El presente artículo hace referencia Víctor Yodo, un compañero que fue clave en la conformación de la Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Istmo (COCEI). Dicha organización se sustentó, en su mejor momento, en un movimiento de masas que protagonizó un gobierno basado en la organización del pueblo. Esta experiencia no fue ajena al proceso general de lucha de clases de nuestro país y del mundo.
El capitalismo es un sistema político, económico y social que recurrentemente se encuentra en crisis, pues contrariamente a lo que dicen, el mercado no se autorregula. La producción se da de forma anárquica, en donde lo único que realmente importa es la obtención de la máxima ganancia, siempre en detrimento de la clase trabajadora. Derivado de ello los trabajadores se organizan y defienden sus derechos, cuando hay una crisis económica, ésta es cargada a la espalda de los trabajadores, haciendo aún más pesarosa la vida para ellos y sus familias. En Oaxaca los campesinos y obreros se vieron en la necesidad de organizarse, sus hijos que pudieron acceder a la educación fueron sensibles ante las problemáticas vividas por las clases explotadas y se vieron influenciados por el pensamiento revolucionario.
El movimiento del 68 fue un parteaguas. Aunque fue una derrota inmediata a la postre fue una victoria. Llevó a miles de jóvenes a sacar conclusiones revolucionarias y servir de ejemplo a posteriores luchas de estudiantes, obreros, campesinos y pueblos indígenas. La historia que narraremos comenzó con un pequeño grupo de estudiantes oaxaqueños preocupados por los problemas de su región, que vieron la necesidad de crear una organización que unificara a las distintas clases y sectores oprimidos del Istmo oaxaqueño.
La lucha de 1968 no fue meramente nacional, sacudió a gran parte del mundo. Experiencias como la revolución rusa de 1917, la china de 1949, la cubana de 1959, la lucha de liberación en Vietnam contra los imperialismos francés y estadounidense o la muerte del Che en 1967 serían referencia e inspiración para miles de jóvenes. De estos procesos cabría resaltar la revolución rusa, que sacudió al planeta y cambió el rumbo de la historia. Aquí el partido Bolchevique, encabezado por Lenin y Trotsky, condujo a los trabajadores y campesinos a la toma del poder por primera vez en la historia, si omitimos el breve episodio heroico de los obreros en la comuna de París.
Lamentablemente la revolución rusa degeneró burocráticamente. No es el espacio para explicar a detalle estos hechos, sin embargo, es importante mencionar que la degeneración fue una consecuencia directa de toda una serie de condiciones objetivas (como el atraso de rusia, el aislamiento de la revolución, el cansancio de las masas, etc.) donde el individuo, en este caso Stalin, puso su huella en el proceso imprimiéndole un carácter particularmente autoritario y sangriento. La nefasta política de Stalin no representó ni un poco los planteamientos de Lenin. Nos atreveríamos a decir que su régimen fue una caricatura burocrática del socialismo, no pudo echar abajo la gran conquista de la economía planificada que, pese al freno de la burocracia, hizo que en pocos años la Unión Soviética se convirtiera en la segunda potencia mundial, compitiendo a la par con Estados Unidos.
Estos elementos contradictorios por un lado mostraron a la URSS y la revolución de 1917 como un referente, pero muchos militantes revolucionarios encontrarían en el camino las distorsionadas ideas del estalinismo y el guerrillerismo en sus distintas variables. Estos hechos también tienen su impacto en México. El estalinismo en nuestro país llevó a decepcionar a miles de jóvenes que buscaron alternativas revolucionarias más consistentes o que consideraban más a la izquierda.
Distintas tendencias políticas, influenciadas por los procesos revolucionarios y sus distorsiones burocráticas influenciaron el movimiento. El movimiento de 1968 en nuestro país fue seguido del ascenso del movimiento obrero en la década de los 70 y toda una serie de experiencias de lucha de suma importancia como la creación de grandes colonias basadas en la gestión de la población, importantes luchas campesinas y la desgarradora experiencia de la guerrilla urbana y su contraparte la guerra sucia.
