“Los negreros henequeneros dieron un numeroso e ilustre contingente a la aristocracia porfiriana. Felipe los arruinó porque hizo de los antiguos esclavos de ellos los mexicanos mejor organizados de todo el país. Y como en México la revolución política ha hecho morir a 500 mil hijos del pueblo, pero casi no ha tocado a los burgueses culpables de la matanza, Felipe tenía que caer tarde o temprano bajo la bala o el puñal que ellos pagaran, como seguirán cayendo en México todos los revolucionarios que fíen más en la fuerza de la razón que en la del perpetuo pie de guerra. (…) evidentemente, fue un acto considerable transformar miles de esclavos en una organización socialista.” (Primera colaboración de Diego Rivera en el periódico El Machete, órgano de difusión del Partido Comunista Mexicano, 1924)[i]
Introducción
Regularmente la historia que conocemos y que se reproduce en las escuelas y libros de texto tienen una visión muy sesgada de los acontecimientos. No podemos culpar sólo a los escritores de esos libros o a sus ideólogos, al final quien escribe y reproduce estas ideas, esta historia sesgada, le fue encomendada esta tarea. Más interesante es poder llegar al meollo del asunto y podernos explicar el por qué se escribe de esta forma nuestra historia.
Hay una razón de fondo, que nos lleva a tener esta deformación, y es el hecho de que la historia, por lo menos la versión hegemónica, —y no por ello la verdadera— es que ésta fue escrita por los vencedores. La clase que vence en los grandes eventos históricos es la que escribe la historia, da su versión de los hechos y con ello justifica su régimen actual. Así, cuando leemos que la Revolución Mexicana terminó en una victoria, tenemos que preguntarnos ¿para quién?
Existen otros relatos históricos, muchas veces marginales o menos conocidos, que nos llevan a la historia de aquellos que dieron la lucha pero que fueron derrotados, en este caso los de nuestra clase: los trabajadores del campo y la ciudad, los campesinos pobres y la juventud.
En 1910 estalló una de las grandes revoluciones de nuestra América. Este acontecimiento sacudió la conciencia de millones de campesinos pobres sin tierra y salieron a tomar las armas y con ellas en las manos dieron una lucha sin cuartel por lograr el reparto agrario —consigna más urgente de resolver en aquellos momentos ya que en México la gran mayoría de la población era campesina—.
Los diferentes caudillos que encabezaban los diferentes ejércitos, una vez que se instalaron en el poder, se olvidaron de las promesas hechas a los campesinos pobres y se encargaron de cerrarles la boca a punta de bala. Con la violencia se trató de terminar con las demandas zapatistas que se englobaron en el Plan de Ayala; con las armas se destruyó el maravilloso ejemplo de gobierno popular que instauró Villa en Chihuahua.
En 1914-15 fue el punto culminante de esta revolución, cuando los ejércitos campesinos de estos dos grandes hombres —Villa y Zapata— entraron a la Ciudad de México y pudieron tomar el poder sin ningún problema en más de una ocasión, sus ejércitos y los aliados dominaban más del 70% del territorio nacional. El constitucionalismo de Carranza, junto a Obregón, lograron retornar a la capital y destrozar al ejército villista, marginar a los zapatistas y años después asesinar a sus dirigentes.
No es el tema de este documento exponer a detalle las causas de la derrota de los ejércitos legítimos de los intereses del pueblo. Basta señalar que se demostró la falta de un programa revolucionario que pudiera cumplir las demandas más sentidas de las grandes masas de campesinos (la reforma agraria) y que al mismo tiempo pudiera romper los límites de la revolución democrático-burguesa, es decir, la falta de un programa de transición al socialismo fue la causa fundamental por la cual fue derrotada el ala más a la izquierda en la revolución. Estos acontecimientos demostraron que las revueltas campesinas, por si solas, no fueron capaces de tomar el poder y desarrollar otro tipo de gobierno.
No obstante la derrota de los sectores más radicalizados, la onda expansiva de esta lucha movilizó a miles en pequeños pueblos y ciudades más alejados del centro. Zapata y su comuna en Morelos fue un ejemplo para muchos dirigentes campesinos, una inspiración para terminar con el sistema.
Éste es el punto de partida de nuestro análisis, a saber, la formación del Partido Socialista del Sureste y el papel de su máximo dirigente Felipe Carrillo Puerto. Esta organización jugó un papel fundamental en la emancipación de los indígenas mayas de Yucatán, los organizó y alistó a la lucha por la transformación socialista de la sociedad.
Carrillo tuvo una influencia directa de Zapata y de la experiencia de la comuna de Morelos pero también leyó textos marxistas. Inspirado por las noticias que llegaban de la Revolución Bolchevique en Rusia, retomó la necesidad de la lucha por el socialismo como condición fundamental para terminar con la miseria e ignorancia. Esta idea le costó la vida. No fue el único en derramar su sangre, junto con él cientos de militantes de las Ligas de Resistencia fueron asesinados.
Esta experiencia de lucha por el socialismo en la península es muy poco conocida, mucho menos de lo que se conoce sobre los zapatistas o la organización villista. La razón no sólo es la escasa documentación sobre los hechos, más importante que esto es la pretensión de la oligarquía nacional de borrar de la memoria esta lucha por el socialismo.
La burguesía nacional no sólo es incapaz de jugar un papel mínimamente independiente del imperialismo, ha sido su lacayo desde siempre, salvo la honrosa excepción del general Cárdenas, y además es tremendamente conservadora y reaccionaria. Esta educación se ha implantado entre nosotros y gracias a ello se pensaba que la lucha por el socialismo sólo pasaba en los pueblos barbaros de los confines del mundo, que aquí en nuestro país el socialismo nunca había sido más que una fuerza insignificante y además circulaban los rumores de que los socialistas comían niños, hacían orgías con las mujeres del prójimo, etc.
Esta es la verdadera razón por la cual se oculta la experiencia del pueblo yucateco organizado en el Partido Socialista, ganando con Carrillo Puerto la gubernatura e implementando una serie de medidas (de las cuales hablaremos más adelante) que hicieron de un pueblo históricamente masacrado y oprimido, uno de los más organizados y dispuestos a la lucha por un sistema libre de opresión, de propiedad privada y miseria.[ii]
Las formas de explotación en Yucatán en el periodo porfirista
No podemos explicar la lucha revolucionaria que se desarrolló en Yucatán de 1915 a 1924 sin antes abordar brevemente la base sobre la que se levanta esta lucha. La dictadura porfirista implantó el capitalismo como forma de explotación dominante en nuestro país en un momento donde a nivel mundial el capitalismo pasaba a su etapa superior, el imperialismo.
Este desarrollo del capitalismo a nivel internacional jugó un papel importante en nuestro país. La penetración del capital extranjero impulsó algunos puntos económicos —algunos le llaman economías de enclave— donde se podía ver gran desarrollo industrial, como por ejemplo en las zonas mineras del norte del país y el corredor textil que va desde Veracruz hasta Puebla y parte de la capital del país. Este avance tecnológico de primer mundo desarrolló a los sectores industriales de la clase obrera, sin embargo, esta no fue la tónica general de desarrollo capitalista.
La burguesía nacional desde su aparición incipiente en la guerra de independencia era demasiado débil para encabezar una lucha a muerte contra la supervivencia de formas de producción heredadas de la colonia, semi feudales y en algunos casos semi esclavista. La Revolución de Ayutla y la Guerra de Reforma sentaron las bases políticas para la existencia de esa burguesía, se tomaron algunas medias para desarrollar el capital como la desamortización de la tierra clerical y de los indígenas, se implantó la separación de los poderes y el federalismo, sin embargo, aun la burguesía como clase existía de forma débil, tenía poca fuerza.
Por el contrario, a lo largo del país se seguía sembrando con métodos del Medievo, no se industrializaba el campo, se mantenía un régimen semi esclavo en las haciendas de todo el país donde se les llevaba a la fuerza a enemigos políticos, presos comunes e indígenas rebeldes. Se les enganchaba con deudas para no dejarlos libres hasta la muerte, el sembradío era para exportación, no había un mercado interno y a los “trabajadores” se les hacinaba en barracones miserables e insalubres, cuando se les pagaba algo, este era en especie, por medio de las tiendas de raya. Este era el caso de Yucatán. En la época del porfiriato se desarrolla una burguesía nacional que convive y se relaciona con los hacendados. No hay un papel revolucionario o progresista en esta clase, todo lo contrario. En vez de dar una lucha, como lo hizo la burguesía francesa u holandesa para terminar con los vestigios feudales, nuestra burguesía se funde con ellos. De hecho no solo se fusionan sino que complementan y los cohesiona una dependencia integral al imperialismo.
El desarrollo del capitalismo imperialista presupone la inversión de capital para desarrollar mercancías a bajo costo aprovechando las materias primas baratas y la mano de obra casi regalada. Por otro lado la fusión de los capitales industrial, financiero y bancario permite que en poco tiempo el imperialismo controle los bancos nacionales y con ello los créditos, deudas y hasta las importaciones y exportaciones del país.
Así la burguesía que se fue creando a lo largo del siglo XIX y principios del XX no tuvo un ápice de innovadora y revolucionaria, por el contrario, se sometió al imperialismo y se fusionó con las formas de producción precapitalista. No fue capaz de desarrollar ni los medios de producción ni resolvió las peticiones nacionales democráticas como: el reparto de tierra, derechos democráticos, derecho de autodeterminación, establecimiento de un gobierno soberano, etc.
Lo que sí hizo el gobierno porfirista fue otorgar la posibilidad a las empresas extranjeras de penetrar las entrañas de aquellos campos devastados por el hambre. Así se comenzó la penetración del capital con el avance del ferrocarril y la fusión del capital hacendario con el financiero y la creación de una oligarquía local que disponía a su antojo de los bienes públicos y privados y que hacia lo que le viniera en gana. Más tarde esta oligarquía se le llamó la “casta divina”.
“Pero si el triunfo porfirista fue indiscutiblemente, al igual que en toda la República, uno de los más notorios acontecimientos registrados en Yucatán en la mencionada década, por sus innegables implicaciones de largo alcance en la vida política, no lo fueron menos los que se registraron en el terreno económico, como el inicio formal de la construcción de la red ferroviaria en el estado proyectada esencialmente para atender las necesidades de la industria henequenera, y el proceso de expansión de esta última durante el mismo periodo, pues como es obvio, ambos renglones llegaron a ser —no obstante las peculiares condiciones sociales que crearon entre las masas campesinas— fructíferos instrumentos de progreso.
“Por otra parte en la medida que dichas actividades fueron pasando al control financiero de la oligarquía porfirista local, que adquirió, en los primeros años del siglo XX una fuerza extraordinaria en todos los aspectos de la sociedad yucateca de la época: gobierno, agricultura, comunicaciones, finanzas, etc., participaron, como precio de su sometimiento a la llamada “casta divina”, del impulso generado por esta última de acuerdo con particulares intereses, aunque en circunstancias no siempre favorables a los cultivadores y productores de agave.”[iii]
En términos generales podemos decir que Yucatán era uno de los estados más atrasados industrialmente hablando, semi feudal, donde la economía dependía fundamentalmente del Henequén, producto para la exportación el cual era comprado de forma monopólica por la International Harvester Plymouth Cordage. Los norteamericanos, en coalición con lacayos locales, fijaban los precios y sometían a su voluntad el comercio general del estado.
La producción de mercancías de consumo era sumamente baja. Con la agricultura de monocultivo los indígenas y campesinos sembraban en pequeños espacios de tierra que no cumplían las condiciones para una buena cosecha.
No había ningún interés por los hacendados de poder desarrollar las fuerzas productivas puesto que les era más barato el comprar Yaquis o detener indígenas y “engancharlos” para tenerlos trabajando como esclavos. John Kenneth Turner lo describe de la siguiente manera:
“¿Esclavitud en México? Sí, yo la encontré. La encontré primero en Yucatán. La península de Yucatán es un recodo de la América Central que sobresale en dirección nordeste, en dirección a la Florida. Pertenece a México, y su área de unos 120 mil km2 está dividida casi por igual entre los estados de Yucatán y Campeche y el territorio de Quintana Roo.
