A diferencia de los políticos burgueses tradicionales, Donald Trump deja de lado la diplomacia y declara abiertamente sus intenciones. El imperialismo estadounidense sufre un declive relativo, mientras que otras potencias emergen como el imperialismo chino, Trump intentará restablecer la fortaleza económica que Estados Unidos tuvo en el pasado. Su posición de América primero, significa que el resto del mundo viene después.
En el caso de la relación entre EEUU y México, de manera clara, expresa un conflicto de un país imperialista dominante que ataca a un país subordinado y dominado. Por un lado, el gobierno mexicano habla de soberanía nacional, pero ante la enorme presión económica que puede colapsar a la economía mexicana, se hacen mil concesiones al imperialismo: se militariza la frontera, se fortalece la seguridad, se extradita a 29 capos hacia EEU, se cambia la Constitución incrustando términos como lucha contra el terrorismo para complacer al imperialismo, etc.
Esto ocurre, en parte, porque no somos países iguales. México ayuda en la cadena de producción norteamericana armando o produciendo ciertas piezas, por ejemplo, en la industria automotriz; exporta además productos como petróleo, tequila o productos agrícolas; sin embargo, de EEUU recibimos, además de mercancías terminadas, capital, cuyas inversiones son las que verdaderamente controlan la economía mexicana. La burguesía mexicana no ha sido incapaz de desarrollar las fuerzas productivas de manera seria. El capitalismo mexicano siempre ha estado subordinado a las necesidades de las potencias internacionales.
Lo anterior es una muestra de la relación que existe entre nuestro país y Estados Unidos, que se inscribe de manera peculiar, en la lucha de las colonias y naciones oprimidas, y que han ocupado un papel muy relevante en la historia del movimiento comunista. Y por lo que vale la pena estudiar algunas de las ideas básicas.
¿Qué es el imperialismo?
Hemos visto en la historia casos en los que ciertas sociedades dominan a otras bajo un sistema que no necesariamente ha sido capitalista, como el caso del Imperio Romano o la dominación de la sociedad Mexica hacia otras culturas; pero el imperialismo es el dominio del capital. Lenin lo define así:
“Si fuera necesario dar una definición lo más breve posible del imperialismo, debería decirse que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo. Esa definición comprendería lo principal, pues, por una parte, el capital financiero es el capital bancario de algunos grandes bancos monopolistas fundido con el capital de las alianzas monopolistas de los industriales y, por otra, el reparto del mundo es el tránsito de la política colonial, que se extiende sin obstáculos a las regiones todavía no conquistadas por ninguna potencia capitalista, a la política colonial de dominación monopolista de los territorios del globo enteramente repartido”.
En esta obra cumbre, llamada El imperialismo, fase superior del capitalismo, escrito entre enero-junio de 1916 y publicado en septiembre de 1917, Lenin también define las principales características del imperialismo:
“1) la concentración de la producción y del capital llega hasta un grado muy elevado de desarrollo, que crea los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, en el terreno de este ‘capital financiero’, de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particularmente grande; 4) se forman asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) ha terminado el reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tornado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes”.
Colapso socialdemócrata y ascenso comunista
Las contradicciones entre las grandes potencias imperialistas llegaron a un punto insalvable en la segunda década del siglo XX, las tensiones económicas no podían salvarse sino con base en un conflicto bélico. La Segunda Internacional, que agrupaba en ese momento al movimiento revolucionario internacional, previó la Primera Guerra Mundial y estableció acuerdos para oponerse a ella. Pero en el momento de la verdad, los dirigentes de cada uno de los partidos (con honrosas excepciones) claudicaron y terminaron apoyando los créditos de guerra, lo que en la vía de los hechos significó el apoyo a sus burguesías nacionales. Eso en realidad fue la muerte de la Segunda Internacional. Fue tal la degeneración que incluso se justificó teóricamente que los futuros estados socialistas mantendrían el dominio de sus viejas colonias.
Lenin comprendió, desde finales de 1914, que era necesario construir una nueva internacional. Pero él estaba aislado con su pequeño grupo y fue muy complicado poder incluso contactar y reunir a los pocos internacionalistas (y centristas) que estaban atomizados en Europa. Sin embargo, las condiciones cambian, y la dura escuela de la vida, con grandes acontecimientos, sacudieron la conservadora mente de las masas hasta el punto de comprender que se requiere un cambio radical. El ambiente chovinista, ultranacionalista, se fue disipando y los trabajadores comprendieron que se les estaba llevando a morir por una causa que no era de ellos. La guerra y la reacción se convirtieron en revolución en el país en donde la cadena tenía su eslabón más débil: Rusia. La revolución de 1917 contó con un partido y una dirección clara y capaz, educada con largos años de formación teórica y en muy diversas fases de lucha. El partido bolchevique fue capaz de dirigir a la clase obrera, en alianza con los campesinos pobres, a la toma del poder. Éste fue un punto de inflexión en la historia.