El Estado enfrentaría a ese fermento revolucionario con la represión. Vimos que la cacería sería implacable, pues tras el movimiento del 68 el gobierno mexicano empezaría a usar una estrategia contrainsurgente, designando a ciertos personajes capacitados en el ámbito militar para reprimir a los movimientos sociales, usando todos sus medios disponibles. Esto aumentaría la desestabilización y el Estado se vio obligado en algún momento a dar un paso atrás, dando concesiones con una reforma política con el objetivo de cooptar a ciertos sectores del movimiento de la juventud y de los trabajadores sin abandonar la represión para quienes se salieran del huacal. Una forma en que actuaron era con la descalificación de algún movimiento social catalogándolo de ser una guerrilla, aunque no lo fuera. Con esto su principal objetivo era justificar la represión en busca de su erradicación “para mantener la paz y el estado de derecho”. Usando ese viejo discurso de paz, Eliseo Jiménez Ruiz, gobernador de Oaxaca de 1977 a 1989, se dedicó a desarticular los grupos de apoyo con los que contaba Lucio Cabañas.
Otro caso importante es el de la COCEI, ya que en sus inicios en los medios de comunicación y en los boletines oficiales surge la falsa idea de señalar que su objetivo era formar un movimiento guerrillero. De esta forma buscaban vincular a la COCEI con la Liga Comunista 23 de septiembre, grupo que sí reivindicaba los métodos del accionar guerrillero, principalmente en el norte y centro del país, al igual que otras agrupaciones como el Partido de los Pobres y la Liga Urbana Zapatista.
Aunque realmente se desconoce si la COCEI estuvo en contacto con algún miembro de las guerrillas, lo bien sabido fue el intento de organizar un frente de masas en la región sur-sureste para cambiar la precaria situación de la zona sin tener como objetivo el uso de las armas. La campaña del gobierno era aprovechada para erradicar las pocas luchas armadas y de paso las pacíficas.
Sin embargo, la idea de formar frentes de masas no sería erradicada llegando a formarse en Tuxtla Gutiérrez Chiapas la llamada Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Soconusco (COCES) con la que se articularia esfuerzos para contar con una posición fuerte. Al mismo tiempo en Chiapas, entre 1978 y 1979, nacería la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) quien aglutinaría a la disidencia magisterial del país. La CNTE pronto obtendría enorme influencia en Oaxaca, influyendo en el proceso de consolidación de la COCEI.
Un medio más del que disponía el gobierno y el ejército era el de la desaparición forzada, es decir, cuando un personaje empezaba a preocuparle a cierto grupo de poder o ponía en riesgos sus intereses económicos, se le mandaba a desaparecer. De un momento a otro simplemente esa persona desaparecía, era como si la tierra se abriera para comérselos. Lamentablemente sabemos bien qué significa esa desaparición, que tiene un saldo mayor durante la guerra sucia en México cuando de miles de activistas nunca más se supo nada.
Uno de estos casos fue el de Víctor Yodo, un hombre incansable, que se convirtió en un personaje importante de la izquierda oaxaqueña, más particularmente de Juchitán y del Istmo. Por eso presentamos el siguiente artículo basada en una entrevista realizada a su hijo. Con esto pretendemos rendir un pequeño homenaje y conocer un poco más del hombre que hizo tanto por su comunidad y que a pesar de que fue desaparecido hace más de cuarenta años, su legado sigue vigente.
¿Y Víctor?
Sería el 29 de julio de 1943, en la ciudad de Juchitán de Zaragoza Oaxaca, cuando nace Víctor Pineda Henestrosa. Hijo de Adolfo Pineda López y la señora Lucinda Henestrosa. A muy corta edad sus padres se separarían haciendo que desde pequeño conociera las dificultades de la vida. Como la mayoría de los individuos de las familias rurales de la época, emigraría buscando mejores oportunidades al Distrito Federal, donde tendría su primer contacto con la izquierda mexicana. En esos momentos, como en el resto del mundo, la izquierda estaba siendo reprimida por el miedo de la burguesía a perder el poder, colocando a la unión soviética como la “amenaza” más grande del mundo.
Víctor “Yodo” recibió su apodo heredado de generación en generación a partir de su tatarabuelo. Mientras Víctor se encontraba en un internado cursando la secundaria junto con uno de sus primos, ambos se unirían a la lucha magisterial de Othón Salazar, la cual abogaba por mejoras en el ámbito social y laboral, dado que la educación es denominada un derecho constitucional, la realidad es que era un privilegio.
