En el marco de la contingencia sanitaria que se vive en México, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha encontrado como salida la educación virtual para que el proceso educativo se lleve a cabo de manera ininterrumpida. En este sentido, las autoridades educativas federales o estatales demandan que el magisterio garantice la adquisición de los aprendizajes claves aun sabiendo que la conectividad es el principal problema.
Aunado a lo anterior, el titular de la SEP ha construido un discurso en el que deposita toda su confianza en la vocación de los profesores y las profesoras para que se cumpla con el objetivo. En el fondo hay ausencia de toda sensibilidad de parte de las autoridades educativas para que se pueda alcanzar este tipo de consignas cuando la gran mayoría de los estudiantes carece de conectividad e incluso, los (as) docentes.
Quienes asesoran a las autoridades de medios mandos de las secretarías de educación de los estados proponen diversas actividades que deben llevar a cabo los docentes en las cuales dejan en evidencia su desconocimiento e indiferencia de las dificultades de conexión que se viven en cada una de las familias sin menoscabo de la calidad de la conectividad que puedan tener quienes si tienen esa posibilidad.
La información continua su curso y al llegar a las escuelas, empiezan a hacer crisis; de forma sutil las autoridades educativas dejan en evidencia que la consigna es comprometer a los docentes para que garanticen que todas las actividades lleguen a los alumnos para que las hagan y aún sabiendo que la conectividad es el principal obstáculo.
A modo de ejemplo, cuando inicio la contingencia sanitaria, en una zona conurbada del oriente del Estado de México, de la cual se tiene conocimiento y cercanía, sólo el 70% de la comunidad educativa (1500 estudiantes aproximadamente) tiene la posibilidad de acceder a internet, ya sea por medio de datos del teléfono móvil o vía wifi, cuya renta es mensual.
Es de conocimiento público que la contingencia sanitaria puso en evidencia las debilidades del neoliberalismo globalizado y derivado de esto, la crisis económica mundial ha puesto en riesgo la estabilidad de los empleos de los padres de familia trabajadores, pues hay casos que han sido despedidos o reducidos su salarios hasta en un 50%, a pesar de que es una medida ilegal por parte de los empresarios.
Las arbitrariedades de parte de los empresarios han hecho que el porcentaje de los estudiantes que tenían acceso a internet vayan disminuyendo de manera gradual y peor aún, sus intereses y necesidades ya no se encuentran enfocadas en el proceso educativo sino que su prioridad es resolver sus problemas de subsistencia alimenticia.
En este marco, muchas voces se han manifestado, una a favor y otras en contra. Unos dando razones de forma detallada y otros simplemente, opinando en función de su propia experiencia educativa. Hay quienes defienden el uso de las nuevas tecnologías para incidir en el aprendizaje de las (os) estudiantes de todos los niveles educativos.
Incluso, hay posicionamientos que, sin atender a un sólo grupo, responsabilizan al (la) docente que se niega a utilizar estos medios de comunicación para formar estudiantes con un enfoque vanguardista. Por otro lado, también hay quienes cuestionan la inviabilidad e impertinencia de llevar a cabo actividades de aprendizaje y dejan a segundo término el hecho de que los estudiantes puedan o no atrasarse en el proceso educativo.
Derivado de las posturas citadas, las reacciones de parte de algunas (os) profesoras (es) no se han hecho esperar, por ejemplo, hay quienes, en las redes sociales, afirman de forma categórica que todos sus estudiantes disponen de un smartphone y que a pesar de que les han impartido asesorías o clases en línea, sólo el 20% se muestra interesado en participar y en cumplir con lo solicitado por parte de la enseñanza.
En condiciones como las actuales, es importante que haya sensatez de parte de las autoridades educativas en el sentido de que no existen las condiciones ideales para garantizar la adquisición de los aprendizajes esperados, pues las problemáticas que cada estudiante puede padecer son diversas y no se puede dar por hecho que todos tienen las mismas condiciones de acceso a internet.
En todo caso, se debe dar flexibilidad a las (os) docentes en función de sus propias posibilidades que devienen de su formación. El esfuerzo que haga cada docente deberá ser reconocido y sobre todo respetado, no se puede ni debe encajonar a todos los maestros a que utilicen plataformas digitales específicas como tampoco redes sociales que pudieran ser de su desagrado.
Una alternativa que puede ser viable y pertinente ante la contingencia sanitaria es el correo electrónico, pues si bien es cierto que los estudiantes se encuentran muy familiarizados con las redes sociales, regularmente su forma de comunicación es informal, lo cual contraviene al desarrollo de la expresión oral y escrita.
Se coincide con la idea de que el correo electrónico puede evidenciar un estilo comunicacional más formal y reflexivo con el que se puede familiarizar la comunidad estudiantil con la finalidad de aprovechar este medio de comunicación en favor de su formación académica.
Con base en lo expuesto, se proponen las siguientes líneas de acción para el mediano y largo plazo:
En un primer momento, se propone que las experiencias educativas de la educación a distancia debido a la contingencia sanitaria deberán ser documentadas y tomadas como punto de referencia una vez que se regrese a clases (presenciales) para desarrollar investigación educativa en ambientes virtuales de aprendizaje y así, sistematizar sus resultados, valorar sus alcances, sus posibilidades y sus limitaciones.
En un segundo momento, se requiere de la evaluación educativa por parte de los propios investigadores y con la participación directa de la comunidad estudiantil, docentes, administradores escolares e incluso, padres de familia. Estas personas son las que viven más de cerca el proceso educativo, por lo que sus testimonios pudieran arrojar datos valiosos para la toma de decisiones.
Una línea de investigación, prioritaria, sobre la virtualización educativa que debe ser llevada a cabo es su incidencia en el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo, es inadmisible formar estudiantes sólo para ser consumidores de las nuevas tecnologías. Se requiere una sociedad más participativa susceptible de plantear alternativas de solución ante problemas económicos, políticos, sociales y ecológicos.
En un tercer momento, es menester que la investigación educativa sea llevada a cabo de forma gradual y sistemática, se pueda plantear propuestas y alternativas para una educación virtual que complemente a la presencial pero nunca que la sustituya.
En un cuarto momento, es urgente que se puedan reformular los programas de estudio vigentes para todos los niveles educativos que se encuentran bajo tutela del estado, toda vez que han sido encuadrados a los nuevos perfiles laborales en el marco de ambientes digitales y lo que se requiere es que se incluya la visión humanista que tanta falta hace al país.
Un aspecto esencial que se debe poner especial atención es la puesta en marcha de una verdadera reforma educativa que impacte en la formación inicial de los futuros profesores del país que ponga énfasis en el desarrollo del pensamiento crítico y en la educación popular.
El autor es miembro pleno del Centro Internacional de Investigación en Pensamiento Crítico “Eduardo del Río” Rius, CLACSO.