En las últimas dos semanas, olas de protestas heroicas se han extendido rápidamente por los pueblos y ciudades de todo Irán. Esta fue una erupción espontánea de rabia por parte de la juventud de clase media-baja y de la clase obrera contra la pobreza, el aumento de los precios y la indigencia, así como contra la riqueza y la corrupción de la élite iraní, en particular del clero. Se estima que 21 personas han muerto en las protestas hasta ahora y más de 1.700 han sido detenidas. Inmediatamente, los líderes occidentales desde Washington a Londres levantaron un coro defendiendo los derechos humanos del pueblo iraní.
En su estilo inimitable, el mismo Donald Trump, que tiene estrechas relaciones con el reaccionario régimen saudí, declaró “¡el mundo está mirando!” y exigió que se respeten los derechos humanos de los iraníes; también sostuvo “verán un gran apoyo de los Estados Unidos en el momento oportuno”. El ministro de Asuntos Exteriores canadiense emitió una declaración pidiendo a las “autoridades iraníes que defiendan y respeten los derechos humanos y democráticos”. El Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, expresó su preocupación por la pérdida de vidas humanas y pidió que se respeten los derechos humanos.
Con un ligero retraso, el jefe de política exterior de la Unión Europea (UE), Mogherini, y el presidente francés Macron se unieron a la batalla pidiendo que se respeten los derechos democráticos. El embajador de los Estados Unidos en la ONU informó el 2 de enero, que los Estados Unidos buscaban una reunión de emergencia en el Consejo de Seguridad de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU como resultado del asesinato de manifestantes en Irán.
Sanciones económicas brutales por parte de EEUU y la UE
Las declaraciones de apoyo de los líderes occidentales no pueden evitar dejar un sabor amargo en la boca de los manifestantes. Las potencias de EEUU y Europa Occidental han aplicado durante décadas una política de sanciones brutales contra Irán, que se intensificaron hasta convertirse en un embargo casi completo en 2012.
La más reciente intensificación de las sanciones, que se produjo al mismo tiempo de la crisis económica mundial, provocó una profunda crisis en la economía iraní. Las exportaciones de la principal industria iraní, el petróleo, cayeron de unos 2,5 millones a 1 millón de barriles diarios. La producción del sector automovilístico, que es el segundo mayor empleador del país, cayó casi un 60%. La economía iraní se contrajo significativamente durante este tiempo, disminuyendo alrededor de un 9% entre marzo de 2012 y marzo de 2014, en gran parte debido a la reducción de la producción de petróleo, los cierres de fábricas y otros cierres del sector privado.
El desempleo aumentó al 20% en 2014, con una tasa de desempleo juvenil mucho más alta. Millones de trabajadores fueron despedidos debido al embargo, y muchos más quedaron sin cobrar durante varios meses.
Los precios de bienes necesarios como la electricidad, el combustible y el agua aumentaron en muchas ocasiones, al igual que los precios de los alimentos para el pan, el trigo y el aceite de cocina. El acceso a los medicamentos y al equipo médico se vio gravemente limitado, lo que dejó a muchos con graves enfermedades y sin tratamiento. La flota aérea iraní de pasajeros se quedó sin repuestos, lo que afectó gravemente la seguridad de los vuelos iraníes.
Grandes sectores de la clase media se arruinaron mientras sus negocios tambaleaban y sus ahorros quedaban sin valor. El régimen de sanciones impuesto por Occidente fue nada menos que devastador y humillante para el pueblo iraní. Su propósito era obligar a Irán a someterse. El impacto fue sentido principalmente por los trabajadores, los pobres y la clase media. Estos son exactamente los mismos sectores de la sociedad iraní que protestan hoy en día.
La simpatía y el apoyo ofrecido por los líderes occidentales a las protestas que han estallado contra la inflación, la pobreza y el desempleo no pueden entenderse como otra cosa que no sea manipulación e hipocresía. Estas mismas potencias llevaron a cabo una política para empujar a las masas iraníes a un estado de desesperación económica e indigencia con el único propósito de afirmar su dominio sobre Irán y Oriente Medio.
Después del acuerdo nuclear de 2015, se suponía que las sanciones serían levantadas por los Estados Unidos, Canadá y las potencias europeas. Algunas sanciones se han levantado, lo que ha permitido un aumento significativo de las exportaciones de petróleo. No obstante, siguen existiendo sanciones importantes, especialmente por parte de los Estados Unidos.
Es notable que una de las propuestas electorales de Trump haya sido destruir el acuerdo nuclear iraní y perseguir una política económica y militar agresiva contra Irán. Desde que asumió la presidencia, ha endurecido varias de las sanciones no nucleares a pesar de los compromisos del acuerdo de 2015. Esto ha detenido la inversión extranjera en Irán, que se esperaba después de la firma del acuerdo.
EEUU a la ofensiva
Detrás de la “simpatía” de Trump por las protestas hay un intento de justificar el restablecimiento y la profundización de las sanciones económicas. El pasado mes de octubre, Trump ya había amenazado con retirarse del acuerdo nuclear iraní, una decisión que se adoptará en las próximas semanas. Si no certifica el cumplimiento del acuerdo por parte de Irán, podría dar lugar a nuevas sanciones. Una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU fue convocada por Trump el 5 de enero, lo que fue un intento flagrante de presionar a favor de una mayor intervención occidental contra Irán.
Pero estas protestas se desencadenaron precisamente debido a las dificultades económicas de las masas, que Trump propone intensificar. Estas sanciones criminales impuestas por el imperialismo occidental no son y no deberían ser olvidadas por las masas iraníes. La retórica de los líderes occidentales en apoyo al “pueblo iraní” no tiene nada que ver con la preocupación por el sufrimiento del pueblo iraní.
Incluso los aliados europeos de Estados Unidos, como Gran Bretaña y Francia, fueron puestos en una posición incómoda, advirtiendo a Trump que no rompiera el acuerdo nuclear de 2015 y no siguiera con políticas más punitivas contra Irán. Sin embargo, participaron en la conferencia de Estados Unidos sobre Irán sobre la inestabilidad en Oriente Medio y sobre los derechos democráticos. Tal es la hipocresía de estas potencias mundiales, que han lanzado guerra tras guerra en la región. Sin duda, el régimen iraní intentará utilizar esta hipocresía para disuadir a los manifestantes de que no cuestionen a su gobierno.
EEUU y sus aliados buscan un cambio de régimen
Los Estados Unidos han estado a la zaga como consecuencia de sus intervenciones en Oriente Medio durante los últimos 15 años. La invasión y ocupación de Irak destruyó el ejército Irakuí, que había servido de contrapeso a los iraníes. Como resultado, el régimen iraní fue capaz de expandir su influencia en la región, especialmente en Irak. Como contramedida, Estados Unidos y sus aliados organizaron el secuestro de la revolución siria por las fuerzas extremistas suníes. Pero la aventura siria también fracasó, provocando una derrota que reforzó aún más la posición de la República Islámica en la región.
Las desastrosas intervenciones de EEUU en la región han tenido el efecto contrario al previsto, debilitando a EEUU y a sus aliados, al tiempo que han reforzado la influencia regional de Irán. Estados Unidos, y especialmente los saudíes e israelíes, temen esta creciente influencia y buscan desestabilizar a Irán. Llevan varios años siguiendo una táctica de cambio del régimen. Por ejemplo, los saudíes, los turcos y los israelíes han tratado de crear tensiones nacionalistas entre las minorías nacionales oprimidas de Irán.
Si bien estos intentos de desestabilizar a Irán no representan actualmente un peligro, podrían hacerlo en una etapa posterior. Irán ha surgido como una potencia regional seria, y la era en la que Estados Unidos y sus aliados regionales podían hacer lo que quisieran ha llegado a su fin. Sus apelaciones demagógicas al actual movimiento de masas son un intento de establecer un punto de apoyo en Irán. Esto significa intentar apropiarse del movimiento y empujarlo en una dirección reaccionaria.
En estos intentos hasta ahora tienen dos secuaces. Por un lado, está Reza Pahlevi, el último heredero de la dinastía monárquica angloamericana que fue derrocada durante la revolución de 1979. Se ha presentado como la “voz unificadora” de la oposición iraní. Pidió la ayuda de Estados Unidos para derrocar al régimen iraní. Durante una emisión reciente de la BBC, abogó por la creación de una monarquía constitucional tras el colapso del régimen actual.
La Organización del Pueblo Muyahidín (PMOI) también ha estado buscando y ganando el apoyo del imperialismo occidental. Es una organización terrorista islámica reaccionaria, que durante años estuvo asentada en Ira. El grupo trabajó con el régimen de Saddam Hussein durante la guerra Irán-Ira, y después comenzó a buscar abiertamente alianzas con el imperialismo occidental. Se cree que tiene vínculos cada vez más estrechos con Arabia Saudí. La PMOI fue eliminada recientemente de la lista de terroristas de la UE en 2009 y de los Estados Unidos en 2012. Tiene un apoyo significativo entre los Republicanos prominentes así como entre los Demócratas, y ha convocado una reunión con Trump este mes. El régimen afirma haber arrestado a varios de sus miembros la semana pasada por intento de sabotaje.
Al mismo tiempo, se ha establecido una agresiva campaña de propaganda a través de la creación de varias redes mediáticas con sede en Estados Unidos y Gran Bretaña dirigidas a la población iraní. Los canales de televisión como Manoto, Voice of America y BBC Persa transmiten activamente a la audiencia iraní y son bastante populares dada la sofocante censura en Irán Estos canales se perciben correctamente como los promotores del cambio de régimen al servicio de las potencias occidentales y que promueven a sus representantes.
Estas fuerzas apoyadas por Occidente afortunadamente no tienen mucha influencia en Irán. Sin embargo, buscan activamente influir en el movimiento de masas actual y hacerse un lugar. Por lo tanto, es vital que la actual lucha de masas rechace y haga a un lado a estas fuerzas reaccionarias proimperialistas.
Todas las facciones del régimen iraní en el poder están utilizando esta intervención occidental para desacreditar al movimiento. De hecho, una de las principales razones por las que el movimiento no ha atraído a capas aún más amplias es que muchos temen convertirse en peones del imperialismo yanqui.
¡Fuera Manos Imperialistas de las protestas en Irán!
El sangriento historial del imperialismo occidental en Irán y Oriente Medio es suficiente para demostrar que no puede jugar ningún papel progresista en la lucha de las masas iraníes contra el régimen. La historia de saqueo e intervención brutal del imperialismo británico y estadounidense en Irán a lo largo del siglo XX, incluyendo el golpe de estado apoyado por Estados Unidos en 1953, el apoyo a la monarquía iraní y el apoyo a la invasión de Sadam a Irán (incluyendo el suministro de armas químicas), es bien conocida. La guerra económica más reciente muestra la actitud real de los imperialistas hacia las masas empobrecidas y luchadoras.
El imperialismo yanqui ha llevado un baño de sangre sectario y pobreza masiva a Afganistán, Irak, Libia y Siria. La intervención occidental sólo puede tener un impacto reaccionario en Irán. Las ilusiones en el imperialismo norteamericano, canadiense o europeo no podrían sino hacer retroceder las aspiraciones de los trabajadores y jóvenes iraníes en cuanto a seguridad económica, derechos democráticos y el fin del régimen dictatorial de una élite corrupta y rica.
El régimen iraní es consciente de que el sentimiento de masas es hostil al imperialismo occidental. De hecho, uno de los pilares clave de su gobierno ha sido la amenaza extranjera que representa el imperialismo yanqui. También en Oriente Medio en general, el régimen iraní ha tratado de posicionarse como una fuerza “antiimperialista” luchando contra los grupos reaccionarios engendrados por el imperialismo norteamericano y Arabia Saudí.
Jamenéi respondió a las protestas afirmando que los “enemigos de Irán” estaban detrás de suya y que estas fuerzas usaban su “dinero, armas, política y servicios de inteligencia” para promover el movimiento. El Ministro de Asuntos Exteriores de Irán y enviado especial de la ONU atacó a Trump y a otras potencias occidentales por su intento de interferir en los asuntos internos. Los políticos “reformistas”, que forman parte del régimen gobernante iraní, han sido particularmente agresivos al atacar a los manifestantes y alegar que las potencias occidentales están detrás de los disturbios.
En realidad, por supuesto, el régimen mulá no es en absoluto antiimperialista. De hecho, en Afganistán e Irak, Irán y los Estados Unidos han cooperado en muchas ocasiones. En Irak, Estados Unidos dependía de su alianza con las fuerzas apoyadas por Irán en la lucha contra el ISIS y otros islamistas suníes. Las milicias chiítas, las tropas iraníes y los paramilitares en Irak han sido la única fuerza fiable que ha impedido la desintegración de Irak. Sin la ayuda de Irán, la derrotada ocupación norteamericana de Irak habría sido mucho más significativa y costosa.
Irán cooperó con los estadounidenses durante la ocupación de Afganistán y contribuyó al derrocamiento del régimen talibán. El régimen de Hamid Karzai, instaurado tras la invasión de los Estados Unidos, fue apoyado amistosamente tanto por los estadounidenses como por los iraníes. El financiamiento del régimen fue proporcionado por ambos gobiernos. También en Siria, los iraníes se han ofrecido en varias ocasiones para llegar a un acuerdo con el imperialismo yanqui. La “lucha” del régimen iraní contra el imperialismo occidental es sólo una lucha para poder sentarse en la misma mesa y conseguir una parte de la tarta.
Sin embargo, mientras continúe la agresión imperialista contra Irán, el régimen es capaz de agrupar a un sector del pueblo iraní para que lo apoye. El efecto de la campaña estadounidense, israelí y saudí de promover su propia agenda imperialista a través de los últimos movimientos ha tenido el efecto correspondiente de ahuyentar a ciertas capas y debilitar así el movimiento.
Esa es una lección clara para los revolucionarios iraníes en el futuro. Las masas no pueden confiar en el imperialismo yanqui ni en ningún otro elemento de la clase dominante. Sólo pueden confiar en sus propias fuerzas. La clave para romper el aislamiento del movimiento actual y evitar que degenere es organizarlo y tender la mano a la clase obrera.
Es el deber del movimiento socialista y obrero de occidente oponerse a toda intervención en Irán, incluidas la intervención militar, las sanciones económicas, las maniobras diplomáticas y las operaciones encubiertas. Las intenciones del imperialismo occidental deben ser expuestas en todo el movimiento obrero.
Los trabajadores y los jóvenes de occidente intentan instintivamente forjar vínculos y organizar la solidaridad con las heroicas luchas en Irán. Muchos de los temas que sustentan las protestas en Irán -como la pobreza, el desempleo, la corrupción y la desigualdad- son comunes a la clase obrera en todo el mundo. Nuestra tarea en occidente es organizar la solidaridad de la clase obrera independiente con las masas iraníes y movilizar activamente la lucha contra nuestra propia clase dominante imperialista. Al mismo tiempo, como internacionalistas, debemos llegar a los trabajadores y jóvenes iraníes para construir una tendencia marxista revolucionaria, que pueda liderar la revolución iraní que se avecina.
La noche del 17 de enero de 1961, el líder independentista congoleño Patricio Lumumba fue asesinado en Katanga. Cuarenta años más tarde, un nuevo libro escrito por el sociólogo belga Ludo De Witte, descubre la evidencia de lo que todos ya sabían: la complicidad del gobierno belga y las Naciones Unidas en este crimen. Pierre Dorremans analiza el trasfondo político de este caso y explica la política de Lumumba.
La noche era fría aquel 17 de enero de 1961 en Katanga, la provincia rica en cobre del ex Congo Belga. La ruptura reciente del Estado independiente del Congo había sido financiada por capital belga. Una parcela abierta en la oscura sabana es iluminada por los faros de los coches de policía. Un oficial de la policía belga toma de un brazo a Patricio Lumumba, antiguamente Primer Ministro electo de la República del Congo, y lo conduce hacia un gran árbol. El Primer Ministro camina con agotamiento, ha sido torturado durante horas, incluso días ahora. Un escuadrón de ejecución de cuatro hombres armados con fusiles FAL belgas y armas Vigneron se posicionan, mientras que unos 20 soldados, policías, oficiales belgas y ministros de Katanga observan en silencio. Un capitán belga da la orden de fuego y una lluvia de balas siegan a Lumumba y a dos de sus ex ministros.
Cuarenta años más tarde, una comisión parlamentaria belga ha iniciado una investigación hacia el interior de este muy oscuro capítulo de la historia colonial belga. La comisión tiene un año para dilucidar sobre el asunto. Esta investigación sirve a un doble propósito: por un lado, sirve para restaurar la reputación de Bélgica en el extranjero, una reputación que ha sufrido gravemente a causa de la enorme cantidad de escándalos que han sacudido al país en los últimos cinco años (desde los escándalos de corrupción en contratos de ventas de armas en los que los líderes del Partido Socialista desempeñaron un papel prominente, pasando por el abuso sexual y asesinato de niños pequeños, hasta la contaminación de alimentos por dioxinas, … por mencionar sólo los más importantes). Esta es una mala situación para un país diminuto que exporta más de las tres cuartas partes de su producción de bienes y servicios al extranjero.
En un intento por limpiar su imagen, el nuevo gobierno Verde-Liberal-Socialista belga ha estado tomando la iniciativa en los procedimientos jurídicos en contra de Pinochet y el ex presidente iraní Rafsanjani, en el boicot de Haider, y también está buscando su propia conciencia en la investigación de su propia problemática historia colonial.
Una segunda razón es que el Departamento de Relaciones Exteriores de Bélgica ya ha comprendido que Kabila, el nuevo gobernante del Congo, está aquí para quedarse por un tiempo. Y como Kabila se apoya fuertemente en la herencia del nacionalismo de izquierda de Lumumba, Bélgica tiene que limpiar su repugnante reputación como el asesino del más prominente líder nacionalista del Congo con el fin de volver a los negocios en Kinshasa.
El hecho de que los Demócratas Cristianos Belgas -que habían estado en el poder desde la Edad Media- se encuentran ahora en la oposición hace las cosas más fáciles. Los principales protagonistas en el intento de restaurar el poder colonial belga hace 40 años eran de hecho todos demócratas cristianos, con Gaston Eyskens como primer ministro en el momento en que además provocó una huelga de dimensiones pre-revolucionarias (invierno 1960-1961) con su agresiva política de austeridad, y el conde d’Aspremont Linden, representante de la antigua burguesía belga y de una burguesía pre-belga al frente del “’Departamento de Asuntos Africanos’.
La tesis doctoral de Jacques Brassine’s “Investigación sobre el asesinato de Patrice Lumumba” (Universidad Libre de Bruxelles, 1990) ha sido considerada durante los últimos 10 años como la piedra angular de la versión oficial sobre los acontecimientos ocurridos en el Congo entre 1960 y 1961. En este estudio Brassine trató de probar que el asesinato de Lumumba fue un asunto puramente interno en el que Bélgica no jugó ningún papel en absoluto. Su trabajo es bien conocido en los círculos políticos de la derecha belga.
Sin embargo, con su libro “Crisis en el Congo”(1996), el sociólogo belga Ludo De Witte arroja una luz totalmente diferente sobre la lucha por la independencia en el Congo. Este llegó a la conclusión de que el gobierno Eyskens, por lo menos animó el clima en el que eventualmente Lumumba fue asesinado y en el que las tropas de las Naciones Unidas en el Congo fueron “cómplices por negligencia”. En su libro más reciente, ‘El asesinato de Lumumba “(1999), De Witte elabora esta tesis en detalle. En los primeros capítulos no deja uno sólo de los elementos de la metodología de Brassine sin cuestionar (entre otras cosas Brassine estuvo incluso envuelto activamente en los acontecimientos de 1960-1961 y por lo tanto difícilmente puede ser considerado como un investigador independiente!).
A continuación, De Witte se embarca en un análisis detallado de los más de 8.000 telegramas que fueron intercambiados entre los diplomáticos de la ONU en el Congo y el cuartel general de la ONU en Nueva York. De Witte se acerca mucho a demostrar claramente la complicidad intensa de Bélgica en el asesinato. En lugar de haber sido los lacayos del presidente de Katanga Tsjombe, fueron los belgas los que inventaron, crearon, dirigieron y financiaron al estado títere de Katanga como un baluarte del colonialismo belga en África. Fue en Bruselas y no en Leopoldville (hoy Kinshasa) o Elisabetville (ahora Lubumbashi, capital de Katanga o Shaba, como se le ha conocido en los últimos años) donde la transferencia de Lumumba desde una prisión del ejército congolés hacia el estado sin ley de Katanga fue diseñada y ordenada. Mientras estaba tras las rejas, Lumumba incluso se las arregló para conducir al ejército congolés muy cerca de un levantamiento anticolonial contra el régimen instalado por el famoso coronel Mobutu.
La forma meticulosa en que De Witte describe y analiza los meses, días y horas antes del asesinato, los detalles lúgubres sobre la tortura, el asesinato y sobre la eliminación del cuerpo, no hacen del libro ‘El asesinato de Lumumba’ un libro muy entretenido. Sin embargo, es una clara descripción de la forma en que la burguesía de un país denominado “democrático” como Bélgica actúa cuando sus intereses fundamentales están en juego. Una lectura cuidadosa de este libro pondrá las investigaciones de la comisión parlamentaria – suponiendo que realmente quiere descubrir la verdad – en el camino correcto. De Witte señala varios puntos oscuros (reuniones, personas, etc) que deben aclararse si la imagen completa va a ser vista. La comisión debería concentrarse en éstos. Por ejemplo, el papel que jugó el gabinete belga fantasma ubicado en el edificio Immokat en Elisabethville.
El asesinato de Lumumba y de dos de sus ministros, Mpolo y Okito, despejó el camino para el aplastamiento de los levantamientos anti-imperialistas en el Congo y en consecuencia sentó las bases para el régimen “simpático y amable” de Mobutu. El Congo, rico en minerales (un geólogo describió una vez a la antigua colonia belga como un “escándalo geológico”) fue saqueado durante 30 años de la manera más brutal por el imperialismo belga, francés y estadounidense y por la cleptocracia en torno a Mobutu. Mientras tanto, el país sirvió de bastión militar contra la emergente Revolución Africana en los años sesenta y setenta.
Al igual que las Naciones Unidas, la dirigencia del movimiento obrero belga también es “cómplice por negligencia”, por su indiferencia hacia la revolución colonial. Incluso el Partido Comunista de Bélgica fue un partidario de la presencia belga en el Congo, debido a que ¡El “socialismo en un solo país” no sería posible en Bélgica sola, debido a la falta de materias primas! Y los estalinistas en Moscú ¡Sólo apoyaron el régimen nacionalista de Lumumba en la medida en que podría ser utilizado y sacrificado en el tablero de ajedrez internacional de la “coexistencia pacífica” con el occidente imperialista!
En esencia Lumumba era un demócrata burgués que sin embargo, se radicalizó rápidamente a través de su oposición a las descaradas ambiciones coloniales belgas. Si hubiera vivido más tiempo, probablemente se habría movido en la misma dirección que Fidel Castro lo hizo en Cuba. Lumumba se convirtió en el símbolo de un movimiento independentista muy joven y rápidamente radicalizado que por desgracia estaba demasiado desorganizado para sobrevivir a la muerte y/o encarcelamiento de sus líderes más destacados. Hoy Lumumba todavía vive como un revolucionario genuino y honesto para muchos miles de trabajadores y jóvenes africanos que tratan de encontrar una salida al mortal callejón sin salida del imperialismo en el continente negro.
Por lo tanto, mientras se señalan las deficiencias de un programa nacionalista y la necesidad del internacionalismo socialista en toda África y el resto del mundo, la herencia de Lumumba tiene que ser tomada con cautela y con respeto.
En la actualidad el régimen de Kabila en Kinshasa coquetea con la retórica anti-imperialista del Lumumbismo y por lo tanto puede contar con un cierto nivel de apoyo entre las fuerzas progresistas en el Congo y en la diáspora. Occidente está tomando en serio esta amenaza de nuevo y está tratando de mantener a Kabila bajo presión financiando algunas revueltas artificiales en el este del Congo.
Pero los tiempos han cambiado desde 1960, cuando el imperialismo occidental se encontraba más o menos unido en su lucha contra el “comunismo” en África. Hoy en día la situación en el continente es más similar a aquella en los tiempos de la Conferencia de Berlín de 1885, cuando Africa se convirtió en una arena de lucha entre las potencias imperialistas europeas. Hasta ahora, Kabila ha logrado como un bonapartista hábil el equilibrio entre estos diferentes intereses. Esto lo mantiene en el poder, pero no conduce hacia la posterior liberación y emancipación de los pueblos africanos. Por el contrario, África Central está atrapada en guerras civiles interminables y devastadoras.
Con el fin de alcanzar una verdadera liberación y desarrollo de las naciones africanas, las lecciones del Lumumbismo tendrán que ser asimiladas y enriquecidas con el análisis y la comprensión marxistas. Además, la clase obrera belga y europea tendrán que poner fin a toda forma de neocolonialismo.
El asesinato de Trotsky por un agente estalinista es reprobable desde muchos puntos de vista. Destaca sobre todo la forma particularmente cobarde, primitiva y vil del asesinato; que no fue más que un reflejo del carácter cobarde, primitivo y vil del régimen de Stalin en la URSS y del propio carácter del dictador.
No vamos a entrar a destripar en estas pocas líneas las fantásticas y groseras calumnias estalinistas lanzadas en aquellos años contra Trotsky de ser un agente de la Alemania nazi (un paralelismo sorprendente con la acusación menchevique contra Lenin en agosto de 1917 de ser un agente del Káiser alemán), en el mismo momento que Stalin firmaba un pacto con Hitler (con brindis incluido) para repartirse Polonia y apropiarse de Finlandia. Nos basta con fijarnos en un aspecto principista del marxismo que ha escapado a la atención de los estalinistas más conspicuos, relacionado con el asesinato de Trotsky: la cuestión del terrorismo individual.
Desde cualquier punto que se lo mire, el asesinato de Trotsky entra en la categoría de terrorismo individual. Es decir, asesinar a individuos o personalidades como instrumento político y con un fin político, en este caso: tratar de destruir una corriente política (la trotskista). Es bien sabido que el marxismo rechaza el terrorismo individual como instrumento político y lo combate implacablemente. Los marxistas rusos, y los bolcheviques en particular, se destacaron en esto en su lucha contra los anarquistas y la llamada corriente populista y sus sucesores (los socialrevolucionarios). No es una cuestión moral, sino política. El marxismo se basa en las masas, en la acción de masas y en estimular la participación de las masas para alcanzar cualquier conquista u objetivo político, desde el más elemental hasta el más elevado; porque se trata de luchar por la liberación de las masas trabajadoras con su participación directa a fin de establecer un sistema pleno de emancipación social y humana que requiere una colectividad de individuos conscientes, formados y avanzados que suprima la necesidad de individuos o grupo de individuos “imprescindibles” que se levanten sobre la masa y que puedan imponer su voluntad a las mismas, reiniciando así un nuevo sistema de opresión y explotación de una minoría sobre el resto de la sociedad.
El terrorismo individual no sólo sustituye la acción de masas por la voluntad de un grupito de “salvadores” autoelegidos sino que empequeñece la conciencia y la participación de las masas mismas en la actividad revolucionaria. Si con un “piolet” bastara para terminar con los adversarios políticos, la explotación y la opresión ¿para qué el partido de cientos de miles o de millones, para qué la formación política, para qué los debates y reuniones, para qué la lucha de millones de individuos?
Los estalinistas no pueden proporcionar ningún ejemplo en el que Lenin haya ordenado el asesinato por medio de agentes terroristas de un solo dirigente de otra corriente política adversaria o enemiga – aún la más reaccionaria- ni en la lucha contra el zarismo ni en los primeros años del gobierno soviético hasta su muerte, ni dentro ni fuera de Rusia.
En el caso hipotético y fantástico de que Trotsky se hubiera convertido en un contrarrevolucionario y Lenin hubiera seguido vivo al frente del gobierno soviético, no hace falta mucha imaginación para saber cómo hubiera procedido éste en su lucha contra el “trotskismo”: sobre todo y principalmente habría utilizado el combate de ideas, la polémica política pública a fin de desacreditar y aislar dicha corriente política, y elevar el nivel de conciencia y político de las masas y de los militantes comunistas; y en segundo lugar, la movilización de masas: manifestaciones, mítines, huelgas, etc. Tan inconcebible hubiera sido que Lenin enviara agentes terroristas para liquidar a sus adversarios o enemigos políticos (como en el caso de Marx y Engels) que, como dijimos al principio, nadie ha podido osar poner un solo ejemplo concreto y real de ello, dejando a un lado las habituales calumnias e infundios de la prensa burguesa amarilla.
Sólo este hecho, muestra la distancia que media entre el leninismo genuino de su sucedáneo bastardo que es el estalinismo. Un estalinista honrado que tuviera el más mínimo aprecio por los principios marxistas debería reconocer el error político –independientemente de la consideración que le mereciera la figura de Trotsky- que supuso su asesinato. Claro está que reconocer dicho error –en la medida que el asesinato de oponentes políticos era la “marca de la casa” del Kremlin estalinista- debería desembocar inevitablemente, si se quisiera hacer honor a la honradez personal y a la fidelidad a los principios marxistas, en el repudio del estalinismo mismo. ¿Se acepta el desafío?.
“Hay que hacer la opresión real aún más opresiva, agregándole la conciencia de la opresión; hay que hacer la ignominia aún más ignominiosa, publicándola”
“Hay que enseñarle al pueblo a asustarse de sí mismo infundiéndole ánimo”
Carlos Marx. Crítica a la Filosofía de Derecho de Hegel.
2018 será un año clave para la lucha de clases en nuestro país, enfrentaremos la elección presidencial más polarizada en los últimos años.
El régimen ha optado por un tecnócrata y funcionario de los gobiernos del PRI y PAN, Juan Antonio Meade, sin embargo los partidos tradicionales de la oligarquía y su régimen está en crisis, enfrentan profundas divisiones, que ha llevado a distintos candidatos de derecha a presentarse como opciones, desde Margarita Zavala y Jaime Rodríguez como “independientes”, Ricardo Anaya en una coalición electoral disfuncional (PAN, PRD, Movimiento Ciudadano) y el actual candidato del PRI por el que, hasta ahora, los sectores fundamentales de la burguesía, los grandes empresarios y banqueros, han apostado.
A la izquierda la opción mayoritaria se aglutina en torno al Movimiento Regeneración Nacional, el descontento que existe contra el régimen se ha canalizado por esa vía, sin embargo los acercamientos con antiguos personeros del régimen, su alianza con el derechista Partido Encuentro Social, el fortalecimiento de la línea pragmática electoral, le ha valido la crítica de sectores de jóvenes de izquierda e integrantes de participantes activos de los movimientos sociales, algunos de ellos han optado por impulsar el proyecto en torno al Congreso Nacional Indígena y su vocera María de Jesús Patricio que intenta estar presente en la boleta electoral por la vía independiente, se han propuesto organizar las rabias y las luchas contra el gobierno y el capitalismo.