“La costa de Yucatán, que comprende la parte central norte de la península, se halla casi a 1,500 km directamente al sur de Nueva Orleans. La superficie del estado es casi toda roca sólida, tan dura que, en general, es imposible plantar un árbol sin que primero se haga un hoyo, volando la roca, de modo que puedan desarrollarse las raíces.
“El secreto de estas condiciones peculiares reside en que el suelo y el clima del norte de Yucatán se adaptan perfectamente al cultivo de esas resistentes especies de plantas centenarias que producen el henequén o fibra de sisal. Allí se halla Mérida, bella ciudad moderna con una población de 60 mil habitantes, rodeada y sostenida por vastas plantaciones de henequén, en las que las hileras de gigantescos agaves verdes se extienden por muchos kilómetros. Las haciendas son tan grandes que en cada una de ellas hay una pequeña ciudad propia, de 500 a 2,500 habitantes según el tamaño de la finca, y los dueños de estas grandes extensiones son los principales propietarios de los esclavos, ya que los habitantes de esos poblados son todos ellos esclavos. La exportación anual de henequén se aproxima a 113,250 toneladas. La población del estado es de alrededor de 300 mil habitantes, 250 de los cuales forman el grupo de esclavistas; pero la mayor extensión y la mayoría de los esclavos se concentra en las manos de 50 reyes del henequén. Los esclavos son más de 100 mil.” [iv]
La producción henequenera era controlada, como ya lo hemos dicho, por la International Harvester y su representante Olegario Molina, gobernador porfirista de 1902 a 1908. Esta oligarquía agroexportadora servía a los intereses de la “casta divina” o podemos decir que era parte de la misma clase. Poco a poco los hacendados, los políticos porfiristas con ayuda del capital internacional se hicieron del control de los bancos. Así tenemos ahora una fusión total de capitales financieros, terratenientes y hasta especuladores.
Nelson Reed es su maravilloso libro sobre La guerra de castas de Yucatán nos dice sobre este control monopólico:
“…Debeos volver al principio del siglo para comprender que pudiera existir una organización de este tipo entre gente tan individualista como los hacendados: era un momento en que un grupo de compañías exportadoras comenzó a negociar con los diversos consumidores norteamericanos, a adelantar dinero a los hacendados para los gastos normales y de desarrollo. Tomando como garantía el futuro henequén, a su propio precio. En 1903, Pierpont Morgan formó con McCormick, Deering y otros varios fabricantes de cosechadoras, un trust, la International Harvester Company, cuya necesidad de cordel para atar absorbería cuatro quintos de la cosecha yucateca. Anteriormente había habido cierto número de compradores de henequén que licitaban unos contra otros, pero ahora había fundamentalmente uno solo, y Morgan sabía manejar el dólar. Sus gentes escogieron a uno de los exportadores de Mérida, O. Molina y Cía., y firmaron con él un contrato, con el fin explícito de hacer bajar el precio del henequén lo más posible. Molina debía de poner a precios inferiores a los corrientes diez mil balas en el mercado, y le compensaría la pérdida International, que en adelante trataría exclusivamente con Molina, garantizándole que ningún otro comprador pagaría precios más altos. La trama salió como se había planeado. En 1902 se había vendido el henequén a casi diez centavos de dólar por libra, en 1903 bajó a ocho centavos y en 1911 hasta el fondo, a tres, y ya ni Morgan pudo ir más allá sin arruinar a las haciendas. Se ha dicho en defensa de Molina que quería un gran volumen de producción a precio bajo para impedir la competencia extranjera y ensanchar el mercado, pero la producción no aumentó materialmente y la competencia extranjera con henequén trasplantado todavía tenía años por esperar. Es un misterio el que los meridanos no lincharan a aquel hombre.”[v]
La “casta divina” que amasaba una cantidad inmensa de poder económico y político era una ridícula minoría, había otros hacendados medianos que fueron arruinándose poco a poco, estos pequeños propietarios tenían una producción pobre y mala tierra, algunos fueron absorbidos por la casta divina y terminaron como capataces en las grandes haciendas. Algunos otros jugaron un papel de oposición a esta oligarquía cuando Salvador Alvarado llegó a gobernar el estado en 1915. Muchos de estos eran liberales que peleaban por el ideal de una república capitalista.
La gran mayoría de los pobladores del estado eran trabajadores del campo. El sector proletario lo conformaban los ferrocarrileros. En medio había una importante cantidad de artesanos de diversos tipos. Muchos otros trabajadores agrarios vivían en la esclavitud donde sus patrones los podían matar por simple gusto. La historia de los peones enganchados la podemos leer en México Bárbaro.
La revolución de 1910 en Yucatán
La Revolución Mexicana surge por el hartazgo de todo lo que representaba el porfirismo. Esta dictadura brutal para las amplias masas de la población también fue oprobiosa para la pequeña burguesía, particularmente la norteña que aspiraba no sólo a tener poder económico sino compartir el poder político con los ilustres “científicos” (grupo allegado al dictador Díaz y los cuales concentraban el poder político del país).
Por mucho que se quiera hacer creer que Madero era un “apóstol de la democracia”, en realidad él quería negociar la vicepresidencia del país y que Díaz siguiera al frente. Su lucha es por la democracia en el sentido que se le niega, con los acuerdos, la posibilidad de aspirar a ese cargo. Él no tenía la intensión de implementar cambios profundos en términos económicos. ¿Cómo podía ser que un terrateniente quisiera repartir la tierra a los campesinos?
Había entonces dos causas para la revuelta revolucionaria, la ansiedad de la pequeña burguesía que comenzaba a tener cierto poder económico y a participar en el reparto del botín político del poder y todo lo que eso conllevo. Por otro lado había un hartazgo generalizado dentro del campesinado que había sufrido en la dictadura de represión, muerte, robo de tierras, etc.
La llegada de Madero a la Presidencia después de la huida de Porfirio Díaz levantó un cúmulo de expectativas, los grupos liberales enemigos de la dictadura vieron la posibilidad de acceder a los puestos de gobierno para ser ahora ellos quienes pudieran mandar. Por otro lado los campesinos pobres y los trabajadores esperaron que hubiera iniciativas para resolver su dolorosa existencia, sin embargo, estas nunca llegaron, por el contrario se atacó duramente a los zapatistas y trabajadores que sentían como suyo ese gobierno.
En Yucatán llegó como emisario maderista José María Pino Suárez, quien planteó algunas reformas sobre la educación rural, el fraccionamiento de los ejidos y el salario de algunos trabajadores agrícolas. Él mismo participó en la campaña electoral para ser gobernador del mismo estado, se enfrenta a la oligarquía henequenera que conservaba una maquinaria económica y de control bastante importante. El ganador fue Moreno Cantón.
Este proceso se vio cortado rápidamente por el cuartelazo de Victoriano Huerta quien asesinó de forma brutal a Madero y a Pino Suárez. Carranza, quien tomó la dirección de los diferentes ejércitos constitucionalistas, derrotó a Huerta y enseguida trató de mandar elementos leales a los diferentes estados donde dominaban autoridades huertistas, como en Yucatán. Fue designado a la gubernatura el mayor Eleuterio Ávila. Éste recibió cierto apoyo de los trabajadores ferrocarrileros y portuarios.
En su periodo de gobierno impulsó uno de los decretos más importantes para el estado, el poner fin a la esclavitud de los peones hacinados en las haciendas, esto fue el 11 de noviembre de 1914. En realidad, aunque este se decretó, no fue sino hasta que Alvarado asumió la gubernatura cuando se puso en marcha toda una serie de medidas para completar las demandas democrático-nacionales que hacían falta.
Inicia la revolución nacional democrática en Yucatán 1915-18
En 1915 llega a Yucatán el general Salvador Alvarado, al mando de 6 mil soldados toma la gubernatura a nombre del gobierno de Carranza. Este hombre jugó un papel muy importante en el estado, toda su actuación va de acuerdo con la necesidad de llevar adelante la revolución democrática nacional, para hacer esto posible se enfrenta a la llamada “casta divina” de forma temeraria.
Para enfrentar a este poder económico y político, Alvarado organizó a los campesinos, trabajadores agrícolas y de la ciudad bajo el Partido Socialista Obrero. Aunque el partido se asumía como socialista no lo era. Al mismo tiempo que organizó a las clases explotadas, también se alió con terratenientes de medio pelo, hacendados que no entraban en el círculo todo poderoso de sólo 300 familias. Este gobierno no tenía la intención de terminar con la explotación sino que los trabajadores tuvieran un poco más de libertades democráticas mejores salarios, tierras propias, etc. Alvarado comenta:
“Antes de que la Revolución llegara a Yucatán, un reducido número de personas tenía el control o dominio económico del estado, en combinación con los trusts extranjeros, cuyo agente, Avelino Montes, español de origen y yerno y socio de Olegario Molina, era el verdadero amo del estado, en contubernio con unos cuantos grandes henequeneros. Ese grupo encabezado por Montes dominaba en el gobierno, en los bancos, en los ferrocarriles, en educación, en beneficencia, en la iglesia, y hasta en las fiestas de la sociedad. El que no pertenecía a la ‘casta’ estaba condenado a ser excluido de todo. No se movía la hoja del árbol sin la voluntad de la ‘casta’. Los Creel y los Terrazas no eran más que unos aprendices que debieron ir a Yucatán a recibir lecciones.”[vi]
Alvarado era un militar formado bajo la lógica del nacionalismo liberal. Su misión era el desarrollar el capitalismo, pero se daba cuenta que por sí solo no lo podría lograr, necesitaba a los sectores explotados de la sociedad. Además, utilizó la fuerza del gobierno del estado para echar adelante sus medidas.
La primera tarea que puso en marcha, con el fin de terminar con el monopolio escandaloso que la casta divina ejercía sobre el henequén, fue el inmiscuir al Estado para la comercialización con el extranjero. Con la Comisión Reguladora del Mercado de Henequén el Estado asume la compra del henequén a los productores y es éste quien lo vende a las empresas norteamericanas. En esta empresa se conjuga capital privado y público bajo la participación por acciones.
Otra de las medidas a tomar fue la de hacer valer la Ley de liberación de las deudas a todos los peones de las haciendas. Esta medida tenía un verdadero espíritu revolucionario ya que con esto abolió las estructuras precapitalistas al terminar con la economía semi feudal. Esto se complementó bajo el liderazgo de Carrillo Puerto educando y organizando de mejor forma a los trabajadores agrícolas.
Alvarado fomentó la organización de hacendados chicos y medianos, la creación de organizaciones sindicales y cooperativas. Todo esto para reforzar el proyecto nacional capitalista.
Otros de los terrenos en donde se dio una lucha interesante fue en el de la educación, contra el alcoholismo, por derechos democráticos de las mujeres y los niños, se fijaron salarios mínimos, jornadas de trabajo límites y se instauraron comités de arbitraje para interceder en los conflictos laborales
“Durante los primeros nueve meses del gobierno alvaradista, la Casa del Obrero (organización nacional en líneas predominantemente anarcosindicalistas)[vii] registró 418 sociedades obreras y campesinas y 19 cooperativas de consumo en Yucatán. Los contactos con la Casa fueron impulsados por el general sinaloense. En su breve gobierno (19 de marzo de 1915-1 de febrero de 1918), se crearon más de 1000 escuelas rurales en el estado.”[viii]
Todas estas medidas iban en contra del dominio de la casta divina, contra el control de la burguesía agroexportadora y financiera. Necesariamente la revolución nacional democrática tenía que pasar por el enfrentamiento con esta casta reaccionaria. Como veremos después con Cárdenas, los sectores nacionalistas se enfrentaron a los poderes del imperialismo y de la burguesía local para desarrollar las tareas de la revolución democrática burguesa, que en otros países hacia varios siglos atrás, la misma burguesía había impulsado.
