Escrito por: David García Colín
En la versión simplificada y de pastorela que el priísmo, durante décadas, difundió sobre la Revolución Mexicana –en los libros de texto y en las páginas de los intelectuales del régimen- no se mencionan ejemplos de radicalidad como los encabezados, durante los años 20s, por gobiernos como los de Felipe Carrillo Puerto en Yucatán y Juan Escudero en Acapulco. La razón es simple: fueron los primeros intentos conscientes de instaurar el socialismo en nuestro continente, mostrando que la Revolución Mexicana pudo ser más de lo que fue. Dentro de la Revolución Mexicana hubieron otras revoluciones de inspiración socialista, que fracasaron porque quedaron como experimentos aislados pero que, estamos seguros, no fueron en vano.
La retórica de los gobiernos posrevolucionarios ha cambiado mucho desde la imposición del neoliberalismo, pero los intereses de clase de la burguesía de ayer y hoy son esencialmente los mismos. Estas experiencias revolucionarias no se mencionan por una buena razón de clase: son la muestra de que el carácter puramente campesino y democrático-burgués que tomó la revolución, no estaba necesariamente determinado de antemano, que la Revolución Mexicana se trató de una lucha de fuerzas vivas en donde algunos intentos se hicieron –incluso de forma intuitiva por el zapatismo- para rebasar los límites burgueses; límites que caudillos como Madero, Carranza, Obregón y Calles –todos ellos los padrinos políticos de los futuros gobiernos priístas- intentaron que no se trasgredieran. Estos intentos por romper los límites del capital, en el marco de una revolución con una poderosa base campesina, fueron la continuación directa de las ideas anticapitalistas de los Flores Magón e, incluso, la influencia directa de la revolución rusa de 1917. Las bases zapatistas que tomaban las tierras en sus manos, recogieron sus principal consigna: “Tierra y libertad” de la páginas del periódico Regeneración y las expropiaciones de las haciendas –que se ponían a funcionar bajo control de la comunidad- tenían un fuerte contenido anticapitalista. Sin embargo, los intentos más radicales e explícitamente socialistas vinieron de dos personajes vinculados con las ideas anarcosindicalistas de Ricardo Flores Magón–así como también por referencias explícitas al marxismo-. En este breve trabajo queremos rendir homenaje a esos dos mártires del socialismo: Felipe Carrillo Puerto y Juan Escudero.
Bajo la presión de las masas gobiernos como los que encabezaron Múgica en Michoacán o Salvador Alvarado en Yucatán dieron importantes concesiones al movimiento. En este último caso Alvarado se enfrentó a la burguesía henequenera que mantenía literalmente esclavizada a la población indígena de la región; impuso préstamos forzosos a los hacendados, préstamos con los que impulsó una empresa estatal para industrializar la fibra, trató de regular el comercio del Henequén. Estas medidas, por supuesto, no fueron del agrado del entonces presidente Venustiano Carranza quien no sólo derogó decretos contra los terratenientes sino que destituyó a Alvarado en 1 de febrero de 1918. Carranza no sólo hizo todo lo posible por obstaculizar militarmente a Villa o reprimir a Zapata sino que hizo todo lo que estuvo en sus manos para abortar cualquier intento de sus subordinados por cumplir las promesas de la revolución.
