Seis años han pasado ya desde el inicio de los gobiernos de la llamada Cuarta Transformación, tiempo suficiente para establecer qué diferencias podemos encontrar respecto a la estrategia económica para desarrollar el país y respecto al “neoliberalismo”. Hay sin duda algunos elementos distintivos. El más importante se encuentra en el presupuesto de egresos: en los apoyos directos a sectores llamados vulnerables. No obstante, nos preguntamos: ¿En qué consiste el cambio? A continuación, trataremos de responder a ello.
Gasto en Inversión, reducción del papel del Estado
Las nuevas erogaciones, producto de la política social, son de en torno al 1.8% del PIB; muy cerca de los 900 mil millones de pesos, especialmente dedicados a los apoyos directos, que incluyen a más de 35 millones de mexicanos. No obstante, si contemplamos el porcentaje del gasto público respecto del PIB, éste no se ha modificado sustancialmente: en 2016 representaba el 28% del PIB y ahora supone el 28.5%; es decir que en 8 años no ha habido un incremento real.
Si nos concentramos en distintos ramos del presupuesto, por ejemplo, el sector educativo, encontramos que se le asignaron un billón 19 mil 449 pesos en 2024. Si lo comparamos con el año 2025, representa una disminución del 3.6%[i].
Incluso entre 2023 y 2024 notamos una caída en todos los niveles educativos. Se podría argumentar que hay ahorros, pero lo cierto es que en el sector hay poco que ahorrar; del total del presupuesto, el 98% corresponde a gastos fijos, es decir, salarios de docentes y mantenimiento de instalaciones. Tan sólo el 2% se puede dedicar al desarrollo (Ídem).
Es una política de estado desde hace 40 años disminuir el gasto en educación y otros sectores sociales. Es cierto que los montos se han modificado, pero, en relación al PIB, o se han estancado o simplemente han disminuido.
Regresando a la economía en su conjunto, otro aspecto que caracteriza a lo que se conoce como neoliberalismo es la disminución de la inversión pública, priorizando a la privada: en el año 2016 está representaba 3.8% del PIB y en el año 2024 a duras penas llega al 3%.
Si nos atenemos a la disminución del papel del Estado en la economía, el gobierno de la Cuarta Transformación ha sido más bien continuador de la misma política que critica. No podemos cuestionar que se otorguen apoyos directos a millones de personas, de hecho, hacen falta más, pero esto se ha hecho de manera paralela con la continuada tendencia a disminuir la inversión pública, que con ese 3% llega a mínimos históricos. Recordemos que en los años setenta, antes de las políticas de ajuste, la inversión pública rondaba alrededor del 12% del PIB y que desde De la Madrid en adelante el deterioro en ese rubro ha sido constante, llegando al grado actual, donde el 85% del gasto en inversión pertenece a la iniciativa privada.
Política fiscal, a favor de las grandes riquezas
En cuanto a los impuestos, es necesario recordar que la política impositiva actual fue desarrollada durante el periodo que tanto se ha satanizado. Efectivamente, se han eliminado los perdones de adeudos a los grandes contribuyentes, que constituían un caso de escandalosa impunidad. No obstante, en general, la estructura impositiva sigue siendo plenamente injusta, a tal grado que los contribuyentes de más de 500 millones de pesos anuales aportan sólo el 0.03% del total de la recaudación en general y del 13.6% de lo que aportan todas las personas físicas, las grandes fortunas aportan entre el 1% y el 8% del impuesto sobre la renta, mientras que un contribuyente cautivo, por ejemplo, un trabajador promedio, contribuye con un 30%[ii].
Tampoco en este rubro hay algún cambio que se pueda destacar. Obviamente, mientras no se aplique una política fiscal que realmente obligue a pagar impuestos a los más ricos, la presión fiscal continuará cargándose a las espaldas de los trabajadores, facilitando beneficios cada vez más grandes para los millonarios.
Al final de este sexenio, las 10 fortunas más ricas de México poseían un monto cercano a los 178 mil millones de dólares, un 45.2% más que en 2018. Esto es un promedio aproximado de 7.5% anual, cuando la economía creció apenas en un promedio del 2%. La única explicación a estos datos, al no haberse creado más riqueza, es que hubo una transferencia neta hacia las grandes fortunas.
Estrategia de crecimiento centrada en las exportaciones
En 2018, el volumen total de exportaciones en México representaba aproximadamente 450 mil millones de dólares, de los cuales 30 mil millones eran derivados del petróleo. Para 2023, último año del que se tienen cifras completas, las exportaciones de mercancías sumaron 593 mil millones de dólares: un incremento promedio anual del 6%, lo que nos hace vaticinar que el total de exportaciones superará al final del año los 620 mil millones de dólares, de los cuales aproximadamente 30 mil millones son petróleo y derivados.
La parte sustancial de esta firme expansión de las exportaciones son las manufacturas, que en 2018 eran casi 400 mil millones y en 2024 llegarán a los 550 mil millones de dólares: esto es un incremento promedio de 6.5%. Las cifras son impresionantes, más aun tomando en cuenta que la depreciación del dólar respecto al peso en este periodo supone que la masa de mercancías ha sido al menos un 5% superior a lo que estas cifras indican.
El comercio exterior representa más del 43.1% del PIB. De cada 10 pesos que se generan en México, 4 corresponden a las exportaciones. Si el promedio de crecimiento económico es de apenas el 2%, esto significa simple y llanamente que el único sector que ha crecido en términos reales es el dedicado al comercio exterior; especialmente el manufacturero, que tiene un ritmo de crecimiento incluso superior a todos los demás.
El patrón de acumulación capitalista en México es de tipo secundario exportador y es cada vez más dependiente de los Estados Unidos, país al que se mandan casi el 90% de las mercancías producidas en México, en 2024, mientras que en 2018 representaba el 80%[iii].
Esto demuestra que la tendencia que se fundó con el Tratado de Libre Comercio sigue siendo la misma, y la dependencia con respecto a los Estados Unidos se incrementó a ritmo acelerado.
Otro aspecto destacable es el carácter manufacturero de las exportaciones y el hecho de que prácticamente duplican a las del siguiente país de la región latinoamericana, que es Brasil. No obstante, el aporte de esa producción al mercado interno es mínima, por ejemplo: si analizamos las importaciones del primer semestre de 2024, del total de las no petroleras, que sumaron la nada despreciable cifra de 337 mil millones de dólares, el 80% son bienes intermedios; es maquila, a la que sólo se le añade la mano de obra barata para que se consuma en el mercado norteamericano.
En suma, México es tal vez la maquiladora más grande del mundo.
Tipo de cambio y tasas de interés, al margen de las necesidades de crecimiento
Una de las prioridades de las políticas capitalistas en el terreno económico es la estabilidad del tipo de cambio. Por supuesto, bajo ningún esquema simpatizamos con una devaluación permanente, como es el caso de países como Argentina o Venezuela, no obstante, si revisamos los motivos que la originan, encontramos otra vez una dependencia en función de los intereses norteamericanos.
Efectivamente, la estabilidad cambiaria es crucial para que las exportaciones de productos de origen mexicano no se disparen y afecten al mercado interno norteamericano. Uno de los factores clave en dicha estabilidad es la tasa de referencia de los bancos centrales: la Reserva Federal de los Estados Unidos ha mantenido una política de incremento de tipos de interés durante los últimos años, con el objeto de contener la inflación; de forma paralela, el Banco de México llevó sus tasas de referencia hasta el 11.5%. En general, la idea fue mantener una diferencia de al menos el 6%. Al momento en que escribimos este artículo, la tasa de la Reserva es de 4.75%, mientas que la del Banco de México es del 11%. Este nivel genera que en el mercado interno tengamos un altísimo costo del crédito, limitando las capacidades de la pequeña y mediana empresa para arriesgarse a invertir. Esto obviamente limita el crecimiento económico.
El siguiente esquema, publicado en el periódico El Economista, lo ilustra[iv]:
Todos los movimientos del Banco de México fueron antecedidos por movimientos de la Reserva Federal, ya sea que fuesen de reducción o de incremento. La necesidad de impulsar el mercado interno por medio del crédito nunca estuvo contemplada, a tal grado que hoy tenemos una tendencia de reducción de la economía interna que representaría ya una recesión de no ser por el pujante comercio exterior, del que, como hemos dicho, está en el interés de los Estados Unidos el mantenerlo en parámetros convenientes para ellos.
Resulta muy común escuchar entre los economistas burgueses que “es necesario enfriar la economía para contener la inflación”, lo que significa llevar al mercado interno a la contracción, reduciendo la demanda: en suma, una política consciente de limitar el crecimiento económico y forzar la recesión. De cualquier modo, para la burguesía dominante esto no es importante; ya hemos demostrado que se pueden combinar altas tasas de crecimiento de las exportaciones con una economía al borde de la crisis y eso es precisamente lo que viviremos en los siguientes meses.
Perspectivas
Dejémoslo claro, en México hay dos economías cuya relación es mínima: por un lado, tenemos un mercado interno estancado sin una industria nacional que lo abastezca de bienes de consumo, y por otro lado, un pujante sector de exportación, especialmente maquilador, totalmente dedicado a las necesidades de Estados Unidos.
En este contexto nos enfrentamos a una paradoja muy curiosa: se calcula que en el año 2024 la inversión nacional superará el 24% del PIB, cifra histórica (como se puede ver en la siguiente gráfica), mientras que la economía tendrá un crecimiento de menos del 2%[v]:
Habrá una gran inversión, pero no habrá crecimiento, puesto que los recursos involucrados son para fortalecer la capacidad de exportación, que, como ya vimos, tiene un ciclo que apenas se relaciona con la economía interna; la cual, agobiada por las altas tasas de interés, sigue su camino rumbo a la recesión (que se hará sentir durante el 2025). La única manera de evitarla sería bajando la tasa de interés del Banco de México, lo que estimularía el crédito y daría un espacio para reanudar el crecimiento. Lamentablemente, esto no va a suceder. Como hemos dicho, las tasas en México se definen realmente en la Reserva Federal de los Estados Unidos.
El capitalismo mexicano requerirá de una nueva crisis para volver a iniciar un intento de crecimiento, siempre supeditado a lo que le dicten los vecinos del norte. Los tiempos que se avecinan serán difíciles: se requerirá mirar más allá de la superficie y señalar que el gobierno no es un aliado de los trabajadores, sino que más bien es parte del bando contrario, sin ser el enemigo principal (los cuales siguen siendo la oligarquía y el imperialismo).
Los trabajadores debemos confiar en nuestras propias fuerzas, en la unidad y en recuperar tradiciones de combate y de lucha. Dentro del capitalismo no hay margen para una política económica que no sea la que dicta el gran capital. Los próximos años serán una dura muestra de la necesidad de la organización independiente de los trabajadores.
Sí, has leído bien el título. Un anciano enfadado en Washington y un presidente psicológicamente trastornado en Kiev han estado ocupados urdiendo conjuntamente un plan que podría empujar al mundo al abismo.
Si eso suena muy parecido al argumento de una película inferior de serie B, de nuevo tienes razón. Pero eso sólo demuestra el viejo dicho de que la realidad puede imitar muy a menudo a la ficción. Incluso la ficción más extraña. Y lo que está ocurriendo en la escena diplomática mundial es ciertamente muy extraño.
Es cierto que los personajes principales de esta particular historia de terror no se llaman Ming el Despiadado ni Drácula Príncipe de las Tinieblas, sino sólo Joseph Robinette Biden (aunque supongo que Robinette es una cosa bastante rara para llamar a alguien), y Volodymyr Oleksandrovych Zelenskyy, que suena mucho más como un horrible Conde tramando la conquista del mundo desde un siniestro castillo en las montañas de Transilvania.
Sin embargo, en este punto, los prometedores paralelismos entre la tediosa realidad y el maravilloso mundo de las viejas y añoradas películas de terror de la Hammer empiezan a desvanecerse. En lugar de dos figuras de terror exuberantes, nos encontramos ante dos hombres más bien pequeños, ordinarios, poco interesantes (y aún menos inteligentes).
En cuanto al tamaño físico, el antiguo cómico, presidente de Ucrania desde 2019, mide apenas 1,67 m, aunque la impresionante forma en que se pasea por los pasillos del poder en Washington, Berlín y Londres, exigiendo con amenazas enormes cantidades de dinero en efectivo, le hace parecer mucho más alto de lo que es en realidad.
Para hacer lo que algunos podrían considerar una comparación pertinente, a menudo se dice que el líder norcoreano Kim Jong Un mide 1,70 metros, pero no está claro de dónde procede esa información. En cualquier caso, lo que le falta en centímetros, lo compensa con la posesión de armas nucleares que, en el ámbito de las relaciones mundiales tiende a convertir a los enanos en gigantes… y viceversa.
Pero me he desviado demasiado de mi historia central, a la que vuelvo inmediatamente. Cuando digo pequeños, no me refiero sólo a su estatura. Son aún más pequeños en sus cualidades intelectuales y morales.
La amenaza contra Zelensky es muy real / Imagen: dominio público
Lamentablemente, típicos de los líderes políticos de la era moderna (o más bien, posmoderna), ambos hombres carecen por igual de cualquier atisbo de visión amplia o de algo remotamente parecido a una cosmovisión filosófica coherente. En lugar de ello, sus acciones están totalmente dictadas por consideraciones prácticas inmediatas y, en última instancia, por el crudo interés propio y la supervivencia política (y en el caso de Zelensky, también física), a las que debe sacrificarse todo lo demás.
Me apresuro a añadir que no nos referimos necesariamente a la amenaza que representa su némesis personal, Vladimir Putin. Aunque no hay amor perdido entre estos dos hombres, no hay absolutamente ninguna prueba de que los rusos hayan intentado asesinar al hombre de Kiev, aunque han tenido muchas oportunidades de hacerlo.
Al fin y al cabo, la eliminación de los enemigos mediante el simple procedimiento del asesinato -que antaño se consideraba una práctica aborrecible utilizada sólo por los Estados más bárbaros- se ha puesto ahora bastante de moda. Bibi Netanyahu lo practica con regularidad, junto con otros crímenes de guerra demasiado numerosos para mencionarlos aquí. Sin embargo, por extraño que parezca, el dirigente israelí nunca ha sufrido consecuencias desagradables por sus acciones. Más bien al contrario.
Si los rusos no han eliminado a Zelensky de la escena con esos métodos (por el momento, en cualquier caso) no es por razones éticas, sino simplemente porque no ven ningún sentido en ello. Si eliminas a un líder enemigo, simplemente será sustituido por otro, muy posiblemente alguien incluso menos de tu agrado.
A los israelíes les gusta alardear del número de enemigos de este tipo que han enviado al otro mundo. Pero se olvidan de mencionar que esas acciones no sirvieron para destruir -ni siquiera para debilitar seriamente- ni a Hamás ni a Hezbolá. Por tanto, su jactancia tiene un carácter totalmente vacío.
La amenaza contra Zelensky es muy real. Pero procede de mucho más cerca de él que el Kremlin. Aunque en teoría es Presidente de Ucrania, está rodeado de enemigos mucho más peligrosos. Los elementos fascistas neonazis (a los que los medios de comunicación occidentales se refieren educadamente como “ultranacionalistas”) vigilan cada una de sus acciones como halcones hambrientos.
Estos elementos han establecido fuertes posiciones en el Estado y en las fuerzas armadas en particular. Proporcionan las tropas de choque más fanáticas (y eficaces) en la línea del frente. Pero esa línea del frente se está derrumbando rápidamente. El avance ruso, que hasta hace poco tenía un carácter lento e incremental, se ha acelerado enormemente. Y los “ultras” no están contentos.
Toda la historia de la guerra de Ucrania durante el último año ha sido un desastre para el régimen de Kiev. El avance ruso es ya irreversible y el colapso de la defensa ucraniana es solo cuestión de tiempo.
Se está preparando una derrota humillante para Estados Unidos y la OTAN. En estas circunstancias, se habla cada vez con más fuerza y persistencia de negociaciones con Rusia. Esto es bastante natural. Cuando tus ejércitos están siendo derrotados en todos los frentes y te estás quedando sin soldados, armas y municiones, lo lógico es entablar negociaciones con la otra parte.
Por desgracia, lo que es natural y racional no siempre es lo que se hace. A finales de 1944, estaba bastante claro que Alemania había perdido la guerra. Los ejércitos de Hitler habían sido aplastados por los rusos, primero en Stalingrado y luego en la batalla de Kursk. El Ejército Rojo se dirigía directamente hacia Berlín en lo que fue el avance más rápido de la historia militar.
Muchos de los generales de Hitler hubieran estado a favor de negociar con británicos y estadounidenses para evitar una victoria soviética absoluta. Pero Hitler, aislado del mundo en su búnker subterráneo de hormigón, hacía oídos sordos a cualquier sugerencia de paz.
Totalmente alejado de la realidad, se negaba a escuchar informes sobre derrotas. En lugar de ello, sus generales recibían periódicamente sermones sobre la inevitabilidad de una victoria alemana, incluso cuando el estruendo de la artillería soviética podía oírse en el centro de Berlín.
Hitler trasladaba constantemente divisiones inexistentes a frentes que ya se habían derrumbado. Sólo cuando los rusos estuvieron literalmente a pocos metros de su búnker sacó finalmente la conclusión y se suicidó. El resultado inevitable fue que toda la parte oriental de Alemania, incluido Berlín, cayó en manos del victorioso Ejército Rojo.
Aunque existen diferencias obvias entre aquella situación y la actual en Ucrania, también hay grandes similitudes. En particular, Zelensky muestra ahora exactamente los mismos síntomas psicológicos que Hitler mostró en los últimos días del Reich alemán.
Sus cambios de humor son cada vez más erráticos. Sus órdenes son tan extrañas que no tienen nada que ver con la realidad. Y no es de extrañar, porque hace tiempo que cerró los ojos y los oídos a la realidad.
Hace unos meses, los medios de comunicación occidentales informaron de que el líder ucraniano se había puesto histérico y gritaba literalmente a sus generales, acusándoles de contarle mentiras. En realidad, lo más probable es que estuvieran intentando, de alguna manera, decir la verdad sobre la desastrosa situación en el frente. Pero Zelensky se niega a escuchar las malas noticias. Sólo quiere oír las buenas noticias. Y si no hay buenas noticias, entonces hay que inventarlas.
Al final, tras darse cuenta de la inutilidad de este esfuerzo, los generales le dicen ahora lo que quiere oír: que los ucranianos están ganando y los rusos perdiendo. Los medios de comunicación ucranianos están llenos de historias absurdas sobre ofensivas ficticias de sus heroicas Fuerzas Armadas, en el mismo momento en que están retrocediendo en desorden por todos lados.
La desmoralización se extiende rápidamente entre las filas. Incluso la insulsa prensa ucraniana ha publicado noticias sobre soldados que se niegan a luchar, un número creciente de deserciones y cada vez más casos de soldados que tiran las armas y se rinden a los rusos.
Hace un par de semanas se publicó en la prensa el caso de un oficial ucraniano que se negó a ordenar a sus hombres que lanzaran un ataque demencial, que según él equivalía a una misión suicida. El oficial fue inmediatamente destituido, pero hubo protestas entre los soldados exigiendo su readmisión.
El asunto de Kursk fue una aventura estúpida e inútil, un intento desesperado por parte de Zelensky de demostrar al mundo que Ucrania aún era capaz de llevar a cabo una ofensiva exitosa contra Rusia en su propio territorio. Ha terminado, inevitablemente, en una humillante derrota tras la pérdida de un enorme número de vidas y de valioso material militar.