Múltiples luchas y resistencias se extienden a lo largo y ancho del país, en el terreno sindical, comunal, popular, de las mujeres, de la juventud y los estudiantes. Desde los trabajadores de las maquilas en el norte del país, hasta las luchas contra los despojos y los megaproyectos del gran capital. La organización del pueblo y los trabajadores y la lucha de clases no se detienen.
En el terreno internacional hemos visto el renacer de las movilizaciones de los trabajadores en América Latina, como las que se desarrollaron recientemente en Argentina por la reforma a las pensiones, la insurrección popular en Honduras contra el fraude electoral y las movilizaciones en Perú contra el indulto al corrupto y represor del expresidente Fujimori. A su vez vivimos las movilizaciones por la independencia en Cataluña y de la juventud en Irán, además de los diversos procesos y luchas que se han desarrollado en Europa y Oriente Medio.
A nivel general vemos una ola de cuestionamiento al estado actual de las cosas y al sistema capitalismo mismo, esa tendencia se empieza a desarrollar también en nuestro país.
Los sectores más concientes de la juventud y los trabajadores debemos prepararnos para esos acontecimientos y los venideros con un método de lucha correcta y perspectivas políticas adecuadas.
Una nueva publicación marxista
En este ambiente general los compañeros organizados entorno a la Izquierda Socialista, sección mexicana de la Corriente Marxista decidimos lanzar una nueva publicación marxista impresa, el nombre se decidirá en las próximas semanas, esperamos con eso dar a conocer al movimiento nuestra postura sobre los acontecimientos en la lucha de clases, en el terreno nacional e internacional, esperamos sea recibido por parte de los militantes de la izquierda, los que luchan en el movimiento sindical, en el movimiento social y popular, el movimiento estudiantil, como un aporte a nuestra luchas cotidianas que emprendemos contra el régimen y el capitalismo.
En agosto del 2017 relanzamos nuestra página web con el dominio www.marxismo.mx, ahora pretendemos relanzar nuestra publicación mensual impresa, con un nuevo nombre y un nuevo formato, pero manteniendo el nivel político de los análisis y artículos, utilizando el método del marxismo.
Un periódico para organizarse y luchar
Una publicación impresa regular no es un ejercicio meramente intelectual sino una necesidad para la organización y la lucha, el dirigente revolucionario Vladimir Ilich Lenin, explicó el funcionamiento de un periódico para la construcción de una organización revolucionaria, en su artículo ¿Por dónde empezar?:
“La misión del periódico no se limita, sin embargo, a difundir las ideas, educar políticamente y a atraer aliados políticos. El periódico no es sólo un propagandístico colectivo y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo. En este último sentido se le puede comparar con los andamios se levantan alrededor de un edificio en construcción, que señalan sus contornos, facilitan las relaciones entre los distintos sectores, les ayudan a distribuir el trabajo y observar los resultados generales alcanzados por el trabajo organizado. Mediante periódico y en relación con éste, se irá formando por sí misma una organización permanente, que se ocupen no sólo del trabajo local, sino también de la labor general regular, que habitué a sus miembros para seguir atentamente los acontecimientos políticos, a apreciar su significado y su influencia sobre las distintas capas de la población, a elaborar los medios más adecuados para qué el partido revolucionario influya en estos acontecimientos.”
Una publicación regular impresa crea un proceso organizativo entorno a la misma, obliga a los militantes de una organización marxista revolucionariaa estar al tanto de los acontecimientos de la lucha de clases e intervenir en la misma, además de que ses ideas se difunde dentro del movimiento.
Te invitamos a colaborar en la construcción de las fuerzas del marxismo, y continuar la lucha contra este sistema de miseria y opresión, en la lucha permanente por nuestros derechos, la construcción de una sociedad más justa e igualitaria y por el socialismo
¡Apóyanos!
Aunque las ideas son los principal para los marxistas, tenemos que tener las bases materiales para difundirlas y organizarnos para lograr nuestro objetivo estamos lanzando una campaña de suscripciones, con la finalidad de tener esa base financiera y material con la cual comenzar la nueva publicación impresa, por lo que recurrimos a la solidaridad de los militantes de izquierda, a los partícipes de la lucha en el movimiento, sindical, social, popular con la finalidad de concretar este proyecto.
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Donald Trump dio la bienvenida al Año Nuevo a su manera inimitable: rodeado por su clan social y político en los alrededores opulentos de su exclusivo club Mar-a-Lago en Florida, acompañado por un grupo representativo de todos los segmentos de la sociedad estadounidense, desde estrellas de cine a multimillonarios.
“Será un 2018 fantástico”, aseguró Trump a sus invitados, cuando ingresó en el salón de baile dorado de Mar-a-Lago, escoltado por la sonrisa permanente de la primera dama, Melania Trump, y el muñeco de sastre que es su hijo Barron, y predijo que el mercado de acciones continuaría creciendo y los negocios llegarían a Estados Unidos en “un abrir y cerrar de ojos”.
Todo esto fue música para los oídos de sus adinerados invitados que están babeando ante la perspectiva de las jugosas ganancias y los recortes de impuestos que generosamente su héroe se comprometió a ofrecer. Fue una escena verdaderamente inolvidable digna de una secuencia de El Padrino.
El año 2017
Sin embargo, antes de dar la bienvenida al nacimiento del Año Nuevo, examinemos primero el anterior con rigurosa atención. “Creo que este año es probablemente el año con mayor riesgo político desde el final de la Segunda Guerra Mundial”, declaró Brian Klaas, experto en Política Comparada de la Escuela de Economía de Londres, en una entrevista en la CNBC en enero del año pasado.
No estuvo muy desacertado. Pensemos por un momento en los acontecimientos ocurridos en los últimos 12 meses. El año que acaba de pasar a la historia fue testigo de otro cúmulo de terremotos políticos. Y, a pesar de los alardes del último ocupante de la Casa Blanca, es poco probable que el año 2018 sea mejor para el capitalismo mundial.
Trotsky describió la teoría como la superioridad de la previsión sobre la sorpresa. Pero el año 2017 sembró gran cantidad de sorpresas, y no menos entre los llamados expertos de la burguesía. Hace 12 meses, ¿quién hubiera pensado que los conservadores británicos quedarían tan mal en unas elecciones generales, partiendo de una ventaja de 20 puntos sobre los laboristas; y que el “inelegible” Jeremy Corbyn terminaría el año como el político más popular de Gran Bretaña?
¿Quién hubiera pensado que, para finales de año, los líderes proindependentistas catalanes estarían disputando unas elecciones desde una cárcel española, y que el presidente del gobierno catalán sería un exiliado político en Bruselas.
¿Quién hubiera pensado que los dos principales partidos en Francia ni siquiera estarían presentes en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales? ¿Y quién hubiera pensado que los Republicanos de Estados Unidos perderían una elección en Alabama: un bastión seguro de la derecha religiosa conservadora?
¿Quién hubiera pensado que Mugabe sería arrojado al basurero después de décadas de gobierno dictatorial, y que Jacob Zuma perdería el control del Congreso Nacional Africano?
Estos son sólo algunos de los terremotos políticos que han sacudido al mundo en solo 12 meses. Son sucesos altamente significativos en sí mismos. Pero desde una perspectiva marxista son síntomas de la crisis general del capitalismo mundial, que encuentra su expresión en la inestabilidad política en todas partes, incluida la nación capitalista más poderosa: los Estados Unidos.
Pesimismo de la burguesía
Los estrategas serios del capital a menudo llegan a las mismas conclusiones que los marxistas, aunque naturalmente desde su punto de vista de clase. La imagen de color de rosa pintada por el señor Trump no es compartida por ningún analista burgués serio sino, de hecho, todo lo contrario.
Según el Grupo Eurasia, una respetada consultora que asesora a los capitalistas sobre posibles riesgos a escala mundial, en su evaluación anual recientemente publicada sobre los principales riesgos geopolíticos, advierte de que el mundo se está moviendo hacia una crisis y un estado de “depresión geopolítica” y que la presidencia de Donald Trump está contribuyendo a la inestabilidad: acelerando las divisiones a nivel nacional e internacional, y desentrañando el orden global que se ha construido dolorosamente durante décadas.
El Grupo Eurasia expresa el temor de que las democracias liberales (es decir, burguesas) sufren un “déficit de legitimidad no visto desde la Segunda Guerra Mundial”, que los líderes están fuera de contacto con la realidad y que este colapso político crea condiciones en que cualquier acontecimiento importante podría tener un efecto devastador en la economía y el mercado global.
El informe comienza con una frase que podría verse como una respuesta a la evaluación entusiasta del señor Trump sobre la economía (excepto que debió de haberse escrito antes de su fiesta de Año Nuevo): “Sí, los mercados están subiendo y la economía no está mal, pero los ciudadanos están divididos. Los gobiernos no están gobernando mucho. Y el orden global se está deshaciendo.”
Y su conclusión no podría ser más diferente de la del Hombre de la Casa Blanca: “En los 20 años desde que comenzamos el Grupo Eurasia, el entorno global ha tenido sus altibajos. Pero si tuviéramos que elegir un año para una gran crisis inesperada, el equivalente geopolítico de la crisis financiera de 2008, sería 2018”.
El factor Trump
El año 2017 comenzó con la asunción del cargo como presidente de Donald Trump, el 20 de enero. Eso en sí mismo fue un choque político de enormes dimensiones. Es, por supuesto, incorrecto atribuir todos los males del mundo a un hombre. Si eso fuera cierto, entonces la solución a la crisis actual sería sencilla: deshacerse de Trump y reemplazarlo por un presidente más “responsable” (es decir, Demócrata). Pero no hay ninguna razón para creer que la situación sería mucho mejor bajo Hillary Clinton o cualquiera de los otros héroes del “centro”.
El intento de explicar los grandes procesos históricos en términos individualistas es una trivialización de la historia que no resiste siquiera el escrutinio más superficial. El marxismo busca los fundamentos de la historia humana en los procesos más profundos que se desarrollan muy por debajo de la superficie y constituyen el marco fundamental sobre el cual los actores humanos desempeñan sus roles. Pero este análisis básico, aunque finalmente decisivo, de ninguna manera agota la cuestión.
Si el intento de explicar la historia en términos de protagonistas individuales es demasiado simple para ser tomado en serio, el intento de negar el papel de los individuos en la historia es igualmente simplista y falso. Si seguimos la teoría de Marx, los hombres y las mujeres hacen su propia historia, aunque no actúan con total libertad y están limitados por factores objetivos que están más allá de su control e, incluso, son invisibles para ellos. Con sus acciones, los actores individuales pueden tener un efecto serio sobre las circunstancias, influyendo en el resultado de los acontecimientos de una forma u otra.
Donald Trump es un ejemplo interesante de este fenómeno. La clase dominante estadounidense no estaba satisfecha con Trump. Sigue descontenta e intenta deshacerse de él. Hay un número de razones para esto. Durante más de 100 años, la vida política de EE. UU. se basó en dos pilares fundamentales: los Republicanos y los Demócratas. La estabilidad del sistema dependía de este equilibrio.
Trump es multimillonario, pero también es un ególatra y un hábil demagogo. Paradójicamente, Trump se dirigió específicamente a los sectores más pobres de la sociedad. Habló mucho sobre la clase trabajadora, algo prácticamente inaudito en las campañas electorales de EE. UU. Todo era mentira, por supuesto, pero cuando habló de las fábricas y minas cerradas, despertó la esperanza en las mentes de las personas desesperadas. Esto tocó la fibra sensible de millones de estadounidenses hartos del sistema que los condena a la pobreza y el desempleo.
En realidad, Trump es sólo otro representante de las grandes empresas. De hecho, él es el rostro crudo y feo del capitalismo, mientras que el llamado centro es el capitalismo que intenta disfrazar su esencia detrás de una máscara sonriente. Trump se ha deshecho de la máscara, y es por eso por lo que la clase dirigente lo detesta.
El establishment se preguntó si podrían controlar a este inconformista multimillonario cuya victoria no desearon pero que no pudieron evitar. No tuvieron que preguntarse por mucho tiempo. El 45º presidente de Estados Unidos tenía prisa por dejar su huella. Hizo campaña con la promesa de “hacer las cosas de manera diferente”. Y así ha sido.
Ha logrado exacerbar todas las contradicciones a escala mundial: entre los Estados Unidos y China, entre los Estados Unidos y Europa y entre los Estados Unidos, Canadá y México. Ha intensificado el conflicto entre Israel y los palestinos y ha creado una atmósfera bélica frenética con Corea del Norte, que ha convertido a Corea del Sur y Japón en objetivos para el arsenal nuclear del “Hombre Cohete” de Pyongyang.
Las aventuras de Trump en el campo de los asuntos exteriores, ciertamente, no tienen precedentes en la historia de la diplomacia mundial. Se lo podría comparar a un elefante en una tienda de porcelana. Su continua emisión de escandalosos tweets proporciona una ruidosa música de fondo a la cacofonía de extravagantes, contradictorios y frecuentemente incomprensibles errores en materia de política exterior, que han conmocionado y consternado a grandes sectores de la clase dirigente del país y en el extranjero.
La doctrina de “América primero” es sólo una nueva versión del antiguo aislacionismo, que siempre fue parte de la tradición política estadounidense. Pero los aliados más cercanos de Estados Unidos están preocupados de que la promesa de “hacer a Estados Unidos grande otra vez”, se haga a su costa. Y no están equivocados. Si, previamente, había pequeñas grietas en la llamada alianza occidental, ahora se han ensanchado en un abismo enorme.
Ian Bremmer, presidente del Grupo Eurasia, y su presidente, Cliff Kupchan, advierten de que el poder global de Estados Unidos está “llegando a un punto muerto” y de que la filosofía de Trump de atrincheramiento y vía unilateral siembran confusión tanto entre sus aliados como en sus rivales. “‘América Primero’ y las políticas que se derivan de ello – dice el Grupo Eurasia- han erosionado el orden liderado por Estados Unidos y sus protecciones, mientras que ningún otro país o grupo de países está listo o interesado en reconstruirlo… aumentando significativamente el riesgo global”. Éste es un buen resumen de la situación.
Radicalización en los Estados Unidos
Éstos son logros realmente notables en tan sólo 12 meses en la Casa Blanca. La erupción de Trump en el escenario mundial sería suficiente para causar serias preocupaciones en la clase dirigente de los Estados Unidos e internacional. Pero hay otra razón por la cual la clase dominante no se muestra entusiasta con respecto a Donald Trump. La mecánica elemental nos informa de que cada acción tiene una reacción igual y opuesta. Las líneas de falla en la sociedad y la política estadounidenses ya estaban ahí. No fueron inventadas por Trump. Pero con sus discursos y acciones ha intensificado las divisiones agudas en la sociedad estadounidense y ha provocado un aumento notable de la radicalización.
La llegada de Trump a la Casa Blanca fue la señal de una oleada sin precedentes de manifestaciones masivas en todo el país. Las marchas de las mujeres probablemente representaron la mayor protesta en la historia de los Estados Unidos. Entre 3,3 millones y 4,6 millones de personas se manifestaron en Los Ángeles, Washington D.C., Nueva York, Chicago, Seattle y otras ciudades y pueblos de EE. UU. Ésta fue la primera de muchas más.
El año terminó con una asombrosa derrota Republicana en Alabama: un escaño conservador y fuertemente republicano que Trump había ganado con un margen del 30 por ciento en las elecciones presidenciales. Ése fue otro terremoto político, el cual no fue previsto por los “expertos” o las encuestas de opinión.
Es demasiado pronto para decir cuánto tiempo puede sobrevivir Trump. Su apoyo más importante se encuentra en la bancarrota de los Demócratas y la demora en un movimiento significativo de la clase trabajadora. La actual Administración puede prolongarse, a pesar del espectáculo sin precedentes de una división abierta en la clase dominante. ¿Cuándo en el pasado vimos un conflicto abierto entre un presidente estadounidense y los medios, el FBI, la CIA y todo el cuerpo de los Servicios de Inteligencia de los EE. UU.?
A pesar de las predicciones confiadas del Sr. Trump, el año 2018 verá muchos más trastornos de este tipo, que en el fondo son un reflejo de la inestabilidad que es una característica fundamental del presente período de la crisis capitalista mundial.
Francia y Gran Bretaña
Para los marxistas, el significado de estos trastornos políticos no es difícil de entender. La crisis del capitalismo se manifiesta en una inestabilidad general: económica, social y política. Han transcurrido diez años desde el colapso financiero de 2008 y la burguesía está lejos de resolver la crisis económica. Todos los intentos de los gobiernos para restablecer el equilibrio económico sólo han servido para destruir el equilibrio social y político.
Vemos esto en un país tras otro. Donald Trump y Bernie Sanders, aunque son muy diferentes, son manifestaciones del mismo fenómeno. También lo son Jeremy Corbyn en Gran Bretaña, Jean-Luc Mélenchon en Francia, Syriza en Grecia y Podemos en España. Todas estas cosas son reflejos del descontento general, la ira y la frustración que se agitan debajo de la superficie de la sociedad. Esto está causando alarma en las filas de la burguesía y sus estrategas.
El surgimiento de un “sentimiento antisistema cada vez más tóxico” está erosionando la confianza en las instituciones políticas de los países democráticos, así como en los medios de comunicación y el sistema electoral en los Estados Unidos. La debilidad en estas instituciones puede conducir a la inestabilidad, el autoritarismo, las políticas impredecibles y el conflicto.
Lo que estamos viendo en los Estados Unidos y en todos lados es el colapso del llamado centro. El pequeño grupo de élites no representativas que detentan el poder no está, naturalmente, satisfecho con esto. Ven correctamente la creciente polarización hacia la izquierda y la derecha como una amenaza a sus intereses.
Quedaron, comprensiblemente, encantados el pasado mayo, cuando un candidato poco conocido del ‘centro’, Emmanuel Macron, derrotó a Marine Le Pen para convertirse en el presidente más joven de Francia. Ninguno de los partidos tradicionales llegó a la segunda votación. Los medios hicieron mucho ruido al respecto. Afirmaron que Macron había conseguido una mayoría absoluta. Eso no es verdad. La mayoría absoluta fue, de hecho, el 70 por ciento de las personas que no votaron por él. Tampoco mencionaron los medios el hecho de que el político más popular en Francia era el izquierdista Jean-Luc Mélenchon.
En realidad, el centro político es una ficción. La sociedad se divide cada vez más entre un pequeño grupo de personas que controlan el sistema y una abrumadora mayoría que se está empobreciendo y se encuentra en abierta rebelión contra el sistema. “Conquistar el centro” fue una idea de Tony Blair (fundador del ‘Nuevo Laborismo’ y primer ministro británico de 1997 a 2007).
La idea es puerilmente simple: tratar de encontrar un acuerdo entre los partidos de las diferentes clases. Pero hay un pequeño problema. Tal acuerdo es imposible, porque los intereses de estas clases son completamente antagónicos, de hecho, incompatibles. Este antagonismo se puede disfrazar temporalmente en períodos de auge económico, pero se vuelve notoriamente obvio en situaciones como la actual, cuando el capitalismo se encuentra en una profunda crisis.
El voto a favor del Brexit de junio de 2016 fue el salto de Gran Bretaña a la oscuridad. Ése fue otro terremoto político, cuyos resultados apenas comienzan a sentirse ahora. En un intento desesperado por apuntalar la débil posición de negociación de Gran Bretaña la primavera pasada, Theresa May convocó elecciones anticipadas. Esta decisión fue tomada bajo el supuesto (compartido por todos) de que los conservadores no podrían perder.
Las encuestas de opinión daban a los conservadores una ventaja de 20 puntos sobre los laboristas. La prensa entera fue unánime en que, bajo el liderazgo del izquierdista Jeremy Corbyn, los laboristas nunca podrían ganar unas elecciones. Recordemos que el ala de derecha laborista, que tiene una aplastante mayoría en el grupo parlamentario del Partido Laborista, ha estado tratando de deshacerse de Corbyn de todas las formas posibles en los últimos dos años con el respaldo de los medios, que organizaron una campaña de vilipendio sin precedentes contra este líder laborista.
Sus esfuerzos fracasaron. Pero una vez más se preparaban para expulsarlo tan pronto como se anunciara la derrota del laborismo, que tanto deseaban fervientemente y confiadamente esperaban. Pero para asombro de todos, los laboristas lucharon en las elecciones con un programa de izquierda y avanzaron. El Partido Conservador perdió su mayoría parlamentaria y el presuntamente inelegible Jeremy Corbyn se convirtió en el político más popular de Gran Bretaña.
No hace mucho, Gran Bretaña era uno de los países más estables de Europa. Ahora es uno de los más inestables. El resultado del Brexit y el fermento en Escocia eran síntomas de profundo descontento, que existían pero no encontraban ningún medio para expresarse. En la persona de Jeremy Corbyn, este descontento masivo ha encontrado una expresión política que representa un gran giro hacia la izquierda y presenta grandes oportunidades para organizaciones como la que aquí representamos, la Corriente Marxista británica, que entendió este fenómeno que todos los grupos pseudo-trotskistas se negaron a ver durante décadas.
Cataluña
La crisis en Cataluña es un reflejo del callejón sin salida del capitalismo español y la consecuencia de las traiciones del estalinismo y del reformismo que llevaron al aborto de la Constitución de 1978. Esa traición permitió a la putrefacta clase gobernante española preservar partes importantes del antiguo régimen franquista detrás de una fachada “democrática”.
Ahora, 40 años después, las gallinas vuelven al gallinero. El pueblo de Cataluña experimentó la realidad de la democracia española cuando los golpes de porras policiales cayeron sobre las cabezas de ciudadanos desarmados e indefensos, hombres y mujeres, jóvenes y personas mayores, cuyo único “crimen” fue el deseo de votar sobre el futuro de su país.
Los líderes de este movimiento hicieron todo lo posible por persuadir al gobierno de derecha de Rajoy en Madrid de que, por supuesto, no se tomaban en serio la independencia. “Proclamaron” una Cataluña independiente, pero también declararon que “no se haría efectiva”. Se comportaron como generales que movilizan al ejército, lo colocan en pie de guerra y provocan al enemigo para que pase a la acción, para luego ondear la bandera blanca. No se puede imaginar una manera más segura de desmoralizar a las tropas.
Pero si los líderes catalanes imaginaban que esta maniobra los salvaría de la ira de sus enemigos, estaban tristemente equivocados. La debilidad invita a la agresión. Las fuerzas de Madrid detuvieron a los principales líderes del movimiento independentista, que fueron encarcelados acusados de planear una insurrección, abolieron los poderes del gobierno autónomo catalán e impusieron el gobierno directo para aplastar el movimiento independentista. El presidente catalán, Carles Puigdemont, huyó al exilio en Bélgica.
Los nacionalistas burgueses catalanes imaginaban con seguridad que obtendrían el respaldo de la Unión Europea, pero pronto se curaron de esta ilusión. Bruselas y Berlín les dieron a entender en los términos más inequívocos que un Estado catalán independiente no sería reconocido por Europa. ¡Hasta aquí las credenciales democráticas de los líderes de la UE!
Si el partido gobernante del PP pensó que podría resolver el problema mediante el uso de la fuerza bruta, también se equivocó. Marx explicó que la revolución necesita el látigo de la contrarrevolución. El sábado, 21 de octubre, 450.000 personas se concentraron en Barcelona y decenas de miles se manifestaron en otras ciudades de toda Cataluña para exigir la libertad de los líderes encarcelados.
Las elecciones catalanas del 21 de diciembre representaron una bofetada para el gobierno español. Estas elecciones tuvieron lugar en condiciones excepcionales, comenzando por el hecho de que fueron convocadas por el gobierno español después de inhabilitar al gobierno catalán y disolver su parlamento. Ocho candidatos prominentes de los partidos independentistas están en la cárcel o en el exilio y, por lo tanto, se les impidió participar en la campaña. Incluso fueron castigados por las autoridades de la prisión por enviar mensajes, que se leyeron durante los mítines electorales. Todo esto se hizo utilizando los poderes que se derivan del artículo 155 de la Constitución de 1978.
A pesar de todo, la participación del 81,94 por ciento fue la más alta, no sólo de las elecciones al Parlamento de Cataluña, sino también de las elecciones parlamentarias españolas en Cataluña y en toda España. El partido gobernante español (el PP) quedó reducido a tres escaños en Cataluña y el bloque independentista volvió a conseguir la mayoría absoluta en el Parlamento catalán. Por lo tanto, estamos exactamente en la misma situación que antes.
Pase lo que pase en los próximos meses, nada volverá a ser lo mismo en Cataluña ni en España. Se han desatado fuerzas que desgarrarán el falso e hipócrita “consenso” que engañó al pueblo acerca de una alternativa genuinamente democrática a la odiada dictadura de Franco. Rajoy y el PP son los verdaderos herederos de ese régimen, que pisoteó brutalmente a la gente en el pasado y continúa pisoteándola hoy.
Los movimientos de masas en Cataluña son sólo el primer síntoma de una revuelta contra esa dictadura. El mismo espíritu de rebelión se manifestará tarde o temprano en todo el país.
Riqueza y pobreza
El descontento que crece en todas partes es una expresión de la extrema polarización: la concentración de capital, que Marx predijo hace mucho tiempo y la cual se han empeñado en negar economistas y sociólogos desde entonces.
¿Quién puede hoy negar la verdad de la predicción de Marx? La concentración de capital ha tenido lugar en condiciones de laboratorio. En la actualidad, menos de 200 grandes corporaciones controlan el comercio mundial. La inmensa riqueza se concentra en manos de unos pocos. Sólo en 2017, los multimillonarios del mundo aumentaron su riqueza global combinada en un quinto.
Según Josef Stadler, director global de la división Ultra High Net Worth en UBS, hoy “la desigualdad de la riqueza está en su punto más alto desde 1905”. El 1% más rico del mundo posee la mitad de la riqueza del mundo, según un nuevo informe que destaca la creciente brecha entre los súper ricos y todos los demás.
Un informe del Crédit Suisse mostró que las personas más ricas del mundo vieron aumentar su riqueza del 42 %, en el punto álgido de la crisis financiera de 2008, al 50.1 % en 2017, es decir, 140 billones de dólares. El informe dice:
“La parte del 1% más rico ha seguido una senda ascendente desde [la crisis], pasando el nivel 2000 en 2013 y alcanzando nuevos máximos cada año a partir de entonces”. El banco también dice que “la desigualdad de la riqueza global ha sido ciertamente alta y ha aumentado en el período posterior a la crisis.”
El aumento de la riqueza entre los ya muy ricos llevó a la creación de 2,3 millones de nuevos millonarios durante el año pasado, alcanzando un total de 36 millones. “El número de millonarios, que cayó en 2008, se recuperó rápidamente después de la crisis financiera, y ahora es casi tres veces la cifra de 2000”.
Estos millonarios, que representan el 0,7 por ciento de la población adulta del mundo, controlan el 46 por ciento de la riqueza global total que ahora se ubica en la asombrosa cifra de 280 billones de dólares.
Ése es un lado de la balanza. En el otro extremo del espectro, los 3.500 millones de adultos más pobres del mundo tienen activos de menos de 10.000 dólares. En conjunto, estas personas, que representan el 70 por ciento de la población mundial en edad de trabajar, representan solo el 2,7 por ciento de la riqueza mundial. Para millones de personas, es una cuestión de vida o muerte.
En 2017, en 45 países, se calcula que 83 millones de personas necesitaron asistencia alimenticia de emergencia, más del 70 por ciento más que en 2015. Y en 2018, la cifra podría alcanzar los 76 millones.
Yemen es un caso particularmente escandaloso. Como resultado de la bárbara guerra de agresión librada por Arabia Saudita y sus aliados, 17 millones de yemeníes no tienen lo básico para comer, y más de 3 millones de niños y mujeres embarazadas y lactantes sufren de desnutrición aguda. La hipocresía de los medios occidentales ha hecho que se ignoren en gran medida estas atrocidades perpetradas por los mafiosos sauditas, que deliberadamente usan el hambre como arma de guerra.
Importancia del factor subjetivo
En los últimos años, Oriente Medio ha presentado una imagen de reacción atroz: guerra, guerra civil, derramamiento de sangre, fanatismo religioso, masacres y caos. La clave de esta situación se encuentra en tres países: Egipto, Turquía e Irán. Estos son los países donde el proletariado es más fuerte y tiene tradiciones revolucionarias. Si se hace un análisis superficial, en los tres países existe una reacción férrea. Pero tal evaluación es fundamentalmente defectuosa.
Las masas egipcias hicieron todo lo que estaba en su poder para cambiar la sociedad. Fue la ausencia de dirección, y sólo eso, lo que llevó al magnífico movimiento de 2011 a un callejón sin salida. Y como la naturaleza aborrece el vacío, Sisi y los demás generales del ejército reaccionario ocuparon el espacio vacío. Como resultado, los trabajadores y campesinos egipcios se han visto obligados a pasar una vez más a través de la dura escuela de la reacción. Pero, tarde o temprano, resucitarán. La dictadura de Sisi es una choza desvencijada construida sobre cimientos de barro. Su debilidad fatal es la economía. El pueblo de Egipto necesita pan, trabajo y vivienda, que los generales son incapaces de proporcionar. Las futuras explosiones son inevitables.
En Turquía también, el potencial revolucionario de las masas se demostró con el levantamiento de 2013. Fue finalmente aplastado, y Erdogan logró desviar la atención de las masas al jugar la carta del nacionalismo turco y desencadenar una guerra brutal contra los kurdos. Pero el nacionalismo no puede poner el pan en la mesa de los millones de turcos desfavorecidos. Tarde o temprano comenzará una reacción contra el régimen. Y hay señales de que ya ha comenzado. Debemos observar a Turquía de cerca en el próximo período como una de las claves de Oriente Medio.
La mayoría de la población mundial es joven. Y al menos el 60 por ciento de los jóvenes entre 15 y 24 años de edad están desempleados en todo el mundo. El descontento latente de estos jóvenes fue lo que provocó la revolución árabe hace unos años.
Ahora vemos el mismo fenómeno repetido en las calles de pueblos y ciudades de todo Irán. Como de costumbre, este movimiento surgió de repente, sin previo aviso, como una piedra pesada arrojada a las aguas de un estanque en calma. Sorprendió y asombró a todos los autodenominados expertos, especialmente, a los viejos, cínicos y cansados analistas de la llamada izquierda, cuya principal marca es el escepticismo y una creencia muy arraigada de que nunca pasará nada y de que las masas nunca se moverán. Todas estas personas “inteligentes” se quedaron con la boca abierta ante este movimiento que, según ellos, nunca iba a suceder.
“Pero estas manifestaciones son más pequeñas que las de 2009”, los escépticos se apresuran a tranquilizarnos. Sí, más pequeñas pero mucho más radicales, más impetuosas, más audaces y menos cautelosas. Con la velocidad de la luz, las demandas de los manifestantes pasaron de demandas económicas a políticas, desde el desempleo y el alto costo de la vida hasta exigir el derrocamiento de todo el régimen. Los manifestantes derribaron carteles del Líder Supremo Ayatolá Jamenei, algo extremadamente peligroso y prácticamente inaudito en Irán. Incluso hubo algunos informes de ataques a retratos del difunto ayatolá Jomeini.
