Hoy que se cuestionan los procesos internos en Morena es pertinente hacer una caracterización de Morena como Partido político, cuáles son sus alcances como herramienta de transformación de los trabajadores mexicanos y que otras referencias organizativas conocemos.
¿Qué es un Partido Obrero?
En términos generales un Partido Político es una organización que representa los intereses de un grupo de personas. A partir del entendimiento de que la lucha de clases es el principal motor de la historia, podemos ver claramente que los partidos políticos son organizaciones que aspiran a organizar y representar los intereses de una clase social. En algunos países hay dos partidos como EU, en otros como Chile hay 30. Cada partido organizará a sus seguidores para exponer sus ideas y ganar la simpatía necesaria para ganar las elecciones.
El problema que atendemos en La Izquierda Socialista y en la Corriente Marxista Internacional, es el de la lucha por los intereses de la clase trabajadora en México y en el mundo, por lo cual nos interesan en particular los partidos políticos que representen a la Clase Trabajadora.
El papel de la clase trabajadora en el mundo actual es de una importancia capital, pues esta clase, produce todo lo necesario para mantener a la sociedad funcionando. No gira una rueda, no enciende una luz, sin la mano de trabajadores. Pero ese gran roll no corresponde con la poca o nula influencia que tiene en la determinación de las políticas locales o nacionales, aunque estas grandes cuestiones afecten su vida de manera determinante: salarios, relaciones laborales, horarios, precios, los gastos que hace el gobierno, los impuestos, la legislación en torno a temas de salud, educación, energías y sanciones, la impartición de justicia, etc.
Y es aquí donde la lucha de clases se manifiesta abiertamente, donde la clase poseedora, la clase que controla la sociedad, controla el poder económico y político, toma las grandes decisiones con criterios que le favorecen y afectan la vida de la clase trabajadora. Estas decisiones incluyen a las leyes y al mantenimiento del estado actual de las cosas.
Como mencionamos, la fuerza de la clase trabajadora radica en el papel que tiene en la sociedad, pero lo tiene como clase, como conjunto, no como individuos. Por lo que para reclamar el papel dirigente en la sociedad es necesario que actué en conjunto unida. De la misma forma que un trabajador sabe que él solo, cómo individuo es incapaz de sacar adelante el trabajo, necesita de sus compañeros para poder realizarlo en tiempo y forma. De esa misma manera los trabajadores necesitan organizarse para imponer sus criterios en las grandes decisiones que toman todos los días en el gobierno. Ha habido experiencias en la historia de la lucha de la clase trabajadora por construir esta organización que luche y vele por sus intereses. Estas organizaciones son Partidos, Partidos Obreros o de los Trabajadores.
En los países ex coloniales el desarrollo capitalista se ha dado de una forma desigual, combinando el desarrollo de la técnica moderna y elementos de explotación de otros sistemas sociales. Las formaciones políticas tampoco se desarrollan de manera normal y vemos la creación de partidos políticos que no corresponden a la de un partido obrero clásico pero que son de igual forma tomados por las masas como herramienta de lucha.
La burguesía suele someter a una enorme presión a las organizaciones de los trabajadores y sus capas dirigentes regularmente caen en políticas de conciliación de clase en lugar de desarrollar una lucha frontal contra el capitalismo. Las direcciones suelen convertirse en un freno, convirtiendo a las organizaciones de masas en frenos para avanzar en la revolución, en obstáculos materiales. Se tiene que dar una lucha interna para que estas organizaciones sean una herramienta efectiva de lucha de las masas explotadas.
A diferencia de los partidos políticos de la clase dominante, los partidos de los trabajadores tienen que llevar varias tareas adicionales para poder funcionar. Dado que, precisan de la participación para existir y si aspiran a representar al conjunto de la clase trabajadora, precisan una participación a gran escala. Pero no sólo eso, sino que se precisa un orden democrático y de participación efectiva. Esta es una condición sin la cual la victoria es impensable. La democracia no es una bonita palabra, incluyente y políticamente correcta, es una necesidad sine qua non.
¿Por qué es necesaria la Democracia?
1. Los trabajadores para construir esta organización tendrán que hacerlo desde sus condiciones actuales, con el tiempo que tienen libre después de trabajar, con el dinero que les sobra después de pagar sus gastos, con la preparación académica que lograron alcanzar. Es decir, los trabajadores tenemos que hacer un esfuerzo extraordinario, material, intelectual y en ciertos momentos físico, para construir una organización. Por lo tanto, los trabajadores deben estar convencidos que su esfuerzo y sacrificio no es en vano, todos precisan ser tomados en cuenta seriamente, pues de ello depende la existencia misma de la organización.
2. Cuando una persona toma una decisión, contempla ventajas y desventajas, costos y beneficios para después tomar la ruta que ha de andar. Un grupo de personas tiene que hablar y ponerse de acuerdo, mientras mayor es el número de personas organizadas, se precisa de una forma efectiva para discutir y tomar decisiones. Esta forma es la Democracia y sus procedimientos.
