Este nuevo aniversario del golpe genocida nos encuentra con el país comandado por el FMI y en plena debacle económica. Más allá de las pujas entre los distintos sectores de la burguesía y la oligarquía, todos coinciden en algo: la crisis la deben pagar los trabajadores. Es por esto que casi la totalidad del arco político ha acompañado, de una u otra manera, las medidas de ajuste llevadas adelante por el gobierno de Cambiemos. Así vemos a los Gobernadores del PJ ser la correa de transmisión del ajuste al interior del país.
Pero la complicidad de Cambiemos y el PJ no sólo se ve reflejada en las gobernaciones, sino también en el Parlamento, donde el oficialismo ha podido aprobar todas y cada una de las leyes anti-obreras con los votos aliados de Senadores y Diputados justicialistas.
Es claro que un gobierno con minoría en ambas cámaras y sin un control directo de los sindicatos no podría haber profundizado el saqueo sin la complicidad de los sectores más rancios del peronismo. Hoy, muchos de esos hipócritas hablan de la necesidad de hacer un gran frente contra Macri ¡los mismos que lo ayudaron a gobernar!
Por su parte, Unidad Ciudadana ha jugado un papel de oposición “responsable” eligiendo la vía institucional para votar en contra de los proyectos oficialistas, pero sin llevar el enfrentamiento a las calles hasta derrotar a Macri, en la lógica de preservar la gobernabilidad hasta las presidenciales de 2019. Ellos también se suman a la consigna “el límite es Macri” ya que les habilita a tejer acuerdos tanto con peronistas como con quienes hasta ayer eran aliados del oficialismo .
Pero sí debemos destacar el principal pilar que sostuvo al gobierno de Cambiemos hasta hoy ha sido, y siguen siendo, las direcciones burocráticas de la CGT que se han negado sistemáticamente a llevar adelante cualquier tipo de medida o plan de lucha que haga siquiera retroceder al gobierno. Así, la dirigencia sindical entregó al movimiento obrero atado de pies y manos a cambio de multimillonarios pagos que entraron a las cajas de las obras sociales que la burocracia utiliza como caja negra de sus negociados. Es por esto, que para dar pelea desde los sindicatos es necesario recuperar las organizaciones de primer y segundo grado, como las juntas internas y los cuerpos de delegados, dejando afuera de las organizaciones gremiales a esa excrecencia parasitaria que representa la burocracia sindical en todas sus formas.
Mientras la desocupación, la miseria y el hambre crece empujados por la profunda crisis económica que recorre el país de norte a sur y de este a oeste. Pero lo que debemos destacar es que los problemas estructurales que tiene la economía argentina no son los que afirman ni unos, ni otros. Ni una mala gestión neoliberal, ni un supuesto despilfarro “populista” son el origen de la crisis del país. Esta crisis no es más que la expresión local de un fenómeno que es global, ya que la crisis capitalista recorre absolutamente todo el planeta desde 2008 y no queda ningún país en donde la clase trabajadora y los sectores populares no estén bajo ataque.
Es por esto que debemos comprender que no solo es Macri, es el capitalismo el que está en crisis y esto es independiente de quien lo gestione. Por lo tanto, derrotar al ajuste implica derrotar al capitalismo. Solo avanzando sobre los privilegios y la propiedad de los grandes empresarios, terratenientes y banqueros es posible frenar este gran saqueo nacional.
No hay país posible sin una ruptura con los organismos de crédito internacionales que alimentan la timba financiera, no hay país posible sin la expropiación de la renta agraria de los terratenientes que son una ínfima minoría que posee la inmensa mayoría de la tierra, no hay país posible sin el monopolio del comercio exterior y la nacionalización de la banca para evitar la fuga de capitales que succiona hacia el exterior gran parte de la riqueza que producimos los trabajadores. No hay país posible sin la nacionalización bajo gestión de los trabajadores de las empresas de servicios públicos privatizadas y de todo el complejo energético para dar tarifas bajas y servicio de calidad.
Cualquier gobierno que se instale en la Casa Rosada luego de 2019 solo podrá jugar como una variable más del ajuste poniéndonos a elegir entre un ajuste duro o un ajuste moderado, si es que tal cosa pudiese existir.
Por eso creemos que la gravedad de la situación política nacional y mundial va mucho más allá de las elecciones de octubre. De lo que se trata entonces, es de organizar a la juventud trabajadora, a los estudiantes y obreros, en la perspectiva de enfrentar abiertamente a los dueños del país que son los que nos empujan al ajuste como única salida posible.
“¡¡Esto es una Utopía imposible!!”, nos dirán los supuestos “realistas”. Pero lo que es absolutamente irreal es pensar y creer que los problemas a los que nos arrastra el capitalismo, en su fase de declive, pueden ser resueltos sobre la base del propio capitalismo solo con una serie de medidas distributivas.
Desde la Corriente Socialista Militante, Sección Argentina de la Corriente Marxista Internacional, proponemos este debate que excede el debate electoral y plantea una discusión de fondo para la resolución de los problemas que atraviesa el país y que empujan a la juventud a un futuro sin más perspectivas que el ajuste permanente.
No se trata de elegir entre distintos tipos de ajuste, se trata de cambiarlo todo con la fuerza organizada de los trabajadores y la juventud para que la crisis la paguen los capitalistas.
Súmate a la Corriente Socialista Militante y ayúdanos a fortalecer esta construcción colectiva que tiene como objetivo, cambiar de base el mundo. Nos encontramos construyendo una internacional revolucionaria en los 5 continentes para hacer realidad ese mundo por el que lucharon nuestros 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos.
¡A 43 años del golpe la lucha continua!
¡Son 30.000!
¡Fue genocidio!¡Basta de impunidad!
¡No al ajuste de Macri, el FMI y los Gobernadores cómplices!
¡No es crisis, es el capitalismo!
¡Construyamos el Partido de los Trabajadores!