Escrito por Adrián Alvarado
A las 13:14 horas del 19 de septiembre un sismo de 7.1 grados cimbró a la Ciudad de México, Estado de México, Puebla y Morelos, con epicentro en este último Estado, el recuerdo del terremoto de 1985 ocurrido en la misma fecha regresó a la memoria colectiva. Los dos sucesos no solamente tienen en común la fecha, nuevamente se repite el actuar de unas instituciones del Estado morosas e ineptas y nos enfrentamos a los personajes de la política burguesa cuyo interés es solamente la fotografía en la tragedia, en contraste la solidaridad del pueblo trabajador y la juventud nuevamente se ha desbordado en las labores de rescate, en la recolección de víveres, en los servicios de orden y en las brigadas de apoyo de todo tipo.
Aunque los medios masivos de comunicación trataban de minimizar las consecuencias, bastaba caminar por las calles de la Ciudad de México para comprobar la magnitud de lo sucedido.
Minutos después del sismo caminamos por la Colonia del Valle, por toda la Avenida Insurgentes hasta la altura del metrobús Revolución. A unas cuadras de donde nos encontrábamos observamos el primer edificio en llamas y más adelante uno más colapsado, superada la conmoción inicial surgieron las primeras iniciativas de solidaridad, las personas de alrededor subieron hasta la parte alta de los escombros y comenzaron a removerlos, se formaron cadenas humanas para pasar de mano en mano, piedras, varillas, pedazos de concreto. Más adelante caminamos por la estación del metrobús Álvaro Obregón sin saber que hacia el fondo, del lado derecho había colapsado otra construcción.
Por toda la Avenida Insurgentes se observaron edificios dañados en sus fachadas o su estructura.
De acuerdo a la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México la cifra oficial de daños en en inmuebles va de 200 a 500, dos días después del sismo se hablaba de riesgo de colapsos de algunos edificios que resultaron dañados, tan solo en la Delegación Benito Juárez hay 45 edificios derrumbados, en la calle de Bolivar y Chimalpopoca se colapso una fábrica textil de cuatro pisos con todo los trabajadores dentro, en el sur de la Ciudad el colegio Enrique Rebsamen se derrumbó con su personal y niños dentro del inmueble, son dos ejemplos de lo sucedido, pero a lo largo y ancho de la ciudad desde la colonia Lindavista, colonia Doctores, la colonia del Valle, la Roma, la Consesa, la Avenida División del Norte, en Coapa, en la delegación Xochimilco los daños son cuantiosos y hay edificios dañados y colapsados.
En Morelos hay afectaciones en aproximadamente 10 mil viviendas, hay daños en la infraestructura y las carreteras, la situación más crítica se encuentra en el municipio de Jojutla, el costo de los daños es cercano a 500 millones de pesos.
En el Estado de Puebla se reportan 46 edificios dañados, entre los que se encuentran, escuelas, edificios gubernamentales, museos e iglesias. La mayor parte del daño se ubica en la Ciudad de Puebla.
La cifra total de personas fallecidas al día 21 de septiembre es de 302; Ciudad de México, 148; Morelos, 73; Puebla, 45; Estado de México 13, Guerrero 6; Oaxaca 1.
Después de la devastación y la conmoción inicial de fenómeno natural de tal envergadura ha surgido la solidaridad la cual ha desbordado las calles, el trabajo voluntario de miles de personas ha devuelto la esperanza y ha puesto de pie a los estados afectados.
La solidaridad y el trabajo voluntario devuelven la esperanza
¿Quienes le han devuelto la esperanza a millones de personas tras el sismo?, en un pueblo y clase trabajadora tan castigados últimamente por los fenómenos naturales y por los gobiernos en turno que sirven a los intereses de oligarcas y burgueses. Las fuerzas solidarias han desbordado las calles entre el pueblo, los trabajadores y la juventud.