¿Quiénes eran estos manifestantes? Eran principalmente jóvenes, pobres, desempleados, no los estudiantes universitarios que predominaron en todas las protestas anteriores. No estaban organizados, no pertenecían a ningún grupo político y no tenían una idea guía, salvo el deseo ardiente de cambio. Ése es el punto de partida de cada revolución.
El régimen fue sacudido hasta sus cimientos. Este movimiento, precisamente por su contenido de clase, representa una amenaza potencialmente mucho más peligrosa que los millones de personas que salieron a las calles de Teherán en 2009. Sus vacilaciones parecen a primera vista incomprensibles. Dado el tamaño relativamente pequeño de las manifestaciones, el poderoso aparato represivo en manos de los mulás seguramente sería más que suficiente para haber sofocado esta protesta, como un hombre apaga una vela con dos dedos.
Y sin embargo, mientras escribo estas líneas, el régimen aún no ha lanzado una campaña seria de represión. El perro ladra pero no muerde. ¿Por qué? Hay dos razones principales. En primer lugar, el régimen está dividido y es mucho más débil de lo que era en el pasado. En segundo lugar, entiende que detrás de los jóvenes que se están manifestando hay millones de iraníes que están cansados de años de pobreza extrema, desempleo y aumento de los precios de los alimentos.
Hace tiempo que perdieron la fe en los mulás que simulaban moralidad y honestidad, pero que son tan corruptos como lo fueron en el pasado los funcionarios del Sha. Cualquier movimiento en contra de los manifestantes provocaría una reacción violenta que volvería a ver a millones en las calles, sólo que esta vez serían trabajadores, no sólo estudiantes y gente de clase media.
En este momento, es difícil predecir exactamente cuál será el futuro de esta rebelión. Su principal debilidad es la falta de organización. Sin un plan de acción claro y una firme comprensión de las tácticas y la estrategia, el movimiento puede disipar sus energías en una serie de acciones descoordinadas que fácilmente pueden degenerar en simples disturbios. Eso es lo que el régimen espera ansiosamente. Una vez más volvemos a la pregunta central: la de la dirección revolucionaria.
En 1938, León Trotsky escribió que se podía reducir la crisis de la humanidad a la crisis de la dirección del proletariado. Ha habido muchos movimientos revolucionarios en el pasado reciente: en Egipto, en Turquía, en Irán, en Grecia. Pero en todos los casos, las masas se vieron frustradas por la falta del factor subjetivo: un partido y una dirección revolucionarios. Si en Egipto, en el momento del derrocamiento de Mubarak, hubiera existido incluso un pequeño partido revolucionario, la situación hubiera sido diferente.
Recordemos que en febrero de 1917 los bolcheviques contaban con tan sólo 8.000 miembros en un país enorme, principalmente campesino, de 150 millones. Sin embargo, en tan sólo nueve meses se transformaron en un poderoso partido capaz de conducir a los obreros y campesinos a la toma del poder.
Al ingresar en el Año Nuevo, podemos estar seguros de que nuevas posibilidades revolucionarias se presentarán en un país tras otro. Irán muestra que los cambios bruscos y repentinos están implícitos en toda la situación. Debemos estar preparados para aprovechar cada oportunidad para difundir las ideas del marxismo, construir nuestras fuerzas, conectarnos con las masas, comenzando por las capas más avanzadas, y construir las fuerzas del marxismo en todas partes.
En cuanto a los cobardes, los apóstatas y los escépticos que niegan la perspectiva de la revolución, sólo podemos encogernos de hombros y repetir las desafiantes palabras pronunciadas por Galileo Galilei: Eppur si muove [“Y sin embargo se mueve”].
Pero nuestro cine no sólo es original por su forma, sus recursos o su método.
Forma, método o recursos no son más que el resultado de la particularidad principal del cine nuestro. Nuestro cine no es un medio de pacificación sino una acción de combate.
Nuestro cine es ante todo un arma cuando se trata de un enfrentamiento con una ideología hostil y, ante todo, es una herramienta cuando está encaminado a su actividad principal: influir y transformar.
Sergei Eisenstein,
YO memorias inmortales, Siglo XXI, vol. 1, p. 50.
Introducción
La toma del poder de la clase obrera en Rusia en 1917 transformó todos los aspectos de la sociedad y el arte tuvo también su revolución. Los trabajadores ahora estaban construyendo una nueva sociedad, un nuevo mundo, y eso obligaba a dejar atrás viejas ideas poniendo bajo cuestionamiento lo establecido y obligando a repensar al mundo. La Revolución rusa atrajo a lo mejor de la intelectualidad tras de sí y generó a su vez grandes artistas en todas las áreas. Mencionar un incompleto listado de artistas como Serguéi Prokófiev o Dimitri Shostakovich, en la música, Alexander Rodchenko en la fotografía, Vladímir Maiakovski en la literatura, Vasili Kandisky y Natalia Nontcharova en el arte plástico o Serguei Eisenstein, Dziga Vertov, Vsevolod Pudovkin, Esther Shub o Aleksandr Dovzhenko en el cine, nos da una idea de cómo los acontecimientos de 1917 levantaron lo mejor de lo mejor de la sociedad.
No se trataba sólo de hacer arte, los artistas revolucionarios veían la forma de emplearlo como instrumento de combate y en la construcción de la nueva sociedad; al arte había que repensarlo y teorizarlo, buscando la forma de hacerlo accesible a las masas y poner color a la vida de las personas que habían vivido en un mundo gris de guerra y explotación. De tal forma, por ejemplo, que la pintura se vio disminuida a favor del cartel, que podía ser más accesible a las masas. Las distintas expresiones artísticas no actuaban una alejada de la otra sino complementándose entre ellas dialécticamente. El arte plástico contribuía al teatro como la música complementaba el lenguaje cinematográfico.
La sociedad heredada del zarismo, basada en una economía semifeudal con un naciente capitalismo atrasado, heredó a una población analfabeta y atrasada culturalmente. Fueron esos últimos de la escala social quienes hicieron la revolución, pero ahora, después de la toma del poder, las tareas puestas sobre la mesa implicaban sacar a la sociedad del atraso económico y cultural. Para eso fue necesario expropiar las principales palancas productivas, poniéndolas al servicio de la sociedad bajo una economía socialista democrática y planificada. Pero no eran suficientes las medidas económicas, había que llevar educación y entretenimiento a la población, absorber el conocimiento científico y cultural eliminando viejos prejuicios sociales.
León Trotsky escribió:
“la cuestión de las distracciones reviste una enorme importancia en lo tocante a la cultura y la educación. El carácter del niño se manifiesta por el juego. El carácter del adulto se expresa con mayor fuerza a través del juego y las distracciones. Los juegos y las distracciones pueden también contribuir ampliamente a la formación del carácter de toda una clase, cuando esta clase es joven y marcha hacia adelante, como lo hace el proletariado.” (León Trotsky, Problemas de la vida cotidiana, Pasado y Presente, pp. 124-125).
Y más adelante añade:
“Tomamos a los hombres tal como los ha creado la naturaleza y como la antigua sociedad los ha educado en parte, y en parte estropeado. En el seno de ese material humano vivo, buscamos donde asentar las palancas del Partido y del estado revolucionario. El deseo de divertirse, de distraerse, contemplar espectáculos y reír, es un deseo legítimo de la naturaleza humana. Podemos y debemos conceder a esa necesidad satisfacciones artísticas cada vez mayores, sirviéndonos al mismo tiempo de esa satisfacción como medio de educación colectiva, sin ejercer tutela pedagógica o constreñimientos para imponer la verdad” (Ibid., p. 125).
Los bolcheviques pusieron una importante atención en ganar a lo mejor de la intelectualidad a la revolución; Trotsky se daría el tiempo para polemizar con distintas tendencias artísticas. Aun cuando los dirigentes del Estado obrero no coincidieran con éstas, nunca se les ocurrió reprimir a los artistas o imponer sus ideas, incluso con los artistas contrarrevolucionarios, que podían hacer mofa de los bolcheviques. Otra cosa era cuando estos realmente llevaban a cabo acciones contrarrevolucionarias contra el Estado obrero, donde éste tenía derecho a defenderse. Con el estalinismo la actitud hacia el arte y sus creadores fue opuesta, sembrando imposición y terror.
La guerra civil
El gobierno obrero, al tomar el poder, primeramente dio las tierras a los campesinos para dejar en claro su alianza y solidaridad. Había que reorganizar la industria y la economía. Lenin hacia llamados a las masas a tomar ellos mismos las tareas de la sociedad y el control de las tierras y fábricas. Casi de inmediato, las potencias imperialistas invadieron, con apoyo de la contrarrevolución interna, distintos territorios del antiguo Imperio zarista. La Revolución rusa fue realmente pacífica, pero los imperialistas la bañaron de sangre imponiendo una guerra civil. La prioridad era la defensa de la revolución, pero para ello se tenían que usar todas las armas disponibles.
León Trotsky, que no tenía experiencia militar previa, formó casi de la nada al Ejército Rojo que combatió valerosamente a los 21 ejércitos blancos apoyados por las potencias imperialistas que, divididas en la Guerra Mundial, ahora se unían contra la Revolución proletaria. Es en medio de la guerra civil que se empiezan a gestar los inicios del cine soviético, pues se necesitaba dar noticias y también informar y elevar la moral de las tropas y población. La prensa escrita seguía siendo muy útil pero los documentales y noticias filmadas alcanzaban un importante impacto en la población. El Ejército Rojo pariría a una buena capa de cineastas soviéticos.
Incluso en las duras condiciones impuestas por la guerra civil los bolcheviques buscaban la educación de los trabajadores. Anatoli Vasílievich sería nombrado desde 1917 Comisario del Pueblo de Instrucción, impulsando desde la dirección estatal el desarrollo educativo y del arte. Fue el cine, sin lugar a dudas, una importante herramienta de propaganda y educación de las masas.
El periodista mexicano Luis Hernández Navarro explica tanto el atraso como los avances educativos de aquellos años:
“Al comenzar el siglo XX, casi 80 por ciento de la población rusa entre ocho y 50 años era analfabeta. En Asia Central casi nadie sabía leer, y muchas de sus lenguas carecían de alfabeto gráfico. En 1914 se contabilizaban apenas ocho estudiantes universitarios por cada 10 mil personas. Según Lenin, no existía en Europa un país tan bárbaro como el suyo, en el que se despojaba a las masas de la educación, las luces y el conocimiento.
“Los bolcheviques se dieron a la tarea de educar a su pueblo en medio de la destrucción provocada por la Primera Guerra Mundial y la insurrección, las agresiones de las potencias capitalistas, la escasez y la hostilidad hacia el nuevo régimen por parte de los profesores, la falta de escuelas y material escolar, además del enorme analfabetismo.
“Víctor Serge describe cómo en el año I de la Revolución el nuevo poder educó en aulas sin mobiliario a niños con el estómago vacío, que debían compartir entre cuatro sólo un lápiz. A pesar de ello, se crearon nuevas escuelas en todas partes, se impartieron cursos para adultos y se abrieron facultades obreras. Los resultados fueron sorprendentes. Entre 1917 y 1928 se construyeron 8 mil 700 escuelas primarias y secundarias. Fueron creados centros de educación superior por toda la Unión Soviética. Entre 1920 y 1940 fueron alfabetizados 60 millones de adultos. Sesenta por ciento de la población no había cursado la educación básica en 1926, pero en 1930 el porcentaje ya había disminuido a 33 por ciento”. (“La Jornada Perfil”, suplemento especial, 17 de octubre 2017).
Para el régimen zarista, esta condición de atraso era necesario para mantener el dominio de la autocracia, los terratenientes y capitalistas. Pero en una revolución hecha por los obreros, aliados a los campesinos, era necesario justo lo contrario: sacar de la ignorancia a las amplias masas para que de forma consciente construyeran la nueva sociedad. El arte y en particular el cine ayudarían a educar al pueblo. Lenin y Trotsky se opusieron a esas tendencias que querían formar un arte proletario desechando toda la cultura y la historia anterior, por el contrario había que asimilar la ciencia, la técnica y el arte del pasado. ¿Cómo se puede concebir a un Prokofiev o un Shostakovich sin retomar la herencia del gran compositor del zarismo Piotr Ilich Tchaikovsky y a éste sin las grandes aportaciones musicales del barroco, los clásicos y los románticos? No se puede entender la gran música soviética sin comprender las aportaciones musicales de compositores influenciados por revoluciones burguesas como Bach, Handel o Beethoven o músicos aristócratas como Haydn o Mozart. Trotsky señala:
“Por supuesto, hay que saludar toda tentativa de aportar el mayor ritmo, sonido y color posibles a las fiestas populares, los mítines y las manifestaciones. Pero es preciso tener por lo menos algo de imaginación histórica para comprender que entre nuestra pobreza económica y cultural de hoy y el momento en que el arte se funda con la vida, es decir, aquel en que la vida alcance proporciones tales que sea modelada totalmente por el arte, llegará y desaparecerá más de una generación. Para bien o para mal, el arte de ‘oficio’ subsistirá todavía numerosos años y será instrumento de la educación artística y social de las masas, de su placer estético, no sólo por lo que se refiere a la pintura, sino también a la poesía lírica, la novela, la comedia, la tragedia, la escultura, la sinfonía. Rechazar el arte como medio de describir y de imaginar el conocimiento para oponernos al arte burgués contemplativo e impresionista de los últimos decenios significa arrebatar de las manos de la clase que construye una nueva sociedad una herramienta de la mayor importancia. Se nos dice que el arte no es un espejo, sino un martillo, que no refleja, sino que modela. Pero también hoy se enseña el manejo del martillo con la ayuda de un espejo, de una película sensible que registra todos los elementos del movimiento. La fotografía y la cinematografía, gracias a su fuerza descriptiva, se convierten en poderosos instrumentos de educación en el terreno del trabajo. Si no puede uno pasarse sin un espejo, incluso para afeitarse, ¿cómo vamos a construir o reconstruir la vida sin vernos en el ‘espejo’ de la literatura? Claro está que nadie piensa en exigir a la nueva literatura que tenga la impasibilidad de un espejo. Cuanto más profunda sea la literatura, tanto más querrá modelar la vida, tanto más capaz será de ‘pintar’ la vida de modo significativo y dinámico” (Trotsky, Sobre arte y cultura, Alianza Editorial, pp. 60-61).
Maiakovsky y el cine
No se pueden negar las grandes aportaciones de la Revolución rusa al cine; una de ellas es que es el primer Estado que le apoya desde su dirección. Esto se hizo incluso en el momento en que esta industria era controlada por el capital privado. Lunacharsky se apoyó en Maiakovsky para impulsar los primeros proyectos fílmicos de la revolución. Vladimir Maiakovsky fue un revolucionario que combatió al zarismo y apoyó a la Revolución bolchevique, y uno de los más grandes artistas que dio la revolución. Éste es más conocido por sus trabajos literarios, su incursión en el cine es, sin embargo, muy poco conocida.
Apoyándose en la empresa cinematográfica Neptuno y con un director gris como fue Nikandro Turkin, Maiakovsky escribiría guiones y actuaría en las películas soviéticas tales como No nació para el dinero (1918), basada en una obra de Jack London o La maestría y el obrero, Encadenada a la pantalla (Leyenda del cine) (1918). Uno de sus guiones llamado Al frente o Hacia el frente (1920) produjo una película de propaganda para el Ejército Rojo. También escribió Benz N° 22 (1922), libro cinematográfico, y produjo las revistas Kino Font y LEF (Levi Front Iskustv, Frente del arte de izquierda), que sería muy influyente en la que se publicaría algunos de los primeros artículos teóricos cinematográficos (incluyendo textos de Eisenstein y Dziga) y de la vanguardia artística.
El gran problema es que Maiakovsky fue muy avanzado, fue la primera vanguardia cinematográfica soviética en un momento donde el desarrollo del cine no lograba alcanzarlo. Varios de sus guiones no fueron realizados, pero dejaría huella e influiría con sus ideas futuristas en el cine, como en la película de ciencia ficción Aelita (1924) de Yákov Protazánov o en el movimiento de los kinoks de Vertov Dziga. Maiakovsky, en un poema en un estilo de manifiesto, dijo:
“Para vosotros, el cine es un espectáculo.
“Para mí, es casi una concepción del mundo.
“El cine es el vehículo del movimiento.
“El cine es el revulsivo de las literaturas.
“El cine es el destructor de la estética.
“El cine es la intrepidez.
“El cine es el deporte.
“El cine es el repartidor de las ideas.
“Pero el cine está enfermo.
“El capitalismo ha cegado sus ojos con un puñado de polvo de oro. Los hábiles empresarios lo llevan de la mano por las calles. Amasan dinero conmoviendo los corazones con argumentitos llorones.
“Eso debe terminar.
“El comunismo debe rescatar al cine de las manos de sus guardianes especuladores.
“El futurismo debe hacer que se evapore el agua estancada de la poltronería y la moral
“De lo contrario, sólo tendremos bailables importados de América o eternos ‘ojos lacrimosos’ de Moszhukin. De las dos la primera nos aburre.
“La segunda, mucho más” (En Eduardo de la Vega Alfaro, La vanguardia cinematográfica soviética 1918-1935, Conaculta-Cineteca Nacional, pp. 15-16).
León Trotsky polemizaría con la revista LEF y los futuristas, con quienes no coincidía en sus concepciones teóricas; aunque critica a Maiakovsky, lo estima como gran artista revolucionario.
“El Partido no tiene ni puede tener decisiones hechas sobre la versificación, la evolución del teatro, la renovación del lenguaje literario, el estilo arquitectónico, etcétera, de igual modo que en otros terrenos el Partido no tiene ni puede tener decisiones prefijadas sobre la mejor fertilización, la organización más correcta de transporte o las ametralladoras más perfectas. Por lo que toca a las ametralladoras, los transportes y los fertilizantes, hay que tomar decisiones prácticas inmediatamente. ¿Qué hace entonces el Partido? Asigna a algunos de sus miembros la tarea de estudiar y de resolver estos problemas, y controlar a estos miembros por los resultados prácticos de sus actividades. En el campo del arte, el problema es a un tiempo más simple y más complejo. Por lo que se refiere a la explotación política del arte o la prohibición de esa explotación por nuestros enemigos, el Partido tiene experiencia suficiente, perspicacia, decisión y recursos. Pero el desarrollo real del arte y la lucha por formas nuevas no forman parte de las tareas y preocupaciones del Partido. Este no encarga a nadie un trabajo semejante. Sin embargo, entre los problemas del arte, de la política, de la técnica y de la economía existen ciertos puntos de contacto. Estos son necesarios para determinar las relaciones recíprocas internas sobre esos problemas. De ellos, se ocupa el grupo Lef. Este grupo va dando tumbos, coge de aquí y de allá y, sea dicho sin ofenderle, exagera bastante en el campo teórico. ¿Pero no hemos exagerado en campos mucho más vitales? Además, ¿hemos tratado de corregir seriamente errores de aproximación teórico o de entusiasmo partidario en el trabajo práctico? No tenemos razón alguna para dudar que el grupo Lef se esfuerza seriamente por trabajar en interés del socialismo, que está profundamente interesado en los problemas del arte y que quiere ser guiado por criterios marxistas. ¿Por qué, pues, comenzar por romper en lugar de tratar de influir y de asimilar? La cuestión no radica en un sí o un no tajante. El Partido tiene mucho tiempo por delante para influir con cuidado y para escoger. ¿Tenemos acaso tantas fuerzas cualificadas como para permitirnos ser pródigos con esa ligereza? El centro de gravedad se halla, después de todo, no en la elaboración teórica e os pro lemas del arte nuevo, sino en la expresión artística ¿Cuál es la situación, por lo que respecta a la expresión artística del futurismo, de sus búsquedas y de sus realizaciones? Ahí encontramos aún menos razones para la precipitación y la intolerancia” (Trotsky, Sobre arte y cultura, pp. 60-61).
Dziga Vertov y los inicios del cine soviético
El Comisariado del Pueblo de Instrucción Pública creó en 1918, al estallar la guerra civil, el Kino-Komitet (Comité Cinematográfico), que tenía al Kino Nadelia (Cine Semana), el primer noticiero cinematográfico; en éste destacaría un joven músico y escritor que se convertiría en uno de los grandes directores del cine de la revolución: Vertrov Dziga. Se filmarían las noticias de la cotidianidad de la vida rusa, y después, de la guerra civil, con su Kino Pravda (Cine verdad) y documentales que se enviaban a las tropas del Ejército Rojo y a la población.
La industria fílmica estaba colapsada, se dio una guerra económica contra el naciente Estado obrero que impedía tener los materiales más mínimos para la producción, los estudios quedaron abandonados y en pésimo estado. Dziga Vertov narra las precarias condiciones:
“Teníamos un sótano en el centro de la ciudad. Era oscuro y húmedo, con un piso barroso en cuyos agujeros uno se caía a cada momento. Grandes ratas hambrientas corrían sobre nuestros pies. En algún sitio había una única ventana bajo el nivel de la calle; y bajo los pies, una corriente de agua proveniente de caños que goteaban. Uno debía tener cuidado de que la película no tocara nada sino la mesa para que no se mojara. Esta humedad impedía que nuestros rollos compaginados con tanto amor quedaran convenientemente pegados y herrumbraba nuestras tijeras y empalmaduras. No había que apoyarse en esa silla; la película estaba colgando allí, y esto sucedía en toda la habitación. Antes del anochecer, por la humedad y el frío castañeteaban los dientes. Envolví a la camarada Svilova con una tercera chaqueta. Era la última noche de trabajo, de modo que los dos nuevos números de Kino-pravda estarían listos a tiempo” (En Leyda Jay, Kino historia del cine ruso y soviético, Editorial Universitaria de Buenos Aires, pp. 193-194).
Fueron los jóvenes quienes asumían con gran entusiasmo las tareas de la revolución y esto pasaba en el frente de propaganda. Camarógrafos se iban a los distintos frentes de batalla y zonas del Estado y hacían filmaciones, éstas llegaban al centro donde Dziga montaba las películas. Las mismas debían tener un mensaje que contar y en base a ello se armaban los documentales. Este cine debería, ante todo, reflejar la realidad.
Dziga y su grupo, conocido como los kinoks, lanzaron el primer manifiesto de la historia del cine en 1919, que, ampliado, sería publicado en la revista LEF en 1922. En él se declaraba la guerra al cine de ficción y a la dramatización. Lo que se debía mostrar es la realidad. Dejó tras de sí un registro fílmico invaluable. Los kinoks, surgidos en plena guerra civil, declaraban la consigna “filmar o morir”. Surge el movimiento del Cine Ojo, en el cual se declaraba que el ojo humano era bastante imperfecto y la cámara podría suplir esa debilidad y mostrarnos el caos de los fenómenos visuales que llenan el espacio. La cámara debe liberarse de nuestro ojo alejándola de toda imitación. Retrospectivamente, podemos decir que algunas afirmaciones son exageradas; el mismo Dziga realizaría obras con efectos dramáticos, pero sus aportes al cine son muy grandes en el terreno del documental, los noticieros mismos y el inicio de la teorización del cine.
Dziga realizaría grandes obras fílmicas como El hombre de la cámara (1929), [note] www.youtube.com/watch?v=FUnTxoMl5k8 [/note] donde aparece la cotidianidad de Rusia y se ve cómo se hace la propia filmación con tomas en que el camarógrafo corre gran peligro. Chaplin dijo sobre Entusiasmo: Sinfonía de Donbras (1931), que Dziga era un músico y los profesores no debían criticarlo sino aprender de él, debido al enlace que hace entre la música y el montaje cinematográfico. Su gran nivel en el montaje se puede ver en Tres cantos para Lenin (1934), una gran película, pero sin la frescura de sus películas de los primeros años de la revolución, donde ya se muestra el culto a la personalidad que se impuso con el realismo socialista bajo el estalinismo.
Con la revolución de 1917 surgió el primer Estado que le dio una real importancia y creó la primera escuela de cinematografía de la historia en el mundo: el Instituto Pansoviético de Cinematografía, creado también por el comisariado que dirigía Lunacharsky. Un profesor de dicha universidad tendría un papel más que influyente y destacado, nos referimos a Lev Kuleshov.
Los bolcheviques abrazaron al cine dentro de su lucha, enviarían coloridos trenes, e incluso barcos, adaptados con salas de proyección a los más recónditos lugares de Rusia y serían recibidos entusiastamente por la población, que veía fascinada, por primera vez en sus vidas, esas imágenes en movimiento en las grandes pantallas. El arte y el cine se convertían en instrumentos emancipadores.
Con Dziga y Kuleshov surgirían dos de las principales corrientes de la vanguardia cinematográfica. Una tercera fue la Fábrica de Actores Excéntricos (FEKS), fundada en 1922, de la que destaca la pareja de directores de Grigori Kozíntsev y Leonid Trauberg, que dirigirían Las aventuras de Octubrina (1924). Una cuarta nacería desde el teatro del Prolekult con Eisenstein. Fuera de las tendencias establecidas, vimos a grandes directores como Esther Shub o Aleksandr Dovzhenko, un hijo de campesinos analfabetas que logró graduarse como maestro rural.
Serguei Mijáilovich Eisenstein
Las revoluciones producen choques violentos y cambios bruscos en las conciencias de las masas, pero también en las de los individuos concretos. La inteligentsia se vio sacudida. El caso del joven Serguei Mijáilovich Einseistein es muy ilustrativo. Él nació en Riga, Letonia, el 23 de enero de 1898. Su madre provenía de la alta burguesía, mientras que su padre, con raíces familiares alemanas, fue un destacado arquitecto durante el zarismo. El pequeño Mijaíl fue un niño tímido, obediente e incapaz de torturar una mosca o desbaratar un reloj. Fue muy sensible y desde pequeño se fascinó por la pintura, particularmente la de Da Vinci. Desde niño le gustó hacer dibujos e incluso haría alguna poesía. Pero su vida no se encaminaba hacia el arte, sino que seguiría los pasos de su padre al estudiar Ingeniería, orientándose a la arquitectura. Su vida se convertiría en su contrario con el triunfo de la revolución de 1917, cuando tenía 19 años. Se transformaría en un gran cineasta que mostró una personalidad muy distinta a la de su niñez y entorno burgués, haciendo filmes llenos de escenas apasionadas y violentas levantando la causa de la revolución proletaria.
Su juventud fue marcada por la turbulencia de la historia, tocándole ver los estragos de la guerra mundial, la farsa del gobierno provisional burgués y, con ilusión, la revolución bolchevique. Su entorno burgués se desmoronaba. Su padre se aliaría con la contrarrevolución blanca, pero Serguei se identificó con el proletariado, aunque siendo en un inicio más bien un espectador de esos grandes acontecimientos. La Revolución rusa rompió con su vieja vida y él se quedaría solo. Eisenstein se sumaría a la tarea del proletariado de reconstruir la sociedad, pero a su vez tenía que reconstruirse para él mismo una nueva vida.
Si Serguei hubiera vivido en una época de calma, seguramente no se hubiera convertido en uno de los grandes artistas de la historia; posiblemente hubiera sido un profesionista con una vida cómoda y monótona; algunas aportaciones podría haber dado a la arquitectura, pero sin duda su creatividad se hubiera visto coartada. Fueron esos acontecimientos históricos en que vivió los que marcaron su camino, hasta cierto punto, independientemente de él mismo.
“Una mañana, al llegar a su clase en la Universidad, Serguei Eisenstein descubrió que sus veneradas dependencias estaban en agitación. Todos los estudiantes parecían estar en los corredores, formando grupos y dedicándose a sus propios asuntos. Abriéndose paso entre la multitud, Serguei Mijailovich buscó su clase. Cuando encontró a sus compañeros, éstos ya habían votado ingresar al Ejército Rojo para defender Petrogrado. A pesar de toda su confusión, a Serguei nunca se le ocurrió separarse de sus camaradas. No podía colocarse contra la Revolución. Aunque no tenía claras opiniones políticas, sabía que debía estar del lado del pueblo” (Marie Seton, Sergei M. Eisenstein una biografía, Fondo de Cultura Económica, p. 38).
Del Ejército Rojo al teatro
Se suele decir que es la falta de pan lo que genera una revolución, pero después de la toma del poder de los trabajadores el pan escaseo aún más. El papel de las masas y sus dirigentes fue heroico. Lucharon en contra del viejo régimen y sistema que se trataba de reinstaurar, heredando la decadencia del pasado, y defendieron su revolución porque por primera vez se ponían los intereses colectivos de las amplias masas de obreros y campesinos como prioridad. Los individuos se subordinaron a una tarea histórica mayor.
Eisenstein, al reclutarse en el Ejército Rojo junto con otros estudiantes, pasó a ocupar tareas que requerían mayores cualidades técnicas, como la edificación de trincheras, pero la necesidad de propagandistas lo llevó pronto a convertirse en elaborador y diseñador de las pancartas, y a decorar trenes de agitación que debían no sólo expresar las ideas del Ejército Rojo y la revolución con palabras, sino mostrarlas gráficamente. Eisenstein empieza a usar las imágenes como lenguaje para comunicarse con las masas.
La economía ya estaba devastada por el zarismo, la guerra imperialista y la ineptitud del gobierno provisional burgués, pero esta devastación se acentuó con la guerra civil. Cuando fue posible, los bolcheviques desmovilizaron a los estudiantes para que estos regresaran a sus escuelas y se ocuparan en tareas primordiales, como la reconstrucción de la economía.
En su paso por el Ejército Rojo, Eisenstein se apasiona con el estudio del japonés, y al ser desmovilizado prefiere ir a Moscú a estudiar esa lengua, dejando de lado sus estudios de ingeniería. Es el otoño de 1920. El futuro director de cine en su vida conseguiría hablar 9 idiomas. El japonés es una lengua muy gráfica y es significativo que le haya levantado esa pasión. Pero en un periodo tan turbulento incluso esa orientación de estudio no se concretó y su vida tomaría otro rumbo.
Serguei, esperando a que se abriera su curso, pasó penumbras; no tenía un salario, tampoco un techo donde vivir y se le dificultaba incluso conseguir un poco de alimento; no conocía a nadie en esa gran ciudad. Era el periodo de la hambruna.
El accidente juega un papel en la historia y fue de forma casual que Eisenstein encontró a un viejo conocido, muy probablemente a su amigo de infancia Maxim Shtrauj, a quien observó a lo lejos por varios días hasta que finalmente se acercó a él, reconociéndose. Este encuentro le cambiaría la vida. Pudo conseguir un techo donde dormir y un poco de pan. Shtrauj pertenecía al Proletkult y mientras abrían su curso en la universidad, al cual nunca ingresaría, Serguei ayudaría a pintar las escenografías de las obras teatrales.
El Proletkult fue uno de los más importantes grupos de artistas creados con la revolución, que buscaba llevar la cultura a los obreros, animándolos también a hacer arte. Eisenstein fue devorado por esta agrupación, entrando a una vorágine de actividad rodeado de gente animada con la creatividad que la revolución había hecho explotar. Una revolución es una gran fuente de inspiración. Estos jóvenes podían tener hambre, pero su hambre de creación y de aportar a la construcción de la nueva sociedad socialista era aún mayor.
