Por: Juventudes Marxistas, UAM Iztapalapa
El pasado 1º de febrero, el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) estalló en huelga. Huelga que duraría aproximadamente 90 días, siendo algunas de las demandas de los trabajadores las siguientes:
- Cese a las Violaciones al Contrato Colectivo de Trabajo (CCT).
- Aumento salarial del 20%.
- Apertura de plazas para profesores y administrativos.
- Alto a los privilegios de los funcionarios altos y medios de la UAM.
La fuerza de la base del sindicato se hizo notar en las primeras movilizaciones y la demanda principal, aumento salarial del 20%, se enfatizó con mucho ímpetu, ya que como bien lo señalaron los trabajadores, el poder adquisitivo ha disminuido más del 70% en los últimos 30 años a consecuencia de la política de contención salarial. Esto ha provocado la precarización de los empleos y en el ámbito universitario ha afectado sobre todo a los académicos. Hace 11 años, en la huelga pasada, las autoridades de la UAM firmaron con el SITUAM un acuerdo de reajuste salarial, acuerdo que no se cumplió, así que la lucha por romper con el tope salarial es justa.
La reacción de las autoridades universitarias no se hizo esperar, comenzaron con toda una campaña de desprestigio en medios de comunicación, que influyó en la opinión pública, pero sobre todo en la comunidad estudiantil. Es increíble como la desinformación puede influenciar al estudiante universitario, comentarios de odio hacia los trabajadores tuvieron eco en un sector de la comunidad. Pero lo cierto es que los privilegios y mal uso del presupuesto de parte de las autoridades nos perjudican directamente, afectan la calidad de la educación que tenemos.
Existe un sindicato blanco de la UAM, el SPAUAM, conformado por un grupo de académicos “distinguidos”, que actuaron enérgicamente defendiendo abiertamente los intereses de las autoridades universitarias y agitando en contra de la lucha del SITUAM. Por medio de redes sociales se crearon grupos de “estudiantes independientes” que tomaron la iniciativa de movilizar y llamar a la comunidad para exigir que se levantara la huelga, argumentando que se violentaba su derecho a la educación, que se vieron interrumpidos los tramites de titulación, becas e investigaciones. Claro que en cada caso el SITUAM respondía con movilizaciones más numerosas. Creo que la inconformidad de algunos estudiantes fue sincera, pero no podemos tener una visión tan corta de las cosas, tampoco podemos olvidar los logros de las luchas anteriores, como por ejemplo el comedor subsidiado que sin duda beneficia a gran parte de los estudiantes con recursos limitados, y que fue un triunfo de los trabajadores.
La huelga pudo ser la oportunidad para sumarnos a exigir nuestras propias demandas y mejorar la calidad de nuestra educación y de paso la vida académica, pareciera que una importante cantidad de los estudiantes no vieron que el aumento salarial también se pedía para nuestros profesores, algunos de ellos no tienen una base y trabajan por hora, alcanzando apenas los 6 mil pesos mensuales. Esas condiciones laborales precarias afectan nuestra calidad educativa.
Este ambiente de desinformación y descontento lo capitalizó el SPAUAM, el cual no de manera directa organizó las movilizaciones de los estudiantes en contra de la huelga, pero si se vio a algunos de sus integrantes estar presentes en las marchas, participando y agitando en los mítines. No podemos dejar de señalar el oportunismo del propio rector general, que en la última marcha contra la huelga (con enorme presencia de trabajadores de confianza) hizo acto de presencia y le habló a los estudiantes diciendo “el enemigo está, pero es muy difícil identificarlo en el SITUAM. Eso ya lo sabe la mayoría y es importante decirlo”, también señaló que la huelga ya no tenía razón de ser y llamó a “defender nuestra universidad y procurar su apertura ya”.
Pero la respuesta de apoyo a la huelga no se hizo esperar, el 1º de mayo vimos a un contingente del SITUAM, además de numeroso, lleno de combatividad y organización. En este vimos una cantidad similar, sino que mayor, de estudiantes. Durante la huelga hubo compañeros estudiantes que se sumaron a las guardias, que organizamos debates, proyecciones de películas en la huelga y nos sumamos a las acciones de los trabajadores.
En realidad había posibilidades de generar una alianza mayor entre estudiantes y trabajadores, pero por un lado no se preparó la huelga. El sindicato debió haber hecho asambleas y brigadas informativas entre los estudiantes mientras había clases. Estallada la huelga, la campaña informativa debió haber sido más agresiva, así como las muestras de apoyo con otras luchas. Sabemos que el problema de los trabajadores más combativos y consecuentes del SITUAM, es que además de luchar contra la patronal y su campaña de ataques y mentiras, tuvieron que lidear con una dirección sindical poco preparada y combativa, que nunca quiso la huelga y a la que había que ir empujando. Es necesario crear nuevos cuadros políticos y sindicales y preparar una dirección revolucionaria y combativa al frente del SITUAM, que no vaya a la zaga de la lucha.