Ante instituciones del Estado morosas, timoratas y corruptas; el apoyo inmediato y sin titubeos vinieron de los vecinos, amas de casa, jóvenes y estudiantes, de trabajadores de la construcción, obreros, empleados; las primeras cuadrillas para remover escombros surgieron de aquí
Basta con recorrer la Ciudad de México, en las esquinas te encuentras con centros de acopio de víveres, en el metro y el transporte público es común encontrarte con los voluntarios, se han formado múltiples brigadas de solidaridad por todos lados, es una explosión de participación y solidaridad.
En la noche del día 19 y la madrugada del 20, las calles de la ciudad las recorrían carros, camionetas motocicletas, repletas de voluntarios y víveres.
Aquellos que han afirmado una y otra vez que el pueblo y la juventud son apáticos, deberían de observar la maravillosa respuesta tras el terremoto. Jóvenes, adultos, estudiantes, trabajadores, respondiendo masivamente y rebasando a las podridas e incompetentes instituciones del Estado.
Se enojan y se molestan si les impiden participar; se sienten útiles, orgullosos siendo voluntarios.
En el metro, en las calles, se ven altivos los voluntarios, con su casco, su tapabocas, sus botas de trabajo, tapabocas, con picos y palas.
¿Se necesitan camionetas o transporte para transladar víveres para Xochimilco o algún lugar? Llegan, carros, camionetas, motocicletas.
¿Se necesita organizar paquetes de primeros auxilios, clasificar los víveres? Se realiza esa labor minuciosamente.
¿Se necesitan voluntarios para algún lugar? Llegan masivamente.
¿Se necesita controlar el tránsito para el paso de los auxilios médicos? Surgen brigadas de orden.
¿Se necesita silencio? Se levanta el puño y todos callan.
Aunque desde el primer minuto el mensaje de los medios masivos de comunicación han repetido que no eran necesario la ayuda voluntaria, que lo mejor era quedarse en casa, que lo mejor era dejar en manos de la instituciones y los especialistas el rescate, miles desafiaron el mensaje oficial y se han lanzado a la calle.
Ayer mismo, el 20 de septiembre, desde la primera hora en la mañana se enviaron mensajes que en la comunidad de San Gregorio en Xochimilco se necesitaba ayuda y víveres y miles de personas acudieron, incluso se colapsaron las vialidades rumbo al sur de la Ciudad. Se han formado ya las primeras brigadas de ayuda para partir al estado de Morelos. No hay lugar donde se haya solicitado apoyo o ayuda donde no se haya acudido a apoyar masivamente.
Incluso los roces con las autoridades gubernamentales han estado presentes, el Secretario de Gobernación Osorio Chong acudió el día del sismo a la zona donde la fábrica textil de la calle de Bolivar se derrumbo y fue recibido con abucheos por parte de los voluntarios, con gritos de “¡largo, fuera, déjanos trabajar!”, antes de retirarse alguien tuvo la osadía de darle un pequeño golpe en la cabeza con la palma de la mano, tuvo que salir resguardado por las fuerzas policíacas del lugar. El Estado, el régimen está totalmente desprestigiado, las personas que han acudido masivamente en las brigadas de solidaridad no permitirán que los políticos burgueses lucren con la tragedia, cualquier intento en este sentido ha recibido un amplio repudio.
Ante la impresionante respuesta, el Estado debe estar muy preocupado, la organización y la solidaridad que ahora despertó el sismo, deja un precedente para que mañana, con el mismo entusiasmo, la organización resurja y se oriente a luchar contra el Estado y la clase dominante, la conclusión lógica que puede suceder ante los acontecimientos es “si nosotros hemos logrado hacer todo esto, ¿para qué necesitamos al Estado, a sus gobernantes, a la clase dominante y a sus instituciones corruptas y podridas”.
Estado incapaz, instituciones corruptas rebasadas, los medios de comunicación mienten
Las primeras iniciativas de rescate vinieron de la población de a pie, hay una desconfianza motivada al gobierno, al Estado y sus instituciones.