Su experiencia haciendo mantas y decorando trenes en el Ejército Rojo le ayudó ahora en la escenografía teatral. Eisenstein iniciaría su participación en el teatro en la obra El mexicano, basada en un cuento de Jack London que habla de un grupo del Partido Liberal Mexicano que dirigirían los hermanos Flores Magón. Participaría también en las obras El precipicio, Macbeth, Una buena relación con los caballos, Niños ladrones, Phèdre y La fenomenal tragedia de Phetra.
Desde que empezó a trabajar en las escenografías y vestuarios se notaban sus ideas revolucionarias e innovadoras, aunque no siempre los proyectos se concretaron. Eisenstein asumiría un papel de codirector y después de director. Dejando por un breve periodo el Proletkult, ingresaría a la compañía de teatro de Vsevolod Meyerhold, una de las más destacadas figuras del teatro y un influyente teórico de este arte, quien estableció la técnica de la Biomécanica (que Einsenstein retomó), que exige un gran entrenamiento físico del actor para que pueda cubrir las difíciles necesidades de la obra. Existe una foto de este dramaturgo, que le regalaría años después a Serguei, que tiene esta dedicatoria: “Me siento orgulloso del alumno, que ya se convirtió en maestro. Amo al maestro que ya ha creado una escuela. A este alumno, a este maestro, a S. Eisenstein, mi admiración, Moscú, 22-IV, 1936, V Meyerhold” (Eisnstein, YO memorias inmortales, vol. 1, sección de fotos). Meyerhold, durante el periodo del estalinismo, sucumbiría bajo la represión de la burocracia, siendo asesinada por ésta en 1940.
En ese periodo, un actor conocido como Grisha y llamado Grigory Alexandrov, robó a Serguei su pan, generando con él una pelea, hasta que el primero cedió y dijo que llevaba dos días sin comer, y el segundo, que había comido el día anterior. Finalmente regaló lo que quedaba del pan. De ahí nacería una gran amistad y una creativa colaboración.
Eisenstein regresaría al Proletkult como director y el atlético Alexandrov lo acompañaría. El teatro ruso, antes de la revolución, era un arte para las élites. En la búsqueda por convertirlo en arte proletario, Serguei retomó un viejo gusto por el circo y desarrolló el teatro acrobático. El circo estaba mucho más cercano al pueblo que el teatro clásico.
La necesidad de teorizar lo que se hacía, y en medio de la gran revolución inspirada en las ideas de Marx y Engels, hace que Eisenstein llegue a las ideas de la dialéctica, que de hecho inconscientemente ya aplica, y que lejos de coartar la creatividad, la desarrollan:
“Con la ayuda de Pavlov, de Freud, de una temporada con Meyerhold, consigo atrapar en forma desordenada y febril algunos de los misterios de este nuevo campo. Muchas lecturas y los primeros pasos independientes en el trabajo decorativo y escénico del Teatro Proletkult marcan esta lucha singular contra los molinos del misticismo, erigidos por las manos solícitas de serviles sicofantes en los caminos hacia los métodos del arte contra quienes procuran penetrar con sentido común en los secretos del arte.
“La empresa resulta ser menos quijotesca de lo que al comienzo parece ser. Las aspas de los molinos se rompen y uno percibe en esta región la misma dialéctica que está en la base de todos los fenómenos y todos los procesos.
“En esa época he sido por disposición interna un materialista, durante mucho tiempo.
“Y ahora en esta etapa descubro inesperadamente la relación existente entre las cosas que encuentro en mi trabajo analítico y lo que sucede en mi derredor.
“Mis alumnos en arte para mi gran sorpresa, repentinamente me puntualizan que en el terreno del arte estoy siguiendo el mismo método que en el aula vecina sigue el instructor en ciencias políticas y cuestiones sociales.
“Eso es suficiente para poner en mi mesa de trabajo las obras de los materialistas dialécticos en lugar de las obras sobre estética.
“El año decisivo es 1922: hace una década.
“El ensayo de búsqueda personal en una rama particular de la actividad humana queda combinado con la investigación filosófica de los fenómenos sociales, tal como es señalada por los fundadores del marxismo.
“Pero no me detengo allí. Y la revolución por medio de la obra de aquellos genios, ingresa a mi obra en una forma totalmente distinta.
“Mi vinculación con la revolución se convierte en asunto de sangre y de huesos y de convicción interna” (En Seton, Sergei M. Eisenstein…, 455-456).
La llegada al Cine
Su primera incursión en el cine la tiene a los 24 años, con un cortometraje llamado El diario de Glumov (1923), basado en la obra teatral El sabio, de Alexander Ostrowski, aflorando nuevamente su pasión, reprimida en la infancia, por los payasos de circo. Es una película poco clara, va tan rápido que el espectador no alcanza a captar todo lo que se quiere decir. Sergei cuenta cómo es nombrado asistente de Dziga Vertov: ‘‘Pero después de observar cómo filmamos nuestras primeras dos o tres tomas, Vertov nos consideró como un caso perdido y nos abandonó a nuestro destino” (En Leyda Jay, Kino…, p. 199).
https://www.youtube.com/watch?v=CFDbzUoQ76w&t=56s
Eisenstein piensa en algún momento que el arte debía ser destruido porque se convertía en un distractor de los problemas reales del obrero. La forma de destruir el arte era mostrar la realidad misma. Fue aquí que nace uno de sus más grandes fracasos, la obra Máscaras de gas, que buscaba mostrar la realidad con obreros reales como actores y presentándola en la fábrica misma. En su ensayo “Del teatro al cine”, Eisenstein dice:
“En medio de los valores plásticos de la fábrica real, los accesorios de teatro producían una impresión ridícula. El elemento ‘espectáculo’ era incompatible con el olor pestilente del gas. La miserable escena se perdía entre las escenas verdaderas de la actividad obrera. En definitiva, fue un fiasco y volvimos a encontrarnos de vuelta en el cine”. (En Serguéi M. Eisenstein, Cuadernos de la Cineteca, Conaculta-Cineteca Nacional).
Eisenstein ayudó a la cineasta Esther Shub a editar para Rusia la película Dr. Mabuse (1922), de Fritz Lang, que ahí se llamaría Divina decadencia.
El lenguaje cinematográfico
El gran desarrollo industrial conseguido con el capitalismo en el siglo XIX dio nacimiento al cine. A finales de ese siglo se habían descubierto diversos aparatos que daban una impresión de movimiento de la imagen. Los dos más famosos e influyentes son el kinetoscopio y el cinematógrafo. El primero fue inventado por Thomas Alva Edison, en Estados Unidos, y tuvo la singularidad de valerse, a diferencia de otros inventos, de la imagen fotográfica. Las filmaciones que se hicieron para este aparato eran pequeñas escenas de acciones concretas, como una pareja dándose un beso, gente bailando, una mujer bañando a un bebé, un violinista tocando, o un par de boxeadores peleando. El kinetoscopio se convirtió en un invento popular y se comercializó en 1984, pero tenía la limitante de que mostraba las imágenes a un espectador individual que depositaba una moneda en un aparato.
https://www.youtube.com/watch?v=nRiUkfk6gL0
En Francia, los hermanos Lumière inventaron el cinematógrafo, que permitía filmar, revelar y proyectar imágenes que también daban una ilusión de movimiento. En 1895, comenzaron a hacerse las primeras funciones de cine, en el sentido que un grupo de gente se juntaba frente a una pantalla a ver dichas imágenes. El efecto social de esto se puede describir en la conocida anécdota de que en esas funciones la gente se levantaba de su asiento al ver venir de frente a un tren. Eso muestra cómo las imágenes del cine pueden mover pasiones en los espectadores. La primera película de la historia consiste en ver salir a los obreros de una fábrica. Los filmes de los Lumière eran cortos mostrando escenas con acciones concretas. Esto se debía a una cuestión técnica, pues los primeros rollos de película duraban poco más de 50 segundos. En realidad, el nacimiento del cine surge como una rareza de circo que inicialmente ni siquiera contaba historias, por muy pequeñas que estas fueran, aunque éste tuvo su evolución; en las películas de los hermanos Lumière aparecen ya algunas pequeñas narraciones, como El regador regado (1895).
https://www.youtube.com/watch?v=4nj0vEO4Q6s
Alice Guy inicia rodajes de películas, siendo posiblemente la pionera del cine, aunque por muchos años olvidada. En Francia también vimos a Georges Méliès; un hombre de teatro hacer rodajes fantásticos que hasta nuestras fechas se mantienen en la memoria colectiva, como lo es su Viaje a la Luna (1902).
https://www.youtube.com/watch?v=_FrdVdKlxUk&t=5s
Si en las películas de Edison o los Lumière veíamos un zoom o una perspectiva, fue más por un accidente que por una acción consciente. Es en Brighton, Inglaterra, donde personajes como James Williamson y George Albert Smith, desarrollan, entre 1901 y 1909, técnicas que hasta la fecha se utilizan en la cinematografía. Aquí la cámara deja de ser fija y adquiere movimiento (traveling), descubriendo con ello el colse up (Ver La lupa de la abuela). Se comienza a usar también la cámara como si fuera el punto de vista de algún personaje u objeto (con Méliès la cámara siempre ocupa el lugar del espectador) y empezamos a ver escenas diferentes que trascurren de manera simultánea, mientras que en el pasado sólo habíamos visto escenas progresivas individuales; también aparecen escenas que cambian de un plano a otro (overlap). El lenguaje aquí es más claro que con Méliès, que manejaba muchos cuadros abiertos donde cuesta trabajo apreciar los detalles principales de la narración.
En EEUU, por su parte, usarían esos mismos elementos para rodar películas de más larga duración, como El asalto y robo de un tren (1903), de Edwin S. Porter, que dura casi 11 minutos, siendo el primer western.
https://www.youtube.com/watch?v=QPylDE7Rc-I
En los Estados Unidos donde, a partir de un proceso acumulativo, se da un salto naciendo de manera plena el lenguaje cinematográfico, ¿de qué forma? Con largometrajes que conjuntaban de forma creativa los elementos desarrollados en el periodo anterior, haciendo de la edición el elemento de narración. La historia nos dio en David Wark Griffith, un burgués de Kentucky, al padre del lenguaje cinematográfico. Su obra maestra es El nacimiento de una nación (1915), un verdadero largometraje con más de 3 horas de duración. Una película racista y clasista que enaltece a los blancos esclavistas sureños. De igual forma que un cumulo de palabras, por sí solo, no hacen poesía, pero acomodadas de cierta forma pueden expresar ideas e incluso sentimientos de una forma creativa, las imágenes también se pueden usar de forma narrativa y artística.
Así como existen reglas sintácticas en la escritura, Griffith desarrolla reglas similares en el cine, haciendo de éste un lenguaje universal. Una toma puede ser como una letra, mientras que un plano con movimiento de cámara da una palabra, donde las herramientas de edición jugarían el papel de signos de puntuación, siendo estos los elementos de la frase cinematográfica. En ese punto se encontraba el lenguaje cinematográfico cuando la revolución rusa triunfó.
El cine soviético y el montaje
La revolución rusa aceptaba los cambios, el pensamiento dialectico permeaba y mostraba que era posible las transformaciones a pesar de los obstáculos, todo esto tendría un efecto en el desarrollo del lenguaje cinematográfico, revolucionándolo. La aportación más importante que el cine nacido con la revolución rusa daría al mundo es el desarrollo pleno del montaje, que si omitimos el sonido, el color y las imágenes en 3D, es el último gran aporte al lenguaje cinematográfico a nivel mundial, usado hasta el día de hoy. Antes del cine soviético veíamos embrionariamente elementos del montaje, pero son los soviéticos quienes lo desarrollarán plenamente no sólo en el terreno práctico sino también en el teórico pasando de lo simple a lo complejo.
El montaje consiste en ordenar los distintos planos, aparentemente disociados entre sí, pero que unidos de una forma concreta determinan un sentido y generan un efecto dramático determinado. El llamado efecto Kuleshov nos permite entender esto de forma más clara. Si nosotros ponemos un primer plano con una persona seria y otro plano con esa misma persona sonriendo, podemos intercalar en medio un plano distinto, por ejemplo una joven descendiendo de un tren o un bebé durmiendo o unos obreros poniendo banderas rojas en la puerta de una fábrica. En cada caso tendremos un mensaje y efecto distinto en el espectador.
La historia le atribuye a Kuleshov la creación del montaje. Alfred Hitchcock, por ejemplo, habla del gran impacto que para él ha significado este teórico del cine. Lev Kuleshov ya trabajaba en cine antes de la revolución, como guionista y maquillista. Creó, dentro del Instituto Pansoviético de Cinematografía, su laboratorio experimental, donde analizó desde lo más básico el montaje y otros elementos cinematográficos. Debido al bloqueo, Kuleshov tiene que dar sus clases sin materia para hacer cine, basándose sólo en la teória.
Él habló de su teoría del montaje quizás desde 1921 y escribió al respecto en 1922. El artista social revolucionario Victor B. Shislovsky dijo: “Kuleshov, al ver el efecto del montaje, lo registró y lo explicó, y por esta razón este efecto, en justicia, lleva su nombre. Traduciendo al lenguaje del cine que se formó más tarde, significa que el sentido de la expresión cinematográfica depende del enfrentamiento de los fragmentos” (En Víctor B. Shislovsky, Eisenstein, Ediciones ICAIC, p. 168).
Había un elemento material que fomentó el desarrollo del montaje. Hacía falta en Rusia película virgen, lo que obligaba a usar creativamente materiales fílmicos almacenados en los laboratorios.
No se puede comprender el descubrimiento del montaje sin ese actuar creativo colectivo que surgió con la revolución. Esos elementos de montaje ya fueron usados en el teatro por el mismo Eisenstein con su montaje de atracciones o en la televisión soviética, como lo es la sección de noticias con Eduard Tissé, futuro cercano colaborador de Eisenstein, o en el Cine-Ojo de Vertov Dziga.
La huelga
Al terminar la guerra civil, la revolución pudo brindar más apoyo al desarrollo artístico. Fue cuando Lenin, en febrero de 1922, dice su famosa frase: “De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante. El cine debe ser y será el principal instrumento de cultura del proletariado”. En otro momento diría: “Si el pan sirve para alimentar el cuerpo, el arte teatral y cinematográfico deben convertirse en el alimento del espíritu, porque el pueblo tiene derecho a contar con un arte cuya sustancia sea una constante búsqueda de la verdad y la belleza” (En De la Vega, Vanguardia cinematográfica soviética…, pp. 15-16).
Trotsky coincidiría en esa apreciación y señaló: “En este campo [el de los medios de satisfacción y educación colectiva], el instrumento más importante, el que supera de lejos a todos los demás es, sin duda, el cine. Esta invención desconcertante en materia de espectáculos ha entrado en la vida de los hombres con una rapidez fulminante” (Trotsky, Problemas…, p. 125).
El año 1924 es muy importante para la historia del cine soviético: aparecerá el más importante filme de Lev Kulechov, Mr. West en el país de los bolcheviques (1924), también Aelita (1924), de Yákov Protazánov, Las aventuras de Octubrina (1924), de Kozintzev y Trauberg, y los kinoks, con Dziga, seguían produciendo filmes de propaganda de gran interés, incluyendo animaciones. Eisenstein empieza su carrera como cineasta coincidiendo con el inicio del mejor periodo fílmico del cine de la revolución y superando en calidad, con su primera película, a muchos de los cineastas que iniciaron su carrera previa a él.
En ese año, 1924, un joven pianista se ganaba la vida tocando en las funciones de películas mudas en un viejo y húmedo cine. En ocasiones, Dimitri Shostakovich, como se llamaba, profundizaba tanto en la música que empezaba a improvisar sin importar la película; hasta que alguien del público se quejaba regresaba a tocar en base a la proyección. En otros momentos dejaba de tocar para reírse a carcajadas en medio de la película. Eso puede explicar por qué no duró mucho en ese empleo. Fue en ese tiempo que compuso su Sinfonía N° 1 en Fa menor (1925) el que sería el más grande compositor soviético. Su participación en el cine no se quedaría ahí y colaboraría ampliamente componiendo música para cerca de 40 películas entre el año 1929 y 1971.
En aquél tiempo, Proletkult había ideado una serie de filmes titulados Hacia la dictadura del proletariado, que consistiría en 7 películas, pero de las cuales sólo se realizaría una, la primera gran obra cinematográfica de Eisenstein: La huelga (1924). El primer largometraje de Eisenstein es de los menos conocidos, pero no por eso es una obra menor. Según Jay Leyda, un crítico estadounidense, “con La huelga termina el periodo de introducción del cine soviético y empieza el de los logros y los éxitos” (En Emilio García Riera, “La huelga”, en Serguéi M. Eisenstein, compilación de Eduardo Alfaro de la Vega).
El fotógrafo de esta película sería Eduard Tissé, que desde entonces muestra su genio, al que se le puede encontrar desde los inicios del cine soviético. Tenía una sección de noticias sobre el Ejército Rojo que se proyectaban en los trenes de propaganda. Desde La huelga, filmaría todas las películas de Eisenstein, aunque de la segunda parte de Iván el terrible sólo de forma parcial.
La huelga tiene la intención de llevar las ideas del marxismo al cine. Aparece por primera vez el protagonista favorito de Eisenstein: la masa. “La organización es la fuerza de la clase obrera ―sin organización de las masas el proletariado está anulado― la organización es la unidad de acción, la unidad de la intervención práctica” (Eisenstein, La huelga, Goskino y Proletkult, F en B/N, 82 min). Esa frase de Lenin, escrita en 1907, se pone como preámbulo al inicio de la película.
Lenin dijo en alguna ocasión que una huelga puede ser una especie de revolución en pequeño. La película muestra el desarrollo de consciencia de la clase obrera. La fábrica está en calma, pero ya hay agitadores que clandestinamente realizan trabajo. Hay infiltrados de la empresa que se comparan con animales como un mono, un búho, una zorra o un buldog, mostrados con una técnica de sobreimpresión de imágenes. Hay provocaciones de los patrones, hacen desaparecer un micrómetro y culpan a uno de los activistas, quien no puede pagar la costosa herramienta con su miserable trabajo, y para mantener su dignidad se suicida dejando una nota a sus compañeros señalando su inocencia. Trotsky dijo que existe un proceso molecular en la toma de consciencia, donde basta un accidente para sacar a flote todas las tensiones contenidas. La muerte de su compañero es el detonante para el estallido de la huelga. En una parte de la cinta se recuerda el poder del proletariado, que sin su permiso no hay producción. “¡No abras la puerta! ¡Nadie entra y nadie sale!” (…) “Sin nuestro trabajo las maquinas se pararán, la fábrica morirá. La fuerza está con nosotros, somos los más fuertes, estamos unidos en la lucha contra el capital” (Ibid).
https://www.youtube.com/watch?v=grnZWbXGsQA
En el desarrollo de la cinta se muestra la vida cotidiana del obrero que sufre para mantener su lucha en medio de presiones y hambre; en contraste, la de los burgueses está llena de lujos y excesos. El Estado se pone al servicio de la clase capitalista y ataca a los obreros que resisten. El lumpenproletario es usado como herramienta de choque contra los obreros. La historia es heroica pero trágica, el zarismo combatió con tremenda dureza a la clase obrera. Las fuerzas estatales atacan al barrio obrero en una escena que anticipa la masacre de Odesa de El acorazado Potemkin (1925). Los obreros son tratados como reces en un matadero. La Revolución rusa ya había demostrado que la clase obrera podía vencer, pero Eisenstein quiere recordar que en el camino al triunfo hay heridas en el cuerpo del obrero que son inolvidables y dejaron sus huellas en diversas huelgas y luchas obreras. En la última parte de la película hace un llamado al proletario a no olvidar.
El acorazado Potemkin: El nacimiento del genio cinematográfico
Los primeros años de embrionario trabajo fílmico mostraban ya madurez a mediados de los años veinte, y fue en 1925 que se creó una gran obra de arte de la cinematografía. En nuestro tiempo, donde hay grandes avances técnicos parecería aburrido mirar una película muda, en blanco y negro, sobre un acontecimiento ocurrido en un lejano país hace más de cien años. El lector puede olvidar todas las películas que aquí mencionamos, pero lo invitamos a ver El acorazado Potemkin (1925), pensamos no se decepcionará. Eisenstein logra un lenguaje universal apasionante que impactaría al mundo y hoy mismo lo sigue haciendo.
El acorazado Potemkin se basa en un guion realizado por Nina Agadzhanova, que trataría de abarcar el conjunto de la revolución de 1905 en distintas locaciones donde los sucesos tuvieron lugar. Después de las primeras tomas, ese proyecto fue desechado, algunos dicen que era un guion irrealizable, y se acordó basarse en un solo episodio, el motín del acorazado y la masacre en Odessa.
¿Quién es el protagonista de El acorazado Potemkin? Son las masas en acción. Pero además los actores eran obreros o marineros en su vida normal, lo que le da una impresión de mayor realismo. Esto fue a lo que Eisenstein llamó tipificación, es decir que un actor juega el mismo rol que en la vida real.
El acorazado Potemkin es la obra mejor lograda de Eisenstein. En ese tiempo, el que se convertiría en el más grande director del cine soviético, y vanguardia de la vanguardia artística rusa, estaba completamente comprometido con la causa de la revolución socialista y ponía su arte al servicio de la misma. El individuo y el proceso eran uno solo. Ese mismo espíritu reinaba entre su equipo y los actores. Este filme es obra misma del proceso surgido del octubre de 1917 y sería inconcebible sin la revolución. Si hoy sigue apasionando a quien lo ve es porque existe una identificación en un mundo que requiere de la acción consciente de las masas en su lucha por una sociedad justa y sin explotación.
La película inicia con una cita de León Trotsky, que bajo el estalinismo sería censurada, y que bien puede aplicarse al miso Serguei:
“El espíritu de la revolución planeó sobre la revolución rusa. Un misterioso proceso estaba ocurriendo en multitud de corazones. La personalidad individual, sin apenas tiempo de tomar conciencia de sí misma, se disuelve en el grupo y éste se disuelve en el movimiento revolucionario” (Eisenstein, El Acorazado Potemkin, Goskino, F en B/N, 77min).
En las escaleras de Oddesa Serguei decidió recrear el pogromo perpetuado en esa ciudad en 1905. Encontró bocetos hechos por un dibujante francés sobre estos sangrientos hechos y habló con sobrevivientes de ese ataque del ejército y las Centurias Negras.
El cine soviético había adquirido plena madurez y El acorazado no vino solo; poco tiempo después sería proyectada La madre (1926), [note]www.youtube.com/watch?v=U-6qocfMG1w[/note] de Vsevolod Pudovkin, el mejor alumno de Lev Kuleshov. Este filme, basado en el clásico libro de Máximo Gorki, sería otro gran éxito cinematográfico. Mientras que con Eisenstein teníamos a las masas en acción, con Pudovkin la revolución se personificaba en la madre y su hijo. Se inició una competencia entre ambos personajes, que defendían conceptos distintos de montaje, pero que se manifestó en un choque de personalidades, al grado que cada uno compraría un perro al que le pondría el nombre de su rival.
El acorazado Potemkin mostró al mundo que la Revolución rusa podía estar a la vanguardia no sólo en la justicia social sino en muchas más áreas, como el arte. De la noche a la mañana, contando con 27 años de edad, Serguei se convirtió en una figura destacada del arte con impacto internacional. Su éxito público contrastaba con su personalidad solitaria y retraída.
El ascenso de la burocracia
El ocaso del cine y el arte soviéticos está íntimamente ligado al proceso de degeneración burocrática del Estado obrero. Lenin, en la última etapa de su vida, da una lucha en contra del ascenso de la burocracia haciendo un frente único con Trotsky, este proceso se acelera con la lucha fraccional abierta con su muerte en 1924. Stalin era el verdadero representante de la burocracia. Trotsky apelaría a la organización de la clase obrera para luchar contra el burocratismo, conformando una fracción a la que se denominarían los Bolcheviques-Leninistas, conocida también como la Oposición de Izquierda. El resultado de esta lucha no estaría determinado por la lucidez de los dirigentes de las distintas fracciones, sino por la correlación de fuerzas que favoreció al ala burocrática.
La revolución fue posible gracias a la alianza de obreros y campesinos, pero los segundos necesitaban de mercancías baratas provenientes de la ciudad. La débil industria no permitía el abasto necesario. En 1917, la clase obrera industrial equivalía a sólo el 10% de la población; con la guerra civil la industria no aumentó sino que se retrajo. Además, había que abastecer a las tropas que defendían al Estado obrero. El campesinado, antes aliado, comenzó en sus capas superiores a oponerse a la revolución. Con Lenin, se tuvieron que dar algunos pasos atrás y permitir que los campesinos acapararan individualmente granos permitiendo cierto comercio capitalista que permitiera mantener la producción agrícola y en última instancia desarrollar la industria bajo una economía planificada. Lenin siempre defendió la necesidad de tomar medidas de control obrero frente a estos retrocesos.
En medio de la disputa interna, la dirección del Partido formada por la alianza Stalin-Bujarin se apoyó en los kulaks, el sector rico del campesinado, y planteó la consigna “enriqueceros”. La Oposición de Izquierda defendía un plan de industrialización basado en planes quinquenales, se opuso a la política de la dirección del Partido y defendió la colectivización paulatina del campo en base a una campaña de convencimiento. En 1925, Stalin impulsó medidas de desnacionalización de la tierra. En ese año, Eisenstein, en medio de su competencia con Pudovkin, iniciaría un nuevo proyecto fílmico sobre el campo ruso llamado La línea general, con una posición más cercana a la Oposición de Izquierda.
Los individuos, al hacer la historia, ponen su sello sobre la misma, pero fueron causas objetivas las que llevaron a la degeneración del Estado obrero. La política de la dirección del Partido en el terreno internacional llevó a apoyar alas de la burguesía, supuestamente progresista, y sectores de derecha del movimiento sindical, llevando derrotas revolucionarias en Gran Bretaña y China, profundizando el aislamiento de la revolución. Esto tuvo un enorme costo. El movimiento obrero internacional fue capaz de evitar que la revolución fuera aplastada, pero no de tomar el poder en sus propios países, debido en gran medida a la traición de las direcciones socialdemócratas. Estas derrotas fortalecían a la burocracia y debilitaban al ala revolucionaria. Las masas estaban agotadas y entraron en reflujo, y aunque simpatizaban con las ideas de la Oposición de Izquierda de Trotsky y esta mantenía la dirección de las fábricas más grandes de Rusia, finalmente no dieron la batalla que evitara el ascenso de la burocracia
Como predijo la Oposición de Izquierda, el campesinado enriquecido se convirtió en una fuerza considerable, que amenazaba con la restauración capitalista, boicoteando al Estado obrero con el acaparamiento de granos, que llevó a situación de hambruna. Stalin dio un giro en su política y planteó la liquidación del kulak, a la par que sus seguidores, que tenían el control del aparato, usaron éste para expulsar a la Oposición de Izquierda del Partido en 1927, sin que se permitiera un debate democrático. Cuando Eisenstein culminaba su filme sobre el campo, la política del Partido había cambiado y éste fue modificado por los estalinistas. En 1930, Stalin impulsaría la colectivización forzosa del campo, sin importar que los productores fueran grandes o medios, generando una reacción del campesinado, que asesinó su ganado y se negó a sembrar, llevando a una crisis agraria de la cual nunca se recuperaría la URSS.
Eisenstein inició en 1926 el rodaje de La línea general sobre el campo ruso, pero el nuevo proyecto de Pudovkin y el grupo cinematográfico Mezhrapom fue hacer un filme para conmemorar los 10 años de la revolución, que se llamaría El fin de San Petesburgo (1927). Fue cuando la compañía donde trabajaba Eisensten, Sovkino, se dio cuenta de su error. Se interrumpió el rodaje de La línea general, iniciando un proyecto conmemorando el aniversario de la revolución.
El proceso de burocratización del Estado fue paulatino y en 1925-26 se encontraba en sus primeras etapas. La burocracia no se había consolidado en el poder y éste lo mantenía en medio de las batallas fraccionales. En 1926, se hace una exposición titulada Vida y costumbres de los pueblos de la URSS, que sería posiblemente la primer expresión del realismo socialista, línea artística oficial de la burocracia en el poder. Por otro lado, era un hecho que la clase obrera no sólo había tomado el poder, sino también sobrevivido a la ofensiva sangrienta de los imperialistas. La revolución se acercaba a su décimo aniversario y éste era motivo de júbilo y celebración. Una obra de teatro llamada Diez años tomó como escenario al Palacio de Invierno, pero en el lado opuesto del Rio Neva, de tal forma que los trabajadores de San Petesburgo se colocaron llenando un kilómetro y medio de la calle para apreciar el espectáculo.
Octubre
La ciudad de San Petesburgo, que incluyó al Palacio de Invierno, se puso a disposición de Eisenstein, al igual que miles de actores, dentro de los que había revolucionarios que participaron en los gloriosos acontecimientos cuando la clase obrera tomó el cielo por asalto. Hoy es una idea aceptada que Octubre (1928) es una de las mejores o quizás la mejor película realizada sobre la revolución de 1917. Pero en su tiempo Octubre fue un fracaso dentro de Rusia, mientras que El fin de San Petesburgo de Pudovkin fue ovacionado. La fracción mayoritaria del Partido, dirigida por Stalin, condenó la película de Eisenstein y ésta tuvo que ser reeditada teniendo un retraso en su exhibición, apareciendo hasta marzo de 1928.
Eisenstein decidió basarse en el libro de John Reed, los Diez días que conmovieron al mundo para su filme celebratorio de la revolución de 1917. Lenin había dicho: “Quisiera que este libro fuese distribuido por millones de ejemplares y traducido a todas las lenguas, ya que ofrece un cuadro exacto y extraordinariamente útil de acontecimientos que tan grande importancia tienen para comprender lo que es la revolución proletaria, lo que es la dictadura del proletariado” (Vladimir Lenin, prefacio a Diez Díaz que conmovieron al mundo, de John Reed, Brigada para leer en libertad, p. 5). Basta dar un dato para ejemplificar el real papel de algunos personajes en la historia de la Revolución rusa: este libro menciona sólo 2 veces el nombre de Stalin y 61 veces el de Trotsky, por eso, contrario a lo que Lenin pensaba, bajo el estalinismo sería una obra prohibida y después sería reescrita la historia de la revolución poniendo a Stalin en un papel que nunca jugó.
Trotsky apenas si aparece en Octubre. Esto no cuadra entre los espectadores rusos de 1928, pues era claro en ese entonces el papel jugado por quien dirigiera en 1917 el Comité Militar Revolucionario y encabezara la toma del poder. Debido a la censura de la burocracia, una tercera parte de la película fue cortada para eliminar de la historia a León Trotsky. Pese a ello, sigue siendo una obra de gran valor artístico y reflejó muchos pasajes y aspectos del convulsivo 1917 ruso.
