Mario Marín fue detenido en Acapulco el pasado 3 de febrero de este 2021. Esto es una buena noticia. El que fuera gobernador de Puebla es un buen ejemplo del cacique priísta: cínico, amigo de los burgueses, represor, corrupto y degenerado. Quizás se diferencia de otros de sus colegas en que su cinismo y su política cavernícola fue evidenciada en los medios de comunicación y fue visible a todo mundo. Quisieron doblegar a la periodista Lydia Cacho, quien evidenció una mafia de abuso infantil en la que él estuvo implicado, pero ella contrariamente a lo que querían no quitó el dedo del renglón y ahora no es ella, sino Marín, quien está tras las rejas.
Los demonios del Edén
La periodista Lydia Cacho entró en contacto con una chica que había sido abusada por un empresario hotelero en Cancún llamado Jean Succar Kuri. Este caso sólo fue la punta del iceberg. Al indagar se descubrió que había toda una red internacional de pornografía y prostitución infantil que involucraba a altos funcionarios gubernamentales mexicanos (como Emilio Gamboa y Miguel Ángel Yunes) y a otros empresarios como Kamel Nacif Borge.
Los tentáculos del poder se movieron desde Puebla, donde residía Kamel Nacif, y Lydia fue mandada a detener en Cancún en el año 2005, y trasladada en auto hasta la céntrica ciudad de Puebla. En el traslado de 20 horas, por más de 1,500 kilómetros, fue acompañada por policías armados que ejercieron tortura física y psicológica en una situación donde ella no sabia si la iban a desaparecer, violar o matar.
Las víctimas que denunciaron los abusos de Succar Kuri fueron amenazadas. Lydia Cacho, que sacó a la luz los crímenes cometidos, y por eso fue torturada y encarcelada, acusada de difamación, además, la intentaron violar en la cárcel. Mario Marín estaba feliz, en llamadas telefónicas les decía a sus amigos empresarios que estaba poniendo un precedente nacional para actuar contra quien se metiera con ellos.
Lydia no fue la única víctima. Kamel Nacif, llamado el rey de la mezclilla, tenía empresas textiles donde mantenía a los trabajadores en condiciones de semiesclavitud, con salarios de miseria, sin el mínimo equipo de protección y jornadas extenuantes. Esto sin hablar de los daños ecológicos provocados por sus fábricas, por ejemplo, la contaminación de ríos. El defensor de los trabajadores de la maquila, Martín Barrios, también fue detenido, poco después de Lydia, como un favor de Mario Marín para que dejara de agitar y a organizar a sus trabajadores.
Toda una serie de llamadas telefónicas entre Marín, Kamel Nacif y otros funcionarios se filtraron a la prensa, comenzando con el diario La Jornada. Con lenguaje prepotente, machista y autoritario se evidenció la verdadera cara del Estado corrupto que actúa para proteger a empresarios, altos políticos y mafias, pero también para castigar a las víctimas.
Dicha filtración es un reflejo de las fisuras existentes en el seno del mismo régimen. La primera llamada filtrada fue una bomba, ahí Kamel Nacif, que se refiere a Marín como “papá”, “mi héroe” y “mi gober precioso” le ofrece como agradecimiento “dos hermosas botellas de coñac” que le mandaría a Casa Aguayo (cede del gobierno estatal). Eso sería noticia nacional y desataría una avalancha en Puebla.
Explosión social, el inicio del resquebrajamiento del PRI
En aquel año, 2005, el EZLN estaba impulsando a nivel nacional La Otra Campaña, realizando asambleas con distintos sectores (obreros, indígenas, organizaciones sociales, estudiantes, etc.) en varias partes del país. Había un elemento positivo, que era buscar la unidad del movimiento y se planteó por primera vez la lucha anticapitalista. También tenía un aspecto negativo, que fue su sectarismo frente a los seguidores de AMLO que representaban a la mayoría de la izquierda y que, en muchos casos, habían apoyado antes al zapatismo. Además, La Otra Campaña no planteaba la creación de una organización bajo un programa claro, sino una coordinación de organizaciones e individuos.