Sin embargo, el choque entre las cúpulas “revolucionarias” por el poder –especialmente el grupo sonorense encabezado por Obregón y por Calles- facilitó que fuera Carrillo Puerto el que sucediera a Alvarado en el gobierno; la retórica radical del grupo de Obregón se revelaría muy pronto como demagogia, pero en el recambio de estafeta convenía a Obregón hacerse con la base social que había apoyado a Alvarado, así es el propio Calles –ministro de defensa con el recientemente triunfante Obregón- quien permite el armamento de la base social de Puerto para evitar el golpe militar que Carranza había mandado a hacer por medio del jefe militar de la zona. Con esta coyuntura favorable y, sobre todo, con las masas organizadas y armadas en ligas de resistencia con las que se enfrentaban a los hacendados, ligas convertidas en el Partido Socialista de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto toma posesión como gobernador de este Estado el 1 de febrero de 1922. El 20 de julio de 1921, durante el segundo congreso del Partido, se había fusionado éste con el Partido Socialista Agrario de Campeche para conformar el Partido Socialista del Sureste, en este congreso se discutió la adhesión a la Tercera Internacional de los bolcheviques, pero las maniobras de los operadores de la CROM de Obregón y Calles impiden que se de ese paso y únicamente se aprueba la solidaridad con “todos los movimientos encaminados a la transformación social del universo”.
La influencia del magonismo es clara, como también las referencias al bolchevismo, a Engels, al internacionalismo proletario a la expropiación de la burguesía y el armamento del pueblo ¡Qué grandes ideas que contrastan con la miseria reformista de ayer y hoy! Notables son los pronunciamientos del Partido Socialista:
[…] El capital se sirve del gobierno que tiene ejércitos y policías para defender sus prerrogativas y latrocinios. Por esta razón, para recuperar el producto de tantos siglos de labor, para socializar el capital-tierras e instrumentos de producción- los trabajadores tienen que destruir previamente el defensor del capital, al gobierno burgués que es la máquina de opresión. Destruir al gobierno burgués y sustituirlo por el gobierno proletario […] Los trabajadores del mundo, conscientes ya de su situación […] se preparan ya e establecer el imperio de la equidad por medio de la dictadura del proletariado. ¡Que las industrias pertenezcan al pueblo trabajador! ¡Que la tierra se cultive en colectividad! ¡Que los obreros administren las fábricas y talleres en provecho general, son propósitos generales del gobierno de los soviets […] En Rusia los bolcheviques establecieron la dictadura del proletariado y los mencheviques o parlamentarios se opusieron. Triunfaron los primeros y en Rusia el pan es sólo para los que trabajan […] también hay que armarse porque, como dice Federico Engels “el fusil en las manos del obrero es la mejor garantía y mejor aseguramiento de la libertad.
Nos parece que ideas como estas representan el punto más alto del nivel de consciencia a la que pudo llegar la Revolución Mexicana. Desde el gobierno, Carrillo Puerto expidió toda una serie de leyes revolucionarias para beneficiar al pueblo y orientadas a la expropiación de la burguesía: “Ley de revocación del mandato público, Ley de expropiación, Ley inquilinaria, Ley de Moratoria de pagos, ley general de hacienda, Ley contra el uso de sustancias intoxicantes, Ley del divorcio, Ley del castrato, Ley para limitar el comercio de alcoholes, Ley para la creación de la universidad del sureste, Ley para el funcionamiento de la juntas calificadoras de hacienda, Ley sobre caminos públicos, Ley para la creación del Museo Arqueológico e Histórico, etc”. Incluso se instauró un bautizo socialista, donde a los infantes, en una solemne ceremonia, se les bañaba con una lluvia de pétalos rojos y se cantaba La Internacional, La Marsellesa, Los hijos del pueblo u otros himnos revolucionarios; los “jueves agrarios” y los “lunes rojos” eran jornadas de trabajo colectivos. Carrillo Puerto era Felipe para el pueblo, vestido humildemente de blanco, platicando con la gente en la calle, despachaba en las modestas oficinas de La liga de Resistencia que había originado al Partido Socialista.
