En estos últimos días se estrenó un documental en la plataforma digital Netflix llamada Compra Ahora: La conspiración consumista dirigida por Nic Stacey cuya premisa es sencilla: se produce demasiado y genera basura que pone en peligro a la Tierra. Suena a la típica trama de cualquier documental que expone los peores aspectos del capitalismo tales como An Inconvenient Truth, Un océano plástico o The True Cost.
Aunque expone mediante una narrativa provocativa el mecanismo del hiperconsumismo que afecta a la población y al medio ambiente concluyen (como todos los demás documentales de su especie) que el problema se resuelve mediante ajustar un poco los tornillos por acá, exigir una legislación más rígida o a tu autoridad cercana. Tal es el pensamiento de los reformistas de la talla de Naomi Klein quien plantea en su libro Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima, que el problema es la fase neoliberal que se entiende como un capitalismo malo, deformado y maligno que solamente se necesita arreglar mediante reformas para llegar a un sistema «más beneficioso y democrático» para toda la humanidad. ¡Como si el modo de producción capitalista fuese igualitario!
El problema no es el consumo, es el capital
El documental hace énfasis en un punto que se reconoce como cierto: la búsqueda perpetua de ganancias conlleva a la sobreproducción de mercancías que al final se destruyen porque nadie los compra. Esto es algo que el mismísimo Karl Marx ya había anotado en su trabajo El Capital como una contradicción fundamental del capitalismo. Para ser más específico, el modo de producción capitalista produce demasiadas mercancías debido a los desarrollos tecnológicos y organizativos de las fuerzas de producción, pero como su fuente de riqueza se deriva del empobrecimiento generalizado de la clase obrera a través de salarios más bajos (para extraerles más trabajo no remunerado) se les quita poder adquisitivo para comprar ¡las mismas mercancías que producen y necesitan para sobrevivir! De modo que se produce un escenario digno de una comedia absurda: como nadie puede comprar mis productos, lo lógico es destruirlos. Este escenario suena ridículo si no tomamos en cuenta que el fin último del capitalismo no es la satisfacción de las necesidades humanas sino su autovalorización mediante la extracción de plusvalor que enriquece solamente una clase.
Esto es pernicioso ya que no solamente existen millones de seres humanos en la pobreza y miseria más abyecta sino que se suma el carácter despilfarrador y predatorio del capital en su relación con el medio ambiente. Despilfarrador debido a que todo el proceso productivo y las largas jornadas (inhumanas en ciertas ramas como la electrónica) simplemente se demuestra inútiles ya que no logró su fase más importante que es la metamorfosis de la mercancía-capital (un objeto con un plusvalor cristalizado, potencial) a su forma dineraria (el plusvalor realizado) para seguir con su ciclo que deviene en la reproducción del mismo. Esto desde la perspectiva de que este excedente se tomaba como la totalidad del plusvalor en cuanto a la masa de mercancías dentro de los cuadernos del capitalista, si bien una parte fue realizada en el mercado no toda fue transformada derivando en su destrucción. Esto lo vemos en el documental en cómo las grandes multinacionales como Nike, Apple o Amazon destruyen los productos que nadie compró o en el caso más sutil, realizando supuestas campañas «ecológicas» como H&M que “reciclan” sus prendas solamente para terminar abandonadas en las playas de algún país pobre como Ghana.
Pero también es predatorio en el sentido de que la misma reproducción a mayor escala del capital exige más y más recursos naturales como su combustible. Esto lo vemos cuando las ramas extractivas tales como la minería o la de los combustibles fósiles buscan nuevos yacimientos para ser explotados mientras dejan ecosistemas devastados a su paso, desplazan comunidades enteras que vivían de tales entornos y llevan a la extinción miles de especies. Este aspecto aterrador es un punto que lamentablemente la cinta no muestra.
Pero esto lleva a la pregunta ¿Cómo se relaciona el hiperconsumismo con la reproducción del capital? Es un respuesta simple, debido a que el sistema se encamina al crecimiento infinito es necesario mantener el consumo (tan necesario en la realización del plusvalor que hemos estado mencionado) mediante su estímulo de manera artificial, tal como la cinta nos muestra con el ejemplo de Amazon en la que se manipula ciertos detalles como los colores de los productos o los precios se puede llegar a que individuos que pensaban comprar, por ejemplo, un par de zapatos ¡compren todo el conjunto de tendencia de invierno! A esto le llamamos consumo alienado. La publicidad y el marketing son ciencias precisas en la manipulación psicológica de deseos y necesidades que creemos tener, pero en realidad se nos impone. De esta forma nos llena de basura innecesaria y se mantiene el capital en el sentido de mantener la demanda efectiva y perpetuar tanto las relaciones de explotación del trabajo frente al capital, así como la del consumo “racional” para la circulación.
¡La lucha por el medio ambiente es la lucha por el Comunismo!
La pelea por la conservación de la biosfera, pero garantizando la satisfacción de las necesidades de la humanidad es posible bajo un sistema planificado, democrática y racional en cuanto a los ciclos naturales en vez de las ganancias solamente se logrará bajo el comunismo. La pobreza así como la devastación ambiental solamente se resolverán bajo el poder ejercido por los obreros de los medios de producción de las grandes corporaciones como Amazon o Apple para dirigir la producción bajo el principio de la necesidad en detrimento de la acumulación sin fin. Bajo la sociedad comunista se logrará poner bajo los fines de los obreros toda la enorme maquinaria planificadora que el capital ha creado para el pleno desarrollo de la humanidad respetando a la naturaleza en un sistema racional y metabólico.
¡PARA SALVAR A LA TIERRA ES NECESARIO LA MUERTE DEL CAPITALISMO!
¡POR EL PODER OBRERO EN LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN!
¡POR UNA ECONOMÍA PLANIFICADA POR Y PARA LOS OBREROS!
¡ÚNETE A LA OCR!