Llegado este punto de su vida tenía 2 opciones: ser parte de los movimientos sociales que habían estallado para combatir ese viejo y autoritario régimen o hacerse de la vista gorda para seguir su pasión en los deportes, en especial del béisbol, siendo de esta manera como muchos lo conocerían, incluyendo el abuelo de un servidor, pues Víctor seria quien le enseñaría a jugar.
Al igual que muchos jóvenes que abrirían los ojos a la realidad en este periodo, decidiría luchar por una mejor sociedad, al mismo tiempo que cientos de jóvenes, inspirados por la revolución socialista en Cuba, tomarían la decisión de luchar por su propia revolución.
Terminada la lucha del Profesor Othón Salazar, se quedaría a vivir en el Distrito Federal, donde desempeñaría el trabajo de obrero. Pero el 2 de octubre de 1968, el espíritu de lucha de Víctor lo llamaría a la acción, participando en lo que la historia nos marcaría como uno de los peores eventos, donde el gobierno mexicano dejaría en claro que resguardaría el “orden” nacional sin importar quien fuera la amenaza. Hablamos de la masacre de Tlatelolco, de la cual no saldría ileso pues en su cabeza le quedaría un corte de 5 cm hecho con la culata de un arma. Él recordaba ese golpe, con el cual los elementos de las fuerzas represivas lo tomarían por muerto, dejándolo ahí tirado con la cabeza desangrada. Al despertar, ya habían sucedido los lamentables hechos. Esto empieza a formar en él las ideas de combatir de alguna manera el estado represivo en el que se vivía, ajeno a derechos y libertades. Únicamente imponer una opinión era respondida por el Estado a costa de sangre y a costa de fuego, usando cualquier método para mantener su “paz”.
En ese mismo periodo, en el cual participaba activamente en las manifestaciones, conoce a oaxaqueños con los que en un futuro no muy lejano fundaría la Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Istmo (COCEI). Tras su estancia en México vuelve a Oaxaca donde empieza a recuperar el tema de sus estudios participando en el programa de mejoramiento profesional del magisterio, capacitándose para incorporarse como docente, más específico como maestro de primaria en la zona de los valles centrales. Combinaría su actividad de maestro con 2 actividades más. Una era el tema del béisbol, donde participó activamente en algunos equipos. Los fines de semana, por otro lado, trabajaba en el hotel los virreyes en el centro de la ciudad, dado que gustaba de cantar y tocar la guitarra. Aprovechaba estos espacios para convivir con huéspedes de este hotel. Durante estos espacios es donde él conoce a algunos fundadores de la Coceco (Coalición Obrero Estudiantil de Oaxaca). Tomando a ésta como inspiración, logra mover su lugar de trabajo de los valles centrales a Tehuantepec, donde habían empezado a generar las condiciones para que en el istmo se impulse una lucha organizada de estudiantes, obreros, amas de casa y campesinos, empezando a formarse la COCEI.
La idea de la COCEI surge como respuesta a esta realidad tan atroz que se vivía en el país, estas constantes represiones provocan que se comiencen a organizar varios juchitecos a través de las casas de estudiantes en México. Haciendo constantes viajes a Juchitán, encontraría coincidencias entre los compañeros que en ese momento estaban tratando de construir un movimiento social, destacando entre ellos: Daniel López Nelio, Héctor Sánchez y Cesar Pineda quienes de alguna forma dieron esta primera posibilidad de formar una organización.
Daniel López Nelio, César Pineda y Héctor Sánchez tendrían que salir siendo perseguidos por el estado burgués llegando al extremo de esconderse para preservar sus vidas, quedando frente a la COCEI una nueva generación que se integró poco más tarde. Así fue que Víctor quedó como promotor agrario junto con Leopoldo de Gyves hijo y Carlos Sánchez. Otros personajes se fueron integrando como Jesús Vicente, siendo el más joven entre ellos, incorporándose a esta construcción que lograría aglutinar de manera masiva a varios referentes de Juchitán que le apostaban a una transformación en beneficio de los explotados.