Él insistía en que no era necesario el enfrentamiento entre las clases sino la cooperación voluntaria tanto de los trabajadores como de los hacendados y ricos para trabajar sobre una lógica del bien nacional. Aquí podemos notar uno de los grandes errores del nacionalismo, que ubican el bien de la nación por encima de todo, sin embargo, es muy claro que los trabajadores y campesinos pobres no entienden lo mismo por “nación” que los empresarios y hacendados. Estos últimos, la clase burguesa entiende por la defensa de la nación el defender sus intereses y ganancias, por el contrario los trabajadores y campesinos pobres entendemos la defensa de los nuestros.
Alvarado decía sobre la conciliación de clases que él defendía:
“Celebré numerosas juntas con hacendados y capitalistas, invitándolos a emplear sus capitales en empresas remunerativas y de urgente necesidad pública. Traté de hacerle adoptar un sistema de trabajo más en concordancia con el espíritu de nuestras ideas; y muy lejos de pretender destruir el capital –ni siquiera atacarlo– procuré darle siempre las mayores facilidades para su desenvolvimiento y para que llenara la función social que la comunidad tiene derecho a exigirle.”[ix]
Este gobierno tuvo cierto éxito gracias al apoyo que recibía del gobierno central y particularmente por la coyuntura a nivel internacional como la primera guerra mundial que dio la posibilidad de que las exportaciones del henequén se multiplicaran y que el precio subiera sustancialmente. En 1915 se exportaba el kilo de henequén a 26.12 pesos, para 1918 el precio por kilo era de 65 pesos.
Este derrame de recursos sirvió para enriquecer una nueva capa de hacendados y al mismo tiempo permitió tener recursos al gobierno para que este pudiera desarrollar un plan de apoyo social a los trabajadores y campesinos. Podemos decir que la única posibilidad de que exista este tipo de gobiernos que puedan dar concesiones a los trabajadores es en momentos donde económicamente el capital se mantiene en crecimiento. Cuando esto no es así, es imposible que la conciliación de clases a partir del reparto de ciertas utilidades a los trabajadores se dé cuando el capital está en crisis y lo que hace es arrebatar todo derecho adquirido con anterioridad.
Este despertar revolucionario que impuso Alvarado fomentó la participación política de los jornaleros los cuales comenzaron a militar en el Partido Socialista Obrero. Además, la organización sindical dio pasos importantes en su participación por las causas de sus agremiados, realizaron dos congresos de feministas y el mutualismo se disparó. Esto era fomentado por el mismo gobierno, como ya se explicó, no para terminar con la explotación asalariada, sino para mantener el control de los trabajadores por parte de Alvarado:
“A las agrupaciones obreras en formación se les proporcionaron locales para instalarse, fondos en efectivo para la fundación de sociedades cooperativas; se les reconoció personalidad jurídica y se les impulsó a que formasen juntas de mejoras materiales en el bien de la colectividad.”[x]
El Partido Socialista Obrero
El 2 de julio de 1916 se formó el Partido Socialista Obrero (PSO), dos años después de que Salvador Alvarado hubiera asumido el poder del Estado. Este partido jugó un papel fundamental en los procesos por venir en la entidad aunque con diferentes nombres. Detrás de cada uno de estos hay un periodo nuevo en la lucha por la emancipación de los campesinos pobres y trabajadores del campo y la ciudad.
Hay un debate incluso en nuestros días sobre quién fue el verdadero organizador de este partido que sufrió ataques por doquier. Se dice por una parte que fue obra entera del gobierno de Alvarado, por otro lado, se dice que quien lo organizó fue La Casa del Obrero Mundial. Fueron estas dos fuerzas en conjunto quienes impulsaron su formación pero el ambiente revolucionario fue el verdadero factor para que estos esfuerzos se cristalizaran en un verdadero partido de masas explotadas.
El PSO era una necesidad de parte de los campesinos en su emancipación, pero también era una herramienta de control de las luchas de los explotados por parte del gobierno. Incluso se utilizó como apoyo para impulsar las políticas que el gobierno lanzaba y enfrentarse a los poderes de la oligarquía local y el imperialismo. En 1917 encabezó la campaña por la candidatura de Alvarado.
En un primer momento se quiso orientar sólo a las consideraciones electorales, con el tiempo esto se corrigió gracias a la política de Carrillo Puerto. Su primera participación electoral fue en 1916 en el ayuntamiento de Mérida donde compitió junto al partido de los terratenientes liberales, la Convención Liberal, y el de los grupos más poderosos económicamente, la casta divina, el Partido Democrático. Esta participación le da su primera victoria por amplia mayoría.
Poco tiempo después se realizó el Primer Congreso Obrero Precursor Socialista. Esta reunión perfiló de forma clara la política alvaradista frente al partido, así mismo se aseguró de que la lucha se diera dentro de los márgenes del capitalismo. En la plenaria se ubicaron a los dirigentes más radicalizados de los diferentes municipios, se les maniató para que su propaganda sólo girara en torno a las decisiones de Alvarado y sus intenciones, tanto de gobierno como por su reelección en la gubernatura. Los acontecimientos a nivel nacional –particularmente el constituyente de Querétaro– impidieron que Alvarado pudiera participar en la lucha electoral por el hecho de no cumplir con los 5 años mínimos de radicar en el estado.
Esto causó una reorganización interna dentro del partido porque la pretensión del gobernador era dejar a uno de sus fieles al frente del gobierno. También el partido aquí sufre su primer cambio de nombre, ahora se pasa a llamar Partido Socialista de Yucatán (PSY). Este nombre es fruto del trabajo organizativo que se desarrolla en todo el estado. Uno de sus organizadores y oradores más ardiente y claro es el compañero Felipe Carrillo Puerto.
Él, Felipe, es electo como presidente del nuevo PSY. Sus tareas fundamentales fueron la de mantener y profundizar el arraigo del partido entre los campesinos y obreros del campo y la ciudad; por otra parte la de fortalecer la estructura interna del partido. A lo largo del siguiente año, 1917, las tareas antes mencionadas comienzan a dar sus primeros frutos y se decide dar el nombre de Ligas de Resistencia a todos los comités de base del PSY.
“La suspensión de las elecciones ha determinado al comité central del Partido Socialista a dirigirse a los presidentes de los subcomités dependientes políticamente del centro aconsejándoles los denominen “ligas de resistencia” con lo que se trata de hacer que subsistan esas organizaciones y mantengan firme solidaridad y cohesión necesarias por tratarse de un partido de ideas y de mejoramiento de la clase trabajadora.”[xi]
Estas ligas de resistencia eran los comités de base del partido encargados de su vida orgánica, la vinculación con las luchas del pueblo, y resolver las necesidades fundamentales del mismo PSY, por ejemplo su financiamiento con cuotas de los militantes. Para mantener un trabajo centralizado, las ligas de resistencia tenían que mandar informes regulares de sus actividades al centro y de sus afiliados. Por su parte la liga central mandaba conferencistas, organizadores, agrónomos, etc. Todo periodo que no hubiera elecciones era utilizado para hacer actividades de formación política y cultural.
La intensidad e intransigencia de Felipe Carrillo Puerto hace avanzar de forma vertiginosa la organización del partido. Este trabajo vio sus frutos venciendo en lo electoral al Partido Liberal de Yucatán en noviembre del 17, así como en la organización para el Congreso Socialista Obrero que se celebraría en Motul.
El triunfo de la gubernatura es significativo porque el PLY. Al gobierno llegó el ex dirigente del Partido Socialista y fiel a Alvarado, Carlos Castro Morales. El apoyo fundamental del partido venía de los sectores más explotados de la sociedad como los obreros del riel, los artesanos de las ciudades, los profesores, obreros agrícolas, pequeños campesinos y comerciantes. A nivel nacional podemos ver la incapacidad de Carranza de poder solucionar las demandas más sentidas de los campesinos y trabajadores.
El congreso del partido en Motul inicia los últimos días de marzo del 18 y va a ser fundamental en la lucha por su independencia política con respecto al gobierno y al mismo Alvarado. Esta ruptura no se da de forma decidida, aún se mantienen muchos vínculos con el gobierno de coalición. Gracias a los proyectos de su organización más independiente como trabajadores, sus tareas de formación política que se marcaron y su clarificación con respecto a los objetivos de clase y no de colaboración, fueron fundamentales en el periodo siguiente. Los 200 afiliados que asistieron al evento, y que representaban a 26 mil militantes, sentaron las bases para convertir al partido “socialista” en uno verdaderamente revolucionario.
Existía una confusión política muy grande y poca claridad teórica. No existía una comprensión muy clara sobre qué es lo que significaba ser socialista. Algunos entendían el nacionalismo como socialismo, otros más que el socialismo era el reparto de tierras, etc. En el mejor de los casos podemos encontrar alguna esencia del socialismo utópico de Saint Simon y otros que se mezclaban con el cristianismo. Lo reaccionario era entendido como mal trabajador y poco productivo. Esto llevó a pensar que todo hacendado que trabajara duro no era reaccionario sino progresista y por tanto entraba en el proyecto socialista.
Esta visión no era marxista, y no tenía una identidad de clase bien definida, por tanto no se entendía que en el capitalismo hay dos clases fundamentales en pugna, los trabajadores, por un lado, y la burguesía por el otro. Que estas dos clases tienen intereses contrapuestos e insolubles, cuando un trabajador lucha por mejorar su salario o más prestaciones, esto está en contradicción con las ganancias de los empresarios y hacendados y viceversa, si el patrón quería ganar más, esto necesariamente implica agrandar la miseria del campesino y obrero. Ésta es la parte esencial del marxismo y con ella se explica el por qué necesariamente la liberación de la clase obrera y campesinos pobres implica la caída de los grandes ricos y hacendados, y por el contrario, mientras que no seamos capaces de organizarnos y luchar contra el gran capital este seguirá amasando grandes fortunas a costa del sufrimiento y dolor de la gran mayoría de la población.
En el congreso de Motul comienza a despertar esta nueva visión clasista e internacionalista, había por ejemplo, un asistente, Roberto Haberman, rumano de nacionalidad americana, que plantea una lucha contra la colaboración de clases. Él era militante del Partido Socialista de los EEUU y había sido invitado por Carrillo Puerto al congreso, aquí un poco de su intervención en el congreso:
“… Ustedes han oído a don Felipe Carrillo hablar del gran peligro capitalista norteamericano, eso es verdad; pero lo que ustedes necesitan hacer es unirse con el movimiento socialista del mundo entero. Ustedes no necesitan cañones para pelear contra los gringos capitalistas; esa lucha es como la de una oveja contra un león. Voy a decirles cómo pueden contestar a los americanos capitalistas. Los obreros de Estados Unidos son también esclavos y están tan oprimidos como ustedes y ellos no quieren tener guerra con México, porque cuando hay guerra, los obreros pierden sus vidas y pierden todo. No se necesitan rifles ni cañones, lo necesario queridos compañeros míos, es un buen partido socialista… y si todos los trabajadores están unidos pueden más con los ricos con todos sus rifles y cañones”.
Más adelante menciona:
“ustedes hacen cosas buenas, viven en casas que no son buenas ni para los animales, cortan las pencas del henequén y otros obtienen las ganancias del henequén… cuando ustedes están enfermos no tienen doctores y la familia de ustedes se muere de hambre o tiene que pedirle caridad a los compañeros”.
