Catalunya: el látigo de la reacción reactiva las protestas republicanas
El látigo de la reacción ha dado un poderoso impulso al movimiento republicano catalán
El látigo de la reacción ha dado un poderoso impulso al movimiento republicano catalán
El 10 de noviembre habrá nuevas elecciones generales tras el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del gobierno.
En el momento de escribir este editorial aún no había un acuerdo para investir al gobierno de Pedro Sánchez.
Para la dirección del PSOE, al contrario de lo que espera la inmensa mayoría de sus votantes, lo fundamental es mantener a salvo las estructuras capitalistas
La cuestión nacional permanece como una úlcera sangrante en la historia política española, y así permanecerá hasta que la clase obrera no se proponga abiertamente luchar por su emancipación como clase, resolviendo de paso los problemas democráticos pendientes, tales como la mencionada cuestión nacional catalana, vasca y gallega, y la consecución de una república democrática.
El pasado día 4 de junio, atendiendo al recurso planteado por la familia del dictador, los magistrados del Tribunal Supremo decidieron parar la exhumación de Franco del Valle de los Caídos para evitar, según sus propias palabras, “el perjuicio que se causaría a los recurrentes y, especialmente, a los intereses públicos encarnados en el Estado”.
Las elecciones del 26 de mayo, municipales, autonómicas y europeas, han vuelto a confirmar la victoria de la izquierda en las elecciones generales del 28 de abril pasado. En las elecciones municipales, las más relevantes, la izquierda estatal y nacionalista consiguió el 48,7%, mientras que la derecha estatal y nacionalista alcanzó el 42%
La reacción neofranquista no pasó en estas elecciones. Pese a explotar los prejuicios más bajos y ruines de las capas más atrasadas de la población, la derecha mordió el polvo en su intento de alcanzar La Moncloa. Las familias obreras, la juventud, la mujer trabajadora, las nacionalidades oprimidas, y todo lo que hay de progresista en la sociedad española, cerraron filas para impedir la llegada de un gobierno que amenazaba con ser el más reaccionario en 40 años.
El gobierno Sánchez ha caído víctima de sus propias contradicciones. El rechazo a los presupuestos en el Congreso es el colofón a ocho meses de indecisiones, vacilaciones y amagos y en general de una política que no se ha salido de los límites impuestos por el IBEX35 y el aparato del Estado.
Lamentablemente, el descontento con el PSOE no ha sido capitalizado por la confluencia de Podemos e IU, sino que se ha perdido en una abstención que ha superado del 41% y que se ha concentrado en las zonas obreras de la comunidad. Se abre de este modo la puerta a que la derecha (incluyendo a la extrema derecha de Vox) pueda hacerse con el gobierno de la Junta por primera vez.