En los últimos días se ha expresado nítidamente que el viejo orden general ha sido enviado al museo de antigüedades de la historia y surge de manera violenta una nueva configuración del sistema capitalista. La guerra comercial impulsada por Donald Trump, que a su vez condujo al pánico por una muy probable recesión económica internacional, no es más que el comienzo de este proceso violento de transformación.
El gobierno reformista de la 4T ha presumido como un logro la excepción de los aranceles recíprocos a México debido al TEMEC y, aunque temporalmente no se han presentado con toda su profundidad en México las ondas expansivas de la turbulencia internacional de manera directa, para nada significa que se tenga un ambiente tranquilo y apaciguado a lo interior del país, todo lo contrario.
La situación de la violencia producto del narcotráfico, la inseguridad generalizada en el país, la violencia hacia las mujeres, la incapacidad del gobierno de poner “orden” en municipios (e incluso estados completos), el evidente intento de golpeteo a la clase trabajadora con la ley del ISSSTE, etc.; son claros ejemplos de que las contradicciones del capital mundial se manifiestan igualmente en nuestro país, aunque sea con caras diferentes.
Juventud
Ante este escenario no es sorpresa para nadie que la juventud refleje las presiones y ataques que sufre día a día con luchas en sus escuelas y universidades. El sistema ya nos ha quitado todo, de modo que ya no se tolera ningún golpeteo más sin una respuesta de lucha.
Esto lo pudimos observar en los casos de la lucha estudiantil tanto en la BUAP como en la ENES Mérida, donde los estudiantes se lanzaron a una lucha frontal contra la precarización de la educación y las autoridades universitarias corruptas incapaces de solucionar ninguno de los problemas que aquejan a la comunidad. Y aunque estas movilizaciones han llegado a su fin recientemente, para nada son el fin de la agitación general.
UNAM
Casi simultáneo a las anteriores, se gestó una lucha amplia por comedores subsidiados a lo interior de varios planteles de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM. Ésta defendió una reivindicación histórica y, que si bien comienza en la ENP 2, se extendió a más de cuatro planteles más, llegando incluso a nivel superior en FES y CU. Esta lucha es sumamente importante, pues deja ver lo reaccionaria, nefasta, corrupta, cínica, vil y miserable que es la burocracia dorada de la universidad, la cual se escuda siempre tras la “autonomía universitaria” ya tan manchada de sangre, lodo y heces por todos lados.
¿Qué conclusión podemos obtener de la lucha por los comedores? Primero que la burocracia dirigente de la universidad solo ve y actúa por sus intereses, jamás por los de los alumnos, profesores ni trabajadores. Ante una demanda justa y necesaria incapaces de ceder la intervención del gobierno de la CDMX (lo cual vulneraría su tan anhelada autonomía que ha sido la toalla con la que se limpian la sangre y lodo de las manos cada vez que lo desean), y evidentemente oponiéndose férreamente a ceder parte de sus grandes fortunas que se roban desvergonzadamente del presupuesto de la universidad para con él impulsar los comedores a lo interno de la universidad, la burocracia ha elegido jugar el papel de perfecto saboteador contra los estudiantes. Para esto, ser un estorbo, robar y reprimir, es para lo único para lo que sirve la burocracia universitaria, no solo en la UNAM, en todas las universidades sin distinción.
Pero la cosa no queda aquí, lamentablemente. Tras jugar el papel más reaccionario, la burocracia encabezada por el rector Leonardo Lomelí Vanegas (heredero y compañero de cloaca de Graue) ha decidido impulsar una reforma a la Legislación Universitaria en materia estructural entorno al Tribunal Universitario (que en términos reales ha jugado un papel de ser la Santa Inquisición en la UNAM), más concretamente en el artículo 15 del reglamento donde se plantea que se aplicará suspensión o expulsión inmediata por casos de “vandalismo” o “narcomenudeo”.
¿Qué fin puede perseguir esta reforma a la Legislación Universitaria si no es otro que la más cruda y sinvergüenza represión a la protesta estudiantil? ¿Qué define el tres veces H. Consejo Universitario (Horrible, Hediondo e Hipócrita) por actos vandálicos si no es otra cosa que cualquier estudiante que se atreva a levantar la voz para señalar una injusticia? ¿Que acaso no recordamos cómo la autoridad históricamente ha empleado el discurso del combate al narcotráfico y narcomenudeo para reprimir movimientos insurgentes y de protesta? Este intento desde la rectoría de la universidad de legitimar la represión al derecho de manifestación y persecución de activistas estudiantiles respaldándose nuevamente en su maldita autonomía universitaria es la cúspide del carácter reaccionario de la burocracia al frente de la UNAM.