Cuando se filtran las llamadas de Marín-Kamel Nacif, justamente Marcos llegaba a la ciudad de Puebla. Recuerdo la plaza del Zócalo llena por la noche, atenta al mensaje del Subcomandante. Él llamó a Mario Marín, como lo que ha sido, un “cachorro de los empresarios” y pidió su encarcelamiento. Sus palabras eran recibidas con júbilo por los asistentes, se respiraba un ambiente eléctrico. ¿Qué pasó después? Nada, no hubo ninguna propuesta, ningún llamado concreto a la acción o a la organización por parte del EZLN y La Otra Campaña. El zapatismo podría haberse puesto al frente de la lucha contra Marín, mostrándose como una alternativa real de lucha a nivel nacional. Pero como sabemos, La Orta Campaña no tendría un buen fin, no fue capaz de responder a la represión en Atenco, y su sectarismo terminaría por llevarlos a un aislamiento que todavía hoy no superan.
La naturaleza aborrece el vacío. Como bola de nieve, el descontento fue creciendo hasta que finalmente se dio una convocatoria a una marcha. Las masas encontraron un punto de ataque y salieron en masa a luchar por la salida de Marín. Vimos una enorme marea humana que gritaba consigas como: “Mi héroe, papá, te vamos a sacar” y cánticos populares con otras letras como:
“Sacaremos a Marín de Casa Aguayo, sacaremos a Marín de Casa Aguayo, sacaremos a Marín de Casa Aguayo, de Casa Aguayo sacaremos a ese buey”.
Dado el vacío, en dicho movimiento se incrustaron sectores oportunistas e incluso abiertamente de derecha, como los panistas.
Éstos eran en realidad una minoría y podrían haber sido marginados si la izquierda tomaba la batuta. Recuerdo que en las coordinaciones de La Otra Campaña propusimos a los compañeros que interviniéramos con una política de izquierda, pero en su mayoría se negaron argumentando que no podrían marchar con oportunistas negándose a dar sus posiciones a miles y miles de trabajadores, y gente del pueblo que quería sacar a Marín del gobierno.
Los marxistas éramos un pequeño grupo, sin posibilidad de dirigir un movimiento de esa magnitud. Decidimos intervenir, pero con nuestras propias banderas. Escribimos nuestra posición política, rechazando la represión a Lydia Cacho y pronunciándonos a favor de las víctimas, repugnando la red de pederastia. Planteamos la necesidad de asumir métodos de clase, como la organización de una huelga general en el Estado (así como se hizo en 1964), si queríamos concretar la salida de Mario Marín. Fuimos capaces de tener el documento impreso el día de la primera movilización. Pero incluso nosotros nos vimos conservadores pues sólo imprimirnos 500 copias que se agotaron apenas iniciada la marcha. Fuimos a imprimir otras 300 copias más que llegaron cuando la manifestación iba concluyendo y se esfumaron también apenas llegaron. En las siguientes movilizaciones tuvimos resultados similares vendiendo algunos miles de documentos.
No solamente señalamos nuestra posición de clase, los recursos obtenidos servían para desarrollar la organización revolucionaria. Si algo le podemos agradecer a Mario Marín es que gracias a él conseguimos una computadora para el trabajo, comprada con los recursos de las cooperaciones de los documentos que sacamos exigiendo su salida del gobierno. Esa computadora, que fue muy útil para seguir luchando contra Marín, el Estado corrupto y el sistema capitalista, la bautizamos como “La preciosa”.
El movimiento no prosperó por ausencia de una dirección, ya no digamos revolucionario sino al menos mínimamente combativa. La dirección del PRD, en lugar de aliarse con el pueblo en lucha, prefirió establecer una alianza antiPRI con el PAN. Ese tipo de prácticas oportunistas, además de desmoralizar a la base y llevar a un reflujo de la lucha, llevarían a la debacle completa a este partido que se decía de izquierda. En el terreno sindical, la burocracia no organizó ninguna acción para responder como clase e imponer su sello en la lucha.
