Por: Evert Beltrán
Dentro de la literatura marxista es muy común leer la palabra “bonapartismo”, es también frecuente escucharla en los debates sobre la caracterización de ciertos gobiernos, pero ¿qué es el bonapartismo? ¿Y por qué su uso es tan frecuente recientemente?
Para iniciar hay que explicar que el uso de ciertos términos nos ayuda a comprender de una forma más clara algo complejo, en la vida cotidiana usamos términos que nos facilitan la comprensión de conceptos muy obtusos y complicados. De esta forma es comprensible que el marxismo tenga una serie de términos o conceptos que suelen comprenderse fácilmente o qué son reconocibles, por ejemplo: plusvalía, lucha de clases, dialéctica, etc. Asimismo, hay otros que no son tan fáciles de comprender o de explicar, y no justamente por su rigurosidad teórica sino porque derivan de obras (libros, panfletos, manifiestos, etc.) muy concretas que a su vez explican fenómenos (sociales, políticos o históricos) que distan mucho de ser explicados de forma breve. Uno de estos términos es el de bonapartismo.
La palabra o término bonapartismo se deriva de una de las tres obras que Marx dedica al estudio de los acontecimientos políticos en Francia y que a su vez le hizo comprender la problemática del Estado capitalista, los elementos que lo conforman, las formas que adopta el Estado, su relación con las clases sociales, su transformación y posterior eliminación. Dichas obras son: Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850 (1850), El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852) y La Guerra Civil en Francia (Tercera parte, 1871).
Es en El 18 Brumario de Luís Bonaparte, donde Marx analiza el golpe de estado de Luís Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón, y comprende que la autonomía del poder bonapartista con relación a la burguesía dominante es pura apariencia, pues el contenido concreto de la política ejecutada por tal poder, coincide con los intereses económicos sustanciales de la clase dominante.
Otra forma en la que podemos entender el término bonapartismo; es el régimen en el cual la clase económicamente dominante, no cuenta con los medios necesarios para gobernar con métodos democráticos y se ve obligada a tolerar (para preservar la propiedad privada) la dominación incontrolada del gobierno por un aparato militar y policial, es decir, por un personaje que bien podría llamársele “salvador”. Este tipo de situación se crea cuando las contradicciones de clase se vuelven particularmente agudas; el objetivo del bonapartismo es prevenir las explosiones (políticas y sociales).
De esta forma el bonapartismo aparece como un “régimen personal” que se eleva por encima de la sociedad y “concilia” con ambas clases sociales, pero al mismo tiempo, protege los intereses de la clase dominante.
Pero debe de quedar claro que el termino no proviene directamente de la pluma de Marx, él no usa dicha palabra en El 18 Brumario, es Engels el que usa el término en la correspondencia que tenía con el propio Marx, y quién por tanto acuña la palabra “Bonapartismo”, Marx usaría el término “Cesarismo”, para referirse al mismo fenómeno. En cartas y escritos posteriores Marx utiliza la palabra bonapartismo para describir el tipo de régimen antes mencionado.
Por otra parte, la importancia del término aquí abordado, es crucial, el capitalismo se ha repuesto de crisis tras crisis, y aunque en cada ocasión parece que recobra nuevos bríos, resulta que es todo lo contario, sobre todo después de la ola revolucionaria a nivel mundial, que ha sacudido hasta los cimientos el régimen capitalista.
En ocasiones llegan ciertos personajes a la presidencia, la mayor de las veces, no resulta difícil ver su orientación, sin embargo, suele pasar que en otras tantas veces la distinción o caracterización de un gobierno se vuelve algo complejo, sobre todo si tomamos en cuenta varios aspectos y no solo el programa político o partido del que se deriva el gobierno.
A lo largo de la historia hemos visto como una correcta caracterización, partiendo del término más adecuado nos abre la puerta para un análisis más serio y sobrio. Trotsky aborda la burocratización en la URSS y el papel de Stalin, como bonapartismo proletario, en el entendido que en la URSS existía una economía planificada -base del socialismo- que beneficiaba a la población, pero el papel de Stalin, encaja en la caracterización de un régimen bonapartista. En este caso el régimen estalinista es de bonapartismo proletario, por su base económica.
Cabe aquí mencionar qué dicho término puede usarse tanto para definir un bonapartismo capitalista de derecha o de izquierda, sin que en el fondo haya una diferencia sustancial, es decir, en términos teóricos, como lo analiza Marx y Engels, el papel del bonapartismo es el mismo, no dejar que el Estado capitalista se desmorone e incluso puede servir como uno de los últimos recursos de la clase dominante, ante la inminente llegada del fascismo, otra forma, desesperada y aberrante, de mantener el Estado burgués.
Con esta herramienta tan valiosa podemos analizar más ampliamente fenómenos como el actual gobierno de Bolsonaro en Brasil o revisar algunos fenómenos del pasado, como el gobierno de Lázaro cárdenas, aquí en México.