3. Los retos que enfrenta un Partido Obrero son de enorme complejidad e infinitos en número. La única manera de enfrentarlos es colectivamente, con la participación de todos los militantes. Es a partir de la creatividad de la clase en su conjunto que podremos enfrentarlos y ganarlos para poder cambiar la sociedad.
Democracia interna en Morena
Como sabemos, en 2018 la clase trabajadora intentó cambiar su realidad usando las elecciones como herramienta, votando por AMLO y su partido Morena. Grandes expectativas se crearon a partir de la victoria electoral de 2018. Si bien Morena tiene una gran simpatía de la clase trabajadora, la forma en la que se ha organizado hacia el interior no ha sido democrática y eso ha afectado directamente las perspectivas que tiene para ser ese anhelado instrumento de clase.
Los estatutos
Los documentos básicos de Morena establecen lineamientos generales incluyendo la organización interior del partido. Los estatutos reivindican el derecho de la libre expresión de sus militantes (art. 9), la Asamblea (art. 14) y votaciones” universales, secretas y en urnas” (art. 26), así como instrumentos principales en la toma de decisiones. El partido se organiza a partir de los Comités de Protagonistas del Cambio Verdadero (militantes) que se reúnen mínimo cada mes y sus principales tareas son las de informar, organizar y concientizar. Cada 3 años se organizarán Asambleas Municipales donde todos los militantes pueden votar a un Comité Ejecutivo Municipal. Para elegir a los órganos de dirección, se constituyen los Consejos Distritales y/o Estatales (según el tamaño del estado) donde se elegirán delegados para el Congreso Nacional máximo órgano de toma de decisiones.
En general la estructura de asambleas podría llevar adelante las actividades del partido de forma democrática y reconocemos que existe militancia comprometida con las causas y dispuesta a luchar dentro de Morena. En todo el país existen estos militantes y muchas asambleas sanas, pero necesitamos también reconocer que existen desviaciones.
Es necesario señalar que esta estructura solo podrá funcionar con la participación de la militancia. En el momento que la participación decrece, los burócratas pueden y toman el control sobre temas administrativos y políticos. De nada sirve tener la figura de una “Asamblea Municipal” si asisten 10 militantes. En este ejemplo la asamblea queda a merced de las trampas que puede hacer cualquiera con dinero, como pagarles a 15 vecinos para que voten por una propuesta y ganando la votación a los 10 militantes del ejemplo (esto no es algo inventado, sucede cotidianamente en las asambleas). Una vez asegurados los puestos de representantes de las asambleas de Base y Municipales, los representantes en los Estatales y Nacionales pueden tener una gran cantidad de burócratas discutiendo por sus intereses personales.
La militancia ausente
Como mencionamos, los militantes son a un Partido Obrero, la vida misma, su sostén. El partido que aspire a representar a la clase trabajadora tiene que ligarse a ella y de ella ganar a militantes que estén dispuestos a trabajar para construir y mantener al Partido y a partir de este trabajo ir formando a una dirección capaz de defender los intereses de la clase. Hoy en Morena hay muchos y muy valiosos militantes, pero tenemos que señalar que cuando uno va a un comité de base es común encontrar muy poca participación y en donde si existe no puede (por su número) sostener por ellos mismos las estructuras que mencionamos de Asambleas Municipales, Estatales y Nacionales, además que no tienen la facultad de convocar a asambleas, estas estructuras son mantenidas por el aparato, por la burocracia, por trabajadores que reciben un salario por mantener dichas estructuras y no por la militancia de base.
En opinión de varios “intelectuales” y burócratas de Morena como Armando Bartra, el partido “sirve para ganar elecciones” (un aparato burocrático) y paralelo debe de existir un “movimiento” relacionado con la sociedad. A decir de ellos Morena se ha enfocado en las elecciones y ven como un éxito suyo la victoria de 2018. Conclusión que no compartimos, pues la victoria se debe a la participación masiva de los trabajadores en las urnas y no a “frentes amplios” promovidos por la dirección de Morena. Para ellos la militancia son unos activistas que están dispuestos a repartir periódicos y tocar puerta por puerta promoviendo el voto, a los cuales se les puede convocar cada 3 años. Sin embargo, la militancia es mucho más que eso.
Selección de candidatos.
En el documento de estatutos se delinean los procedimientos para definición de candidatos a puestos de elección popular y aquí hay contradicciones serias.
Una de las más graves es que la mitad de los candidatos tienen que ser “externos” (Art 45) escogidos por el aparato y la otra mitad son militantes de Morena que pasaron varios filtros: ser votados en sus asambleas (que es correcto), pasar una cuota de género, revisar su currículo por un comité del aparato y por último ser sometidos a una encuesta donde el “mejor posicionado” llegará. Esto es, mil y un formas de decantar y elegir a discreción a los candidatos del aparato.