La revolución rusa se convirtió en ejemplo, los trabajadores europeos se rebelaron contra la guerra, abriéndose un periodo revolucionario. En este contexto Lenin y los Bolcheviques convocaron a una conferencia internacional en marzo de 1919, donde convencieron a los delegados de hacer un llamado a construir una nueva internacional. Así nacía la Internacional Comunista que atrajo a sectores avanzados de la clase obrera, la juventud y de las mujeres revolucionarias.
- N. Roy, el delegado mexicano
El impacto de la revolución rusa no se limitó a Europa, sino que retumbó en todo el mundo. En México había una vieja tradición revolucionaria anarquista y aún se vivía un proceso revolucionario con enorme contenido social que, lamentablemente, en un proceso contradictorio con muchos matices, fue ganado por un ala que representaba a la naciente burguesía, que por un tiempo tuvo una base de masas a quien se vio obligado a darles concesiones. Esto limitó el surgimiento de un partido comunista de masas, pero no evitó su formación y que fuera capaz, en los siguientes años, de tener una importante influencia en el agrarismo radical, en el movimiento obrero e incluso en un importante sector de los artistas y de la intelectualidad.
Pero, para ser francos, desde su origen era muy escaso el conocimiento de las ideas de Marx. El Partido Comunista agrupó a viejos sectores anarquistas y a revolucionarios internacionales que vivían en México como el estadounidense José Allen o el bengalí Manabendra Nath Roy. Poco después se incorporaron personajes como el japonés Sen Katayama, que era delegado de la Tercera Internacional, para la construcción del secretariado latinoamericano. Pero los militantes del nuevo partido no tenían un conocimiento claro del marxismo aunque fueron atraídos por el impulso irresistible de la revolución Bolchevique.
Para el segundo congreso de la Internacional Comunista, bajo propuesta de Borodín, viajó como delegado del Partido Comuinista Mexicano M N Roy. Manabendra, tenía tras de sí una historia interesante, pues en la India se habían desarrollado movimientos nacionalistas por la liberación del yugo del imperio británico que tuvo un gran auge tras la primera guerra mundial. Roy se opuso a la partición de Bengala, en algún momento sale en busca de dinero y apoyo para esta lucha, hasta que llega a Nueva York y después a México.
El debate de la cuestión nacional y colonial
Lenin comprendió la importancia de desarrollar la Internacional en los países atrasados. Eso implicaba una clara posición antiimperialista y una comprensión de las contradicciones que viven las naciones colonizadas u oprimidas. Él, desde antes, vio que la lucha contra la opresión nacional tenía un alto potencial revolucionario y defendió el derecho de las naciones a la autodeterminación. Comprendió que en última instancia el problema nacional era un problema de lucha por el pan y se diferenció de los nacionalistas burgueses anteponiendo los intereses de la clase obrera y sus aliados, los campesinos. Por ello desarrolló él mismo unas propuestas de Tesis que fueron aprobadas en el congreso, aunque suscitando debates y adiciones.
Durante el debate se resaltaron problemas como los de los negros oprimidos en EEUU y sobre el papel colonial que ejercía sobre América Latina y el Caribe; se criticó al imperialismo británico frente a la opresión contra los irlandeses, llamando a los compañeros británicos de la Internacional a defender ésta lucha. Radek dijo que se podría socavar al imperialismo con la lucha de los trabajadores europeos pero también con la de las masas de las colonias.
Una posición de clase
En las tesis se critica la defensa de la igualdad formal de la democracia burguesa y contra la defensa de principios abstractos o formales, se señala:
“a) En apreciar con toda exactitud la situación histórica concreta y, ante todo, la situación económica.”
“b) Diferenciar con toda nitidez los intereses de las clases oprimidas, de los trabajadores, de los explotados y el concepto general de los intereses de toda la nación en su conjunto, que no es más que la expresión de los intereses de la clase dominante.”