Una cosa es que Obregón y Calles hayan tolerado a Puerto para fortalecer su base social, otra muy diferente es que pudieran tolerar el carácter socialista de la revolución en Yucatán. El hecho es que el comandante militar de Mérida –Juan Ricárdez Broca- encabeza un alzamiento militar y Carrillo Puerto –después de un intento de fuga hacia Cuba- es apresado. La “casta divina”, como era conocida la burguesía henequenera, puso un precio a la cabeza de Carrillo Puerto, pagaron por lo menos 50 mil pesos para que el militar lo fusilara. “Felipe Carrillo Puerto fue fusilado la madrugada del 3 de enero de 1924 en el cementerio general de la ciudad de Mérida, en unión de sus hermanos Benjamín, Edesio y Wilfrido, y nueve personas más. Murió con entereza y virilidad. Sus últimas palabras fueron para asumir toda la responsabilidad y exculpar de ella a sus acompañantes, en un vano intento de salvarles la vida”.
Juan Escudero encabezó otro experimento socialista contemporáneo al de Carrillo Puerto, ahora fue el turno de Acapulco. Escudero había conocido personalmente a Ricardo flores Magón en Estados Unidos y había sido influido por el periódico Regeneración. Se convirtió en organizador de los trabajadores portuarios, de los estibadores quienes ganaban un sueldo miserable de un peso por jornadas de 13 o 14 horas de trabajo. El puerto era propiedad de tres familias de españoles quienes lo tenían sujeto tanto o más que antes de la independencia, la policía era directamente pagada por las tres casas españolas y no era sino un grupo de guardias blancas al servicio de los dueños del dinero. Durante el golpe de Victoriano Huerta Escudero debe huir del puerto pero entra en contacto con ideas anarquistas tanto del magonismo como de la Casa del Obrero Mundial, con los futuros dirigentes comunistas del movimiento inquilinario de Veracruz y, afirma Mario Gil, que es seguro que conoció a Carrillo Puerto.
De regreso al puerto en 1919 Escudero – a pesar de ser hijo de un español- se lanza contra la oligarquía, encabeza mítines y organiza el Partido Obrero de Acapulco que se sostenía por las aportaciones de su militancia –cosa notable en un municipio tan pobre y olvidado de Dios- a razón de 25 centavos la semana. Lanza el periódico Regeneración en homenaje al magonismo. La influencia de la Revolución Rusa en él es tan clara que lo apodan el “Lenin de Acapulco”. Con un programa modesto pero que conecta con las masas- autoridades democráticamente elegidas por el pueblo, jornada de 8 horas, entre otras demandas que estaban en su programa – llega a la presidencia municipal el 1 de enero de 1921. La guerra de clases se desata, los gachupines se arman y los escuderistas en el gobierno deben despachar con el revolver en la cintura y con un amparo debajo de la almohada. En repetidas ocasiones el presidente municipal es encarcelado y en repetidas ocasiones las masas lo liberan de la cárcel. Escudero cobra unos modestos cuatro pesos de sueldo, dos de los cuales se niega a cobrar ya que su posición personal le permitía prescindir del sobresueldo. Sus acciones de gobierno se enmarcan en un “Bando de Policía y buen gobierno” entre cuyas medidas señalamos algunas que rescata Paco Taibo:
[…] Promoción de Formas de Organización Económica de defensa Popular […] cooperativas de producción y de consumo, estímulos a talleres que produzcan materiales baratos, gestiones para fundar colonias agrícolas […]”. Romper el aislamiento secular por medio de la construcción de una carretera a Chilpancingo. “Juan R. Tenía por costumbre recorrer todos los días las colonias populares discutiendo con los vecinos, haciéndoles recomendaciones, promoviendo la organización o la higiene, explicando las medidas adoptadas por el municipio y aplicando la ley en términos humanitarios e igualitarios.
Los dueños del dinero arman un golpe sangriento. El 11 de marzo de 1922 la policía federal rodea el palacio municipal y fingiéndose agredidos por parte de los municipales –al estilo de las provocaciones escuálidas en Venezuela-se lanzan al ataque, mientras que Escudero junto con siete policías se resguardan dentro del palacio. Uno de los federales, cuando rompen la puerta a las 3 de la madrugada, encuentra a Escudero mal herido: “¿todavía no te mueres hijo de perra” disparándole a continuación en la frente exponiendo la masa encefálica. Milagrosamente Escudero sobrevive paralizado pero con la voluntad de seguir adelante.
