El movimiento estudiantil de 1968 es un referente para la historia de la lucha de clases en nuestro país y sigue inspirando a las nuevas generaciones de estudiantes que desean luchar.
La irrupción masiva en la participación política de miles de estudiantes, teniendo como epicentro la Ciudad de México (aunque el movimiento se desarrolló también en algunas universidades estatales), puso en jaque al gobierno autoritario encabezado por Gustavo Díaz Ordaz y al régimen del Partido Revolucionario Institucional y generó nerviosismo entre la clase dominante de nuestro país, debido a que el movimiento comenzaba a contagiar a algunos sectores de la clase obrera.
El régimen optó por ponerle fin mediante una represión violenta, cuya culminación fue el asesinato de cientos de estudiantes, a manos del ejército, en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el 2 de octubre.
En el movimiento participaron miles de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Escuela Nacional de Agronomía de Chapingo, de las universidades estatales e incluso estudiantes de las universidades privadas como la Iberoamericana, entre sus sectores más avanzados sacaron conclusiones abiertamente revolucionarias, dos ejemplos que analizaremos son una muestra de esto.
En primer lugar, está un documento redactado por estudiantes militantes de la UNAM en septiembre de 1968 llamado “Por la alianza obrero-campesina-estudiantil: Proyecto de programa del Consejo Nacional de Huelga” y el documento denominado “Unifiquémonos, ¿qué debe ser la línea política?”, que fue la conclusión de una serie de discusiones políticas sostenidas en los años posteriores al movimiento, por estudiantes integrantes de los Comités de Lucha del Instituto Politécnico Nacional en la Unidad de Zacatenco. Vale la pena recordarlos para aquellos sectores estudiantiles que buscan una alternativa revolucionaria y toman como punto de referencia al movimiento estudiantil de 1968.
Inicia el movimiento
El movimiento estudiantil detonó producto de un accidente histórico, la pelea entre un grupo de estudiantes del Politécnico matriculados en la Vocacional 2 y 5 y la preparatoria privada “Isaac Ochoterena”, el día 22 de julio; las escuelas estaban separadas, en ese entonces, solamente por algunas cuadras de distancia, ubicadas en el centro de la Ciudad de México.
Al día siguiente el conflicto continúa, en esta ocasión grupos de provocadores y golpeadores, vinculados al PRI y al Departamento del entonces Distrito Federal, azuzan a estudiantes de las Preparatorias 2, 4 y 6 de la UNAM para apedrear y agredir a los estudiantes de la Vocacional 2 del IPN, producto de la rencilla el 19 Batallón de granaderos se hace presente en las calles aledañas de las escuelas y se enfrenta con los estudiantes del IPN, ingresan a la Vocacional 5, en donde golpean a estudiantes y profesores, algunos son detenidos.
Lo que fue un acto de provocación surgido en las entrañas del Estado, se convierte en el detonante del mayor movimiento estudiantil de la historia contemporánea en nuestro país.
Tras las agresiones, las asambleas suceden en el Instituto Politécnico Nacional y los estudiantes presionan a los dirigentes de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), que es una especie de organización estudiantil charra, pues en ese entonces estaban vinculados al gobierno, a convocar una manifestación, la cual se concreta para el día 26 de julio.
En esa misma fecha, estudiantes de la UNAM, afiliados a la Central Nacional de Estudiantes Democráticos y la Juventud Comunista conmemoraban mediante una manifestación un año más del asalto al cuartel Madera en Cuba por parte de un grupo de revolucionarios encabezados por Fidel Castro y en apoyo a la revolución cubana, la cual concluye con un mitin en el Hemiciclo a Juárez en la Alameda Central. Paralelamente, la marcha en donde participaron la mayoría de los estudiantes del Politécnico, partía de la Plaza de Ciudadela al Casco de Santo Tomás. Al culminar, grupos de estudiantes opositores a la dirigencia de la FNET invitan a continuar la protesta rumbo al Zócalo de la Ciudad de México, cientos responden al llamado; las dos manifestaciones coinciden y de inmediato se organiza una marcha conjunta, con llamados a la unidad estudiantil; la cual es nuevamente atacada por el cuerpo de granaderos, los estudiantes son dispersados por la fuerza policiaca y cientos son detenidos.
