Escrito por David García Colín Carrillo
Antes de llegar a Siberia donde fue desterrado, Lenin pasa unos días en San Petersburgo –para arreglar asuntos familiares-. Es aquí, reunido con algunos integrantes de la Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera, donde es tomada la famosa foto donde Lenin aparece al centro, acompañado de seis camaradas, entre ellos, Martov.
Luego permanece unos días en Moscú en compañía de su madre- Llega a inicios de marzo de 1897 a Krasnoyarsk, provincia meridional del Yeniséi, donde estará del 9 de marzo al 30 de abril. A dos kilómetros de esta colonia de deportados existe una enorme biblioteca de 80 mil libros de un rico comerciante que le permite a Lenin estudiar libros de economía y estadística. En esto y en las largas caminatas para ir a la biblioteca consume su tiempo.
El gobernador de la región permite a Lenin, a petición de éste, continuar su condena en un poblado de clima más suave: Shushenskoye. Aquí permanecerá los tres años de su condena. Se trata de un pequeño pueblo que se levanta sobre la llanura y en el que para caminar hay que evadir montones de estiércol. A pocos kilómetros pasa el río Yeniséi donde Lenin se baña a diario. También cerca existe un bosque donde se puede practicar la caza de patos, zorros y liebres –con pobres resultados, pues Lenin es un tirador mediocre-. A su madre le informa que “[…] aunque sólo sea desde el punto de vista paisajístico, nuestro pueblecito es digno de mención”.1 Los días –al menos antes de la llegada de Krupskaia- son monótonos: “En el fondo los días sólo se diferencian en que hoy lees un papel y mañana otro; un día sales de la aldea por la derecha y al siguiente por la izquierda; hoy escribes un artículo y mañana otro. Precisamente hoy voy a ponerme a escribir uno”.2 El tedio de esos tres años se combatirá –además de las tareas políticas que nunca abandona- con el patinaje (se organizan carreras), la caminata, cacería en solitario y en grupos, el ajedrez por correspondencia y ¡hasta lucha libre!3 Todo solía llevarse a cabo mediante rutinas preestablecidas: tiempo para el paseo, para el juego, para la lectura, para la escritura, etc.
Vida familiar
Krupskaia es detenida ocho meses después y es condenada al destierro en Ufa, ciudad de los Urales. Dice ser novia de Lenin aprovechando una ley que da a los esposos el derecho de ser desterrados juntos. Lenin envía una carta a Krupskaia pidiéndole matrimonio. Ella responde lacónicamente: “si he de ser una esposa; así sea”.4
Krupskaia, como Lenin, es muy poco afecta a compartir asuntos privados –en sus memorias nunca expone sus sentimientos íntimos-; pero no cabe duda que a los novios no sólo los vinculaba el destino político y cierta conveniencia. En un comentario para una obra sobre Lenin, Krupskaia se permitió abundar acerca de la relación amorosa que los unía: “Éramos jóvenes, estábamos recién casados, nos queríamos apasionadamente; durante algún tiempo no existió otra cosa para nosotros. ¡Y este autor nos presenta consagrados sólo a traducir a Webb!” En otra ocasión dirá: “el hecho de que no haya escrito nada sobre este periodo en mis memorias de ningún modo quiere decir que no hubiera poesía y pasión juvenil en nuestra vida”.5 En efecto, traducirán un libro sobre sindicalismo de los Webb para allegarse de dinero extra, con el mismo fin Lenin publicará una docena de artículos y críticas de libros –sobre todo de economía y temas agrarios- que le pagan, más o menos, a 150 rublos. Pero también es evidente que hubo pasión amorosa en los recién casados.
Krupskaia, en compañía de su madre, se encuentra con Lenin el 7 de mayo. Elizaveta Krupskaia –madre de Nadiezhda- es una religiosa mujer que no aprueba la vocación revolucionaria de su hija y yerno, ante sus constantes reproches Lenin bromea y le dice: “¡El peor castigo de un bígamo es tener dos suegras!”6,Lidia con su suegra con humor y ella aprende a reírse de sus bromas. Al menos, Elizabeth Krupskaia amortiguará los reclamos ayudando a la pareja en las tareas domésticas. Por otro lado, la madre de Lenin recibe a su nuera y consuegra antes de partir a Siberia y las colma de pasteles y bocadillos para el viaje, además de libros para Lenin; pero Ana, la hermana de Lenin, es celosa y no puede evitar la grosería de escribirle a su hermano que su prometida es “delgada como una sardina”.7 La madre de Lenin –anticuada como sus tiempos- culpará a Krupskaia de la decisión de la pareja de no tener hijos.8 Así pues, ni Lenin ni Krupskaia pueden sustraerse a los típicos desaguisados familiares. La pareja se casa por la iglesia, no tanto por la presión de la piadosa madre de ella –como afirman las biografías oficiales- sino ¡simplemente porque no existe el matrimonio civil en la Rusia zarista! Rentan una casa más amplia por cuatro rublos en cuyo huerto se sembraban pepinos, zanahorias, acelgas, calabazas. “Yo estaba muy orgullosa de nuestra huerta” escribe Krupskaia.