A esta proporción de candidatos militantes hay que restarle de forma automática las candidaturas definidas por los “acuerdos y alianzas” que la dirección del partido lleva adelante, de tal forma que por una decisión cupular un apostata del PRD como Julio Cesar Moreno (delegado de la CDMX por Venustiano Carranza) en automático se convierte en candidato de Morena, hay un sin fin de ejemplos de candidatos a nivel estatal y federal que reproducen esta misma situación. Lo que hay aquí es una organización que prioriza el control de las candidaturas por parte de la dirección del partido sobre la participación democrática y militante. Es una forma de imponer los puntos de vista de la dirección sobre la de la militancia.
¿Pero cuál es el problema con la dirección o con el aparato?
Como expusimos, los partidos aspiran a ser los representantes de una clase y tienen una postura de como satisfacer sus demandas. Tenemos que distinguir que existen diferentes ideas de como satisfacer estas demandas. Hay una corriente que aspira a conciliar los intereses de la clase dominante con los de los trabajadores, es decir, “hay que ser buenos amigos todos, patrones y empleados y al final nos irá a todos muy bien”. Y la dirección actual de Morena, en el mejor de los casos, tiene esta postura. Reconocemos también que la inclinación a la “conciliación” se cristaliza en políticas de “frentes amplios” que en la práctica diluyen los programas, ceden posiciones de dirección y desmoviliza a la militancia, todo esto para quedar bien con los “aliados”, esto es ni más ni menos, claudicar en la lucha por la satisfacción de las demandas de la Clase Trabajadora, aunque se adorne con palabras elegantes y/o rimbombantes. Y esta no solo es una impresión mía, baste revisar los Documentos Básicos en particular los Principios y el Programa. En los primeros dos se pueden ver contradicciones serias y ambigüedades que pueden ser usadas por la burocracia para justificar cualquier acción.
Pugnas en la cúpula
Tengo que mencionar que además de las condiciones aquí expuestas, hubo giros y maniobras impulsadas por la dirección que socaban al mismo aparato, trayendo conflictos internos y en última instancia degradando a la base del partido. Una consecuencia es que en 2015 fue la última vez que se eligió una dirección de acuerdo a los estatutos.
En 2016 siendo AMLO presidente del partido, propone una estructura paralela de “Enlaces” distritales y estatales, con gente de confianza del mismo AMLO incluyendo a sus propios hijos. Esta estructura tenía como finalidad construir la organización de defensa del voto, que está muy bien, pero duplicaban funciones con el aparato existente. ¿Para qué inventar algo que ya existe? Estos enlaces gozaron de presupuesto independiente teniendo capacidad de contratar personal. Al final tuvieron resultados muy cuestionables. Aun así, en 2017 se aprobó el mantener a los enlaces por un año más. Esta misma estrategia la impulsaría AMLO ya en la presidencia con resultados igualmente cuestionables.
En el mismo 2017 y 2018 se posponen las elecciones internas para preparar las elecciones primero y después para “preparar una renovación”.
Para 2018 surge una lucha fraccional por la dirección en donde gente como Yeidckol Polevnsky maniobró para posponer el cambio de dirección un año más y pretendía reelegirse en el cargo, pisoteando los derechos democráticos de la militancia. Al final no logró por completo su cometido, pero ese proceso terminó abriendo la puerta a la imposición de Mario Delgado por una encuesta realizada por el INE. Hay que señalar que, si bien estas maniobras siempre son perjudiciales, dentro de un Partido Obrero son desastrosas, pues rompe la liga con la clase, diluye y desmoraliza a la militancia, es decir, mina los cimientos sobre los que se debe construir. De aquí entendemos que a Delgado, Monreal y Ebrard no les interesa construir un Partido Obrero, democrático, vibrante y lleno de participación militante, ellos están abocados a consolidar un partido que le sirva a la clase dominante ¿podrán ganar su confianza y prescindir de la clase trabajadora?
¿Qué hacer?
Es claro que para llevar adelante los cambios necesarios para que las demandas de la clase trabajadora sean satisfechas es necesaria su unión y la construcción una organización que pueda ser usada como instrumento de cambio. Mientras esa organización no exista, seguiremos siendo carne de cañón para la explotación.
Los Partidos Políticos son consolidados a través del tiempo atravesando procesos históricos de gran magnitud. En este momento toda la fuerza de la capa más avanzada de la clase está apoyando y trabajando en Morena, si Morena cae o se degenera por completo, no será el fin del mundo. Así como todas las fuerzas abandonaron el cascarón del PRD, así se abandonará Morena buscando una organización que si corresponda a sus aspiraciones. Esa organización aún no existe, pero la fuerza popular, el potencial está presente y es más vigoroso que nunca. Nuestra tarea es participar en esa construcción exponiendo el análisis, el programa Marxista y ejercitando las mejores tradiciones democráticas del movimiento obrero.