El problema de la falta de agua para la agricultura en Sinaloa pone en duda la sostenibilidad a mediano y largo plazo de esta actividad económica como la más importante del estado, cuyo PIB es de 70 mil millones de pesos anuales, y donde el 93% del agua concesionada se destina para estos fines.
En el futuro, los productores no tendrán mayor reparo (como no lo tienen ahora) en seguir extrayendo agua de los canales que abastecen a las ciudades y a los pueblos para uso humano. Lo que vemos ahora, muy probablemente es un preludio de lo que vendrá. Canales secos, ríos con baja afluencia y presas vacías serán una constante, como es el caso de dos de las presas más grandes (Huites y López Mateos) que se encuentran a un 3% y 5% de su capacidad respectivamente.
Se seguirá privilegiando el uso de agua para la producción intensiva en la agricultura y en otras actividades económicas que demandan grandes cantidades del vital líquido.
Según el monitor de sequía de México de Conagua, al 15 de marzo de 2025, Sinaloa se encuentra en un estado de sequía extrema y excepcional.
El Estado hace un llamado a los ciudadanos a cuidar el agua y a no desperdiciarla, pero es incapaz de ofrecer alternativas que garanticen su uso para la población en todo el año sin necesidad de racionarla. Tampoco es probable que el gobierno sancione a las empresas o particulares que hagan un uso indebido, como ha venido ocurriendo.
Hoy en día se necesita un plan hídrico urgente, pero ya no basta con cuidar la poca agua que nos queda. Su escasez no ocurre por condiciones naturales, se trata de una cuestión que tiene que ver con la defensa de intereses y privilegios de la clase dominante. Por lo tanto, los trabajadores serán cada vez más afectados y esto se reflejará en su nivel de vida. Pero todo esto acontece bajo condiciones materiales específicas, y sería un tremendo error creer que no hay nada que se pueda hacer para cambiarlo.
Los recursos de la naturaleza se encuentran en peligro no por el ser humano, sino por la producción anárquica y desmedida del capital, pues los recursos se usan para el lucro y no para el beneficio de la humanidad. Por esta razón no nos cansaremos de recalcar la necesidad de la organización de nuestra clase para combatir a este sistema de devastación, para que de manera organizada y democrática podamos gestionar el uso de los recursos de forma planificada.