En el momento en el que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se fundó como partido, se puso énfasis en que fuera un partido-movimiento de izquierda, es decir, un partido que se preocupara por las necesidades del pueblo, ya que se consideraba que Morena debía estar con el pueblo, velar por sus intereses. Pero conforme se ha ido avanzando, sobre todo por el papel que ha jugado la dirección nacional, aunque no se limita a ella, las direcciones estatales y municipales también tienen mucho que decir del rumbo que ha tomado Morena en los últimos años, en los que se vela por intereses personales, y el partido ha dejado de lado cualquier cosa que sea movimiento, convirtiéndose en un partido únicamente para ganar elecciones.
Desde que se fueron aceptando a los ex priistas sólo para ganar votos (aunque al ganar esos dichosos votos fuimos perdiendo identidad) se fue olvidando la verdadera razón del partido, que podemos resumir en la siguiente frase: no mentir, no robar y no traicionar.
Para mostrar las desventajas de dejar entrar a ese tipo de personas basta un botón, en Campeche estuvimos a punto de perder la elección gubernamental debido a que, en las filas de la hoy gobernadora, Layda Sansores, se encontraba un ex priista y que, a pesar de poner en riesgo el triunfo, fue premiado con una secretaría, misma que ya había ocupado cuando se encontraba en las filas del PRI. Éste es un personaje bastante conocido en Campeche.
Lo que vemos es que en Campeche las familias políticas acaudaladas son pocas y hacen parentesco entre ellas, hay amistades o bien lazos familiares que los unen y es por eso por lo que se tiene que aceptar a ex priistas convirtiendo a Morena en una agencia de colocaciones más que en un partido-movimiento.
Por otra parte, también se ha aceptado a personajes que intimidaron a los trabajadores del ayuntamiento, tal es el caso de Jamile Moguel, quien estuvo en las filas de Movimiento Ciudadano, y en su momento criticó a la hoy gobernadora por corrupta, pero hoy es aceptada en nuestras filas. No conformes con olvidar las injurias, se le obsequia la candidatura por la alcaldía de Campeche.
Un ejemplo más lo tenemos en el municipio de Hopelchén, en el que, de forma poco clara, se decide que sea una mujer la que pueda contender por la presidencia municipal, eso no es lo extraño, aunque nosotros tenemos nuestras reservas con esa política, ya que consideramos que el género no determina ni condiciona que un candidato o candidata sea mejor o peor, sino los intereses de clase del programa que defiende. Un burgués pondrá primero los intereses de su clase, y después los de los trabajadores. Con esta medida (o jugada) y “ante la ausencia de un cuadro/militante en Morena”, lo buscaron en las filas del PRI. Y ahora la flamante candidata es otra persona que dejó hace muy poco al partido tricolor.
Esto demuestra claramente que en Morena también se han dejado de lado los comités de base y la formación política, pues no se entiende que si en 2014 se constituyó como partido político y el próximo año se cumplen ya diez años, es increíble que no se tengan los cuadros suficientes, en su lugar se reciclan candidatos de otros partidos, de los cuales no estamos convencidos, pero que nos imponen. Y aunque esperamos que el cambio de partido haya sido profundo, cosa que está muy difícil, unas semanas y un nuevo color de playera no va a cambiar la ideología que se defendió por años.
Por lo tanto, estas anomalías hay que corregirlas y recuperar a Morena de las garras de la burocracia, volver al movimiento que tanto nos ha dado, porque ganar las elecciones por solo ganarlas no sirve de nada. ¿Para qué gobernar con un discurso “diferente” si en la práctica no se cambia nada, sino que se mantiene la estructura de las corruptelas, compadrazgos, etcétera, en otras palabras, no se hace ningún cambio? Lo que se necesita es estar con el pueblo, vigilar y atender sus necesidades, porque la transformación no vendrá de los viejos políticos del priismo o de cualquier otro partido, no creemos que al pasarse a Morena se libren de todo mal, aunque AMLO así lo quiera hacer parecer.
La verdadera transformación tendrá que venir del pueblo, de los militantes de Morena, de las organizaciones de trabajadores y sociales. Para eso tenemos que dar la batalla y volver a los principios que fundaron a Morena, pugnar por un programa que enarbole las necesidades del pueblo trabajador del campo y la ciudad, de las mujeres y los jóvenes. Solo de esa forma podremos afirmar que para los gobiernos de Morena (nacional, estatal o municipal) están primero los pobres.