Al otro lado del mundo, en México, el comunista cubano Julio Antonio Mella haría un artículo elogiando Octubre. La describe así:
“Es la vida, es la multitud. Son los ejércitos, las fábricas con el poema de sus máquinas, los bosques de bayonetas desfilando por las calles. Las ametralladoras subidas a las tribunas de las barricadas hablando su elocuente y definitivo lenguaje. Todo lo que es la revolución, sin literatura alguna, con su desnuda belleza, está allí fiel, exactamente interpretado. La huelga que estalla el traidor de siempre, la ira cómoda del burgués, los “defensores del orden”, los esquiroles, están en la film como están en la vida diaria. También surgen los personajes célebres: el histérico y teatral Kerensky; el recio Lenin hablando en la tribuna como un “martillo que piensa”, según la frase de Gorki; el nervioso agitador Trotsky, actuando como un dinamo humano; el pacifico y tranquilo Zinovief; el ecuánime Kamenev, todas pasan por la pantalla breves segundos sin monopolizar la vida de la multitud” (Julio Antonio Mella, Documentos y artículos, Editorial Ciencias Sociales-Instituto Cubano del Libro, pp. 461-462).
Julio Antonio Mella estaba enterado de las disputas en el Partido y la Internacional. En Bruselas, había entrado en contacto con la Oposición de Izquierda y conocía sus ideas, por eso, pese a casi desaparecer Trotsky de la película, Mella no deja pasar desapercibida su presencia.
La revolución no es un proceso lineal, puede incluso haber reacción abierta en medio de la revolución. En Octubre, las Jornadas de Julio, un periodo de reacción, aparece en escena. La reacción burguesa se burla de los bolcheviques ante una batalla que han ganado. Miramos a un obrero golpeado, tirado con su cabeza en el rio, mismo donde los periódicos Pravda son arrojados y terminan por hundirse. La caída de un caballo, caído también en batalla, desde las alturas de un puente abierto, corona la derrota proletaria.
Aparece un Lenin, a su regreso del exilio, mostrando la línea que reorientaría al Partido, pues en la vida real Zinoviev, Kamenev y Stalin no luchaban por la toma del poder de la clase obrera y apoyaban al Gobierno Provisional burgués de Kerensky. Lenin, cuando aparece en escena, señala a una multitud que le oye entusiasmada que no se debe confiar en el Gobierno Provisional y que hay que luchar por el socialismo.
El intento de golpe de Estado de Kornilov al gobierno de Kerenski es mostrado como una batalla entre dos napoleones. Los “revisionistas”, “traidores”, bolcheviques, son sacados de las cárceles y encabezan la batalla contra Kornilov, provistos con un arsenal de fusiles y un arsenal de propaganda de agitación revolucionaria; esta última explicando con el lenguaje del obrero y el campesino los problemas que se viven como la falta de pan, paz y tierra. Los bolcheviques ganaron el poder porque ganaron a las masas a sus ideas, eso fue más poderoso que las balas, y efectivamente ésta fue la forma en que derrotaron a Kornilov y abrieron el camino para la toma del poder de los trabajadores.
De repente, hay una escena que no cuadra. El Comité Central bolchevique se reúne y decide la toma del poder. Trotsky está presente y propone prorrogar esta acción, Lenin interviene diciendo que no hay caminos intermedios y que es el momento de tomar el poder. Acto seguido, todo el CC vota por unanimidad esta acción. Esto es una completa tergiversación histórica, producto de la presión de la burocracia estalinista a Eisensten, que lo llevo a hacer serias concesiones. Trotsky y Lenin estaban a favor de la toma del poder, la única diferencia era que el primero pensaba que era correcto hacer coincidir este acto con el Congreso de los Soviets, algo que fue acertado, porque le dio un apoyo mayor de masas. Quienes se opusieron, no sólo votando en contra, sino filtrando la información en la prensa burguesa, fueron Zinoviev y Kamenev. Pero este “error” no se le puede atribuir a Eisenstein, fue una tergiversación del estalinismo.
Una escena que es claramente ficción es la toma del Palacio de Invierno, pues no fue tan dramática y el traspaso del poder se dio de una forma casi pacífica. En una película reciente, Eisenstein en Guanajuato (2015), de Peter Grenawey, aparece una escena donde en un restaurante Tissé y Alexandrov recuerdan cómo a los trabajadores de limpieza del Palacio de Invierno les gustó más la revolución real porque en esa tenían menos vidrios rotos que barrer. Alan Woods también resalta este hecho:
“Algunos años más tarde, el célebre director soviético Serguei Eisenstein hizo una película llamada Octubre, que contiene una famosa escena sobre la toma del Palacio de Invierno, durante la cual hubo algunos accidentes. ¡Más personas fueron heridas y resultaron muertas durante el rodaje de la película que en el acontecimiento real!” (Alan Woods, “El significado de Octubre”, In Defence of Marxism, acceso el 3 de diciembre de 2017, https://www.marxist.com/la-revolucion-rusa-el-significado-de-octubre.htm).
Aunque Eisenstein filmó para las masas, no siempre el resultado era lo más accesible. Su montaje era revolucionario, en Octubre introduce, de una forma mayor que en sus películas anteriores, elementos de montaje intelectual, añadiendo muchos iconos y otros objetos que pueden ser interpretados por el espectador de manera subjetiva. Esto hace a la película un poco más compleja que Potemkin y fue una de las razones por las que se le criticó en su momento y la película no tuvo el éxito de otras producciones.
La línea general
Después de que recibiera críticas por Octubre y de su primer choque serio con la burocracia, regresó a su trabajo de la Línea general. Eisenstein era un artista comprometido con la revolución y, a diferencia de sus obras pasadas, ésta no miraba hacia atrás sino al porvenir. Era una película concebida para contribuir a la construcción de la nueva sociedad socialista. Para entonces, la política de la dirección del Partido, Stalin-Bujarin, hacia el campo, había cambiado y, de aliados, los kulaks pasaron a ser el enemigo principal de la revolución. Por la intervención de Stalin, Eisenstein tuvo que cambiar el final de la obra y su título, conociéndose como Lo viejo y lo nuevo (1929) [note]www.youtube.com/watch?v=RR5Cvw4s2oE&t=4305s[/note]
.La perspectiva de Lo viejo y lo nuevo es la colectivización y la industrialización del campo con una lucha ideológica para conseguirlo, ganando a lo mejor de los campesinos para ello en base al convencimiento aun cuando hubiera choques naturales en el camino. Esta perspectiva era completamente factible en un Estado obrero sano pero bajo el régimen burocrático la historia y la relación del régimen con el campesino cambiaron drásticamente.
Lo viejo y lo nuevo, con las modificaciones realizadas bajo el régimen estalinista, se suele decir que es la primera obra cinematográfica del realismo socialista, pero eso es verdad sólo en parte. Es una obra que nace en un periodo donde la burocracia estalinista estaba en proceso de consolidación y aún no conseguía aplastar del todo las tradiciones de la revolución de Octubre. Lo viejo y lo nuevo sigue siendo una obra revolucionaria con muchos elementos del bolchevismo. La colectivización del campo no se impone, se hacen asambleas para decidir sobre esto, no siempre con resultados positivos pero donde los elementos del partido aplican la consigna leninista de explicar pacientemente. El papel contrarrevolucionario de los kulaks, se ponen sobre la mesa. La industrialización del campo y la proletarización del campesino, para eliminar las contradicciones entre campo y ciudad.
Aparecen muchos iconos de Lenin, pero en varias ocasiones como un contraste y crítica a la burocracia. Una figura de Lenin sirve para entintar las plumas, volviéndolo un icono despreciable para el funcionario, carente de su significado revolucionario. Cuando dos campesinos van a una oficina exigiendo un tractor para sus tierras colectivas se ve la foto de Lenin leyendo el Pravda y un funcionario abajo con la misma imagen; ese parecido muestra la enorme diferencia que hay entre la burocracia y el líder muerto del partido bolchevique. La imagen de Lenin entre los campesinos adquiere otro significado porque era un real líder con el que el pueblo se identificó.
Salir de la asfixia de la burocracia
La Revolución rusa había mostrado sus éxitos en el cine, pero iba por detrás en el desarrollo tecnológico. Eran los comienzos del sonido en el cine. Pudovkin y Eisenstein habían mantenido una rivalidad, pero ambos eran artistas de la Revolución bolchevique, y junto con el conjunto de artistas, estaban siendo sometidos por la creciente burocracia que tomaba mayor poder. Fue cuando estos dos personajes y Alexandrov decidieron publicar un manifiesto conjunto sobre el sonido.
La burocracia se levantaba sobre los éxitos de la revolución, que se adjudicaba como propios, y no quería quedar a la zaga. Se aprobó que el equipo en torno a Eisenstein viajara a Europa para explorar el cine sonoro.
Eisenstein, después de Potemkin, ya había conocido a artistas del exterior que visitaron Rusia y lo buscaban con admiración, pero fue este viaje lo que lo vincula realmente a la intelectualidad europea. Conoce, entre muchos otros, a Fritz Lang, Bertold Brecht y, aunque brevemente, a Einstein, quien le regalaría una foto autografiada. No estuvo exento de problemas con la policía, debido a su posición revolucionaria. En la civilizada Suiza, por ejemplo, estuvo un día entero detenido por la policía migratoria que impedía su entrada al país.
La Rusia zarista era el país atrasado de Europa, pero con la revolución, en el terreno político, se convirtió en el más adelantado. Rusia dio grandes derechos y conquistas materiales para las mujeres obreras, una de ellas fue el derecho al aborto, mientras que en Suiza éste se legalizó hasta apenas el 2002 y se permitió el derecho del voto a la mujer apenas en 1971. En este país, Eisenstein, Alexandrov y Tissé harían un cortometraje, aunque inconcluso, llamado Miseria y fortuna para las mujeres (1929), sobre el derecho al aborto, con el objetivo de agitar a su favor en Europa, mostrando las condiciones inhumanas de las mujeres proletarias europeas y de sus hijos, a quienes muchas veces no podían siquiera alimentar.
https://www.youtube.com/watch?v=8QZkh1oB0ao
En Suiza, participa en un encuentro de cineastas independientes, el primero que se realiza en su tipo. Algunos asistentes ya conocían el trabajo de Serguei, aunque otros no. Sus ideas les atrajeron y al final él, en medio también de debates diversos, se vio dirigiendo un film que narraba la lucha entre el cine comercial y el independiente, teniendo como actores a los otros cineastas. Esta película se arruinó y nunca pudo salir a la luz. Así iniciaría el gran peregrinar del mejor director de cine de su tiempo, que no podía hacer cine.
Eisenstein fue recibido con grandes glorias en Alemania y Francia, aunque fríamente en Inglaterra, pero al buen estilo inglés, con respeto. Pero él no era sólo un cineasta, y cuando se le oía hablar no lo hacía sólo sobre arte, pues hablaba de teoría cinematográfica, política y filosofía; pronto sedujo a la intelectualidad inglesa y europea. No autorizaron que El acorazado Potemkin fuera exhibido en el centro de Londres, pero dio cursos en el Film Society Study Group, y después en Cambrige. Dio conferencias también en la Universidad de Berlín, en la Sorbona de París, donde prohibieron la proyección de La línea general y se organizó un fuerte operativo policiaco alrededor de la universidad, y en Holanda habló para la Film Liga; a su llegada a este país, algunos periodistas despistados fueron a recibirlo porque confundieron su nombre y esperaban ver a Einstein.
De este viaje Europeo queda un cortometraje llamado Romance sentimental (1930). Éste fue un proyecto que encabezó Alexandrov en que Eisenstein tiene alguna colaboración. Este es el primer experimento en el cine con sonido de este trio de cineastas soviéticos, con fotografía de Tissé. La trama habla de una fina mujer que contagia a la naturaleza tocando el piano con su música triste. Si aparece el nombre de Eisenstein en los créditos es más por presión de quienes financiaron el proyecto.
Fuera de Romance sentimental, no hay quien invierta en un director socialista excéntrico que no produce cine comercial y tiene ideas revolucionarias. Eisenstein Mijailovich trabajaba incansablemente, y además de sus películas dejará tras de sí muchos proyectos fílmicos por demás interesantes, uno de los que rondaba en su cabeza era hacer una película sobre El capital, de Marx, basado en el montaje intelectual. En la Sorbona hablaría de ello:
“El filme intelectual es la única cosa capaz de superar la discrepancia entre el lenguaje de la lógica y el lenguaje de la imaginación. Con la base del lenguaje de la dialéctica del cine, la cinematografía intelectual no será una cinematografía de episodios ni una cinematografía de anécdotas. El cine intelectual será la cinematografía de los conceptos. Será la expresión directa de sistemas ideológicos completos y de sistemas de conceptos.
“Mi nueva concepción de cine está basada en la idea de que los procesos intelectuales y emocionales que hasta ahora han sido como de existencia independiente entre sí ―arte versus ciencia― que forman una antítesis que hasta ahora no ha sido unida, puede juntarse para formar una síntesis con la base de la cinedialéctica, un proceso que sólo el cine puede obtener. A la fórmula científica puede dársele la calidad emocional de un poema. Intentaré filmar El capital de tal forma que el humilde obrero o campesino pueda comprenderlo a la manera dialéctica”. (Marie Seton, Sergei M. Eisenstein…, p. 153).
Eisenstein y su choque con Hollywood
Eisenstein, en Rusia, era censurado y coartado por la burocracia estalinista. En Europa, su film suizo se frustró y no había en la industria privada europea quien invirtiera en él. Eisenstein no estaba hecho para la industria capitalista y chocaba con ella, y necesitaba la libertad que el Estado obrero deformado no le permitía. El mundo conspiraba contra este gran genio cinematográfico, que no podía hacer lo que mejor podía: cine. El mundo no conocerá la evolución del montaje intelectual de Eisenstein, que se hubiera desarrollado en su filmación de El capital.
Sin posibilidad de filmar cualquier cosa en Europa y con un creciente acoso, donde, en Francia, el gobierno amenazaba con expulsarle y le consideraba un indeseable político, se abrió un contrato con Paramount para hacer cine en la principal industria de cine del mundo: Hollywood. Agarró sus maletas y viajo a un nuevo continente.
Llegó a Nueva York, donde conoció a Griffith, el padre del lenguaje cinematográfico. Le atrajo conocer el Harlem y los barrios latinos. Estando en Chicago, lo llevaron arriba de una loma para que conociera la ciudad y dijo: “aquí no se puede ver nada”. Quería conocer las entrañas del país, al trabajador y la vida común. Una anécdota que habla de su personalidad fue cuando dio su primera conferencia de prensa: no se rasuró por tres días y bromearía con los periodistas diciendo que no se había rasurado para ellos porque sabía que ellos creían que todos los rusos eran barbudos, mofándose de esas ideas que siempre mostraban a los bolcheviques como barbaros atrasados. [note]Lev Kulechov trata al respecto de estos prejuicios gringos hacia la Rusia soviética en su más importante película: Las extraordinarias aventuras de Mr. West en el país de los bolcheviques (1924). www.youtube.com/watch?v=wVeg8shVTiQAl[/note]
Pero Hollywood tampoco era lugar para él, quien filmaba para las masas y no para el lucro, y venía de un país donde la clase obrera había transformado la sociedad. No se concebía con actores profesionales. En la frialdad de ese mundo, eran pocas las personas que le atraían. A Greta Garbo la calificó de estúpida por preguntarle quién era ése tal Lenin. Compaginó con Colleen Moore, que le parecía menos frívola y que además la conoció en el cine de Griffith. Uno de sus pocos amigos fue Charles Chaplin, con quien entabló amistad y se guardaban admiración mutua. Existe un pequeño libro de Eisenstein con los escritos que le dedicó a este icono de la cinematografía mundial.
En la revista de uno de sus pocos amigos estadounidenses, Joseph Freeman, Eisenstein escribió como carta de presentación:
“Imaginad un cine que no es dominado por el dólar. Una industria cinematográfica en la que el bolsillo de un hombre no se llene a costa de otro, que no esté hecho para los bolsillos de dos o tres personas sino para las cabezas y los corazones de ciento cincuenta millones de personas. Cada película afecta las cabezas y los corazones, pero, como regla, el cine no es producido especialmente para las cabezas y los corazones. Generalmente las películas se hacen para el beneficio de dos o tres bolsillos; sólo incidentalmente afectan las cabezas y los corazones de millones” (Ibid., p. 159).
En 1929, hubo el colapso financiero más estrepitoso de la historia. En “la tierra de los sueños y la libertad” se pasaba hambre. En medio de la crisis y la sociedad se polarizaba. Antes hubiera sido inaceptable la presencia de una figura como Eisenstein, pero existía radicalización de izquierda y de derecha la que adquiría fuerza y, como siempre, en estos casos, culpaban a los extranjeros y comunistas agitadores de lo que pasaba. El anticomunista Frank Peace, presidente del Hollywood Technical Directors Institute, sacó un panfleto de 24 páginas titulado: “Eisenstein, mensajero del infierno en Hollywood”. En una conferencia de prensa, Peace califica a Eisenstein de sádico y monstruo que glorificaba con su cine rojo el asesinato de oficiales del ejército y la marina.
Paramount en realidad había conseguido secuestrar al mejor cineasta soviético, pero un movimiento antisemita y anticomunista comenzó a presionar a Paramount y a Hollywood en oposición a la presencia de Eisenstein. El director soviético quería hacer cine y buscó una historia no política: Una tragedia americana, aunque sin abandonar sus ideas revolucionarias cinematográficas. No le gustaban, por ejemplo, los actores profesionales. Todo esto chocaba con esta gran industria y cada proyecto de guion era rechazado generándose gran presión para que los tres cineastas rojos, Eisenstein, Alexandrov y Tissé, salieran del país.
De forma infructuosa, se hicieron muchos esfuerzos para prolongar el visado de Eisenstein y buscar nuevos proyectos fílmicos en Hollywood. Valoró la posibilidad de viajar a Japón, país que apasionaba a Eisenstein. La idea de ir a México no fue inmediata, pero finalmente consiguió el permiso para entrar, teniendo una experiencia fascinante y trágica a la vez.
El financiamiento se consiguió por la intermediación de Chaplin con el escritor Upton Sinclair, que simpatizaba con las ideas socialistas y la obra de Eisenstein, al grado que anteriormente le había propuesto llevar a la pantalla alguna de sus novelas. La familia Sinclair financiaría el proyecto, ellos lo hacían por el arte, pero también como lucrativo negocio; sabían que el presupuesto inicial de 25 mil dólares sería insuficiente y les fue relativamente fácil conseguir más patrocinadores; si hipotecaron su casa fue para mantenerse como socios mayoritarios, esperando así tener la mayoría de las regalías. Eisenstein lo que quería era hacer cine y no le importó mucho las condiciones del contrato, tenía derecho a producir la película, pero nunca se especificó que él la montaría.
El revolucionario y exótico México
México no sólo tenía una historia revolucionaria fascinante, sino que era tan diferente y exótico. Eisenstein, aún en EEUU, diría a Los Ángeles Times: “México es primitivo y apegado a su tierra” (De la Vega, Del muro a la pantalla: S.M. Eisenstein y el arte pictórico mexicano, Conaculta-Cineteca Nacional, p. 13). Su interés por este país data de su primera juventud, pero fue hasta que decidió hacer su película que sistematizó su estudio sobre su historia y arte. Alexandrov cuenta que estando en Rusia vio a Diego Rivera y que de ahí viene por primera vez la idea de hacer una película sobre México. El día que se venció su visa en EEUU, Eisenstein compró el libro de Anita Brenner, Ídolos tras los altares (1929), y le prestaron fotografías de la estancia de Edward Weston en México. Es posible que antes ya haya conocido las fotografías de Tina Modotti. La película ¡Que viva México! comenzó a desarrollarse en la genial mente de Eisenstein.
En el hoy México se asentaron culturas que alcanzaron un importante desarrollo basados en una economía agraria con propiedad colectiva, similar a la que Marx describió como “modo de producción asiático” y donde, aun llegado Eisenstein, había resquicios del matriarcado descrito por Engels. El Imperio mexica oprimía a otros pueblos cuando la monarquía hispánica conquistó este territorio. El desarrollo de la sociedad se dio de forma contradictoria. Además de la independencia de España, se dio una revolución burguesa conocida como La Reforma, que encabezó un grupo de jacobinos encabezados por Benito Juárez. Con luchas de liberación nacional y revoluciones se creó México. El capitalismo no nació aquí de una forma pura, sino combinando modos de producción y explotación ancestrales con industria moderna y explotación asalariada. El arte también refleja ese proceso de desarrollo contradictorio, Alan Woods señaló al respecto:
“Los escultores, artesanos y constructores mexicanos, quienes fueron obligados al arduo trabajo de la construcción de enormes iglesias y catedrales, monumentos triunfales para celebrar su propia servidumbre, obtuvieron la revancha introduciendo elementos nativos en el arte de los invasores cristianos. De esta forma, el espíritu de México, se preservó pese a todo” (Woods, prólogo a la edición mexicana de Razón y Revolución).
México había realizado revoluciones burguesas y se había introducido en el capitalismo, pero las masas exigían justicia social e hicieron la revolución de 1910-1917, que si bien no consiguió acabar con el capitalismo, significó concesiones sociales, además de tener un carácter antiimperialista. Las masas habían barrido con el viejo régimen y transformado la sociedad, pero, a diferencia de Rusia, no lograron tomar el poder, pues no se concretó la unidad de obreros y campesinos. En 1914, Villa y Zapata, los principales representantes de las masas campesinas, admirados por Eisenstein, tenían el poder en sus manos pero lo dejaron ir. “Incluso existen fotografías donde los dos líderes están sentados uno al lado del otro en los dorados sillones de Palacio Nacional, el ‘Palacio de Invierno’ de la capital mexicana. Pancho, con el uniforme militar regular. Zapata, con uno típicamente campesino: un enorme sobrero de petate y el cuerpo cargado de cananas” (Eisenstein, YO memorias inmortales, vol. 1, p. 344). Así describió Eisenstein esa famosa escena de la revolución mexicana.
En México no existió una organización como el Partido Bolchevique y su dirección. Al final la burguesía naciente tomó el control, aunque obligados a dar muchas concesiones sociales a las masas obreras y campesinas. Eisenstein vería la diferencia entre una revolución socialista triunfante y otra que acabó con el régimen pero no con el sistema capitalista.
La Revolución rusa impactó a la Revolución mexicana y también a sus artistas. En México, al igual que en Rusia, la revolución tenía la tarea de educar al pueblo. Durante los años 20s y 30s, bajo las manos de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y varios más, se pintaron kilómetros de paredes de edificios públicos, mercados y escuelas, murales con motivos históricos e ideas políticas revolucionarias. Eisenstein mismo sería dibujado en un mural realizado por su amigo Roberto Montenegro ―también quedaría registrado en fotografías de Manuel Álvarez Bravo―. Los murales de la revolución siguen impresionando al día de hoy al espectador. Alan Woods escribe:
“El espíritu revolucionario de México se puede apreciar no sólo en su historia y su política, sino que también en su arte, en su escultura y su arquitectura. Recuerdo haberme impresionado por un gran mural pintado por Diego Rivera en el Palacio Nacional en la Ciudad de México. En él, podemos encontrar una impresionante representación de uno de los episodios más relevantes de la historia mexicana, ejecutado con gran espíritu y vitalidad. Los sacerdotes españoles y los guerreros mexicas se codean con los conquistadores, mientras los trabajadores y campesinos mexicanos aparecen al lado de Carlos Marx, con el Manifiesto Comunista en sus manos. Esto es arte nacido de la Revolución” (Woods, prólogo a la edición mexicana de Razón y Revolución).
Eisenstein, que admiraba al muralismo, quería hacer una obra cinematográfica de la altura del mural que Rivera dedicó a la historia general de México.
“En la producción de la película en la que actualmente estamos involucrados, es nuestro propósito y deseo el de realizar un retrato artístico de la contrastante belleza natural, las costumbres, el arte, los tipos humanos en México, y mostrar en relación con su ambiente natural y su evolución social. Combinar montañas, mares, desiertos, ruinas de civilizaciones antiguas y el pueblo del pasado y el presente en un cine sinfónico desde el punto de vista de la estructura y la organización, comparable en algún sentido a las pinturas de Diego Rivera en el Palacio Nacional. Como esas pinturas, nuestro filme presentará la evolución social de México desde los tiempos antiguos al presente, cuando emerge como un país progresista, de libertad y oportunidades” (De la Vega Alfaro, Del muro a la pantalla…).
Hubo una seducción mutua, Eisenstein ganaría la admiración de varios artistas en México y generaría una influencia en su cine que estaba a punto de entrar en su época de oro, empezando por Arcady Boytler, cineasta nacido en Moscú, que tendría su producción fílmica en este país, pasando por el futuro guionista de cine José Revueltas, quien seguramente no conoció al director letón, en ese entonces joven militante del Partido Comunista. Algunos piensan que Gabriel Figueroa también sería influenciado por la fotografía de Tissé.
Stalin tenía una política de zigzag, pasando del oportunismo al sectarismo ultraizquierdista. La Internacional Comunista caracterizó públicamente al gobierno de Plutarco Elías Calles de lacayo del imperialismo y de estar de rodillas frente al papa. Las relaciones diplomáticas entre estos dos países estaban rotas a la llegada de Eisenstein. El gobierno mexicano tenía una línea represiva contra los comunistas. La imprenta del periódico El Machete había sido allanada, las huelgas obreras reprimidas, manifestaciones en apoyo de los anarquistas Sacco y Vanzetti disueltas, comunistas habían sido encarcelados y es muy probable que la policía mexicana colaborara con el gobierno de Machado para asesinar a Julio Antonio Mella, quien había alabado la película Octubre. Además, la campaña anticomunista contra Eisenstein en EEUU tuvo ecos en México y su equipo era sospechoso de ser agentes del comunismo internacional.
Al llegar a México, se les puso vigilancia estatal, aunque el policía no podía entender una palabra en ruso. En su hotel fueron detenidos y después encarcelados. Se revisaron sus maletas, encontrando fotos de Villa, Zapata, correspondencia de Rivera y demás. También fotos que habían tomado unos días antes del festejo de la virgen de Guadalupe, que, decían, denigraban al país. Quedarían en la noche bajo detención domiciliaria, teniendo cada policía la custodia de un detenido. Eisenstein pasaría la peor parte: ya era demasiado el tener que compartir la pequeña cama con un policía para además tener de acompañante al de mayor sobrepeso. El incidente no pasó a mayores y fueron liberados con un: “¡Ustedes disculpen, fue un error!”
Al no existir relaciones entre México y la URSS impidió, por un lado, protección a los cineastas soviéticos pero, por otro, dio mayor libertad a éstos, que no tenían la vigilancia constante de la burocracia estalinista.
¡Que viva México!
La llegada de Eisenstein al país no pasó desaperciba. Fue anunciado por los periódicos como el mejor cineasta del mundo, aunque confundiendo a Alexandrov con Tissé, y nombrando a la mejor película del cineasta letón El crucero Potemkin. En entrevista, anunció que el tema de su película sería México, combatiendo los estereotipos estadounidenses contra el país y su revolución. También dijo que no tenía una idea preconcebida de lo que haría y que tomaría su tiempo para estudiar el país y planificar su cinta.
Además del incidente inicial con la policía, los cineastas se encontraban con el atraso técnico, donde no encontraban laboratorios adecuados para revelar el material filmado, lo que significaba que debían mandarlo a Los Ángeles, California. Estaba también la censura mexicana. La burocracia es odiosa en todas partes.
Un temblor sorprendió a Oaxaca, con epicentro en el poblado de Huajuapan. Los cineastas viajaron a la capital oaxaqueña en una avioneta. Al llegar, una réplica los sorprendió. Filmarían un cortometraje que va más allá de un simple reportaje de lo acontecido; tiene una visión apocalíptica y un diseño bastante estético. El Partido Nacional Revolucionario (antecesor del PRI), en su prensa, pedía la expulsión de Eisenstein de México por, según ellos, violar las leyes aéreas. El cortometraje, de 11 minutos, tendría como música de fondo La llorona, melancólica canción popular mexicana, y sería estrenado en el Teatro Iris de la Ciudad de México para juntar fondos a favor de los damnificados.
https://www.youtube.com/watch?v=t8yD0Sdegl8
A su película mexicana la pensaba titular ¡Que viva México! Después de un periodo de maduración mental, estaba proyectada para tener 6 episodios. Pensó en dedicar uno a David Alfaro Siqueiros (con alusión clara a su mural El entierro del obrero sacrificado), otros a Jean Charlot, El Greco, Francisco de Goya, José Clemente Orozco, José Guadalupe Posadas, y habría pasajes inspirados en la obra de Diego Rivera. El proyecto del filme fue evolucionando y tomando forma más definida. Eisenstein dejó algunas páginas escritas sobre esto, pero mucho estaba en su propia mente, por lo que nunca conoceremos lo que debió ser ¡Que viva México!
La historia iniciaría evocando a la muerte con un prólogo (“Calavera”), recordando el México ancestral filmado en las zonas Mayas de Yucatán, donde además gobernó el socialista Felipe Carrillo Puerto, que mantenía gran admiración por la Revolución rusa. La segunda parte se llamaría “Zandunga”, con tomas del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, una de las zonas de tradición cultural más profunda del país, tierra de artistas y de fiesta. Eisenstein diría que algo del jardín de Edén había quedado no entre el Tigris y el Éufrates sino justamente en Tehuantepec.
La tercera historia se llamaría “Maguey”, mostrando los conflictos previos a la revolución. Recrearía una historia basada en un hecho real que el gobierno mexicano querría censurar porque pensaba daría una mala imagen al país, donde se muestra el abuso contra la mujer y a unos peones enterrados vivos con sus caras de fuera y asesinados por el golpear de los caballos que pasan encima de ellos. La locación sería la hacienda de Tetlapayac, Hidalgo. Esta parte se adelantó a los melodramas que caracterizaron a la época de oro del cine mexicano.
“Fiesta” debería haber sido la cuarta parte, que mostraría la influencia social y religiosa del “viejo continente”. La quinta historia es una de las más interesantes, pero la única que no sería filmada; hablaría del triunfo de la revolución y se llamaría “Soldadera”. Tendría claros elementos de la lucha de la mujer por su emancipación y el corrido revolucionario de La Adelita como fondo. Eduardo de la Vega Alfaro explica cómo Eisenstein comprendió cómo muchos de los elementos del régimen anterior no habían cambiado con la revolución y consolidó su concepción del filme, que “debía contener, además de la exaltación de la historia, las luchas y costumbres del pueblo mexicano. Un sentido irónico en contra de la nueva burguesía que había ocupado el poder tras la derrota de los ejércitos campesinos-populares comandados por Francisco Villa y Emiliano Zapata” (De la Vega, Del muro a…).
Estando en Rusia, Eisenstein fue atraído por una nota sobre la festividad del día de muertos en México aparecida en la publicación comunista alemana Arbaiter Illustriert Zeitung. El teórico marxista Alan Woods da una descripción muy buena de esa contradicción dialéctica que hay en la cultura mexicana entre la vida y la muerte y que se remonta al arte prehispánico:
“Las impresionantes imágenes de dioses grabadas en las piedras contienen una idea. La serpiente por ejemplo, representa el renacimiento a través de su cambio de piel, conforme el cultivo crece y la experiencia renace, del mismo modo lo hace la serpiente. Pero aquí, inmediatamente encontramos una contradicción. La enorme mandíbula de la serpiente se mantiene completamente abierta, lista para tragar todo lo que esté a su alcance. Ella lleva consigo la obscuridad y la destrucción—el fin de todas las cosas—. Esto es una representación del eterno ciclo de la vida y la muerte” (Alan Woods, prólogo a la edición mexicana de Razón y Revolución).
