El paro en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, Unidad Zacatenco, se levantará en los próximos días, con muchos cuestionamientos de un sector de los estudiantes; un movimiento legítimo que comenzó con asambleas, con una participación multitudinaria y muy combativa por parte de los estudiantes, ¿cómo llegamos a este desenlace?
El descontento y las demandas estudiantiles son legítimas
Los paros fueron votados por asambleas multitudinarias, las primeras movilizaciones contaron con la participación activa de un sector importante de los estudiantes. Razones existían para que un movimiento de tal envergadura se desarrollara.
Por un lado, tenemos las consecuencias de la pandemia de COVID-19, no solamente en el terreno de la salud, sino también el social y económico.
Para nadie es un secreto que los costos sociales más altos de la pandemia los pagaron las familias trabajadoras, al igual que los efectos de la crisis económica. Está situación se agrava aún más entre los sectores de la juventud.
Existe un ambiente de rabia, frustración y deseos de lucha entre un sector amplio de estudiantes. A la par que se desarrolló la protesta en el IPN, 15 facultades de la UNAM estallaron en paros, al igual que algunas facultades de la Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma de Querétaro y algunos Tecnológicos.
Pero el origen del descontento también podemos encontrarlo dentro del IPN, debido a las malas condiciones materiales de estudio a las que nos enfrentamos: edificios dañados, salones de clases saturados, falta de cupos en las materias, violencia y acoso hacia las mujeres, becas insuficientes, etc.
Además, le agregamos la habitual arrogancia y prepotencia de la casta dorada y privilegiada de la que son parte integrante una buena parte de los funcionarios del Instituto Politécnico Nacional.
Las condiciones para un movimiento estudiantil en el Politécnico estaban maduras, los paros y el movimiento tienen causas y orígenes legítimos; debemos buscar en otros factores lo limitado de los resultados y acuerdos en las mesas de trabajo.
¿Para qué deben servir los paros?
El Politécnico no es ajeno a los movimientos estudiantiles y sociales, desde sus orígenes han estallado grandes huelgas que han permitido que se mantenga como una institución pública, abierta a un sector de jóvenes provenientes de familias de la clase trabajadora.
En 1942, apenas algunos años después de su fundación, el IPN se vio sacudido por un fuerte movimiento estudiantil. Los estudiantes politécnicos fundaron poderosas organizaciones estudiantiles e intentaron vincularse con otros sectores. En esa época la organización estudiantil politécnica era parte de la Confederación de Estudiantes Socialistas junto a los normalistas rurales y estudiantes de las universidades estatales de Guadalajara y Michoacán.
El 1956 los estudiantes politécnicos se movilizaron en defensa del proyecto original de la institución y la defensa del internado; se participó activamente en la lucha estudiantil de 1968; en 1987 los estudiantes mediante un movimiento expulsaron a los grupos de choque y porriles del área de Zacatenco, en 1992 se defendió el carácter público de la ESIME Zacatenco y del IPN y así hasta los movimientos estudiantiles contemporáneos.
Además, un sector del movimiento estudiantil politécnico siempre ha estado abierto a dialogar y luchar en conjunto con otras escuelas y movimientos de trabajadores democráticos que se expresan en defensa de sus derechos y reivindicaciones justas.
Parece algo obvio, pero debemos recordar para qué deben servir los paros estudiantiles. Nos debe servir para fortalecer la organización y la movilización estudiantil, no debe ser un pretexto para irnos a nuestras casas a descansar.
El paro debe servir para tener asambleas cotidianas, coordinadas y democráticas, formar comisiones de trabajo, brigadas de información a otras escuelas y sectores de la sociedad, tener actividades para el fortalecimiento de la lucha estudiantil y, sobre todo, para movilizarnos masivamente y unificadamente en demanda de nuestras reivindicaciones.
La movilización es fundamental con la finalidad de ejercer presión hacia las autoridades. No es lo mismo que estén 5 estudiantes negociando en una mesa de trabajo, solos con las autoridades; a que tengamos a nuestros representantes ahí pero afuera una movilización de cientos de estudiantes presionando para que nuestras reivindicaciones sean satisfechas.