Ante la nueva represión, los estudiantes responden declarando la huelga en diversas facultades de la UNAM y escuelas del Politécnico, el movimiento había iniciado, pero necesitaba un elemento coordinador de la lucha; el 27 de julio en las instalaciones de la Escuela Superior de Físico Matemáticas del Politécnico se reúne un Consejo Coordinador de Huelga el cual hace un llamado a la huelga general en el IPN demandando la desaparición del cuerpo de granaderos y la renuncia de los jefes de la policía en la Ciudad de México (Luis Cueto y Raúl Mendiolea), desconocen a la FNET como organización estudiantil representativa, hacen un llamado a formar Comités de Lucha en todas las escuelas y a crear comisiones de enlace con estudiantes de la UNAM y Chapingo para unificar al movimiento estudiantil.
Al día siguiente, estudiantes de la UNAM y Chapingo se reúnen con el Comité Coordinador de Huelga del IPN y dan a conocer algunas de las primeras peticiones conjuntas del movimiento:
1.- Desaparición de la FNET, de la «porra» universitaria y del MURO (Movimiento Universitario de Renovadora Orientación), grupo de ultraderecha, impulsado por empresarios y sectores de la iglesia.
2.- Expulsión de los estudiantes miembros de las citadas agrupaciones y militantes del PRI.
3.- Indemnización por parte del gobierno a los estudiantes heridos y a los familiares de los que resultaron muertos.
4.- Libertad a todos los estudiantes detenidos.
5.- Desaparición del Cuerpo de Granaderos y demás policías represivas.
6.- Derogación del artículo 145 del Código Penal, que tipifica el delito de «disolución social».
El movimiento estudiantil más profundo de la historia contemporánea había comenzado y daba pasos a su organización y coordinación, pero debemos recordar algunos antecedentes, para entender la magnitud del movimiento.
1968 no surgió por un proceso de generación espontánea
El Estado mexicano corporativizó en su seno al movimiento obrero y al sector campesino a partir de la década de los 30´s del siglo pasado, las dirigencias de la Confederación de Trabajadores de México y la Central Nacional Campesina se convirtieron en bastiones importantes del régimen priista; además mediante la Confederación Nacional de Organizaciones Populares el gobierno controlaba al sector de comerciantes y pequeños propietarios.
El régimen priista mantenía el férreo control del movimiento obrero por dos factores, otorgando grandes concesiones a sus dirigentes, los cuales recibían una gran cantidad de dinero y espacios en diferentes niveles de gobierno, diputaciones, senadurías, gubernaturas. Este fenómeno es conocido como charrismo sindical que es la intervención directa del Estado dentro de la vida sindical con la finalidad de mantener alejados a los trabajadores de las luchas, a cambio de repartir una tajada de pastel a dirigentes sindicales corruptos; además, producto del auge económico, en particular en los años posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial (1945) el régimen otorgó algunas concesiones económicas y en el terreno de la seguridad social al movimiento obrero.
Este control también sucedió durante alguna etapa sobre los estudiantes, mediante la creación de la Confederación de Jóvenes Mexicanos (CJM) en 1939, cuyas agrupaciones fundadoras son las federaciones estudiantiles que surgen en la década de los 30´s como son la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET); la Federación de Estudiantes de Agricultura; además de las Federaciones Estudiantiles de Coahuila, Nuevo León, Ciudad de México, Yucatán, Jalisco, Michoacán y Guanajuato; la organización estudiantil de las normales rurales, la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), entre otras.
Las federaciones estudiantiles tenían la característica de ser organizaciones representativas de todos los estudiantes de una escuela o universidad, por ejemplo, la gran mayoría de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional y de las escuelas de educación técnica del país estaban afiliados a la FNET; lo mismo que los estudiantes de las escuelas normales dentro de la FECSM. Al ser organizaciones muy amplias, dentro de ellas coexistían diversas expresiones y corrientes, algunas cercanas al gobierno, pero otras vinculadas a grupos comunistas, revolucionarios o de izquierda.
