Escrito por: Carlos Márquez
Emiliano Zapata es uno de los más consecuentes revolucionarios mexicanos, luchó por justicia social y representó las aspiraciones del campesino pobre. Emiliano fue difamado en vida, tachado de brutal asesino y bandolero. ¿Cuándo el viejo orden existente ha hablado bien de quienes aspiran a un cambio de raíz? Pero su bandera sigue limpia y su ejemplo ha perdurado. La lucha de Zapata y los revolucionarios mexicanos permitió obtener tierras, dar derechos agrarios y laborales, educación y salud pública y demás derechos sociales. El régimen y sistema capitalista de hoy se parece tanto al que combatió el Ejército Libertador del Sur y la División del Norte. A los obreros se les pisotea y se les quitan sus derechos mientras las comunidades campesinas, indígenas y mestizas, son despojadas de sus tierras y recursos naturales. Hoy, al igual que hace 100 años, es necesaria una lucha revolucionaria contra el mal gobierno y las clases poseedoras.
Emiliano y la tradición revolucionaria de su pueblo
Los pueblos indígenas han aprendido a resistir, su organización social suele ser también en cierto sentido una forma de organización para la lucha. Los pueblos indígenas y el campesinado pobre nunca han faltado a la cita de la historia cuando de revoluciones se trata. En el Estado de Morelos se ha participado en los distintos procesos revolucionarios del país, los propios antepasados de Emiliano Zapata combatieron con José María Morelos en la lucha de independencia como en la revolución de Reforma de Benito Juárez dentro de las chinacas y contra la invasión imperialista francesa.
Emiliano fue el penúltimo hijo de los diez que tuvo Cleofas Salazar y Gabriel Zapata. Nació el 8 de agosto de 1879 en el pueblo de Anenecuilco en el Estado de Morelos. Su familia era campesina, se dedicaba tanto a labrar la tierra como a la cría de ganado. Poco se sabe de la infancia y juventud de Emiliano, sus padres muriendo teniendo él 15 o 16 años, a la edad de 19 tuvo problemas con la policía que le obligaron a salir por un periodo de tiempo al vecino Estado de Puebla. Tenía importante destreza con los animales y era buen domador de caballos, sus habilidades de charro le permitieron tener trabajo y una posición acomodada sin tener que pasar hambres como ocurría en la mayoría de los hogares campesinos. Le gustaba vestir bien, fue hombre de pocas palabras y hábil cortejador de muchachas. Desde joven se involucró en las luchas de su localidad en defensa de la tierra.
Desigualdad social
A mediados del siglo XIX los liberales encabezados por Benito Juárez toman el poder, impulsaron una revolución burguesa con las leyes de reforma, el país entró en una gran inestabilidad con guerra civil y la invasión imperialista francesa. La revolución de reforma pese a todos los obstáculos triunfó, se despojaron gran parte de sus propiedades a la iglesia (principal terrateniente) y se sentaron las bases de un desarrollo capitalista que se vio materializado de forma más clara bajo el gobierno de Porfirio Díaz. Este desarrollo tardío no pudo superar que la mayor parte de la economía siguió siendo agraria teniendo el país un 80% de la población campesina. Empresas modernas en las ciudades fueron ccreadas junto con haciendas rurales, en ambos casos usando métodos brutales y ancestrales de explotación.
Otro elemento característico es que el capitalismo mexicano se desarrolló bajo la sumisión al imperialismo, principalmente francés, británico y norteamericano, este último siendo el predominante. En 1910 el 70% de las inversiones totales era de capital extranjero. En el petróleo eran del 100%, 98.2% en minería, 87% en electricidad, 84.3% en industria y 76.5% en Bancos.
La población campesina ascendía a más de 12 millones de personas en 1910 y unos 834 hacendados eran los dueños de las tierras teniendo en su posesión 167,968,814 hectáreas (La Revolución interrumpida, Adolfo Gilly). Esta concentración de la tierra era el elemento principal de la desigualdad social. Muchos pueblos campesinos y comunidades indígenas habían sido despojados por los hacendados de sus tierras y recursos naturales, este fue el caso del Estado de Morelos y otros al sur del país. El campesino añoraba su tierra y una vida digna. Divisiones por arriba abrirían las compuertas por las que se expresarían las masas campesinas haciendo una revolución.
