En el Grupo de Base Querétaro se discutió sobre la cuestión del bolchevismo y la degeneración del estalinismo, en aras de la formación política de los camaradas. Al respecto, el camarada Rafael señaló:
El estalinismo es entendido como la forma en la que Iósif Stalin y sus allegados interpretaron y aplicaron el marxismo-leninismo. Desde una perspectiva crítica, el estalinismo representó una grave desviación del proyecto comunista original liderado por Lenin y los revolucionarios de Octubre, transformándose en un régimen autoritario, burocrático y traidor a los ideales revolucionarios.
Una de las críticas centrales es la burocratización del poder en la URSS tras la revolución. Pensadores como Georg Lukács y León Trotsky argumentan que el entusiasmo revolucionario inicial fue gradualmente sustituido por un aparato estatal que concentró el poder en manos de una nueva clase burocrática. Esta élite, alejada de los intereses obreros, suprimió los mecanismos democráticos y participativos que habían caracterizado los primeros años del Estado proletario. El Partido-Estado, bajo el liderazgo de Stalin, abrió sus puertas a individuos oportunistas y sin formación ideológica sólida, favoreciendo carreras políticas sobre principios revolucionarios. El resultado fue una dictadura burocrática que traicionó los ideales del proletariado.
León Trotsky, uno de los principales opositores a Stalin, elaboró una crítica sistemática del estalinismo en su obra La revolución traicionada (1936). Trotsky acuñó el término “Estado obrero degenerado” para describir la URSS bajo Stalin. Aunque el Estado mantenía la propiedad colectiva de los medios de producción, el verdadero control estaba en manos de una burocracia emergente que actuaba más como una nueva clase dominante, explotadora del proletariado, que un partido vanguardista de trabajadores. Para Trotsky, esta burocracia no representaba una continuidad de la revolución, sino una traición a sus fundamentos. Además, Trotsky criticó duramente la doctrina del “socialismo en un solo país”, afirmando que la revolución socialista sólo podía sostenerse a través de una Revolución Internacional. De lo contrario, el aislamiento llevaría inevitablemente a la corrupción del proyecto revolucionario, la historia reivindicó a Trotsky y la teoría de la revolución permanente.
En el plano del estalinismo en la política internacional, destaca la colaboración de la URSS con el movimiento sionista tras la Segunda Guerra Mundial. Bajo Stalin, la Unión Soviética adoptó una política de reconciliación con los poderes imperialistas de occidente, buscando aliados estratégicos incluso entre proyectos reaccionarios como el del sionismo. La URSS fue el primer país en reconocer oficialmente al Estado de Israel en 1948 bajo órdenes directas de Stalin, y ofreció apoyo material y político a su fundación, a través de Estados cliente como Checoslovaquia. Este apoyo culminó en la infame Nakba, o “catástrofe” palestina, en la cual cientos de miles de palestinos fueron expulsados de sus tierras violentamente. La negativa de la URSS a apoyar militarmente a los pueblos árabes y su voto en contra de la resolución de la ONU que exigía el retorno y la restitución de las posesiones materiales de los palestinos refuerzan la acusación de complicidad con un proyecto colonial y genocida.
En conclusión, el estalinismo significó una profunda traición a los principios del socialismo revolucionario: sustituyó la democracia obrera por una dictadura burocrática, abandonó el internacionalismo y colaboró con el imperialismo. Para muchos marxistas consecuentes, rescatar el espíritu de la Revolución de Octubre implica rechazar el legado estalinista y retomar una praxis revolucionaria basada en la verdadera democracia centralizada, la unidad del proletariado internacional y el análisis dialéctico anti-revisionista.