Eisenstein mantenía una visión optimista del futuro y lo mostró en su proyecto ¡Que viva México! Las sexta parte, el “Epilogo”, mostraría al México moderno. En algún momento no hay una sino muchas muertes. “Es una notable festividad mexicana, cuando los mexicanos evocan el pasado y muestran su desdén por la muerte. Y termina con la victoria de la vida sobre la muerte, sobre la influencia del pasado. La vida renace bajo los esqueletos de cartón, la vida corre hacia adelante y la muerte retrocede y desaparece. Un alegre indito se quita la máscara de la muerte y sonríe, con una contagiosa sonrisa: Encarna el nuevo México creciente”. (Seton, Sergei M. Eisenstein…, p. 207).
Con esa visión optimista termina el proyecto de guion de Einstein más desarrollado de su película mexicana. Esta es la visión de este artista socialista frente a México con su revolución inacabada pero donde la historia no ha terminado. Mientras en “Maguey” se ve a una mujer abusada por la clase dominante, en “Soldadera” hay una mujer en lucha revolucionaria que se logra emancipar y va preñada, ese niño que tiene en sus entrañas da esperanza en el futuro. La película acaba justamente con ese niño de la revolución venciendo a la muerte. Este artista socialista, en un país con una revolución que no acabó con el capitalismo, termina su película con esta lucha del viejo mundo capitalista que debe dar paso a la vida que se encarna en la nueva sociedad.
El más bello de los filmes inexistentes
México fue fuente de inspiración para Eisenstein. Aquí no solo rodó la película, escribió también sobre teoría cinematográfica e hizo una enorme cantidad de dibujos, hoy expuestos en prestigiosos museos. El cálido pueblo mexicano lo acogió y este país tan colorido no podía más que fascinarlo. La población lo acogió y sintió cmo su hogar a la hacienda de Tetlapayac, dedicada a la producción de pulque, bebida fermentada del maguey a la que Serguei Eisenstein llamaría el vodka mexicano.
Durante la producción de la película se presentaron varios problemas. En la hacienda de Tetlapayac ocurrió una tragedia, un joven tomó una pistola que había adquirido Tissé y asesinó accidentalmente a su hermana mientras que presumía el arma. Además, había enviado a su cuñado, Kimbrough, para administrar el presupuesto de la filmación. Nunca hubo conexión con los 3 cineastas soviéticos y menos después que éstos, armados de cananas y fusiles, bromeando, fingieron emboscarlo.
El alargamiento del proyecto y los problemas presupuestales fueron uno de los elementos centrales para el rompimiento Sinclair-Eisenstein, que veían en el trascurrir del tiempo cómo su relación se deterioraba y amargaba. Las leyes del mercado se imponían a este proyecto fílmico independiente. Para Eisenstein era clave filmar el día de muertos, el 2 de noviembre de 1931. Sinclair y su esposa querían terminar ya el proyecto. El 20 de noviembre Eisenstein participa en la filmación del desfile conmemorativo de la revolución, en una película oficial del gobierno, con el objetivo de juntar recursos para terminar la filmación. No se conoce este film pero sí referencias periodísticas al respecto.
En medio del conflicto de ¡Que viva México!, se da el rompimiento entre Eisenstein y Alexandrov. Otro duro golpe.
Sinclair era un escritor respetado en la Unión Soviética. Envió a Stalin una carta explicando los problemas de financiamiento y Stalin le respondería con este telegrama:
“Carta recibida (punto) Conjunto de investigación acusa a Danashevsky de sabotaje (punto) Si usted insiste puedo solicitar la amnistía a organismo superior (punto) Eisenstein perdió la confianza en sus camaradas en Unión Soviética (punto) Se le cree desertor que rompió con su propio país (punto) Tanto que aquí pronto no tendrá interés en él (punto) Lo lamento pero todo afirma éste es el hecho (punto) Deseo usted esté bien y cumpla su plan de venir a vernos (punto) Mis saludos (punto) 2783 21/11 31 =. Stalin” (Ibid, p.492).
Desde que vino a América, la paranoia de Stalin hacia desconfiar de Eisenstein. Sinclar diría en su respuesta que Eisenstein no estaba actuando contra la URSS. Kimbrough regresaría a EEUU metiendo más veneno contra Eisenstein, hablando de su mal comportamiento y presionando para no dejarle concluir el filme. Años más tarde, Upton Sinclair le diría a Marie Seton:
“comprendimos que [Eisenstein] simplemente se estaba quedando en Mex. a costa nuestra, para evitar la vuelta a Rusia. Todos sus colaboradores eran trotskistas y todos homos [sexuales]” (Ibid, p. 489).
Es posible que Eisenstein quisiera dilatar su estancia en México para no regresar a una sociedad asfixiada por el burocratismo. Bajo Lenin y Trotsky la homosexualidad se legalizó; se respetaban los derechos sexuales de las personas. Pero bajo Stalin fue considerado un delito por atentar a la buena moral e incluso se consideró un acto contrarrevolucionario. En una sociedad socialista sana, la homosexualidad debe verse como lo que es, algo normal y natural, y no una enfermedad. Eisenstein viajaría a las costas de Jalisco y Colima (nunca estuvo en Guanajuato como sugiere Greenaway) con su equipo, el muralista Montenergo y el culto genealogista jalisciense Jorge Palomino Cañedo. Con este último entablaría una relación amorosa. Este pudo haber sido uno de los motivos para impedir la culminación del filme.
Sobre sus relaciones trotskistas cabe señalar que Eisenstein admiró a León Trotsky, como lo muestra su Acorazado y Octubre, y ya había tenido sus primeros choques con la burocracia. Diego Rivera se había encontrado en la URSS con Trotsky antes de ser exiliado a Alma Alta ―en ese mismo viaje también conoció a Eisenstein―, aunque no está claro si había definido en 1931-32 una posición política clara en el conflicto; pero es verdad que en 1934 intercedería con el gobierno de Cárdenas para conseguir asilo de quien dirigió la toma del poder y la defensa del Estado obrero al frente del Ejército Rojo. Por otro lado, Julio Antonio Mella, asesinado en México antes de la llegada de Eisenstein, había entrado en contacto con la Oposición de Izquierda Internacional y llevó estas ideas a México, a partir de las cuales se formaría el primer grupo trotskista. El Partido Comunista Mexicano estaba en medio del proceso de estalinización. El movimiento trotskista, continuador del legado de Octubre, apenas se estaba constituyendo y no es claro que Eisenstein tuviera relación con éste. Lo que sí es claro es que tenía ideas revolucionarias en el cine y era un artista socialista no subordinado a la burocracia como Upton Sinclair.
Cuando Diego Rivera pintó a Lenin en el Rockefeller Center, defendió su obra de arte, pero nada pudo hacer frente al argumento de Rockefeller de que el muro era de él y fue derrumbado su mural. Él, sin embargo, pudo rehacer su obra en el Palacio de Bellas Artes, en Ciudad de México. Eisenstein fue despojado de los filmes que realizó en México y todos sus intentos de recuperarlos y terminar su película fueron frustrados. Upton Sinclair, en un acto de violación, sacó filmes basados en este material. No fue sino hasta 1979, ya muerto Eisenstein, que se pudieron recuperar estos materiales y Grigory Alexndrov, basado en los textos de su antiguo compañero, hizo el film que podría acercarse un poco al pensado por Eisenstein.
El telegrama de Stalin también puede entenderse, porque las ideas artísticas de Eisenstein entraban en conflicto con el nuevo régimen burocrático y ya su obra comenzaba a ser minimizada, y se imponía como arte oficial al realismo socialista.
Alexander Medvedkin y su Cine-Tren
Alan Woods da una buena descripción de lo que el estalinismo significó en el arte:
“La liquidación de la democracia obrera leninistas estuvo necesariamente acompañada de la imposición de normas totalitarias en todos los niveles de la vida social y cultural. La primera víctima del nuevo régimen burocrático-totalitario fue la libertad artística. La burocracia requería obediencia y conformismo, no originalidad y debates libres sobre el arte. Además, en un régimen totalitario, donde el debate político y la crítica son silenciados y la oposición es perseguida con la mano dura del Estado, el arte, la literatura y la música pueden jugar el papel de una oposición clandestina en la que la crítica de la burocracia se transmite en una críptica el lenguaje que las personas acostumbradas a leer entre líneas pueden entender. La Unión de Compositores Soviéticos se formó específicamente para vigilar a los compositores y convertirlos en los obedientes servidores de la burocracia” (Woods, “Shostakovich, the musical conscience of the Russian Revolution”, In Defence of Marxism, acceso el 3 de diciembre de 2017, https://www.marxist.com/shostakovich-conscience-russian-revolution211206.htm).
El 25 de enero de 1932 se inicia una página gloriosa del cine contra el burocratismo, que duraría 294 días, justo el periodo en que Eisenstein regresa a la URSS. Este era un proyecto oficial que contaba con la aprobación del Comité Central, pero que no tuvo un control férreo de la burocracia central; se da en el periodo del primer plan quinquenal donde se quería elevar la producción y fue ejecutado por reales comunistas.
Autorizaron a Medvedkin usar un tren donde producirían y proyectarían películas en el interior de Rusia. Alexander Medvedkin había alcanzado un alto cargo en el Ejército Rojo, encargándose a nivel central de la propaganda, pero después se dedicaría a hacer cine.
Las condiciones laborales de quienes se embarcaron en esta experiencia incluían un contrato de un año de trabajo, con una vivienda de un metro cuadrado (dentro del tren), ninguna limitación para las horas de trabajo y participación obligada en todas las tareas en cualquier hora del día o la noche. Las limitaciones no limitaban a los jóvenes que querían apoyar en la construcción de la sociedad socialista. El verdadero espíritu de Octubre permeo en el equipo del Cine-Tren en torno a Alexander Medvedkin. Era el tiempo del primer plan quinquenal y se buscaba fomentar la productividad. Esta experiencia ayudó a ello, pero fomentando el debate democrático y medidas de control obrero.
Este Cine-Tren se basó en el principio de decir siempre la verdad y tenía la consigna “Filmar ahora, proyectar mañana”. Una de sus películas realizadas es ¿Cómo te va, camarada minero? (1932). “Con toda franqueza y audacia atacaba la organización de la alimentación de los mineros. Aquí una enorme fábrica-cocina alimentaba tan mal a los mineros, que dejaron de visitar la cantina. Todo parecía soso, se rodaba sin vergüenza, todo era rudo… La empresa estaba encabezada por unos pillos. Sabían convencer a la administración, con guarismos en las manos, de que todo era debido a la falta de abastecimientos”. (Medvedkin, Alexander, El cine como propaganda política, Siglo XXI, p. 10).
Las condiciones de trabajo eran terribles. Hay una escena del baño, donde los mineros hacían sus necesidades con la gente pasando frente de ellos en contraste los burócratas tenían los pantalones rotos de los traseros de tanto estar sentados. En otra película se exhibe a alcohólicos y otros saboteadores del trabajo. Estas películas eran exhibidas en los pueblos, la gente se interesaba porque aparecía ahí su vecino, pero luego veían problemas que también les interesaban. Las proyecciones se convertían en asambleas y se tomaban resoluciones contra la burocracia o para tomar medidas a favor de los trabajadores de la fábrica. Se mandaban copias de los cortometrajes a los poblados vecinos que tenían problemas similares. Medvedkin diría:
“No nos equivocamos al explorar hasta el extremo esta curiosa particularidad del cine: la reacción en la sala era extraordinariamente rápida. El activista del partido o del komsomol captaba inmediatamente nuestra crítica. En seguida, después de la exposición surgirían calurosas discusiones. Se marcaba un plan de reestructuración, se presentaba un realizador, se llegaba a resoluciones sobre las inminentes cesantías y represalias judiciales contra los inútiles y aventureros. Así se introdujeron mejoras en la alimentación masiva en la planta de la administración minera ‘Octubre’, los administradores negligentes fueron enviados a la cárcel, los malos cocineros echados, el abastecimiento mejoró siguiendo el ejemplo de los buenos vecinos, se reorganizó la economía, etc.” (Ibid., p. 12).
Los borrachos y ausentitas acudían con el equipo del cine tren pidiendo se les eliminara de las filmaciones pues tenían problemas con sus esposas. El equipo del cine tren se negaban, pero si se habían redimido ya no las volvían a proyectar.
En una ocasión fueron los obreros de las cuencas mineras. Estaban muy enfadados porque los burócratas locales, por negligencia y corrupción, habían destruido máquinas y afectado la producción. Ellos mismos hicieron una película que se llamó El gran mudo (1931). El resultado fue una crítica aún más mordaz que las dirigidas por el equipo del cine tren. Este proceso evolucionó al grado de que los trabajadores ejercieron control de la empresa, resolviendo problemas concretos para los trabajadores; incluso pagaron al equipo del cine tren por sus labores, lo cual les ayudó porque había gente en la administración central que dificultaba sus pagos debido a que no estaban del todo de acuerdo con su política.
Este era un grupo de cineastas revolucionarios. Cuando Stalin tomó el control del partido, Trotsky no llamó a formar uno nuevo, sino que formó una oposición, porque sabía que la militancia del partido era valerosa y revolucionaria, y la tradición de Octubre muy fuerte. Medvedkin recordaría:
“La crítica más mordaz de nuestra pantalla era captada por el pueblo, y de todo corazón, pues atacaba a los ‘elementos nocivos’, y en rededor de nuestro tren se formaban grupos de dinámicos activistas, siempre prontos a prestar su apoyo, entre los cuales se destacaban los miembros del partido y de la federación de juventudes” (Ibid, p. 24).
Hubo más dificultades cuando el cine tren llegó al campo ucraniano. El equipo encontró que la mitad de los campesinos no querían trabajar. Eso era un claro efecto de la colectivización forzosa, aunque Medvedkin y su equipo no comprendían la causa. Pese a todo, lograron jugar un papel en elevar la producción y explicar a los campesinos la importancia de su trabajo. En cierto sentido, su cine refleja lo que ocurrió en el campo después de las incorrectas políticas del estalinismo bajo su colectivización forzosa y no estuvo exenta de excesos en las medidas contra los campesinos ricos y boicoteadores.
El Cine-Tren realizó también filmes animados que tenían como personaje a un camello, y también hicieron comedias. Una de ellas fue La historia de Tit (1932), de la cual existe una versión reconstruida donde aparece un campesino que cuando se trata de trabajo está enfermo o cansado, pero cuando se trata de comer va enseguida con su enorme cuchara. Una vez lo mandan a vender gansos. Decidió tomar un baño y atar a los gansos con su ropa, el resultado es que se quedó sin ropa y regresó sin gansos, y con un traje de bailarina y con girasoles en el pecho y en vez de pantalones. Esta película tuvo un gran éxito, los campesinos reían y pedían verla nuevamente justo después de terminada. Los campesinos hacían bromas contra los perezosos en el trabajo, a los que veían identificados y muchas veces les apodaban Tit.
El Cine-Tren era un equipo de obreros revolucionarios comprometidos con la causa del socialismo. Había compañeros con talentos diversos, desde técnicos, como financieros, cinematográficos y con experiencia en la dirección de masas, que se embarcaron en este proyecto que no tenía al cine como objetivo sino como el medio para hacer avanzar la revolución socialista y elevar la conciencia de los obreros y campesinos.
Cuando hicieron filmes con el Ejército Rojo del inicio de los años 30, experimentaron lo que ya pasaba con los otros cineastas: un control y orientación más férrea hacia su trabajo. La carrera fílmica de Medvedkin fue trágica, sus películas siempre fueron censuradas y nunca exhibidas. Era innovador y revolucionario, pero con un claro sentido popular. Fue un director de culto entre los cineastas soviéticos que admiraban su trabajo, en especial su filme La felicidad (1935) [note]www.youtube.com/watch?v=g-gx8u9Eq6g[/note]. Pese a la censura, el impacto del Cine-Tren de Medvedkin abrió su camino. En la huelga de 1967 de la fábrica Rhodiacéta, en Francia, se formó un grupo de cineastas que se inspiró en esta experiencia soviética, abrazaron la causa de la lucha obrera y decidieron llamarse el Grupo Medvedkin, donde participaron Godard, Marret y Marker. Filmarían las huelgas de la revolución de 1968 en Francia. Medvedkin viajaría a Francia en 1971 y sería recibido por un grupo de militantes, obreros y cineastas comprometidos. Chris Marker haría un par de documentales sobre la vida de Medvedkin y su experiencia del Cine–Tren, impidiendo que se fuera al olvido esta rica experiencia.
Humillación y censura
Eisenstein regresó a Rusia en 1932 sin haber podido concluir un solo largometraje en el extranjero. Debió ser particularmente difícil no conseguir montar ¡Que viva México! Pese a tener a su retorno 34 años, parecía un viejo que había vivido y sido golpeado demasiado. La burocracia estalinista se había consolidado y pagado una mayor factura a los artistas. Eisenstein se refugió realizando trabajos propagandísticos y teóricos sobre el cine, y dando cátedras ocupando un cargo alto en la escuela de cine.
Antes del regreso de Eisenstein, su autoridad había sido cuestionada; se escribieron artículos para minimizarlo. En la Conferencia Creativa de los Trabajadores del Cine Soviético, en 1935, un representante del Comité Central del Partido Comunista estalinizado, Dinamov, dio el discurso inaugural de 4 horas, dando las orientaciones generales a partir de lo cual se criticaba el cine anterior y se planteaba los trabajos a futuro. Un año antes, en un congreso similar de escritores, se había aprobado como tendencia general al realismo socialista, y en 1932 se había fundado la Asociación Rusa de Escritores Proletarios (RAZZ), que sería el instrumento de censura y control del régimen en contra del arte. Alan Woods apunta adecuadamente, sobre el realismo socialista, que:
“No era ni socialista ni realista, sino más bien una especie de conformismo lúgubre y conservadurismo que presentaba a Stalin y a la burocracia con el tipo de ‘arte’ superficial y poco exigente que su limitada comprensión y estrechez de miras podían enfrentar, mientras que al mismo tiempo pintaba vida soviética en colores teñidos de rosa” (Woods, “Shostakovich, the musical conscience…”).
Eisenstein dio el segundo discurso en la Conferencia de Cineastas. Resaltaba correctamente las aportaciones del cine del periodo 1924-29, pero ahora se ensalzaba al nuevo cine de una forma un tanto artificial. La película Chapayev (1934) se ponía como el modelo de los filmes futuros.
En el debate, Eisentein fue criticado en esta conferencia, por tener una cabeza muy grande; hacer teoría en vez de práctica cinematográfica, algo típico de la época estalinista, pues la burocracia detesta en el fondo la teoría y son empiristas. Las ideas vanguardistas chocaban con la nueva política burocrática. La tipificación era sustituida por actores profesionales. El cine que había logrado producir Eisenstein tenía como protagonistas a las masas, ahora se implementaba el culto a la personalidad y, por tanto, esa idea vanguardista chocaba con la nueva realidad. Antes de que terminara la conferencia, se hizo una premiación en el teatro Bolshói. Eisenstein había preparado un discurso, pero no pudo darlo, a cambio recibió, al igual que Tissé, premios de cuarta categoría.
En el cierre de la conferencia, Eisenstein da un discurso valiente rebatiendo a sus oponentes. Defendiendo la necesidad de hacer teoría para no estar como en la torre de Babel. Este debate lo animó a hacer nuevamente cine y anunció que entraría nuevamente a la producción. Aunque imbuido en el ambiente estalinista, ya se le escuchan frases como: “el corazón que late por un objetivo bolchevique no puede ser roto” o “no hay mejor comentario final, ni mejor programa para el futuro que pueda ser aplicado al medio de nuestra obra, que el que se encuentra n la belleza socialista con la que el camarada Dinamov comenzó su informe”.
Pero Eisenstein seguía siendo un artista demasiado revolucionario para la burocracia. Se introduce en un nuevo proyecto fílmico, por primera vez sin la compañía de Alexandrov pero con la inseparable cámara de Tissé, al que llamaría El prado de Bezhinn (1937). Eisenstein seguramente se identificó con la historia, pues la trama era de un padre que había ido al Ejercito Blanco, mientras el hijo estaba con los bolcheviques; una historia por demás familiar para él. Este filme pasó por dos años de producción, dos guiones diferentes y dos mil rublos de inversión, pero no salió a la luz porque fue políticamente incorrecto para el régimen burocrático, porque no mostraba con suficiente dureza y de manera central el conflicto de clase de los kulaks, a los que debía mostrarse como los enemigos principales de la revolución. El filme fue censurado y destruido en un bombardeo en 1941 cuando Rusia fue invadida durante la segunda guerra mundial aunque se conservaron algunos fotogramas.
La censura a El prado de Bezhinn no fue un caso excepcional, datos aparecidos en Pravda nos dicen que: “en 1933, Soiuzfilm, el mayor estudio de cine soviético, pagó el adelanto de 129 guiones; al final sólo 13 fueron aprobados para su producción. Incluso bajo estas circunstancias, muchos filmes logrados nunca fueron exhibidos públicamente. Tan solo entre 1935 y 1936, 37 cintas fueron declaradas inaceptables, cerca de un tercio del total de la producción fílmica de los estudios soviéticos durante esos dos años” (Serguéi M. Eisenstein, Cuadernos de la Cineteca, Conaculta-Cineteca Nacional, p. 114).
Eisenstein hace una autocrítica escrita púbica mostrando sus “errores” en El prado de Bezhim para cubrirse las espaldas. La censura era el mal menor. El estalinismo comenzó a usar como método el asesinato contra los oponentes, con sanguinarias purgas que terminarían por aniquilar a la vieja guardia bolchevique, pero que afectaría también a los artistas.
“En 1937-8, la Purga de Stalin alcanzó un clímax sangriento. El famoso director de teatro soviético Vsevolod Meyerhold [con quien Eisenstein trabajo en su compañía], con quien Shostakovich había colaborado, fue enviado a un campo de concentración, donde fue asesinado en 1940. Otros escritores y artistas soviéticos notables también fueron víctimas de las Purgas, incluido Isaak Babel [que fuera coguionista de El Prado de Bezhinn junto a Eisenstein], el autor de la Caballería Roja, el poeta Osip Mandelshtam y muchas otras figuras menos conocidas. Mosolov, el compositor de The Iron Foundry, también fue encarcelado” (Woods, “Stalin: 50 años después de la muerte del tirano”, El Militante, acceso el 3 de diciembre de 2017, argentina.elmilitante.org/historia-othermenu-55/134-stalin-a-50-aos-de-la-muerte-del-tirano.html).
Para desgracia de los cineastas, Stalin era un amante del cine, lo cual podría significar una desgracia para los directores si las películas no eran de su agrado. Eisenstein era, pese a todo, un gran cineasta y la burocracia quería aprovechar su talento.
El realismo socialista de Eisenstein
Es significativo que Eisenstein, con su mente revolucionaria, intentó, después de El prado, hacer una película sobre la creación del Ejército Rojo y otra sobre la revolución que se desarrollaba en España. Aunque finalmente realizaría un filme histórico sobre Alexander Nevsky, y para evitar que se “equivocara”, se le impuso todo un equipo alrededor y la codirección de Dimitriy Vassiliev. Un séquito de historiadores aseguraron que no hubiera errores; los históricos no eran tan importantes, pues lo que se buscaba es que se siguiera la línea política en vigencia.
Eisenstein pudo hacer una nueva película, casi una década después, sólo cuando cedió a sus viejas ideas, aunque la tradición de Octubre fue una llama viva difícil de apagar.
Alexander Nevsky (1938) promovía elementos patrióticos y nacionalistas. Una década atrás, Eisenstein quería hacer una película sobre China, porque era el país en que se avecinaba la revolución. El internacionalismo del bolchevismo era sustituido por el nacionalismo bajo el estalinismo. El centro de esta nueva película era enzarzar una figura histórica en la que el dirigente de la URSS se vería reflejado. Pero con Eisenstein las masas siguen jugando el papel central.
La escena principal es la batalla en el hielo que fue filmada en verano, con hielo artificial, donde Tissé resolvió las difíciles condiciones técnicas haciendo una magnifica fotografía. Prokofiev hizo la música y, en coordinación con Eisenstein, dan coherencia con la imagen. Hoy se le considerada una de las más importantes bandas sonoras de la historia del cine. Esta escena musicalizada, con todos los avances en efectos especiales que tenemos, ahora parece menos impresionante, pero fue justo su impacto la que la volvió un modelo para futuros filmes, además de convertirse en imagen de los juegos de los niños rusos de la época. Alexander Nevsky dirige con autoridad, pero no se le ve en la batalla, son las masas las que se adjudican la heroica victoria a las tropas invasoras alemanas.
Eisenstein se llenó de gloria con su Nevsky. Sería condecorado con la orden Lenin. Se dice que Stalin le palmeo la espalda, diciendo: “después de todo eres un buen bolchevique”. Privilegios y prestigio se daba a los artistas que seguían los lineamientos del régimen burocrático. Einstein pasaría a dirigir los estudios Mosfilm. El estalinismo lo convirtió en un símbolo y parcial instrumento.
Era la antesala de la Segunda Guerra Mundial y Stalin entró en un pacto con Hitler en otoño de 1939, de tal forma que ya no fue aceptada esta película, Alexander Nevsky, y pasó un tiempo engavetada. En cambio, Eisenstein montaría Die Walküre (La Valkiria), la opera Wagner, que se estrenaría en noviembre de 1940. Ambos artistas habían abrazado las ideas revolucionarias anticapitalistas en su juventud, pero ahora la imagen parecía tan distante, y en el Bolshói no había ningún judío y, por el contrario, la opera fue escuchada por el embajador nazi. Eisenstein se dejó envolver por el ambiente de los privilegios de la burocracia.
Iván el terrible: mordaz crítica a Stalin
En 1944 aparece la primera parte de Iván el terrible (1944). Su mensaje no era simple, los censores tuvieron que verla dos veces antes de valorar su presentación en público y se dice que se permitió su proyección después que Stalin la vio y lo autorizó.
Iván tiene mano dura y aparece en la película como un zar al que el pueblo lo busca para que lo gobierne. Al inicio de la película se dice que Iván creó un Estado fuerte contra quienes lucharon contra la unidad de la tierra rusa, pero lo que se ve en pantalla es lo contrario:
“la lucha de Iván por el poder y las cuestiones de legitimidad mismas que pronto llevan a pruebas de lealtad que casi todo el mundo falla. Las traiciones son seguidas por represalias que rápidamente se vuelven mortales. En medio de la gloria militar, en lugar de unificación, estamos cautivados por el terror, el asesinato, la conspiración, la traición, las acusaciones y la violenta aniquilación. Ya en la parte I, el Estado no sólo no está unido, está destrozado” (Serguéi M. Eisenstein, Cuadernos de la Cineteca, Conaculta-Cineteca Nacional, p. 155, subrayado en el original).
Gabriel Figueroa, el gran fotógrafo del cine mexicano, dijo que “fotográficamente hablando, estoy seguro que Iván el terrible es la obra donde se consiguió la más alta calidad en blanco y negro que hasta ahora se haya realizado, en particular sobre la composición de iluminación y fuerza.” (Cine Toma, n° 44). Iván el terrible es una obra sumamente cuidada, vinculando a la música y al arte plástico. Eisenstein, que en el periodo vivo de la revolución planteo acabar con el arte porque era un distractor que impedía ver la realidad, en medio del estalinismo, se refugiaba en éste.
Eisenstein, hacia afuera, parece un claro divulgador del régimen, y a su interior no termina de verse con recelo y sospecha. Pese a ello, esta película parece enzarzar la figura del dictador y ganaría por ella la condecoración Stalin, con los más altos honores, que no hubiera sido posible sin la intervención y aprobación del dictador.
Eisenstein mismo debió haberse cuestionado esa aceptación del régimen a su película, en medio de toda la gloria que le cubría su compañero Tissé se distanciaría de él. En Iván el terrible II (1958) Eisenstein no deja lugar a dudas, y es más que clara la crítica al estalinismo. Aquí Eisenstein trabaja por primera y única vez con el color. Una fiesta de Iván está teñida de tonalidades rojas, él trata a sus súbditos como perros fieles y parece un desquiciado paranoico. Los boyardos organizan conspiraciones y son purgados, asesinados.
Una revolución tan grande como la rusa de 1917 deja una huella difícil de borrar. O te adaptas a la contrarrevolución burocrática, que aplastó el legado de Octubre, o buscas la forma de combatirla. Después de la Segunda Guerra Mundial, el estalinismo era una fuerza colosal y Eisenstein los desafió valientemente. Iván el terrible II es una crítica abierta al estalinismo y hacerla, una acción suicida que podría implicar tortura y muerte. La tensión de saber que Stalin veía su película lo llevó a un paro cardiaco, que, aunque no de forma inmediata, lo llevaría inevitablemente a la muerte. Finalmente, el corazón de Eisenstein sucumbiría el 11 de febrero de 1948 y última película sólo vería la luz años después de la muerte de Stalin. [note]La tercera parte de la trilogía se comenzó a filmar, pero después de ser mostrada la segunda parte fue imposible proseguir con la filmación. Existen algunas escenas y fotogramas de la misma. https://youtu.be/JMCnfanrCQs[/note]
El legado de Eisensten
El arte soviético fue claramente impulsado por la más grande revolución de la historia. Consiguió grandes avances pero fue asfixiado por la contrarrevolución burocrática. El ejemplo del cine es más que ilustrativo y se puede identificar la mano de la burocracia, que significó un claro retroceso; basta con comparar los filmes de la década de los años 20s con las de los años 30s y posteriores. El cine sólo tuvo un resurgir cuando murió Stalin y aparecen directores como Tarkovski, aunque el régimen burocrático permaneció chocando constantemente con la libertad que necesita el artista. Quedó, sin embargo, un importante legado artístico que nació con la revolución bolchevique, como lo es la obra de Eisenstein.
En sus últimos meses de vida, aun enfermo en la cama, trabajó en libros teóricos de cine y en sus memorias. Los libros teóricos de Eisenstein sobre cine siguen siendo material imprescindible para los estudiosos y creadores de cine. La forma del cine y El sentido del cine son libros de cabecera en el medio. Existen otros trabajos poco conocidos, como su libro Método, que aún no tienen traducción. Con la caída del estalinismo, en 1989, se abrieron los viejos archivos soviéticos y nuevos materiales han aparecido. Aún hoy, Eisenstein seguirá aportando a la teoría cinematográfica.
Su forma de hacer y teorizar al cine se basa en la dialéctica; su cine está influido claramente por la filosofía marxista. El cine de Eisenstein es el mejor que se realizó en las primeras décadas del régimen soviético. Algunas de sus películas siguen siendo consideradas hoy de las mejores en la cinematografía mundial.
