El día de ayer se realizó una asamblea interuniversitaria en el CICS de la UST (Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud, Unidad Santo Tomás) al medio día. Aquí cabe hacer la mención honorífica a la comunidad estudiantil politécnica de dicho plantel, pues llevan en huelga desde hace más de un mes, resistiendo no solo los golpeteos de las autoridades y el agotamiento que significa resguardar las instalaciones, sino también un periodo vacacional de casi dos semanas que paralizó al movimiento temporalmente.
Esta asamblea es clave para comprender el ambiente y perspectivas de la actual lucha estudiantil. Como se dijo ahí mismo, esto ya no se trata de la UNAM, de la UAM o del IPN, sino que se trata de todos los estudiantes, se trata de una lucha a nivel nacional (e incluso internacional con las recientes movilizaciones universitarias en EU tras el golpe de Trump a la educación). Esta conclusión se suma a una claridad política que se hacía cada día más urgente: se debe romper inmediatamente el aislamiento estudiantil, buscando unir las luchas con la clase obrera, con los trabajadores y profesores, con el proletariado. Es así como se toman como acuerdos de la asamblea lo siguiente:
- Se convoca a todas las universidades y escuelas a la participación de la marcha del próximo 1° de mayo, día internacional de la clase obrera, respaldando la convocatoria nacional en el Ángel de la Independencia a las 8:30 horas.
- Se deberán hacer campañas de brigadeo y difusión, llamando a todas las escuelas y unidades, actualmente no en lucha, para que se sumen a la cita el 1° de mayo.
- Se llama a sumarse al paro nacional convocado por la CNTE los próximos días 15 y 16 de mayo, en solidaridad y respaldo con el magisterio combativo.
- Se llevará a cabo una siguiente asamblea interuniversitaria el próximo lunes 5 de mayo a las 11:00 a.m., tentativamente en el auditorio Che Guevara, en CU. Esta no será solamente para ver un balance del 1° de mayo, sino también para preparar el paro del 15 y 16.
Es importante señalar la magnitud de la unión de luchas que se está gestando. Ya no es una lucha de una u otro plantel, ya ni siquiera es una lucha de una u otra universidad; se trata de la lucha de los estudiantes marchando junto a los trabajadores, a los profesores, a los colectivos de buscadoras de personas desaparecidas, al movimiento contra el genocidio en Palestina, etc. Se trata de un movimiento que comienza a aglutinar a todo sector oprimido y explotado por el sistema capitalista.
Un mundo en llamas
Hay que evitar quedarnos en la superficie del problema, debemos de arrancar el velo que esconde la situación concreta, debemos ir a la esencia de la cuestión: el mundo está ardiendo en llamas. Se mire a donde se mire no hay nada que se parezca al viejo status quo que el sistema tanto quiso pintar como estable, firme y sólido por años. Como dijo Marx: todo lo sólido se desvanece en el aire. Estamos ante el colapso final del régimen de integración económica, la tan famosa “globalización” que venía ya en agonía desde la crisis del 2008. Nos encontramos también ante el fin del modelo liberal, que presumía de ser baluarte de la democracia y los derechos humanos por medio de grandes instituciones (charlatanería que le amerito la victoria a los últimos ganadores del premio Nobel de economía).
¿Qué encontramos ahora? Ahora encontramos un mundo que regresa velozmente al proteccionismo exacerbado, con aranceles por todos lados, con guerras comerciales (y bélicas), con impuestos que harían a más de un libertario desear darse un tiro si no fuera que los ejecutores no son los viejos keynesianos estatistas, sino sus burgueses supuestamente “defensores del libre mercado”.
Nos encontramos ante un nuevo paradigma político, donde la democracia, la libertad y la justicia ceden su lugar discursivo desvergonzadamente al nacionalismo, la supremacía y al militarismo. Ahora la clase dominante ya no se preocupa por disfrazar sus intenciones con discursos “políticamente correctos”. Ya lo dicen directamente, esto se manifiesta con el eslogan de Trump: “América primero”. Si para lograr los intereses de la burguesía norteamericana se debe de iniciar una guerra, se debe masacrar a todo un pueblo, se debe de generar una crisis económica internacional, se hará sin problema, pues en última instancia, la cuenta la paga la clase obrera internacional.
La cuestión nacional
En México tenemos un caso particular. Durante los últimos seis años parecía que aquí reinaba una relativa “tranquilidad” (y eso ya es decir mucho con el grado de violencia que se vivía y se sigue viviendo) en el sentido de que no se vieron grandes movilizaciones de masas en luchas sociales. El gobierno de la llamada 4T logró corporativizar muchas de estas luchas, sumándolas al aparato estatal, a ese elefante grande que sí que se mueve, pero al son y dirección que la burguesía dicta. Otras más fueron cooptadas desde el partido donde los líderes pasaron a ser los caciques a quienes rinden cuentas para mantener siempre toda lucha bajo el manto institucional. Los pocos movimientos que no fueron cooptados y salieron a las calles se les culpo de ser elementos desde la derecha para desprestigiar al gobierno, siendo que había una clara diferencia entre las marchas del sector reaccionario en defensa del INE, por ejemplo, que “marchaban” en sus camionetas del año, y las mujeres que salían año a año a levantar la voz contra los feminicidios o las madres buscadoras que exigen al Estado detener la ola de desapariciones.
Era la gruesa capa de apoyo que se formaba en torno del ex presidente López Obrador lo que permitió este escenario. Tal fue su habilidad que lograría lavarle la cara a la fuerzas represivas y asesinas del Estado: al ejército, la marina, la policía y ahora la guardia nacional. Y hacerlas pasar por “el pueblo uniformado” cuando en sus manos está la sangre de nuestros 43 compañeros de Ayotzinapa.
