el hecho de que millones de personas votaron el 4 de marzo con la esperanza de mejorar sus condiciones sociales, firmes en la creencia de que el Partido Democrático (PD), Forza Italia y todas las fuerzas que los rodean deben ser barridas para conseguir que ocurra el cambio
Es esta esperanza la que ha asustado a la clase dominante. Ciertamente no tienen miedo de que Paolo Savona pueda derribar el euro. Temen las “esperanzas irrazonables” de decenas de millones de personas que han visto cómo sus vidas empeoran a lo largo de una década de crisis y que no ven ninguna posibilidad de mejora. Para los patrones, se debe confiar en el “pueblo” siempre que acepte su situación sin protestas, vote a los partidos “adecuados” y respete las leyes que lo esclavizan. Si el ‘pueblo’ deja de hacerlo, es inmediatamente calumniado y retratado como una masa ignorante, presa de demagogos populistas.
El mensaje de Mattarella el 27 de mayo, reiterando el veto sobre Savona, fue la hipocresía y la arrogancia concentrada, pero fue muy claro en el punto central. Los ‘mercados’, es decir, el capital financiero, deciden. La prima de riesgo [en los bonos del Estado] decide. La Unión Europea decide. Yo decido, y debéis aceptar.
La abrumadora mayoría de la izquierda inmediatamente se postró y se arrastró a los pies de Mattarella, quien ‘correctamente’ usó sus prerrogativas constitucionales.
Y por supuesto, ¡eso es verdad! ¡El presidente actuó en total conformidad con la constitución y la ley! Y ahora estamos esperando a la próxima lección de varios “constitucionalistas de bricolaje” que, desde el referéndum perdido por Renzi en 2016, se han unido en un coro alabando a Italia por tener la “mejor constitución del mundo”. Para ellos es simplemente una cuestión de “aplicarla”. Estos cretinos constitucionalistas han estado diseminando tales idioteces entre la izquierda durante años. Todos ellos deben estar encerrados en una habitación durante un año, obligados a escuchar el mensaje de Mattarella y escribir 100 veces al día estas palabras importantes y simples del mayor revolucionario del siglo pasado:
“El poder del capital es todo, la bolsa de valores es todo, mientras que el parlamento y las elecciones son marionetas, títeres” (Lenin, Sobre el Estado, julio de 1919)
Esto se aplica no solo a la izquierda ‘mattarelliana’: Bersani, Camusso, Speranza, Fassina, Fratoianni y compañía [Camusso es la dirigente de la confederación sindical CGIL y los otros son figuras destacadas de LEU, “Liberi e Uguali” (coalición “Libres e Iguales”]. Lo mismo se aplica a la llamada extrema izquierda de “Potere al Popolo” (Poder al Pueblo), el PRC (Partido de la Refundación Comunista) y todos aquellos que critican a Mattarella en nombre de “la democracia y la constitución”. También es cierto para los líderes nacionales de la FIOM (el sindicato metalúrgico) que, sin tener el coraje de declarar abiertamente que defienden a Mattarella, hablan mucho sobre el “equilibrio y la separación de poderes como el dintel para la estabilidad democrática del país”.
Choque sobre el euro
La intervención de Mattarella arrojó de repente la cuestión del euro y de la Unión Europea al centro del campo de batalla político. ¿Cuáles son las razones para esto?
La Unión Europea está en una profunda crisis. La crisis bancaria y la de la deuda soberana solo fueron anestesiadas por las políticas de Draghi, que utilizó el Banco Central Europeo para inundar los mercados con dinero sin intereses, compras masivas de activos públicos y privados, etc. Pero estas políticas no pueden usarse indefinidamente, particularmente frente a la política opuesta que emerge ahora en los Estados Unidos. El mandato de Draghi está a punto de expirar y se cree ampliamente que Alemania reclamará un sucesor que no seguiría tales políticas expansivas.
La crisis de la eurozona ha pasado ahora del nivel económico al político. Los partidos proeuropeos luchan por mantener su apoyo electoral, los intereses de los diferentes países divergen cada vez más claramente, los problemas se acumulan sin resolverse, desde la cuestión de los bancos, hasta la política exterior, la inmigración, etc.
Un sector importante de la clase dominante y sus representantes decidieron actuar no por miedo a Luigi Di Maio o Paolo Savona (¡no nos engañemos a nosotros mismos!), Lo hicieron porque llegaron a la conclusión de que un gobierno verde-amarillo habría hecho el actual equilibrio precario insostenible, en particular en la gestión de la enorme deuda pública italiana y la siempre presente crisis bancaria. Si este fuera el caso, nos enfrentaríamos a un verdadero salto cualitativo en la crisis del sistema político burgués en Italia y en Europa. La ofensiva de Mattarella se vuelve más comprensible con esto en mente.