Al mismo tiempo, el frente central de la guerra -que sigue siendo el Donbass- está siendo rápidamente invadido por fuerzas rusas superiores. Sin embargo, Zelensky persiste en la insensata política de enviar cada vez más hombres a la muerte en Kursk -con el único fin de su prestigio personal- mientras priva sistemáticamente al frente del Donbass de fuerzas, armas y municiones esenciales.
La terrible magnitud de las pérdidas ucranianas se ha ocultado deliberadamente. Pero está a un nivel que no se puede sostener, mientras que Rusia tiene una superioridad abrumadora tanto en número como en armamento, y renueva constantemente sus fuerzas con nuevos reclutas.
Por el contrario, el plan de movilización de Zelensky no consigue reunir el número de personas previsto, y las autoridades se ven obligadas a emplear métodos brutales para acorralar a los reclutas reacios, a la salida de bares y discotecas, que son enviados inmediatamente al frente para ser masacrados.
La desesperación de Zelensky
Se preguntarán por qué Zelensky sigue negándose a negociar con los rusos. De hecho, hace algún tiempo aprobó una ley que seguramente no tiene precedentes en la historia jurídica, que prohíbe a Ucrania negociar con Moscú mientras Putin esté al mando.
La verdad es que ahora es un hombre desesperado. Sabe muy bien que si diera cualquier paso que pudiera interpretarse como un intento de obtener la paz a costa de sacrificar incluso una pequeña parte del territorio ucraniano, provocaría una feroz reacción por parte de los elementos neonazis del ejército y del aparato del Estado.
Zelensky entiende que la elección de Trump supone un cambio fundamental en la situación / Imagen: Gage Skidmore, Wikimedia Commons
Su gobierno sería casi con toda seguridad derrocado, e incluso su vida estaría menos que asegurada. Difícilmente una situación muy agradable en la que encontrarse. Para empeorar las cosas, tenemos la elección de Donald Trump.
Zelensky entiende que la elección de Trump representa un cambio fundamental en la situación.
Y los hombres desesperados hacen cosas desesperadas.
Por fin está aceptando, a regañadientes, que la guerra está perdida, y de forma irrevocable. Y no hay absolutamente nada que Occidente pueda hacer para impedir una victoria rusa. Nada, es decir, excepto quizá una confrontación militar directa entre Estados Unidos y Rusia.
Es decir -llamemos a las cosas por su nombre correcto- la Tercera Guerra Mundial.
Por ello, Zelensky exige que se le dé vía libre para disparar misiles de largo alcance contra objetivos en el interior de la Federación Rusa.
Putin replicó inmediatamente en términos inequívocos que esto constituiría un acto de guerra por parte de Estados Unidos, ya que los misiles estadounidenses necesarios para tal operación sólo podrían ser operados con la participación directa de personal militar estadounidense.
Esto significaría que Rusia y Estados Unidos se encontrarían en estado de guerra. Esto no significa necesariamente una guerra inmediata con misiles volando en todas direcciones. Hay muchas otras formas en que pueden manifestarse las hostilidades.
Hay que señalar que Rusia no es simplemente un país con un gran ejército bien entrenado y equipado que ha demostrado su valía en el campo de batalla ucraniano. En realidad, el ejército ruso está más que a la altura de todos los ejércitos de la OTAN en Europa juntos.
Además, Rusia es el Estado nuclear más poderoso del mundo, con un enorme arsenal de misiles balísticos intercontinentales, capaces de alcanzar cualquier objetivo en el mundo.
Cabría pensar que este hecho podría haber abierto un serio debate público sobre la conveniencia de prolongar lo que es claramente una batalla perdida en Ucrania, y de arriesgarse a la posibilidad de un enfrentamiento entre las dos principales potencias nucleares del mundo.
Sin embargo, por increíble que parezca, nunca se ha producido tal debate. Por el contrario, a ambos lados del Atlántico se alimenta a la opinión pública con una dieta de mentiras y desinformación que la incapacita para comprender lo que realmente está ocurriendo.
Crisis del Proyecto Ucrania
En todas las guerras hay siempre un equilibrio de propaganda diseñado para engañar al público y desviar la atención de las realidades de una situación peligrosa y amenazadora. Esto es más cierto en la guerra de Ucrania que en cualquier otra guerra que yo recuerde.
Hasta hace poco, la opinión pública recibía un flujo constante de propaganda tranquilizadora que creaba la impresión de que la victoria ucraniana sobre Rusia estaba prácticamente garantizada.
Pero ahora cantan una canción diferente. Todo el mundo -o casi todo el mundo- ha comprendido que Ucrania ha perdido la guerra, y lo que ahora está garantizado es una victoria rusa.
Incluso en los círculos gobernantes de Estados Unidos -y cada vez más en al menos algunos gobiernos de Europa- hay una creciente conciencia de que la guerra en Ucrania se ha perdido irrevocablemente.
La victoria de Trump ha colocado a la burguesía europea en un dilema. Trump no ha ocultado su deseo de poner fin a la guerra en Ucrania, o al menos, a la participación de Estados Unidos en ella. No es probable que las súplicas de Zelensky le hagan cambiar de opinión.
Una vez que Estados Unidos retire -o reduzca sustancialmente- su ayuda financiera y militar, el gobierno de Kiev se encontrará en una posición imposible. Lo mismo ocurrirá con cualquier otro gobierno europeo que apoye el llamado Proyecto Ucrania.
Los líderes europeos se reunieron recientemente en la capital húngara, Budapest, para debatir la cuestión de Ucrania a la luz de la victoria electoral de Donald Trump. Corrían de un lado a otro como una bandada de pavos ante una carnicería en Nochebuena, quejándose a gritos de su suerte.
A pesar de todas sus promesas, no hay forma de que los europeos puedan compensar el enorme agujero dejado por la retirada estadounidense. La opinión pública a ambos lados del Atlántico está cada vez más impaciente con todo este asunto.
Así lo demostró muy claramente el resultado de las elecciones presidenciales del 6 de noviembre. Sin embargo, la oposición a la política de Trump se ha mantenido y ha dado un giro ominoso en los últimos días.
Biden da marcha atrás
De repente, el hombre que seguía aferrándose obstinadamente a su asiento en la Casa Blanca anunció su decisión de cambiar la postura declarada de Estados Unidos de oposición a conceder a los ucranianos permiso para utilizar misiles estadounidenses de largo alcance con el fin de realizar ataques profundos dentro de Rusia.
Esto fue, por decirlo suavemente, un shock. Solo unos días antes, el presidente electo Donald Trump había mantenido una conversación “amistosa” con Joe Biden en la Casa Blanca durante hora y media. La conversación abarcó muchos temas diferentes. Pero, al parecer, Ucrania sólo ocupó un total de cinco minutos.
De repente, el hombre que aún se aferraba obstinadamente a su asiento en la Casa Blanca anunció su decisión de cambiar la postura declarada de Estados Unidos / Imagen: dominio público
En todo este tiempo, parece que Biden no hizo mención alguna a sus planes de cambiar la postura de Estados Unidos y conceder a Zelensky permiso para utilizar misiles estadounidenses de largo alcance para ataques en lo más profundo del territorio ruso.
Este comportamiento carecía absolutamente de precedentes. Se suponía que el periodo de transición entre unas elecciones presidenciales y la toma de posesión efectiva del nuevo presidente era un periodo de calma, durante el cual el presidente saliente ayudaría a allanar el camino de su sucesor.
En lugar de eso, Biden ha lanzado una granada de mano en el camino de Donald Trump, a quien obviamente se le ha ocultado todo el asunto en una flagrante violación de todo el protocolo existente.
La explicación oficial del repentino cambio de política fue que los misiles de mayor alcance eran necesarios en respuesta a la supuesta decisión de Corea del Norte de enviar tropas para apoyar a las fuerzas rusas en Kursk. Pero hasta ahora no se ha presentado ni una sola prueba que justifique estas afirmaciones.
Está claro que toda la historia de las tropas norcoreanas procede de fuentes ucranianas y forma parte de una campaña sistemática de desinformación, diseñada precisamente para presionar a Estados Unidos para que acceda a las demandas de Zelensky.
En otras palabras, se trata de una flagrante noticia falsa, como tantas otras noticias falsas que han salido constantemente de esta misma fuente desde el comienzo de la guerra y se han repetido acríticamente en los medios de comunicación occidentales.
La verdad es que el dramático giro de Biden no iba dirigido contra un imaginario ejército norcoreano en Kursk. Su objetivo principal ni siquiera era Rusia. Iba dirigido contra su principal y más odiado enemigo: Donald J. Trump.
Joe Biden es un hombre viejo, enfadado y amargado, furioso por haber sido destituido como candidato por su propio partido, que luego sufrió una estremecedora derrota a manos de Donald Trump. Está consumido por una rabia latente y sediento de venganza por su humillación.
Ahora bien, podría pensarse que factores como la ira incontrolable y la sed de venganza -aunque son características bien conocidas del comportamiento humano- no deberían tener cabida cuando se trata de decisiones políticas importantes tomadas al más alto nivel del gobierno de la nación más poderosa de la Tierra.
Esto supone que se trata de hombres y mujeres con cierta estatura política, normas éticas y perspicacia. Seguramente, el Presidente de los Estados Unidos de América debería ser de ese tipo. Sin embargo, tal suposición no siempre está justificada.
Ya hemos dicho que Joe Biden es un hombre pequeño. Esto queda ampliamente demostrado por su conducta en el lamentable asunto que nos ocupa. Ese comportamiento no sólo es indigno del hombre que ocupa el cargo más alto de los Estados Unidos de América. Apenas es digno de un político provinciano de décima categoría de una pequeña ciudad del Medio Oeste.
Una comparación más exacta sería la de las rabietas de un mocoso malcriado al que se le ha privado de su juguete favorito y, en venganza, destroza sistemáticamente su habitación. Sólo que aquí, lo que Biden ha hecho no es destrozar una habitación, sino poner en peligro mortal a toda la población de Estados Unidos, y posiblemente del mundo entero.
Es muy consciente -al igual que todos los demás miembros belicistas de la Guerra Fría de su administración- de que esta acción cruza una línea roja claramente establecida por Vladimir Putin hace varios meses.
La amenaza de lanzar misiles balísticos contra Moscú y otras ciudades rusas adquiere un aspecto mucho más siniestro a la luz de las recientes amenazas de Zelensky de que, si Estados Unidos cortara la ayuda a Ucrania, el régimen de Kiev procedería inmediatamente a desarrollar sus propias armas nucleares.
La noticia de este alarmante acontecimiento no fue hecha pública por la Casa Blanca. Se mencionó por primera vez en un artículo del New York Times. Incluso mientras escribo estas líneas, el propio Biden no ha hecho ninguna declaración, aunque parece que altos funcionarios de su administración sí lo han confirmado.
Ni que decir tiene que la decisión de permitir a Ucrania usar misiles de largo alcance en territorio ruso ha recibido un aluvión de críticas en Estados Unidos. El propio Trump aún no ha hecho comentarios al respecto, y es posible que no los haga. Pero su hijo mayor, Donald Trump Jr., lo ha denunciado, al igual que Elon Musk y otros destacados partidarios de Trump que deben conocer muy bien su mentalidad.
No es difícil imaginar que Trump ha recibido el anuncio con una furia comprensible. El hecho de que Biden hablara con él durante hora y media y no hiciera mención alguna a algo que ya debía haber decidido con mucha antelación solo podía interpretarse como un insulto calculado y una provocación descarada.
No olvidemos que Trump obtuvo una contundente victoria electoral tras haber hecho campaña con la promesa de poner fin a la implicación de Estados Unidos en guerras y, en su lugar, utilizar el dinero de los contribuyentes para mejorar la vida de los estadounidenses. Ha dicho que pondrá fin a la guerra entre Rusia y Ucrania en 24 horas.
Hasta ahora, como hemos dicho, Trump no ha hecho ningún comentario sobre los últimos acontecimientos. Probablemente sea lo correcto, ya que sus enemigos políticos en los medios de comunicación están dando vueltas como buitres, a la espera de abalanzarse sobre cualquier error que pueda cometer.
Si se manifiesta públicamente en contra de la decisión de Biden, será acusado inmediatamente de deslealtad a Estados Unidos, de apoyar a Putin, de traicionar a Ucrania, etcétera, etcétera. Mucho mejor entonces, dejar que otras personas hablen en su nombre, esperar su momento durante unas semanas. Entonces, una vez instalado en la Casa Blanca, podrá ordenar fácilmente a sus funcionarios que ignoren las decisiones irresponsables de su predecesor.
Al actuar como lo hizo, Biden ha demostrado un desprecio absoluto, no sólo por el presidente electo, sino por todo el pueblo estadounidense, cuyo veredicto sobre los demócratas -incluido el genocida Joe- no podría haber sido más claro. Sin embargo, ¡este hombre tiene la descarada insolencia de acusar a Trump de socavar la democracia estadounidense!
¿Y ahora qué?
Zelensky no perdió tiempo en aprovechar al máximo la luz verde dada por el anciano enfadado de la Casa Blanca. En cuestión de horas, se llevó a cabo un ataque contra objetivos dentro de Rusia con seis misiles ATACMS.
Los rusos afirman que derribaron cinco de los seis y dañaron el otro. No se ha informado de ninguna pérdida de vidas humanas.
Zelensky no perdió tiempo y aprovechó al máximo la luz verde / Imagen: dominio público
De hecho, estos misiles han estado en posesión de los ucranianos durante más de doce meses. La intención era utilizarlos contra Crimea, y concretamente destruir el puente que conecta Crimea con el territorio continental ruso.
Se depositaron grandes esperanzas en estas nuevas armas, al igual que se depositaron grandes esperanzas en todas las demás “armas milagrosas” que iban a cambiar las reglas del juego. Pero todas resultaron decepcionantes.
A día de hoy, el puente de Crimea sigue en pie. Los rusos han desarrollado las técnicas necesarias para combatir los misiles ATACMS y han derribado muchos de ellos y destruido las bases desde las que se lanzaban.
Parece que los ucranianos han renunciado a Crimea. En su lugar, se están concentrando en Kursk, donde, por cierto, han sufrido graves pérdidas y se han visto empujados a la defensiva.
Ahora se espera que el empleo de misiles ATACMS sea -¡esperen! – un cambio de las reglas del juego en Kursk. No es casualidad que el reciente ataque se dirigiera contra un gran arsenal en la ciudad de Karachev, en la región de Bryansk, que está a sólo 210 kilómetros de Kursk.
El argumento de que los éxitos rusos se deben a la intervención de tropas norcoreanas es tan absurdo que no resiste el menor examen. El ejército ruso posee ahora probablemente más de un millón de soldados, que pueden desplegarse en Kursk o en cualquier parte de Ucrania, cuando lo desee.
Resulta difícil comprender por qué necesitan ayuda en forma de soldados norcoreanos, a los que habría que entrenar según las especificaciones rusas y enseñarles a hablar ruso lo suficiente como para seguir órdenes.
Esto no quiere decir que no haya soldados norcoreanos presentes en Rusia, ya que Corea del Norte y Rusia mantienen actualmente una alianza militar muy estrecha. Sin embargo, hasta ahora no se ha presentado absolutamente ninguna prueba que demuestre que los soldados norcoreanos hayan desempeñado algún papel en el campo de batalla real en Kursk o en cualquier otro lugar.
Repito, la única “prueba” de estas afirmaciones tan repetidas procede de la parte ucraniana, afirmaciones que en el pasado han demostrado con frecuencia ser mera propaganda, diseñada para confundir y desorientar a la opinión mundial.
La razón por la que Ucrania está perdiendo la guerra no tiene nada que ver con la presencia o no de unos pocos miles de tropas norcoreanas. Se explica simplemente por el hecho de que Rusia disfruta de una aplastante superioridad numérica, armamentística, de munición, de misiles, de drones, y también moral y táctica superior.
El Pentágono se oponía -y sigue oponiéndose- fundamentalmente a la medida adoptada por Biden, no por consideraciones humanitarias, sino por razones puramente prácticas.
En primer lugar, saben que la guerra en Ucrania está perdida y consideran que es un derroche inútil de valiosos recursos enviar allí más armas y equipos. El suministro de armas que posee Estados Unidos no es inagotable y se ha visto considerablemente mermado por el asunto de Ucrania.
En cuanto a la última aventura sin sentido, el Pentágono señala -de nuevo, muy correctamente- que el envío de misiles de largo alcance a Ucrania con el propósito de atacar objetivos en el interior de Rusia no tendrá absolutamente ningún efecto sobre el resultado de la guerra.
El alcance máximo de los misiles ATACMS es de 190 millas o 399 kilómetros. Por lo tanto, no son capaces de alcanzar objetivos “en el interior del territorio de la Federación Rusa”. De hecho, sólo pueden utilizarse eficazmente en zonas fronterizas, precisamente como Kursk y Briansk.
Esto no puede revertir, ni revertirá, el curso de la guerra. Lo que sí hará es enfurecer a los rusos, que tomarán contramedidas, que no serán del agrado de Estados Unidos. Y no les faltan posibilidades de infligir graves daños a los intereses estadounidenses en todo el mundo.
Dejamos de lado el hecho de que Vladimir Putin acaba de anunciar la decisión de rebajar el criterio para el uso de armas nucleares con el fin de incluir los ataques contra territorio ruso con armas convencionales, si se llevan a cabo en colaboración con una potencia nuclear.
Moscú tiene muchas otras posibilidades que puede utilizar antes de recurrir al arma definitiva. Sin duda, los rusos intensificarán su ayuda a Irán, a Hezbolá, a los Houthi y a muchos otros grupos e individuos que estarán encantados de participar en acciones contra Estados Unidos.
Imagínense que los rusos suministraran a los houthis misiles sofisticados capaces de hundir buques de guerra estadounidenses. Los enormes portaaviones que están flotando alrededor de Oriente Medio serían blancos fáciles para lo que sería un ataque catastrófico.
Pero eso es justo lo que los estadounidenses se proponen hacer en relación con sus apoderados ucranianos. Y, lógicamente, lo que es bueno para una parte también debe serlo para la otra.
Todos estos hechos están perfectamente claros para los estrategas militares de Washington, es decir, para los veteranos militares experimentados que, a diferencia de los generales aficionados de la Casa Blanca cuyas únicas batallas se libran en los teclados de sus ordenadores, tienen experiencia real de guerras reales.
El Pentágono plantea la pregunta obvia: ¿por qué debemos verter dinero en un agujero negro en una guerra que no se puede ganar? Ya hemos gastado una cantidad colosal de dinero, ¿por qué deberíamos gastar más sin una buena razón?
Desde el punto de vista de los verdaderos intereses del imperialismo estadounidense, estas cuestiones se basan en una lógica impecable. Pero a Biden no le interesa la lógica, sólo su obsesión por infligir el máximo daño a Donald Trump y a Rusia en las pocas semanas que le quedan.
Desea que la guerra de Ucrania continúe al menos hasta que se haya retirado con seguridad a la oscuridad. No le importa cuántos ucranianos más mueran para satisfacer su vanidad personal y proteger lo que considera su imagen histórica.
De hecho, la imagen que dejará la administración Biden será la de constantes fracasos, derrotas, guerras, muertes y déficits. Es una administración fracasada dirigida por una pandilla de segundones descerebrados.
Y hasta el final, esta misma camarilla de políticos fracasados y aventureros criminales, negándose a admitir sus errores, insisten en prolongar la agonía el mayor tiempo posible. Naturalmente, las víctimas de esa agonía no son ellos mismos, sino el desafortunado pueblo de Ucrania.
