Hijo de una ama de casa y de un profesor rural, nació en Tingüindín, Michoacán, el 03 de Septiembre de 1884, su trayectoria en política trasciende por las más adelantadas y revolucionarias posturas de su época. Desde el liberalismo de los Flores Magón, abnegado revolucionario en las distintas épocas del proceso de la revolución mexicana, crítico del Maderismo y Carrancismo, que intentaban limitar la lucha a un cambio suave y de formas pero no de fondo, siempre dando una lucha férrea por los derechos de los trabajadores y campesinos pobres. Contradiciendo y rebasando las posturas de Venustiano Carranza, él, junto a Lucio Blanco, realizan el primer reparto de tierras en la Revolución Mexicana, en una hacienda propiedad de Félix Díaz, nada más y nada menos que el sobrino del dictador Porfirio Díaz.
Hasta el cardenismo, período en el que jugó un papel importante defendiendo los intereses de la clase trabajadora, Múgica fue de los redactores del decreto expropiatorio del petróleo, una de las grandes conquistas de la revolución.
En ese tiempo mantuvo contacto con el revolucionario ruso León Trotsky por quien había abogado para que obtuviera asilo político en México.
Falleció en el entonces Distrito Federal, el 12 de abril de 1954, pero su legado y su consecuente lucha lo destacan como un revolucionario, que a más de 70 años de su muerte nos deja importantes lecciones.
El Partido Liberal Mexicano
El Partido Liberal Mexicano (PLM) fue la organización más sólida y combativa contra la dictadura de Porfirio Díaz. Retomaron la tradición del liberalismo radical, al que veían que el dictador había traicionado. Pero también fueron impactados por el movimiento obrero naciente con la gran industria; por distintas comunidades en lucha contra el porfirismo, los terratenientes y el entrante gran capital; así como por el movimiento obrero y revolucionario internacional, principalmente el asentado en Estados Unidos.
El PLM tuvo en sus filas un liberalismo puro, sino que en su seno se desarrollaron tendencias abiertamente anticapitalistas. La represión los llevó a la cárcel y al exilio. Publicaron varios periódicos, siendo Regeneración el más conocido
El PLM, con toda la persecución que sufrió, influyó en la postura ideológica del jóven Mújica, además de su interés en el periodismo. Llegó a entrar en contacto con el periódico Regeneración de los hermanos Flores Magón y se volvió el corresponsal de este diario en Michoacán.
Maderismo
A Madero le parecían bastante radicales los dirigentes del PLM y creó un partido que veía en las elecciones la estrategia para llegar al poder y buscaba una democratización del régimen, con algunas reformas sociales mínimas, pero sin atentar realmente contra los intereses de capitalistas y terratenientes. Pese a su moderación, no le permitieron llegar al poder por la vía electoral. Ya que la vía democrática no era opción para el régimen que representaba Porfirio Díaz, se inició el levantamiento armado que encabezó Francisco I. Madero, aún con todas la limitaciones de su lucha. Múgica, convencido de que la democracia era necesaria para el desarrollo social, se unió a las filas del maderismo.
Ya establecido en el entonces Distrito Federal, se unió al grupo:
“Plan Político Social proclamado por los estados de Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, Pueblo y el Distrito Federal” contra la dictadura. Aunque la traición acabó con el complot de Tacubaya el 27 de marzo, fecha en que se había acordado para iniciar la rebelión y en que fueron aprehendidos algunos de los “conspiradores”. (FRANCISCO J. MÚGICA, EL PRESIDENTE QUE NO TUVIMOS, ANA RIBERA CARBÓ, FCE, ED. ELECTRÓNICA 2019)
Entró en contacto con la Junta Revolucionaria de San Antonio y, trabajando el periódico México Nuevo, llegó a ser capitán en el ejército de Madero.
Agotada la vía institucional para que hubiera un cambio de régimen, ya que el porfirismo no iba a ceder el poder con llamados a una transición pacífica, la gente optó por la vía armada, entre ellos Múgica.
Gracias a la lucha armada de los campesinos pobres, líderes revolucionarios como Zapata y Villa, la persona en el ejecutivo cambió y gracias a la lucha se consiguieron avances en derechos democráticos, distribución de tierras, pero muchos de los porfiristas mantuvieron puestos en el gobierno que a pesar de las advertencias de Múgica y otras personas, del peligro que esto representaba Madero no rompió con el antiguo régimen y esto le costó, no solamente su proyecto democratizador, sino hasta la vida. Duras lecciones dejó el proceso revolucionario al no eliminar de la vieja estructura a los mismos que detentaban el poder económico y político.