“c) Asimismo deben dividir claramente las naciones en: naciones dependientes, sin igualdad de derechos, y naciones opresoras, explotadoras, soberanas, por oposición a la mentira democrático-burguesa, la cual encubre la esclavización colonial y financiera (cosa inherente a la época del capital financiero y el imperialismo) de la enorme mayoría de la población de la tierra por una insignificante minoría de países capitalistas riquísimos y avanzados.”
Más adelante también señalan:
“La Internacional Comunista debe apoyar los movimientos revolucionarios en los países coloniales y atrasados, sólo a condición que los elementos de los futuros partidos proletarios, comunistas no sólo por su nombre, se agrupen y se eduquen en todos los países atrasados en la conciencia de la misión especial que les incumbe: luchar contra los movimientos democrático-burgueses dentro de sus naciones; la Internacional Comunista debe sellar una alianza temporal con la democracia burguesa de los países coloniales y atrasados, pero no debe fusionarse con ella y tiene que mantener incondicionalmente la independencia del movimiento proletario incluso en sus formas más embrionarias”.
Lo que se buscaba en el fondo era el fortalecimiento de una posición independiente de la clase obrera y de los partidos comunistas, como herramientas de lucha y no como apéndices de los movimientos nacionalistas burgueses. El objetivo, en última instancia, era la toma del poder por los trabajadores (siguiendo el ejemplo vivo de la revolución rusa). Justo en Rusia, existían nacionalidades oprimidas que ahora podían convivir en una Federación Soviética (incluso con repúblicas autónomas), este modelo es el que se planteaba como una medida transicional para sumar a las nuevas naciones donde hubieran conquistado el poder, los trabajadores para en un futuro crear una economía planificada a nivel mundial. La lucha por el socialismo que inicia de forma nacional debe extenderse y adquirir un carácter internacional.
Si bien se debe apoyar las luchas de liberación nacional, debemos separarnos de esos movimientos que buscan fortalecer las posiciones de terratenientes, burgueses nacionales, caciques patriarcales, fundamentalistas religiosos, entre otros. Por el contrario, se debe buscar la alianza con el campesinado, impulsar medidas como la reforma agraria y el reparto de tierra (aunque no sean medidas socialistas).
En estas tesis se toca el problema de Palestina, señalando que la creación de un Estado Judío solo abonaría más problemas y conflictos, concluyendo: “En la situación internacional presente no hay para las naciones dependientes y débiles otra salvación que la Federación de Repúblicas Soviéticas”.
Las adiciones a las tesis
Lenin se dio el tiempo de discutir con M. N. Roy, pues era un representante auténtico de la lucha de liberación nacional de las colonias. Por un lado, buscaba terminar de atraerlo y convencerlo sobre las ideas del marxismo y, por otro, comprender con mayor profundidad dichas luchas. Se llegó a un acuerdo tanto en las tesis originales como en las adiciones. Lenin expondría estas segundas y diría que el punto central de las tesis es la división de naciones opresoras y oprimidas, enfatizó en el imperialismo como el enemigo central de los trabajadores del mundo. Pero dijo que la discusión se centró en si debíamos apoyar o no las luchas democrático-burguesas, señalando que:
“Sólo debemos apoyar y sólo apoyaremos los movimientos burgueses de liberación en las colonias en el caso de que estos movimientos sean verdaderamente revolucionarios, en el caso de que sus representantes no nos impidan educar y organizar en un espíritu revolucionario a los campesinos y a las grandes masas de explotados. Si no se dan esas condiciones, los comunistas deben luchar en dichos países contra la burguesía reformista, a la que también pertenecen los héroes de la Segunda Internacional. En las colonias ya existen partidos reformistas, y sus representantes se denominan a veces socialdemócratas y socialistas. La diferencia mencionada ha quedado establecida en todas las tesis y, gracias a esto, nuestro punto de vista, a mi entender, aparece formulado ahora de un modo mucho más preciso.”
Comunismo internacional
La historia no se desarrolla en línea recta, ni de manera siempre ascendente, mientras el capitalismo se transformó en capitalismo monopolista, otras naciones no habían terminado de deshacerse de los modos de producción precapitalistas como el feudalismo. Los modos de producción se mezclaban, pero muchas naciones no podían completar las tareas de la revolución democrático-burguesa. Por lo que Lenin se pregunta:
“¿Podemos considerar justa la afirmación de que la fase capitalista de desarrollo de la economía nacional es inevitable para los pueblos atrasados que se encuentran en proceso de liberación y entre los cuales ahora, después de la guerra, se observa un movimiento en dirección al progreso? Nuestra respuesta ha sido negativa”.
