Con la nueva cepa de coronavirus, que ya es una crisis mundial, todas las contradicciones del sistema han salido a flote, evidenciando su podredumbre y lo vulnerable que está para enfrentar una pandemia de este tipo. La burguesía, y en este caso particular, la dueña de maquilas y call centers, muestra ante todo preocuparse más por el dinero que por las personas al exponer a los obreros al aglomerarlos en sus fábricas y estaciones donde si alguien porta el virus (y considerando que el COVID-19 se transmite muy rápido) fácilmente podría contagiar a todos generando así un desastre irreparable.
Debemos hacer un llamado a todos los sectores sociales para que se quejen denunciando a estos crueles empresarios y los trabajadores deben organizarse en paro de labores en sus trabajos para exigir que los dejen ir a sus casas.
Es imprescindible entender que si el COVID-19 es un problema con la capacidad de poner en alerta roja a países de capitalismo avanzado, nuestro país se verá muchísimo más afectado. Si llega a todas esas zonas donde no hay ni siquiera agua potable, seremos testigos de una catástrofe sin precedentes que puede sin duda marcar un antes y un después en la historia de nuestro país.
El gobierno a través de comunicados ha lanzado mensajes que hablan de superar el problema a través de una cooperación nacional, como si la clase dominante tuviera solidaridad con los obreros, nada es más falso que eso, si algunos empresarios han tomado ciertas medidas se debe a la presión internacional, del pueblo y de saber que van a perder más de lo que podrían ganar. La burguesía demuestra una y otra vez que no le interesa el bienestar nuestro, algunos, como farmacias, droguerías, supermercados, etc. siempre encontrarán la oportunidad para lucrarse y otros, como maquilas, call centers, embotelladoras… harán hasta lo imposible por no “perder” dinero, incluso si eso pone en riesgo la vida de miles de personas, no hay que permitirlo.
El autor es integrante de la Izquierda Marxista en Honduras