El 31 de marzo de 2025, el Consejo Universitario aprobó de manera opaca y unilateral una serie de reformas al reglamento del Tribunal Universitario. Entre ellas destaca la reforma al artículo 15, que pretende imponer la suspensión o expulsión inmediata como “medida preventiva” en casos de “vandalismo y narcomenudeo”; violando el derecho al debido proceso y la presunción de inocencia, y atentando contra la libertad de expresión y protesta. La total ambigüedad en estos términos es un arma perfecta de la autoridad para reprimir a cualquiera que se manifieste contra el sistema.
Estos no son hechos aislados. La reforma se presenta en un ambiente de lucha por la alimentación digna en la Universidad, encabezada por estudiantes de nivel medio superior que demandan la implementación de comedores subsidiados en sus planteles. ¿A qué intereses responde la represión de la lucha estudiantil? Sencillo, a los de una burocracia podrida que se beneficia directamente de la privatización de la educación (hoy es la alimentación, mañana serán las cuotas y nuestro derecho a estudiar). La burocracia de la UNAM no es más que una extensión del Estado burgués dentro de la Universidad, y responde directamente a los intereses del capital.
¡Por la abolición del Tribunal Universitario!
El Tribunal Universitario es un órgano punitivo, que ha sido utilizado históricamente para reprimir a aquellos estudiantes y profesores que se manifiestan contra un sistema en el que imperan la injusticia y la opresión. En él, las autoridades son omnipotentes: son quienes acusan, juzgan y sentencian. Quien es sometido a proceso prácticamente tiene una sentencia asegurada, ya que el 97% de los casos que atiende el Tribunal terminan en sanción. Por esto debemos luchar por la abolición total del Tribunal Universitario, y en su lugar establecer instancias verdaderamente democráticas, que realmente respondan a los intereses del estudiantado.
La disolución del Tribunal es un acuerdo incumplido del Congreso Universitario de 1990, producto de la lucha estudiantil por la democratización de la Universidad, que comenzó en 1986. Si bien no fue perfecto, en él se buscó la participación plena de la comunidad universitaria en la toma de decisiones sobre la institución. Actualmente la UNAM es dirigida y administrada por una casta ineficiente y parasitaria, que da la espalda a los estudiantes y trabajadores. Sin embargo, hoy un sector de la juventud se levanta en lucha contra estas cadenas. ¡En nuestras manos está la posibilidad de construir una Universidad digna y al servicio del pueblo!
La represión y la ausencia de condiciones de estudio dignas en la UNAM son solo un reflejo de la podredumbre del capitalismo, que extiende sus garras a todos los sectores de la sociedad. El mundo entero se estremece con la crisis, la miseria, la muerte y la precarización, y es nuestro deber histórico acabar con el sistema que lo ha originado. Únicamente los estudiantes y trabajadores, organizados a través de métodos democráticos como las asambleas, podrán hacer frente a los ataques del capital hacia la educación.
¡Por una educación pública, gratuita, científica y democrática!