Casi al finalizar su vida escribió en sus memorias: “Nuestro cine es ante todo un arma cuando se trata de un enfrentamiento con una ideología hostil y, ante todo, es una herramienta cuando está encaminado a su actividad principal: influir y transformar”. Esto fue válido para contribuir a la gran Revolución bolchevique en su guerra contra el capitalismo mundial, pero también es válido en su crítica al régimen estalinista, que se expresa en sus dos últimas películas. Es lamentable que muchos de sus proyectos no pudieran concretarse. Además de su proyecto sobre El apital de Marx, intentó hacer una película sobre la rebelión de esclavos en Haití, la Guerra Civil española, la historia de Moscú, historias satíricas que sin duda criticarían a la burocracia, como MMM, una adaptación de La condición humana de André Malraux y muchos más.
La historia no se detiene y el lenguaje cinematográfico seguirá desarrollándose ,pero es un hecho que el montaje, la más importante aportación al cine mundial hecho por la Revolución rusa, es un elemento vital de este lenguaje y es el que le da sentido al cine hasta nuestros días.
El desarrollo de las fuerzas productivas ha permitido una simplificación de la producción fílmica y, en otro sentido, una mayor sofisticación. Una ventaja del desarrollo tecnológico es que lo está volviendo más accesible. Hoy se puede hacer o ver una película desde un celular. Como en la Rusia revolucionaria se usó el cine, hoy se deben usar esas herramientas y la nueva tecnología de comunicación como arma de combate contra este sistema hostil.
Eisenstein hacia cine de forma seria, como pocos en la historia, y sus películas mantienen vigencia porque nos recuerdan el mundo de hoy. Reflejan la lucha de clases, la lucha contra la explotación, contra el totalitarismo, por la democracia obrera y contra el capitalismo. Nos recuerda, sin negar el papel de la dirección, que el protagonista principal de la historia son las masas, que aunque pueden tener derrotas son capaces de vencer. Sus películas pueden seguir siendo herramientas de discusión entre trabajadores, estudiantes o campesinos que buscan mejorar sus vidas y una sociedad democrática basada en la real igualdad.
Del auténtico socialismo florecerá el arte
Eisenstein es producto de la más grande revolución que haya llevado a cabo el ser humano. Su vieja clase iba al basurero de la historia y él tomó partido por el porvenir, por la clase obrera que expresa el futuro. Rusia era un país atrasado en 1917 y no pudo más que iniciar la revolución socialista, aunque no concluirla. Demostró, sin embargo, el potencial que para el desarrollo del intelecto humano tiene el socialismo. En un Estado obrero democrático sano, el arte y la ciencia florecerán.
El desarrollo del arte estaba en una etapa de ascenso y tenía todo un futuro de desarrollo. Los grandes progresos que al cine dio la revolución, empezando por el descubrimiento pleno del montaje, es una pequeña muestra de ello. La Revolución rusa demostró el potencial que se abrirá en la ciencia, el arte y el desarrollo intelectual del ser humano bajo el socialismo. Todo esto fue coartado por el estalinismo. Rusia era un país extremadamente atrasado y podía sólo desarrollar el socialismo sanamente si la revolución se extendía a los países avanzados, pero faltaba una Internacional bolchevique experimentada. En un país europeo, en la misma Rusia actual, en EEUU con su enorme proletariado, vemos el campo industrializado y un gran desarrollo de las fuerzas productivas; no hay razón objetiva para que en una nueva revolución socialista ocurra lo que en la Rusia atrasada del pasado. Incluso países como México, Brasil, Venezuela, Argentina… tienen condiciones mil veces más favorables. El socialismo sólo puede crearse con la participación consciente de la clase obrera. La clave, en última instancia, es construir la herramienta bolchevique a nivel mundial, una auténtica Internacional.
El fenómeno del estalinismo fue complejo y era difícil oponerse a éste sin una política consecuente. Ésta sólo la dotó la Oposición de Izquierda de Leon Trótsky, el creador del Ejército Rojo, que luchó valerosa para mantener limpia la bandera de Octubre. Sus militantes se organizaron en las peores condiciones, incluso en las cárceles sacaban periódicos y en Siberia organizaban huelgas. El estalinismo es tan opuesto al bolchevismo que masacró a estos valerosos bolcheviques que morían con vivas a Lenin y Trotsky, cantando La internacional. Muchos artistas no tenían toda esta claridad y algunos terminaron como instrumentos del régimen. Un artista revolucionario, con una política y militancia coherente, puede enfrentarse de mejor forma a las atrocidades de un régimen así. No significa que todos los artistas deban ser militantes revolucionarios, el socialismo debe ser el reino de la libertad, tal como lo explicó Engels.
La historia no es un proceso lineal, puede tener retrocesos y derrotas, pero no hay otro camino para el futuro de la humanidad y, por tanto, del arte, que acabar con este sistema explotador y enajenador. Se nos abrirá todo un potencial de desarrollo. En el comunismo se habrán eliminado las contradicciones de clase, pero el arte seguirá jugando un papel. Así como los kinoks de Dziga, la corriente de Kuleshoc-Pudovkin, el grupo de Eisenstein o la Fábrica de Actores Excéntricos tenían ideas diferentes y debates, a veces muy intensos y acalorados, veremos ocurrir esto en el comunismo.
“Todas las esferas de la vida, como el cultivo de la tierra, la planificación de la vivienda, los métodos de educación, la solución de los problemas científicos, la creación de nuevos estilos interesarán a todos y cada uno. Los hombres se dividirán en ‘partidos’ sobre el problema de un nuevo canal gigante, o sobre el reparto de oasis en el Sahara (también se plantearán cuestiones de este tipo), sobre la regularización del clima, sobre un nuevo teatro, sobre una hipótesis química, sobre escuelas encontradas en música, sobre el mejor sistema deportivo. Y tales agrupamientos no serán envenenados por ningún egoísmo de clase o de casta. Todos están igualmente interesados en las realizaciones de la colectividad. La lucha tendrá un carácter puramente ideológico. No tendrá nada que ver con la carrera por los beneficios, la vulgaridad, la traición y la corrupción, todo lo cual forma el núcleo de la ‘competencia’ en la sociedad dividida en clases. La lucha no será por ello menos excitante, menos dramática y menos apasionada. Y en la sociedad socialista, todos los problemas de la vida cotidiana, antaño resueltos espontánea y automáticamente, igual que los problemas confiado a la tutela de las castas sacerdotales, se convertían en patrimonio general; de igual modo puede decirse con toda certeza que las pasiones y los intereses colectivos, la competencia individual, tendrán amplio campo y ocasiones ilimitadas para ejercitarse. El arte no sufrirá ninguna falta de esas descargas de energía nerviosa social, de esos impulsos psíquicos colectivos que provocan nuevas tendencias artísticas y cambios de estilo. Las escuelas estéticas se agruparan en torno a sus ‘partidos’, es decir, a asociaciones de temperamentos, de gustos, de orientaciones espirituales. En una lucha tan desinteresada y tan intensa, que se eleva sobre una base cultural constantemente, la personalidad se desarrollará en todos los sentidos y afinará su propiedad fundamental inestimable, la de no satisfacerse jamás con el resultado obtenido. En realidad no tenemos ningún motivo para temer que en la sociedad socialista, la personalidad se duerma o conozca la postración” (Trotsky, Sobre arte y cultura, Marxist Internet Archive, acceso el 3 de diciembre de 2017, marxists.org/espanol/trotsky/1920s/literatura/8a.htm).
Mientras la guerra contra el narcotráfico, la corrupción y la explotación hacen estragos en México, las mujeres pagan el precio más alto y las autoridades no mueven un dedo.
En junio pasado Dayana, una niña de cinco años, fue raptada en una camioneta pick up sin placas cuando iba hacia la tienda. Su cadáver apareció cuatro meses después en un descampado a las afueras de Navolato, en Sinaloa. Ella, como tantas niñas y mujeres en México, fue víctima de un asesinato por violencia de género. En Latinoamérica se conoce bajo el término de “feminicidio”. Tan sólo el año pasado mataron en México a 2 735 mujeres, aunque sólo 313 casos se tipificaron como feminicidios. Los crímenes se denominan así cuando las víctimas son asesinadas debido a su género. Es decir, cuando el cadáver muestra signos de abuso sexual o cuando el homicida ya tenía un precedente de violencia en contra de la víctima, o bien, un vínculo emocional con ella.
Desde Ciudad Juárez hasta Chiapas
El feminicidio no es un fenómeno nuevo en México. De 1985 a 2017 han muerto 30 991 mujeres por esa causa. 2007 fue el año con menor número de casos, ningún consuelo si se considera que asesinaron a mil mujeres a sangre fría. Desde el comienzo de “La guerra contra el narcotráfico” en 2006, se incrementó de manera notoria la cifra y en 2012 alcanzó un récord de 2 761 feminicidios. ¡Ese año mataron a una mujer cada tres horas!
En el norte del país, Tijuana y Ciudad Juárez alcanzaron la cima de la violencia hace 20 años. La prensa internacional y numerosas ONG se mostraron muy alarmados por la situación en Ciudad Juárez. En ese entonces las víctimas de feminicidio eran sobre todo jóvenes, de 13 a 22 años, que trabajaban en las infames maquiladoras, grandes fábricas textiles para el mercado del vecino del norte. En su mayoría provenían del sur de México y planeaban emigrar a los Estados Unidos. Finalmente se quedaban varadas en Ciudad Juárez, donde estaban condenadas a vender lo único que tenían: su fuerza de trabajo o sus cuerpos.
La guerra contra el narcotráfico
Los cárteles de drogas desempeñan un papel particularmente repulsivo en el tema de los feminicidios. La trata de personas, ya sea de mexicanas o de migrantes centroamericanas, representa una de sus principales fuentes de ingreso, junto con la venta de droga. Pero en este negocio el cuerpo femenino tiene una fecha de caducidad, que por lo regular no sobrepasa los 18 años. Para las cautivas cumplir la mayoría de edad significa la muerte. Sus cuerpos sin vida pueden servir también como una advertencia para otros cárteles, pues anuncian entre líneas: “Éste es ahora nuestro territorio”. En ambos casos, los cárteles hacen notar su menosprecio por la vida y la dignidad de las mujeres. En el marco de “la guerra contra el narcotráfico”, el combate estéril en contra de los cárteles, valiéndose del Ejército, condujo a que las pugnas internas por el poder terminaran en divisiones ulteriores. En ese contexto la violencia se recrudeció y los cárteles se expandieron desde el norte hacia todo el país. Hoy en día las entidades más peligrosas para las mujeres son Guerrero y el Estado de México, ubicadas en el centro de México. Al igual que en Ciudad Juárez, siempre son migrantes, trabajadoras y muchachas las víctimas de secuestro, violación y homicidio. Se trata del mismo horror, propagado de norte a sur.
El Estado, los cárteles de drogas y la iglesia católica
Las estadísticas gubernamentales no deberían aplaudirse con tanta complacencia, pues sólo 20% de los feminicidios son reconocidos como tales. Esto sólo se esclarece si consideramos la estrecha interconexión entre el estado mexicano y los cárteles de drogas. La corrupción entorpece las pesquisas. Pero cuando los asesinatos son investigados a fondo, los homicidas pueden declararse víctimas de una “emoción violenta”, a fin de reducir la pena de cárcel y el crimen no se catalogue como un feminicidio.
En este sentido las medidas de prevención estatales deben interpretarse como un gesto hipócrita. ¿Cómo habría el gobierno mexicano de proceder efectivamente en contra de los feminicidios, si sólo intensifica las causas directas? Desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLCAN, 1994) con los Estados Unidos y Canadá, la economía mexicana ha sufridos dos recesiones y sobre todo estancamiento. La falta de oportunidades convierte la migración hacia el norte en la única salida. El desempleo, el bajo nivel de la educación pública y la violencia cotidiana son factores decisivos para que los jóvenes se unan a los cárteles de drogas.
Este proceso ya ha sido bien observado en Honduras y Guatemala. Así se integra la “narcocultura” (narcotráfico), el estilo de vida de los capos, en la sociedad mexicana. Por supuesto, las grandes “narcofamilias” viven justo bajo las narices del gobierno hipócrita. El narcotráfico y el Estado se han fusionado. Al mismo tiempo, la guerra contra el narcotráfico prosigue sin éxito. La población y las mujeres en específico pagan con su vida los platos rotos.
La narcocultura degrada a la mujer a un objeto sexual masculino. Simultáneamente los representantes de la Iglesia católica declaran que si han muerto miles de mujeres es “porque ellas se suben al auto de cualquiera”. Esto fortalece aún más el machismo, la idea de la superioridad del hombre, que en México está ampliamente difundida. Las víctimas por antonomasia son, como he señalado antes, mujeres de los sitios marginados del país, así como migrantes centroamericanas que, buscando una vida digna, deben cruzar las regiones más peligrosas de Latinoamérica. Pero los feminicidios son sólo la cumbre del sexismo y para frenarlo debemos preguntarnos de dónde surge.
Sexismo y capitalismo
El sexismo -el sometimiento económico y, por consiguiente, físico y psíquico de las mujeres- no nació junto con el capitalismo, sino que es tan antiguo como la misma sociedad de clases. Engels adjudica uno y otro a la acumulación primigenia de la propiedad en manos de particulares. El sexismo no corresponde entonces a ninguna ley de la naturaleza. Sin embargo, hasta ahora se ha manifestado en todas las sociedades de clases, incluyendo a las capitalistas. Pero ¿qué función concreta cumple en estas últimas?
Como mano de obra no remunerada, las mujeres sufren de explotación doméstica. En México, la mujer promedio invierte el 65% de su tiempo en labores del hogar, sin obtener ningún sueldo, mientras que el hombre promedio sólo invierte el 24%. Además, las mujeres representan una inmensa parte de la población que, en épocas de bonanza, suelen incorporarse al mercado laboral, pero en épocas de crisis, son arrinconadas de nuevo en sus casas. En palabras de Carlos Marx, forman parte del ejército industrial de reserva. Pero el factor más importante para la burguesía es la división de la clase trabajadora en hombres y en mujeres, es decir, en dos sectores de la población con intereses supuestamente contrarios. La mujer proletaria está sometida a una doble carga: en esta sociedad patriarcal debe hacerse cargo del hogar y, al mismo tiempo, vender su fuerza de trabajo en el mercado laboral. Incluyendo las faenas domésticas, las mujeres en México destinan 10% más horas al trabajo que los hombres.
Marcha de las catrinas
Las mexicanas no se han quedado cruzadas de brazos frente a la orgía de violencia. Desde hace años ha habido marchas para protestar en contra de la opresión femenina y especialmente en contra de los numerosos casos de feminicidio. La mayoría son reacciones ante un feminicidio reciente, que capta entonces una gran atención mediática. A menudo se conglomeran en las calles miles de personas de forma espontánea. El primero de noviembre de 2017, se llevó a cabo por segunda vez en la Ciudad de México la “Marcha de las Catrinas”, una procesión de mujeres-calavera. El mismo día se celebra en el país el tradicional “Día de Muertos”. Con la marcha de protesta, la festividad adquiere una connotación totalmente distinta.
Latinoamérica
Los feminicidios no son un fenómeno exclusivamente mexicano. Afectan a toda Latinoamérica. En 2016, Honduras y El Salvador encabezaron la lista con 466 y 371 feminicidios respectivamente, seguidos de Argentina, con 254 feminicidios. Hoy en día se vive en Argentina un intenso movimiento feminista, con grandes marchas de protesta bajo el hashtag de #niunamenos, que se oponen también a las legislaciones en contra de los abortos. Esto atenta contra los conservadores católicos, representantes de una poderosa fuerza en el parlamento.
¡Viva el feminismo proletario!
México tiene una larga historia de liberación combativa de mujeres rurales y proletarias. A principio del siglo XX, era un país subdesarrollado con una gran población campesina. Cuando empezó la Revolución Mexicana de 1910, los trabajadores agrícolas y campesinos se unieron a los ejércitos revolucionarios del sur y del norte y, junto a ellos, campesinas y trabajadoras agrícolas. Así surgieron las llamadas “soldaderas” o mujeres soldado, que tomaron parte activa en los batallones. Incluso una de ellas, Petra Herrera, dirigió todo un regimiento disfrazada de hombre. En el trascurso de la Revolución, las mujeres desarrollaron una conciencia propia y después encabezaron su lucha política específica. Con el apoyo de sus camaradas estadounidenses, establecieron estructuras para organizarse en las fábricas. De este modo incorporaron su lucha al movimiento obrero. No fue sino hasta la posterior estalinización del Partido Comunista Mexicano, que las demandas de las mujeres fueron relegadas.
¿El reformismo como solución?
El problema de los grandes movimientos feministas de la actualidad son los límites que se fijaron a sí mismos. Se circunscriben a los recursos del estado burgués, sin percatarse de que éste es justo parte del problema. No están combatiendo la sociedad de clases ni el sistema que la perpetúa, el capitalismo y su mancuerna, el estado burgués, sino sólo ciertas anomalías, como la prohibición del aborto o la cosificación de la mujer. Por lo tanto, el sistema que se beneficia ulteriormente del sexismo permanece incólume.
No debemos entonces limitarnos a combatir los síntomas, sino contemplar el sexismo en el marco de la sociedad capitalista. Ahí es precisamente donde entra en escena el feminismo proletario. No debemos combatir únicamente las irregularidades, sino extirpar la raíz, pues sólo garantiza la igualdad de género si se producen los recursos materiales. Para colocar este cimiento ya no basta con emprender una reforma del capitalismo. Necesitamos la construcción del socialismo.
*Artículo publicado bajo el título de “Feminicidios. Das grässlichste Gesicht des Kapitalismus”, en Der Funke. Marxistische Strömung in der Juso und den Gewerkschaften [La Centella. Corriente Marxista en el Partido Juvenil Socialista y en los Sindicatos], el 7 de diciembre de 2017. Disponible en internet: https://tinyurl.com/y7nkd8r5
Los trabajadores mexicanos nos encontramos ante el año 2018 en circunstancias muy especiales, entre otras cosas porque se presenta la coyuntura de la contienda electoral, que mientras se mantengan las actuales reglas, determinaran quién estará a cargo de la presidencia los siguientes seis años.
La presidencia no constituye la fuente de poder real en México, la cual está cada vez más concentrada en los consejos de hombres de negocios, apenas un puñado pero que, en combinación con sus socios norteamericanos, definen, sin parlamentos, sin elecciones, los destinos de los 130 millones de mexicanos.
La ecuación no es tan simple, el poder que la burguesía ejerce resultaría imposible si el conjunto de las clases explotadas lo considerará ilegitimo, es decir si no hubiese un consenso social en que las cosas sean como son. La presidencia es ese poder “legitimo”, de fachada que tiene fines sobre todo ideológicos, pero que día con día se tambalea.
En el terreno económico el país no saldrá del estancamiento, en primer lugar porque esa ha sido la estrategia practicada por el actual régimen y que se confirma con la ratificación de un presupuesto de egresos básicamente restrictivo, lleno de recortes en todo, especialmente en lo que se refiere a la inversión publica.
“Al inicio del sexenio –en 2013- el presupuesto para inversión física representaba el 23% del gasto programable total, es decir, del gasto que tiene un destino específico, mientras que en el proyecto de presupuesto 2018 es equivalente a 16%.” (https://arenapublica.com/articulo/2017/09/26/7381/presupuesto-2018-inversion-publica-inversion-fisica-obra-publica)
A ello habrá que sumar una posible caída económica norteamericana la cual podrá repercutir en un bloqueo de la salida exportadora, que en realidad ha salvado a diversos sectores especialmente el automotriz y, por otro lado, las amenazas del régimen de Trump en contra del Tratado de Libre Comercio, que creemos no pasara de eso.
En épocas como las actuales, en las cuales, la economía hace agua por todos lados y la incertidumbre en el futuro es una coincidencia en todos los sectores de los trabajadores, la fuerza hipnótica, casi diríamos religiosa, que ejercen las instituciones “democráticas” para justificar el dominio burgués se convierte es clave para explicar la aparente inercia en la lucha de clases que se ha vivido a lo largo del sexenio.
Si las masas no estuvieran dispuestas a soportar este domino capitalista no habría fuerza que pudiera impedir su caída, no obstante, hay diversos factores que preservan la situación, factores que en la coyuntura que se avecina pueden terminar por hacer crisis:
En primer lugar tendríamos que citar al sistema de partidos políticos en el escenario electoral el cual contiene a los dos principales partidos burgueses, el PRI y el PAN en franca crisis; el primero ha sido incapaz de contener la descarada corrupción de todos sus funcionarios encabezados por sus gobernadores y el propio presidente el cual en cualquier otro país estaría siendo procesado. No obstante vivimos en México y por ahora el círculo del presidente goza de impunidad, como sea a los ojos de amplio sectores de la población es más que evidente la rapacidad de la actual administración y ello es un factor que pudiera hacer crisis en 2018, la burguesía, al menos la burguesía que decide lo sabe y por ello no se arriesgó a presentar un candidato proveniente del aparato priista.
Algo similar sucede con el PAN, el cual luego de perder la presidencia en el 2012 se ha venido resquebrajando a tal grado que a estas alturas esta ya claro que será incapaz de contender en el proceso del 2018 con un candidato que todo el panismo reconozca, por un lado están los del aparato, aferrados a su presidente nacional Ricardo Anaya, por el otro los más conservadores escindidos, promoviendo a Margarita Zavala y finalmente a la tecnocracia panista con el senador Cordero como una de sus cabezas visibles y que ha concentrado una alianza con el PRI por la vía de la entrada de Meade como candidato del PRI. Un panista candidato del PRI, tal vez es la última combinación que faltaba en estos tres decenios en los que ambos partidos han compartido cargos públicos en las distintas administraciones.
Mientras tanto el PRD, un partido que nació de izquierda pero al cual ya no le queda nada de su origen aspira a vender la reserva de votos que aún le queda al que ofrezca más. Tampoco presentara candidato propio y ahora mismo ha brindado su apoyo al dirigente panista Anaya.
En el escenario surge Morena como un partido que no cuenta con la confianza de la burguesía, que ha surgido como un producto de la respuesta de las masas al proceso de degeneración del PRD aunado al ánimo de muchos activistas democráticos y de izquierda por sumarse a un proyecto que realmente derrote al régimen del PRI gobierno.
Para la militancia de Morena está claro que no se desea otro gobierno priista y que un gobierno alternativo lo tendría que encabezar Andrés Manuel López Obrador, pero aparte de ello no hay más acuerdos.
La gran mayoría de la población que quiere realmente votar contra el régimen lo hará optando por Morena, pero al parecer esto ha sido aprovechado por el sector decisivo de la dirección de Morena para dar un giro a la derecha, mostrándose como la única opción que puede controlar a las masas y así ofreciéndose la burguesía como una garantía de que protegerá sus intereses, amnistía para la “mafia en el poder “, tendríamos que añadir el real y el de facto, eso es lo que ofrece AMLO:
Para las masas a la hora de votar esta última consideración no está clara y es evidente que conforme pase el tiempo crecerá la intención hacia AMLO, no como un cheque en blanco sino como un modo de votar contra el PRIAN.
Por ello es importante la intervención de la candidata del EZLN-CNI María de Jesús Patricio, en el sentido de que podría ser la oportunidad para lanzar una anticapitalista a nivel nacional de manera paralela al proceso electoral en un contexto donde nadie va a plantear nada como no sean tímidas reformas al capitalismo.
Una campaña importante de Marichuy podría motivar a los sectores de base de Morena por lanzar un programa radical en el partido, lamentablemente este no ha sido el énfasis de la campaña de Marichuy la cual se ha centrado en señalar lo que está mal sin plantear que es lo que debería hacerse como no ser reunir una gran asamblea popular para que discuta.
En el caso de Marichuy se repite el viejo problema de la izquierda que tato criticara José Revueltas: “antes de ser la conciencia organizada hay que organizar la consciencia”. Aún queda tiempo y con una fuerte campaña por un programa que explique la necesidad de expropiaciones bajo el control de trabajadores, de la banca, industria y otros sectores entonces sí una gran asamblea de consejos podría reunirse a decidir el futuro del país.
Como se ve el panorama es complicado para la burguesía ya que menos que nunca tiene seguro el poder garantizar que su candidato logre ser legitimado en el proceso del 2018, pero al mismo tiempo desde la izquierda tenemos el problema de que precisamente cuando se abre la posibilidad de que su candidato, AMLO, obtenga el triunfo ofrece a cambio de su reconocimiento el dejar todo como está, un gatopardismo que sería en caso de consolidarse la peor de las traiciones.
Pese a que todos los posibles escenarios están condicionados por los distintos factores, muchos de los cuales no han emergido aún , resulta claro que el régimen está cada vez más deslegitimado y que cualquier factor podría provocar un estallido como los que ya han ocurrido a nivel estatal pero de consecuencias nacionales.
No obstante hay que reiterarlo: sin organización, sin preparación y sin una dirección dispuesta a ir hasta el final, la burguesía no dudaría ni un segundo en aplicar medidas de represión abierta como ya lo está realizando en el caso de Honduras, de hecho ese es el objetivo de la ley de seguridad nacional que el gobierno acaba de aprobar, el crear el marco legal para la suspensión de garantías individuales y poder sofocar cualquier rebelión popular. No obstante si algo demuestra el caso de Honduras es que tampoco les será tan fácil.
Sea cual sea el resultado del próximo proceso, respecto al cual aún quedan muchas cosas por acontecer, tenemos que decir que en cualquier caso el poder de la burguesía, tal y como lo conocemos entra a su fase terminal. Ya no se puede gobernar como antes, no obstante no hay espacio para concesiones y eso generara mayores contradicciones y estallidos sociales.
Como sea dos son los escenarios que se perfilan como más factibles:
Producto de la indecisión de AMLO el PRI vuelve a quedarse con la presidencia, en ese caso se verá enfrentado a un nuevo ciclo recesivo norteamericano profundizando aún más la precaria situación de nuestro país y forzando a nuevos ataques, en ese momento la figura de AMLO ya no será trascendente y tendrán que surgir nuevos liderazgos, en un escenario de enfrentamientos donde el papel del ejercito tendrá más peso sin que ello signifique un factor decisivo, el propio ejército se puede quebrar.
La posición de AMLO es tan fuerte que a la burguesía no le queda más que aceptarlo, en ese escenario las masas pedirán respuestas inmediatas, es decir la realización de reformas, tendremos un auge de lucha de clases ante las cuales un gobierno de AMLO se vería ante la disyuntiva de apoyarse en la burguesía o en los trabajadores. En el primer caso tendríamos una ruptura histórica que daría las bases de una nueva fase de luchas cada vez más politizadas, en el segundo caso AMLO se vería forzado a enfrentarse a la burguesía generando un escenario como el que ya hemos visto en América Latina.
Los trabajadores debemos prepararnos para una nueva fase de luchas cada vez más intensas y más decisivas y 2018 es apenas el comienzo.
Ayer continuaron por quinto día consecutivo las protestas en todo Irán. Mientras tanto, las fuerzas de seguridad han adoptado una postura más dura. El quinto día las protestas parecieron haber disminuido ligeramente en tamaño, en parte debido a la creciente represión y en parte debido a la falta de un punto focal tangible para el movimiento. El régimen también ha reducido en gran medida el acceso a Internet y las comunicaciones, y también está claro que no se está informando de muchas protestas, en particular de ciudades y suburbios más pequeños.
Estas protestas no tienen precedentes en la historia de la República Islámica. Nunca antes el régimen había visto un movimiento tan extendido, y nunca antes ninguno de los grandes movimientos de protesta había expresado un estado de ánimo tan radical e intransigente. En la ciudad profundamente conservadora de Hamedan, cientos de personas cantaban: “Jamenei es un asesino, su gobierno es ilegítimo”.
En Ardabil una de las consignas, que también ha encontrado eco en otra parte, fue “Hossein Hossein, es la consigna [del régimen], [pero] la violación es su deleite”, refiriéndose a la hipocresía religiosa de la teocracia.
En Ahvaz, los manifestantes cargaron contra la policía después de que intentara arrestar a algunos de ellos.
En Kermanshah, hogar de una población de mayoría kurda, que sufrió recientemente un devastador terremoto, hubo enfrentamientos muy fuertes en los últimos días.
La mala gestión y la corrupción fueron la causa raíz de muchas muertes evitables después del terremoto y gran parte de esta ira se ha expresadado por la población kurda oprimida en este movimiento.
En Teherán y sus alrededores, las protestas han continuado y también han provocado fuertes enfrentamientos. En este video, las multitudes en Teherán cantan: “Derroquemos, derroquemos, la república [de los mulás]”.
La gran presencia de las fuerzas de seguridad hizo que no pudieran reunirse grandes multitudes y, sin embargo, las protestas continuaron durante toda la noche.
Más importante aún, las protestas también se extendieron a las ciudades y pueblos industriales alrededor de Teherán. En Karaj, un bastión industrial a las afueras de Teherán, lo que parecen ser miles de personas salieron a las calles y se enfrentaron con la policía.
Otro video de Abadan muestra a las multitudes cantando “muerte al desempleo”.
En Shiraz, se difundió un video de multitudes persiguiendo a las fuerzas de seguridad en las calles
Mientras tanto, en Masjed Suleiman una gran protesta salió a la calle con algunos rumores que decían que la gente tomó el control total de la ciudad.
Otro video de un lugar desconocido muestra cómo las masas se están acercando a las fuerzas de seguridad que intentan conquistarlas, diciendo “no seais nuestros enemigos”.
En la ciudad de Rasht, una mujer en medio de una de las protestas expresaba la situación desesperada de los trabajadores pobres, muchos de los cuales luchan diariamente por el impago de sus salarios.
“El hijo de mi hermano está trabajando allí, no ha recibido un salario durante tres meses y lo han echado. Él va al departamento de trabajo … es así en todas partes. ¡El departamento de trabajo! ¡pertenece a los trabajadores! ¿Cómo puede ser que el Estado no sepa [qué está pasando]? ¡Han echado a todos! ¿Cómo puede ser que [el Estado] no lo sepa? [[Una mujer dice algo]] ¡Nos dicen que no hablemos! ¿Por qué no deberíamos hablar? Él ha venido a casa con una [niña] embarazada. ¿Cómo puede permitirse eso? [¿Me estás diciendo] que no saben que las fábricas no están pagando los salarios? ¿Ellos no lo saben? ¿Y luego nos dicen que no hablemos? ¿Por qué no deberíamos hablar?”
También hubo protestas en al menos Zanjan, Tuiserkán, Arak, Saveh, Amol, Sari y Qazvin. Todas estas son áreas “periféricas” con alto desempleo y la juventud común no escolar parece estar a la cabeza de los movimientos en la mayoría de las ciudades.
La tasa de desempleo entre las personas de 15 a 29 años supera ampliamente el 24 por ciento y esa es solo la cifra oficial. Es aún más alto entre los jóvenes y mujeres urbanos. Muchos de ellos contaban con algún tipo de alivio del gobierno de Rouhani. Pero a pesar del 4,2 por ciento de crecimiento económico del año pasado, el primer año de crecimiento real en muchos años, el desempleo y los costos de vida han seguido aumentando.
Otro video que ha circulado en Twitter es de una mujer iraní pobre y hermana de un mártir de la guerra de Irak. Estas personas fueron previamente pilares de apoyo para el régimen. Ahora el régimen los acusa de estar pagados por potencias extranjeras para que protesten.
