Del 8 al 9 de mayo de 1911 las fuerzas revolucionarias tomaron Ciudad Juárez en el estado de Chihuahua, en la primera etapa de la revolución, eso bastó para que la dictadura de Porfirio Díaz cayera como una manzana podrida. Aquí comienza a hacerse notoria, por primera vez la figura de Francisco Villa, como uno de los caudillos que representaban los intereses de los campesinos pobres en el proceso revolucionario.
La revolución mexicana de 1910 comenzó por una escisión entre la clase dominante, un grupo reducido de terratenientes, políticos y capitalistas en torno a la figura del dictador Porfirio Díaz concentraba las decisiones políticas y decidían el rumbo económico del país; los llamados científicos fueron desplazando de las grandes decisiones a sectores de la clase dominante.
Tras el anuncio de Díaz, en una entrevista ofrecida a un periodista estadounidense James Creelman, en 1908 en la que se afirmó que México ya estaba preparado para elecciones libres, las cuales serían organizadas para 1910, esto abrió la compuerta para que algunos sectores de la burguesía, desplazados por el poder, comenzaran la disputa por el gobierno; no con la finalidad de transformar radicalmente la sociedad, sino simplemente para sustituir a la dictadura por otro gobierno con una cara más amable que fuera capaz de gestionar de manera más eficiente los negocios comunes de la clase burguesa.
Francisco I. Madero, integrante de una familia acaudalada del estado de Coahuila comenzó la organización del Partido anti-reeleccionista a lo largo y ancho del país en 1909. El programa político del nuevo partido fue plasmado en el libro La sucesión presidencial de 1910, el cual contó con un tiraje de 3 mil ejemplares. En este se critica a la dictadura de Díaz y se demandan elecciones justas y democráticas. Madero no deseaba un cambio en la estructura social, sino solamente una reforma política.
Madero recorre el país, su campaña despierta el entusiasmo de algunos sectores de la pequeña burguesía, estudiantes y algunos sectores de la clase dominante. Eso alarmó la dictadura de Díaz que ven un peligro en su continuidad, por lo que optan por detenerlo en el estado de Nuevo León bajo los delitos de insultos a la figura presidencial y conato de rebelión; de ahí es trasladado a San Luis Potosí, donde logra fugarse de la cárcel y emite el Plan de San Luis. Se refugia en Estados Unidos, en el cual hace un llamado a la población a levantarse en armas en contra de la dictadura bajo el lema de sufragio efectivo no reelección para el día 20 de noviembre de 1910 a las 6 de la tarde; a su vez hace una tímida referencia a la restitución de las tierras arrebatadas a los campesinos por los grandes terratenientes, este punto despertó el interés de algunos líderes agrarios y dirigentes campesinos.
Así, una división por arriba abrió la compuerta para que fuerzas que se expresaban por abajo, particularmente los campesinos pobres y sin tierra buscaran un cauce para expresarse. La concentración de la tierra en pocas manos, el despojo de la tierra a las comunidades campesinas, la incapacidad de la burguesía por impulsar la reforma agraria y las divisiones en la clase dominante configuró una de las revoluciones más anunciadas en la historia, la cual en su primera etapa su epicentro y sus acontecimientos se concentraron en el Estado de Chihuahua.
Chihuahua el epicentro de la revolución
El antirreeleccionismo en Chihuahua fue organizado por la figura de Abraham González, que al igual que Madero su familia provenía de las familias más ricas y acaudaladas de ese Estado. Él fue quien integró a caudillos como Pascual Orozco y Francisco Villa a la primera etapa de la revolución.
Chihuahua contaba con una gran tradición de oposición a la dictadura de Díaz, ahí floreció el maderismo con gran rapidez, además contaba con algunas revueltas agrarias y de comunidades campesinas, la más conocida fue la de la comunidad de Tomóchic, en la Sierra Madre Occidental. Ahí la comunidad derrotó al ejército porfirista en 1892, durante años prevaleció el mito que un habitante de esa región valía por 10 soldados porfiristas; ya que durante la rebelión el ejército federal que sufrió varios reveses era 10 veces superior a los sublevados.