Podemos tener excelentes negociadores, pero si no existe presión y control por medio de las asambleas y movilizaciones estudiantiles, algunos compañeros pueden caer presas de las presiones de las autoridades.
La máxima del movimiento estudiantil, cuando un grupo de compañeros se sienta a negociar con las autoridades, debería de ser: ¡Mesas de trabajo y negociación sin movilización es como ir al paredón! Puede parecer extremo, pero observando los resultados del paro actual, nunca debemos perder de vista esta idea.
Al inicio del paro se tuvieron asambleas multitudinarias, movilizaciones de respaldo a las peticiones, pero de repente estás se suspendieron. El paro se convirtió no en una herramienta de lucha para la organización masiva e independiente de los estudiantes, sino en un fin en sí mismo. Teníamos a la gran mayoría de los compañeros en sus casas y un grupo haciendo guardias y acudiendo solos a las mesas de trabajo con las autoridades.
Además, la actitud poco democrática de un sector de compañeros que se asumieron ellos como el movimiento y no como representantes de un movimiento que debían rendir cuentas ante asambleas, que se arrogaron el derecho a desconocer a sectores de estudiantes y de la propia comunidad, provocó el alejamiento de un sector importante de los estudiantes del movimiento y provocó que un reducido grupo de compañeros sostuviera las guardias en las últimas semanas.
El paro no es un fin en sí mismo, es una herramienta de lucha para organizarnos y movilizarnos masivamente. El movimiento no son sólo aquellos que hacen guardias o los que están en mesas de trabajo, sino todo aquel estudiante que desee participar, colaborar activamente con algún proyecto e iniciativa que fortalezca la lucha, para eso deben existir asambleas que discutan, coordinen e incluyan democráticamente todo tipo de iniciativas.
¿Para qué debe servir la extensión de la lucha?
Los problemas que aquejan a la ESIME Zacatenco son similares de la mayoría de las escuelas del Politécnico; es por eso por lo que se necesitaba una instancia de coordinación general de la lucha estudiantil politécnica, para evitar el aislamiento de los paros en las escuelas.
Esas instancias de coordinación han surgido al calor de la lucha estudiantil politécnica, cómo fue el Consejo Nacional de Huelga en 1968, la Coordinadora Estudiantil Politécnica en 1987 o la Asamblea General Politécnica en el 2014.
Cada escuela tiene a sus representantes en esa instancia, elegidos democráticamente mediante asambleas, los cuales no son jefes del movimiento, sino que deben ser los compañeros más comprometidos, combativos y preparados para representar a la escuela.
Esas instancias no deben vetar a ningún tipo de iniciativa dentro del movimiento estudiantil, no deben desconocer a sectores de la comunidad. Deben ser instancias flexibles y democráticas.
La Asamblea Inter Politécnica era necesaria para coordinar la lucha actualmente, pero se convirtió en un espacio para discutir solamente informes de lo que sucedía en las escuelas. Hasta los últimos días se propusieron y acordaron iniciativas de movilización coordinada, pero ya cuando los paros estaban desgastados. Se perdieron semanas cruciales para convocar una gran movilización politécnica hacia alguna instancia del gobierno federal o a la Secretaría de Educación Pública, que generara condiciones más favorables para las mesas de trabajo y los acuerdos.
Los problemas que nos aquejan a los estudiantes en el IPN y a las universidades públicas son similares. Debemos impulsar organismos representativos que coordinen nuestra lucha a nivel general, que impulsen acciones unitarias de los estudiantes para mostrar toda nuestra fortaleza de manera organizada y movilizada en las calles. Los espacios de coordinación no son sólo para dar informes o para que un grupo de compañeros acudan a esas reuniones sin que los demás estudiantes sepan qué está sucediendo en ese tipo de instancias.
Los espacios de coordinación de la lucha deben ser representativos y democráticos. Los representantes de las escuelas deben acordar planes de acción e incentivar la participación estudiantil en esas actividades, para esto deben existir asambleas en las escuelas. Estos espacios son instancias de lucha, deben facilitar las decisiones all movimiento, no entorpecerlas mediante argucias burocráticas.