A los paseos y a las excursiones de cacería –que se amenizan con cantos- y a los que se unen los dos obreros deportados del pueblo y un campesino (Sosipátich) –que hace siempre pequeños regalos a Lenin: una cigüeña, piñas de cedro, etc.- los acompaña un perro llamado Jenka a quien Lenin le enseña a “sostener objetos con el hocico, levantarse sobre las patas traseras y toda clase de cabriolas del saber perruno”.9 Lenin y Krupskaia discuten con los dos obreros el Manifiesto Comunista y El Capital. De entrevistas con Sósipatich y Jurávliev (otro campesino que, a decir de Lenin, era revolucionario por naturaleza) obtiene más detalles de la vida del campesino ruso. Jurávliev le contó cómo un campesino acomodado mató a un campesino pobre por robar una piel.
El ambiente familiar se iluminó con las visitas constantes del hijo de una pareja letona a la cual sólo les sobrevivió un hijo de los catorce que habían tenido. Minka era un dulce niño “tenía seis años –cuenta Krupskaia- y un rostro pálido y transparente, ojos claros y conversación seria. Acabó por venir a casa todos los días; apenas me levantaba y se oía un portazo; aparecía una pequeña figura con un gran gorro, una blusa de su madre y una bufanda. Declaraba alegremente: ““Ya estoy aquí””. Sabía que mi madre estaba loca por él, que Vladimir Ilich jugaba y bromeaba siempre con él”.10 Cuando termina el destierro, Minka se puso enfermo de tristeza. El niño muere después –no se sabe en qué circunstancias-. El padre solicitará, al futuro régimen soviético, tierra más allá del río Yeniséi.
Primer Congreso del POSDR
Fuera de las fronteras rusas, poco antes de que Krupskaia se encuentre con Lenin, nueve personas se reúnen en Minsk -área polaca y occidental de Rusia- un 1 de marzo de 1889, para llevar adelante lo que pasará a la historia como el I Congreso del Partido Socialdemócrata Ruso –el único llevado en territorio zarista-.11 Seis sesiones se llevaron a cabo durante tres días. Lenin, cuando estuvo en la cárcel de San Petersburgo, había escrito el proyecto de programa para este congreso con tinta de leche entre las páginas de un libro. El manifiesto aprobado fue escrito por Struve –que ya estaba girando a la derecha- poco antes de pasarse al campo del reformismo y el liberalismo burgués. Fue “su último servicio a la causa que pronto iba a traicionar”.12
El Bund judío era la organización más desarrollada, razón por la cual el congreso se realiza en el área polaca. Funcionaba más como un sindicato que como un Partido y su composición fundamental era de artesanos, mantiene a los intelectuales en grupos separados de los trabajadores y a éstos reducidos a reivindicaciones de corte gremial y económico. Debido a ello el Congreso hace concesiones al nacionalismo judío permitiendo que el Bund entre como organización autónoma al Partido y aceptando que las decisiones del Comité Central no tengan un carácter vinculante para los comités. El carácter centralizado del Partido –que no funcione como una federación sino como un organismo único- será un punto de debate muy relevante en el futuro. No obstante la importancia simbólica de este Primer Congreso, en realidad tuvo poca repercusión práctica pues menos de un mes después de llevarse a cabo cinco de los nueve participantes son aprehendidos. Pero su trascendencia consistió en que “el Partido existía por lo menos como un potencial, una bandera y un manifiesto”.13
Regresemos con la familia de Lenin en el exilio. Lenin, con el apoyo insustituible de Krupskaia, va a complementar los magros 8 rublos que el gobierno da a los deportados trabajando como abogado, articulista y traductor. La falta de vigilancia policial le permite improvisar un despacho jurídico que atiende los domingos. A diferencia de sus primeros juicios en Samara, aquí sí obtiene triunfos defendiendo a campesinos pobres y trabajadores: gana un juicio por despido de un trabajador de un yacimiento de oro, otro contra un campesino rico cuyo toro lastimó la vaca de un campesino pobre. Más que honorarios, de estos juicios Lenin obtiene un conocimiento de primera mano sobre la vida del campesino y trabajador siberianos que complementará –como siempre- con charlas y entrevistas informales.