Emiliano es elegido Calpuleque
En 1909 Emiliano fue elegido por el voto de su comunidad como su dirigente (calpuleque), que tenía la encomienda de encabezar la defensa de la tierra y cuidar los documentos de propiedad que dejaban en claro que la comunidad campesina era la legítima dueña de las tierras. La cuestión de la legalidad, incluso en una revolución, puede ser muy importante para las masas. Ricardo Flores Magón diría que un revolucionario es ilegal por naturaleza y los zapatistas pronto subvertirían el viejo orden y su legalidad. Pero esos papeles fueron cuidados por Zapata celosamente, porque representaban su legítimo derecho a la tierra.
Ese mismo año Emiliano había participado en la campaña electoral de Patricio Leyva para la gubernatura del Estado de Morelos quien fue derrotado por el candidato oficial Pablo Escandón, pero obtuvo mucho apoyo del campesinado que estaba ya buscando una alternativa de cambio. Los despojos de tierras seguían y en Leyva veían la posibilidad de que alguien finalmente los defendiera en los tribunales donde siempre eran derrotados los campesinos pobres. Porfirio Díaz tuvo pronto que cambiar de gobernador para tratar de apaciguar el descontento, pero ninguna de esas medidas fue suficiente para evitar poco tiempo después un estallido revolucionario.
Las elecciones pueden ser un espacio visto por las masas para tratar de cambiar su realidad y luchar contra el viejo orden aun a pesar de que la democracia burguesa es muy limitada y más en un país como el México de hoy o de ayer durante el porfiriato. Por aquellos tiempos aparece en la escena Francisco I. Madero quien era un burgués liberal. Madero hizo un movimiento para que hubiera elecciones libres y se se presentó como candidato a presidente a las elecciones de 1910 lo cual levantó enorme expectativa entre los trabajadores del campo y la ciudad y la pequeña burguesía opositora. Las elecciones no fueron tan libres, Madero fue enviado a la cárcel antes de los comicios y tuvo que huir a Texas.
Durante la campaña electoral muchos Leyvistas se sumaron al apoyo a Madero y decidieron enviar al profesor Pablo Torres Burgos a entrevistarse con él. Emiliano no se sumó al partido antirreleccionista de Madero porque el triunfo de Escandón en la gubernatura de Morelos generó consecuencias con la invasión de tierras de su pueblo Anenecuilco y una situación desesperada de hambre. Zapata tuvo que ocuparse de organiza al pueblo y 80 hombres se arman en defensa de la tierra. Finalmente no fue necesario disparar sus rifles en esa ocasión para recuperar sus tierras pero en la práctica formó un primer núcleo armado del zapatismo.
Madero lanza el llamado Programa de San Luis de corte liberal burgués pero donde denuncia el fraude electoral, desconoce al gobierno de Díaz y llama a una insurrección armada para el 20 de noviembre a las 6:00 de la tarde. Madero toca el punto del despojo de tierras y ese será el punto que atraerá el apoyo del campesinado:
“Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos pequeños propietarios, en su mayoría indígenas, han sido despojados de sus terrenos, ya por acuerdos de la Secretaría de Fomento, o por fallos de los tribunales de la república.
Siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de que se les despojó de un modo tan arbitrario, se declaran sujetos a revisión tales disposiciones y fallos y se exigirá a los que los adquirieron de un modo tan inmoral, o a sus herederos, que los restituyan a sus primitivos propietarios, a quienes pagarán también una indemnización por los perjuicios sufridos.
Sólo en el caso de que esos terrenos hayan pasado a tercera persona antes de la promulgación de este plan, los antiguos propietarios recibirán indemnización de aquellos en cuyo beneficio se verificó el despojo”.
Poner hora y fecha de una insurrección armada permitió al gobierno de Díaz tomar medidas en contra de ella. Esta no tuvo la acogida inicial esperada y más bien parecía sería un rotundo fracaso. En Morelos los campesinos no siguieron el llamado inicial, comenzaron a levantarse en armas hasta tres meses después. El movimiento crece como bola de nieve, al Norte del país Pancho Villa dirige la toma Ciudad Juárez y eso bastó para que cayera el gobierno de Díaz y en poco tiempo tomara la presidencia Madero.