Escudero se había convertido en un dirigente de masas capaz de movilizar a miles aunque estuviera paralítico en su silla de ruedas. Durante la rebelión delahuertista los federales de Acapulco secundan el alzamiento reaccionario y rodean nuevamente el palacio municipal, las masas campesinas de Atoyac acuden al rescate pero se produce una extraña y patética parálisis. La jerarquía eclesiática –como siempre aliada del poder- utiliza a la piadosa madre de Escudero para rogarle –incluso amenaza con aventarse a un pozo- que se entregue, esta parálisis permite a los militares apresar a Escudero; la madre se interpone a los campesinos para evitar que lo liberen bajo la amenaza: “que nadie se mueva que matan a mis hijos”. Igual los matarán.
La grotesca operación de recolección de fondos entre los hacendados –que se realizó con Carrillo Puerto- se repitió con los hermanos Escudero, en esta ocasión se recolectaron 30 mil pesos. El 21 de diciembre de 1923 Felipe y Juan Escudero fueron entregados a una gavilla de asesinos encabezados por Rosalio Radilla, fueron conducidos al Aguacatillo en donde fueron acribillados: Felipe recibió 14 impactos de bala, mientras que Juan recibió 7. Increíblemente sobrevivió siete horas, falleciendo finalmente en brazos de una señora que acudió a brindarle ayuda. “Que mi muerte no sea estéril, sigan adelante” fueron sus últimas palabras.
Estos notables ejemplos revolucionarios, intentos de romper con el capitalismo, demuestran que los caminos de las revoluciones no están escritos de antemano, es la correlación de fuerzas, la organización y el programa, los factores que determinan el desenlace final. Estos experimentos socialistas fracasaron porque se mantuvieron aislados, porque no hubo una dirección política alternativa a la de los caudillos burgueses, burgueses que terminarán por orientar y contener al movimiento tanto como pudieron. Las masas campesinas fueron el motor de la revolución, las que le dieron su carácter radical, pero sin la alianza con los trabajadores, sin el factor que pudo dar el golpe de gracia al régimen moribundo en las ciudades, en los centros económicos y políticos del país, el triunfo final de las facciones burguesas –las que cooptarían al movimiento en la estructura clientelar- era inevitable. La burguesía tenía una estrategia, una política centralizada; los campesinos carecían de ella y los trabajadores no tuvieron la organización que necesitaban y, tristemente, fueron utilizados como carne de cañón por políticos astutos y corruptos como Carranza. La alternativa pudo venir del magonismo, su base de masas parecía prometedora, pero la represión, los intentos insurreccionales prematuros y el sectarismo del magonismo impidió dar la alternativa a la dirección burguesa por más que su programa e influencias hayan tenido un efecto positivo en algunos resultados de la revolución. Sin embargo la revolución dentro de la revolución que líderes como Escudero y Puerto encabezaron –además de los evidentes Villa y Zapata y de los intentos magonistas- sigue siendo una mina de inspiración y enseñanzas que los revolucionarios de hoy estamos obligados a retomar en la revolución mexicana que está por venir. Así las últimas palabras de Escudero se enlazarán con el presente: “Que mi muerte no sea estéril, sigan adelante”. Así será.
Bibliografía:
Bartra, Armando, Zapatismo con vista al mar: el socialismo maya de Yucatán, México, Brigada para leer en libertad, 2012.
Bartra, Armando, La oveja negra, México, Brigada para leer en libertad, 2011.
Gil, Mario, Carrillo Puerto, Ecudero y Proal, México, Brigada para leer en libertad, 2012.
Gilly, Bartra A., Semo, entre otros, Interpretaciones de la revolución mexicana, México, Nueva Imagen, 1986.
Taibo II, Arcángeles, Barcelona, Ediciones b, 2008.