“Hay un remedio para esta situación, ese remedio es el socialismo, pero un socialismo verdadero está compuesto de dos partes: socialismo económico y socialismo político. El socialismo que tenemos en Yucatán es un socialismo político; pero el socialismo económico no lo tenemos, por eso se sostienen los comerciantes, los comisionistas, los hacendados que forman todos los medios de explotar a ustedes… El socialismo económico consiste en que toda la riqueza pública, los ferrocarriles, las tiendas, y en Yucatán también los campos henequeneros pertenezcan a los obreros, cuando ellos sean los amos del henequén irán todos a trabajar, y si ganan quince pesos, ellos lo recogerán y podrán vivir bien con su trabajo”.
Por último dice:
“El grito de los socialistas en Yucatán: ‘Tierra y Libertad’, y ya le he probado a ustedes que mientras tengan que trabajar para otro, la única libertad verdadera es para morirse de hambre y para viajar de un lado a otro del estado. Porque cuando ustedes tienen que pedir trabajo a otro, el que se los da es su amo y ustedes no pueden vivir sin amo mientras no están unidos; el grito de los socialistas del mundo: ¡Trabajadores de todo el mundo, uníos! ¿Qué podemos perder? Las cadenas. Y en cambio ganaremos el mundo”.[xii]
Aunque se pueden hacer comentarios y precisiones sobre la percepción que tenía Haberman sobre el socialismo político que según él había en Yucatán en 1918 y de su concepción económica, lo fundamental es evidente: había una intención clara de una parte de la dirección del partido, particularmente de Carrillo Puerto de cambiar la orientación hacia la lucha por el socialismo.
En el congreso hay tres vertientes fundamentales: reforzar la organización de base, es decir las ligas; la politización de los delegados y que esta se extendiera a todo el partido, y por una instrucción agraria para la siembra de cultivo para el consumo interno y que sirviera para la creación de un mercado interno.
Un tema importante fue el fortalecimiento de las cooperativas, no bajo la lógica que se había impulsado con Alvarado o la Casa del Obrero, sino que ahora estas cooperativas quedaban bajo el control del partido, específicamente de las ligas de resistencia y la ganancia era para el financiamiento político del partido. Esto tuvo gran éxito tanto por su amplitud, en 2 años se crearon aproximadamente 800 cooperativas de este estilo, y particularmente por su impacto en la autofinanciación del PSY y dejar de lado la dependencia que este tenía con el gobierno.
Con respecto a la educación también se tomaron algunas medidas importantes, entre ellas la de organizar escuelas del mismo partido sobre el estudio del socialismo. Estas eran escuelas nocturnas para dar posibilidad a sus militantes que pudieran asistir después de la jornada laboral. En términos generales se impulsó una escuela laica, alejada de los prejuicios morales.
Otro de los grandes temas fue el de la mujer. Se insistía en que las compañeras habían demostrado claramente su capacidad política y su orientación socialista. Se dejaba en claro la doble explotación que sufre la mujer en el sistema capitalista.[xiii] Este fue el primer estado donde se le dio el voto a la mujer y además donde por primera vez se escogieron diputadas a la asamblea local. El congreso aprobó que las ligas de resistencia tenían que luchar por las reivindicaciones de la mujer.
Felipe Carrillo Puerto
Hacemos un paréntesis para hacer una pequeña reseña histórica del dirigente del partido, del revolucionario que intentó impulsar a los campesinos mayas, a los jornaleros y obreros de la ciudad a la lucha por el socialismo.
Felipe Carrillo Puerto nació el 28 de febrero de 1874 en Motul, es el segundo de 14 hijos. Desde temprana edad aprende a sembrar la tierra, la cercanía que tiene con el pueblo le permite preocuparse por las miserias de los pobres. Este mismo contacto con la gente de campo le permite hablar a la perfección el maya, la lengua de los explotados, la cual le facilitó hablar con la gente y le sintieran uno más de los suyos.
Desde muy joven participó activamente en la lucha de los campesinos, su primera detención fue por instar a quitar una valla que un hacendado había impuesto a los campesinos del poblado de Kaxatah. Sus inquietudes por tratar de organizar a su entorno, a la gente, lo acompañó toda la vida. Cuando se hizo comerciante impulsó la creación de cooperativas junto a sus amigos. El desarrollo del ferrocarril en el estado le brindó la posibilidad de emplearse como ferrocarrilero en la empresa Unidos de Yucatán. Su esmero en el trabajo lo llevó a ser conductor de tren. Este último trabajo le planteó un cambio definitivo al rodearse de un nuevo tipo de organización política e ideas de avanzada, que en esos momentos se podía encontrar en el gremio, como las anarquistas y algunas más de socialistas utópicos.
En 1907 participa por primera vez en la lucha electoral en el Centro Electoral Independiente apoyando la candidatura de Delio Moreno, abogado anti porfirista. En ese momento lanza un periódico en su ciudad natal llamado el Heraldo de Motul. Este órgano apoyó la campaña del antes mencionado candidato. En 1911 nuevamente apoya la candidatura de Delio, bajo un programa liberal. Durante la campaña le quisieron asesinar, pero el muerto resultó ser el atacante, esto le costó un año de encarcelamiento.
En esta primera época de intervención política su orientación ideológica era la liberal. En la cárcel tradujo al maya la Constitución política liberal de 1857. No es raro que haya sido así, su padre fue un liberal que combatió junto al juarismo en contra de la intervención francesa.
Una vez libre se ve envuelto en todo el fulgor revolucionario que agitaba al país. Toma la iniciativa de salir del estado y sus andares lo llevan a territorio zapatista. Se puede decir que este hecho le marca, en Morelos el proceso estaba en su apogeo instaurando por la vía de los hechos el Plan de Ayala. Carrillo conoció de primera mano lo que significó la comuna de Morelos. Para darnos una idea que tan profundo marcó este ejemplo zapatista la trayectoria y visión del dirigente sureño es preciso abordar someramente lo que allí ocurría.
La experiencia zapatista
Después de que en 1914 los ejércitos de Villa y Zapata entraran a la capital del país y la abandonaran sin poder asumir el control político, regresaron a sus territorios. Carranza lanza una contraofensiva contra el mayor ejército rebelde, el de Villa, y concentró su mayor fuerza de ataque para liquidar a la división del norte. Esto permitió cierto respiro en el terreno militar para los zapatistas.
En Morelos el ejército de Zapata tenía una vida de guerrilla, este se activaba cuando las circunstancias lo ameritaban. Esto permitió que pudieran avocarse a tareas más políticas y de primer orden, como lo era desarrollar las consignas revolucionarias, el reparto agrario. Dadas las condiciones específicas que Adolfo Gilly nos narra en su libro La revolución interrumpida, nos podemos explicar la connotación que toman esas reformas:
“Este es uno de los episodios de mayor significación histórica, más hermosos y menos conocidos de la revolución mexicana. Los campesinos de Morelos aplicaron en su estado lo que ellos entendían por el Plan de Ayala. Al aplicarlo, le dieron su verdadero contenido: liquidar revolucionariamente los latifundios. Pero los latifundios y sus centros económicos, los ingenios azucareros, eran la forma de existencia del capitalismo en Morelos, liquidaron entonces los centros fundamentales del capitalismo en la región. Aplicaron la vieja concepción campesina precapitalista y comunitarista, pero al traducirla sus dirigentes en leyes en la segunda década del siglo XX, ella tomó una forma anticapitalista. Y la conclusión fue: expropiar sin pago los ingenios y nacionalizarlos, poniéndolos bajo la administración de los campesinos a través de sus jefes militares.
“Allí donde los campesinos y los obreros agrícolas finalmente establecieron su gobierno directo por un periodo, la revolución mexicana adquirió ese carácter anticapitalista empírico”. [xiv]
Más adelante podemos leer:
“Las medidas de Palafox fueron más lejos: nacionalizó sin pago los ingenios y destilerías de Morelos. Aplicando las disposiciones ya sancionadas en 1914, Zapata puso a funcionar los ingenios como empresas del Estado. Desde que Palafox se hizo cargo de la secretaria de Agricultura, ordenó la reparación de los ingenios que se encontraban abandonados por sus antiguos dueños y habían sufrido los daños de la guerra, de saqueos y de abandono. A principios de marzo de 1915, ya había cuatro ingenios funcionando en Morelos, bajo la administración de jefes zapatistas: el de Temixco, con el general Genovevo de la O; el de Hospital, con el general Emigido Marmolejo; el de Atlihuayan, con el general Amador Salazar, y el de Zacatepec, con el general Lorenzo Vázquez. Posteriormente fueron reparados y reabiertos otros ingenios, como los de El Puente, Cuatlixco y Cuahuixtla, bajo la dirección de los generales Modesto Rangel, Eufemio Zapata y Maurilio Mejía. Las ganancias que comenzaron a obtener fueron entregadas al cuartel general zapatista y utilizadas en gastos de guerra y socorro a las viudas de los soldados caídos”. [xv]
Este no es el espacio para analizar algunas limitaciones que se encontró Zapata al impulsar esta comuna, lo que tenemos que resaltar es el ejemplo que Carrillo Puerto vio concretamente para transformar de forma revolucionaria la situación en la que vivían los campesinos.
El esfuerzo invertido en la lucha zapatista lo llevó a que en 1914 Zapata le diera el grado de coronel de caballería. Sabemos que en 1915 fue representante en la tercera comisión agraria del distrito de Cuautla. Esta misma experiencia les acercó a textos anarquistas que eran leídos e impulsados principalmente por Antonio Díaz Zoto y Gama, uno de los elementos más radicales de las huestes zapatistas.
Los historiadores que han estudiado la vida de este dirigente revolucionario ubican entre 1915-17 una estancia de nuestro personaje en Nueva Orleans donde trabajó de estibador entre los obreros del puerto estadounidense. En 1916 cuando el general Alvarado comienza la reforma agraria en Yucatán, Carrillo Puerto regresa a su tierra para participar de lleno en este proceso. Desde el principio la actitud hacia el gobierno de Alvarado es de recelo, pues veía que las pequeñas reformas introducidas por el gobierno no eran lo que se necesitaba para la liberación de su pueblo.
Cuando Felipe regresa a su estado hay quienes dicen que fue presentado a Alvarado y que este lo incorporó gustoso a su equipo de trabajo por la formación política que ya tenía. Algunos otros historiadores dicen que la primera entrevista que tienen estos dos hombres es para hacerle saber a Carrillo que se tiene que ‘cuadrar’ en sus tareas y el general le ofrece que pueda trabajar en el gobierno como propagandista.
Esta fue la primera tarea que asumió, recorrió todo el estado explicando lo que era el constitucionalismo, sin embargo, no se quedó ahí, también hablaba sobre la experiencia zapatista, la necesidad de la organización desde la base de los campesinos y jornaleros. Hablaba sobre los límites del constitucionalismo y la necesidad del socialismo. Se incorporó al proyecto alvaradista pero bajo una lógica diferente, Carrillo quería repetir el ejemplo zapatista e instaurar una forma de gobierno diferente, –aunque no tenía muy claro lo que era el socialismo científico, como lo planteaban los clásicos–, el nuevo proyecto lo llamó socialismo. Aprovechando todas las posibilidades del trabajo asignado se va dando a conocer y se convierte en un dirigente de masas.
En 1917 dirige el Partido Socialista cuando, como ya explicamos, su dirigente anterior, Castro Morales, es designado para ocupar la gubernatura del estado. Desde esta fecha hasta su muerte, es el dirigente indiscutible dentro del partido. Este apoyo lo traduce en una organización fuertemente ligada a las luchas de los explotados. Para el congreso de Motul se veía claramente el trabajo desarrollado por Carrillo. Lo que en un principio era una herramienta de control del gobierno a los trabajadores, bajo la dirigencia de Felipe, ahora se convertía en una herramienta de lucha contra la explotación.
El gobierno bonapartista suigéneris de Alvarado
Vale la pena insistir en esto, el general Alvarado era un liberal que quería terminar con las formas de explotación precapitalistas y desarrollar la explotación capitalista, quería terminar con el monopolio que se ejercía en el poder político y económico por parte de la “casta divina”. Él organizó a los trabajadores y campesinos para enfrentarse a este poder porfirista conservador y al mismo tiempo fortalecer el aparato del Estado, que en esos momentos era su persona y sus intereses.