El primer día el Secretario de Gobernación fue repudiado en la fábrica textil de la calle Bolivar, un video donde Peña Nieto y su esposa aparecen sonrientes y bromeando con los medios de comunicación, entregando despensas del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) ha generado indignación, particularmente en las redes sociales. Ha circulado información donde se habla que políticos han intentado lucrar con la tragedia, se acusa particularmente al gobernador de Morelos Graco Ramírez lucrar con los víveres que de manera voluntaria miles de personas entregaron.
Hay quejas de que la policía de la Ciudad de México entorpece los trabajos de rescate de los voluntarios y profundiza sus diferencias entre los voluntarios, las divergencias entre la Brigada de Rescate Topos Tlatelolco A.C. (que es la asociación de voluntarios que participaron en el sismo de 1985) y las jefes de las fuerzas armadas sobre la forma en que se debe implementar el rescate de las personas atrapadas entre los escombros han salido a flote.
Los medios de comunicación han jugado un papel lamentable, en un primer momento llamaron a no salir a la calle, constantemente se escuchan llamados para que los voluntarios ya no acudan, pero lo que ha provocado indignación generalizada es el tema de la “niña Frida Sofía” que según estaba atrapada bajo los escombros del Enrique Rebsamen y que Televisa ha explotado durante estos días. Ahora mismo se ha confirmado que la niña no existe, han circulado fotos de Pedro Torres,productor de telenovelas y reality show con chaleco exclusivo de la Policía Federal para entrar y salir sin problema de la zona afectada, mientra en todas partes la policía restringe el apoyo de los voluntarios.
En la plataforma digital change.org circula una petición que la han firmado millones de personas para que los partidos políticos donde su presupuesto para las tareas de la reconstrucción y ayudar a los damnificados.
También han surgido denuncias de la organización Suma Urbana sobre el problema de la especulación inmobiliaria en la Ciudad de México, de acuerdo a esta asociación cuatro mil edificios fueron construidos de manera irregular en los últimos dos años, por su puesto con la complicidad de las autoridades del gobierno de la Ciudad. Eso a raíz de que edificios nuevos y recién construidos resultaron dañados durante el sismo.
Cualquier iniciativa por parte de la autoridades para detener las labores de rescate ha generado rechazo, incluso ante los rumores sobre el uso de maquinaria pesada para remover escombros han tenido que aclarar de manera constante que esto no es así.
Las respuesta masiva de solidaridad de los jóvenes, trabajadores y el pueblo en general, contrasta con la actitud timorata y tardía por los gobernantes y las instituciones del Estado, además esa respuesta corresponde a la desconfianza que existe en las mismas.
Por su parte el Estado y el gobierno, sistemáticamente han tratado de frenar la iniciativa popular, sin duda por la experiencia del sismo de 1985. Temen que la experiencia de la organización que surge espontáneamente en el futuro pueda canalizarse no solamente para la ayuda mutua y solidaria, sino se canalice contra el Estado, los políticos burgueses y los intereses de la clase dominante que defienden.
Coordinar la solidaridad y la organización
La tarea de reconstrucción no será cosa fácil y esa situación se complicará si los recursos se le dejan en manos de los políticos corruptos y las instituciones decadentes. Una alternativa puede ser formar comités de voluntarios y damnificados, por colonia, centro de trabajo, escuela, impulsar una coordinación general y formar un comité de vigilancia que canalice la ayuda y los recursos a donde verdaderamente se utilicen.
El Estado y algunos partidos intentarán utilizar los recursos para las elecciones próximas del 2018, debemos asegurar que no se lucre con los recursos que de manera voluntaria millones de personas han donado, debemos exigir la reducción salarial de los altos mandos de gobierno, funcionarios, diputados, senadores, rectores de la universidades, del Director General del IPN (que es el segunda autoridad de una universidad mejor pagada a nivel nacional).
La magnífica movilización popular y de solidaridad no debe cesar ante la reconstrucción, los recursos deben ser fiscalizados, y dirigidos por los comités de damnificados y voluntarios, no podemos dejar esa gran tarea a unas instituciones y personajes que demostraron ser incapaces de asegurarnos una subsistencia mínima en la Ciudad de México ante la tragedia y cuya visión de la tragedia es la de la promoción y el lucro personal.