Torres Burgos inicia el levantamiento armado en Morelos pero muy pronto seria asesinado mientras tomaba una siesta. Zapata inicia la lucha armada con un papel de subalterno bajo el mando de los enviados designados por Madero. El 19 de mayo, sólo dos días después de la caída de la dictadura, Zapata dirige la toma de Cuautla y se convierte en el líder indiscutible del movimiento en la región. El campesinado de los estados aledaños sufría de las mismas problemáticas y pronto se fue conformando un solo ejército, la gente se sumaba en masa a la lucha, es el pueblo trabajador el motor indiscutible en la revolución.
El movimiento ya llamado zapatista no podía ser ignorado, Madero visita los Estados de Morelos y Guerrero, sin embargo no rompe con sus vínculos de clase, les llama al desarme (algo que zapata no acepta) e incumple la devolución de tierras. Madero ve en los zapatistas a bandoleros, amorfos socialistas agrarios y tontos campesinos. Incumple la promesa de devolver las tierras despojadas y mantiene las hostilidades contra los Zapatistas.
Un ejército revolucionario
Los campesinos apoyaron a Madero porque añoraban la tierra. Zapata y el profesor Otilio Montaño, refugiados en la sierra de Puebla, redactaron un nuevo programa revolucionario: El Plan de Ayala. En este se critica tanto a Díaz como a Madero, quien incumplió sus promesas actúa un pueblo que dejó todo por la Revolución. Se llama a regresar las tierras despojadas, señala que el problema principal es que la agricultura y la industria están en manos de unos cuantos y eso provoca la miseria de la mayoría y se plantea su expropiación con indemnización. Se dice que los bienes de los hacendados, científicos y caciques que se opongan a este plan serán nacionalizados y dos terceras partes de estos se usarán para indemnizaciones de guerra destinadas a viudas y huérfanos. Cuando la revolución triunfe los distintos dirigentes elegirán a un gobierno provisional. Se llama al pueblo a defender ese plan con las armas en la mano.
La campaña de desprestigio anti zapatista no pudo contra un plan que demostraba que este nuevo ejército defendería las demandas campesinas de manera seria, así que el Ejército revolucionario del sur gana gran apoyo y crece, toma el control de casi todo el Estado de Morelos, al grado que Zapata es capaz de nombrar a un nuevo gobernador. Madero trato de aniquilar al movimiento por la vía represiva enviando fuerzas federales bajo el mando de Juvencio Robles quien generó terror. Todo fue en vano, el zapatismo crecía como la espuma. Felipe Ángeles sustituye a Robles y tiene una política de convencimiento bajo argumentos agraristas, lo cual llevó a una especie de tregua.
La revuelta Zapatista no era la única que enfrentaba el gobierno de Madero. Libraba distintas batallas de derecha y de izquierda (como la de Pascual Orozco que finalmente capitularía frente a Victoriano Huerta), fue un gobierno que se quedó a mitad de camino y no quedó bien ni con la burguesía y los terratenientes ni con los obreros y campesinos. Esa contradicción se resolvió con un golpe de Estado en febrero de 1913 que terminaría con el derrocamiento del gobierno y asesinato de Madero y dos de sus ministros.
Las masas no buscan en un primer momento una revolución cuando buscan mejorar sus vidas, dirigentes que plantean un cambio pacífico con algunas reformas suelen ganar un mayor apoyo de manera inicial. Son los grandes acontecimientos los que ayuda a sacar conclusiones a las masas y estas no se sacan de manera homogénea. Los mismos zapatistas simpatizaron y apoyaron a Madero y aunque se desilusionaron no ocurrió lo mismo con otros sectores, el mismo Pancho Villa apoyó hasta su muerte a Madero. En un proceso así se corre el riesgo de caer en sectarismo alejándose el sector más avanzado del conjunto de las masas. Eso fue lo que le ocurrió al Partido Liberal Mexicano de Ricardo Flores Magón, que era de los más consecuentes y avanzados de la revolución pero que quedaron aislados por no tener una actitud adecuada hacia el movimiento maderista dentro del cual efectivamente había elementos burgueses relegados del porfiriato pero también estaban las masas que harían la revolución.