Para contar con el apoyo de los trabajadores del campo y la ciudad tuvo que dar concesiones a estos sectores. Este gobierno es un anticipo brillante de lo que después le llamarían el fenómeno del populismo, que en México tomó como representante al general Cárdenas. Nosotros los marxistas denominamos este fenómeno bonapartismo burgués sui generis.
“En los países industrialmente atrasados el capital extranjero juega un rol decisivo. De ahí la relativa debilidad de la burguesía nacional en relación al proletariado nacional. Esto crea condiciones especiales de poder estatal. El gobierno gira entre el capital extranjero y el nacional, entre la relativamente débil burguesía nacional y el relativamente poderoso proletariado. Esto le da al gobierno un carácter bonapartista de índole particular. Se eleva, por así decirlo, por encima de las clases. En realidad, puede gobernar o bien convertirse en instrumento del capitalismo extranjero y sometiendo al proletariado con las cadenas de una dictadura policial, o maniobrando con el proletariado, llegando incluso a hacerle concesiones, ganando de este modo la posibilidad de disponer de cierta libertad en relación a los capitalistas extranjeros. La actual política [del gobierno mexicano] se ubica en la segunda alternativa; sus mayores conquistas son la expropiación de los ferrocarriles y de las compañías petroleras”.[xvi]
Es un gobierno que se balancea entre las clases y que puede apoyar a una, después golpearle y se apoya en la otra. La intención es arrancarle su independencia política, particularmente a los trabajadores y jornaleros para mantener o acentuar la explotación capitalista:
“El Bonapartismo es la forma necesaria del Estado en un país en que la clase obrera, aunque haya alcanzado un alto nivel de desarrollo en las ciudades, pero numéricamente inferior a los campesinos en el campo, ha sido vencido en un gran combate revolucionario por la clase de los capitalistas, la pequeña burguesía y el ejército.
“Dicho de otra manera, defiende a la burguesía contra los ataques violentos de los obreros, favorece las pequeñas escaramuzas pacíficas entre las dos clases, quitándoles a unos y a otros toda especie de poder político. No hay derechos de asociación, no hay derecho de reunión, no hay libertad de prensa. El sufragio universal, bajo esta presión de la burocracia, hace imposible cualquier elección de la oposición; un régimen policiaco nunca antes alcanzado, ni siquiera en Francia, policiaca de por sí. Además, una parte de la burguesía, como la de los trabajadores, está directamente comprada. Una por la estafa colosal del crédito, mediante el cual el dinero de los pequeños capitalistas llega a las bolsas de los más grandes; la otra por grandes trabajos nacionales, que se concentran en las grandes ciudades, a lado del proletariado normal e independiente, a un proletariado artificial e imperial sometido al gobierno. En fin, el Bonapartismo adula la fiereza nacional con guerras en apariencia heroicas, pero en realidad son emprendidas con la autorización superior de Europa contra el chivo expiatorio común del momento y en condiciones tales que la victoria se asegura de antemano. El principal resultado que un régimen así pueda brindar a los obreros y a la burguesía es que descansa de la lucha entre sí y que la industria se desarrolla fuertemente (si las condiciones se prestan para ello), que en consecuencia, los elementos de una nueva lucha, más violenta todavía, se crean y que esta lucha estalla en cuanto la necesidad de dicho periodo de reposo desaparece. El colmo de la estupidez sería esperar algo mejor para los obreros de un régimen que solo existe para mantenerlos en calma frente a la burguesía.” [xvii]
Carrillo Puerto quería ir más allá, cuando él entró al Partido Socialista fue ganando poco a poco a la base de trabajadores del campo y la ciudad, y campesinos pobres, para luchar por el socialismo (la forma en que él consideraba el socialismo). El congreso de Motul fue el punto de partida para que se trabajara de forma intransigente para convertir al partido en una herramienta revolucionaria, esto con el paso del tiempo va a ir consolidándose claramente.
Carrillo Puerto hace avanzar la militancia del partido con el trabajo incansable que desarrolla al frente. Este trabajo se intensifica después del citado congreso puesto que se necesita ir a visitar todas las zonas del estado, hablar con los campesinos, organizarlos para enfrentar sus demandas. Además, se complementa con la diputación local que gana y asume desde el 4 de noviembre de 1917. A finales de 1918 se hace cargo de la gubernatura por un periodo de licencia que toma el gobernador. Durante esta pequeña estancia decreta un nuevo código de trabajo progresista que favorece a los obreros y campesinos.
Todo esto no pasaba desapercibido para el gobierno nacional, Carranza y la oligarquía quieren terminar con la organización del partido socialista y los cambios progresistas que se desarrollan en el estado. Organizan un golpe de Estado sangriento con el general Zamarripa. La represión fue brutal contra el partido y sus militantes.
Carrillo Puerto sale exiliado del estado y se une al Plan de Agua Prieta encabezado por Plutarco Elías Calles y Obregón, el cual desconocía a Carranza como presidente. Regresa a Yucatán el 18 de julio de 1920, una vez que el levantamiento triunfó a nivel nacional, para reorganizar el partido y participar en las elecciones para diputados federales las cuales gana con una amplia mayoría. El radicalismo y la influencia de la revolución rusa ahora se notan claramente:
“… Si los comerciantes acaparan los víveres y a ustedes les falta el pan, pues ir a las tiendas, demoler las puertas y saquear todas las existencias. Dinamitemos la Cámara de Diputados, exterminemos cuanto antes el Senado y acabemos con la Suprema Corte. Ya no más manifestaciones pacíficas. Ya no más palabrería, lo que el pueblo necesita es imponerse. Hay, pues, que poner en práctica los principios bolcheviques. Hagamos ondear la bandera roja de las reivindicaciones”.[xviii]
Las aspiraciones de Carrillo Puerto van a chocar muchas veces con las condiciones objetivas que se vivían en Yucatán, la clase obrera era muy pequeña aun y no podía tomar la dirección del proceso. No obstante se hizo lo posible para ir hasta las últimas consecuencias. Carrillo fue el alma de este proceso, quien mejor entendió las necesidades de su pueblo y las limitantes de la revolución democrática nacional, su osadía la pagó con su vida.
El reparto agrario y la necesidad del socialismo
La represión es un resultado de la polarización y la lucha de clases que se da a partir de que el partido socialista deja de ser palero del gobierno de coalición. Particularmente enconada, fue la lucha por la tierra. Aunque en el 15 Alvarado planteó el inicio de la reforma agraria, esta afectó muy poco a los grandes latifundios. Es cierto que los terratenientes dejaron de sembrar porque temían que se les arrebatara la tierra o el producto. La ley agraria planteaba que todo hombre mayor de 17 años tenía el derecho de tener tierra para sembrar. En el primer periodo de la revolución está ley fue congelada por el gobierno de Carranza.
El PSY en el 18 retomó la idea del reparto agrario y la comenzó a impulsar de forma seria. Esta lucha expresó la verdadera correlación de fuerzas que existía en el estado. La mayoría estaba del lado de los socialistas. La primera reforma alvaradista tenía como finalidad fortalecer al pequeño hacendado en detrimento de los más grandes, la idea socialista era dar la tierra a los campesinos pobres. Está es una de las cosas más importantes en la revolución socialista ¿Quién va a resolver las demandas democráticas como lo es la reforma agraria, si la burguesía nacional es reaccionaria y débil, incapaz de hacerlo? La respuesta es clara, la única clase que puede resolver estas demandas son los trabajadores en el poder, la instauración de un gobierno socialista.
“La condición para sacar a los países ex-coloniales y subdesarrollados de su atraso secular, en la época actual de dominación imperialista, es la consumación de las tareas democrático-nacionales no resueltas: como la unificación nacional y liberación de la dominación imperialista, plenos derechos democráticos para la población y las minorías nacionales oprimidas, la reforma agraria, un desarrollo industrial y cultural avanzado, un sistema de transporte moderno y eficiente, la separación de la religión del Estado, entre otras.
“Pero la burguesía nacional de estos países está totalmente incapacitada para culminar estas tareas al haber llegado demasiado tarde a la cita de la historia y estar su propio desarrollo sofocado por la presencia de un puñado de potencias imperialistas que dominan el mercado mundial a través de empresas multinacionales. Además, las burguesías nacionales, resultantes de la fusión de la vieja oligarquía terrateniente con la burguesía financiera e industrial, están vinculadas al capital monopolista imperialista por diferentes vías, a menudo enlazadas entre sí: como suministradoras de materias primas y bienes semielaborados a los países imperialistas y multinacionales extranjeras, participando en negocios comunes con empresas extranjeras, o actuando como agente de los negocios imperialistas en el país.
“Por eso, las tareas democrático-nacionales inconclusas sólo pueden ser terminadas por la clase obrera en el poder a través de la revolución socialista y sus organismos democráticos de poder (soviets), con el apoyo del campesinado pobre y demás clases populares oprimidas de la sociedad. Al expropiar el capital extranjero y a la gran burguesía nacional, la clase obrera podría comenzar a resolverse los acuciantes problemas que ahogan a la sociedad, por medio de la planificación democrática de la economía y el desarrollo de las fuerzas productivas.
“Aunque pueden existir contradicciones y rivalidades de intereses entre el imperialismo y la burguesía nacional de un país capitalista atrasado, la experiencia histórica demuestra que la burguesía nacional teme más a las clases oprimidas de su país que a su rival imperialista, una vez que las masas trabajadoras son movilizadas y puestas en pie por el conflicto desatado con el imperialismo. Por eso, la burguesía nacional termina traicionando a las masas populares, indefectiblemente, para volverse a cobijar bajo el ala de su amo imperialista.
“La teoría de la revolución permanente, por lo tanto, considera como falsas y enemigas de los intereses de la clase obrera y del pueblo pobre las teorías de colaboración de clases, como la teoría reformista de las dos etapas (“primero unámonos con la burguesía progresista para alcanzar la liberación nacional y la democracia, y luego lucharemos por el socialismo”) que tantas derrotas y sufrimientos ha traído a las masas trabajadoras de nuestro continente, y más allá.
“La teoría de la Revolución Permanente contiene otra implicación transcendental: la revolución socialista triunfante en un país de capitalismo atrasado, para no perecer aislada o degenerar burocráticamente, debe encontrar un eco en los países de su entorno a través de un proceso revolucionario internacional que culmine en los países capitalistas más desarrollados, quienes también enfrentarían contradicciones de clase agudas como resultado de la crisis general del capitalismo.
“Así, la revolución que comienza en un país atrasado aislado y culmina en la revolución socialista mundial adquiere un desarrollo ininterrumpido, permanente; de ahí el nombre de Revolución Permanente que León Trotsky le dio a esta teoría, adoptando una expresión acuñada por Marx después de la fracasada revolución alemana de 1848.
“El triunfo de la revolución socialista en la Rusia de 1917 confirmó brillantemente la perspectiva de Trotsky y la validez científica de la teoría de la Revolución Permanente. La revolución triunfó en un país muy atrasado y expropió a los capitalistas y terratenientes rusos y extranjeros, y desató la revolución en Europa y gran parte de Asia. Lamentablemente, la ausencia de partidos revolucionarios de masas con direcciones a la altura de las tareas que la historia requería frustró el triunfo de la revolución socialista fuera de Rusia, que quedó aislada, lo cual preparó las condiciones para la posterior degeneración burocrática y totalitaria de la revolución soviética”.[xix]
Hay algunos críticos de Carrillo que le señalan que la osadía de llevar adelante la revolución socialista no se encontraba en el momento adecuado. Quienes utilizan estos argumentos o son etapistas (estalinistas que ven los cambios en la sociedad de forma gradual y mecánica) o simples burgueses liberales timoratos ante el avance socialista. Por otra parte, hay otros aduladores que explican de forma dulzona este ejemplo y le tiran flores para decir que fue un gran experimento pero en nada rescatan la necesidad de la revolución socialista. Además había otro elemento interesante en la ecuación, el comunitarismo ancestral que pervivía en los indígenas mayas hizo que este reparto agrario no terminara en una división parcelaria de la tierra, sino en un colectivismo de la tierra.