La burocracia queda al descubierto
La huelga vino a evidenciar los privilegios de la burocracia universitaria. Ellos, un grupo reducido de funcionarios altos y medios, hacen y deshacen con el presupuesto a su conveniencia. En la UAM, antes de la huelga, teníamos a 85 personas ganando más que el presidente, lo que significa que más de 140 millones de pesos al año se van en mantener estos sueldos. Recientemente, el rector general, Eduardo Peñaloza Castro, declaró que se reduciría el sueldo, ganando un poco menos que AMLO, pasando de 158 mil 171.72 pesos, a 135 mil 416.77 pesos. Lo cual sigue siendo una fortuna pues no debería ganar más que un profesor de tiempo completo. Esto lo hace después de terminada la huelga, siendo que el tema ha sido debatido en el colegio académico meses antes de la misma, en el que pudimos ver la negativa rotunda a bajarse los sueldos.
Al ser cuestionadas las autoridades del por qué no se reducen sus altos salarios y prestaciones, el Dr. Salvador Antonio Cruz Jiménez, representante del personal académico de CBI en Iztapalapa, declaró: “…esta idea de que todos los rectores tienen que reducirse el sueldo, me parece de lo más absurdo…esta idea de vamos todos reduciéndonos el salario y nos volvamos pobres y seamos unos humildes campesinos de nuestras disciplinas, no creo que sea lo adecuado…”. Según el representante académico, la entrega, capacidad y compromiso, tiene su costo y los resultados son confirmación de lo que debe ganar una persona. Hay que ver entonces cuales son los resultados, dos grandes problemas existen en la unidad Iztapalapa, los cuales no han podido resolver por la “falta de presupuesto” que son terminar el edificio de ciencia y tecnología, que lleva ya más de 10 años inconcluso y reconstruir el edifico S dañado por el sismo del 2017. Sé que son cuestiones que no nos hemos cansado de señalar, ya que no son cualquier cosa, la infraestructura hace mucha falta en la unidad Iztapalapa, y del dinero destinado originalmente a la construcción del edificio de ciencia y tecnología no hay cuentas claras.
La UAM cuenta con un edificio en la calle de Uruguay, en el Centro Histórico de la ciudad, este mismo está en desuso. Si los recursos se utilizaran equitativamente y sin abusos fácilmente se podría habilitar como una nueva unidad universitaria que le daría cabida a miles de estudiantes más. Lo que podemos ver claro, en cambio, es que presupuesto si hay para dar estímulos, compensaciones, gastos de representación, chóferes, gasolina, y pagar por dos años más a los ex funcionarios un sueldo íntegro. El rector general se reducirá el sueldo, ¿Qué pasa con los demás funcionarios? ¿También lo harán? Es claro el acto de simulación que esto representa, los privilegios no se van a terminar con la disminución de sueldo por parte del rector general.
El nuevo gobierno y el reajuste al salario mínimo
Es importante ver también la posición que tomó el gobierno en este conflicto. El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció en el mes de diciembre del año pasado, que a partir del 1º de enero del presente, el salario mínimo aumentaría en un 16% en todo el país y en la frontera el 20% quedando en $102.68 y $176.72 respectivamente y en conferencia de prensa dijo que esto es sólo el comienzo de la recuperación del poder adquisitivo. La secretaria de Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde, declaró que “tras una prolongada espera, finalmente ha llegado la hora de romper con las políticas salariales del pasado, y plantearse nuevos paradigmas que nos permitan dignificar el trabajo y rescatar su valor”. Durante la huelga el SITUAM pidió poder reunirse con AMLO, incluso hicieron un plantón frente a Palacio Nacional esperando poder hablar con él, pero no obtuvieron una respuesta satisfactoria. Lo que queda claro es que nadie nos regalará nada, tampoco el nuevo gobierno, cada conquista la debemos obtener con la lucha de los trabajadores y sus hijos.
La dirección en el sindicato
El contexto en que estalló la huelga no podía haber sido más favorable, fuimos testigos del despertar de las luchas obrero-sindicales, generadas principalmente por la confianza al nuevo gobierno e inspiradas en el ejemplo de la heroica lucha de los obreros de las maquilas en Matamoros Tamaulipas, que sin el apoyo de sus líderes sindicales charros, se enfrentaron a la patronal y a la represión del gobierno estatal, el movimiento 20-32 es sin duda un ejemplo para la clase trabajadora. Dicho movimiento se solidarizó con la huelga del SITUAM, incluso una comisión de trabajadores junto con la abogada Susana Prieto se reunieron con el sindicato e intercambiaron las experiencias de sus propias luchas.
Los sindicatos universitarios también se sumaron a la solidaridad, en las movilizaciones vimos el apoyo del Sindicato Único de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (SUTUAAAN), Sindicato Independiente de trabajadores del colegio de Postgraduados (SINTCOP), Sindicato de Trabajadores Académicos y el de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Chapingo (STAUACh y STUACh), Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (SUTUACM), el de la Nueva Central de Trabajadores y otras organizaciones.