Este año se conmemora el 114° aniversario del inicio del movimiento armado que, en su momento, puso fin a la dictadura del Gral. Porfirio Díaz. Este último arribó a la presidencia, paradójicamente, por medio de un movimiento antirreeleccionista que derrocó al presidente Sebastián Lerdo de Tejada, en abril de 1877. Si bien es cierto que, formalmente, el gobierno de Díaz se caracterizó por el autoritarismo y la represión exacerbadas —antinomias de las libertades que pugnaba la reforma liberal—, junto con el establecimiento de un gobierno centralista que chocaba con el proyecto del federalismo democrático, antes bien el gobierno de Díaz fue la realización liberal acelerada del proceso capitalista de despojo masivo de tierras todavía en manos campesinas.
La vía que el régimen de Díaz eligió para desarrollar el capitalismo en México fue la de establecer una firme alianza entre el capital extranjero y los terratenientes, que desde la época colonial mantenían en estado de semiservidumbre a millones de campesinos. Las leyes de colonización y el emprendimiento de las compañías deslindadoras fueron ejemplo de ello; estas últimas registraban como lotes baldíos a pueblos enteros, lo que era secundado por la violencia para expulsar a los pueblos originarios.
Para finales del porfiriato, el territorio mexicano, con una población de poco más de 15 millones de habitantes, se encontraba en manos de 835 familias. La miseria generalizada en el campo también se repetía en las ciudades: exiguos salarios, jornadas laborales de 12 e inclusive 14 horas diarias, inexistencia de días de descanso, explotación vía el peonaje con tiendas de raya y el trabajo forzado provocaron la realización de más de 250 huelgas registradas durante el porfiriato, frente a las cuales el gobierno respondía con la cárcel, el exilio y el asesinato.
Las contradicciones sociales desarrolladas en el porfiriato tenían como contexto social, a nivel interior, el desarrollo de un capitalismo dependiente, caracterizado por arrastrar formaciones económicas precapitalistas, gastos improductivos onerosos, una deuda extranjera ascendente, aunado a los lastres que implicaban haber enfrentado dos intervenciones extranjeras y una larga guerra civil durante el siglo XIX. Pero a nivel internacional, el desarrollo del capitalismo en México durante el último cuarto de siglo se despliega cuando el capitalismo, a nivel mundial, alcanza su fase superior imperialista. La transición de la era de la competencia a la era de los monopolios, aunado a la exportación de capitales, propicia que, del capital invertido en México, el 77% sea de propiedad extranjera.
De este modo, el desarrollo de las fuerzas productivas en México es, en palabras de Alonso Aguilar, desviado, torcido y frenado al supeditarse a las directrices del capital financiero internacional. Este último es el principal beneficiario de un régimen complaciente con el capital foráneo, pero cruel, injusto y opresivo con sus connacionales.
Sin embargo, paulatinamente, Díaz, el otrora héroe nacional que había participado en la defensa de la soberanía de la patria, se convertía en el símbolo de un régimen atroz que debía ser destruido. El incremento de las revueltas, la aparición del bandolerismo, y la emergencia del Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón, sus reivindicaciones y el ascenso nacional del Movimiento Antirreeleccionista liderado por Francisco I. Madero, crean fracturas irreversibles. Este último, proveniente de una familia de ricos hacendados, señala de forma equívoca que, en México, el principal problema no es la propiedad privada, sino el régimen de corrupción. Para 1910, Madero es encarcelado y luego expulsado del país. Para octubre del mismo año, Madero externa, desde el exilio, el plan de San Luis que integra, simultáneamente, la reivindicación de restituir la tierra los campesinos afectados durante el porfiriato, y también llama al levantamiento armado para el 20 de noviembre.
Este llamado es respaldado en el sur con la insurrección del movimiento campesino liderado por Emiliano Zapata, en el norte por las acciones de los hermanos Flores Magón y por Francisco Villa y Pascual Orozco. Lo fundamental es considerar que, dada la extracción burguesa de Madero, opta por negociar, a espaldas de las masas, la transición del gobierno con representantes del General Díaz, quien capitula y abandona el país en mayo de 1911. Tras la realización de elecciones, Madero es electo presidente de la república, a condición de que este logre frenar las insurrecciones armadas campesinas, pero estas logran una autonomía, y con ello, un carácter anticapitalista al atentar contra la propiedad privada de los latifundios.
La dinámica de la guerrilla zapatista, ubicado su centro neurálgico en el estado de Morelos, consistía en organizar ataques armados contra las haciendas, expulsar a los dueños y sus cuerpos de vigilancia, repartir las tierras con los partícipes y reiniciar esta dinámica en las haciendas aledañas. El peligro que suponía el movimiento zapatista contra la propiedad privada, aunado a la incapacidad de Madero para hacer deponer las armas a la insurrección campesina, fueron los factores que explican el posterior apoyo del gobierno y la embajada de Estados Unidos al Gral. Victoriano Huerta, quien, tras un golpe de Estado, usurpa el poder y asesina a Madero junto con su vicepresidente, para febrero de 1913.
El golpe de Estado, lejos de pacificar al país, propicia la difuminación del movimiento revolucionario a una escala nacional. Las fuerzas federales del gobierno usurpador deben enfrentar, desde el norte, a las 3 facciones del así llamado ejército constitucionalista: la encabezada por Álvaro Obregón, en el noroeste del país, la división del norte procedente de Chihuahua y liderada por Villa, y la facción constitucionalista del noreste subordinada al liderazgo de Venustiano Carranza, quien fuera senador porfirista y gobernador de Coahuila. Este último se asumía como líder indiscutible del ejército constitucionalista, manteniendo una clara línea burguesa que se distanciaba frente a Madero por su posición política de otorgar concesiones a la revuelta campesina en aras de controlar el poder y restituir al Estado burgués.
A la postre, Huerta fue derrotado no tanto por la maestría de Obregón (quien entró a la ciudad de México en marzo de 1914) sino porque, para las clases poseedoras, era mucho mejor un régimen con Carranza a la cabeza, que otorgar el poder a las huestes campesinas que integraban las filas de la división del norte y la rebelión zapatista. La burguesía sentía pánico y horror a ambos movimientos en tanto efectuaban expropiaciones a las grandes propiedades. Sin embargo, ambos movimientos carecieron de un programa político que asestara el golpe definitivo al Estado capitalista. Las insurrecciones campesinas carecían de cuarteles, pertrechos regulares, tampoco contaban con ingresos regulares. La misma condición que movilizó a miles de campesinos, la restitución de tierras, también propició su desmovilización cuando estos la obtenían, de tal modo que, pasado un tiempo, el revolucionario zapatista regresaba a cuidar los cultivos. Junto con sus limitaciones, los alcances del movimiento revolucionario de 1910 pusieron patas arriba el orden jurídico capitalista: las reivindicaciones del plan de Ayala zapatista y la convención de Aguascalientes asumían que la tierra era del campesino, y la obligación de demostrar su tenencia caía en responsabilidad del hacendado, de forma inversa a como se había hecho en el pasado.
Al no hacerse del poder, ni tampoco hacer estallar en mil pedazos la maquinaria estatal, el movimiento insurrecto dejó su tarea inconclusa. Y fue así en tanto no existía una dirección política organizada de alcance nacional que llevase a cabo tal tarea. Esta tarea está reservada al partido revolucionario de los trabajadores, quienes, al no poseer una reivindicación de defensa de propiedad en cuanto tal, no tienen el mismo freno que pesó en el movimiento zapatista y villista.
Para octubre de 1914, en la convención de Aguascalientes, se establecen las líneas fundamentales del programa político que defenderá al unísono las facciones zapatistas y villistas, pero que también iniciarían una nueva etapa en la revolución, cuando Carranza desconoce dicha convención porque esta última lo depone como líder de la revolución.
Inicia la nueva etapa de la revolución, donde las facciones burguesas, pero ahora de un corte nacionalista y concesionario, se enfrentan lisa y llanamente al zapatismo y al villismo. Las mismas limitaciones de estos movimientos y su incapacidad e indeterminación para tomar el poder, propician la derrota de Villa en Celaya para abril de 1915. El movimiento zapatista es derrotado tras la muerte de su líder abril de 1919.
Una lección de esta historia es que, por más atroz e invencible que parezca un régimen, este puede ser socavado y destruido con el enorme empuje de las masas. Pero si estas no hacen estallar en mil pedazos el Estado anterior, sustituyéndolo por un Estado proletario, se restituirá el poder político de las clases poseedoras. Esta historia se repetirá hasta que los desposeídos tomen en sus manos las riendas de sus propios destinos.
El Festival de la Revolución de este año -una escuela de comunismo organizada por el PCR- reunió a 1.000 comunistas durante un fin de semana de debate antiimperialista y marxista. Este evento histórico es una plataforma de lanzamiento para la construcción de las fuerzas del comunismo en Gran Bretaña.
El fin de semana del 15 al 17 de noviembre marcó un hito para las fuerzas del comunismo en Gran Bretaña: el mayor y mejor Festival de la Revolución hasta la fecha, y el primero que se celebra bajo la bandera del Partido Comunista Revolucionario (PCR).
Fue “un momento histórico para el PCR”, como dijo uno de los asistentes.
Hace un año, en el Rev Fest del año pasado, el secretario político del PCR, Rob Sewell, anunció sus planes de fundar el Partido Comunista Revolucionario y un nuevo periódico: The Communist.
Por si fuera poco, el Revolution Festival 2024 fue -como afirmó el organizador regional de Londres, Khaled Malachi, en el mitin vespertino del sábado- la mayor conferencia antiimperialista de este tipo celebrada en Gran Bretaña en toda una generación.
Asistieron más de 1.000 asistentes procedentes de Gran Bretaña y otros países. Invitados de Estados Unidos, Taiwán, Polonia, Canadá, Suecia, Irlanda, Yugoslavia y Dinamarca, entre otros, participaron en 33 sesiones diferentes a lo largo del fin de semana.
Antiimperialismo
Alan Woods inauguró el Rev Fest de este año el viernes por la noche, hablando ante un público repleto sobre el “horror sin fin” del capitalismo, en palabras de Lenin.
Al presentar la situación mundial, Alan describió cómo asistimos a una turbulencia creciente en las relaciones mundiales, con consecuencias caóticas difíciles de predecir con precisión.
Alan señaló que había pintado un panorama bastante sombrío de “guerras reaccionarias, asesinatos, muertes, agresiones imperialistas, líderes maníacos” por todas partes.
Pero, añadió, para los comunistas no hay razón para el pesimismo. “Bajo la superficie”, explicó, “se acumula en todas partes esta insatisfacción colosal, esta rabia que busca una salida.”
“Habrá una explosión colosal en un país tras otro”, prosigue Alan.
“Esto nos presenta a nosotros, los comunistas, enormes posibilidades – a condición de que hayamos acumulado suficientes fuerzas antes de estos acontecimientos para poder intervenir eficazmente…
“Esta es la pesada responsabilidad histórica que recae sobre nuestros hombros”.
Así se reiteró en el mitin “libros, no bombas” del sábado por la tarde, encabezado por Fiona Lali, coordinadora nacional de campañas del PCR y candidata comunista revolucionaria del partido en las últimas elecciones generales.
“Estamos viviendo un momento decisivo en el capitalismo mundial”, explicó Fiona.
Fiona destacó ante un auditorio lleno cómo el conflicto de Palestina “se ha disparado como un rayo en la conciencia de la gente”, canalizando la profunda ira de la sociedad.
Fiona destacó ante un auditorio lleno cómo el conflicto de Palestina se ha “disparado como un rayo en la conciencia de la gente” / Imagen: RCP
Observando el desarrollo de estos movimientos, y en muchos casos participando directamente en ellos, las ilusiones en el reformismo se están borrando rápidamente entre una capa cada vez mayor de trabajadores y jóvenes.
Fiona cautivó al público. Como comunistas, explicó, nuestra tarea consiste en explicar clara y pacientemente por qué no podemos hacernos ilusiones en el sistema capitalista. Por el contrario, debemos organizar y educar a las capas más radicales y previsoras, y construir una fuerza que pueda desempeñar un papel decisivo en los acontecimientos.
En palabras de León Trotsky, que Fiona citó:
“Mirar la realidad cara a cara, no buscar la línea de la menor resistencia, llamar a las cosas por su nombre, decir la verdad a las masas por amarga que ella sea, no temer los obstáculos, ser fiel en las pequeñas y en las grandes cosas, ser audaz cuando llegue la hora de la acción, tales son las reglas de la IV Internacional. Ella ha mostrado que sabe marchar contra la corriente. La próxima ola histórica la pondrá sobre su cresta”.
Escuela de comunismo
El Festival de la Revolución no era sólo una conferencia antiimperialista, sino una escuela de comunismo.
Además de las tres sesiones plenarias principales, 30 sesiones paralelas ofrecieron análisis y perspectivas marxistas sobre temas que iban desde el arte y la inteligencia artificial hasta la deuda mundial y la crisis climática, pasando por la revolución haitiana.
Todos los asistentes mostraron un inmenso interés por estas ideas, y las salas se llenaron hasta los topes.
“Los debates en torno a la opresión de la mujer en la sociedad capitalista me hicieron reflexionar”, dijo Lubbna, que asistía por primera vez, en declaraciones a The Communist sobre su experiencia. “No se trata sólo de hombres contra mujeres. Todo el maldito sistema está viciado”.
Ha sido brillante”, dijo un futuro miembro del PCR de Coventry tras asistir a la sesión “Arte, cultura y revolución”. “No sabía que una charla sobre arte y cultura pudiera ser tan contundente”.
Otro asistente subrayó la importancia de que los comunistas debatan sobre arte, reconociendo que no sólo luchamos por la comida y el cobijo, sino por “recuperar nuestra humanidad” a través de la revolución y la liberación del arte.
En todas las sesiones, las intervenciones de los asistentes enriquecieron el debate.
En el debate sobre la guerra de liberación de Bangladesh en 1971, Maya, de Leeds, hizo una apasionada contribución que hizo llorar a los asistentes, al detallar los inmensos sacrificios de las mujeres oprimidas en la guerra de independencia de Bangladesh.
Maya subrayó que hoy en Bangladesh, y en todo el mundo, sigue siendo así: “El lugar de una mujer no está detrás de su marido, ni mucho menos en el hogar: está en la revolución. Y lo más importante, está en el partido revolucionario”.
Otro asistente, Simon, del PCR canadiense, quedó muy impresionado. “El nivel de perspicacia y la gran amplitud de conocimientos de los camaradas fue impresionante”, expresó. “También pude conocer a un montón de revolucionarios amables, divertidos y, sobre todo, serios”.
En este sentido, los debates continuaron con entusiasmo más allá de los límites del recinto, en el acto social del sábado por la noche, con música y baile como telón de fondo.
El Festival de la Revolución no fue sólo una conferencia antiimperialista, sino una escuela de comunismo / Imagen: PCR
Bolchevismo
Durante el mitin del sábado, Antonio Balmer, miembro destacado de los Comunistas Revolucionarios de América (RCA) y editor de The Communist (EEUU), habló de cómo los camaradas del RCA están conectando con los trabajadores y la juventud en el país imperialista más poderoso del mundo; dentro del “vientre de la bestia”.
También destacó el potencial que existe para la humanidad, si la inmensa capacidad productiva de países como Estados Unidos se pusiera bajo el control de los trabajadores.
“Ser comunista es saber que [el socialismo] llegará; ser bolchevique es entender cómo vamos a llegar allí, camaradas”, concluyó Antonio. “Y esta internacional [la Internacional Comunista Revolucionaria] está creando bolcheviques por todo el mundo. Tenemos un mundo que ganar”.
El mensaje central del fin de semana fue claro. Los cimientos sobre los que se construye nuestra internacional son las sólidas ideas del marxismo. Y este Rev Fest proporcionó a los camaradas material de calidad para la tarea de educarse y dominar la teoría en el próximo periodo.
Pero una organización estable, creciente y profesional no sólo requiere cuadros formados y comprometidos, sino también el cemento de las finanzas para cohesionar el partido. Y la edición de este año también ha hecho importantes avances en este sentido.
En el transcurso del fin de semana se vendieron 8.200 libras esterlinas en literatura, ya que la gente quería seguir profundizando sus conocimientos sobre el marxismo en toda una serie de cuestiones. Además, se recaudaron otras 5.200 libras a través de la venta de materiales.
Durante esta colecta, dirigida por Ben Gliniecki, secretario nacional de la organización, los grupos de la RCP de todo el país donaron la cifra récord de 91.000 libras esterlinas.
Esto eleva el total recaudado en lo que va de año a más de 270.000 libras, una hazaña asombrosa y una demostración del optimismo revolucionario y la confianza de los camaradas en el partido y sus perspectivas.
Para quienes se sientan inspirados por este logro: no se preocupen, ¡no es demasiado tarde para donar!
Tras tres días fantásticos, los asistentes se reunieron por última vez el domingo por la tarde para escuchar a Rob Sewell clausurar el Festival Revolution.
Rob comentó los debates del fin de semana y las tareas que tiene por delante el Partido Comunista Revolucionario.
A medida que la campaña del RCI “Año de Lenin” -para reivindicar la herencia ideológica de Lenin- se acerca a su fin, Rob subrayó la importancia de continuar el valor educativo del fin de semana a través de obras como En defensa de Lenin.
Se trata de una lectura esencial para cualquier comunista en ciernes, explicó Rob, ya que proporciona “un puente hacia el leninismo en bandeja”.
La clave para comprender realmente cualquiera de estas ideas, sin embargo, continuó Rob, no es sólo leer estos textos, sino estudiarlos.
Tras tres días fantásticos, los asistentes se reunieron por última vez el domingo por la tarde para escuchar a Rob Sewell clausurar el Revolution Festival / Imagen: RCP
Y lo que es más importante, citando las famosas líneas de Karl Marx de sus Tesis sobre Feuerbach, Rob subrayó que el marxismo es una guía para la acción. “Los filósofos sólo han interpretado el mundo, de diversas maneras. La cuestión, sin embargo, es cambiarlo”.
En medio de una profunda crisis del capitalismo británico, la velocidad de los acontecimientos es tal que “procesos que se esperaba que durasen años están durando semanas”, señaló Rob, llamando la atención en particular sobre el rápido desplome de los índices de aprobación del gobierno laborista de Starmer.
Sin embargo, como también señaló Fiona durante el mitin del sábado, actualmente no hay ningún partido de izquierdas que pueda dar una salida adecuada al estado de ánimo antisistema de la sociedad, o que ofrezca soluciones reales a los problemas a los que se enfrenta la gente corriente.
Tal como está, el PCR es demasiado pequeño para llenar este vacío. Sin embargo, sabemos que todos los camaradas que asistieron al Festival Revolución 2024 regresarán a sus ramas inspirados para construir el partido; para construir las fuerzas del comunismo.
La tarea ahora, como se subrayó durante el fin de semana, es prepararnos teóricamente para las convulsiones que se avecinan; que todos los miembros aumenten sus contribuciones mensuales para fortalecer el aparato del partido; y reclutar más amplia y audazmente. Como subrayó Rob ante la multitudinaria audiencia plenaria “Es vuestra responsabilidad hacerlo”.
“Los tiempos difíciles hacen a la gente dura”, afirmó Fiona en el mitin “libros, no bombas”. No hay posibilidad de una vida fácil para quienes han crecido bajo el capitalismo en crisis.
Pero son precisamente estas capas -las que están siendo radicalizadas y empujadas a la acción por la crisis y el caos del capitalismo- las que estamos organizando y construyendo para que se conviertan en los líderes de la futura revolución mundial.