La actual dirección de las organizaciones de masas de los trabajadores, el llamado factor subjetivo, se vuelve un factor objetivo que se convierte en un freno para el desarrollo de la lucha de clases.
El inicio de la debacle del régimen priísta
Mario Marín no renunció, no entró a la cárcel en aquel momento. Él y sus degenerados amigos burgueses se carcajearon. Es muy probable que organizaron buenas fiestas con fino alcohol, acompañados de jóvenes y adolescentes, víctimas de prostitución. Se dice que Marín gastó 300 millones de pesos en publicidad para proyectar y limpiar su imagen. Hizo campañas como la repavimentación del centro de Puebla de forma rápida y eficiente, todo esto para revertir el duro golpe de haber sido evidenciado.
La lucha de las masas es como el vapor, sin un pistón que la canalice, sin una organización y dirección que la oriente, tiende a disiparse. Las protestas contra Marín fueron masivas, con gran potencial de desarrollo, pero al final fugaces, y que desembocaron rápidamente en una derrota. La lucha de clases es un proceso, y éste fue una lección para las masas. Viéndolo en retrospectiva fue el inicio de una ruptura con el régimen Priísta.
El proceso subterráneo de cambio estaba en marcha. En torno a la candidatura de AMLO miles y miles de poblanos, que no creían en el burocratizado y oportunista PRD, se afiliaron a las redes ciudadanas. Esto fue un movimiento de masas realmente inspirador.
En las fábricas había descontento y surgían conflictos laborales, pero la mayoría de las veces éstos pasaban desapercibidos en la prensa, pero que reflejaban una búsqueda de los trabajadores por organizarse en la defensa de sus derechos. En más de una ocasión el gobierno de Marín actuó cínicamente para desorganizar incipientes luchas obreras. Recuerdo que asesoramos a trabajadores de confianza de Big Cola, que fueron obligados por elementos policiacos, con armas en la mano, a firmar su renuncia, pues los empresarios habían desviado recursos a favor de Mario Marín.
Nosotros habíamos construido una coordinación de trabajadores de fábricas textiles en huelgas defensivas y en condiciones muy complicadas. Agrupamos a 8 o 9 empresas en la coalición de obreros textiles, tuvimos un local al que llamamos: La casa del obrero, en El Carmen, en la zona céntrica de la ciudad. Ese trabajo se combinaba con el trabajo en la Universidad donde participamos en algunas luchas. La juventud siempre es el motor de la lucha revolucionaria y la mejor alianza del movimiento obrero.
A nivel nacional se dio la huelga de Pasta de Conchos. Luego vimos una lucha contra otro gobernador cacique priísta, cavernícola y represor: Ulises Ruiz, en Oaxaca. Ese movimiento adquirió un nivel de lucha y organización mayor, al grado de formar organismos de poder popular entorno a la APPO.
En las elecciones de 2006, en Puebla el PRD no aumentó la votación a su favor, como esperaban, dado su oportunismo, su política sólo hizo que se beneficiara el PAN. Pero AMLO ganó una gran cantidad de votos, reflejo del descontento y búsqueda de cambio de las masas. Luego vino el fraude electoral y una explosión de lucha de masas, ya no solo en Puebla sino en gran parte del país. Recuerdo que la primera marcha contra el fraude en Puebla no fue muy numerosa pero el ambiente era en verdad combativo. Llegamos con nuestro periódico donde planteábamos nuestra perspectiva marxista, impreso en Ciudad de México.
Apenas teníamos 100 copias y se vendieron como pan caliente.
La sección poblana de la Corriente Marxista Internacional se iba educando y creciendo en cada etapa de la lucha. En ese contexto de lucha nos convertimos en una máquina de propaganda, conseguimos los medios para imprimir miles de volantes y documentos que no solo repartíamos en Puebla, sino que se mandaban a la Ciudad de México.