Una revolución surge cuando las masas han perdido la esperanza de que pueden reformar el sistema y se requiere un cambio de raíz. El movimiento maderista abrió las compuertas y el proceso siguió su propia lógica y camino. Con el golpe de Estado de Victoriano Huerta se rompieron las ilusiones de generar un cambio por la vía legal y pacífica. Este triunfo de los sectores más reaccionarios y conservadores no apagó la revolución, la exponenció y generalizó y dentro de ellas sus sectores más consecuentes con la causa campesina que fueron el Ejército Revolucionario del Sur de Zapata y la División del Norte de Pancho Villa, el ejército más poderoso de la revolución mexicana.
Victoriano Huerta tuvo una política de cooptación de los dirigentes revolucionarios, Pazcual Orozco a quien en el Plan de Ayala se le proponía como principal jefe de la revolución, claudicó frente a él e incluso su padre fue enviado de emisario a convencer a Zapata de apoyar al nuevo gobierno. Zapata implacable con su causa mandó a fusilar al emisario de Huerta y pasó a la ofensiva en su lucha contra de él. Si antes la lucha era contra Díaz y Madero, ahora había que combatir al nuevo tirano y el plan de Ayala se modificó para estos fines.
Huerta lanzó nuevas ofensivas contra el zapatismo aún más sangrientas pero esto sirvió para que estos se refugiaran en nuevas regiones y Estado, extendiendo su influencia. Emiliano sería conocido como el centauro del sur. Su influencia llegó a abarcar Morelos y casi todo Guerrero, así como parte de Puebla, Estado de México y la Ciudad de México, siendo siempre una fuerza amenazante en el centro del país que alcanzó a 30 mil hombres armados.
Aguascalientes
El Zapatismo, sin embargo, no fue una fuerza militar poderosa comparada con los insurrectos del norte del país, pero era quien mayor claridad política tenía con respecto a las demandas de las masas populares. Las tropas constitucionalistas dirigidas por Venustiano Carranza y dentro de las que participaban elementos como Álvaro Obregón y Pancho Villa, los dos primeros representantes de la naciente burguesía y el tercero del campesinado pobre. En agosto de 1913 el avance de zapatistas y constitucionalistas provocó la caída de Huerta y pocos meses después el Estado porfisita colapsaría como un castillo de naipes.
Las heterogéneas fuerzas revolucionarios tenían la tarea de reconstruir una nueva sociedad y un nuevo Estado. Venustiano Carranza se erige como el principal dirigente pero entra en conflicto con los sectores más revolucionarios del campesinado, las tropas federales fueron sustituidas por fuerzas constitucionalistas que fueron igual de hostiles contra los zapatistas. Aunque destacados defensores del agrarismo dentro del constitucionalismo fueron a ver a Zapata éste condiciona el respaldo a Carranza a que este apoye el Plan de Ayala, cosa que evidentemente rechaza a lo que los zapatistas, en parte para combatir los estragos económicos de la guerra, aplican expropiaciones de quienes se oponían a dicho Plan y con esto se acentúa más la división con Carranza que en su condición de clase no puede aceptar atacar la propiedad de terratenientes y burgueses. Pancho Villa y la división del norte entran en conflicto abierto con Carranza al punto del rompimiento.
Ante la situación imperante se propone una convención revolucionaria que se realizaría en el Estado de Aguascalientes en octubre de 1914. Carranza quería usar a esta para consolidar su liderazgo pero ocurrió lo contrario los villistas adquieren gran fuerza e invitan a participar a los zapatistas quienes ponen como condicionante que se discuta el Plan de Ayala, a lo cual se accede. El Plan de Ayala es asumido por los villistas en la convención y esta unidad genera una fuerza tal que permite a la División del Norte y el Ejercito Libertador del Sur tomar la Ciudad de México donde son recibidos entusiastamente por sus hermanos de la ciudad, la clase obrera que sale por miles a las calles. Ocupan el Palacio Nacional donde se toman la emblemática foto donde Villa se sienta en la silla presidencial con Zapata a su lado. Los emblemáticos dirigentes revolucionarios Villa y Zapata se reúnen en Xochimilco.