Sobre esta base, tenemos la confianza de que el socialismo y el comunismo vencerán. Como Rob dijo en sus palabras finales del #RevFest2024:
“Hoy tenemos más confianza que nunca, por lo que hemos conseguido hacer, que muestra sólo un atisbo de lo que se puede hacer. Acabamos de empezar, de pasar página. Nuestra prehistoria ha quedado atrás. Estamos comenzando la verdadera historia del retorno del auténtico comunismo, en Gran Bretaña y a escala internacional.”
Alrededor de las 5:45 a.m. del 19 de noviembre de 1984, la planta de Pemex tuvo una enorme explosión de gas. Grandes salchichas y esféricos contenedores de gas, pedazos de construcción o rieles de ferrocarril fueron arrancados del piso por la fuerza de la explosión. Volaron, cayendo sobre nuestros hogares. “La onda expansiva de la primera explosión se sintió hasta 50 kilómetros a la redonda y la llama de fuego alcanzó una altura de un kilómetro” (Informe Final del MEH, Volumen 2, parte 2).
El fuego recorrió largas distancias y se metió a nuestros hogares. Las mujeres formadas para la leche de la Conasupo (que ese día se retrasó en llegar y provocó una fila mayor de lo normal) y varios trabajadores que se encaminaba ya a sus centros laborales fueron sorprendidos en las calles. Cuerpos agonizantes deambulaban por las calles, pero la gente más pobre vivía más cerca de las gaseras y no pudieron huir. El calor deformó sólidas herrerías y trastes metálicos. Duele imaginar cómo cientos de personas murieron y tal cual pasaje de la Biblia, se volvieron ceniza, se hicieron polvo.
Otras sobrevivientes han sido condenadas de por vida a llevar las huellas de este suceso en sus cuerpos, incluyendo gente que en ese momento eran bebés y no tienen recuerdos en sus mentes de los hechos. Perdimos familiares, amigos, vecinos… Les guardamos en la memoria y exigimos plena justicia.
Solidaridad de clase
Durante la explosión, entre vecinos, en lo que pudimos, nos auxiliamos. Llegó gente de fuera, los trabajadores del volante del SUTAUR 100 para ayudar a evacuar a la gente, los de la Cruz Roja, para auxiliar a los heridos. Hubo quien, literalmente, salió corriendo del pueblo. La gente llegaba a colonias y municipios vecinos, como Ecatepec, y eran recibidos con algo de alimento, con un techo donde ver las noticias y estar al tanto de los horrores qué sucedían. Muchas organizaciones sindicales y sociales, como mucha gente con el ímpetu de brindar apoyo, extendieron la mano a los damnificados de San Juanico.
De manera espontánea se empezó a llevar acopio en lugares como la basílica de Guadalupe, IPN Zacatenco o el Zócalo, creándose montañas de ropa y comida.
Quienes sobrevivimos nos vimos entrampados en no tener un techo propio, en tener familiares hospitalizados a quien buscar o auxiliar. Hubo quien no fue humanamente capaz de dividirse entre atender a sus enfermos y enterrar a sus muertos. Se luchó por atención para los heridos, incluso consiguiendo apoyos internacionales; así como para que se establecieran medidas de protección civil.
Se hicieron protestas, la primera rompió el cerco que ya había formado el ejército y logró penetrar a la zona más devastada. Se creó una natural organización de la comunidad que rompía con las viejas estructuras corporativas del régimen priista de la época, anticipando lo que ocurriría un año después con la organización popular tras el terremoto del 85.
Represión estatal vs. Movilización popular
Muy reciente a los sucesos, se realizó una asamblea que rompió todo control corporativo. Había una gran indignación pues los directivos de Pemex, comenzando por Mario Ramón Beteta, culpaban a la gente de lo que había sido su negligencia. La asamblea se convirtió en protesta, rompiendo el cerco militar y pasando por la zona devastada, lo que hoy es el parque Hidalgo. Lo visto se tradujo en rabia.
Se creó una natural organización comunitaria. Primeramente se creó el Comité de Habitantes de San Juan Ixhuatepec, también se formaría la Unión Popular Ixhuatepec. El Estado y sus fuerzas sociales, como los priístas, actuaron contra la organización social.
El 16 de diciembre fue atacada violentamente una asamblea vecinal por parte de priístas.
Una marcha realizada el 28 de febrero de 1985, que llegó a Gobernación, fue reprimida, siendo golpeada la población por las fuerzas policiales sin importar su edad. No conformes con dejar a la población malherida y sangrando, teniendo que trasladarse a la clínica 76 del IMSS, se realizó la desaparición forzada de Marcelo Moreno Ávlila, uno de los cuadros políticos que jugaba en ese momento un papel destacado en la organización de los vecinos. La enorme presión ejercida, principalmente por la Unidad Obrera, Campesina y Popular (UOCP) –organización donde militaba Marcelo– que incluyó la toma de las embajadas de Holanda y Grecia, permitió su aparición con vida, aunque con signos claros de tortura.
El papel de las organizaciones políticas
La lucha en San Juanico obedeció a necesidades concretas y la natural indignación de los habitantes. Pero se requiere experiencia y perspectivas. Entre los líderes hubo quien había participado en comités de lucha del IPN o abiertamente militado en organizaciones políticas como la Corriente Socialista o la UOCP. La CS incluso tenía un diputado en Tlalnepantla que en ese momento tenía salario obrero y provenía de experiencias de lucha sindical.
Es fundamental la creación de organizaciones políticas revolucionarias que hagan trabajo hombro a hombro con las masas de la clase obrera, pero además se requiere que estas tengan una perspectiva y estrategias correctas, sino su papel se convierte en su contrario colocándose como un lastre, como grupúsculos al margen y hasta freno para el proceso. El movimiento de masas debe depurar a estas organizaciones aprovechando a las que ayuden a su causa.
San Juanico fue una fisura que anunciaba no sólo una gran grieta sino un rompimiento abierto con el viejo régimen. El temblor de 1985, el gobierno popular de la COCEI en Juchitán, las huelgas universitaria y politécnica del 86 y 87, eran la parte visible de poderosas fuerzas subterráneas profundas que empujaban a un cambio radical en la sociedad.
Hay vecinos que se han mantenido consecuentes en la lucha, pero en algún momento se siguió la vía electoral como estrategia, lo que afectó a la organización social en San Juanico. El móvil de obtener un puesto y ciertos privilegios con ello, llevó a degenerar a importantes cuadros que habían emergido de la lucha de clases y descuidar la organización popular y, desde la comunidad, a verse desviados los objetivos.
Hoy debemos aprender lecciones que pasan por la necesidad de construir nuevos cuadros. Hay cambios sociales que también afectan la organización en los barrios. Antes, para muchos, la vida era la comunidad y había necesidades imperiosas en la localidad por las que luchar para tener una vida cotidiana digna. El peso del barrio en la organización era más fuerte. Pero hoy, muchos de nuestros jóvenes también se organizan en sus escuelas, se manifiestan contra la violencia a la mujer (más allá de San Juanico), contra el genocidio en Palestina, por la reducción de la jornada laboral a 40 horas, etc. Estas expresiones de lucha se muestran muchas veces más fuerte afuera que adentro del barrio.
San Juanico: crimen de estado
El Mecanismo de Esclarecimiento Histórico (MEH) que se creó en el sexenio pasado, en su informe final dijo que el principal violador de derechos humanos del país es el Estado. Dedicó un apartado sobre San Juanico, lo que evidencia que dichas violaciones no se limitan a la guerra sucia, sino que están presentes en casos como éste, aunque aquí también hubo desplazamiento y desaparición forzada.
El Estado trató de borrar los hechos. El lugar de la explosión y la zona más devastada fue limpiada y convertida en dos parques divididos solo por las vías del tren. Uno es el Cri Cri y el otro el Hidalgo, conocido como el parque de los muertos donde perecieron nuestros familiares, amigos y vecinos. Fui de los pocos afortunados de esa zona que su familia completa sobrevivió (aunque con quemaduras), pero en todas las casas de alrededor hubo fallecidos, justo a nuestro lado una familia entera murió, sobreviviendo solo el padre que fue a trabajar. Tan solo a media cuadra, donde hoy es la biblioteca, según un informe militar, hubo 23 muertos.
Sepultaron la zona devastada, quitando las evidencias de lo sucedido y construyendo un parque. El Estado quiso borrar nuestra historia, pero no lo consiguió. En San Juanico hay un movimiento de rescate de la memoria histórica. Pobladores han escrito historias y compuesto canciones para rescatar nuestra memoria. La organización comunitaria como la del grupo 19 de noviembre también consiguió que el gobierno del Estado de México instituyera ese día como el día estatal del riesgo industrial.
Seguimos rodeados de industrias y gaseras. Hemos vivido diversos accidentes industriales, nuevos incendios o peligrosas fugas de gas. La exigencia de seguridad para los habitantes de San Juanico y prácticamente toda la zona conurbada, sigue siendo vigente.
Este es un gran paso en la dirección correcta para el movimiento por Palestina en Quebec y Canadá. ¡Al menos 26 asociaciones estudiantiles que representan a 50.000 estudiantes estarán en huelga por Palestina el 21 y 22 de noviembre!
Esta cifra podría aumentar a 84.000, ya que al menos 34.000 estudiantes de una docena de asociaciones estudiantiles también realizarán votaciones sobre huelga esta semana.
Después de más de un año de genocidio, ¡el movimiento estudiantil finalmente está en marcha!
En agosto, el Partido Comunista Revolucionario lanzó un llamamiento abierto a todos los sindicatos estudiantiles y grupos pro-Palestina para que se unieran y lucharan por una huelga estudiantil por Palestina. Lanzamos la campaña “Huelga Estudiantil por Palestina”, que llevó esta iniciativa a 45 campus de todo el país. Trabajamos incansablemente, argumentando que los boicots de consumo y las peticiones a las instituciones capitalistas como el gobierno, las Naciones Unidas o las administraciones universitarias no estaban funcionando y que necesitábamos métodos revolucionarios de lucha de clases para derrotar al imperialismo y liberar Palestina. Esta ola de huelgas estudiantiles es el fruto de ese trabajo.
Ahora los estudiantes de Montreal, Sherbrooke, Quebec, Laval, Ste-Thérèse, St-Jérôme y Rimouski han decidido que estarán en huelga.
Esta huelga es muy importante. La del 21 de noviembre será la mayor huelga estudiantil desde la huelga de la primavera de 2015 contra las medidas de austeridad en Quebec.
Este movimiento es aún más significativo por haber superado la brecha lingüística. ¡ Todos los principales campus anglófonos y francófonos de Montreal están involucrados!
Pero esta huelga no estuvo exenta de obstáculos. Activistas y líderes estudiantiles de todo el mundo nos dijeron que los estudiantes no estaban interesados en la huelga. Un argumento común fue que los jóvenes de Occidente no quieren luchar por Palestina. Los cínicos y escépticos han demostrado estar equivocados.
Además de los campus en huelga, en docenas de campus de todo el país se producirán paros y manifestaciones el 21 de noviembre.
En todo Quebec y Canadá, el Partido Comunista Revolucionario se movilizará con toda su fuerza para que esta huelga estudiantil sea un éxito.
Decimos: ¡esto es sólo el principio! Ahora que se ha roto el hielo, las asociaciones estudiantiles y los grupos propalestinos deben seguir promoviendo la idea de una huelga en todo el país y trabajar para lograr una huelga general que cierre las universidades.
Hacemos un llamamiento a todos los estudiantes de Canadá: ¡esta lucha es vuestra! Los que ayudan e incitan al genocidio son los mismos que destruyen nuestro sistema educativo. Son los mismos que nos encadenan a la deuda mientras las matrículas siguen subiendo por las nubes. Tienen miles de millones para la guerra y migajas para la vivienda.
El mejor servicio que podemos prestar a los pueblos oprimidos del Medio Oriente y otros lugares es derrocar a nuestra propia clase gobernante.
El genocidio en Palestina y la guerra que se extiende por Oriente Medio (todo ello con el apoyo activo de los imperialistas occidentales) son una muestra de lo peor que el capitalismo tiene para ofrecer. Para poner fin a su sufrimiento de una vez por todas, el sistema capitalista debe desaparecer
“La deficiencia principal, tanto mía como de otros camaradas de mi generación, fue nuestro bajo nivel teórico y aun político en momentos cruciales para la historia del Partido Comunista Mexicano y el movimiento sindical”.
Valentín Campa Salazar, quién es considerado por muchos como el último gran referente del comunismo en México, subraya en la primera página de sus memorias un hecho crucial: aunque las condiciones materiales para una revolución proletaria puedan estar presentes y listas para propiciarla, sin una base teórica sólida, cualquier intento por parte de los individuos se ve condenado al fracaso (así sea a largo plazo). Es preciso añadir que se requiere específicamente la existencia de un partido revolucionario con una dirección bolchevique.
Al transcurrir la historia, hemos sido testigos de numerosos movimientos que se han levantado con el objetivo de buscar justicia para los oprimidos. Ya en 1848, año que coincidió con la Primavera de los Pueblos, Karl Marx y Friedrich Engels señalaron en su célebre obra Manifiesto del Partido Comunista que la historia escrita hasta ese momento no era otra cosa que la historia de la lucha de clases. Esto nos facilita saber que en toda época llega un momento en que se generan las condiciones para levantamientos revolucionarios; sin embargo, estos no necesariamente son proletarios o salen victoriosos. Trotski en 1937, al escribir una de tantas introducciones que tiene este documento, reflexionaba sobre los movimientos y partidos que los autores habían mencionado en él, observando que estos habían sido “tan drásticamente aplastados… que uno tiene que buscar sus nombres en un diccionario histórico”.
La pregunta que surge es: ¿por qué estos movimientos fracasan con tanta frecuencia? Si observamos con atención lo que ha ocurrido en la inmensidad del mundo, encontraremos una cantidad incalculable de causas revolucionarias que no lograron sus objetivos primordiales. En México, existen demasiados ejemplos para mencionarlos todos, los cuales hoy han quedado relegados a ser en su mayoría notas al pie de página en los libros de historia del país. Este artículo tiene como propósito mostrar que la falta de una teoría revolucionaria bien estructurada y comprendida fue mayoritariamente el factor que los condenó a su desaparición. Para ello, se utilizarán de ejemplo concreto las experiencias de algunas organizaciones en base a la historiografía acerca de estas mismas.
Partido Comunista Mexicano
Su fundación data del 24 de noviembre de 1919, influenciado por la Revolución mexicana y los movimientos socialistas internacionales, principalmente la Revolución rusa de 1917. Surgió como una organización política comprometida con la lucha de clases, el internacionalismo proletario y la instauración del socialismo en México. Entre sus fundadores destacaron Manuel Díaz Ramírez y Manabendra Nath Roy, este último siendo un intelectual revolucionario indio que jugó un papel clave en la vinculación del PCM con la Tercera Internacional, la cual para ese tiempo aún era liderada por Lenin y Trotski.
Como ya se leyó al inicio, Campa señala que tanto él como otros dirigentes del partido carecían de una formación teórica y política profunda, necesaria para saber actuar en momentos decisivos. Esto implicaba una comprensión limitada del marxismo para poder entender dinámicas tanto globales como nacionales. Las raíces de esto pueden rastrearse a eventos de décadas atrás; en 1925 por ejemplo, durante el XIV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, se consolidó una alineación drástica con los intereses de Stalin al adoptar la línea del “socialismo en un solo país”, una doctrina que contradecía los principios fundamentales del marxismo. A pesar de esto último, esa postura fue difundida en su totalidad por la Tercera Internacional, incluyendo al PCM, lo que significó una alevosía a los fundamentos revolucionarios defendidos por Lenin. Como consecuencia, el Partido Comunista Mexicano careció de una estrategia coherente para enfrentar las transformaciones económicas de México y los movimientos sociales emergentes. Este déficit intelectual condujo a una incapacidad para articular una perspectiva clara que conectara las luchas locales con el programa socialista, lo que debilitó la relevancia del partido ya no singularmente entre las masas, sino hasta en sus mismos militantes.
El PCM al ser influenciado por la línea de la Tercera Internacional estalinizada, debió de seguir indicaciones que no se ajustaban a la realidad del país (así mismo sucedió con los partidos comunistas alineados alrededor del mundo). Un ejemplo clave fue la política de “unidad a toda costa”, que buscaba alianzas con sectores burgueses o reformistas en lugar de fomentar la independencia de clase. Esta estrategia fue promovida por líderes apoyados desde el despacho de Stalin, los cuales estaban desconectados de las condiciones materiales de la zona, por ejemplo; el personaje de Earl Browder. Al adoptar estas posturas, el partido perdió de vista tanto la estrategia como un análisis profundo del panorama, desviándose de su misión revolucionaria y alejando a sus bases más politizadas. Esto resultó en una incapacidad para adaptarse a las cambiantes condiciones de México, agravada por una visión internacional errónea y desconectada de las realidades globales. La dirección del PCM mantenía una actitud rígida y dogmática, negándose en gran medida a ajustar sus análisis y estrategias en función del proletariado, lo que los llevó a desconocer las necesidades inmediatas de la clase trabajadora y a no poder articular un proyecto que resonara con todos los sectores oprimidos. Con el paso de los años, el PCM se distanció del objetivo revolucionario para ser totalmente fiel al dogma kominternista de la burocracia que ya había degenerado la Revolución de 1917.
Aunado a ello, el Partido Comunista Mexicano estuvo plagado de divisiones internas y purgas, lo que debilitó su capacidad organizativa. Un momento crítico fue la expulsión de Hernán Laborde Rodríguez y del mismo Valentín Campa por oponerse a la línea de la Tercera Internacional que apoyaba la liquidación de Trotski. La intención era clara; en lugar de fomentar el debate teórico, el partido optó por la represión interna, lo que desmoralizó a muchos militantes, mermando la unidad interna. Los dirigentes no solo estaban divididos en facciones, sino que también carecían de una visión estratégica a largo plazo. Las decisiones tomadas a veces rayaban en lo ridículo, tales como en su Congreso Nacional Extraordinario en mayo de 1940, donde sus dirigentes acusaron de sectarios y oportunistas a los militantes que habían seguido las posturas que ellos mismos aprobaron tres años antes. A partir de aquí se considera que inició la gran crisis del PCM.
La ausencia de una estrategia coherente y una creciente crisis ideológica interna provocaron la deserción de miles de miembros del partido. Algunos abandonaron sus filas en busca de una alternativa verdaderamente revolucionaria, mientras que otros optaron por un giro reformista que los llevó a adaptarse al Estado. Esto incluyó a quienes se integraron en organizaciones como el Partido Popular Socialista (PPS), que eventualmente se convirtió en un satélite del corrompido Partido Revolucionario Institucional (PRI). Paralelamente, hubo quienes se inclinaron hacia otras agrupaciones políticas, algunas de las cuales evolucionaron hacia formas de lucha guerrillera. La ruptura sino-soviética no agravó exclusivamente la ya debilitada orientación política del partido, sino que también profundizó las divisiones entre sus militantes. Los sectores más radicales entrada la década de 1950 acusaban al PCM de haberse vuelto reformista y de traicionar los principios revolucionarios al no considerar la lucha armada como una vía inmediata y necesaria para alcanzar el socialismo, lo que haría que varios miembros del partido prefirieran formar parte de nuevas organizaciones de corte maoísta durante los próximos años. Una década más tarde, la Revolución cubana ya había fortalecido de manera más intensa a esta tendencia en favor de las guerrillas.