Deciden participar en los procesos electorales en 1977 con el mayor Leopoldo de Gyves como candidato y con Víctor apoyando esta fórmula. Usando el conocido fraude vuelve a ganar el PRI, pero en esas elecciones la COCEI demostraría la fuerza organizada con la que contaba. Esto permitió que en 1980 postularan a Leopoldo de Gyves de la Cruz, hijo del Mayor Leopoldo de Gyves Pineda, y ganaran unas elecciones muy reñidas. Fue una victoria que Víctor no pudo apreciar dado que el 11 de julio de 1978 dejaría su hogar a bordo de su Sedán rojo para ir rumbo a la salinera que se encontraba a 20 minutos de camino a la población de Unión Hidalgo, para reunirse con Federico Rasgado, jefe de un campesino. Él solicitaba ayuda económica para solventar sus gastos médicos.
Una combi naranja tenía a bordo a un par de sujetos identificados como Gabriel Espinoza Peral y Juan Poblano Silva. Siendo reconocidos pues eran habitantes de Juchitán. Ellos y un grupo de uniformados pertenecientes al onceavo batallón de infantería, se llevaría a Víctor a un paradero que hasta hoy se considera desconocido.
Fuera de la lucha social, Víctor podía ser como tu vecino o un tío. Aún se le recuerda con cariño, como una persona muy agradable y a su vez muy preciso, pues no le gustaba darle vueltas al asunto, además de contar una excelente puntualidad llegando a la hora designada y a lo mucho te esperaba 5 minutos. Generalmente era muy agradable, manteniendo una relación muy estrecha con sus familiares, en especial con la familia de la zona sur, más en concreto sexta y séptima sección de Juchitán, siendo ahí “Yodo” el apellido familiar.
Al mismo tiempo, Víctor Yodo era muy dado a convivir con sus amistades fuera de la política, con los que jugaba béisbol al igual que disfrutaba ir de pesca. A la vuelta cocinaban compartiendo el pescado y la sal con sus cercanos, llevando así sus ideales en cuanto a la igualdad social a su vida personal, siendo esta una de las mayores lecciones que dejaría en su familia considerando como iguales a sus vecinos, campesinos y pescadores. Celebrando el simple hecho de estar vivos sin tener un motivo especial para sólo compartir en una mesa el plato de comida. En la casa donde alguna vez vivió Víctor se encuentra una enorme mesa de madera que él mismo mandó a fabricar para sentarse con sus amistades, misma que no cabe en la habitación.
La victoria demostraba que la COCEI creía en una transformación profunda basado en la organización de masas del pueblo. En 1981 inicia esta lucha formando un ayuntamiento popular. El gobierno estatal, en conjunto con el federal, se negó a reconocer la victoria del pueblo de Juchitán, pese a que ganaron las elecciones y el nuevo gobierno contaba con el respaldo de la gente. El Estado empezó una oleada de militarización en la ciudad. Juchitán vivía en un cerco militar que abarcaba el centro al igual que toda la periferia, teniendo dos cuarteles en el centro de la ciudad además de varios módulos de soldados y policías que asechaban el ayuntamiento.
También se le sofocaba económicamente, llegando al punto que el gobierno popular se sostenía con aportaciones de muchos ciudadanos que aceptaban trabajar en el ayuntamiento sin esperar un salario. El gobierno de la COCEI no contaba con recursos para pagar una nómina, teniendo esperanzas de obtener resultados a favor de la población con los pocos recursos que lograban conseguir. Se comienzan a incorporar el ingeniero Siderio de Gyves de la cruz “Deyo”, proveniente de del Partido Comunista, quien se incorpora a la lucha social y también Manuel Vázquez Nicolás, referente del Partido Popular Socialista, incorporándose con el movimiento cívico héroes del 5 de septiembre a la COCEI.
Empiezan a sumarse muchos actores importantes de la sociedad, dándole forma a este ayuntamiento municipal, empezando con una gran campaña de concientización basadas en la pedagogía del oprimido, siendo uno de los grandes éxitos del ayuntamiento popular realizar una gran campaña de alfabetización en todas las secciones de Juchitán. La casa de Víctor Yodo fue un módulo de alfabetización, por muchos años en la pared del patio hubo un gran pizarrón donde la población llegó a tomar esta capacitación.