El centro de la lucha fue el plantón en el Distrito Federal contra el fraude y la lucha de la APPO en Oaxaca. El régimen y el sistema estaban contra la pared, pero nuevamente la ausencia de una dirección revolucionaria impidió el triunfo inmediato y el restablecimiento momentáneo del régimen y el sistema.
Esa lucha de masas puso contra las cuerdas al sistema, pero faltaba darles un buen puñetazo para mandarlos a la lona. Si AMLO hubiera llamado a seguir el reciente ejemplo de los obreros mineros metalúrgicos, llamando a organizar una huelga general, y hubiera llamado a seguir el ejemplo de Oaxaca, organizando Asambleas Populares en cada Estado, el prianismo hubiera caído y, con un programa revolucionario, también hubiera caído con él el sistema capitalista. Con el argumento de evitar un derramamiento de sangre, se permitió la entrada de Felipe Calderón y contrario a lo que se quería el país se bañó en sangre.
En los años subsiguientes el PRI abandonó la gubernatura y hubo transformaciones en Puebla, pero ante la imposibilidad de dotar desde la izquierda de una alternativa revolucionaria de cambio a las masas, dichas transformaciones no fueron más que abominaciones, como el Morenovallismo. Hoy mismo las ratas se niegan a morir y siguen saltando, se infiltran en Morena y los gobiernos de izquierda.
El Estado protector de funcionarios y burgueses
Lydia Cacho tuvo que pagar una fianza de $70,000 pesos para poder recobrar la libertad. Las llamadas telefónicas que filtró el diario La Jornada evidenciaron que su detención fue la venganza de un sector de los implicados en las mafias denunciadas en su libro Los demonios del Edén. Cuando salen a la luz éstos delitos, Lydia contraataca legalmente denunciando la tortura física y psicológica, el abuso de autoridad y tráfico de influencias.
El caso de Jean Succar Kuri fue tan escandaloso que no lo pudieron salvar y tuvo que ir a la cárcel, pero no pasó lo mismo con los otros dos implicados: Mario Marín y Kamel Nacif.
En aquel tiempo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) contaba con la facultad de investigar casos de violaciones graves a derechos humanos y decidieron investigar el caso Lydia Cacho. El informe realizado por Silva Meza, arrojó que efectivamente se habían violado los derechos de la periodista. La corte tuvo un voto dividido para caracterizar sí éstas violaciones fueron graves o no, para que pudieran actuar. Eso abría el camino para encarcelar a Kamel Nacif, Mario Marín y otros altos funcionarios. De los 10 magistrados presentes (había faltado uno) 4 votaron a favor de que eran violaciones graves y 6 por que no, incluida Olga Sánchez Cordero, actual Secretaria de Gobernación. Si Sánchez Cordero hubiera votado en sentido contrario, la votación se hubiera empatado y hubiera dado al magistrado ausente el voto decisivo. El argumento de la magistrada es que no se podía equiparar este caso con la masacre de Aguas Blancas. Lydia Cacho en la actualidad sigue diciendo que Sánchez Cordero protegió a Mario Marín.
El caso de Lydia Cacho en realidad se ensombrece si se ve lo que hay detrás, que es toda la estructura de trata de blancas, pornografía y pederastia. El poder judicial podría haber usado el caso de la periodista para avanzar en actuar contra esa mafia, pero al final prefirieron lavarse las manos como Pilatos y quitarse la facultad de investigar violaciones de derechos humanos, dejando ésta en manos de la CNDH.
La Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en 2018, emitió una sentencia contra el Estado Mexicano sobre el caso Lydia Cacho, y ese mismo año un juez del distrito en Cancún se negó a librar orden de captura contra Marín, aunque en abril de 2019 se revocó esa orden por parte de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE). Kamel huyó, posiblemente al Líbano, y Marín dejó de aparecer en la escena pública.