En 1976, un ya readmitido Campa fue postulado como candidato a la presidencia en una campaña que, si bien fue simbólica y realizada en un contexto de ilegalidad para el partido, logró captar cierta atención. A pesar de las dificultades para acceder a medios de comunicación y la persecución política que enfrentaba, pero gracias a la vinculación con el movimiento obrero, campesino y estudiantil, el partido obtuvo aproximadamente 1.6 millones de votos (alrededor del 4.82% del total), lo que fue una sorpresa y mostró que existía una base de apoyo para las ideas comunistas en México; aunque también evidenció las limitaciones del PCM para competir electoralmente bajo las condiciones impuestas por la democracia burguesa.
Años más tarde, en medio de las reformas políticas de José López Portillo que dieron concesiones de libertad democrática; resultado, por un lado, de años de luchas y, por otro, de una estrategia del Estado de maniatar e institucionalizar a organizaciones disidentes, el PCM vio en su perspectiva la oportunidad de evolucionar. En 1981, el partido junto con otras organizaciones de izquierda como el Movimiento de Acción Popular (MAP) y el Partido del Pueblo Mexicano (PPM), entre otras más, se unieron para formar el Partido Socialista Unificado de México (PSUM). Esto siendo un esfuerzo para superar las divisiones de la izquierda y fortalecer la representación electoral y política de los sectores progresistas del país.
El PSUM enfrentó múltiples desafíos durante su corta existencia. Aunque logró mantener una presencia electoral y movilizar a sectores importantes de la izquierda, nunca alcanzó el nivel de apoyo masivo necesario para ser una verdadera fuerza de contrapeso frente al sistema político dominado por el PRI. En las elecciones presidenciales de 1982, su candidato, Arnoldo Martínez Verdugo, obtuvo alrededor de 3.5% de los votos, lo que fue significativo, pero insuficiente para representar una amenaza real al Estado consolidado. A medida que avanzaba la década en cuestión, la situación del país que estaba marcada por una crisis económica profunda y un creciente descontento social, exigía nuevas respuestas políticas. El PSUM, aunque seguía siendo una plataforma importante para la izquierda, no lograba adaptarse completamente a las demandas emergentes ni unificar todos los sectores disidentes. Por esta razón, en 1987, el PSUM se disolvió para volver a fusionarse con otras organizaciones y así dar paso a la creación del Partido Mexicano Socialista (PMS). Esta transformación fue otro intento de reagrupar a los socialistas y buscar una mayor cohesión entre los diferentes grupos progresistas que habían surgido en el país, muchos de ellos críticos del PSUM.
El PMS fue un esfuerzo por ampliar la base de apoyo de la izquierda y generar una opción política más competitiva, integrando a sectores independientes y activistas que no necesariamente formaban parte de la tradición comunista. Sin embargo, la historia del PMS sería breve, ya que en 1988 se unió a un frente más amplio para apoyar la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas del Río, quien había roto con el PRI y representaba una nueva esperanza para las fuerzas izquierdistas. Este movimiento desembocó en la creación del Frente Democrático Nacional (FDN), mismo que se consolidó como una alianza electoral significativa. Después de las elecciones de 1988, donde el movimiento a pesar de su controversial derrota fue ampliamente apoyado por grandes sectores de la sociedad civil, el PMS se disolvió sólo dos años después de su fundación para dar paso a la creación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1989. Así, el PCM, después el PSUM, seguido a través del PMS, terminó integrándose en una nueva formación política que buscaba aglutinar a todas las corrientes democráticas y de izquierda en un solo partido.
El PRD se transformó en el nuevo refugio para muchos exmilitantes comunistas; lamentablemente con el tiempo solo mostró una notable degeneración de los ideales que alguna vez lo formaron. Un ejemplo elocuente de esta transformación es Jesús Zambrano Grijalva, quien fue militante de la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S). Ya en el siglo XXI, llegó a convertirse en presidente del partido, guiándolo a lamer suelas de la derecha personificada en la coalición Por México Al Frente en las elecciones federales de 2018 y en la aún más infame Fuerza & Corazón Por México en 2024, año en el que pierden su registro como partido nacional, así como el estatal en varias entidades de la república, al no alcanzar el mínimo de votos requerido por el INE para conservarlos.
El Partido Comunista Mexicano cometió su primer gran error al alinearse con la doctrina estalinista, cosa que, aunque comprensible en el contexto de la época, se alejaba de las ideas más fundamentales del marxismo. Esta tendencia se vio impulsada por la influencia de la Tercera Internacional ya degenerada, la cual priorizaba la consolidación del poder en la Unión Soviética y la promoción de un modelo de socialismo que no veía como interés el internacionalismo proletario. En lugar de fomentar la revolución en todo el mundo, la Komintern se centró en la defensa de los intereses burocráticos, lo que llevó a una aplicación dogmática del marxismo donde la crítica no solo fue evitada; sino también castigada.
A lo largo de los años, el PCM adoptó métodos que contradecían las enseñanzas de Lenin, quien abogaba por la flexibilidad táctica y la adaptación de la teoría a las condiciones concretas de cada país. En lugar de seguir este camino, se aferró a una rigidez doctrinal que limitó su capacidad para responder a la realidad de México. La línea marcada de los métodos estalinistas se tradujo en una falta de conexión con las masas y en una incapacidad para movilizar a la clase trabajadora en torno a sus intereses. En lugar de promover una verdadera unidad proletaria, el partido se vio atrapado en una serie de luchas internas y en la defensa de una línea política que no resonaba con las necesidades de la población, siendo todo esto clave para la derrota.
Partido de los Pobres
El Partido de los Pobres (PDLP) fue una organización política y posteriormente también guerrillera que nació en la década de 1960 en Atoyac de Álvarez, Guerrero, en respuesta a las profundas desigualdades y la pobreza que afectaban a la población campesina de la región. La explotación de los recursos naturales por parte notoria de la burguesía nacional acentuó la miseria en una zona que, pese a su riqueza, mantenía a sus habitantes privados de oportunidades y recursos, creando un clima de desesperanza para los trabajadores. Su figura principal era Lucio Cabañas Barrientos, un líder carismático y comprometido con la causa agraria que se convertiría en el rostro del PDLP. Su presencia evocaba las metas que los locales tanto anhelaban, especialmente la nostálgica lucha encabezada por Emiliano Zapata. La conexión de Cabañas con el legado revolucionario también era personal; su abuelo fue un combatiente zapatista en la época de la Revolución mexicana y su tío luchó al mando de los hermanos Vidales Mederos, lo que le brindó una legitimidad ante las comunidades campesinas de la zona que apoyaron a esta causa con todas las esperanzas de justicia puestas.
Un concepto importante que debemos tener en cuenta al momento de hablar del PDLP es el caciquismo; un sistema de dominación política, económica y social en donde figuras de una localidad ejercen un control significativo sobre esta, actuando como intermediarios entre el gobierno y la población. Este fenómeno se caracteriza por todo tipo de prácticas relacionadas al abuso de poder, donde los caciques mantienen su influencia a través de las manipulaciones a los pobladores mediante chantajes, amenazas y sobornos a quien los ayude para mantener su poder en la región. Es importante destacar que un cacique suele ser también un pequeñoburgués.
Treinta años antes del surgimiento del Partido de los Pobres, el presidente Lázaro Cárdenas del Río buscaba redistribuir la tierra de manera más justa por medio de una reforma agraria en donde se repartieron a muchos campesinos sin acceso previo a la tierra más de 20 millones de hectáreas. Sin embargo, no fue suficiente y muchos campesinos quedaron excluidos, generando un perpetuo descontento en algunas comunidades. En la región de la Costa Grande de Guerrero, al igual que en muchas otras zonas del país, esta y otras medidas no lograron tan siquiera liberar a los campesinos del yugo de los caciques locales. Esto se debió en gran parte a que las políticas aplicadas ignoraban por completo las dinámicas de explotación en la creación de la plusvalía y su profunda conexión con la vida cotidiana de las clases sociales; las cuales, desde su óptica, nunca se vieron definidas en función a su relación con los medios de producción. Así, el contexto estaba preparado para el surgimiento de una revolución.
Lucio Cabañas comenzó a forjar su liderazgo en su juventud, donde se destacó como líder estudiantil en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y se unió a la Asociación Cívica Guerrerense (ACG), en la que compartía militancia con su compañero Genaro Vázquez Rojas, quien años más tarde fundaría una organización política que también derivaría en guerrilla; la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR). Congruentemente, Cabañas fue elegido como secretario general en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) para el periodo 1962-1963. Transcurrido el tiempo, decidió alejarse de la ACG para acercarse más al Partido Comunista Mexicano, con el cual ya había mantenido relación al haber formado parte de sus juventudes; sin embargo, aunque continuó teniendo relaciones con el PCM, marcaría su distancia.
El 18 de mayo de 1967, Cabañas convocó a una manifestación en búsqueda de mejores condiciones para la Escuela Primaria Juan N. Álvarez en Atoyac de Álvarez. La protesta fue reprimida violentamente por la policía judicial, que desató una balacera en la plaza cívica. El evento presuntamente fue instigado por el cacique local Juan García Galeana, quien buscaba la muerte del revolucionario. Este suceso dejó cinco muertos, cosa que fue de alto impacto para los presentes. Se suele marcar este como el suceso donde Cabañas decidió definitivamente tomar el camino de la lucha armada, consolidando el camino guerrillero del PDLP. Unos años más tarde, presentaron su ideario político donde declararon abiertamente el socialismo como su objetivo final, esto de la mano obligatoriamente con la erradicación del capitalismo en todas sus formas. Es de resaltar que el primer punto de este documento era la necesidad de unir a todas las organizaciones armadas que compartieran estos ideales para conseguir el triunfo anhelado. En contraste, los fundamentos prácticos del movimiento guerrillero, influenciados en gran medida por la estrategia de la “guerra popular prolongada” de Mao Zedong y la experiencia de la Revolución cubana, condujeron finalmente al aislacionismo que los mantuvo alejados de las masas más allá de su región, considerando que sus miembros en otras zonas no tuvieron un impacto tan notorio.
Mediante su brazo armado, la Brigada Campesina de Ajusticiamiento (BCA), el PDLP se centró en realizar acciones directas contra figuras clave de poder. En 1974, secuestraron a Rubén Figueroa Figueroa, un cacique y candidato a gobernador de Guerrero, manteniéndolo cautivo durante dos meses hasta que fue soltado. Posteriormente este individuo sería electo gobernador y se enfocaría en perseguir a los miembros de la guerrilla quienes dos años antes también habían secuestrado a Jaime Farell Novelo, director de la Preparatoria No. 2 de la Universidad Autónoma de Guerrero para forzar la publicación de un comunicado. De manera similar, Farell Novelo fue liberado una semana después y los implicados detenidos. A medida que la guerrilla del PDLP adoptaba tácticas centradas en el secuestro y otras acciones alejadas del trabajo directo con las masas, se le facilitó al Estado el uso de su aparato represivo para sofocar el movimiento. Esta estrategia, cada vez más violenta, condujo a la debilitación del grupo, el cual sufrió un golpe decisivo con el asesinato de Lucio Cabañas a finales de 1974 durante el último de los tiroteos que tendrían el ejército y los guerrilleros de esta organización.
Movimiento de Acción Revolucionaria
Su origen se remonta a 1963 cuando Fabricio Apolo Gómez Souza viaja a la Unión Soviética, para estudiar en la Universidad de la Amistad de los Pueblos. Durante sus estudios, se encontró con Salvador Castañeda Álvarez y otros estudiantes mexicanos que encontraron inspiración en las experiencias revolucionarias de países como Argelia, Vietnam y Cuba. Esta influencia fue fundamental en la formación de sus ideales y en la gestación del movimiento que más tarde daría lugar al MAR. Rechazando el reformismo de los partidos comunistas del momento, decidieron conformar una organización que se enfocase en la lucha guerrillera como método para lograr cambios profundos en México. Entre 1969 y 1970, Corea del Norte facilitó recursos económicos y logísticos para poder proporcionar entrenamiento militar a más de 50 militantes, varios de los cuales ya habían tenido experiencias armadas. Durante su estadía, recibieron capacitación intensiva en tácticas de guerrilla, uso de armamento y todo tipo de conocimientos que buscaban aplicar en México para impulsar la lucha revolucionaria.
Al regresar a México, el MAR se planteó crear escuelas de cuadros con el objetivo de compartir con los nuevos miembros los conocimientos adquiridos en Corea del Norte, además de realizar actividades de financiamiento mediante robos planificados. Diversos militantes del MAR al mismo tiempo formaban parte o tenían contacto con otras organizaciones de la época como el Frente Urbano Zapatista (FUZ) y el ya mencionado PDLP. A principios de 1971, la Dirección Federal de Seguridad (DFS) descubrió una de sus casas de entrenamiento en Xalapa, Veracruz, después de que el dueño del inmueble reportara movimientos sospechosos. Esto provocó una serie de arrestos, entre los que dieron con su fundador, lo que resultó en un golpe considerable para la organización. El MAR tomó relevancia pública cuando la Procuraduría General de la República (PGR) anunció la captura de 19 miembros de la organización. La noticia fue ampliamente cubierta por la prensa, que encuadró el hecho bajo la perspectiva de la “doctrina de la seguridad nacional” impulsada por Estados Unidos, retratando al MAR como parte de una “conjura roja” que amenazaba la estabilidad del país.
La administración de Luis Echeverría Álvarez respondió igual que la de su predecesor Gustavo Díaz Ordaz, con una represión intensa. Además, la revelación de las conexiones internacionales del MAR desató un conflicto diplomático que culminó con la expulsión de miembros de la Embajada de la Unión Soviética en México. Aunque los soviéticos no estuvieron directamente involucrados en el entrenamiento de los militantes, se les acusó de facilitar su traslado a Corea del Norte, lo que agravó aún más las tensiones internacionales. El MAR nunca logró recuperarse tras la detención de sus principales dirigentes, situación que no fue suficiente para el ejército mexicano y todo organismo de represión estatal, los cuales perpetraron una serie de desapariciones forzadas dirigidas contra cualquier disidente revolucionario durante muchos años.
Según documentos de Inteligencia Naval, aunque muchos de los integrantes del MAR fueron perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados, otros continuaron su lucha en diferentes formas y en diversos colectivos tanto armados como únicamente políticos. Esta organización dejó un legado en varias corrientes de la lucha armada y en movimientos políticos que persisten hasta hoy; varios de sus miembros con el tiempo se sumaron a la lucha armada en grupos como el Ejército Popular Revolucionario (EPR) e incluso décadas adelante en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). De igual manera, algunos militantes también optaron por formas de lucha pacífica desorganizada y otros se integraron en partidos políticos, como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). En este último caso, el PRT enfrentó una fractura interna debido a las diferencias sobre la postura que debía adoptar frente al movimiento de masas liderado por Cuauhtémoc Cárdenas. Esto llevó a que una facción del partido se fusionara con el PRD, lo que resultó en la disolución de la organización original.
El MAR murió antes de poder dar sus primeros pasos bien firmes. Solo meses después de alcanzar su punto culminante, con una membresía que apenas superaba los 100 integrantes, sufrieron los efectos de una falta de evaluación estratégica: se lanzaron a realizar actividades para las que no estaban preparados y sin un propósito claro. En ningún momento sus acciones tuvieron una posibilidad real de instaurar el socialismo; por el contrario, solo contribuyeron al asesinato de varios comunistas. En el mejor de los casos, algunos de sus integrantes junto con miembros de otras guerrillas se beneficiaron de amnistías e integraron partidos políticos que aceptaron las reglas de la sociedad burguesa, abandonando así la causa socialista.
Liga Comunista 23 de Septiembre
La LC23S se formó en 1973 a partir de la fusión de diversos grupos guerrilleros que habían operado en México desde una década antes. Estos grupos, profundamente inspirados por la Revolución cubana y la creación de la República Popular China, consideraban la lucha armada como el único medio para derrocar al régimen priista y el sistema capitalista imperante. Tras eventos como la masacre de Tlatelolco en 1968 y sobre todo la masacre del 10 de junio de 1971, que evidenciaron la brutal represión estatal contra los movimientos sociales, muchos jóvenes se radicalizaron al abandonar la política institucional y optando por la vía clandestina de la guerrilla, cosa que ya habían dejado terreno fértil distintas organizaciones como las ya comentadas MAR y el PDLP.
El asalto al cuartel de Ciudad Madera en Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965, sumado a las represiones realizadas en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) en 1956 y 1968, ambas en esa misma fecha, fueron la razón del nombre de esta agrupación. La incursión al cuartel de Madera (realizado ocho años del nacimiento de la LC23S) fue liderada por maestros y estudiantes rurales del Grupo Popular Guerrillero (GPG) bajo el comando de Arturo Gámiz García y Pablo Gómez Ramírez, el asalto se planeó con la participación de unos 40 guerrilleros divididos en tres grupos, de los cuales solo uno de ellos conformado por 13 insurgentes terminó entrando en acción.
Uno de los grupos se retiró al no encontrar contacto con sus similares, suponiendo que la operación había sido cancelada, mientras que el segundo grupo que era el encargado de portar las armas más potentes no llegó a tiempo, esto debido a las difíciles condiciones del terreno y las lluvias torrenciales que azotaron la zona la noche anterior. Pese a esto, los elementos restantes decidieron seguir adelante con el plan, confiados en que solo dos pelotones custodiaban el cuartel, cuando en realidad había 125 soldados. El saldo fatal del enfrentamiento fue de 6 soldados muertos y 8 guerrilleros caídos, entre ellos Arturo Gámiz. Los cuerpos de los guerrilleros fueron recogidos por soldados y paseados por la ciudad en un camión como represalia simbólica y acto de intimidación a todo simpatizante de los guerrilleros.
La organización realizó varios atentados en su existencia, entre ellos podemos destacar en 1976 el intento de secuestro al burgués Eugenio Garza Sada, con motivo de solicitar su rescate a cambio de la liberación de presos políticos y dinero para sus actividades. Sin embargo, el intento resultó en un tiroteo en el que Garza Sada, algunos de sus guardaespaldas y miembros de la LC23S murieron. El asesinato tuvo un fuerte impacto en el sector empresarial y llevó al gobierno de Luis Echeverría a endurecer en mayor medida su política represiva contra los grupos armados revolucionarios. Un mes después, la organización secuestró al cónsul británico Anthony Duncan Williams y al empresario Fernando Aranguren Castiello en Guadalajara, exigiendo nuevamente lo mismo: dinero y liberación de presos políticos. No obstante, ante la no negociación del gobierno, Williams fue finalmente liberado sin cumplir con las demandas mientras que Aranguren se convirtió en una estadística más de los asesinatos realizados.
Uno de los eventos más destacados de la LC23S fue la operación Asalto al Cielo en Culiacán, ocurrida el 16 de enero de 1974, en la que alrededor de 300 militantes intentaron desatar una insurrección armada. El gobierno respondió con el despliegue de tropas militares y fuertes represalias, resultando en la muerte de varios guerrilleros y el cierre de instituciones educativas que se acusaron de estar vinculadas con la agitación. Es seguro que el suceso más recordado de este grupo fue el 22 de enero de 1976, con la fuga masiva de guerrilleros del Penal de Oblatos, donde estaban recluidos miembros de la LC23S, las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP) y la Unión del Pueblo (UP). Estos presos, alojados en el Departamento G de máxima seguridad, planearon durante meses su escape tras descubrir una vulnerabilidad en el muro de uno de los baños cercanos al perímetro del penal. Entre los principales organizadores estaban Antonio Orozco Michel, Guillermo Pérez Mora y José Natividad Villela Vargas.