Sobre la unidad y la democracia
Existen diferentes capas de estudiantes en las escuelas, que a su vez se expresan en diferentes puntos de vista dentro del movimiento; ponernos de acuerdo puede parecer una tarea imposible.
En ESIME y el IPN existimos estudiantes organizados y los que no están; dentro de los estudiantes organizados tenemos a aquellos que están en el Comité de Lucha, las Mujeres Organizadas, aquellos compañeros que tienen espacios de información alternativa en las redes sociales; también cuando estalla una lucha salen a relucir diversas iniciativas de estudiantes que desean aportar a la lucha.
La instancia fundamental para ponernos de acuerdo es la asamblea, en dónde pueden participar todos los estudiantes que estén de acuerdo en la lucha. Ahí podemos confluir distintas capas de estudiantes y nuestros puntos de vista.
Quien sea representante o coordine alguna comisión, debe ser capaz de integrar a lo mejor de las iniciativas para fortalecer al movimiento.
Sin embargo, debemos reconocer que una capa de compañeros en el paro de la ESIME Zacatenco comenzó por desconocer a todos aquellos que no estaban de acuerdo con ellos, o simplemente a quienes no entendían. Si tú actúas así terminarás por quedarte solo, tal y como ocurrió en los últimos días del paro. Ahora a ellos se les recriminan que desconocieron a diversas iniciativas, menos a las autoridades del plantel.
Se debe permitir la expresión de todos los sectores que están de acuerdo en la lucha, incluir a todas las iniciativas que existen para fortalecerlo, debatir abiertamente las propuestas y al final llegar a acuerdos; en los acuerdos y en la acción, es donde se debe exigir la unidad
La democracia y la unidad es fundamental para el movimiento estudiantil; no puedes reclamar unidad, reconocimiento o una representación si existe la exclusión y la antidemocracia.
El movimiento en la ESIME y del IPN adoleció de estos dos elementos fundamentales en parte por la inexperiencia, pero también debido a la arrogancia de algunos representantes de mesas de trabajo o comisiones: el resultado fue que sectores de estudiantes poco a poco se fueron alejando del paro, quedando un grupo reducido en las guardias y actividades y una parte importante recriminando los acuerdos limitados del movimiento en las redes sociales, único espacio que queda para expresarse ante la falta de espacios democráticos como las asambleas.
El problema del presupuesto
Nosotros propusimos enfocar todos los esfuerzos del movimiento estudiantil en la lucha por el incremento al presupuesto del IPN desde la primera concentración (e incluso antes) de la Plaza Roja, dónde apareció el Director General.
La falta de cupos y la saturación de los grupos se debe a la falta de maestros; la matrícula en el IPN ha crecido en los últimos años en más de 40 mil estudiantes, sin embargo, la plantilla laboral de maestros se ha quedado estancada.
Para la reparación de edificios e instalaciones se requiere presupuesto.
La mayoría del dinero del Politécnico se obtiene del presupuesto otorgado por el gobierno federal, no por el concepto de las cuotas de inscripción (por cierto, ilegales) donaciones en las inscripciones o los recursos autogenerados.
Al Politécnico, por su carácter de institución desconcentrada de la SEP, la secretaria de Hacienda le etiqueta el ejercicio del dinero asignado.
El ramo 1000 y 5000 corresponden al pago al personal del IPN y a la compra de bienes inmuebles y materiales. Ahí era donde teníamos que poner énfasis para la mejora material de los estudios.
Una de las demandas históricas del movimiento estudiantil es el incremento al presupuesto a la educación pública, la cual sigue siendo vigente.
Se pudo haber convocado una gran concentración politécnica en demanda de más presupuesto, pero se gastaron demasiadas energías en otras acciones secundarias durante este paro.
Un llamado a profesores y trabajadores del IPN para sumarse a la lucha por esta demanda hubiera encontrado un gran eco. Una gran movilización politécnica pudo haber establecido mesas de trabajo con las comisiones encargadas de discutir el presupuesto y éste destinarlo a los rubros que mejoran las condiciones de estudio.