«El Desarrollo del Capitalismo en Rusia»
Los artículos –preponderantemente económicos- que traduce y comenta son parte del estudio que había empezado desde la biblioteca de la cárcel de San Petersburgo, que continúa en la biblioteca de Krasnoyarsk y luego con los libros y periódicos que diligentemente le envía su madre y hermana a pedido de Lenin. “Está comprobado que en la preparación [del libro] utilizó Lenin más de seiscientos libros y materiales de primera mano”.14 Así, en marzo de 1899, sale a la luz, en una edición legal y bajo el nombre casi transparente de Vladimir Ilín, “El desarrollo del capitalismo en Rusia”. La policía política no ve ningún peligro en que se publique un enorme tomo –repleto de estadísticas- que lleva el subtítulo de “Proceso de formación del mercado interior por la gran industria”. Por este libro Lenin cobra 1,550 rublos que gasta casi todos en más libros enviados por su hermana.15
En “El desarrollo del capitalismo en Rusia” Lenin responde a la pregunta “cómo se forma el mercado interior para el capitalismo ruso [en la sociedad rusa posterior a la reforma]?”16 Y en torno a esta cuestión desarrolla las ideas de Marx acerca del desarrollo del mercado y la realización de la plusvalía, con el objetivo de refutar las románticas ideas populistas. Mientras los populistas aducían que el marcado interior ruso no tenía relación con la implantación del capitalismo, Lenin demuestra que el mercado interior está relacionado con la división social del trabajo que, a su vez, lo está con el desarrollo de relaciones de producción burguesas: la industria, la burguesía y polo opuesto: el proletariado. Mientras los populistas señalaban que la ruina del campesinado minaba el mercado interior, Lenin argumenta que la separación del campesino de sus medios de producción de simple subsistencia es el requisito para la conformación de un ejército de proletarios que sólo puede vender su fuerza de trabajo. La polarización entre capitalista y obrero no sólo se verifica en las grandes ciudades, sino incluso en el campo mismo: nace el capitalista rural que extrae la plusvalía al trabajador del campo. Al mismo tiempo que la agricultura de subsistencia va perdiendo peso en la economía global, el capitalista y el terrateniente se confunden y –por tanto- la burguesía conforma una oligarquía reaccionaria junto con las reminiscencias feudales que se tornan cada vez más injustas –estas ideas, por cierto, concuerdan con la “Teoría del desarrollo desigual y combinado” que Trotsky expondrá más adelante-. Estas tesis son demostradas con una montaña de datos estadísticos que las respaldan. Pero lo que interesa a Lenin es aclarar el papel revolucionario del proletariado en la futura revolución y su alianza necesaria con el campesinado pobre.
El régimen de deportación es bastante laxo, el gobierno se conforma con dejar que los exiliados vegeten en el aislamiento sin mucha supervisión. La autoridad del poblado –un campesino rico- se preocupa más de que los deportados le compren la carne de las terneras sacrificadas que de vigilarlos. La ventaja es que se recibe correspondencia dos veces por semana y, con los métodos clandestinos sabidos por Lenin y los deportados políticos, esto le permite seguir tejiendo hilos, entablando discusiones organizativas y políticas. “Recibíamos cartas de los sitios lejanos de la deportación –dice Krupskaia-: de Martov, que se hallaba en Turuján; de Potresov, que se encontraba en Orlov, en la provincia de Viatka. Pero de los que recibíamos más correspondencia eran de los compañeros diseminados por las aldeas vecinas. […] Hablábamos de todo: de las noticias de Rusia, de los planes para el futuro, de los libros, de las nuevas tendencias, de filosofía”.17 En algunas ocasiones, alagando motivos médicos, logra incluso algunos viajes a aldeas cercanas donde entabla discusiones sobre los círculos marxistas. En los círculos de emigrados abundan los chismes y mezquindades –producto del ocio, el aislamiento y la falta de perspectivas- que Lenin evita: “[…] no hay que dejarse influenciar por esas historias; el porvenir nos reserva mucho trabajo y no podemos malgastar las fuerzas”.18 También Lenin recibe en su cabaña visitas de otros emigrados que se convierten en todo un acontecimiento.
