Hasta agosto del 2021, 77,559 migrantes habían solicitado refugio en México. La mayoría de estos provienen de Honduras y más recientemente de Haití. Ciudades como Del Rio en Texas, Tapachula en Chiapas o Ciudad Acuña en Coahuila han sido campamentos temporales para miles de estos migrantes. El caso de Del Rio, se tiene calculado que aproximadamente 15 mil personas acamparon debajo de un puente, convirtiéndose en un campamento improvisado que por sí mismo podría ser un pequeño pueblo.
Este número es un claro indicativo de la crisis del sistema capitalista y el fracaso del imperialismo. Crisis que se recrudece en los países atrasados como lo son los de Centro América y el Caribe. En Honduras, por ejemplo, el país entró en una espiral de violencia y profundización de la pobreza tras el golpe de Estado a Mel Zelaya, el imperialismo ha respaldado y apoyado a los gobiernos golpistas pese a sus claras violaciones a derechos humanos, su carácter antidemocrático (al sostenerse por un golpe de Estado y procesos electorales escandalosamente fraudulentos) y los vínculos de los gobernantes con el crimen organizado.
Haití es el país más pobre de toda América. El terremoto de 2010 mostró la podredumbre de la sociedad, con una catástrofe humanitaria que dejó a un millón y medio de personas sin hogar (miles aún viven en la calle desde entonces), 200 mil muertos y cientos de miles de heridos. Haití no se ha recuperado aun de ese golpe para ser luego azotado por la pandemia y la crisis económica mundial. En medio de esta catástrofe profundizada por la corrupción la mayoría de la población no sueña siquiera con ser vacunadas contra el COVID-19. La violencia se ha recrudecido, los secuestros se han convertido en la forma de actuar de bandas criminales y ocurren a diario. El pasado presidente, Jovenel Moïse, que fue un importante empresario, gobernó de forma autoritaria y finalmente fue asesinado en su casa. Con esto el caos ha aumentado, el Estado ha quedado en ruinas. No se confía en la policía y el ejército apenas existe. Los poderes judicial y legislativo se sostienen con alfileres, por ejemplo, en la actualidad sólo existen 10 legisladores en funciones. Haití se ha convertido en el reinado del caos y las pandillas como la agrupación G9 an Fanmi e Alye.
Este éxodo masivo de personas a través de las fronteras ha generado en diferentes partes de México y los Estados Unidos una crisis política y humana. Los gobiernos de Joe Biden y López Obrador han entrado en conflicto a raíz de esta crisis y su solución parece no llegara pronto. El mandatario mexicano reclamo a su homónimo estadounidense diciendo: “ya basta de discurso, ¡ya hace falta la acción!” Pero la acción a la que llama es a la inversión capitalista en estos países para generar empleo. Este sabemos ha sido el mejor método de dominar, despojar y explotar a humanos y recursos naturales, pero incluso esta medida es vista por las potencias imperialistas, en medio de este caos, como una opción demasiado progresista, por lo que se niegan a llevarla a cabo. No hace más que mostrar la bancarrota y decadencia del sistema capitalista en la actualidad.
El Instituto Nacional de Migración (INM) ha sido incapaz de solucionar por sí solo la problemática y ha tenido que involucrar a la Guardia Nacional (GN), bajo la presión de EEUU que exige detener a los migrantes antes de que pisen su territorio, para poder atender cada uno de los frentes donde la crisis migratoria ha dejado huella. Mientras AMLO señala que se respetan los derechos humanos de los migrantes, distintas organizaciones de Derechos Humanos y de apoyo a los migrantes le han criticado por el uso de violencia por parte de la Guardia Nacional. A finales de agosto el INM procedió con diferentes estrategias para poder controlar esta crisis donde la deportación a Guatemala (aunque este no fuera el origen del deportado) ha sido la más utilizada.
Ha sido la población mexicana quienes han brindado la solidaridad de clase a sus hermanos migrantes, muchas veces rebasando a las instituciones gubernamentales. Eso ha permitido alimento, agua y otros medios de solidaridad muy necesarias en este duro caminar.
Por su parte, los migrantes han realizado protestas en Tapachula. A finales de agosto sostuvieron varios días de movilización exigiendo la regularización de sus papeles, así como el fin de las redadas contra los migrantes. Es evidente que el involucramiento de la GN y el despliegue de más de 28 mil agentes en diferentes puntos de la república para abordar este problema han traído como consecuencia un aumento en la represión sobre los migrantes. Basta mencionar las caravanas que se dirigían rumbo a Mapastepec y que fueron disueltas con uso de la fuerza.
Obrador se refirió a esta estrategia de detener a los migrantes en Tapachula como “contención”. Es bastante curioso que, aun sin Trump en el poder, se siga hablando del problema de la migración con un lenguaje que recuerda a la función de un muro, sólo que este ubicado al sur de México. Andrés Manuel ha hecho referencia a la necesidad de abordar el problema migratorio a fondo, desde su origen, pero en ningún momento menciona que el decrepito sistema capitalista es ya incapaz de dar a las masas un nivel de vida digno y asegurar el respeto a su vida e integridad de su población, especialmente si hablamos de países con capitalismo atrasado.
Muchos, en la desesperación por encontrar una vida mejor, no les importa el cansancio y los riesgos que se corren para poder alcanzar la frontera. La perspectiva del American Dream seduce a las capas más golpeadas por la crisis y los empuja a abandonar su hogar. Lo cierto es que la situación ha llegado a un nivel insoportable para las masas de países como Haití que no tienen otra alternativa que migrar para buscar vivir.
Lo que ya hemos visto en Siria y medio Oriente, en Honduras y Centroamérica y ahora en Haití no es más que expresión de un sistema enfermo y en decadencia, incapaz de generar estabilidad. La solución migratoria no se puede resolver a nivel nacional. Se requiere empleo, salud y seguridad para la población de cada país, algo tan mínimo que el capitalismo en la actualidad es incapaz de garantizar. La burguesía ha convertido a nuestro continente y al planeta en un caos. Se requiere que la economía pase a manos de los trabajadores y en una federación socialista planificar la economía en beneficio del conjunto de nuestros pueblos. Esperar que esto lo haga el gran capital es utópico. Ante la desesperación la violencia barbárica y la miseria, los marxistas planteamos que sólo la clase obrera puede sacar del caos a la clase obrera. La revolución se ha vuelto una cuestión de vida o muerte para el proletariado y la crisis migratoria es quizás la expresión más literal de esto. Los abusos del Estado sólo se detendrán cuando esté caiga en manos del proletariado y permita el desarrollo libre de toda la clase obrera.
¡No a la violencia contra los migrantes!
¡Protección, asilo y trabajo para los migrantes!
¡Por una economía planificada que resuelva los profundos problemas sociales!
¡Únete a la Izquierda Socialista en la lucha por el socialismo a nivel mundial!