Aunque una buena parte de las federaciones estudiantiles estuvieron aglutinadas en la CJM entre la década de los 30´s a mediados de los 50´s, el Estado y el régimen nunca tuvieron el control completo del movimiento estudiantil, debido al carácter dinámico de este sector, y por tratarse de un sector de la sociedad transitorio, los jóvenes son estudiantes solo durante un periodo de sus vidas. Desde su formación, muchas federaciones estudiantiles, estuvieron a la izquierda de la dirigencia oficial de la CJM, por ejemplo, la FNET impulsa una huelga estudiantil muy militante en el año de 1942 en el Instituto Politécnico Nacional. Además, diversos grupos comunistas y revolucionarios mantienen una presencia notoria entre los estudiantes de la UNAM, los estudiantes técnicos, de la Universidad de Guadalajara y Michoacán y los normalistas rurales, todas estas expresiones se convierten en un factor importante de oposición a la dirigencia entreguista de la CJM.
El punto de ruptura del control del Estado sobre los estudiantes sucede a mediados de la década de los 50’s; debido a una serie de movilizaciones y luchas que enfrentan a este sector del Estado y a los gobiernos priistas.
En el año 1956 estalla una huelga estudiantil, cuyo centro principal se ubica con los estudiantes del IPN y los estudiantes técnicos, a los que se suman los estudiantes de agricultura y de las normales rurales, 100 mil estudiantes se lanzan a la lucha por demandas reivindicativas y mejoras en las condiciones de estudio; aunque el gobierno atiende algunas de las peticiones ocupa militarmente las instalaciones del internado estudiantil del Instituto Politécnico Nacional, detiene a los principales dirigentes de la FNET e impone al frente de la misma a dirigentes corruptos vinculados al PRI; la lucha de 1956 provoca una crisis en la CJM, que impacta a nivel nacional; y cataliza los diversos cuestionamientos al actuar entreguista de la organización.
A partir de entonces el régimen opta por utilizar a grupos de choque, debido a que no puede contener a los estudiantes a través de los dirigentes de sus organizaciones, en particular utiliza la los equipos de fútbol americano y a los porristas para mantener el control.
Además de lo que sucede dentro de las escuelas, amplios sectores estudiantiles se ven influenciados por las luchas obreras de finales de los 50s, como los ferrocarrileros, petroleros y maestros; organizan colectas y actividades de solidaridad.
Tal fue el caso del movimiento ferrocarrilero de 1958-1959 encabezado por Demetrio Vallejo, que el Estado le puso fin mediante despidos y el encarcelamiento de los principales dirigentes de las huelgas en ese sector; la misma suerte corrieron las multitudinarias manifestaciones y paros de maestros en la Ciudad de México convocadas por Othón Salazar mediante el Movimiento Revolucionario del Magisterio que demandaban aumento salarial y la democratización de la Sección 9 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
A su vez el movimiento de los residentes médicos en la Ciudad de México, suscitado entre 1964 en demandas por incremento salarial, enfrentó una fuerte oposición del Estado cuando avanzaron en la idea de sindicalizarse independientemente, terminando con la toma policiaca por parte de la policía de los hospitales bastiones de la lucha: el 20 de noviembre, el Rubén Leñero y el Hospital Colonia.
Por su relevancia y por representar un punto de quiebre para el movimiento estudiantil antes de 1968 es importante mencionar a otro de los bastiones revolucionarios y combativos del movimiento estudiantil, que lo encontramos en ese momento en la Universidad de Michoacán. En 1961 la lucha estudiantil consiguió una Ley Orgánica con amplios rasgos democráticos; a partir de esta lucha (y a que serie de federaciones estudiantiles cuestionaron el papel entreguista la CJM), deciden organizar un congreso estudiantil en la Ciudad de Morelia en el año de 1963 al que acuden 250 delegados a nivel nacional, que dicen representar a más de 100 mil estudiantes, firman una declaración que demanda la independencia del movimiento estudiantil del Estado y del gobierno; poniéndole fin a una parte importante del control corporativo del Estado mexicano hacia las organizaciones estudiantiles. La llamada “Declaración de Morelia” es un punto de inflexión para el movimiento estudiantil que pretende sacudirse el yugo corporativo del Estado mexicano.
En ese congreso es fundada la Central Nacional de Estudiantes Democráticas (CNED).
Durante la década de los 60s se viven diversas luchas estudiantiles en universidades como las de Michoacán, Sonora, Sinaloa, en las escuelas de Agricultura, en facultades de la UNAM y el IPN; que van socavando aún más el control del Estado sobre el movimiento estudiantil, muchas de ellas terminarían con confrontaciones directas con el Estado, el cual respondió con la toma militar de las instalaciones educativas y universitarias.