Contra Bernstein
Se obsesiona, por última vez, por el ajedrez y establece duelos por correspondencia. “Durante un cierto tiempo –recuerda Krupskaia- el juego le absorbía hasta tal punto que llegaba a gritar en sueños: si pone el caballo aquí, yo pondré la torre allá”.19. Lenin tiene un carácter obsesivo propio de alguien que está enfocado a un objetivo que no abandona y, evidentemente, el ajedrez no es lo único que lo absorbe: El libro de Bernstein “Problemas del socialismo” lo perturba. Bernstein –padre “teórico” del reformismo- disuelve la revolución socialista en pequeñas reformas que gradualmente –y sin que nadie se dé cuenta ni se sepa cómo- desembocarán, en un futuro indeterminado, en el socialismo (los reformistas actuales ya borraron ese objetivo que ya era fantasmal en Bernstein). Lenin sigue el debate entre Bernstein y Kautsky que retoma en los círculos de emigrados. Cuando, al finalizar su destierro, pasa a ver a Radchenko el debate de esas posturas es tan apasionado que las dos hijas pequeñas de Radchenko “se ponen enseguida a recorrer la habitación de un lado a otro con las manos detrás de la espalda, exclamando una: ““¡Bernstein!, replicando la otra: ““Kautsky””.20 Antes de esto, Lenin encuentra con quién entablar la batalla desde el exilio: combate a los representantes rusos de Bernstein –conocidos como “El Credo”- que señalan que la tarea de los marxistas rusos es limitarse a la lucha por las reformas al lado de la burguesía liberal. Indignado por esto, organiza a los deportados para dar a conocer un pronunciamiento titulado “Protesta diecisiete marxistas rusos”-entre los firmantes está Martov-. Sin embargo, le inquieta estar tan lejos del debate entre oportunismo (reformismo) y marxismo que cimbra a la socialdemocracia. Sabe que es trascendental para el destino de las fuerzas revolucionarias y esto le quita el sueño. “Vladimir Ilich no podía dormir, enflaquecía terriblemente”.21 Durante esas noches de insomnio va prefigurando detallados planes de organización que pondrá en el papel más tarde en su “Qué hacer” y en “Carta a un camarada”: unir a los dispersos círculos marxistas y construir el Partido con base a un periódico para toda Rusia.
Por fin el destierro de 3 años termina el 19 de enero de 1900. En medio del desorden y el desconcierto del pobre perro Jenka –a quien dejan con un amigo de la aldea-, empacan la media tonelada de libros y abandonan el pueblo el 29 de enero. Por delante está la tarea más importante de su vida: la construcción del Partido que llevará a los trabajadores al poder. Podía parecer, mirando desde esa gélida aldea donde Lenin vivió tres años, que la revolución se había congelado, pero pronto vendría el deshielo y él lo sabía.
Continuará…
1 Citado en: Shub, David. Lenin(I), Madrid, Alianza Editorial, 1977, p 59.
2 Ibid. p 60.
3 Ibid. p 66.
4 ibid. p 62.
5 Ibidem.
6 Jean Jacques Marie, Lenin, POSI, Madrid, n/d, p. 50.
7 Walter, Gerard; Lenin, Barcelona, Grijalbo, 1967, p. 61.
8 Jean Jacques Marie, Lenin, POSI, Madrid, n/d, p. 53.
9 Krupskaia, Lenin, México, Fondo de Cultura Popular, 1970, p. 29.
10 Ibid. p. 29.
11 Cf. Alan Woods, Bolchevismo, el camino a la revolución, México, Fundación Federico Engels, 2004, p. 90.
12 Ibid. p. 93.
13 Alan Woods, Bolchevismo, el camino a la revolución, México, Fundación Federico Engels, 2004, p. 93.
14 Karataev, Rydina, et al. Historia de la doctrinas económicas, México, Grijalbo, 1964, p. 866.
15 Cf. Jean Jacques Marie, Lenin, POSI, Madrid, n/d, p. 50.
16 Lenin, El desarrollo del capitalismo en Rusia, Moscú, Progreso, 1974, p. 9.
17 Krupskaia, Lenin, México, Fondo de Cultura Popular, 1970, p. 32.
18 Ibid. p. 34.
19 Ibid. p. 32.
20 Jean Jacques Marie, Lenin, POSI, Madrid, n/d, p. 52.
21 Krupskaia, Lenin, México, Fondo de Cultura Popular, 1970, p. 35.