La fuga comenzó a las 19:30 horas cuando los guerrilleros atravesaron una perforación que habían realizado en su celda durante dos meses. Lograron acceder a una torre de vigilancia que estaba custodiada por un solo policía, al cual asesinaron. Desde ahí, descendieron por un muro de cinco metros utilizando cuerdas improvisadas. El escape fue coordinado con comandos exteriores, quienes bajo el mando de David Jiménez Sarmiento y Saúl Meza Enríquez, atacaron simultáneamente la puerta principal del penal y las garitas de vigilancia, mientras otros comandos se encargaron de provocar un apagón atacando la subestación eléctrica. En medio del caos, otra célula liderada por Alicia de los Ríos Merino atacó a un grupo de policías en las inmediaciones del penal, permitiendo que los guerrilleros evadieran a las autoridades. El plan fue ejecutado con precisión y la fuga fue exitosa.
Después de tal hecho, la LC23S comenzó a enfrentar una desarticulación que se vio reflejada en la escasez de información sobre sus actividades y en la pérdida de difusión de la organización, esto más allá del fallido intento de secuestro a Margarita López Portillo unos meses después. Como fue de esperarse, el gobierno lanzó operativos sistemáticos para capturar a los fugados y desmantelar la organización, lo que resultó en la desaparición de numerosos militantes. La presión ejercida por las fuerzas de seguridad llevó a muchos integrantes de la LC23S a abandonar la lucha armada.
Más allá de todo esto, es crucial destacar que esta organización se apartó de otro de los pilares fundamentales del marxismo: ser la vanguardia de las masas. La falta de un vínculo sólido con el proletariado en general limitó gravemente su capacidad para movilizar apoyo y ampliar su base de militancia. En lugar de enraizar sus acciones en las demandas y luchas populares, la organización comenzó a centrarse en actos de violencia. Estas tácticas de lucha se enfocaron en liberar a miembros del movimiento guerrillero que más tarde volverían a realizar actos violentos, esto solo sirvió en retrospectiva para aislar a la LC23S de las verdaderas causas sociales que preocupaban al trabajador mexicano.
Lejos de construir alianzas con los sectores más vulnerables de la sociedad, optaron por realizar operaciones que no conectaban con las necesidades reales de la población. Este enfoque fragmentado y violento no solo falló en generar el apoyo masivo necesario para sostener una insurgencia exitosa, sino que también contribuyó a aumentar el temor generalizado hacia el comunismo. La percepción de la organización entre las masas pasó de ser la de un grupo de resistencia social a la de una amenaza incontrolable, lo que facilitó la represión violenta por parte del gobierno que pudo hacer esto con todas las guerrillas de la época. Además, las tácticas empleadas por la LC23S carecían de una estrategia clara para lograr el socialismo.
Al centrarse en objetivos inmediatos y actos de sabotaje, sin un propósito estratégico bien definido, quedaron atrapados en un ciclo de acciones sin dirección, que debilitó aún más su capacidad de generar cambios estructurales. El recurso a la violencia, carente de un proyecto político coherente y desvinculado de las luchas cotidianas de los trabajadores mexicanos, no se reflejó nada más en el aislamiento de la organización, sino que también en la anulación de cualquier posibilidad de gestar un movimiento revolucionario sostenible. Cabe destacar que fue la desaparición forzada de uno de sus militantes; Jesús Ibarra Piedra, lo que desencadenaría la creación del actualmente llamado Comité ¡Eureka!, organización que se fundó teniendo el fin de encontrar a todas las víctimas del Estado mexicano.
Lecciones
Las causas del fracaso de los movimientos comunistas del siglo XX en México pueden resumirse en los siguientes cinco errores por omisión de la teoría marxista:
Descalificación a la teoría de la revolución permanente: Uno de los errores más graves fue rechazar la teoría de la revolución permanente, propuesta por Trotski, la cual plantea entre tantas cosas que la lucha por el socialismo debe ser continua y no separarse en etapas. Una situación ejemplar de esto fue la que protagonizó el PCM al adoptar la consigna “Revolución democrática y socialista”. Enfocándose en cambios graduales y sin visión global, muchos movimientos comunistas renunciaron al alcance internacional de la revolución (y algunos, hasta de su alcance nacional). Su posición etapista los llevó a luchar por demandas democráticas, pero abandonar la lucha por el socialismo. Este error los desvió de los objetivos y los desconectó del impulso revolucionario a largo plazo que exige la lucha por el comunismo.
Concentración en guerrillas: En lugar de movilizar a las masas trabajadoras y construir un partido revolucionario ligado a ellas, algunos movimientos comunistas se enfocaron en acciones guerrilleras, tanto rurales como urbanas. Estas estrategias militares, por su naturaleza minoritaria, no lograron atraer el apoyo popular necesario para un cambio revolucionario. Los ataques armados, lejos de debilitar al Estado, legitimaron la represión estatal, facilitando la purga y la desarticulación de los movimientos. La falta de conexión con la población proletaria hizo que la lucha armada se volviera una táctica aislada y sin capacidad de generar transformaciones estructurales.
Falta de formación teórica constante: La debilidad ideológica y la falta de formación marxista entre los militantes también contribuyó al fracaso. Sin un entendimiento profundo del contexto político y sin la capacidad para adaptar sus estrategias a las condiciones cambiantes, los movimientos cayeron en errores estratégicos y perspectivas erróneas que debilitaban sus esfuerzos. La falta de una base teórica sólida no limitaba únicamente la visión a largo plazo, sino que también provocó que muchas decisiones se tomaran sin una comprensión adecuada del funcionamiento del capitalismo.
Dogmatismo en las decisiones: La mayoría de las organizaciones comunistas en México se vieron afectadas por un dogmatismo que limitaba su capacidad para adaptarse a las condiciones locales. Al aferrarse a interpretaciones corruptas del marxismo, los líderes no tomaron en cuenta las particularidades del país ni ajustaron su enfoque a las circunstancias históricas. Esto bloqueó el aprendizaje de sus errores, provocando que se desconectaran de las necesidades de la gente.
Ceder ante los partidos burgueses: En vez de mantener su independencia política de clase, muchas organizaciones comunistas decidieron aliarse o colaborar con partidos burgueses de izquierda dejando de defender y abandonando el programa revolucionario, creyendo que ese era un camino más viable para lograr cambios. Al contrario, esto llevó a una dilución de los principios comunistas, ya que en lugar de radicalizar a estos partidos y ganar adeptos a la causa revolucionaria, los comunistas terminaron adaptándose a las políticas reformistas. Este entrismo aplicado a la inversa condenó el compromiso con el socialismo y los convirtió en actores secundarios dentro del sistema capitalista, alejándolos todavía más de la transformación radical que buscaban.
Como se examinó, no alcanzaríamos una vida entera para contar todas las organizaciones en México que desde diferentes trincheras, persiguieron al menos en intenciones los mismos objetivos revolucionarios. Desde las luchas institucionales dentro de los partidos en las metrópolis, hasta las guerrillas que alzaban sus armas en las zonas más marginadas del país, la nación fue testigo de múltiples esfuerzos por transformar la realidad. Es primordial entender que muchas de estas experiencias, aunque valiosas, podrían haberse evitado o mejorado con una formación teórica más sólida. Como comunistas del presente, es nuestro deber aprender de esos errores, estudiar las lecciones que nos deja la historia y evitar repetir los mismos fallos, asegurando que nuestras luchas estén fundamentadas en una teoría marxista sólida, la cual guíe nuestras acciones hacia la revolución socialista que sentará las bases de un futuro verdaderamente justo para todos, no aisladamente en México, sino en la totalidad de los rincones donde haya seres oprimidos.
Ya lo decía Lenin: “La revolución no se hace, se organiza”.
Bibliografía
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Rangel Hernández, Lucio, “La Liga Comunista 23 de Septiembre 1973-1981. Historia de la organización y sus militantes”, Tesis de doctorado, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2011.
El sábado 9 de noviembre decenas de miles de personas se manifestaron en Valencia para mostrar su ira contra la actuación criminal del Govern de la Generalitat valenciana, y su president, Carlos Mazón, durante la Dana de los pasados días 29 y 30 de octubre.
Aunque la subdelegación del gobierno cuantificó en 130.000 los manifestantes, la cifra real bien pudo duplicar esa cantidad, hasta los 250.000. Y esto teniendo en cuenta que la mayor parte de los accesos que conectan Valencia con la zona más afectada, L’Horta Sud, permanecían bloqueados por los destrozos causados por la Dana, impidiendo o dificultando a varias decenas de miles de personas desplazarse hasta la capital.
De hecho, todo el trayecto que iba desde el punto de inicio de la manifestación, en la Plaça del Ajuntament, hasta el final del recorrido, frente al Palau de la Generalitat – unos 900 metros– estaba completamente lleno de gente, incluidas las calles laterales del recorrido.
— Organización Comunista Revolucionaria (@comunistas_ocr) November 9, 2024
La manifestación fue convocada hace días por una variedad de grupos de izquierda y asociaciones vecinales, pero las decenas de miles de personas que acudieron no se detuvieron en escudriñar la identidad de los convocantes, sino en utilizar la oportunidad que se les brindaba para manifestar su ira e indignación contra los responsables políticos y económicos del desastre.
Otra manifestación de 15.000 personas recorrió las calles de Alicante, y también hubo manifestaciones en Elche y otras localidades del País Valenciano.
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Un par de días antes de la manifestación, había saltado a la luz pública que Mazón estuvo comiendo en el reservado de un restaurante, el fatídico día martes 29 de octubre, supuestamente con una periodista, hasta las 6 de la tarde, cuando ya se contaban los primeros muertos y desaparecidos, antes de incorporarse al comité de emergencia de la Generalitat. Éste, a su vez, había rechazado a lo largo del día todos los avisos de los diferentes organismos públicos y meteorológicos sobre la extrema gravedad del temporal (AEMT, confederaciones hidrográficas, Ministerio de la transición ecológica, etc.).
Es significativo señalar que, horas antes del inicio de la manifestación, los organizadores de la protesta habían hecho un llamamiento en la prensa para recomendar que la manifestación fuera silenciosa, «como homenaje a las víctimas». Pero eso era lo último que estaban dispuestos a aceptar las decenas de miles de congregados quienes, desde el minuto uno, comenzaron a gritar: “Mazón, dimisión”, “Asesinos”, “Ni olvido ni perdón”, “El president a Picassent“ (Picassent es el mayor centro penitenciario de Valencia), “No son muertos, son asesinatos”, “Mientras tú comías (en referencia a Mazón), la gente se moría” o “Mazón, dimite, sal del escondite”, y, por supuesto “Sólo el pueblo salva al pueblo” . Esporádicamente también se oyó “Hace falta ya una huelga general”, entre muchas otras consignas.
Un protagonismo especial lo tuvo la juventud, que se destacaba en la composición de la manifestación, pero también había muchísimos trabajadores, personas mayores y familias enteras.
Aunque se rumoreaba sobre la posibilidad de la aparición de infiltrados de extrema derecha que pudieran provocar disturbios para romper la manifestación, la actuación de estos grupitos fue marginal y apenas fue notada por la muchedumbre. Trataron de quemar las banderas del Ajuntament con el lanzamiento de bengalas y fueron imcrepados por la multitud en ese sector de la manifestación al grito de “Fuera fascistas de nuestras calles” y “Fuera, fuera”. Al final, temiendo el gobierno que la provocación de estos bribones pudiera escalar la tensión ambiental en una manifestación tan enorme, la policía decidió dispersarlos sin gran dificultad. Esto basta para echar por tierra toda la histeria de la “progresía” política y mediática sobre la capitalización del malestar ciudadano a consecuencia de la Dana por la extrema derecha. Una vez que la clase obrera da un paso al frente, como lo dio en esta movilización, se aprecia nítidamente la falta de base social de esta gentuza.
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Además de otras partes del País Valencià, es de notar que varios miles de personas más presentes en la manifestación se desplazaron de otros lugares de la península para mostrar su solidaridad hacia sus hermanos valencianos, sobre todo de Catalunya, pero también de Madrid, Murcia, Aragón, Castilla-La Mancha, Euskadi o Andalucía.
Desde la Organización Comunista Revolucionaria movilizamos decenas de compañeros de todas las zonas del Estado para participar en la manifestación. Colocamos una gran parcanta donde se leía: “Capitalisme criminal”, “Lluita pel comunisme” “Sols el poble salva al poble”. Nuestros militantes repartieron miles de octavillas con nuestras posiciones, que se resume en: Que el costo de la Dana lo pague el gran capital, no la clase trabajadora con las ayudas públicas financiadas con nuestros impuestos; así como la expropiación de todos esos empresarios que obligaron a trabajar a sus obreros arriesgando la vida de los mismos e incluso perdiéndolas. Y, por supuesto, que Mazón y todos los responsables políticos y económicos sean juzgados y enviados a prisión.
El impacto social de esta manifestación ha sido muy grande pese a que los medios de comunicación convencionales han querido dejarla en un lugar secundario.
Lamentablemente, las ausencias más notorias en la manifestación fueron las direcciones de las organizaciones de clase más relevantes, como las centrales sindicales CCOO y UGT, que se han unido en un vergonzoso frente único con los empresarios, el gobierno y el PP para llamar a la tranquilidad y a la calma. Fue vergonzoso que UGT y CCOO convocaran el pasado viernes 8 de noviembre concentraciones en las principales ciudades del Estado, junto a los empresarios, en solidaridad con las víctimas de la Dana, los mismos empresarios que obligaron a sus trabajadores a permanecer en sus centros de trabajo impidiéndoles salir el martes 29 de octubre para regresar a tiempo a sus casas. Fueron estos mismos empresarios quienes ordenaron a Mazón no tomar ninguna medida para evitar la movilidad de la población; de esta manera, los trabajadores fueron obligados a ir a trabajar en condiciones de extrema gravedad para garantizar las ganancias del día de los vampiros del Capital.
La desconfianza en el régimen debe mantenerse, y la lucha debe seguir / OCR
La mayor parte del pueblo valenciano no se va a conformar con menos que con la dimisión de Mazón y de todo su gabinete. Es un escándalo increíble que este sinvergüenza pretenda resistir en la Generalitat a cualquier coste, riéndose en las caras de sus víctimas: gente que ha perdido familiares, sus viviendas, sus empleos, todo; o que lleva semanas viviendo en medio del lodo y la desolación. De no ser por las decenas de miles de voluntarios que, sin dirección, ni organización, simplemente llevados de un profundo sentimiento humanitario y de solidaridad, utilizan su tiempo libre para ayudar a limpiar las zonas afectadas y llevar comida y ropa, la situación sería muchísimo más catastrófica, porque el Estado burgués ha mostrado su total incapacidad para lidiar con esta catástrofe. “Sólo el pueblo salva al pueblo” ha sido la consigna más coreada en manifestaciones y protestas. La mejor manera de concretar esa consigna es organizando comités de barrio, coordinados entre sí, con delegados elegibles y revocables en todo momento, para asegurar el control desde abajo de la reconstrucción de las zonas afectadas, la evaluación real de los daños, que las ayudas llegan a sus verdaderos destinatarios y para sostener una estructura vecinal estable de organización y lucha que perdure más allá de la catástrofe de esta Dana, dispuesta a organizar la lucha ante cualquier incumplimiento del Estado y para eventuales movilizaciones en el porvenir.
Hay que decirlo alto y bien claro, todo el régimen burgués se ha unido como una piña por miedo a un estallido popular de proporciones revolucionarias en la zona, sobre todo tras la agresión al rey Felipe VI y a su comitiva en Paiporta el domingo 3 de noviembre.
La desconfianza en el régimen debe mantenerse, y la lucha debe seguir / OCR
Esta es la razón de que el gobierno central haya comprometido ya más de 14.000 millones de euros para los damnificados (y las empresas). Y esto es lo que explica también la negativa vergonzosa del PSOE y del gobierno a exigir la dimisión inmediata de Mazón. Saben que el cese de este individuo sería recibido como una victoria popular y certificaría la ruptura de amplios sectores de la población con el régimen, la sensación de que el pueblo puede deponer presidentes y hasta “coronas”. Esto es lo que quieren evitar. Seguramente querrán esperar a que la movilización popular mengüe, y sólo después llegar a un acuerdo con Mazón para que abandone el cargo.
La desconfianza en el régimen debe mantenerse, y la lucha debe seguir. La idea de una huelga general en todo el País Valencià ha sido insinuada como medida para forzar la caída de Mazón y su gobierno; pero quien debe recoger esta iniciativa, las cúpulas de UGT y CCOO fundamentalmente, no están por la labor. Hay que obligarles. Es por ello que los afectados, las organizaciones sociales, vecinales y de la izquierda comprometida van a continuar movilizándose, se trata de ver cómo escalar la protesta para hacer realidad la caída del gobierno de Mazón y de la derecha en el País Valenciá. La OCR los va a estar acompañando en todas sus luchas.
En las diferentes sociedades que han existido las relaciones sociales y el papel que juegan los hombres y mujeres en ellas han sido cambiantes. De tal manera que no siempre han sido como las conocemos actualmente, estás se fueron transformando desde las formascolectivas (el comunismo primitivo), hasta que aparece la propiedad privada donde, de una forma a otra, existe una transición de las relaciones equitativas e igualitarias hacia las relaciones de opresión y sometimiento de una minoría hacia la mayoría y del hombre hacia la mujer y de las organizaciones sociales matrilineales hacia las patriarcales. Así, a partir de la acumulación de excedentes y la aparición de la propiedad privada, se generaron las condiciones materiales para el sometimiento de la mujer y en general la aparición de la opresión de una clase sobre otra.
Marx y Engels escriben en el manuscrito La Ideología Alemana de 1846 “La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos.” Y Engels agrega en el Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado: “el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino”.
En este sentido, Engels plantea la aparición de la monogamia como una consecuencia directa de la aparición de la propiedad privada:
la monogamia no aparece de ninguna manera en la historia como una reconciliación entre el hombre y la mujer, y menos aún como la forma más elevada de matrimonio. Por el contrario, entra en escena bajo la forma del esclavizamiento de un sexo por el otro, como la proclamación de un conflicto entre los sexos, desconocido hasta entonces en la prehistoria.
Esto sucede a partir del proceso de domesticación de los animales, donde los rebaños pasan a formar parte de la propiedad del hombre, así el matrimonio sindiásmico y las tribus basadas en la línea materna de consanguinidad fueron poco a poco sustituidas por el matrimonio monogámico para garantizar la herencia de la propiedad privada por consanguinidad patrilineal.
El hecho de que la crianza de animales y por tanto el excedente de ganado quedara bajo el dominio del hombre, generó que él se convirtiera en el dueño de la mujer dentro del matrimonio. Las tareas de garantizar la alimentación y los instrumentos de trabajo necesarios para conseguirlos eran deber del hombre, por lo tanto, lo convirtieron por derecho en el nuevo propietario de estos instrumentos, mientras que la mujer se encargaba de garantizar la realización de las tareas domésticas, y el cuidado de los hijos, que hasta entonces eran asumidas de forma comunitaria.