La revolución mexicana muestra el enorme potencial revolucionario del campesinado, sus sectores más consecuentes tuvieron el poder en sus manos sin embargo no supieron que hacer con él. La alianza con Villa fue efímera, Zapata se regresa a sus tierras a defenderlas. La revolución mexicana muestra también los enormes límites del campesinado, que no tuvieron el programa y la claridad de dirigir la sociedad y abandonaron el poder. Era necesario, como tres años después ocurrió en Rusia, una alianza con el proletariado de la ciudad que desgraciadamente en México estaba descabezado, por un lado había una influencia de los sectores más conservadores del anarquismo y sus elementos más revolucionarios encabezados por Flores Magón se encontraban aislados debido a los golpes recibidos en el pasado y los errores sectarios que cometieron. Las demandas sociales del campesinado sólo era posible llevarlas a su ejecución hasta el final bajo una sociedad dirigida por obreros y campesinos, que como explica el Plan de Ayala, combatiera la concentración en pocas manos de la propiedad en la industria y la tierra.
La comuna de Morelos
El país estaba a punto de vivir su guerra civil más sangrienta entre los elementos burgueses de la revolución y los más consecuentes representantes del campesinado pobre. El principal enemigo a vencer era Pancho Villa y su División del Norte, la mayor fuerza militar del campesinado pobre. Obregón y Carranza apuntaron sus balas en contra de ellos, los zapatistas lamentablemente no hicieron un frente único armado que pudiera soportar a los villistas. Esa alianza muy probablemente hubiera cambiado la correlación de fuerzas a favor de la revolución social. Esta coyuntura, sin embargo, permitió que se les dejara tranquilos a los zapatistas quienes protagonizarían una de las más inspiradoras experiencias de la revolución mexicana.
En una revolución puede haber armas o no de por medio, comúnmente la resistencia de las clases poseedoras obliga al uso de estas pero no son las armas lo que hace una revolución, sino la entrada de las masas en la escena política. Con la acción revolucionaria ya se habían recuperado en Morelos tierras arrebatadas y se habían hecho expropiaciones de los enemigos del Plan de Ayala. En 1915 se pasó a hacer expropiaciones sin indemnización de las destilerías e ingenios en función de la necesidad de los pueblos y el ejército revolucionario. Estas medidas eran el camino a seguir y se debían haber extendido a las ciudades para que la industria y la tierra fueran propiedad de los trabajadores. Para ello era necesario construir un Estado de los obreros y campesinos que pudiera, basados en la democracia de los trabajadores, planificar la economía en beneficio del pueblo trabajador. Antes era necesario derrotar a las fuerzas burguesas de la revolución a nivel nacional, algo que no se hizo.
Los hacendados habían huido los campesinos era nuevamente dueños de la tierra. El nivel de vida era mayor que en la ciudad de México, la inflación en medio de la guerra relativamente baja y la comida abundante. Los pueblos vivian en fraternidad, los conflictos por tierras entre poblados eran resueltos de una mejor manera dialogando con los representantes de las comunidades y la alegría se sentía en diversas fiestas populares.
Los ingenios y destilarías se expropiaron y echaron a andar bajo control del ejército revolucionario y se indemnizó a viudas y huérfanos de los combatientes caídos en batalla. Lo que tenías era un gobierno de los campesinos que parecía un sueño en vida, el inicio de un paraíso en esta tierra. Las masas comenzaban a tocar el cielo con sus manos.
El campesinado puede jugar un rol muy importante en la revolución, sin embargo existen límites porque la tendencia general es a la repartición y producción individual de la tierra, algo distinto a una fábrica expropiada que forzosamente se debe echar a andar de manera colectiva. La expropiación no es suficiente, debe haber una producción colectiva y democrática con un plan centralizado de producción. En el caso de Morelos era clave echar a andar los ingenios azucareros pero los campesinos, aunque no dejaban tierras ociosas, querían sembrar maíz y frijol y muy pocos fueron convencidos por Zapata de sembrar caña. La producción de los ingenios azucareros podría ayudar a elevar el nivel de riqueza del Estado en beneficio del conjunto de la población. Evidentemente la comuna de Morelos debía ser extendida a nivel nacional, reflejaba embrionariamente la nueva sociedad de los trabajadores que estaba naciendo pero de no extenderse sucumbiría ante el naciente estado burgués. Era lo que Lenin definía una situación de doble poder que tiene una naturaleza inestable y donde el poder de los trabajadores o vence o es derrotado por el poder de la burguesía, desgraciadamente esto segundo fue lo que pasó.