Un ensayo del movimiento estudiantil de 1968, sucedió un año antes con la huelga estudiantil que tuvo como punto de arranque la lucha en la Escuela de Agricultura “Hermanos Escobar” en Chihuahua en demanda de mejores condiciones de estudio, a la huelga se sumaron contingentes de las demás escuelas de agricultura, estudiantes de las universidades que participaban en la CNED, un sector de escuelas del Instituto Politécnico Nacional que constituyeron un comité coordinador de huelga rebasando a la dirigencia entreguista de la FNET, las normales rurales y estudiantes normalistas en la Ciudad de México.
Durante esta lucha se conformó un Comité Nacional de Huelga, que impulsó movilizaciones y paros en solidaridad con la lucha de los estudiantes de la Escuela de Agricultura. El movimiento terminó en julio de 1967 con la firma de un convenio favorable para los estudiantes.
De 1956 a 1967 el control del Estado sobre los estudiantes se fue perdiendo producto del empuje de las huelgas y movilizaciones multitudinarias en demanda de mejores condiciones de estudio, o en su caso por demandas de democratización en el sector educativo, como es el caso de los estudiantes en el estado de Michoacán. El congreso democrático de 1963 le dio una expresión organizada a toda esa tendencia que se vivía entre amplios sectores de estudiantes. Cuatro años después las luchas de solidaridad a nivel nacional hacia los estudiantes de la Escuela de Agricultura “Hermanos Escobar”, afianzó ese proceso militante entre los estudiantes que chocaban cotidianamente contra el régimen autoritario del PRI y sus intentos de control sobre el movimiento obrero y los propios estudiantes, además conformaron un organismo nacional coordinador de la lucha estudiantil fuera del control de las organizaciones estudiantiles oficialistas: el Consejo Nacional de Huelga. La lucha de 1967 fue otro clavo al ataúd para el control del Estado sobre los estudiantes, una de sus federaciones estudiantiles que mantenía cierto control de los estudiantes, la FNET en el Politécnico, fue desconocida por ese sector de estudiantes que se involucraron en esa lucha.
Además, entre sectores de estudiantes se suscitó la solidaridad con los movimientos obreros de finales de los 50s y principios de los 60s, la represión de las que fueron objeto inflamó el ambiente entre un sector de estudiantes que se fueron radicalizando; la revolución cubana que triunfó en 1959 también impactó en la mente de los sectores que tendían a posiciones revolucionarias y buscaban una alternativa de lucha contra el régimen autoritario del PRI y el sistema capitalista.
Las condiciones para un masivo movimiento estudiantil en contra del régimen estaban dadas a finales de la década de los 60s, también es importante mencionar que el ambiente entre los estudiantes reflejaba el descontento subterráneo de amplios sectores de la clase trabajadora en contra del sistema, del PRI y sus gobiernos.
Las provocaciones del 22 y 23 de julio de 1968 catalizan e inflaman aún más el ambiente que se había gestado en las preparatorias, universidades e instituciones de educación superior.
1968 le partió la columna vertebral al régimen del PRI
La lucha estudiantil de 1968 se extendió en los últimos días de junio, el llamado a la huelga se extendió como fuego en un campo cubierto con hierba seca.
Impotente el Estado y el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, responden con más represión, el 30 de julio el ejército derriba de un bazucazo la puerta de la Preparatoria 1 de la UNAM, que en ese momento se encontraba en la Calle de San Ildefonso en la Ciudad de México, además soldados irrumpen en la preparatoria 2 y 3. En el IPN, el recién Comité Coordinador de Huelga desconoce y sepulta a la FNET, “por traicionar al estudiantado”
El 1 de agosto producto de la presión estudiantil el rector de la UNAM, Francisco Barrios Sierra, llama a una manifestación al sur de la Ciudad de México en contra de la intervención del ejército en diversos planteles de la UNAM, 80 mil estudiantes asisten. Aunque la manifestación fue cambiada de rumbo, y el discurso del rector se suscribe al respeto a la autonomía de la universidad. El efecto psicológico de esta manifestación fuera de las universidades es positivo, ya los grandes medios de comunicación presentaban a los estudiantes como bandas incontrolables que se enfrentaban a la policía y que provocan violencia, la respuesta masiva en las calles demostró que se protestaba en contra de los atropellos del Estado y el gobierno de Díaz Ordaz, ese día surge el grito de los estudiantes que conmoverá a amplios sectores de la sociedad: ¡Únete pueblo!