Nosotros intentamos realizar lo nuestro, durante el paro el CLEP convocó a un foro por el presupuesto, junto a profesores y trabajadores. La respuesta de un sector de compañeros que se asumieron como los paristas oficiales fue la agresión hacia el foro, rayando la manta que colgamos entre el edificio 3 y 4.
Debemos saber que no hay mejoras sustanciales a las condiciones materiales de estudio sin el aumento al presupuesto y en la transparencia en el uso del mismo, es una demanda que no debe ser abandonada. Debemos reivindicarla, trabajarla y continuar con esta lucha.
Por la construcción de una alternativa revolucionaria y democrática en el movimiento estudiantil
Existe un sabor agridulce entre un sector de estudiantes por los resultados del paro, este balance no pretende imponer nuestras ideas, sino expresar nuestro punto de vista para que éste pueda ser debatido en total libertad entre los estudiantes.
Las limitaciones en resultados del paro se deben ante todo a errores de la representación estudiantil, que de manera consciente e inconsciente llevó al aislamiento a la lucha, pensando que las mesas de trabajo con el director era lo fundamental.
Nosotros reconocemos nuestra parte, en el Comité de Lucha contábamos con fuerzas limitadas, producto de 2 años y medio de pandemia, el egreso de muchos de nuestros integrantes debilitó a la organización estudiantil combativa. Nuestras fuerzas no fueron las suficientes para revertir esas tendencias nocivas en el paro en la ESIME y el IPN; ahora capas nuevas de estudiantes han pasado a engrosar las filas del CLEP pero eso sucedió en el transcurso de esta lucha.
Pugnamos por la construcción de una organización estudiantil democrática, combativa, con conciencia de clase y que retome las tradiciones revolucionarias del movimiento estudiantil del politécnico. No nos da miedo esta herencia, sino que la reivindicamos.
Entendemos que la actividad de una organización estudiantil no debe reducirse solamente a lo académico, es un error, ya que los contenidos educativos están condicionados por la política educativa. Lo que pasa dentro de las escuelas está interrelacionado con lo que sucede fuera: la política educativa de los gobiernos en turno, el presupuesto educativo, la lucha de los grupos de poder dentro del espacio educativo; todo eso lo debemos entender, estudiar, si no queremos repetir errores del pasado. Quién no conoce su historia está condenado a repetirla.
La lucha estudiantil en el IPN se ha caracterizado por que se vincula con otros sectores en lucha. Además, los orígenes de los movimientos estudiantiles del Politécnico son revolucionarios, pues pertenecían a la Confederación de Estudiantes Socialistas, el nombre es bastante sugerente y dice bastante de la lucha politécnica en sus orígenes.
Las Asesorías Estudiantiles que hemos impulsado han tenido bastante éxito, además de los otros proyectos estudiantiles que hemos lanzado, cientos de estudiantes se han anotado. Esto además de ayudar a prepararnos académicamente nos ayuda a adquirir conciencia. Como Comité de Lucha reivindicamos las tradiciones revolucionarias del movimiento politécnico, tratamos de estudiar y entender los acontecimientos políticos, sociales y económicos que suceden dentro del IPN, la educación y el país para transformarlos radicalmente atendiendo los intereses colectivos de los estudiantes y la clase trabajadora.
Reivindicamos también la independencia de la organización estudiantil de las autoridades, el Estado y la burguesía, nosotros no los necesitamos ni siquiera para que nos brinden papelería. Todo material e iniciativa surge del apoyo propio de los estudiantes.
Reivindicamos la lucha por la educación pública, científica y popular; por el rescate del proyecto original del IPN para que brinde educación a los hijos de los trabajadores y campesinos y sea la institución rectora de la educación tecnológica en el país; pero también somos conscientes que la transformación radical que la educación requiere vendrá de la transformación radical de la sociedad.
Invitamos a todo estudiante honesto que esté dispuesto a luchar a acercarse al CLEP y a las Juventudes Marxistas, organizarse y luchar.
Acércate al edificio 4 de la ESIME Zacatenco, segundo piso.