Manuel Palafox y los magonistas
El zapatista Manuel Palafox fue nombrado por la Convención Revolucionaria como ministro de Agricultura. Este llevó adelante el programa de los campesinos revolucionarios y fue una pieza importante para llevar adelante medidas a favor de los campesinos en Morelos. Dentro de sus colaboradores se encontraba Felipe Carrillo Puerto quien pocos años después establecería un gobierno socialista en Yucatán o Antonio Díaz Soto y Gama, compañero de armas de Ricardo Flores Magón y cofundador del Partido Liberal mexicano. Palafox es un buen ejemplo de lo que debe hacer un ministro revolucionario. Agentes norteamericanos lo describieron así: “Es inestable y sus rabiosas ideas socialistas no ayudarán a resolver beneficiosamente los problemas de su país”. Esto debido a que Palafox no se inmuto por la presión norteamericana y decidió repartir una hacienda, cuyos dueños eran del país del norte, entre los campesinos.
Soto y Gama no fue el único colaborador del magonismo que estuvo en contacto con los zapatistas, de hecho hubo en el camino muchas coincidencias y vinculaciones. En distintos momentos Magón buscó esas vinculaciones a través de sus colaboradores. La consigna Tierra y Libertad usada por Zapata y los zapatistas fue tomada del magonismo quienes a su vez la tomaron de los revolucionarios narodniquis rusos. Genovevo de la O. mantiene correspondencia con Ricardo Flores Magón a través del cual enviaron correspondencia a Zapata y el magonista Jesús M. Rangél estuvo con los zapatistas. Al parecer Zapata llegó a proponer en más de una ocasión el traslado del periódico Regeneración a la zona bajo control zapatista, quienes tenían también una fábrica de papel bajo su control. Estos ofrecimientos primero no eran materialmente posible porque los dirigentes del Partido Liberal Mexicano estaban encarcelados pero después Ricardo Flores Magón rechazó esa propuesta, lo que hubiera significado la vinculación de la dirección política de los trabajadores con uno de los movimientos campesinos principales y más avanzados de la revolución.
Es verdad que Ricardo Flores Magón simpatizaba con las ideas anarquistas, pero ante todo era un revolucionario que buscaba el triunfo de los trabajadores contra el sistema de explotación para lo cual Ricardo y sus seguidores no dudaron en formar un partido centralizado, la publicación regular de un periódico, la organización de la clase obrera y saludar y ver como ejemplo el triunfo de los obreros rusos que tomaron el poder en 1917.
El declive y la muerte a traición
Francisco Villa, después de cruentas batallas, fue derrotado en el norte del país, el camino se abrió para una nueva represión hacia los zapatistas. El terror nuevamente se sembró en territorio zapatista con saqueos, fusilamientos, deportaciones e incendios.
Este era un enemigo nuevo, no era el viejo régimen en decadencia del porfiriano y sus reminiscencias, sino del Estado de la naciente burguesía. El zapatismo fue derrotado y reducido a cenizas, pero como revolucionarios no se dejaron doblegar y prácticamente reorganizaron sus fuerzas para desde ceros comenzar nuevamente la batalla en defensa de la tierra. Las masas que ya habían visto el poder de su lucha y lo que significaba la contrarrevolución carrancista no se dejaron tampoco doblegar. A final de 1916 el zapatismo retomó el control de gran parte del Estado de Morelos aunque en sus alrededores las hostilidades continuaron. La correlación de fuerzas ya había cambiado nuevamente fueron replegados en 1917 con una táctica más paciente pero muy dura, prácticamente matando de hambre a la población.
Fueron años duros. En 1919 epidemias causaron enormes bajas de un pueblo hambriento pero con gran dignidad. El caudillo del sur seguía siendo el ejemplo de consecuencia y honestidad de la lucha revolucionaria y su vida misma era un peligro permanente entorno a la cual tarde o temprano se reorganizarían los campesinos de la región para ir a la ofensiva. Algunos viejos revolucionarios, en medio de esta situación difícil desertaban y claudicaban como fue el caso del viejo compañero de armas de Emiliano Zapata, Otilio Montaño quien capitulo frente a Carranza y por tal motivo fue fusilado. Emiliano, sin embargo, hasta en los momentos más difíciles se mantuvo imbatible, había que acabar con él para acabar con el peligro del retorno de la revolución zapatista.