Así es como el trabajo doméstico se impone a la mujer ante las nuevas relaciones de producción, Engels lo explica de la siguiente manera:
La división del trabajo en la familia había sido la base para distribuir la propiedad entre el hombre y la mujer. Esta división del trabajo en la familia continuaba siendo la misma, pero ahora trastornaba por completo las relaciones domésticas existentes por la mera razón de que la división del trabajo fuera de la familia había cambiado. La misma causa que había asegurado a la mujer su anterior supremacía en la casa —su ocupación exclusiva en las labores domésticas—, aseguraba ahora la preponderancia del hombre en el hogar: el trabajo doméstico de la mujer perdía ahora su importancia comparada con el trabajo productivo del hombre; este trabajo lo era todo; aquél, un accesorio insignificante (Engels, Federico, El Origen de la Familia la propiedad privada y el Estado).
De esta manera podemos entender que el origen material de la opresión de la mujer y la designación del trabajo doméstico como su “papel histórico” en la sociedad, se relaciona directamente con el origen de la propiedad privada, que modificó las estructuras familiares colectivas para transformar a la familia en el primer núcleo de sometimiento y esclavitud.
Desde ese momento hasta la fecha, el papel de la mujer en los diferentes modos de producción ha sido el mismo. Los diferentes mecanismos de poder han acentuado el sometimiento de la mujer a las diferentes sociedades clasistas, convirtiéndola en la esclava del esclavo. Entender el contexto histórico basado en un análisis materialista es fundamental para trazar el eje de lucha actual contra la esclavitud doméstica y la opresión de la mujer.
De acuerdo con un análisis realizado por ONU-Mujeres y el Colmex en 2019 se indica que las mujeres dedican más de 30 horas a la semana al trabajo doméstico y de cuidados, mientras que los hombres solo dedican 10 horas a la semana. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (2019), las labores de cuidados se realizan por el 41.6% de las mujeres que no están activas en el mercado laboral, por lo que determinan que este es uno de los principales impedimentos para la participación de las mujeres en el trabajo productivo y para alcanzar la independencia económica.
Los datos son contundentes y es innegable que el trabajo doméstico y de cuidados es un lastre para el desarrollo social y productivo de la mujer, por lo tanto, la lucha por liberar a la mujer de este yugo es indispensable.
Entonces tendríamos que preguntarnos ¿Cómo liberar a la mujer del trabajo doméstico? Y aquí tenemos dos planteamientos, mediante la remuneración del trabajo doméstico o mediante la socialización de este.
Remuneración del Trabajo Doméstico
Dentro del feminismo hay una corriente que plantea que las mujeres deberían recibir un salario por el trabajo doméstico, puesto que la lucha por la remuneración de este trabajo lo visibilizaría. El planteamiento general es que el trabajo en el hogar ha sido impuesto a las mujeres para que el sistema capitalista se ahorre el dinero necesario para la recuperación y reproducción de la fuerza de trabajo como mercancía. En este sentido, se habla de un control ideológico por parte del sistema que transforma el “trabajo reproductivo” en una actividad impulsada por el amor a la familia.
Silvia Federici, en su libro Salario contra el trabajo doméstico, menciona:
Debemos admitir que el capitalismo ha tenido mucho éxito al esconder nuestro trabajo. Ha creado una verdadera obra maestra a nuestras expensas: la explotación, lejos de ser concebida como tal, se transforma en un acto de amor. Al negar un salario al trabajo en la casa (a la reproducción y mantenimiento de la fuerza de trabajo) y al transformarlo en una amorosa entrega, el capitalismo ha matado varios pájaros de un tiro.
Más adelante dice:
El salario da la impresión de un trabajo justo: trabajas y te pagan; por tanto, el jefe y tú son iguales… Sin embargo, recibir un salario significa que trabajas y que puedes negociar alrededor o en contra de los términos y de la cantidad de salario, de los términos y la cantidad de ese trabajo. Obtener un salario significa entrar en un contrato social. (Federici, Silvia, Salario contra el trabajo doméstico).
Para Federici, el planteamiento del problema es la invisibilización del trabajo doméstico, al no ser conscientes de que es un trabajo, entonces se normaliza, y se nos presenta como el ejercicio de tareas exclusivas de la mujer a partir de un acto de amor, y la forma de visibilizar y hacer consciente que el trabajo doméstico es un trabajo es pagando un salario, de este modo adquiriría un valor, al tener valor entonces sería reconocido, importante y emancipador para las mujeres.
Sin embargo, Federici comete varios errores en su planteamiento pues, para empezar, visibilizar o reconocer el trabajo doméstico no hará que deje de existir. Este existe y se realiza se vea o no. La ideología capitalista en sí no es la que disfraza al trabajo doméstico como un acto de amor, sino el matrimonio monogámico, que es una reliquia heredada del pasado, donde el factor económico siempre pesa más que el “amor”. Dentro de las familias obreras, estas uniones se hacen o se mantienen por una cuestión de supervivencia, haya o no amor.
La relación laboral obrero-patrón, en realidad nunca se hace en igualdad de condiciones, mientras que el patrón tiene sus millones y su maquinaria para imponer su punto de vista, los obreros no tienen nada y muchas veces tienen que aceptar la relación laboral a riesgo de morir de hambre. La relación obrero patronal es una representación de la explotación dentro del capitalismo, el salario solo es una pequeña parte de lo que el obrero produce. Lo que plantea Federici es que con el salario a las mujeres que hacen trabajo en casa, se establezca una relación de explotación que sea reconocida, pero no propone nada para terminarla, es decir para terminar con la explotación. A partir de esta supuesta percepción de iguales, la autora pretende que el patrón pague un salario al trabajo doméstico, pero no define quién es el patrón. Aquí tendríamos que preguntarnos, ese salario ¿lo pagará el capitalista a partir de la disminución del salario obrero o el obrero tendrá que destinar parte de su salario a la mujer para la realización del trabajo doméstico?, que en realidad ya es lo que sucede, puesto que, desde el punto de vista económico, el salario es la cantidad necesaria para garantizar la supervivencia y reproducción de la fuerza del trabajo (el hecho de que un salario no alcance para solucionar la supervivencia, tiene que ver más por la pérdida de prestaciones y nivel de vida de la clase obrera en su conjunto).
También esta corriente del feminismo plantea al ejercicio de la maternidad como un trabajo de producción de los nuevos elementos de la clase obrera para el capital. Es decir, se considera al útero de la mujer como un medio de producción y al hijo como el producto del cual el capital expropia la plusvalía que le otorga la mujer en el trabajo de crianza, al momento en el que el hijo ingresa al mercado laboral. Como lo explica la misma Silvia Federici en su texto Las mujeres y el welfare:
La sexualidad de la mujer es decisiva como medio de producción en todo el mundo. El mercado laboral decide cuántos hijos tiene que tener una mujer…
El útero de las mujeres, nuestro útero, es la rueda que mantiene en marcha al capital. Por eso hay que controlar estrictamente nuestra sexualidad, para que no causemos crisis de superproducción, que son las únicas crisis «ecológicas» que preocupan al capital.
Así, la conclusión que se desprende de esta teoría es que el trabajo reproductivo es la base inicial de la explotación del capital y que este trabajo debe ser reconocido y remunerado para, de alguna forma, generar un convenio por la venta de nuestros hijos al mercado laboral. Ésto no tiene ningún sentido, pues en un análisis económico, que no es motivo de este artículo, podemos ver que nuestros hijos en sí no son el producto deseado por el capital sino su fuerza de trabajo, pues no se extrae plusvalía de una persona, sino de la cantidad de fuerza de trabajo que esta pueda vender. Así es como conceptualmente esta visión del trabajo reproductivo es completamente equivocada.
Adicional a esto, debemos mencionar que no todo lo nacido necesariamente se convierte en mano de obra para el capital. Por ejemplo, los hijos de la burguesía, en realidad nunca se verán forzados a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir, incluso, una parte de los hijos de la clase obrera serán parte del ejército general de reserva, incapaces de vender su fuerza de trabajo. Lo que mantiene en marcha al capital es la extracción de plusvalía, que se obtiene a partir de la disparidad del valor otorgado a la fuerza de trabajo y la capacidad de producción de mercancía que esta genera, es decir al plustrabajo, por lo tanto, la cantidad de hijos o de úteros capaces de procrear no tienen absolutamente nada que ver con las relaciones de explotación del capital. El problema es el capitalismo, no nuestra capacidad reproductiva.
La tendencia del capital es a concentrar la inversión en maquinaria, no en la producción de más cantidad de obreros, es decir, la inversión va hacia el capital constante no hacia el capital variable. Ante esta situación la propuesta de Federici es dejar de parir hijos para evitar la superabundancia de la mano de obra. En realidad esta teoría es muy similar a la de Malthus, donde plantea que el problema central del capitalismo es la sobrepoblación y no el sistema.
Otra de sus inconsistencias teóricas, es su presunción de “marxista”. Si consideramos que desde el marxismo reconocemos que las clases sociales se identifican a partir de la relación que tienen con los medios de producción, se genera una contradicción. Por un lado plantea que las mujeres son las más explotadas en el hogar, pero al mismo tiempo dice que el útero de las mujeres es su medio de producción, entonces todas las mujeres seríamos burguesas al ser dueñas de los medios de producción. Sin embargo, para darle justificación a su incoherencia teórica, plantea que la mujer no es libre de usar su “medio de producción” dado que la sociedad le impone cuantos hijos debe tener. Esto es realmente absurdo porque el hecho de tener útero de ninguna manera anula las diferencias de clases entre las mujeres obreras y las burguesas.
Esta teoría ha permeado significativamente dentro del movimiento feminista como una cuestión muy progresista y un método de lucha hacia la emancipación de las mujeres, pero en realidad deja de lado completamente la cuestión de clase, además de que encierra en sus entrañas un carácter bastante reaccionario que en nada ayuda a las mujeres a emanciparse del yugo doméstico, sino que las mantiene ahí, enajenadas y esclavas las 24 horas de su existencia entre las 4 paredes de su hogar. Aunque cuenten con un salario no contarían con independencia real.
Ejemplo de la aplicación de esta cuestión es el “Salario Rosa” que se otorga a las mujeres amas de casa del Estado de México, $2,400 bimestrales. Sin embargo, esto no ha significado una mejora significativa en las condiciones de vida de las mujeres el Estado de México. Éste sigue siendo el 2° estado con mayor cantidad de feminicidios, además de que se encuentra en el lugar 22 a nivel nacional con el 43.3 % de participación económica de las mujeres. Esto significa que la remuneración del trabajo doméstico no ayuda a hacer más independientes y empoderadas a las mujeres, sino que perpetua su aislamiento en el hogar.
Socialización del trabajo doméstico
Al inicio de este texto, explicamos como fue el proceso mediante el cual la mujer fue relegada a las tareas del hogar, es decir, fue la propiedad privada la que ató a las mujeres a la esclavitud doméstica.
En las sociedades del comunismo primitivo, las relaciones entre hombres y mujeres eran igualitarias, ambas partes jugaban un papel muy importante en la producción social de los requerimientos de la tribu. Aunque existía una división del trabajo a partir del sexo, esta se daba por las condiciones materiales: el embarazo y la lactancia era un proceso limitante para la movilidad de la mujer, por esa razón es que sus principales tareas estaban dedicadas a la recolección, la cual era una tarea incluso más importante que la cacería, pues la recolección y la pequeña agricultura garantizaban el alimento de la tribu, a diferencia de la errática caza.
Es claro que el papel de la mujer era preponderante en las sociedades primitivas por su rol en la producción social. Ese rol fue el que nos arrebató la sociedad dividida en clases, con la aparición de la propiedad privada, cambiando la participación de las mujeres de lo social a lo particular, nuestro trabajo dejó de ser útil para la sociedad y nos convertimos en esclavas del trabajo individual en el seno de la familia monogámica.
La crianza de los hijos, el cuidado de los ancianos y enfermos, no eran tareas exclusivas de las mujeres, estas tareas también eran colectivas. Si bien las mujeres parían, era responsabilidad de la tribu la alimentación, cuidado y educación de los nuevos miembros. La “maternidad” era un acto social no una responsabilidad solitaria e individual como lo es actualmente, era un proceso colectivo de socialización e integración del nuevo miembro a la producción social de la gens.
El desarrollo del ser humano demuestra que la mayor parte de nuestra existencia como especie ha sido bajo los principios de la colectividad, hubiera sido imposible sobrevivir y evolucionar de no ser por la forma de organización social que se tenía en el comunismo primitivo. Bajo esta premisa podemos concluir que la familia monogámica, la producción individual, la opresión hacia la mujer y la opresión de clase no son actos innatos del hombre, sino resultado de las relaciones de producción basadas en la propiedad privada.
Por lo tanto, con lo que respecta al trabajo doméstico también podemos concluir que la sociedad en su conjunto puede y debe hacerse cargo de estas tareas. De esta manera la mujer estaría realmente liberada de la esclavitud doméstica.
¿Cuál es la alternativa marxista?
Para los marxistas, la lucha por liberar a las mujeres del yugo del trabajo doméstico no es secundaria, porque entendemos bien que este trabajo enajenante es un lastre para la participación social y revolucionaria de las mujeres de la clase obrera.
Consideramos que la reivindicación por la remuneración del trabajo doméstico no es una medida emancipadora para las mujeres, sino reaccionaria, ya que seguiría manteniendo a las mujeres encerradas en su casa trabajando jornadas 24/7, pero remuneradas. Por el contrario, los marxistas planteamos que la lucha por nuestra emancipación y la de nuestra clase nos requiere en las calles, con una visión amplia del mundo y de nuestras posibilidades de desarrollo fuera del claustro hogareño, la visibilidad de la importancia del trabajo de la mujer se dará a partir de nuestra participación en la producción social y en las luchas de nuestra clase, socializar el trabajo doméstico es el único que puede sentar las bases materiales para que la mujer pueda participar libremente en toda lucha económica y política hacia nuestra emancipación.
Una de las principales críticas que se hacen al marxismo es que reducimos todo a la socialización y que restamos importancia al trabajo doméstico dado que no lo consideramos un trabajo productivo, pero Rosa Luxemburgo explica y da ejemplo claro sobre esta cuestión:
Mientras dominen el capital y el trabajo asalariado, sólo el trabajo que produce plusvalía, el que crea ganancias para el capitalista, puede considerarse trabajo productivo. Desde este punto de vista, la bailarina del music-hall, cuyas piernas suponen un beneficio para el bolsillo del empresario, es una trabajadora productiva, mientras que al grueso de mujeres y madres proletarias que se quedan dentro de las cuatro paredes de sus casas se les considera improductivas. Esto puede parecer brutal y demente, pero corresponde exactamente a la brutalidad y la demencia del actual sistema económico capitalista, y aprehender clara y tajantemente esta realidad brutal es la primera tarea de las mujeres proletarias (Luxemburgo, Rosa, “El voto femenino y la lucha de clases”, 1912).
El capitalismo ha impuesto una “normalidad “ a las familias obreras, dentro de esa normalidad está el hecho de percibir estas tareas domésticas como algo naturales, necesarias e insalvables. Para quienes no reproducen esta forma de organización social, ósea la familia tradicional, se les adjetiva de desobligadas, desalmadas, irresponsables, etc. Este pensamiento está muy arraigado entre las familias de los trabajadores, aquí podemos sopesar la influencia de la ideología burguesa entre la clase obrera.
No basta con medidas a medias, idealizar las cosas de manera diferente o visibilizarlas no es suficiente para transformar la realidad material de las mujeres proletarias, es necesario derrocar al capitalismo y luchar por el socialismo para garantizar el establecimiento de las bases materiales reales de nuestra emancipación. Un ejemplo concreto de este proceso donde se materializó la socialización del trabajo doméstico para la incorporación de las mujeres en la participación social de la edificación de una nueva sociedad fue la revolución rusa.
Fueron las mujeres las que iniciaron la revolución en Rusia, las mujeres obreras cuya función en la producción y su visión de clase les permitió hacer un llamado a sus compañeros trabajadores a unirse en la lucha por la transformación de su realidad, contra la miseria y explotación del régimen zarista. Pero sería hasta la revolución de octubre, cuando se instaura el primer Estado obrero del mundo, cuando se concretan avances realmente significativos en pro de la emancipación de la mujer. La Rusia soviética fue el primer país en el mundo en conceder la plena igualdad de derechos jurídicos y sociales a las mujeres, el primero en legalizar el aborto y, por supuesto, el primero en sentar las bases de la liberación de la mujer del trabajo doméstico a partir de la socialización de este.
Las mujeres en Rusia no estaban plenamente incorporadas a la producción social, de hecho, en su mayoría eran campesinas, analfabetas y seriamente sometidas por las tradiciones religiosas. Esta situación tenía que combatirse, pues, aunque la ley garantizaba la igualdad y libertad de las mujeres ellas no conocían como incorporarse a la nueva economía socializada, como escribió Lenin en 1917:
Sin incorporar a la mujer a la participación independiente tanto en la vida política en general como en el servicio social permanente que deben prestar todos los ciudadanos, es inútil hablar no solo de socialismo, sino ni siquiera de una democracia completa y estable (Lenin, Vladimir, Las tareas del proletariado en nuestra Revolución).
Ante esta situación, el trabajo del partido bolchevique orientado hacia las mujeres se enfocó a incorporarlas al trabajo productivo y a la vida política en defensa de la revolución, sin embargo, el trabajo doméstico y de cuidados representaba un freno.
“La mujer continúa siendo esclava del hogar, pese a todas las leyes liberadoras, porque está agobiada, oprimida, embrutecida, humillada por los pequeños quehaceres domésticos que la convierten en cocinera y niñera, que malgastan su actividad en un trabajo absurdamente improductivo, mezquino, enervante, embrutecedor y fastidioso. La verdadera emancipación de la mujer y el verdadero comunismo no comenzarán sino dónde y cuándo empiece la lucha en masa (dirigida por el proletariado, dueño del poder del Estado) contra esta pequeña economía doméstica, o más exactamente, su transformación masiva en una gran economía socialista” (Lenin, Vladimir, “Una Gran Iniciativa”, Lenin, 1919).
Así fue como el poder soviético fue sentando las bases materiales para la socialización del trabajo doméstico, con la implementación de comedores, lavanderías y guarderías comunitarias. El éxito de estas medidas se ve reflejado en que de 1919 a 1920 casi el 90% de la población de San Petersburgo fue alimentado de manera comunitaria, garantizando que esta tarea no pesaría más sobre los hombros de las mujeres y que ese tiempo lo podrían dedicar a su educación en la comprensión de sus nuevos derechos y en su incorporación en las tareas políticas y sociales. Para esto, existía el Departamento de la Mujer del Partido Bolchevique, el Zhenotdel. Así, mientras el resto del mundo hablaba de la falta de democracia del régimen soviético, las mujeres se abrían paso hacia su emancipación. Además, todo esto se realizó bajo condiciones de mucha presión para el gobierno soviético pues al mismo tiempo se enfrentaba a la invasión de 21 ejércitos extranjeros, contra los ejércitos blancos, el bloqueo económico internacional, ante un colapso en la industria, entre otras presiones, aun así, el tema de la mujer siempre fue importante para el gobierno revolucionario.
Este ejemplo es muy simbólico y real pues muestra claramente cuál es el camino hacia la verdadera emancipación de la mujer, ningún país en el mundo hizo tanto por la emancipación de las mujeres como la URSS —previo al proceso de burocratización—. Esto nos da muestra de que la única forma para liberarnos de la opresión y la explotación es a partir de la transformación de nuestras condiciones materiales, es decir a partir de la lucha contra el sistema capitalista que perpetúa la división de la sociedad en clases y la defensa de la propiedad privada.
Como mujeres organizadas, marxistas y revolucionarias entendemos perfectamente que nuestra lucha final es contra el capital, por la construcción del socialismo internacional, sin embargo, eso no significa que esperaremos a que triunfe la revolución para iniciar la lucha por nuestra emancipación. Esta será la que consolide y de perpetuidad a nuestras demandas, pero la lucha debe darse desde ahora.