Al día siguiente se constituye el Consejo Nacional de Huelga, con dos representantes de escuelas o facultades en huelga elegidos en las asambleas estudiantiles. Lo que le da a ese organismo un carácter representativo y democrático.
El pliego de demandas que se da a conocer es el siguiente:
1.- Libertad a los presos políticos.
2.- Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así como también del coronel Armando Frías.
3.- Extinción del Cuerpo de Granaderos, instrumento directo en la represión y no creación de cuerpos semejantes.
4.- Derogación del artículo 145 y 145 bis del Código Penal Federal (que establece el delito de disolución social) instrumento jurídico de la agresión.
5.- Indemnización a las familias de los muertos y heridos que fueron víctimas de la agresión del viernes 26 de julio en adelante.
6.- Deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades a través de policía, granaderos y ejército.
Las demandas estudiantiles se enfocan en reivindicaciones políticas democráticas y orientadas a frenar la represión; no se encuentra dentro del pliego petitorio ninguna reivindicación académica o de carácter reivindicativo para mejora en las escuelas; no por que estas peticiones sean incorrectas o no sean necesarias impulsarlas. El pliego petitorio del Consejo Nacional de Huelga y el movimiento de 1968 es una respuesta a aquellas posturas que prevalecen en un sector de dirigentes del movimiento estudiantil que pretende evitar que los estudiantes levanten demandas más allá de lo académico o que la lucha estudiantil se vincule con las luchas de la clase trabajadora o de los sectores populares, que pretenden enclaustrar al movimiento estudiantil dentro de las paredes de las escuelas o las academias. Es decir, en su perspectiva estrecha, pretenden evitar que el movimiento estudiantil se convierta en una parte activa e importante de la lucha de clases.
Durante el mes de agosto y principios de septiembre el movimiento se consolida, se impulsan brigadas informativas y mítines relámpagos en las zonas populares, mercados públicos y zonas industriales, en los que se reparten miles de folletos y propaganda para ganarse la simpatía de la clase trabajadora y con la finalidad de contrarrestar la campaña de desprestigio que los grandes medios de comunicación lanzan en contra del movimiento.
A finales de agosto, se impulsa una masiva manifestación que parte del Museo de Antropología hacia el Zócalo de la Ciudad de México, 30 mil estudiantes ocupan la principal plaza pública del país, desde uno de los oradores, se incita a que los estudiantes permanezcan en plantón, durante la madrugada del 28 tanquetas del ejército los desalojan, los soldados persiguen a los estudiantes en el primer cuadro de la Ciudad de México, y cientos son detenidos.
Sin embargo, el gobierno y el Estado va perdiendo la batalla, las simpatías de los trabajadores y habitantes de la Ciudad de México se ponen del lado del movimiento estudiantil, incluso entre los sectores más corporativizados del movimiento obrero, el 28 de agosto, el gobierno pretende realizar un acto de apoyo con trabajadores del Gobierno del Distrito Federal, y existe, en las puertas de Palacio Nacional, súbitamente los trabajadores muestran su inconformidad gritando “¡No vamos, nos llevan!”, “Somos acarreados”.
Para el 13 de septiembre, el movimiento da otra muestra de fortaleza, entre 200 y 250 mil personas acuden a la “marcha del silencio” que vuelve a ocupar la misma ruta que la del 27 de agosto; 83 escuelas y facultades se encuentran en huelga y asisten, además los estudiantes atraen a sectores del movimiento obrero y campesino, asisten trabajadores electricistas, ferrocarrileros, petroleros, maestros, trabajadores de la educación, integrantes de la Central Campesina Independiente.
En los altos niveles del gobierno y el Estado, el nerviosismo aflora, y deciden ponerle fin al movimiento intensificando la represión. El movimiento estudiantil, comienza a contagiar a sectores de la clase obrera, lo cual es una amenaza clara a los intereses de la burguesía y del régimen priista.