Se incentivó el sembradío diversificado para satisfacer las necesidades de los pueblos y ciudades yucatecas a costa del henequén. Esta política acentuó la participación de los campesinos y trabajadores agrícolas al partido. Este se fortalecía rápidamente. Para realizar este trabajo de agitación y organización las ligas de resistencia fueron fundamentales. Además de este trabajo sus actividades eran de índole político y cultural.
“El poder que ha hecho posible la repartición de tierras en Yucatán es la “liga de resistencia”, una organización que alcanza hasta la última aldea, que está en todas las ciudades, caseríos y haciendas. Esta organización es la que ha cosechado los frutos de la revolución y los ha guardado para los indios. Actualmente tiene alrededor de ochenta mil miembros”.[xx]
Las ligas tenían reuniones todas las semanas y variaba la asistencia dependiendo el tamaño de las ciudades y pueblos. En el local central se reunían todos los lunes –se les llamaba los lunes rojos– unos 1000 compañeros para participar en las discusiones y tareas que se proponían. La liga central daba seguimiento a estas reuniones para garantizar su preparación y desarrollo político, se organizaban pláticas de formación, actividades artísticas o culturales o iban especialistas agrónomos para mejorar las cosechas. Aquí se organizaba la participación del partido en la lucha de clases diaria, se elevaba el nivel político y se daba seguimiento a las responsabilidades de los militantes.
Barry Carr cita en su libro, El movimiento obrero y la política en México, a C. Loviera quien dice sobre las ligas:
“En la Liga Central de Resistencia se editan y distribuyen periódicos y folletos de propaganda, se celebran los torneos pedagógicos, literarios y científicos (…) se fomenta el feminismo y se teoriza sobre la homicultura, el control natal, las universidades populares, el pacifismo, la eugenesia y hasta el futurismo. Allí se celebran los bautizos socialistas, que consiste en la presentación ‘en sociedad’ al niño, o la niña, desnudo, cubierto de flores rojas, por medio de un discurso que generalmente pronuncia Carrillo, cuyas palabras (…) son epilogadas con los acordes de La Marsellesa o La Internacional. En la Liga Central de Resistencia se organizan las campañas electorales, poniendo a contribución para el triunfo todos los medios que usan en todas partes del mundo los políticos de combate y así mismos se organizan en aquél bullicioso centro los congresos obreros anuales en que se discuten temas teóricos y de procedimiento en la práctica diaria”. [xxi]
Estas organizaciones celulares no eran apéndices del gobierno, por el contrario, realizaban una intensa campaña para presionar al gobierno para que este resolviera a su favor en las diferentes luchas que se presentaban. Cuando el gobierno no les hacía caso estas adoptaban en la práctica la política que ellas creían necesario. En algunas ocasiones esto generaba una situación de doble poder, donde el gobierno dictaba su política pero tal era el arraigo y arrastre de las ligas que al final estas decidían lo que se tenía que hacer.
La reacción de los hacendados y el gobierno nacional era histérica y esperaron el mejor momento para actuar en contra de todo esto. El accidente que dio cause a la represión fue la disputa presidencial que se había desatado ya cuando Carranza impulsa a Ignacio Bonilla como su candidato. Obregón se levanta con la Rebelión de Agua Prieta y vence al gobierno carrancista y se pone como presidente interino a Adolfo de la Huerta.
El periodo de reacción
Una revolución no es un acto, sino una serie de dramas que pueden ser de acenso e incluso de reacción. Yucatán se mueve a la revolución en 1916 y termina hasta principios de 1924, cuando asesinan a su dirigente. En todo este periodo de 7 años se ve como el partido se desprende del tutelaje del gobierno alavaradista, su radicalización y también la respuesta de la burguesía nacional reaccionando ferozmente contra los socialistas.
El 18 de noviembre de 1919 el general Isaías Zamarripa entra al mando de sus soldados a la ciudad y a fuego y bala incendia el local del PSY y las casas de sus militantes. Este no fue el comienzo de la hostilidad, desde el gobierno de Alvarado habían hecho marchas, mítines, plantones, asesinando a militantes; la diferencia ahora era que la represión se daba a escala mucho mayor con el apoyo de Carranza. Los asesinatos en masa, el arrasamiento de pueblos y la tortura fue la respuesta a la organización del partido.
Los liberales jugaron un papel destacado a la hora de la represión. Estos hombres, algunos de ellos habían sido parte del partido en la primera etapa de Alvarado, se unieron al coro sangriento de la reacción. No es la primera vez que vemos este ejemplo de cómo los liberales burgueses (hacendados medianos y grandes), en un primer momento dicen apoyar la lucha contra la explotación, pero cuando estas acciones implican que ellos pierdan sus bienes o que sean disminuidas sus ganancias, no duda ni un segundo para pasarse a la reacción. Esto Marx lo escribe en la revolución europea de 1848-49.
Las intenciones de Carranza con la represión eran dos, por un lado terminar con el Partido Socialista de Yucatán y detener el proceso revolucionario. Por otra parte, Carranza quería ver derrotado a los socialistas porque estos se habían manifestado claramente en apoyo a Obregón, quería que el Partido Liberal fuera quien estuviera al frente del gobierno del estado para que potenciara a su candidato Bonilla.
La represión comienza en un pueblo llamado Muna donde el ejército quemó casas y detuvo a más de 50 socialistas. La segunda mitad del 19 se desarrolla entre balaceras y asesinatos. Los llamamientos de la oligarquía local y nacional eran muy claros, quería terminar, a como diera lugar, con los del PSY. A esto le tenemos que agregar una crisis de exportación del henequén porque estaba almacenado en la Comisión Reguladora de Mercado del Henequén.
Los hacendados más reaccionarios se organizaron alrededor de la Asociación de Hacendados Henequeneros, desde aquí se lanzó una campaña furiosa contra Carrillo Puerto. Su intención era quedar al frente del gobierno. Aspiraban a los viejos buenos tiempos donde ellos eran amos y señores y pugnaban porque el gobierno dejara de meter las manos en la exportación de henequén.
Carranza postuló a Mena Brito como su candidato a gobernador, viejo liberal del que ya hemos hablado. La idea era demoler el laboratorio revolucionario. Al final este “alfil” carranciano no tuvo el apoyo ni de los liberales.
Esta lucha tuvo su repercusión a nivel nacional gracias a los discursos de los diputados socialistas en la Cámara Nacional, los cuales defendían el proyecto revolucionario y pugnaban por la no intervención del gobierno federal. También se enfrentaron al presidente cuando quiso hacerse de Ferrocarriles de Yucatán, con respecto a la ley de cultivo de tierras ociosas, etc.
No hay duda alguna que en el 19 la corriente más radical de todo el país era el Partido Socialista de Yucatán, incluso más que el incipiente Partido Comunista Mexicano que se acababa de conformar.
La confrontación fue muy dura con bajas de ambos lados. El gobierno del estado estaba sometido bajo dos fuerzas que presionaban, no podía servir a dos amos al mismo tiempo. Estas presiones quebraron al gobernador el cual pide licencia nuevamente. El 1 de enero de 1920, el congreso local tomó posesión con puros diputados liberales y un nuevo gobernador interino, Pedro Sánchez. Al regreso de Morales, con órdenes expresas de Carranza de apoyar al partido liberal, se topa con una férrea resistencia socialista y nuevamente pide licencia. Morales, traidor de los socialistas, organizó el Partido Civilista para impulsar la campaña carrancista.
La reorganización del partido y el congreso de Izamal
A pesar de la dura represión las ideas y tradiciones del Partido estaban arraigadas en las entrañas de las comunidades, se habían formado cuadros partidistas los cuales pudieron y supieron guardar el fuego bajo la helada. Esto permitió la reorganización rápida de las ligas de resistencia y su participación en las elecciones para hacer de Carrillo su diputado federal. La reorganización tan rápida se da por el hecho de que las masas comprendían la necesidad de esta organización política. Este hecho y muchos otros que hemos visto en la historia del movimiento revolucionario nos muestran que a pesar de las adversidades, la represión y una crisis económica, los trabajadores, cuando están convencidos de la necesidad de luchar, sobrepasan todos los obstáculos.
El regreso de Carrillo al estado se da en medio del asesinato de Carranza y el triunfo del levantamiento de Agua Prieta. En el estado, el traidor Morales abandona el gobierno, aunque los liberales quisieron imponer a uno de los suyos las fuerzas obregonistas y los socialistas se los impiden.
Dentro del partido no es fácil el trabajo, la crisis política ha abierto diferencias políticas que se enfrentan abiertamente. Carrillo, con su autoridad política, logra atenuarlas y poner al frente las tareas fundamentales. La principal fuente de los problemas era que algunos socialistas y parte del gobierno querían imponer un Congreso local de facto. Por otra parte estaban los que se negaban, por considerarlo como una medida antidemocrática y sin apoyo de la base, entre estos esta Felipe.
Poco después, el gobierno interino de Ancona Alberto convoca a elecciones y ahí se expresó el proceso de polarización y también el gran apoyo que tenían los socialistas al ganar en los dos distritos electorales. El programa que lanzan los socialistas da muestra de la radicalización existente:
“1.- Procurar la reducción de impuestos por ser estos una de las causas de la carestía de la vida y extorción de la clase trabajadora. 2.- Los concejales que postule el Partido se comprometen a no cobrar emolumentos (salarios). 3.-Cuando un concejal no cumpla uno de estos artículos, el Partido Socialista lo denunciará al pueblo para exigirle su renuncia. 4.- El ayuntamiento de Mérida se compromete a sanear su hacienda pública, hoy adeudada considerablemente. No dará concesiones que redunden en prejuicio del municipio y que duren más de un año. 5.- Procurar la municipalización de los servicios de tranvías, teléfonos, luz y fuerza eléctrica, agua potable, basura y mercados. 6.- Instrucción general para la defensa del pueblo (ejército de los trabajadores), en sustitución del ejército permanente que ha servido como medio de opresión. 7.- Hacer efectiva la instrucción primaria, dotar de libros y demás materiales de enseñanza a los escolares. Proporcionar alimentación a los educandos. 8.- Gestionar la municipalización del registro civil, suprimiendo la intervención oficial en los contratos matrimoniales y los de divorcio; establecer el horno crematorio. Impulsar las industrias del municipio con especialidad aquellas que tiendan al beneficio del pueblo; gestionar el establecimiento de colonias higiénicas para introducir a los indios en la vida moderna, enseñándoles a utilizar los progresos de la humanidad para su beneficio”. [xxii]
Las elecciones fueron una verdadera lucha de clases donde los dos bandos se enfrentaron, incluso con las armas en las manos, para detentar sus intereses. La diferencia con el resto del país es que en Yucatán el pueblo estaba organizado bajo el liderazgo del partido. Esto les da la posibilidad a responder al tú por tú. En el resto del país la burguesía barría a los trabajadores desorganizados y cooptados.
Los argumentos clasistas que daban los liberales con respecto a esta participación militante de los indígenas y no indígenas son las mismas que hoy podemos escuchar cuando un dirigente de la izquierda tiene un seguimiento de masas. Se les acusa de “ignorantes”. En realidad, es todo lo contrario, por primera vez los obreros del campo y la ciudad se dan cuenta que hay un partido que representa sus intereses.
A principio de 1921 el partido cambia de nombre a Partido Socialista del Sureste (PSSE), es porque el partido ha pasado a otro nivel de radicalización y de organización. El proceso de polarización en la sociedad llevó a una ruptura interna dentro del PSY, una fracción fue expulsada, la ligada a Salvador Alvarado –la más reformista– y que luego formó el llamado Partido Socialista Mexicano, un partido pequeño burgués que no buscaba la revolución sino la conciliación de clases, al estilo del gobierno de Alvarado.