Es por ello que, dentro de nuestro programa debemos incluir la lucha por demandas transicionales como la implementación de comedores y lavanderías comunitarias en cada colonia bajo control democrático de los y las trabajadoras, la instalación de guarderías y lactarios en todos los centros de trabajo para que las mujeres madres trabajadoras tengan asegurado el cuidado y la alimentación de sus hijos, la instalación de casas de cuidado y recreación para los adultos mayores. Todas estas demandas no se obtendrán a partir de la petición parlamentaria en las instancias burguesas, sino a partir de la lucha organizada de las mujeres y hombres de la clase obrera.
El papel histórico de las mujeres no está dentro de las cuatro paredes de nuestras casas, nuestro papel histórico está en las filas de la revolución socialista, luchando hombro con hombro con todos los oprimidos hasta liberar a la humanidad de la barbarie de la sociedad dividida en clases, de la explotación del capital.
Seis días después de las inundaciones que han causado 214 muertos, principalmente en Valencia, se organizó una visita oficial del Jefe del Estado, el Rey de España, su esposa, la Reina Leticia, el Presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y el Presidente de la Comunidad Valenciana, Mazón, a varias de las zonas más afectadas. A su llegada a Paiporta, a las afueras de Valencia capital, fueron recibidos por vecinos enfurecidos que les arrojaron barro y les echaron del pueblo. Estas escenas sin precedentes son una expresión abierta de la rabia de clase que se había ido acumulando durante días.
La Monarquía española siempre ha sido considerada como la última línea de defensa del Estado burgués. Es una institución que en tiempos normales pretende estar por encima de la política partidista y cultiva una imagen de cercanía al pueblo, para poder ser utilizada como baza cuando todo lo demás ha fallado. No recuerdo ningún otro momento de la historia reciente en el que el Rey y la Reina hayan sido atacados pública y físicamente por una multitud de personas enfurecidas.
Los vecinos de Paiporta gritaron «asesinos» a los monarcas y a los políticos que los acompañaban. La visita oficial se vio interrumpida y se abandonaron los planes de los funcionarios del Estado de viajar al pueblo de Chiva, a 30 km hacia el interior y uno de los primeros que sufrieron el impacto de las lluvias torrenciales. Allí, los vecinos aplaudieron la decisión con gritos de «cobardes», mientras los agentes de policía -que no habían acudido para ayudar en las tareas de socorro y limpieza, sino sólo para proteger a las autoridades- les abandonaron de nuevo a su suerte. ¿Qué provocó esta explosión de ira sin precedentes?
"Fuera, fuera, asesinos" – los vecinos de Paiporta se enfrentan a todos los representantes del estado burgués pic.twitter.com/2f0O7IfobS
Desde el principio, una poderosa idea ha ido cristalizando en las mentes de las masas de toda Valencia y más allá: no se trataba simplemente de una tragedia natural causada por un fenómeno meteorológico. Muchas de las muertes podrían haberse evitado. Toda una serie de datos avalan esta conclusión.
¿Qué provoca una dana?
La dana (depresión aislada a niveles altos) que causó las inundaciones repentinas del martes 29 de octubre es un fenómeno bastante común en la costa mediterránea de España en esta época del año. El aire caliente y húmedo que sube del mar, calentado durante los meses de verano, choca con bolsas de aire frío a gran altitud, que se han desprendido de la corriente en chorro polar. Esto da lugar a la formación de columnas de hasta 10 km de altura de nubes cumulonimbos que provocan enormes tormentas de lluvia localizadas.
Estas tormentas se quedan estáticas, encerradas entre el viento de Levante que las empuja hacia el interior y las cadenas montañosas paralelas al mar que les impiden pasar, por lo que la lluvia cae de forma intensa en el mismo lugar.
A medida que el calentamiento global aumenta la temperatura media del Mediterráneo, estas tormentas dana tienden a hacerse más virulentas. Este año, la temperatura media de la superficie del mar en el Mediterráneo alcanzó un récord de 28,9ºC el 15 de agosto.
Pero el cambio climático sólo fue un factor general en la catástrofe del 29 de octubre. Hubo toda una serie de causas más inmediatas que pueden atribuirse directamente al gobierno regional. El PP, el partido de la derecha española, ha gobernado tradicionalmente la región, con sólo un brevísimo intervalo en el que una coalición de izquierdas ganó las elecciones. El partido tiene fuertes conexiones con promotores locales implicados en la especulación del suelo y la construcción, así como en el turismo de masas.
Durante mucho tiempo, las zonas expuestas al riesgo de inundaciones se han urbanizado, y los beneficios capitalistas han prevalecido sobre cualquier otra consideración. Durante años no pasó nada, hasta que un día sobrevino el desastre.
Una de las primeras medidas que tomó el actual gobierno regional de Carlos Mazón al llegar al poder en julio de 2023, fue aplicar un paquete de medidas de austeridad y recortes en el gasto social, entre las que se encontraba la disolución de la Unidad de Emergencias de Valencia, el organismo que se había creado precisamente para coordinar la respuesta a las emergencias. Sin duda, esto tuvo un coste.
Alertas ignoradas
Aunque los fenómenos meteorológicos son notoriamente impredecibles, la ubicación probable de las danas puede predecirse con cierta exactitud. Ya el 25 de octubre, la AEMET (Asociación Española de Meteorología) emitió un aviso general para la Comunidad Valenciana. El 28 de octubre, en vísperas de la catástrofe, la AEMET emitió un aviso naranja para la región, pero también un aviso rojo que señalaba exactamente las localidades con mayor riesgo de inundaciones repentinas.
El gobierno regional ignoró las advertencias y después de los hechos intentó argumentar que la AEMET no había emitido tales advertencias. Pero hay constancia de los boletines de la AEMET y, de hecho, la Universidad de Valencia decidió cancelar sus actividades para el 29 de octubre como medida de precaución.
Ha quedado claro que un factor poderoso en la actitud del gobierno regional fue la protección de los beneficios capitalistas. Emitir directrices para el cierre de centros de trabajo habría afectado los beneficios patronales para ese día.
Peor aún. A mediodía del 29 de octubre, cuando las lluvias torrenciales ya estaban azotando pueblos y aldeas en las zonas a mayor altura del interior, el presidente regional Mazón emitió un comunicado diciendo que era probable que la tormenta amainara y saliera de la Comunidad hacia las 6 de la tarde. No se dieron más orientaciones. Algunos de estos pueblos acumularon en pocas horas más de 400 l/m2, es decir, el equivalente a un año de precipitaciones. Ya circulaban vídeos de violentos torrentes de agua que bajaban por las calles de Chiva y otros pueblos, llegando en algunos casos hasta el nivel del segundo piso. No hace falta ser un meteorólogo de formación para comprender que toda esa lluvia se va a abrir paso hacia el mar, destrozando cualquier obstáculo que encuentre a su paso.
Sin embargo, río abajo, en las poblaciones de l’Horta Sud, en la periferia sur de la ciudad de Valencia, no llovía, y la mayoría de la gente continuaba con su vida cotidiana, sin saber lo que se avecinaba.
No fue hasta pasadas las ocho de la tarde cuando el gobierno regional decidió finalmente emitir un aviso a los teléfonos móviles de toda la provincia, aconsejando a la gente que se quedara en casa o se trasladara a zonas más altas. Para entonces, miles de personas ya habían quedado atrapadas por las aguas torrenciales en sus casas o en sus vehículos cuando regresaban del trabajo. Muchos recibieron el aviso mientras sus coches eran literalmente arrastrados por la fuerza del agua.
Los beneficios capitalistas antes que las vidas
Hay varios casos de trabajadores a los que se dijo que no se movieran y no se les permitió salir del trabajo antes de tiempo. Algunos quedaron atrapados en sus puestos de trabajo (en una tienda IKEA, en la planta de Ford Almussafes, en el centro comercial de Bonaire, etc.) donde tuvieron que pasar la noche.
Otros quedaron atrapados por las inundaciones cuando volvían a casa en coche y podrían haberse salvado si les hubieran dejado salir del trabajo un poco antes. Varias trabajadoras quedaron atrapadas y se ahogaron en un supermercado.
Mercadona, una de las mayores cadenas de supermercados del país, siguió enviando furgonetas de reparto a domicilio, muchas de las cuales quedaron varadas. Un conductor de una furgoneta de Mercadona tuvo que ser rescatado por los bomberos en helicóptero, ya que su vehículo estaba sumergido bajo el nivel creciente del agua. Las imágenes fueron difundidas y ampliamente compartidas en las redes sociales. El logotipo de la marca Mercadona había sido pixelado de las imágenes, para evitar la vergüenza, pero todo el mundo reconoció la distintiva furgoneta verde.
La incompetencia del Gobierno no fue sólo eso. En gran medida estuvo motivada y agravada por el afán de preservar los beneficios empresariales. «Vuestro beneficio, nuestros muertos» es el eslogan que se ha pintado en toda la región tras la catástrofe y que resume perfectamente la situación.
El número de muertos es asombroso. En el momento de redactar este informe, asciende a 214. Muchos temen que esto sea sólo la punta del iceberg.
En el momento de escribir esta nota, el enorme aparcamiento subterráneo del centro comercial de Bonaire, con capacidad para casi 2.000 coches, sigue completamente bajo el agua y los equipos de rescate aún no han podido acceder a él. El nivel inferior del gigantesco centro comercial también está bajo el agua.
Los trabajadores de Bonaire denunciaron que no se les permitió salir temprano, cuando el nivel del agua empezó a subir, y cientos de trabajadores y clientes quedaron atrapados durante la noche, sin poder salir. En el cine del centro comercial, la dirección prohibió cruelmente a los trabajadores que comieran nada de lo que estaba a la venta. Incluso durante una tragedia de estas proporciones, la insaciable sed de beneficios domina las acciones de la patronal.
Con el paso de los días, empiezan a aparecer cadáveres en la orilla, arrastrados por la fuerza desatada del agua que baja de las cumbres. En un momento dado, el Barranco del Poyo -normalmente seco, o a lo sumo un humilde arroyo- llevaba un caudal cuatro veces más agua que el río Ebro.
Es probable que la cifra final de muertos aumente considerablemente. Según cifras oficiales, hay unas 1900 personas reportadas como desaparecidas por sus familiares. No todas están muertas, y algunas que ya han sido localizadas no han sido denunciadas al no existir un medio realmente centralizado para hacerlo. Desgraciadamente, es posible que a muchos no los encontremos nunca.
A esto hay que añadir la destrucción masiva de las viviendas y las infraestructuras de la región (carreteras, vías férreas, líneas eléctricas, suministro de agua, aceras, líneas telefónicas, etc.). Decenas de miles de personas lo han perdido todo, sus casas están completamente llenas de barro. Los coches amontonados en las calles dificultan aún más las tareas de limpieza.
La chapuza de la ayuda
Para colmo de males, el gobierno regional del PP Mazón, y ahora también el gobierno nacional del Partido Socialista de Sánchez, han fracasado por completo en las labores de rescate y limpieza. En gran medida, esto es parte de un cálculo político mezquino sobre qué administración (regional o nacional) debe tener la autoridad para el esfuerzo de socorro o cargar con la culpa de sus deficiencias.
Ha habido un gran retraso en la utilización del ejército para las operaciones de rescate. Brigadas de extinción de incendios de provincias cercanas de Valencia, de Cataluña, Bilbao e incluso Francia, han ofrecido sus servicios, sólo para ser rechazados en un primer momento por el gobierno regional que alegó tener suficientes recursos por sí mismo. Pero los vecinos de los pueblos afectados pudieron comprobar que se trataba de una auténtica mentira. En algunos de los pueblos más afectados, seis días después de la riada, no se ha enviado maquinaria pesada. Algunos de los bomberos hicieron pública su protesta. Finalmente se les permitió viajar a Valencia, cuatro o cinco días después.
Todo el esfuerzo de socorro es caótico y carece de una coordinación adecuada y de un mando central. El gobierno regional no creó un órgano de coordinación que incluyera al gobierno nacional hasta cinco días después. Algunas personas siguen, a día de hoy, sin acceso a agua corriente o electricidad.
«Sólo el pueblo salva al pueblo»
Como ocurre con cualquier catástrofe, afloró lo mejor de la naturaleza humana. Miles de personas de clase trabajadora se ofrecieron a ayudar, se pusieron botas de agua, cogieron cubos y escobas y se dirigieron a las ciudades afectadas, organizándose espontáneamente para ayudar en las labores de limpieza. Vaciaron de barro las casas de la gente, retiraron obstáculos de las calles, vaciaron de agua los aparcamientos subterráneos y los sótanos, y proporcionaron a los afectados agua, alimentos y artículos de primera necesidad.
Un papel especial han desempeñado los llauradors (agricultores) locales que, organizados a través de su sindicato, han movilizado sus tractores y otros equipos para ayudar a retirar coches y otros objetos pesados de las calles, un trabajo que los voluntarios normales no pueden realizar.
This is the working class. Thousands organise in brigades to bring water and food and help in the cleaning in the aftermath of the Valencia flash floods disaster. At the same time a mass demo is being organised for Nov 9 to bring down the right wing regional government. pic.twitter.com/DYHGG6D4K0
Mientras tanto, algunos empresarios insensibles crearon una escasez artificial y aumentaron los precios. La lucha de clases no se suspendió por la enormidad de las pérdidas.
¿Cuál fue la reacción de las autoridades regionales ante la avalancha de voluntarios? Primero les dijeron que no eran necesarios. Peor aún, les dijeron que dificultarían el esfuerzo de socorro ¡y les dijeron que eran un obstáculo para el mismo!
Después, ante la indignación creciente, decidieron «organizarlos». El sábado 2 de noviembre les convocaron a las 7 de la mañana en la Ciudad de las Ciencias y las Artes. Acudieron entre 10.000 y 15.000, pero las autoridades sólo pudieron acomodar a un número limitado de ellos en autobuses para ir a las zonas afectadas.
Algunos se dieron cuenta de que, en lugar de enviarlos a los pueblos para ayudar a sus vecinos, los dirigían al centro comercial de Bonaire. Se negaron, alegando que no se habían ofrecido voluntarios para ayudar a las empresas, sino a la clase trabajadora. Algunos pasaron la mayor parte del tiempo en los autobuses, varados, o esperando a que los llevaran a algún sitio, para ser enviados a casa por la tarde, después de haber perdido el tiempo.
El domingo 3 de noviembre, con la excusa del peligro de nuevas lluvias, el gobierno regional decidió prohibir el acceso de los voluntarios a una decena de los pueblos más afectados en l’Horta Sud. Los miles de voluntarios, furiosos pero decididos, desafiaron la orden, encontraron rutas alternativas y fueron a continuar con las labores de limpieza.
En todo el Estado español, en ciudades, barrios obreros y también en pueblos pequeños, personas y organizaciones han recogido alimentos, pañales y otros artículos de primera necesidad para entregarlos en Valencia.
De hecho, en gran medida, el estado capitalista ha estado ausente, o ha llegado muy tarde, y ha sido la población local y los voluntarios de los pueblos cercanos los que han tenido que emprender el titánico esfuerzo de socorro y limpieza en las zonas afectadas. El lema que resume esta situación es «sólo el pueblo salva al pueblo», que ha sido utilizado para organizar y coordinar a los voluntarios por todo tipo de organizaciones de la clase obrera.
Como resultado de todo esto, se ha ido acumulando la ira contra las autoridades. No sólo se les consideraba, con razón, responsables de muchas de las muertes por su incapacidad para emitir una advertencia. Además, habían sido criminalmente negligentes en la organización de las operaciones de socorro.
En los días posteriores a la tragedia, varias organizaciones obreras de izquierdas y de base tomaron la iniciativa de convocar una manifestación de protesta el 9 de noviembre, con un lema que exigía la dimisión del presidente regional: «Mazón dimisión».
Esta es la rabia que estalló cuando el Estado capitalista decidió enviar a los monarcas a visitar las zonas afectadas para hacerse la foto. Nada más llegar a Paiporta los Reyes, el presidente del gobierno Sánchez y el presidente valenciano Mazón, la gente de la calle -cubierta de barro porque estaban trabajando en la limpieza- empezó a insultarles. Luego les tiraron barro. «Asesinos», “dónde estabais”, “nadie nos avisó” gritaba la multitud enfurecida. Un hombre ofreció su pala al Rey Felipe VI y luego a Sánchez. El mensaje era claro: ¿a qué venís aquí?
«Coge una pala, que te falta de nada» le espetó una mujer enfadada a la Reina Leticia. Otro residente se encaró con los Reyes: «el hecho de que estéis aquí significa que hoy no ha podido entrar el equipo pesado, lo que retrasa las labores». Muchos tuvieron que contener su ira al enfrentarse a la realeza. Algunos gritaron «Borbones a la guillotina».
En otro incidente, cuando el propietario de Mercadona, Juan Roig, acudió a uno de sus supermercados, también para hacerse la foto, se encontró con compradores enfadados, que le reprochaban haber enviado a sus conductores de furgonetas de reparto el día de las inundaciones. «No tienes vergüenza. Has enviado a tus trabajadores a morir».
Este estallido de ira no es ajeno al reciente repunte de manifestaciones masivas en toda España, sobre todo por el impacto del turismo de masas y los problemas de vivienda, ambos estrechamente relacionados. Algunos han descrito estas manifestaciones masivas en expansión como el comienzo de otro 15-M, en referencia al movimiento de protesta masiva de los indignados en 2011.
Con el tiempo, ese movimiento remitió y se canalizó hacia la política parlamentaria con el ascenso de Podemos. El partido, que empezó presentándose como un desafío a todo el régimen, fue moderando su lenguaje y se convirtió en el socio menor de un gobierno de coalición con el PSOE, gestionando la crisis del capitalismo. Finalmente, Podemos fue expulsado sin miramientos del gobierno cuando el PSOE consideró que ya no era necesario como cobertura de izquierdas a sus políticas capitalistas. Es necesario sacar todas las lecciones de esa experiencia.
El capitalismo mata. Debemos matar al capitalismo
Los camaradas de la Organización Comunista Revolucionaria, la sección de la ICR en el Estado español, están implicados en el voluntariado en Valencia. También han publicado un artículo, escrito por un camarada en Valencia, y una declaración, destacando los principales puntos políticos. Como señalan, no son muertes, son asesinatos. Asesinados porque bajo el sistema capitalista, el beneficio privado está por encima de la vida de las personas.
Los camaradas llaman a profundizar y reforzar la organización espontánea de los voluntarios en comités de barrio, para que se encarguen de la distribución de la ayuda, la organización del esfuerzo de limpieza, el control del orden público y el control de precios y suministros.
También señalan que el precio de esta tragedia debe ser asumido por la clase dominante, no por los trabajadores, mediante la expropiación de las compañías de seguros, y la requisición bajo control obrero de todo el equipamiento necesario para el esfuerzo de socorro y limpieza. Todas las empresas que soliciten subvenciones públicas deben ser obligadas a abrir primero sus libros de cuentas. Si se comprueba que realmente necesitan ayuda, deben ser nacionalizadas bajo control obrero.
Sin duda, la manifestación del 9 de noviembre en Valencia será masiva. Se están convocando protestas de solidaridad en Cataluña y seguramente también tendrán lugar en todo el Estado español. Existe el potencial para que este movimiento derribe al menos al gobierno regional. Pero más allá de eso, la única conclusión lógica de la constatación de que el capitalismo mata es que todo el sistema debe ser derrocado.