Carlo Cottarelli es un hombre de confianza del gran capital y del Fondo Monetario. Pero es probable que presida el gobierno con menos autoridad en la historia de la política italiana. Incluso los líderes del Partido Democrático (PD) están doblegados ante la poco atractiva perspectiva de una campaña electoral como el único partido que apoya a un gobierno cuyo primer ministro ha inscrito en su tarjeta de visita: “Ex colaborador de Mario Monti – Especialista en recortes al gasto social”
Por supuesto, idearán todo para evitar la precipitación de nuevas elecciones, y Di Maio, líder del M5S, parece dispuesto a seguirle el juego. El jefe de la M5S ahora está a favor de “comenzar las comisiones parlamentarias” y un procedimiento de acusación contra Mattarella, que evitaría la disolución del Parlamento [El presidente de la República es elegido por el parlamento]. Di Maio no parece tener prisa para nuevas elecciones, y después de una bofetada como la que acaba de recibir el M5S, no tiene ningún deseo de escalar el conflicto, como lo demuestran sus palabras cuidadosamente elegidas:
“Organizaremos actos en las principales ciudades italianas, marchas, gestos simbólicos, todo lo que se pueda hacer pacíficamente para afirmar nuestro derecho a determinar nuestro futuro. El 2 de junio, el Día de la República, invito a todos a venir a Roma”.
Marchas y gestos simbólicos… ¡estas son las propuestas del líder del partido con mayor número de votos, el día después de que se le impidió formar un gobierno! En el mismo mensaje, Di Maio se ocupó de reiterar que nunca tuvo la intención de sacar a Italia del euro y que esta no era la propuesta de Savona.
Todo esto revela que la sensación de esperanza por un cambio significativo en realidad asusta a Di Maio también. Una cosa es recoger votos, y otra muy distinta es convocar a las masas a movilizarse para una verdadera lucha contra los amos del sistema.
Las tareas de la izquierda de clase
En estos 84 días, hemos visto más de un giro en la trama, y sería un error tratar de adivinar qué otras contorsiones podrían surgir de la actual crisis política. En cambio, debemos enfocarnos en hechos fundamentales y, sobre todo, en nuestras tareas.
Las próximas elecciones, cuando lo sean, han sido transformadas por la intervención de Mattarella en un referéndum sobre la Unión Europea y el euro. El presidente de Confindustria, Boccia, declaró al día siguiente de la dimisión de Conte, que la salida del euro es “inconcebible” y que sería “el fin de la economía italiana”. Tratarán por todos los medios de chantajear y asustar al electorado amenazando con todo tipo de cataclismos sociales y económicos en caso de derrota de los partidos pro-UE. No es coincidencia que [el líder del PD] Renzi intente volver a la arena como uno de los líderes del frente pro-UE.
La izquierda ha demostrado una vez más que no está capacitada para el desafío. La posición tomada por los líderes nacionales de la CGIL y de la FIOM en defensa de Mattarella demuestra una vez más que los líderes sindicales están completamente disociados de la realidad experimentada por los trabajadores y la base sindical. Parece que todavía no han entendido el voto del 4 de marzo, y lo único que pueden hacer es aferrarse desesperadamente a las instituciones y a sus contrapartes en Confindustria. Ninguna iniciativa útil puede provenir de este lado, ni de partidos vinculados a la burocracia sindical como los de la coalición LEU.
No será fácil conquistar un espacio para una posición de clase en un enfrentamiento que promete estar aún más polarizado que el del 4 de marzo, pero no hay atajos para sortear este obstáculo. La izquierda de clase debe entrar en esta disputa con una posición clara e inequívoca: la ruptura con el euro y la UE es una parte indispensable de cualquier programa que tenga la intención seria de defender los intereses de la clase trabajadora, de los jubilados, los desempleados y los jóvenes.
Esto pone directamente en entredicho a todas las diversas fuerzas de la izquierda (PRC, Poder al Pueblo, [el alcalde de Nápoles] De Magistris, etc.), que siempre recurren a sofismas y fórmulas de compromiso, tales como propuestas de “reformas de los tratados europeos “, o” romper “estos tratados (lo que significa en realidad renegociación de estos tratados con una Unión Europea capitalista), o incluso defender posiciones soberanistas [dejando la UE y retornando a la moneda pre-euro, la Lira, sobre una base capitalista].
La claridad en este punto es indispensable para una ruptura política e ideológica con todas las corrientes de la izquierda reformista, que en última instancia comparten la responsabilidad de crear esta situación.
La crisis política está entrando en un círculo vicioso, que muestra gráficamente cómo todo el sistema se está pudriendo literalmente desde sus cimientos. Revela la deslegitimación de las instituciones del Estado capitalista, y que la clase dominante está luchando por mantener su control político.
Millones de personas han buscado una solución al votar por partidos que prometen ‘cambio’, pero han visto bloqueado este camino. Esta enorme demanda de cambio, y la furia que se ha estado acumulando durante años entre los sectores más explotados de la población, está siendo comprimida aún más por un sistema que no permite ninguna salida. Eventualmente, es inevitable que explotará en movilizaciones directas de masas.
Solo con esta perspectiva será posible trabajar para el renacimiento de una verdadera izquierda de clase, de un partido de la clase trabajadora y de todos los explotados, lo que podría llevarlos a salir del atolladero de un sistema político y económico en un Estado de decadencia senil.