Por otra parte las ligas de resistencia se extienden a otros estados de la república como lo es Quintana Roo, Campeche y Chiapas. Hay algunos reportes que dicen que había representantes de las ligas en Cuba que estaban trabajando para la construcción de este partido. En estos estados las ligas se organizaban de forma similar a la de Yucatán.
El lugar donde se desarrollan de forma consistente las ligas de resistencia, aparte del estado de Yucatán, es en Campeche. Hay algunos escritores de la historia campechana como Emilio Rodríguez, que sostienen que el desarrollo de las ligas de resistencia fue impulsado fundamentalmente por el del obregonismo en su carrera por la presidencia.[xxiii]
Es cierto que a nivel nacional Obregón tendía redes de apoyo para su gobierno y utilizaban demagógicamente las necesidades de las clases explotadas para sumarlos. El gobierno tenía que presentarse como el único heredero de la revolución, cualquiera que saliera de este margen era reprimido o comprado.
“Un caso emblemático para señalar el trato que el régimen obregonista sostenía para con el movimiento social, se encuentra en los casos de los gobernadores radicales Francisco J. Mújica en Michoacán, Tejada en Veracruz y Felipe Carrillo Puerto en Yucatán. En todos los casos se trataba de gobiernos que promovían la organización y la movilización de las masas tratando de hacerlas participar en la ejecución del programa de la revolución; en el caso de Tejada, había más la idea de dotarse de una base social para negociar posiciones de poder con respecto del régimen, no obstante la coyuntura permitió que Tejada diera el visto bueno para que Úrsulo Galván, de extracción comunista, organizara un movimiento campesino muy politizado y combativo que enfrentó tanto a los terratenientes como a los rebeldes delahuertitsas, las libertades que gozó el joven movimiento comunista en Veracruz no se tuvieron en ninguna otra parte, aunque a la larga, el proceso facilitó posteriormente la captación de algunos dirigentes comunistas, entre ellos el propio Galván.
“Respecto a Carrillo Puerto, éste tuvo un mayor margen de maniobra para implementar una revolución a fondo en Yucatán, con la formación del Partido Socialista del Sureste y la creación de milicias locales en el seno del movimiento campesino, no obstante esa lejanía que dificultaba una intromisión del centro en asuntos locales, permitió a su vez que la reacción actuara de forma despiadada una vez que tuvo las manos libres para actuar en contra del gobernador revolucionario, su asesinato en el marco de la rebelión delahuertista puso fin al experimento social de Yucatán, aún hoy se especula sobre la posibilidad de que el propio Obregón haya abandonado a su suerte a Carrillo Puerto como una forma de deshacerse de un aliado incómodo”.[xxiv]
Es cierto que Obregón se apoyó en Carrillo Puerto y Ramón Félix Gómez en Campeche. Es indudable que él facilita y promueve la organización que lo pueda apoyar. Pero el factor fundamental en la creación y expansión de las ligas en los diferentes estados es el entusiasmo que despertó el proyecto socialista yucateco. El Partido Socialista Agrario Pro-Campeche levantaba la demanda central del reparto de tierras a los campesinos. Este partido se suma como adherente al segundo congreso obrero de Izamal.
El corolario de este proceso y nueva etapa fue del Segundo Congreso Obrero de Izamal del 15 al 20 de agosto de 1921. La convocatoria justifica a este congreso por los acontecimientos políticos que se presentan en el país y particularmente a nivel internacional, refiriéndose a la revolución rusa, la necesidad de derrocar a la burguesía y la necesidad del socialismo. Este congreso es un punto de inflexión para el movimiento. Las conclusiones del periodo pasado son claras, se tiene que tomar el poder por parte de los socialistas, se tiene que expropiar a la burguesía para poder resolver las consignas democráticas. Esta conclusión la sacan toda una serie de cuadros que se ha fogueado al calor de los convulsivos acontecimientos.
“1º. La finalidad comunista que desde el punto de vista agrario deben perseguir las ligas de resistencia, es la expropiación de la tierra sin indemnización de ninguna especie, efectuándose la explotación de ellas por los habitantes de la misma, según el sistema particular que se adoptará en esa oportunidad. 2º La finalidad comunista que desde el punto de vista industrial deben perseguir las mismas ligas, es la expropiación sin rescate de los elementos de la producción industrial en beneficio del Estado proletario; estos elementos de producción industrial deben ser explotados por los trabajadores y para los trabajadores. 3º La finalidad comunista que desde el punto de vista del reparto de la producción deben perseguir las ligas, es la supresión del intermediario entre el productor y el consumidor llamado comerciante, el que deberá ser sustituido por el intercambio que existirá entre los productores”.[xxv]
Esta es parte de la resolución sobre el punto de vista agrario que adoptó el congreso. Es interesante la influencia que estaba ejerciendo la revolución socialista en Rusia, en las discusiones había un punto a debatir su integración a la Tercera Internacional. Esta idea al final fue boicoteada por la influencia que ejercía el gobierno de Obregón, sin embargo, en la argumentación que se da, no sólo se muestra que están de acuerdo con la revolución rusa y sus conceptos fundamentales, sino con todas las luchas a nivel internacional. La negativa de esta resolución la disfraza con una pluralidad de las luchas.
El gobierno socialista de Felipe Carrillo Puerto
Carrillo Puerto y su partido se perfilaban claramente para ganar la gubernatura. Al frente tenía dos rivales, entre ellos el general Alvarado, quien bajo demagogia y un discurso nacionalista y de conciliación buscaba disminuir y confundir al partido socialista. Este supuesto “socialista” fomentó la organización de los hacendados, algunos que él había combatido, los que consideraba de la casta divina. Esta alianza perturba a Carrillo y decide aliarse con el liberal Mena Brito, cada uno desde su partido da la pelea. La victoria de Felipe es aplastante.
Aquí se muestra una de las grandes debilidades del movimiento revolucionario yucateco. Se pensaba que sólo se podía llegar al poder por la vía electoral, esto lo que implica es que a pesar de la magnífica organización que se tenía no se preparaba a las ligas para una insurrección y todo lo que esto implica: sus comités armados dispuestos a asumir el control del Estado obrero y romper las estructuras del Estado capitalista, como sí se hizo en Rusia cuando los soviets simplemente prepararon la insurrección y demolieron las estructuras institucionales del imperio ruso. Carrillo veía que desde la gubernatura se podría hacer la revolución y las ligas le servirían para instaurar las medidas que el gobierno revolucionario planteara. Nunca hubo una verdadera democracia obrera donde las ligas discutieran el qué hacer del gobierno, de su política, etc. Cierto es que en el programa del segundo congreso es el que Carrillo impulsaba como programa de gobierno. Era claro que el proceso exigía que las estructuras de poder democrático socialista fueran las ligas de resistencia, que como se dijo en una de las consignas de agitación electoral, se armará a los campesinos y se echará al ejército permanente. Al final está fue la debilidad del gobierno y su misma caída.
Lenin al respecto decía que una vez los trabajadores tomaran el poder tenía que haber 4 puntos básicos para el día siguiente de la revolución:
1) Elecciones libres y democráticas con derecho a revocación de todos los cargos públicos.
2) Ningún cargo público puede recibir un salario mayor que el de un obrero cualificado.
3) Ningún ejército permanente, el pueblo armado.
4) Gradualmente, todas las tareas de la gestión del Estado deberían de ser llevadas a cabo por las masas de manera rotativa. Cuando todos son burócratas, nadie es un burócrata. O en palabras de Lenin: «Cualquier cocinero debería poder ser primer ministro».
Estas condiciones básicas para la instauración de un poder obrero de transición al socialismo no se realizaron, o en el mejor de los casos sólo se dieron pasos hacia allá.
En las elecciones a la gubernatura Alvarado renuncia y decide retirarse a la Ciudad de México e intrigar y denostar a Carrillo y su partido. En PSSE saca una serie de periódicos para contrarrestar la rabiosa campaña de la burguesía. De entre ellos El Popular jugó un papel fundamental.
Los resultados de la contienda son contundentes: Felipe Carrillo Puerto obtiene 62,801 votos; Mena Brito 2,888; Molina Hubbe 431 y Alfonzo Romero 12. Esta aplastante victoria también se extiende a las diputaciones locales.
El pacto que previamente había hecho Carrillo Puerto con Mena Brito quiso ser cobrado por este último y limitar el programa revolucionario, sin embargo, Carrillo le contesta elocuentemente:
“Mi disciplina política, tan distinta de la que usted sostiene; los intereses revolucionarios del PSSE, tan diversos de los que el PLY defiende, no pueden ayuntarse señor Mena Brito, en la concreta relatividad de un pacto. Es cosa vulgar que el aceite y el agua son de confusión imposible.
“El PSSE con su programa renovador y trascendental de reivindicaciones proletarias, no puede, aunque yo quisiera, que nunca lo he deseado, aliarse con un partido que lucha por el sostenimiento imposible de ideas caducas, que cumplieron con el liberalismo clásico su función histórica y necesitan renovarse imprescindiblemente”.[xxvi]
El partido está en su máximo punto de acenso, la organización interna del estado se extiende a todos los rincones agrupando a 80 mil militantes, se envían dos delegados a Cuba para organizar las ligas de resistencia, se apoya las luchas proletarias en el norte del país de diferentes formas, etc. El partido llega al poder el 1 de febrero de 1922. La toma de protesta fue masiva y Carrillo les habló en maya a su gente planteando la nueva era que acompaña al partido y sus militantes:
“Compañeros: para todos los trabajadores debe ser este día de alegría, de contento, porque hoy se realiza uno de los grandes sueños del Partido Socialista del Sureste, porque aquí estamos reunidos todos los socialistas de verdad para venir a celebrar el triunfo de nuestra causa, por la que hemos luchado mucho tiempo. Debemos sentir el corazón henchido de alegría, porque hoy acaba la era de propaganda del Partido Socialista y se inicia la etapa de trabajo; porque desde hoy podemos empezar a realizar lo que hace mucho tiempo nuestros enemigos nos impedían; porque desde hoy no nos daremos tregua en el afán de hacer algo en beneficio de la mayoría proletaria.
“Compañeros ha llegado el momento de demostrar a los “señores” que sabemos administrar; que somos nosotros los constructores y no ellos; es necesario que les digamos que sin los trabajadores no existiría este palacio, que sin los trabajadores no habría este parque, donde todos vienen a recrearse, a respirar el aroma de las flores; por último, sin los trabajadores no existirían los ferrocarriles, los automóviles, los coches, nada de lo que es útil al hombre existiría sin los trabajadores. Es necesario que digamos a los todo poderosos que bien sabeos que el trabajo existió antes que el capital, por lo que es de justicia, que los que todo lo producen tengan derecho a la posesión de todo lo existente, no tan sólo la mayoría que todo lo absorbe sin desarrollar esfuerzo alguno” (Discurso en la toma de protesta como gobernador de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto, 1 de febrero de 1922).[xxvii]
Las tareas más urgentes con las que carga el nuevo gobierno es la situación económica, en donde se intenta regular la producción de henequén. El reparto de tierras es una cuestión fundamental el cual se trata de implementar después de un año de gobierno.
Otro problema era la falta de un programa claro sobre la vía al socialismo, mucho lo entendían como el reparto de tierra, algunos otros como la expropiación de las haciendas, para otros más el proyecto tenía que terminar con el capitalismo. Todas estas medidas solo las tomaban como el comienzo de algo más profundo que se tenía que extender a nivel nacional.