Las condiciones estaban dadas para crear un comité de universidades en huelga, hacer un frente único con la CNTE, y así con la unidad dar fuerza al movimiento. El SITUAM sin duda es un sindicato con una base de trabajadores combativa, que impulsaron este tipo de acciones de vinculación con las demás universidades y con la propia comunidad estudiantil de la UAM, ya que junto con estudiantes que si apoyaron y lucharon con el SITUAM, se buscó dar la información necesaria y explicar que es lo que estaba sucediendo, estuvieron en las guardias, en las marchas, en los bateos y mítines. Pero si creemos que no fue suficiente, faltó sin duda impulsar actividades concretas que lograran la unidad con los estudiantes, la explicación paciente y constante era clave. En cuanto a la dirección sindical, hubo una actitud paralizadora, ya que después del primer mes de movilización los trabajadores regresaron a las guardias, en donde el ímpetu de lucha se acumulaba pero no existía un llamado a defender las demandas con las que surge la huelga.
La rectoría buscaba quebrar al sindicato, acabar la huelga bajo el desgaste. Un ejemplo claro es que su primer ofrecimiento (bastante bajo de cara a las demandas) fue un mes después de haber iniciado la huelga y se aferró a no dar un aumento sustancial. La burocracia de la UAM siempre luchó en la defensa de mantener sus privilegios. Frente a ello se necesitaba una dirección firme que les hiciera frente e infundiera el ánimo a la base para quebrar la resistencia de las autoridades privilegiadas. En las negociaciones sin duda se evidenció la completa incapacidad política de la dirección sindical para arrebatarles a las autoridades un triunfo contundente. En la última etapa la comisión negociadora quería levantar la huelga con solo el 75% de los salarios caídos, fue la base la que se mantuvo firme y no lo permitió hasta obtener el 100%.
Por otro lado el ambiente a nivel nacional para la lucha obrera se está dando y el sindicalismo universitario ha estado en el ruedo combatiendo la reforma educativa y laboral, aunque creemos que al SITUAM le falta la dirección que logre desarrollar la lucha y no quedarse en los parámetros de conformidad, dejando de lado las ganas de cada trabajador de base por mejorar sus condiciones laborales.
Unidad entre trabajadores y estudiantes
Ahora que los estudiantes de la UAM regresamos a clases se puede sentir un alivio ante la preocupación de perder el trimestre, pero definitivamente la lucha no ha terminado, hay que decir que al SITUAM debió hacer un llamado serio al sector estudiantil para vincularlo e integrarlo a la defensa de sus derechos laborales, olvidaron invitarlos a cobijar la huelga y sobre todo a debatir lo que estaba pasando.
La incertidumbre creaba un vació entre trabajadores en las guardias y los estudiantes en sus casas, los más interesando se acercaron un par de veces a las guardas, otros solo esperaban las noticias en Facebook y unos cuantos más ya organizados intentamos impulsar asambleas estudiantiles, círculos de discusión para vincular al estudiante y al trabajador, no sólo en un acto de pura solidaridad sino de comprender que las demandas de los trabajadores también son las nuestras y que otras demandas del sector estudiantil podían ser recogidas por los trabajadores.
A los estudiantes nos incumbe en que se gastan los recursos destinados en la universidad, cuanto es el presupuesto, los salarios y lo pertinente destinado a proyectos y becas estudiantiles. Denunciar a la burocracia universitaria de la UAM y lo que cuesta mantenerla es una denuncia nuestra también, por ejemplo con las investigaciones se encontró que existen bonos anuales de funcionarios que suman la cantidad de 162 millones de pesos, con ese presupuesto podría construirse el proyecto de infraestructura para la unidad Lerma, necesitamos más espacios para aquellas nuevas generaciones de aspirantes que buscan entrar a la universidad o con esa misma cantidad podría invertirse para dar transporte seguro y gratuito para la comunidad universitaria o para organizar brigadas de seguridad en la unidad Iztapalapa.
La precarización de la educación existe desde que hay un rechazado, hasta no tener la infraestructura necesaria para desarrollar nuestros estudios, mientras que los rectores y los altos mandos siguen engordando su bolsillo con el presupuesto educativo. Por eso es necesario sumarnos a las luchas de los trabajadores organizarnos como estudiantes y avanzar hombro con hombro pues la victoria de hoy de los trabajadores será un triunfo para la juventud en un futuro, así como cada derecho perdido hoy será un derecho menos para nosotros mañana.
Es necesario organizarnos
Para combatir los ataques a la educación pública, denunciar la violencia y el desvío de recursos debemos organizarnos, porque sólo así nos escucharan, porque sólo así podremos hacer frente a las fuerzas reaccionarias a lo interno de la universidad que no querrá perder sus privilegios.
Es por eso que desde la UAM Unidad Iztapalapa los invitamos a sumarse a nuestros círculos de discusión semanales, a contactarnos si son de Azcapotzalco, Xochimilco, Lerma o Cuajimalpa, que podamos iniciar una coordinación estudiantil en la UAM para debatir y crear espació de organización independiente.
¡Estudiantes y trabajadores unidos y adelante!