Las adiciones a las tesis concluyen:
“La revolución en las colonias, en su primer estadio, no puede ser una revolución comunista, pero sí desde su comienzo la dirección está en manos de una vanguardia comunista, las masas no se desorientarán y en los diferentes períodos del movimiento su experiencia revolucionaria irá aumentando”.
“Sería un error pretender aplicar inmediatamente en los países coloniales los principios comunistas respecto a la cuestión agraria. En su primer estadio, la revolución en las colonias debe tener un programa que incluya reformas pequeñoburguesas tales como el reparto de la tierra. Pero eso no significa necesariamente que la dirección de la revolución deba ser abandonada en manos de la democracia burguesa. Por el contrario, el partido proletario debe desarrollar una propaganda poderosa y sistemática a favor de los sóviets, y organizar los sóviets de campesinos y de obreros. Esos sóviets deberán trabajar en estrecha colaboración con las repúblicas soviéticas de los países capitalistas adelantados para lograr la victoria final sobre el capitalismo en todo el mundo.
“De este modo, las masas de los países atrasados, conducidas por el proletariado consciente de los países capitalistas desarrollados, accederán al comunismo sin pasar por los diferentes estadios del desarrollo capitalista.”
La revolución rusa no contaba con las fuerzas objetivas para triunfar, debido a su enorme atraso económico, por lo que tenía como primera tarea desarrollar las fuerzas productivas, pero a nivel internacional estas estaban desarrolladas. Por ello siempre apeló a la extensión de la revolución a nivel mundial.
La revolución colonial y la lucha contra el imperialismo hoy
La revolución estalló en varios países, pero estas fueron derrotadas por la traición de la Segunda Internacional, así como por la inexperiencia de los partidos comunistas. La revolución rusa, heredera de un enorme atraso económico y cultural, quedó aislada y vivió un proceso de contrarrevolución burocrática que afectó a toda la internacional. No solo se asfixió a la democracia obrera en el seno del Estado ruso y de la Internacional Comunista, sino que cambió la lucha por la revolución comunista mundial por el socialismo en un solo país.
No hay espacio para hablar aquí de la degeneración estalinista, basta decir que el curso de la historia continuó y la revolución colonial se hizo presente en China, estableciendo un Estado obrero, pero deformado; en América latina con revoluciones como la cubana o la sandinista en Nicaragua, en la que en la primera se acabó con el capitalismo. En muchos países, la opresión imperialista, por un lado, y la incapacidad de la burguesía para desarrollar las fuerzas productivas, por otro, llevaron a revoluciones distorsionadas donde el Estado nacionalizó la economía o gran parte de ella para permitir un cierto desarrollo, podríamos mencionar varios casos como Birmania, Etiopía o Siria. Si se hubiera mantenido una Internacional Comunista con los verdaderos postulados del Bolchevismo, se podría haber orientado todo ese poderío revolucionario, y hoy el capitalismo estaría acabado o moribundo.
El imperialismo norteamericano y sus aliados siguen siendo una máquina asesina, como lo hemos visto en la franja de Gaza contra el pobre pueblo palestino. Quiere trasladar la crisis sobre los hombros de los trabajadores del mundo, empezando por los países atrasados, pero incluso sobre los trabajadores de países imperialistas menos fuertes. Lo que vemos frente a nuestros ojos es la expresión de la decadencia del capitalismo mundial. Como no hemos sido capaces de derribarlo definitivamente en el pasado, el sistema ha extendido sus límites y amenaza con llevarnos en una espiral descendente rumbo a la barbarie.
Nuevos períodos revolucionarios como los vividos tras la Primera Guerra Mundial o con la Revolución colonial están en el horizonte. Nos queda asimilar el gran bagaje de experiencia que nos heredó la Internacional bajo la dirección de Lenin y Trotski, concentrados en las tesis, discursos y resoluciones de sus primeros cuatro congresos. Dentro de ellos animamos a leer las tesis y discursos sobre el problema nacional y colonial.
El marxismo es la experiencia acumulada de la clase obrera, por ello debemos estudiarlo y materializarlo en la construcción de una nueva internacional bolchevique, en la construcción de la Internacional Comunista Revolucionaria.
Fuentes:
- Cuatro primeros congresos de la Internacional Comunista
- Discursos de V. I. Lenin en los cuatro primeros congresos de la Internacional Comunista
- Historia de la Internacional Comunista, Pierre Broue