El 18 de septiembre el ejército ocupó las instalaciones de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, al sur de la Ciudad de México. El 23 de septiembre, granaderos y policías intentan tomar las instalaciones del Casco de Santo Tomás del Instituto Politécnico Nacional que se encuentran cerca del centro de la ciudad, los estudiantes, junto con vecinos de la zona los rechazan, el ejército interviene, los estudiantes resisten durante horas los intentos de ocupación, la lucha se da escuela por escuela y edificio por edificio, hasta que la unidad es tomada en su totalidad por el ejército. El día 24 soldados irrumpen en la zona de Zacatenco del Politécnico al norte de la ciudad. Arrebatando al movimiento los tres principales centros de organización.
La ruta para la represión del 2 de octubre se había decidido. Ese día 10 mil estudiantes y trabajadores se dan cita en el único lugar disponible para los estudiantes, la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, ahí los vecinos de las unidades habitacionales mantenían un apoyo activo hacia el movimiento estudiantil, la represión comienza poco después de las 6 de la tarde, minutos después que los oradores del Consejo Nacional de Huelga habían dado inicio al mitin, integrantes del Estado Mayor Presidencial, mediante un batallón denominado Olimpia, que se formó con la finalidad de reprimir el movimiento estudiantil abrió fuego sobre los asistentes; más de 400 estudiantes son asesinados, cientos llenan las cárceles de la ciudad de México junto a los principales dirigentes del CNH.
La orden de esa cobarde represión vino de la presidencia, pero ahora se sabe que el imperialismo estadounidense influyó en la decisión de perpetrar la masacre, mediante elementos de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA por sus siglas en inglés), incluso Gustavo Díaz Ordaz y altos funcionarios de gobierno estaban en la nómina de la agencia extranjera.
A pesar de la represión, el movimiento logró resistir hasta principios del mes de diciembre, cuando se decidió levantar la huelga y continuar la lucha mediante Comités de Lucha en cada escuela y facultad.
Un programa revolucionario para el Consejo Nacional de Huelga
Muchas fueron las conclusiones de los sectores que participaron en el movimiento estudiantil de 1968, su impactó perduró durante décadas, y los sectores más militantes contribuyeron a la conformación de distintas organizaciones políticas revolucionarias, sociales, obreras y populares a nivel nacional, además 1968 fue el preludio de una serie de luchas en el sector obrero que se desarrollaron durante la década de los setentas y que se conocería como la insurgencia sindical.
Aunque nos interesa, en particular analizar dos conclusiones una desarrollada durante el transcurso del movimiento en la UNAM y otra en los años posteriores en el IPN.
En los días previos a la toma militar de Ciudad Universitaria de la UNAM se encargó a un estudiante, militante del movimiento redactar un proyecto de programa para el Consejo Nacional de Huelga, el cual trasciende los límites de las demandas en contra de la represión, que eran muy correctas, y trata de vincularse y brindarle una alternativa a sectores militantes del movimiento obrero.
El documento es redactado el 14 de septiembre de 1968, desgraciadamente su autor fue detenido en la incursión del ejército que se produjo el 18 de septiembre en Ciudad Universitaria y nunca pudo discutirse en el seno del CNH, el documento fue denominado “Por la alianza obrero-campesina-estudiantil: Proyecto de programa del Consejo Nacional de Huelga” y se conoció hasta años después en la revista Siempre!
Explica que la lucha va más allá de demandas democráticas y que el gobierno, de ese entonces del PRI, era una especie de junta de administración de la clase burguesa:
El gobierno no es el gobierno de todos los mexicanos, sus recursos están dedicados, casi en su totalidad, a asegurar e incrementar los privilegios de la gran burguesía formada por los grandes industriales, los grandes comerciantes, los grandes terratenientes, los banqueros y los corruptos políticos de la “familia revolucionaria”.
Y plantea una serie de reivindicaciones básicas, como una especie de Programa de Transición para el movimiento obrero y los campesinos pobres del país, sin olvidar la lucha por la emancipación de la clase obrera:
Estas condiciones y otras muchas que sería muy largo enumerar nos han llevado a la conclusión de que es inaplazable iniciar una lucha general junto a todos los trabajadores, que plantee reivindicaciones mínimas que nos coloquen en la ruta de la liberación final del pueblo trabajador de México
Plantea para la clase obrera:
1.- Defensa y mejoramiento de los niveles de vida mediante aumentos de salarios inmediatos y aumentos sucesivos conforme aumentan los precios.
2.- Detener la desocupación reduciendo la jornada de trabajo.