Carrancismo
Después de la traición de Victoriano Huerta a Madero, la persona que se posiciona como el líder del proceso revolucionario es Venustiano Carranza. Era gobernador de Chihuahua y desconoce al gobierno de Huerta, lo declara ilegítimo con el llamado “Plan de Guadalupe”, frente a lo que llama a luchar por el respeto a la legalidad. El sector que luchaba bajo la bandera de la Constitución de 1857 y buscaba restaurar el orden constitucional, fue conocido como Constitucionalista.
Múgica criticó que el plan era legalista, pugnó junto con un ala radical la necesidad de incluir las demandas obreras, reparto de tierras, abolición de las tiendas de raya, entre otras demandas sociales y agrarias.
Francisco J. Múgica representaba la voz y el pensamiento de los jóvenes que enarbolaban demandas de las masas explotadas. En la sesión del Plan de Guadalupe, escribió una exposición de motivos en la que hablaba de las masas proletarias para procurar una mejoría, también habló sobre abatir el poder del clero y solucionar el problema agrario dando ejidos a pueblos y eliminando los latifundios.
Múgica daba cuenta de lo limitado del programa , ya que en palabras del mismo Carranza, se debían evitar las resistencias de terratenientes, el clero y los industriales. No había demandas sociales. Pese a ello firma el plan, aunque sin detener las convicciones de Múgica.
Primer reparto agrario de la revolución
A solicitud de Lucio Blanco se incorpora Múgica a su destacamento. Las fuerzas constitucionalistas van ganando posiciones en el norte, toman Matamoros. El 29 de agosto de 1913, Múgica y Blanco, realizan la repartición de tierras de la hacienda Los Borregos, propiedad de Félix Díaz. Pese a ser una repartición pequeña, de una sola hacienda, tuvo una enorme popularidad e impacto político.
El reparto de la hacienda Los Borregos se realizó conforme a un programa que incluía “la Marsellesa” y las marchas “Viva Madero” y “Constitucionalista”, sí como la lectura de un manifiesto acerca de las cuestiones agrarias del General Lucio Blanco, un discurso del jefe del Estado Mayor, capitán Francisco J. Múgica, y el himno nacional.
Francisco J. Múgica ocupó la tribuna para pronunciar un discurso agrarista, tal vez el primero de la revolución del norte, encendido y fogoso, en que “condenó el régimen feudal de la propiedad, lanzando sus anatemas contra la servidumbre y el despotismo de las oligarquías criollas”; y que fue aplaudido con entusiasmo por los campesinos. En el acto, Lucio Blanco firmó, uno a uno, los títulos que entregaba el ingeniero Urquidi, mientras Múgica anotaba en su registro el nombre de los favorecidos.
Cuando Carranza se enteró del reparto, no estuvo muy contento. (FRANCISCO J. MÚGICA, EL PRESIDENTE QUE NO TUVIMOS, ANA RIBERA CARBÓ, FCE, ED. ELECTRÓNICA 2019)
Quien sí reivindicó el acto fue Emiliano Zapata.
El congreso constituyente
La revolución mexicana fue un enorme movimiento de masas que generó ejércitos campesinos, que la reacción no pudo derrotar ni frenar. No sólo derrocaron a Victoriano Huerta sino que barrieron con el viejo régimen. En ese sentido se hizo una Convención en Aguascalientes que finalmente reuniría a las tres principales fuerzas: el constitucionalismo, la división del norte de Villa y el Ejército Libertador del sur de Zapata. Estas dos últimas fuerzas se aliaron. Se aprobó como base el Plan de Ayala y no se reconoció la figura de Carranza como principal dirigente de la revolución, sino que se nombró a un nuevo presidente, Eulalio Gutiérrez.
Era potencialmente posible una alianza entre villistas y zapatistas, con el ala izquierda del constitucionalismo como Blanco y Múgica, pero esta no se concretó. Por el contrario, Carranza, el cacique de mucha autoridad en el constitucionalismo, no aceptó los acuerdos y rompió con la convención y se desató una nueva guerra civil. En ese contexto, finalmente fueron derrotados villistas y zapatistas.
Después de la victoria de los constitucionalistas, en 1916-1917 se realiza un congreso constituyente con el objetivo de promulgar una nueva Constitución que reemplazará la de 1857, en un intento de adaptar el país a los cambios sociales y económicos que habían surgido debido a la revolución. Esta nueva constitución es fundamental en la historia de México porque es la primera que incorpora principios de justicia social y derechos laborales.