Estaba claro que se tenía que ir caminando sobre un programa de revolución permanente, resolviendo las demandas nacionales democráticas y empujar al socialismo, pero aquí se cruza uno de los puntos más débiles de esta hermosa experiencia, Yucatán no se podía mover sola, aislada del resto del país y en este ámbito Carrillo no tenía aliados de confianza, él se alió con el ala demagógica de la nueva burguesía gobernante, pero ésta no tenía al socialismo como proyecto. Mientras que a Obregón y Calles les fue útil el gobierno socialista lo dejaron hacer e incluso lo apoyaron, pero cuando estos se consolidaron en el poder su visión de Felipe cambió.
A pesar del inmenso apoyo que tenían en Yucatán los socialistas no pudieron resolver estas consideraciones fundamentales para que la revolución sobreviviera. Una y otra vez las ligas, el gobierno socialista y los sindicatos empujaron para superar las formas de explotación capitalistas, sin embargo, no hallaban la salida.
Con el problema de la tierra podemos ver el punto de mayor conflicto al que se enfrentaba el PSSE. A pesar de que la reforma agraria había sido el motor fundamental de la revuelta campesina desde 1910, a estas alturas el reparto de tierra era ridículo —hay datos que indican que el gobierno socialista entregó 664,834 hectáreas de tierra con la que resultaron beneficiados 34,796 jefes de familia—[xxviii]. Aunque se había impulsado la siembra de diversos productos el monocultivo era la base de la economía y esto implicaba la dependencia con respecto a las empresas proimperialistas. Lo mismo podemos decir de la compra de productos de consumo básico.
Para solucionar estos problemas era necesario terminar con el monopolio de la tierra por parte de los hacendados y extender la revolución a todo el país. Si bien se habían dado algunos pasos contra el monopolio de la tierra, lo fundamental estaba por resolverse. El gobierno decretó una nueva constitución estatal para facilitar las tareas de la revolución, el 28 de noviembre de 1923.
“Por el carácter del partido, organización política que actuaba en un marco legal, institucionalizado, muchas de las reformas pasaban por el camino jurídico. En este terreno es precursor el movimiento de Yucatán. Desde 1918, la XXV legislatura local, integrada por socialistas, había comenzado a armar todo un edificio legal para la defensa de los intereses populares. La Constitución política de Yucatán, decretada en ese año (decreto número 3 de dicha legislatura) es la base que cimenta subsiguientes reformas. Uno de los puntos centrales de esta Constitución como en los siguientes preceptos legales, es el recurso de interés público.
“Bajo esta justificación, se protegía una ley de trabajo con avanzados rasgos populares, una ley de inquilinato que permitía la expropiación de casas desocupadas y uno de los decretos centrales del gobierno carrillista, el nuevo número 240, que en su primer párrafo dice: ‘Las haciendas abandonadas podrán ser incautadas o expropiadas a pedimento de las ligas de resistencia o asociaciones de trabajadores del campo, para que continúe su aprovechamiento agrícola y reproducción pecuaria”.[xxix]
Esta ley sobre las expropiaciones es la que enconó la rabia de los hacendados y el pretexto para terminar con Felipe Carrillo, como máximo exponente de esta idea, y con el partido. Era la conclusión de una de las demandas más ansiadas de los campesinos y jornaleros yucatecos, el camino era la experiencia de la comuna zapatista bajo un proceso ideológico mucho más claro del que se tenía en Morelos, vinculado fuertemente a la experiencia bolchevique.
El gobierno pudo hacer avances enormes en el terreno de la educación en la cual se desterraron prejuicios religiosos y moralistas y lo suplantaron por el racionalismo, se crearon cientos de escuelas y la Universidad Nacional de Sureste a la cual pudieron entrar cientos de hijos de campesinos pobres y trabajadores del campo y la ciudad. Se fundó el Museo Histórico y Arqueológico para potenciar el estudio de la cultura maya, etc. Se lanzaron campañas por el control de la natalidad, por el voto de la mujer y la participación de las compañeras como representantes populares. El primer caso en que una mujer en México ocupa un cargo de elección popular se dio cuando la profesora Rosa Torres y Genoveva Pérez fueron electas regidoras propietaria y suplente.
La reacción de la burguesía fue colérica contra todas estas medidas, saboteaban al gobierno, intentaron asesinar a Carrillo Puerto, compró a dirigentes obreros para desatar luchas contra el gobierno, etc. La ocasión perfecta la tuvieron con el levantamiento de Adolfo de la Huerta contra Obregón. La burguesía local a la primera oportunidad terminó con la vida del máximo dirigente del proceso el 3 de enero de 1924.
Aunque el partido siguió existiendo, la falta de consolidación de cuadros y la falta de claridad política junto a la intervención de sectores de la burguesía llegaron a fracturar y comprar el partido. Hubo algunos leales a la ideología socialista que siguieron luchando, pero fueron derrotados.
Este ejemplo maravilloso se ha querido ahogar con sangre primero y después lo han querido olvidar. Sin embargo, el coraje, la sangre y el entusiasmo de estos gigantes del PSSE sigue inspirando y marcando el camino de las futuras luchas. La siguiente revolución en México, será socialista o simplemente no será.
Conclusiones
Esta experiencia revolucionaria, rica en lecciones para nuestra lucha actual no se puede resumir a anécdotas y discursos indigenistas románticos. En realidad, lo que vemos aquí es una comprensión clara de que para terminar con la explotación de los campesinos, llevar adelante el reparto de tierras y cumplir todas las demás demandas democrático-burguesas se tenía que aspirar al socialismo.
Es cierto que había muchas limitantes en este camino, en primera instancia la regionalización de la lucha. Sin embargo, esto se trató de vencer cuando se luchó por hacer crecer el Partido en otros estados y, más claro es, cuando una parte de la dirección del Partido sentía la necesidad de tratar de ligarse a la tercera internacional. En aquellos momentos la Internacional Comunista todavía era una verdadera herramienta de lucha contra la explotación capitalista.
Otro gran impedimento fue el factor de clase dentro del partido. La gran mayoría de los militantes eran trabajadores agrícolas, campesinos que luchaban por sus tierras, campesinos que vivían en una situación de siervos, en las ciudades su componente mayoritario era de artesanos y obreros, principalmente los ferrocarrileros. En la dirección se encontraban mayoritariamente artesanos, obreros y algunos miembros de la clase media.[xxx]
La necesidad de vincular la lucha por el socialismo con la tradición histórica de los pueblos indígenas fue un factor novedoso. La tradición comunitaria de las tierras facilitó el trabajo colectivo del campo sin que tuviera que existir en todos los casos la propiedad privada. Esta medida con el apoyo suficiente de recursos se pudo haber traducido en un gran experimento de producción agrícola socialista, las circunstancias limitaron esta posibilidad.
Pero lo más importante, desde nuestro punto desde vista, es que una revolución que era burguesa, por sus demandas inmediatas y que al mismo tiempo se tornaba antiimperialista, por el vínculo que tiene el capital criollo con el imperialista, se torna en una revolución socialista, como única salida para resolver la penosa situación de las masas yucatecas.
Este no es un ejemplo histórico, en realidad Carrillo Puerto marcó, de forma brillante, la necesidad de vincular la lucha por las tareas inmediatas a la revolución socialista y esto aún sigue plenamente vigente. La próxima revolución mexicana no puede ser burguesa puesto que de esa ya tuvimos una, la de 1910, aunque la burguesía local siempre ha sido cobarde y juega un papel de lacayo imperialista. Nuestra tarea, la de los comunistas, es llevar adelante la revolución solucionando las demandas de tierra, derechos democráticos, autodeterminación para los pueblos indígenas, contra la violencia, etc. pero no se puede detener ahí, sólo una sociedad socialista, democrática, puede dar las bases para satisfacer nuestras necesidades. Ese es el gran ejemplo de Felipe Carrillo Puerto.
[i] Raquel Tibol, Diego Rivera, luces y sombras, pág. 92, Editorial Lumen.
[ii] Un estudio muy detallado sobre el Partido Socialista del Sureste lo han escrito Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo en el libro El socialismo Olvidado de Yucatán, texto en el que me baso ya que tiene información histórica muy interesante y poco conocida. No obstante, el análisis de los hechos históricos y las conclusiones que se presentan en este trabajo son opuestas a las que presentan los autores del trabajo antes citado.
[iii] Jaime Orosa Díaz, …. Pág. 15 y 16
[iv] John Kenneth Turner, México Bárbaro, pág. ——
[v] Nelson Reed, La guerra de castas de Yucatán, pág. 254 y 255, editorial Era.
[vi] Salvador Alvarado, Mi actuación revolucionaria en Yucatán, pág. 81-82.
[vii] Recordemos que la Casa del Obrero Mundial hizo un pacto vergonzoso con el gobierno de Carranza. Mientras que los obreros se organizaban en los llamados “batallones rojos” para combatir a Villa y Zapata, el gobierno constitucionalista se comprometía en abrir filiales de la Casa del Obrero en los diferentes estados, así como dar concesiones económicas. Al final el gobierno traicionó a los trabajadores y se persiguió hasta aniquilar esta organización. Por otra parte tenemos que decir que la visión anarquista sobre la NO participación política los llevo a jugar un papel vergonzoso combatiendo a los sectores más avanzados de la revolución so pretexto que “todos son los mismo” y “apoyamos a quien nos ayude a resolver nuestras demandas económicas”.
[viii] Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, pág. 45.
[ix] Salvador Alvarado, Mi actuación revolucionaria …Pág. 35
[x] (ídem, pág. 54)
[xi] La Voz de la Revolución, citado en Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, pág. 55
[xii] Memoria del Congreso Obrero Socialista de Motul, citado en Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, pág. 62 y 63.
[xiii] “El hombre ha sufrido la tiranía de las leyes y del capital y la mujer no sólo ha sufrido la tiranía de las leyes y del capital, sino también la oprobiosa tiranía de los esposos, de los padres y aun a veces de los hijos” (Memoria del Congreso Obrero Socialista de Motul, citado en Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, pág. 70).
[xiv] Adolfo Gilly, La revolución interrumpida, Ediciones el Caballito, pág. 236 y 237.
[xv] Adolfo Gilly, La revolución interrumpida, Ediciones el Caballito, pág. 241 y 242.
[xvi] León Trotsky, La industria nacionalizada y la administración obrera, http://www.marxists.org/espanol/////trotsky/ceip/escritos/libro6/T10V238.htm
[xvii] Federico Engels, La cuestión militar en Prusia y el partido obrero alemán, Hamburgo 1865.
[xviii] Rosendo Salazar, las pugnas de la gleba, citado en Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, pág. 89.
[xix] Trotsky y la lucha antiimperialista en América Latina, http://www.centromarx.org/index.php/documentos/historia/latinoamerica/124-trotsky-y-la-lucha-antiimperialista-en-america-latina
[xx] Felipe Carrillo Puerto, El nuevo Yucatán
[xxi] C. Loveira, El socialismo en Yucatán, La Habana 1923, pp 43-44. Citado en Barri Carr, El movimiento obrero y la política en México 1910/1929, editorial Era.
[xxii] La Revista de Yucatán, 5 de julio de 1920. Citado en Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, pág. 128 y 129.
[xxiii] Emilio Rodríguez Herrera, Campeche en la posrevolución, Ediciones conmemorativas Congreso del Estado.
[xxiv] Rubén Rivera Álvarez, Independencia y Revolución, 200 años de lucha de clases en México, editorial Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx, pág. 105 y 106.
[xxv] Segundo congreso obrero de Izamal, Cuadernos obreros, pág. 55.
[xxvi] El Popular, 9 de noviembre de 1921. Citado en Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, pág. 156.
[xxvii]Jaime Orosa Díaz, Felipe Carrillo Puerto, estudio biográfico, pág. 54, Maldonado Editores.
[xxviii] Jaime Orosa Díaz, Felipe Carrillo Puerto, estudio biográfico, pág. 57.
[xxix] Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo olvidado de Yucatán, pág. 168 y 169.
[xxx] Nota sobre el carácter de clase del Partido Socialista del Sureste, Memorias del Primer coloquio regional de historia obrera, pág. 137.