3.- Control obrero como medio de asegurar un reparto justo de las utilidades.
4.- Conquista de las libertades políticas para los trabajadores exigiendo la libertad de los presos políticos y el respeto a las garantías individuales, por parte del gobierno.
5.- Ganar la independencia y la democracia sindicales formando comités de lucha elegidos directamente por los trabajadores.
6.- Por una central de trabajadores sobre la base de los Comités de Lucha.
Para los campesinos pobres:
1.- Organizar comités de lucha campesina
2.- Por crédito oportuno y barato
3.- Mayores recursos para el campo
4.- Eliminar los intermediarios, haciendo Comités de Lucha de campesinos y de trabajadores a su servicio.
5.- Luchar por reconquistar las tierras que han sido arrebatadas a los campesinos cuando se han realizado obras hidráulicas y demás mejoras por parte del gobierno
Aunque son demandas muy focalizadas, representa un gran paso adelante respecto al programa del Consejo Nacional de Huelga y su intento de los estudiantes de vincularse con el movimiento obrero y con los campesinos pobres para dar una lucha frontal, no sólo contra la represión.
Este es el Proyecto de Programa que proponemos a obreros, campesinos y trabajadores en general como punto de partida para una lucha conjunta de alcances nacionales a largo plazo. Es obvio que no es la última palabra y que indudablemente deberá sufrir modificaciones que lo enriquezcan con la participación de los trabajadores, sin embargo, puede mostrar que nuestros intereses se han ampliado en esta lucha por el contacto que hemos tenido con las masas del pueblo y que estamos dispuestos a luchar por cumplir los compromisos que con él hemos contraído.
Si bien el programa no menciona la lucha por el socialismo, es importante mencionar los pasos adelante que da al nombrar que se luchará por la emancipación completa de la clase obrera, lo cual solo puede lograrse derrocando al sistema capitalista.
Los estudiantes y la revolución
Otra de las experiencias sucede en un proceso de discusión que se tiene a lo interno de los Comités de Lucha en la Unidad Académica de Zacatenco del Instituto Politécnico Nacional.
Los militantes del Comité de Lucha de la ESIME, en los meses posteriores al movimiento de 1968 tienen contacto con un grupo de integrantes de una organización revolucionaria, quienes ayudan a un proceso de clarificación de las conclusiones del movimiento estudiantil.
Un primer documento elaborado a partir de esas discusiones es el publicado en el periódico estudiantil “Unifiquémonos” en la década de 1970, el cual concebía que se debe:
…organizar el movimiento estudiantil en pos de sus demandas concretas y de forma independiente del estado burgués y sus mecanismos de control.
Además de que se debe buscar la alianza del movimiento estudiantil con el movimiento obrero.
El documento fue ampliado una década después bajo el título “¿Qué debe ser la Línea Política?
Trata de hacer un estudio del papel de los estudiantes en la sociedad, los cuales:
… no son una clase social, tampoco la parte más importante de la sociedad, son un sector improductivo, transitorio, incapaz de quebrantar por si solo, en forma alguna la estructura de la sociedad, pero tienen un papel importante que cumplir con respecto al Movimiento Revolucionario.
Además analiza las demandas que los movimientos estudiantiles levantaron en los últimos años:
A lo largo de las luchas de los estudiantes, pero principalmente a partir del movimiento estudiantil popular de 1968, se produce el rompimiento con las federaciones charras utilizadas como trampolines políticos por el PRI y se da la independencia del movimiento estudiantil respecto al estado y la incorporación a la lucha por la democratización en las escuelas y por la transformación social en el país.
El movimiento estudiantil ha delineado ya sus objetivos generales (levantados en las calles el 10 de junio de 1971). Democratización de la enseñanza, entendida como una educación crítica, científica y al servicio del pueblo, y por la democracia sindical, entendiendo que solo la unidad indestructible de los estudiantes, profesores y trabajadores democráticos y revolucionarios harán posible avanzar.
Y establece la necesidad de la organización permanente de los estudiantes mediante la construcción de una organización estudiantil de carácter nacional, democrática, estable y representativa.