El proyecto Carrancista no será el de los ideales revolucionarios que llevaron a las masas pobres a movilizarse, será el de pacificar al país. Su intención era reformar mínimamente la constitución de 1857, no tenía la intención de incluir demandas sociales.
Carlos Márquez comenta al respecto “el congreso constituyente fue una medida para afianzar el avance de la contrarrevolución y aplastar el naciente poder de los trabajadores representado por la Convención Revolucionaria, el Ejército Libertador del Sur y la Comuna de Morelos de Zapata y la División del Norte de Pancho Villa”. (https://marxismo.mx/la-constitucion-1917-triunfo-la-burguesia-en-la-revolucion-mexicana/)
Aunque el constitucionalismo estaba dirigido por un cacique burgués, Venustiano Carranza, sus bases eran obreras y campesinas. En el constituyente se dio una rebelión interna y se creó un ala de izquierda llamada jacobinos. Múgica estaba a la izquierda de la izquierda, estuvo involucrado activamente en la promulgación de reformas que reflejaban las demandas sociales de la Revolución. Defendió las demandas de los campesinos, de obreros, el derecho a la educación, criticó al clero y planteó la separación de la iglesia y el estado.
Sin embargo, aunque en la constitución se redactan grandes concesiones a las masas desposeídas, en los hechos sigue siendo un pacto interclasista. La presión de las masas y representantes como Múgica, obligan a incluir demandas de obreros y campesinos, pero no se rompe con el dominio dirigente de la clase capitalista. El Estado, aunque aparece como árbitro entre las clases, en realidad se ve obligado a dar concesiones a las masas pero defendiendo y desarrollando al sistema capitalista.
El punto débil de Múgica es que no rompió con el nacionalismo y eso le llevó a justificar al nuevo régimen y su legalidad, cuando la única forma de resolver de manera real las demandas de las masas era rompiendo con el capitalismo y llevando adelante una revolución socialista, donde obreros y campesinos detentaran directamente en sus manos el poder.
Etapa Cardenista
Múgica se mantuvo activo, ocupando varios cargos en el gobierno revolucionario. Fue gobernador de su natal Estado de Michoacán. A partir de la llegada de Lázaro Cárdenas al poder en 1934, Mugica ocupó cargos importantes en la administración pública, especialmente en las áreas relacionadas con la reforma agraria y la distribución de tierras.
Francisco Múgica participó en la creación de los ejidos para las comunidades campesinas, su trabajo fue esencial para la planificación y organización de la expropiación de tierras de los latifundistas y su redistribución entre los campesinos. En 1937 fue nombrado titular de la Secretaría de la Reforma Agraria convirtiéndose en una de las figuras más importantes del mandato de Cárdenas, estuvo a cargo de la supervisión de la redistribución de tierras y el impulso de ejidos en todo el país.
Nacionalización del Petróleo en 1938
Cárdenas encargó a Múgica el manifiesto a la Nación donde se anunciara la expropiación de las compañías petroleras, su fuerte convicción de justicia social permeó en Cárdenas, debido a que inicialmente el conflicto comenzó como una problemática Obrero-Patronal para convertirse en un conflicto directo entre el gobierno y las empresas petroleras que no querían mejorar las condiciones de trabajo conforme a las leyes mexicanas; y, tras largas reuniones infructuosas, el 18 de Marzo de 1938 el Presidente Cárdenas decretaría la expropiación petrolera con el Manifiesto a la Nación redactado por el mismo Múgica.
Estaba previsto que Múgica sucediera a Cárdenas, pero debido a conflictos con la oposición y la política internacional por su radicalización (mucho más que Cárdenas) empezaron a sabotear su campaña por temor a que convirtiera a México en una copia de la URSS. Debido a estos problemas Cárdenas decide optar por un candidato más “central” que pudiera hacerle frente a la oposición que estaba ganando terreno, es así que Manuel Ávila Camacho pasa a ser candidato y Múgica retira su precandidatura para apoyar la decisión del presidente Cárdenas.
Las convicciones de Francisco J. Múgica estuvieron siempre del lado de las masas explotadas, siempre consecuente con las alas más radicales en los diferentes procesos de las luchas revolucionarias en México, de su época.
A pesar de la derrota de los magonistas, zapatistas y villistas, Múgica enarboló la lucha por la mejora de las condiciones de vida de los explotados, es por eso que a 71 años de su muerte, recordamos sus luchas y destacamos la necesidad de un partido de clase que lleve a las últimas consecuencias la lucha de los trabajadores, que a falta de una dirección han quedado inconclusas.