Chihuahua fue el epicentro de la primera etapa maderista de la revolución, de acuerdo con Fridrich Katz:
“El único movimiento revolucionario que lo rompió [el círculo vicioso para que todos los grupos revolucionarios dieran el primer paso en contra de la dictadura de Díaz], que puso al descubierto la debilidad del gobierno y que, por fin, desencadenó rebeliones en todo México tuvo su centro en el estado de Chihuahua. A este respecto, Chihuahua desempeñaría un papel similar al de Boston en la revolución estadounidense de 1776, París en la revolución francesa de 1789, Petrogrado en la revolución rusa de 1917…»
Pero realiza la siguiente acotación:
“Estas comparaciones no se pueden llevar demasiado lejos. París, Petrogrado… se convirtieron en centro ideológico de la revolución respectiva, lo cual nunca sucedió en Chihuahua. Lo que los revolucionarios chihuahuenses tienen en común con la gente que tomó la bastilla en París, el 14 de julio de 1789… es que lograron mostrar que el gobierno era más débil de lo que nadie se atrevía a pensar. La relativa facilidad con que los rebeldes de París se apoderaron de la Bastilla contribuyó a qué se produjeran revueltas campesinas en toda Francia… De la misma manera, la incapacidad del gobierno de Díaz para poner fin a la rebelión en Chihuahua provocó levantamientos en muchos lugares de México»
El llamado al levantamiento del 20 de noviembre encontró eco en decenas de comunidades de Chihuahua, los focos más importantes los dirigieron Francisco Villa que se sublevó con cientos de hombres en la comunidad de San Andrés, Pascual Orozco en Guerrero, Abraham González en Ojinaga y Toribio Ortega en Cuchillo Parado.
La dictadura de Díaz preparó una ofensiva militar sobre el estado, Madero desde Estados Unidos intenta cruzar la frontera para ponerse al frente de la sublevación que contaba con diversos caudillos con una autonomía y lógica propia. Después de algunos intentos, logra ingresar por el oeste de Ciudad Juárez y es recibido por las fuerzas de José de la Luz Soto y Abraham González; se enfilan a la ciudad de Casas Grandes para enfrentar una de las primeras batallas serias de las fuerzas revolucionarias y son derrotados por el ejército federal.
La toma de Ciudad Juárez
Las fuerzas revolucionarias, mejor organizadas en Chihuahua durante esa primera etapa de la revolución, fueron las dirigidas por Pascual Orozco y Francisco Villa, independientemente de la evolución política posterior de cada uno. Tras la derrota en Casas Grandes el maderismo, con todas sus tropas, prepara otra ofensiva sobre Estación Bauche (25 de abril de 1911), la cual es exitosa, eso ocasiona que tengan una base de operaciones cercana al Río Bravo. El siguiente paso es la toma de Ciudad Juárez, ante la cual la dictadura ofrece negociaciones, situación que Madero acepta y genera malestar entre las filas revolucionarias. ¿Qué es esta revolución con una batalla perdida, una ganada y se detiene en las puertas de una de las principales ciudades de la frontera para negociar?
El 7 de mayo de 1911, en medio de negociaciones con la dictadura, Madero ordena marchar hacia el sur y no hacia Ciudad Juárez, orden que es desacatada por Francisco Villa y Pascual Orozco que provocan un enfrentamiento con el ejército federal el día 8 de mayo.
Ante diversos intercambios de disparos que se van incrementando, Madero se ve obligado a declarar el ataque general tras dos días de combates las fuerzas federales son derrotados por 2,500 revolucionarios dirigidos por Francisco Villa, Pascual Orozco, Marcelo Caraveo, José de la Luz Blanco, José Luis Salazar, Emilio Campo y Guiseppe Garibaldi.
El 10 de mayo los revolucionarios entran triunfalmente a la ciudad y se establece un gobierno provisional. En las negociaciones entre los revolucionarios y la dictadura, Madero nuevamente cede ante las presiones. Los negociadores de Díaz ofrecen la capacidad de nombrar 14 gobernadores a los maderistas y cuatro ministros en el gobierno. La presión obliga a exigir la renuncia de Díaz, la cual se logra el 21 de mayo de 1911.
En esta primera etapa de la revolución, aun no existen divisiones profundas en la fila de los revolucionarios, aunque existen diferencias entre la actitud titubeante de Madero y la actitud instintiva de enfrentar directamente a la dictadura de algunos de los caudillos de algunas tropas conformadas por una base campesina; esta situación se profundizaría aún más en las siguientes etapas de la revolución. El sector burgués de la revolución es incapaz de desarrollar incluso las tareas democrático burguesas de la revolución mexicana, ofrece solamente una reforma política al régimen.