Este proceso de alfabetización buscaba precisamente que en el acto de aprender a leer y escribir los ciudadanos juchitecos pudieran aprender a generar esta conciencia de clase, de esta manera aprender a transformar su realidad mediante una lucha de clases que ya se gestaba. Esta campaña de alfabetización ha sido algo sin precedentes, que abarcó desde Juchitán hasta las agencias municipales. Hubo decenas de maestros voluntarios, entre ellos el profesor Enedino; gente de pueblos aledaños como Mario Márquez; José Díaz Pineda; la profesora Cándida, esposa de Víctor Henestrosa; entre muchos otros. Esta campaña no tenía sólo el objetivo de enseñar a leer y escribir, sino también generar conciencia de clases que permitiera a la gente salir de ese letargo para entender que el gobierno buscaba reprimir cualquier tipo de pensamiento.
Aunque para este momento Víctor ya había desaparecido, siendo uno de los golpes más fuertes al movimiento organizado, la lucha continuó desde las colonias populares, siendo la colonia Rodrigo Carrasco López una de las primeras en hacerlo, al igual que en las agencias cercanas. La lucha se da en los comités de sección, siendo uno de los principios de la COCEI, formándose a lo largo de las diferentes secciones de Juchitán donde se constituía un espacio público de toma democrática de decisiones al estilo de los sóviets.
En estos espacios ocurría que los vecinos llegaban a expresar sus quejas, necesidades e inconformidades. Trasladando de ahí el ejercicio de gestión hacia la autoridad municipal de tal forma que obtenía el apoyo de la población pese a que no había recursos en el ayuntamiento. Esto se mantuvo hasta que en 1983 el gobierno estatal y federal deciden desconocer al ayuntamiento popular. Previo a esto, ya existía la advertencia de que en Juchitán se organiza un referéndum con la participación de personajes sumamente reconocidos de la talla de Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis y Heberto Castillo, siendo los más destacados, entre otros referentes políticos provenientes de izquierda de PSUM y el PC, los cuales llegan a Juchitán para impulsar el referéndum. Con éste daban el respaldo al gobierno popular.
El Estado ya contaba con una ruta para desarticular la lucha popular, llegando posteriormente al desalojo, además de incrementar la represión, capturando y apresando a varios miembros. Esto no llegó a desapariciones de un par de días ya que después los compañeros fueron presentados con vida. Con esto se deja muy en claro la intención del Estado mexicano de oprimir cualquier lucha organizada que se planteara terminar con ese viejo régimen priista, sobre todo si esa lucha enarbolaba la idea de conciencia de clase.
La experiencia de la COCEI fue más lejos. Vimos la creación de un gobierno que veía por el beneficio de los campesinos, pescadores, indígenas y obreros, que ganó una elección con las reglas del sistema, venciendo sus propias trampas fraudulentas. Pero para conseguir esto se tuvieron que basar en la organización de las masas explotadas, esto haría que en Juchitán se viviera un gobierno de los trabajadores.
El pueblo teco demostró que es posible tener un gobierno de los trabajadores y lo defendió con heroísmo. El Estado capitalista no podía permitir que existiera este ejemplo y usó todo su aparato represivo para aplastarlo. Vimos un clásico ejemplo de dualidad de poder, por un lado, el naciente poder de los trabajadores y por el otro el viejo Estado de la burguesía que se niega a morir. O la experiencia del pueblo de Juchitán se extendía a toda la región istmeña, a Oaxaca y al país en su conjunto, o tarde o temprano quedaría aislado y sofocado por el Estado, lo que, lamentablemente ocurrió. Pero este ejemplo muestra el potencial que tiene un pueblo consciente y organizado, demuestra que los trabajadores somos capaces de dirigir la sociedad en nuestro beneficio.
Desde hace 43 años, la esposa de Víctor, Cándida Santiago y sus dos hijos Irma y Héctor Pineda Santiago al cual le agradecemos la información para este artículo, han solicitado respuestas sobre el paradero de Víctor “Yodo”, quien fuese desaparecido a manos del ejército por órdenes del estado burgués mexicano. Ahora La Izquierda Socialista se une a la exigencia del paradero de Víctor Yodo.
¿Paraa nuu Víctor Yodo?
El autor es integrante de la Izquierda Socialista en el Istmo