Viendo las cosas, tal cual son, podemos decir que el aparato Estatal actúo como un protector de empresarios, altos políticos y mafias de abuso sexual infantil. La Legalidad burguesa es como una telaraña que atrapa a los débiles, pero que los fuertes pueden romper. Está llena de artículos, procedimientos y artimañas que protegen a los criminales. Hoy mismo, esa legalidad no genera justicia, protege a altos burócratas y empresarios, sólo bajo coyunturas específicas, bajo una presión muy fuerte o con una lucha legal a contracorriente muy persistente es que se consigue que en algunos casos se actúe y halla parcialmente justicia. Hoy, después de 15 años de la detención de Lydia Cacho, Marín se encuentra tras las rejas, aunque eso nos deja siempre con la incertidumbre de saber si se le condenará al nivel de sus delitos cometidos, así como con enormes dudas de que realmente se tomen medidas contra las mafias de prostitución y pornografía infantil involucradas en el caso.
Lo sólido se desvanece
El caso del indefendible gober precioso más que una señal de que se avance a una verdadera justicia parece más bien un golpe para limpiar la imagen del sistema de “justicia” mexicano ante el escandaloso regreso y exoneración del general Salvador Cienfuegos, quien estaba a punto de librar un proceso judicial en EEUU, acusado de narcotráfico y lavado de dinero.
Ese régimen autoritario priísta parecía inamovible, pero hoy el PRI ya no gobierna ni Puebla ni el país. En las democracias burguesas sanas, incluso los empresarios o políticos que rompen las reglas establecidas (su legalidad) pueden ir a la cárcel. Pero el Estado mexicano requiere más que una reforma, requiere ser sustituido por una estructura que sirva a los trabajadores y las víctimas, a las que la justicia actual no alcanza a proteger.
El caso Marín y las protestas que generaron fueron el preludio de un proceso que llevaría a las históricas marchas contra el fraude electoral de 2006, pasando por la lucha contra el desafuero, las huelgas tras Pasta de Conchos y la lucha de la APPO en Oaxaca. La imposición de Felipe Calderón prolongó el proceso y profundizó las contradicciones.
Las viejas instituciones, los viejos partidos, el Estado, los políticos de siempre, la violencia contra la mujer, la explotación… lo antes incuestionado ahora se pone en duda, ahora se viene abajo o se sacude por la lucha de masas. Ese proceso ha llevado a la caída del PRIAN. Hay una búsqueda de un cambio profundo ante problemas que reflejan una crisis orgánica del sistema capitalista, el Estado y sus instituciones.
La lucha contra Marín y el proceso que siguió no prosperaron por la ausencia de una dirección revolucionaria. Pero no fue en vano, ese proceso abonó en lecciones para el movimiento de masas y desprestigió al Estado.
Saludamos la captura de Marín, no negamos que nos alegra. Pero hay que aplicar todo el peso de la ley contra él y no detenernos ahí. La descomposición del sistema y de su Estado sólo es la expresión de la crisis orgánica del capitalismo. El actual sistema es irreformable, no hay margen para reforma, se requiere un cambio radical.
Si éste gobierno quiere llevar adelante una verdadera cuarta transformación el único camino es basarse en la organización de los trabajadores y avanzar en destruir el actual sistema y su Estado, sustituyéndolos por un sistema donde los trabajadores tengan bajo su propiedad y control a la economía y al Estado.
Los marxistas seguiremos participando y luchando junto al pueblo trabajador, junto a la clase obrera y demás clases y sectores oprimidos reales, en sus luchas reales y concretas. Pero lucharemos planteando nuestras ideas y construyendo una tendencia marxista dentro del movimiento de masas.
Marx y Engels escribieron en el Manifiesto Comunista:
“Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen viejas antes de llegar a osificarse. Todo lo estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”.
Lo antes firme y aceptado hoy es cuestionado, son los vientos de la revolución que viene. El gobierno de AMLO es un episodio de un turbulento periodo al que hemos entrado. Debemos prepararnos para la historia. Hay que construir la tendencia marxista, te invitamos a que te sumes a La Izquierda Socialista en Puebla y en el resto del país, y luchemos para enviar al basurero de la historia al putrefacto Estado que se niega a morir y a su sistema explotador.