Ante esta situación los estudiantes de la universidad se han lanzado una vez más a la lucha, con asambleas, marchas, paros y manifestaciones exigiendo la derogación inmediata de dicho artículo. Esto es algo que vemos presente ya en facultades como Ciencias Políticas y Sociales, Ingeniería, Química, Economía, Ciencias, etc., y que han obligado al rector de la universidad a salir, con la cola entre las patas, a decir que se trata de una malinterpretación producto de una mala formulación del artículo y que se buscará convocar una vez más una comisión del Consejo Universitario para revisar y se es necesario reformular o hasta eliminar la reforma del artículo 15.
Se trata de un movimiento muy importante, pues a poco menos de una semana de iniciar un periodo vacacional que desmovilizaría por completo la lucha, los estudiantes lograron obligar a la burocracia a recapacitar sobre sus intentos de meter por la puerta de atrás un golpe directo a los estudiantes. Sin embargo la lucha todavía no termina, es fundamental mantener la protesta que exija no una reformulación sino la derogación de todo el artículo 15, incluso exigir la desaparición del Tribunal Universitario que como ya lo hemos dicho, ha servido como la Santa Inquisición de este feudo llamado UNAM.
IPN
Pero la lucha no se limita a la UNAM, para nada. El ambiente de protesta se encuentra también en el IPN, donde muchas escuelas se han levantado en paro en el último periodo exigiendo condiciones mínimas para el desarrollo de la vida universitaria. En este proceso se han unido la Unidad Profesional Interdisciplinaria en Ingeniería y Tecnologías Avanzadas (UPIITA), el Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud Unidad Santo Tomás (CICS UST), la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología (UPIBI), la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMyH), la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía IPN (ENBA), la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica Unidad Zacatenco (ESIME Z). Es especialmente importante mencionar el caso de los CECyTs, pues se trata de compañeros estudiantes de media superior como es el caso del CECyT 15, CECyT 7 o del CECyT 6 en el cual el pasado 28 de marzo fue ocupado por la Guardia Nacional y la Policía Estatal como en los viejos tiempos de la represión policial-militar sinvergüenza del PRI y PAN, pero ahora con el gobierno de la 4T.
Algunas de las demandas que se presentan en la presente ola de luchas son: apertura de grupos con profesores asignados, mantenimiento a instalaciones como clínicas o cubículos, actualización de materiales, transparencia en el presupuesto, paga inmediata a los docentes, atención a casos de acoso, etc.
Se avecina segura tormenta
¿Qué podemos extraer de todo lo anterior? Es claro que existe un ambiente de agitación, por donde sea que se vea se puede encontrar una lucha de la juventud, desde las medias superiores hasta las superiores, no solo en la CDMX sino en todo el país. Esto no es una casualidad, no es un complot gestado desde la derecha para golpetear al gobierno de Sheinbaum; sino que se trata de la expresión más nítida del agotamiento de la juventud ante un sistema que solo nos ofrece violencia, barbarie, precarización, desempleo, carestía, y cada día una educación en condiciones más miserable mientras que los altos funcionarios gozan de inmensos privilegios.
Este es un punto fundamental, todas las luchas estudiantiles deben de voltear a ver las composiciones de gobierno de sus universidades, estas oligarquías burocráticas totalmente antidemocráticas que son los cimientos sobre los que se posa la corrupción, la represión y la censura. Pero para nada se trata de una lucha meramente estudiantil. Aislar el movimiento solo le condenará a la muerte segura. Los estudiantes debemos de vincular nuestras luchas y demandas con la de los trabajadores, con las de la clase obrera nacional. Con ella todo, sin ella nada.
Hoy vemos banderas de protesta marchar firmes, vaticinan segura revuelta de la juventud, pero para que esta logre triunfar se hace necesario un programa político claro, revolucionario y firme en la unidad entre el estudiante y el trabajador.
¡Profesores, trabajadores y estudiantes, unidos y adelante!
¡Abajo la burocracia en las escuelas!
¡Mejores instalaciones en las escuelas!
¡Comedores baratos y de calidad!
¡Contra la censura y persecución por luchar!
¡VIVA LA LUCHA ESTUDIANTIL UNIDA A LA OBRERA!