Pero el gobierno de Claudia se enfrenta a un nuevo contexto. Primeramente no goza de ese enorme respaldo ciego que tenía su predecesor. Su apoyo reside en haber sido su sucesora y en el enorme aparato estatal-partidista en que se ha convertido Morena, que moviliza a miles de personas como en los viejos tiempos del PRI. Pero también se enfrenta a que su antecesor le ha dado la banda presidencial con la factura de las consecuencias de la pandemia del COVID-19. La burguesía internacional logró salvarse en 2020 con un enorme gasto, pero ha llegado la hora de pagar la factura y ahora se manifiestan las consecuencias de haber dejado para después los problemas del ayer. Y lo mismo sucede aquí. AMLO deja la presidencia rayando en la crisis fiscal del Estado, dejando prácticamente al Estado sin fondos para manejar la crisis. Es en ese escenario donde la política económica del país se vuelve clave para entender la estrategia de Claudia para mantener el barco a flote sin quitar los programas sociales, símbolo principal de la “4T”, pero a la vez sin tocar las grandes fortunas de la burguesía nacional y extranjera, pues no se desea molestar a los jefes. Lamentablemente para los burócratas de Palacio Nacional todo su plan se desmorona ante la crisis económica internacional, la guerra comercial de aranceles y el cada día más débil T-MEC.
Tenemos en México un polvorín listo a estallar, con violencia, asesinatos, desapariciones, feminicidios, militarización, crisis económica, precarización laboral, crisis de la vivienda con la gentrificación, dominación imperialista, crisis migratoria, precarización en las escuelas públicas, un sistema de salud que dista por mucho del de Dinamarca y una cada día más inminente crisis hídrica.
La lucha estudiantil
Es esto lo que se esconde detrás del actual movimiento estudiantil: la precarización y la barbarie capitalista. Los jóvenes ya estamos hartos, estamos cansados de tener que elegir entre comer o pagar el pasaje, estamos hartos de no saber si regresaremos con vida después de las clases, estamos hartos de no poder hacer nuestras prácticas por falta de materiales a la vez que vemos llegar a los directivos en carros último modelo, estamos hartos de soportar esto por varios años para después quedar desempleados o con trabajos en extremo precarios y mal pagados. Estamos hartos de ver profesores que se ven forzado a tener dos o tres trabajos para poder subsistir, estamos hartos de ver todos los días noticias de desaparecidos y de más campos de exterminio como los de Teuchitlán, estamos hartos de no tener acceso al agua mientras se construyen plazas comerciales y se sigue permitiendo a empresas transnacionales producir anárquicamente.
A este punto cualquier cosa, un laboratorio en malas condiciones, un nuevo reglamento represivo, un caso de acoso, cualquier cosa puede parecer el pretexto de iniciar una huelga. Pero en realidad se trata de la gota que colma el vaso, se trata del salto de cantidad en calidad.
Es por ello que no importa si el actual movimiento decae temporalmente en algunas escuelas o incluso a nivel general. Esto no terminará hasta que se termine con su raíz material: la crisis capitalista. Seguiremos viendo el levantamiento de la clase obrera, de los profesores, de las madres buscadoras, de las mujeres, de los estudiantes y de todo sector oprimido. Porque este sistema solamente nos asegura la barbarie.
Lo que se avecina
Hoy los estudiantes de la UAM, el IPN y la UNAM están atravesando una lucha que marca el inicio de un periodo turbulento y de combate. Para nada es el final. Se aproximan más y mayores luchas, luchas verdaderamente de masas que harán temblar las bases del sistema, pero que también nos pondrán a prueba. Debemos de prepararnos, estar listos para el momento, como dijo Lenin:
“¡Preparaos, pues, sin perder un solo minuto para nuevas y nuevas batallas! ¡Armaos cada uno con lo que podéis; formad inmediatamente destacamentos de luchadores dispuestos a pelear, con energía abnegada contra la maldita autocracia; recordad que mañana o pasado mañana los acontecimientos os llamarán, en todo caso e ineluctablemente, a la insurrección y se trata únicamente de que sepáis actuar preparados y unidos o desconcertados y separados!”
“¡Qué la explosión venidera nos encuentre a todos en nuestro puesto!”
¡A nuestros puestos compañeros! Debemos de estar preparados para las batallas que se aproximan, codo a codo con los trabajadores. Terminemos de una buena vez con esos métodos sectarios ultraizquierdistas de la acción individual que busca protagonismo egoísta. Regresemos a las asambleas y movilizaciones de masas, a las tradiciones democráticas de la lucha estudiantil, a las fábricas y barrios obreros para agitar y llamar a la lucha. Nuestras consignas deben ser:
¡TRABAJADORES, PROFESORES Y ESTUDIANTES, UNIDOS Y ADELANTE!
¡POR LAS 40 HORAS!
¡ABAJO LA LEY DEL ISSSTE 2007!
¡CONTRA EL AUTORITARISMO!
¡POR LOS COMEDORES SUBSIDIADOS A TODOS LOS ESTUDIANTES A NIVEL NACIONAL!
¡EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA GRATUITA!
¡NI UNA ASESINADA MÁS!
¡NI UN DESAPARECIDO MÁS!
¡NO A LA MILITARIZACIÓN!
¡ALTO AL GENOCIDIO EN GAZA!
¡DERROQUEMOS AL IMPERIALISMO!
¡TODOS UNIDOS AL 1° DE MAYO!
¡ANTE LA CRISIS CAPITALISTA, REVOLUCIÓN COMUNISTA!