“Me siento realmente mal. Fui a Teherán dos veces para contarles mis problemas. Ni siquiera me escupieron. Mi hermano fue y se convirtió en un mártir – [¿Para qué?] solo para que estos tipos pudieran gobernar y que su hermana pudiera prostituirse? ¿Qué hace la hermana de un mártir [cuando] no tiene [nada] para dar a sus hijos? A la mierda el honor de Irán, [no me ha dado nada] ni a la gente como yo. No somos estadounidenses [unitelligible] ¡Hablo mi lengua materna! ¡Líder! [refiriéndose a Jamenei – ed.] ¡mira estas manos! ¿Son mis manos las que trabajan o las tuyas? ¡Los niños duermen con hambre! [el resto es ininteligible] ”
Estas son las condiciones reales con las que lidian millones de mujeres pobres. La prostitución es algo a lo que millones de mujeres iraníes se ven forzadas, y con frecuencia es plenamente autorizada y organizada por el clero que usa los “matrimonios temporales” tradicionales, aprobando la prostitución a cambio de dinero rápido. Durante cuatro décadas, las masas trabajadoras han mantenido la cabeza baja y han aceptado su suerte junto con todas las excusas del clero. No hay un día sin un gran escándalo que involucre a las figuras más importantes del régimen. Los mulás han construido imperios de miles de millones de dólares y estilos de vida obscenos, mientras que han impuesto austeridad a las masas. Este año, el gobierno amenaza con eliminar las ayudas en efectivo para los pobres y aumentar los precios del combustible en otro 50 por ciento.
Mientras tanto, inmediatamente después de las palabras “tranquilizadoras” y de “reconciliación” de Rouhani en la televisión de ayer, la represión ha aumentado y el número de detenidos es ahora de al menos 400, mientras que las autoridades informaron que han resultado muertas unas 20 personas. Al mismo tiempo, el cuerpo paramilitar de la Guardia Revolucionaria ha anunciado que está asumiendo la labor de seguridad de Teherán que corresponde a la policía. Esto va no solo en contra de las palabras del presidente Rouhani hace dos días cuando dijo que a la gente se le permitiría protestar pacíficamente, sino también contra su promesa de campaña hace cinco años de sacar a las tropas paramilitares de las calles de Teherán. Estos supuestos amigos liberales “democráticos” del pueblo están adoptando los mismos métodos exactos con los que dicen estar en contra.
Desafortunadamente, una delgada capa de intelectuales ‘izquierdistas’ se ha estado haciendo eco de lo que dicen muchos liberales: que dada la falta de una organización y de un programa claros, este movimiento puede caer bajo la influencia de fuerzas internas o externas reaccionarias lo que podría llevarlo a la perdición. Por lo tanto, eso implica para ellos, qie no debemos apoyar o darle pleno apoyo a este movimiento.
Lo que quieren decir con esto es que deberíamos pedir al pueblo iraní hambriento y desesperado que regrese a casa y continúe ayunando y solo regrese a la calle cuando tenga una organización digna de nuestro apoyo de amigos intelectuales “de izquierdas”. Pidamos a la madre que siga prostituyéndose y enviando a sus hijos a la cama con hambre hasta que se hayan escrito suficientes documentos académicos sobre un partido de masas que sea puro y limpio como las lágrimas de un ángel, para que se autoorganice espontáneamente. Solo entonces la gente debe volver a las calles. La distancia entre estos “amigos” y el mundo real no podría ser mayor.
Pero ¿cómo es posible construir una organización de masas democrática en toda regla bajo tal dictadura? Tal cosa es altamente improbable, si no imposible. Estas damas y caballeros son los mismos que descartan la construcción de una organización porque no creen que vaya a haber una revolución y luego, cuando se produce, la descartan porque no tiene una organización. De cualquier manera, se oponen a las masas revolucionarias en las que no confían en absoluto, y esa es la esencia de todo esto.
Afortunadamente, a las masas iraníes no les preocupa demasiado esta gente. Durante 30 años los “demócratas” liberales y sus seguidores socialdemócratas han estado predicando “reformas” y “moderación” cada vez que las masas salieron a la calle. ¿Y qué han logrado? Absolutamente nada. 30 años de alternancia entre gobiernos conservadores y liberales no han llevado a nada. El pueblo todavía está oprimido, desempleado y luchando por sobrevivir. Pero los pobres e incultos de Irán han llegado a comprender en tres días lo que estos señores y damas no han podido aprender en tres décadas: que solo una postura revolucionaria audaz cosechará resultados. El régimen ha sido claramente sacudido por el estado de ánimo radical de estas manifestaciones, tal vez incluso más que durante muchas fases del Movimiento Verde de 2009.
Por supuesto, el movimiento necesita organización y un claro programa revolucionario para tener éxito. El hecho de que el movimiento sea completamente primario y esté sin una dirección revolucionaria significa que está obligado a enfrentarse a muchos obstáculos, lo que podría descarrilarlo. Esto sigue siendo un peligro, en particular mientras el núcleo de la clase trabajadora aún no se haya unido a él. Por lo tanto, ¿no sería tanto más lógico apoyarlo aún más enérgicamente y ayudarlo de cualquier manera posible a desarrollar dicha organización y programa antes de que se descarrile o se vea comprometido de otra manera?
Lo que estamos presenciando son las primeras etapas iniciales de un proceso revolucionario. Algunas capas de las masas están tomando sus destinos en sus propias manos. Al hacerlo, están anticipando acontecimientos por venir. Todavía no saben lo que quieren, pero saben exactamente lo que no quieren, es decir, todo lo que representa el nombre de la República Islámica. Lo que están reflejando es la incapacidad del capitalismo iraní para satisfacer las necesidades más básicas del pueblo de Irán, ni siquiera a su base de apoyo tradicional.
A través del proceso de lucha, este hecho y la división de clases serán cada vez más claros. La tarea de los revolucionarios no es permanecer al margen y explicar qué “podría salir mal si perdemos”, sino cómo ganar esta lucha. Debemos participar en el movimiento y explicar pacientemente que solo tomando el poder en sus propias manos, puede el pueblo alcanzar sus metas y sus modestas aspiraciones.
Las jornadas de diciembre pusieron blanco sobre negro la nueva etapa abierta en Argentina.
Los acontecimientos producidos por la implementación, por parte del gobierno de Cambiemos, de las reformas previsional, tributaria y laboral ha generado un cimbronazo sin precedentes en la sociedad transformando la situación política.
No es una situación normal la que vivimos. Los trabajadores y sectores populares comenzaron a tomar en sus manos la solución de sus problemas. La mediación “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución.”, comenzó a fisurarse.
Se está desarrollando una nueva situación, existe una efervescencia en las masas y nos encontramos ante un punto de inflexión en la conciencia. Es probable que, en la lucha de clases, veamos nuevos acontecimientos de enfrentamiento callejero radicalizados y así, se produzca un salto hacia adelante en la lucha contra el capitalismo y sus esbirros.
Antecedentes
El malestar social ganó la calle y esto tiene su precedente, como señalamos arriba, en las reformas previsional, tributaria y laboral, junto a la reforma en educación y salud. El gobierno de Cambiemos aprovechando los resultados de las últimas elecciones Legislativas redobló la ofensiva en toda la línea contra los trabajadores y sectores populares.
Un cúmulo de mentiras de los dirigentes de Cambiemos contrasta con la realidad que poco a poco se ha abierto paso. Como velo que cae lentamente, las condiciones que fueron preparando la actual situación subyacen y erosionan la credibilidad del gobierno, dilapidando el capital electoral que lo acompaña desde 2015.
El ataque desatado con la implementación de una serie de medidas que implican un retroceso en las condiciones de vida de los trabajadores, sus inacabables beneficios al gran capital sumando los casos de asesinato de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, más la sistematización de una política represiva como respuesta al incremento del malestar social, se traduce en un hartazgo y repudio cada vez más generalizado que gana a más sectores de trabajadores.
La Reforma Previsional transfiere desde los bolsillos de los trabajadores a las arcas capitalistas más de $118 mil millones que van al pago del servicio de la deuda externa. Pero, no se detiene en esto, la modificación de la fórmula jubilatoria impuesta por el FMI -Fondo Monetario Internacional- baja a un 41% del salario del trabajador activo a las futuras jubilaciones.
La hipocresía del gobierno de Cambiemos no encuentra precedentes, los fundamentos que esgrimen los capitalistas en el gobierno, junto a los plumíferos del blindaje mediático, señalan que la modificación de la fórmula de liquidación de los haberes jubilatorios más la movilidad en las jubilaciones actuales serán de una mejoría notable para los sectores pasivos. La mayoría de gobernadores peronistas acompañaron el proceso por el “supuesto” chantaje político y económico sobre las provincias, que pone a las cajas previsionales y economías regionales en sintonía con las pautas aceptadas por Cambiemos e impuestas por el FMI, “haces lo que digo y te beneficiaras dice el credo macrista”.
Todo es falsedad, no sólo para las nuevas generaciones que entran al sistema previsional y ven de esta manera confiscado su futuro, sino que la opción de jubilarse a los 70 años deja serlo ante los magros haberes jubilatorios.
A todo esto se suma la baja de los aportes patronales en 1,5%, por cierto, una conquista obrera de años que obliga a los patrones a tributar para nuestras jubilaciones y obras sociales.
Las movilizaciones de los últimos tiempos mostraron que los trabajadores y la clase obrera demostraron nuevamente la decisión de estar en las luchas cada vez que fueron convocados.
Desde los partidos de la izquierda y agrupamientos más radicalizados hasta la Mesa de Unidad Sindical mostraron una potencialidad enorme del conjunto de la clase para repudiar en la calle al conjunto de medidas que fueron implementadas por el Gobierno macrista.
La CGT
El triunvirato cegetista ha quedado extremadamente debilitado, esta dirección no ha logrado cohesionar al conjunto de Jefes Sindicales de las diferentes ramas. Gordos e independientes condicionaron el paro de 24 hs a que fuese aprobada la Reforma Previsional. El sindicalista de Obras Sanitarias José Luis Lingeri planteó abiertamente que estaba en contra de la huelga y se pronunció por la constitución de una “mesa de sustentabilidad y trabajo” con el Gobierno para analizar la cuestión de los jubilados. Así también, lo dejó de manifiesto un abanico de sindicatos como Comercio, Transporte, UOCRA, UPCN y demás Independientes y gordos. La UTA que no avaló el paro, cuestiona el liderazgo del triunviro Juan Carlos Schmid en la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte. “No hay nadie que mande”, apuntaba ayer un histórico dirigente. “Falta conducción”, coincidían desde otro sector. “La CGT necesita un jefe que pueda garantizar que no haya ni halcones ni palomas, que unifique una postura, que impida que a la CGT la estén llevando de allá para acá como si fuera un barrilete”, agregaba un tercer referente. (Clarín 19/12/2017 )
Por otro lado, el Barba Gutiérrez de la UOM Quilmes presentó su renuncia como Secretario de Interior de la central obrera. Su cuestionamiento fue que ante la Reforma Previsional el triunvirato cegetista mantuvo una posición tibia y no favoreció la movilización del conjunto de la central obrera y, además, reclamaba un paro de 36 horas.
La CGT y su dirección han permitido que las reformas pasen sin más. No solo es eso sino que la actitud que ha tomado ha favorecido a la caza de brujas sostenida por las fuerzas de seguridad y el Estado nacional al mando de Macri y cía.
Hoy Lingeri y demás Jefes Sindicales, exigen un liderazgo que mantenga los pies puesto en el plato de Cambiemos. El manejo de las Obras Sociales y la caja que representa para estos dirigentes empresarios que se mantienen a la cabeza de las Centrales Obreras, es el nudo de sus intereses.
La oposición
Queremos comenzar este apartado señalando en primer lugar, la defensa irrestricta de todo el arco opositor, sus dirigentes, militantes y activistas políticos y gremiales que son víctimas de acusaciones y persecución política y policial. Estas acusaciones están en las antípodas del propio régimen judicial burgués que reza que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario.
Macri, su Estado y gobierno, como también su justicia no tienen autoridad moral para que juzguen a los luchadores populares.
Si hay diferencias, somos nosotros las organizaciones políticas, gremiales y de masas las que saldaremos balances y cuentas entre los explotados. No le otorgamos derecho ni autoridad alguna a un gobierno que encarcela y persigue opositores sea de las facciones propias de la burguesía u obreras. Que en cada movilización pergeña junto a las fuerzas de seguridad la caza de brujas, pegando a jubilados, ciudadanos de a pie o activistas sociales o políticos.
La idea del macrismo, que lee la situación política con enorme temor y preocupación, es descabezar al movimiento de masas de su dirección ante una posible rebelión como fue el 2001.
Pero esta rebelión, sería diferente. No lo decimos por lo que expresó la gesta del Argentinazo y el que se vayan todos. No había ilusiones en el régimen, por el contrario las mismas habían caído estrepitosamente rechazando las relaciones carnales con el imperialismo, repudiando a la maldita policía, no había plafón en las masas para los políticos de turno -que fueron perseguidos y acorralados en las calles-.
En ese sentido, pareciera que aún estamos un tanto lejos. Decimos esto, porque se salía de una derrota en la lucha contra la privatización de las empresas estatales y con un alto grado de desocupación.
Pero los saltos en la conciencia no son lineales, tal vez como sucede con la dialéctica de la vida, la necesidad se expresa por el accidente, generando una modificación en la situación política, estableciendo un salto de cantidad en calidad. Debemos estar atentos. Hoy, un posible estallido encuentra a la clase obrera y los trabajadores organizados, de pié, intactos, con los músculos desplegados y tensos, mostrando una enorme capacidad de lucha.
El macrismo y el conjunto de la burguesía temen a la movilización popular; muchos burgueses muestran preocupación ante un posible desborde del gobierno que ocasione una aceleración del proceso de maduración de las masas.
Lo que decimos en definitiva es que la preocupación de Cambiemos radica en que sabe que vamos a una nueva rebelión popular y se trata entonces, de descabezar todo tipo de dirección de la clase obrera y sectores populares. Es por esto que estamos ante un ataque en toda la línea, estigmatizando a los opositores como violentos tanto en el parlamento como en las calles, acusando a la juventud, por su resistencia en la Plaza del Congreso, que lucha como puede contra la injusticia social y que no ve futuro alguno en esta sociedad.
La caza de brujas es contra la izquierda radical vinculada o en frente común con políticos kirchneristas y sindicatos del mismo palo, a los que acusan de sostener políticas “destituyentes”. Es en última instancia, un ataque preventivo a la movilización popular que seguramente se dará a futuro a condición de querer hacer pasar en marzo próximo la reforma laboral. El macrismo con esto se prepara ante los nuevos embates producto de su política reaccionaria e imperialista.
Por su lado, el kirchnerismo y sus aliados parlamentarios y sindicales hicieron todo el trabajo en la calle como también en el Parlamento garantizando la sustentabilidad y gobernabilidad del régimen de opresión. La finalidad última para este tipo de reformistas es el parlamentarismo, siendo la estación terminal del desarrollo de la humanidad.
Como parte de esta política, varios dirigentes sindicales daban por aprobada Ley Previsional por la mayoría de legisladores oficialistas. Pero estas declaraciones se daban en medio de la lucha. Es como si los generales de un ejército en medio de la movilización y pelea contra el enemigo de clase señalaran que la lucha estaba terminada en este período.
Ubicándose en la trinchera correcta de la lucha, dirigentes de este movimiento, como Yasky, Michelli o Palazzo, daban, en medio de la pelea contra la reforma previsional, como cerrado este capítulo. No señalamos esto como un reproche político, sí como diferencia política. En esto se demuestra la limitación de un programa que breva en las ideas reformistas, y en la política parlamentarista, pretendiendo conciliar lo irreconciliable, sin balance de los años donde el kirchnerismo gobernó con grasa en caja, intentando controlar lo que no es de uno y llevando todo a la preparación de las elecciones presidenciales de 2019.
Son estas direcciones que caen sujetas a su programa político, que no es más que el de la Constitución Nacional, sujeto a la defensa del Estado de Derecho. El mismo Estado de Derecho que a reglón seguido de su enunciación es negado por el delito de sedición. Señalamiento que les cabe a reformistas de la política y sindicalistas kirchneristas.
De no haberse aprobado la Ley de Reforma Previsional, el gobierno de Macri hubiera entrado en un proceso acelerado de defaut y en una crisis política Institucional. La necesidad de hacerse de los $ 118 mil millones con la Reforma Previsional, fue a parar a las arcas de los bancos. Bancos acreedores de una fabulosa deuda externa y con un vencimiento en títulos de Lebacs de $ 350 mil millones en intereses, un negocio financiero que paga tasas muy altas.
Desde 2016, el Gobierno nacional alienta una timba financiera a través del Banco Central. Mediante las Lebacs, los inversores pueden obtener tasas que no encuentran en ningún otro negocio. Hasta el momento, el Central confirmó que las tasas en ese rubro serán del 30%. Se calcula que dos de cada tres inversores que ingresa al país lo hace para invertir en esa bicicleta financiera.
Salvo algún ingenuo en política, en general era un hecho la aprobación en Diputados de las Reformas, entonces la política correcta era establecer una clara delimitación política con la dirección cegetista y al mismo tiempo, llamar a un Plan de Lucha comenzando con un paro de 24 horas previa a la sesión Parlamentaria, haciendo un llamamiento a organizar el movimiento de resistencia desde los cuerpos de delegados y juntas internas de fábricas y empresa.
La crisis del capitalismo es también la crisis del reformismo. En todas partes, los partidos tradicionales de derecha e izquierda están en crisis. Las organizaciones que parecían tener una base sólida e inmutable están entrando en crisis, declinando e incluso colapsando por completo. Los partidos reformistas que han colaborado en gobiernos que llevaron a cabo recortes profundos han sido rechazados por su electorado tradicional.
La izquierda, por su parte ha hecho lo suyo. Llevamos casi 44 años de democracia burguesa parlamentaria y el régimen ha inficionado a la casi totalidad de los grupos de izquierda. El parlamentarismo se ha transformado en más de una ocasión en un fin en sí mismo, perdiendo de vista que este régimen Parlamentario, es una de las caras de la dictadura del capital.
El trabajo en el parlamento, por parte de los revolucionarios es desnudar el carácter de clase del régimen político, acompañado en las calles y debates al conjunto del movimiento revolucionario.
La tarea hoy no es el enfrentamiento callejero con las fuerzas de seguridad, sino articular a través del frente único a la mayoría opositora encolumnada en un programa revolucionario. Estamos en presencia de la necesidad de debatir y entender que debemos prepararnos para las futuras acciones ante los cambios bruscos de la situación política.
Alan Woods en su célebre Bolchevismo: el camino a la revolución (pág. 451/2), nos dice:
“las leyes que rigen la actividad parlamentaria se pueden observar, en todas las épocas, en las fracciones parlamentarias de los partidos obreros reformistas. Las presiones de la clase dominante, su ideología e instituciones, en ninguna parte son tan intensas como en el invernadero parlamentario. La burguesía ha perfeccionado durante un largo período de tiempo los mecanismos necesarios para sobornar, presionar y corromper a los representantes parlamentarios del proletariado. A menos que estos últimos estén imbuidos con la conciencia de clases y la comprensión teórica necesarias para permitirles ver a través de los trucos y maniobras del enemigo, inevitablemente sucumbirán a la presión y serán absorbidos en el pantano parlamentario de los comités, la burocracia y las cuestiones de procedimiento. No es necesariamente una cuestión de corrupción personal directa, de arribismo, sobornos, etc., aunque todas estas armas son utilizadas activamente para comprar a los dirigentes obreros. En el caso de los reformistas de derecha muchos son abogados, médicos y economistas de clase media que tienen un estilo de vida y psicología más cercano a la burguesía que a los trabajadores que pretenden representar. Incluso los reformistas de izquierda más honestos, incluso los trabajadores de fábrica consagrados y forjados en años de lucha, pueden caer rápidamente en la atmosfera enrarecida de este mundo artificial, y pueden alejarse de la realidad de la lucha de clases.
Desde un punto de vista reformista, que en cualquier caso subordina todo a la elección de parlamentarios, la independencia de la fracción parlamentaria del partido, el sagrado derecho de cada diputado individual a “seguir su propia conciencia” es aceptado por algo normal. Esta solo es otra forma de expresar la independencia de los dirigentes reformistas de la clase obrera, su dependencia absoluta y total de la burguesía. Pero para un partido revolucionario, para el cual la lucha parlamentaria es solo un elemento más de la lucha general de la clase obrera para cambiar la sociedad, esto es impensable. El partido como expresión organizada de los elementos más consientes del proletariado puede y debe ejercer un control sobre sus representantes electos a todos los niveles, también sobre todos sus miembros en el parlamento. “es obvio que el parlamento no es una plataforma ideal para los obreros revolucionarios. La atmósfera enrarecida del parlamento había impresionado a los diputados bolcheviques, que al principio, sin convicción, siguieron la línea de menor resistencia. De esta forma, en la primera sesión, no votaron contra el candidato cadete y octubrista como presidente de la cámara. (…)
La fracción se negó a leer en voz alta una resolución preparada por el CC bolchevique porque ellos habían redactado la suya -que no contenía ningún llamamiento revolucionario a las masas fuera del parlamento-. Hubo más casos, por ejemplo, cuando votaron a favor del destino de fondos para la educación pública durante el debate parlamentario, no consiguieron poner al descubierto la parcialidad de clase de la política educativa del gobierno. Lenin inmediatamente se alarmó por la forma en que los seis diputados bolcheviques se dejaban de nuevo dominar. “Si nuestros seis parlamentarios son de las curias obreras no deben someterse en silencio a los siberianos (antiguos intelectuales exiliados). Si les intentan dominar, los seis deben abandonar con una protesta muy clara””.
Nuestra intensión es abrir un debate necesario no solo sobre la táctica del frente único, sino además del papel de los revolucionarios en un ámbito del enemigo de clase.
Se trata de que la prédica de los diputados de izquierda y obreros sean una caja de resonancia de los conflictos callejeros y de los trabajadores en sus fábricas y lugares de trabajo, pero también y fundamentalmente se trata de combatir las ilusiones en un régimen político que solo da desocupación y barbarie, como también sus instituciones que lo avalan.
La violencia
“Las importaciones están volando y las exportaciones estancadas. El tema del atraso cambiario es relevante, la suba de los últimos días lo corrige un poco, aunque hay que ver cómo impacta en los precios. En el caso del sector sojero, hay expectativa por la baja de retenciones y en la industria Brasil sigue complicado. Este año va a cerrar con un déficit del 4,5 por ciento en la cuenta corriente, es record, si se tiene en cuenta el escenario de precios internacionales. Argentina en general no ha logrado sostener este nivel de déficit externo. El mundo tiene todavía bajas tasas de interés y los países desarrollados están hiperendeudados, por lo cual una suba de la tasa de referencia les puede generar un problema. Pero la toma de deuda argentina va demasiado rápido y eso implica una escalada de intereses. Además, no es evidente que inversiones externas que ingresan generen dólares comerciales a mediano plazo. Australia funcionó 30 años con déficit de cuenta corriente porque recibe inversión de Asia y reinvierte sus utilidades. En Argentina la dinámica es distinta”. (“No es sostenible” Página12 27/12/2017)
“Las causas estructurales del enorme déficit comercial son la flexibilización comercial y el atraso del tipo de cambio. El dólar barato hace que crezcan las importaciones en todos los rubros, no sólo en el consumo. De hecho, los empresarios están adelantando compras de todo tipo de productos. Por otro lado, las exportaciones crecen al 1 por ciento producto del atraso. La cosecha del agro fue buena, de hecho hubo ventas importantes de trigo y maíz. Pero los grandes pooles de siembra especulan y retienen los granos. El desfalco de divisas se cubre con deuda y capitales financieros atraídos por una tasa de interés real del 15 por ciento en dólares, pero eso también es perjudicial para la macro porque retroalimenta la apreciación cambiaria y porque una leve modificación de las condiciones financieras pueden provocar una salida masiva. El Gobierno prioriza la consolidación de aspectos institucionales, pero atar toda la macroeconomía a generar condiciones para la inversión extranjera es un error. En este momento, por cada dólar de inversión extranjera directa que ingresa al país hay siete de dólares de inversión especulativa”. (“Especulación rural” Pagina12 27/12/2017)
“El Ministerio de Finanzas continúa emitiendo deuda externa. A través del Boletín Oficial la dependencia a cargo de Luis Caputo anunció la colocación de dos Letras del Tesoro por un monto total de 23 mil millones de pesos con vencimiento en marzo de 2018. El paquete de títulos de corto plazo más significativo asciende a 15 mil millones de pesos y fue adquirido en su totalidad por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses. En otras palabras, el Gobierno recurrió a los fondos de la seguridad social para financiarse. El último relevamiento del Observatorio de la Deuda de la Fundación Germán Abdala indicó que en once meses de 2017 las emisiones de deuda superaron en 20 por ciento el total emitido durante 2016. Con esos registros, el Ministerio de Finanzas acumulaba a finales de noviembre colocaciones por 78.740 millones de dólares en lo que va del año. El incremento en los niveles de endeudamiento ofrece al gobierno divisas necesarias para financiar el creciente déficit comercial, la fuga de capitales, los gastos por viajes, la remisión de utilidades y el pago de los intereses de la misma deuda.”(Página 12 “La deuda no para” 27/12/20179
Esta serie de citas son tan solo una muestra de la crisis que se encuentra la economía del país. Fuerte endeudamiento y su correlato de un incremento sin precedentes en intereses, apertura de las importaciones, obturación de las exportaciones producto de la crisis internacional, en definitiva una confiscación de los ahorros, salarios y jubilaciones de los millones de trabajadores pasivos y activos del país.
Esta es la base de la violencia que padecemos millones de trabajadores bajo un sistema que todo contamina y depreda, crisis que no solo afecta nuestras pampas.
Es la violencia por arriba, la que genera la violencia por abajo. En este sentido es entendible que una gran cantidad de jóvenes recurran a la violencia callejera dando curso a una genuina bronca popular. Pero es necesario dejar bien en claro que fue la propia policía, como documenta el fotógrafo Lucas Martelli, la que provocó el inicio de la violencia. Este material fotográfico aporta pruebas definitivas que desenmascara al monopolio mediático que intentan señalar a las agrupaciones políticas y sindicales como responsables de lo sucedido para justificar la represión y demonizar compañeros como Sebastián Romero del PSTU al que se lo intenta juzgar por “rebelión” para ejemplificar a todos los que resisten políticamente al saqueo en marcha. Como ya es costumbre y a la vista de todos, otra vez la policía infiltró la marcha.
Pero a su vez consideramos perjudicial la participación de grupos políticos que esgrimen la política de enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, como ya lo señalamos no es la tarea que corresponde, dejando un flanco que debilita la causa de los trabajadores. Lo que necesitamos es organizarnos para desplegar la fuerza de la clase trabajadora que se expresa en una huelga general. De esta manera sí podremos parar la mano a los capitalistas.
En todas partes hay una ardiente rabia contra los grotescos niveles de desigualdad, con una riqueza obscena de una pequeña minoría parasitaria que contrasta fuertemente con la creciente pobreza y desesperación en el otro extremo. Los burgueses serios están cada vez más preocupados por esta tendencia porque pone en peligro la estabilidad de todo el sistema. En todas partes hay un odio ardiente hacia los ricos. Muchos se preguntan: si a la economía va tan bien, ¿por qué no mejoran nuestros niveles de vida? ¿por qué siguen recortando el bienestar, la salud y la educación? ¿por qué los ricos no pagan impuestos? Y a estas preguntas no encuentran respuestas.
Los burgueses están cada vez más alarmados por las consecuencias políticas de la crisis. Lejos de sentir los beneficios de la llamada recuperación, la mayoría de la clase obrera está peor de lo que estaba antes del derrumbe. El McKinsey Global Institute descubrió que el 65-70% de los “segmentos de ingresos” de las economías avanzadas experimentaron un estancamiento o una caída en sus ingresos entre 2005 y 2014, aunque esta cifra cae al 20-25% al contar los ingresos disponibles. Países como Italia vieron afectados todos los segmentos de ingresos. (Más pobres que sus padres, McKinsey Global Institute)
La crisis tiene sus efectos más dolorosos y directos en los jóvenes. Por primera vez en muchas décadas, la nueva generación no tendrá los mismos niveles de vida que sus padres. Esto tiene graves consecuencias políticas. En todos los países, la intolerable presión sobre la juventud se expresa en un fuerte aumento de la radicalización política. En todas las cuestiones, la juventud está mucho más a la izquierda que el resto de la sociedad. Están mucho más abiertos a las ideas revolucionarias que otras capas.
Marx en La lucha de clases en Francia de 1848-1850 escribió: “Pero detrás del derecho al trabajo está el poder sobre el capital, y detrás del poder sobre el capital la apropiación de los medios de producción (por la dictadura del proletariado, Ed.), su sumisión a la clase obrera asociada, y por consiguiente la abolición tanto del trabajo asalariado como del capital y de sus relaciones mutuas”. Estos son los vientos que arrecian a nuestros países. Entramos en periodos de intensa turbulencia y se expresa más de las veces en enfrentamientos callejeros.
Crisis de dirección de la clase obrera
Trotsky señalaba que “la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de dirección de la clase obrera”. Esta sentencia tiene plena vigencia en donde uno quiera mirar, no solo en nuestra realidad sino en el mundo entero.
Debemos recordar que el kirchnerismo no solo fue un subproducto de la rebelión popular de 2001, el Argentinazo, sino que pudo transitar sus gobiernos luego de un profundo período de recesión, viviendo un boom de la economía argentina combinado con altos precios de los commodity en el mundo.
Los trabajadores vienen haciendo una formidable experiencia con las direcciones reformistas de izquierda o derecha, la prueban y desechan si no sirve.
Sostenemos que en un período de auge capitalista fue posible hacer concesiones a la clase obrera, especialmente en los países capitalistas avanzados de Norteamérica, Europa y Japón. Pero en un período de profunda crisis los burgueses dicen que ya no pueden permitirse reformas. Por el contrario, exigen la liquidación de las reformas que se ganaron desde 1945. Para las masas, el reformismo con reformas tiene sentido. Pero el reformismo sin reformas, o mejor dicho, el reformismo con contrarreformas, no tiene sentido en absoluto.
Como señalamos en diferentes materiales, la izquierda tiene nuevamente una oportunidad histórica en sus manos, en tanto y en cuanto rompa con viejos vicios sectarios hacia los movimientos que aún siguen ilusionados con la dirección kirchnerista.
Pero sabemos que la experiencia de las masas en situaciones de extrema turbulencia puede acelerar a conciencia de manera extraordinaria.
Debemos tener paciencia, ser firmes en los principios y métodos revolucionarios. Tenemos que tener confianza en la clase obrera y los trabajadores, ya que no solo es la clase moderna y creativa por excelencia, sino también la única clase potencialmente revolucionaria.La táctica de frente único, las tradiciones y métodos del marxismo revolucionario, como así la necesidad del debate y la acción deben ser las armas para los embates futuros contra el gran capital.