Hoy, miércoles 12 de junio, marchamos al Congreso junto a miles de compañeros y compañeras de sindicatos, organizaciones sociales, estudiantiles, asambleas barriales y partidos de izquierda para resistir la reacción capitalista en la votación de la “ley bases”. Esta ley, escrita con el nombre y apellido de los mega empresarios, ataca en conjunto a toda la clase obrera en favor de los grandes capitalistas.
A su vez, hubo movilizaciones y jornadas de lucha en las principales ciudades del país.
La CGT no convocó a parar ni a movilizar, con la excepción de Camioneros, la UOM, Bancarios y el SMATA, que movilizaron parcialmente algunas columnas. Las CTAs convocaron algunos paros sectoriales y llamaron a movilizar por la mañana, retirándose unas horas después del mediodía.
Frente a esta marcha multitudinaria, ordenada y pacífica, la policía de Bullrich armó un masivo y desproporcionado operativo represivo. Utilizando infiltrados y con el pretexto de unos autos quemados, las fuerzas represivas avanzaron violentamente sobre los manifestantes con palazos, gas pimienta y balas de goma. Su objetivo estaba claro: impedir la reunión de una mayor cantidad de trabajadores y jóvenes frente al Congreso tras terminar su horario laboral. Para conseguir esto, reprimieron de manera brutal hasta vaciar la plaza del Congreso y las calles hasta la Avenida de Mayo. Detuvieron a 39 manifestantes y dejaron más de 100 heridos.
El Gobierno, a través de un comunicado, habló de “grupos terroristas” que “intentaron perpetrar un golpe de Estado”, lo cual sería una declaración desopilante si no fuera por los peligrosos antecedentes de Patricia Bullrich en relación a “inventar” grupos terroristas para perseguir organizaciones políticas. A pesar de lo delirante, no deja de ser peligroso para los millones de trabajadores que se oponen a la masacre social que impulsan los capitalistas que financian y dirigen a Milei.
Después de este violento atentado en contra de los derechos democráticos más básicos, como la libertad de asamblea y protesta, hubo grandes cacerolazos en todas partes de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano. En estos cacerolazos predominó un ambiente radicalizado contra la represión, la ley del gobierno y los partidos del régimen.
Durante la noche, siguieron tratando la ley en el Senado, con las afueras del Congreso militarizadas, hasta la aprobación en general y avanzando, entre roscas, aprietes y compras de votos, en el articulado durante la madrugada.
Hoy la clase dominante puede usar su fuerza represiva para pasar cualquier ley reaccionaria, pero cuando la clase trabajadora entra en escena, puede convertir cualquier ley en un pedazo de papel. Lo que Milei está preparando es justamente una irrupción de la clase trabajadora en la escena política, que cambiará toda la situación.
Repudiamos la violenta represión y exigimos la libertad inmediata de todos los detenidos.
¡Libertad para todos los detenidos! ¡Basta de represión!
¡Abajo la Ley Bases y el Gobierno del hambre!
¡Fuera el FMI, abajo los ladrones imperialistas!
¡Ocupemos los lugares de trabajo que suspendan, despidan o cierren!
¡Reparto de las horas de trabajo disponibles entre todos los trabajadores, sin afectar el salario!
¡Abajo los tarifazos!
¡Expropiar a los banqueros y capitalistas!
¡Por la Huelga General!
¡Por un Gobierno de Trabajadores!
¡Por una Internacional Comunista Revolucionaría!