La situación era inestable, en el propio campo burgués había divisiones entre Carranza y Obregón y la proximidad de las elecciones en 1920 ponían en peligro la permanencia en la presidencia del primero y se temía se concretara una alianza de los zapatistas con Obregón, en su situación desesperada de aislamiento. Pablo González, el verdugo enviado por Carranza a Morelos, decidió acabar con la vida de Zapata.
En los años de la revolución los acontecimientos nacionales no podían ser ignorados, pero el zapatismo desarrollo su lucha en Morelos y sus alrededores pero durante mucho tiempo no tuvo una política consiente de entablar alianzas o extender la organización a nivel nacional, eso era particularmente necesario con La División del Norte de Pancho Villa. Al no hacerlo el resultado fue el aislamiento y al final Zapata busco alianzas desesperadas incluso con Obregón quien fuera quien combatiera más cruelmente a las fuerzas de Pancho Villa.
Zapata entró en contacto con un general pablista, Jesús Guajardo, en su búsqueda de salir del aislamiento. Este actuó bajo las órdenes de Pablo González y atrajeron a Emiliano a una emboscada. Guagardo simuló ponerse en rebeldía contra Carranza y fusiló a algunos desertores zapatistas como prueba de buena fe. El 9 de abril se concreta un primer encuentro en Tlaltizapán donde acuerdan verse al día siguiente, el 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca. Emiliano llegó con un grupo de 150 hombres y discutieron con horas con Guagardo planes conspirativos, finalmente lo invitó a entrar a la hacienda, como un caso inexplicable el desconfiado Zapata aceptó a entrar con solo tres acompañantes junto con los que fue asesinado cobardemente a quemarropa.
El legado de zapata
En 1916 y 1917 se celebró la asamblea constituyente que estableció una constitución burguesa, si bien para entonces se estaba desarticulando a las fuerzas villistas y zapatistas algunas de sus aspiraciones sociales fueron plasmados en esta y se crearon derechos sociales para campesinos y obreros.
Con la muerte de zapata la lucha continúo. Felipe Carrillo Puerto, el colaborador del ministro zapatista Palafox, sería gobernador de Yucatán entre 1922-23 y crearía un gobierno que se declaraba abiertamente socialista. Llegaron a enviar medicinas para ayudar a la republica obrera de los soviets en Rusia y se dice que Lenin les agradeció y dio consejos sobre la cuestión agraria.
Las ideas del plan de Ayala cimbraron la conciencia del país. La revolución de los campesinos mexicanos no triunfó del todo pero el gobierno de Lázaro Cárdenas, surgido de la revolución, llevo adelante la repartición de tierras a miles de campesinos. Esto no se hubiera entendido sin la lucha del Ejercito Libertador del Sur y la División del Norte.
Rubén Jaramillo un joven campesino, al contar apenas con 14 años, entró al Ejército Libertador del Sur y recibió órdenes del mismo Zapata. Jaramillo en 1918, en medio de la ofensiva contra los zapatistas, dijo a sus hombres que había que enterrar las armas. Sabía que una derrota no significaría el fin de la lucha y efectivamente, Jaramillo tuvo que tomar las armas nuevamente contra quienes luchaban contra las conquistas de la revolución y del gobierno de Cárdenas.
El 1° de Enero de 1994 miles de indígenas se levantaron en armas en el Estado sureño de Chiapas con un movimiento de impacto nacional e internacional, a su organización le llamaron Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. ¿En verdad zapata está muerto? Las balas cobardes y asesinas mataron al hombre pero no a sus ideales e hicieron que por siempre viviera en el pueblo de México. Zapata está presente en la lucha de los explotados. Luchas y organizaciones campesinas, obreras y estudiantiles tienen evidentemente que rescatar su figura, legado y consecuencia.
Zapata dijo: “El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre pero que no grite cuando lo pisen”. Los campesinos que lo siguieron estaban siendo pisoteados pero decidieron volar como águilas. Los trabajadores del campo y la ciudad estamos destinados a volar como águilas y construir esa sociedad sin desigualdad social, por eso hay que hacer una guerra sin cuartel contra los ricos y el mal gobierno y poner las riquezas de la sociedad en beneficio de la mayoría formando un Estado de y para los trabajadores. Debemos luchar contra el capitalismo y por una sociedad socialista basado en la democracia de los trabajadores.