Además, concluye que:
Las organizaciones revolucionarias deben trabajar intensamente para convertir a las amplias masas estudiantiles en una fuerza política, organizada, masiva que luche conscientemente al lado del pueblo trabajador por sus intereses históricos, así como para dar continuidad, avance y profundidad a las luchas que los estudiantes desarrollan por la resolución de sus propios problemas. Además, otro aspecto que no debe descuidarse es el de que el Movimiento Estudiantil debe ser un semillero constante de cuadros políticos dispuestos a proletarizarse ideológicamente y a servir con todas sus fuerzas y de todo corazón a la lucha que el proletariado mexicano desarrolla por el derrocamiento de la burguesía y la instauración del poder obrero.
En resumen, a los estudiantes se les debe organizar y movilizar a partir de sus demandas concretas y por la resolución de éstas, pero paralelamente a este proceso, se debe desarrollar toda una labor de educación y concientización política e ideológica que les vaya haciendo comprender la necesidad de luchar al lado de todos los explotados por la transformación radical del orden social existente.
Algunas de las conclusiones de la “Línea Política” de los Comités de Lucha en el área de Zacatenco del IPN, son más profundas que el esbozo del programa para el Consejo Nacional de Huelga, con lo cual estamos de acuerdo.
El movimiento estudiantil tiene sus propias demandas, como puede ser la mejora de las instalaciones educativas, mejores condiciones de estudio becas, la democratización de la educación; etc. No se debe rehuir a esas demandas, sino todo lo contrario se deben impulsar para conformar poderosos movimientos estudiantiles cuando así se requiera.
Sin embargo, el movimiento estudiantil no debe quedarse en los márgenes de las demandas académicas o reivindicativas, se debe luchar por vincular a nivel masivo al movimiento estudiantil en parte del movimiento revolucionario que lucha contra el sistema capitalista; vinculándose al movimiento de la clase trabajadora y los oprimidos en general.
A nivel de cuadros, es decir de militantes individuales de las agrupaciones estudiantiles, debe contribuir a “proletarizarse ideológicamente” es decir a formarse políticamente bajo la perspectiva de la teoría revolucionaria comunista, para que a su vez este se convierta en un “semillero” de cuadros revolucionarios para construir la organización política revolucionaria comunista que aspire a organizar la futura revolución que derroque a la clase dominante y a su sistema capitalista para instaurar una sociedad socialista.
Esta es una poderosa conclusión que nos liga directamente a la tradición revolucionaria de 1968.
Una nota final para las conclusiones revolucionarias de 1968
En el último periodo sectores amplios de estudiantes han entrado en procesos de luchas, manifestaciones, paros y tomas de escuelas y facultades, las nuevas generaciones se han radicalizado producto de la crisis económica, las agresiones imperialistas, la guerra y la violencia que prevalece en nuestro país y buscan referencias históricas, el movimiento estudiantil de 1968 sigue siendo un punto al cual se dirigen las nuevas generaciones, sigue despertando interés y admiración.
La generación de 1968 se enfrentó valientemente al sistema y al régimen autoritario del PRI, el movimiento impactó fuertemente durante los próximos años, sin duda el movimiento hirió de muerte al dinosaurio del PRI y al sistema en nuestro país.
Miles de jóvenes se orientaron a conclusiones revolucionarias, se involucraron en el movimiento obrero, popular y fundaron organizaciones políticas comunistas revolucionarias.
Los dos documentos que presentamos anteriormente son un ejemplo de este proceso de reflexión del sector más militante del movimiento estudiantil. algunas de sus reflexiones son correctas.
Sin dejar de reconocer que son importantes las demandas inmediatas, no enmarcan a las luchas estudiantiles en las cuatro paredes de las escuelas y facultades. Reconocen la importancia de los estudiantes en el proceso revolucionario, pero siempre y cuando exista un vínculo estrecho con el movimiento obrero.
Y hacen una invitación para que los estudiantes se involucren en la construcción de la organización revolucionaria destinada a organizar la lucha directa y la revolución contra el capitalismo y todos sus horrores. La necesidad de la construcción del factor subjetivo, de la organización política comunista.
Esa tarea está aún pendiente en nuestro país, nosotros como militantes de la Organización Comunista Revolucionaria, pretendemos retomar las mejores tradiciones del movimiento estudiantil y de las luchas de 1968 y hacemos una invitación a aquellos estudiantes que de manera honesta y franca buscan luchar contra el sistema a que juntos construyamos la organización revolucionaria que necesitamos para derribar este sistema de explotación y opresión.