La lucha de clases no se detiene en el gobierno de López Obrador y el proceso de la llamada Cuarta Transformación; aunque existen medidas y una serie de apoyos económicos para algunos sectores de la población, políticas como los incrementos anuales al salario mínimo, que ha rondado el 15 o 20%, no representa diferencias sustanciales respecto a los gobiernos anteriores.
Sin embargo, las luchas que algunos sectores de trabajadores han impulsado tiene que ver con la aplicación de la llamada austeridad republicana. En algunas instituciones, como el sector cultural, hubo un recorte de las plantillas de trabajadores que no están basificados; vimos prepotencia y autoritarismo por parte de funcionarios públicos como es el caso de la Agencia de Noticias Notimex. También vemos a otros sectores que han sido obligados a salir a la lucha en el contexto de la pandemia: médicos, trabajadores de las aerolíneas y algunos sectores más y recientemente la lucha obrera en algunas maquiladoras de Matamoros impulsado por el Movimiento Obrero 20/32.
La crisis económica y la pandemia
La pandemia sigue sin control, durante el mes de enero alcanzamos cifras récords de contagios que han superado los 20,000 casos y los 1,500 muertos durante un día. Estos datos presentados por la Secretaria de Salud, sin embargo, son parciales, incluso el propio Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, lo ha aclarado en diversas ocasiones. Algunas cifras próximas a la realidad las presentó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el pasado 27 de enero, dónde demuestra que las muertes por el virus pueden ser cuando menos 2.45 veces más que las presentadas, sin duda la cifra de contagios también lo es.
La crisis económica, a su vez, se ha acelerado con las medidas del confinamiento, el cierre parcial de empresas y negocios. En el segundo trimestre del 2020, la caída del Producto Interno Bruto fue de 18.9%, cifra no vista en nuestro país desde la época de la gran depresión de 1929. Esto implica para los trabajadores: desempleo, recortes en salarios, prestaciones y derechos sociales que los capitalistas aplican durante un período de crisis.
De acuerdo a los resultados de la Encuesta de Acceso a la Salud y el Estado de Derecho, aplicada por el World Project Justice, en el marco de la Covid-19, el 52.4% de la población padece problemas financieros o pérdida de ingresos, el 26.7% tienen la necesidad de buscar otro trabajo para completar sus gastos y el 13.7% carece de los alimentos suficientes en el hogar.
Aunque el empleo formalmente se ha recuperado en los meses recientes, la mitad de los empleos creados son eventuales. De acuerdo con el Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), los empleos generados durante el periodo reciente en el sector privado son “permanentemente eventuales”, es decir no existe la posibilidad de contratación permanente.
Por su puesto que la pandemia también tiene un sello de clase, aunque todos tenemos la posibilidad de padecer la enfermedad, la población considerada pobre tiene un 50% más de posibilidades de fallecer si se adquiere el virus causante de la COVID-19; 7 de cada 10 muertos en nuestro país y el 84% de los muertos se concentra en categorías de empleo como los trabajos no remunerados, amas de casa, jubilados y pensionados, empleados de sector público, conductores de vehículos y profesionales no ocupados.
Por su puesto que los riesgos de la pandemia no son los mismos para Carlos Slim, el hombre más rico de México, que, para una ama de casa, un trabajador precario o un campesino pobre de las zonas rurales.
Aunque hubo un pequeño descenso en los ingresos de las personas más ricas en México durante el 2020, este no se compara con lo sufrido por sectores de la clase trabajadora. La riqueza acumulada por los 37 millonarios en nuestro país que aparecen en la Revista Forbes suma 156,100 millones de dólares.
Evidentemente los costos de la crisis y la pandemia los están asumiendo en su gran mayoría la clase trabajadora.
Las luchas durante este periodo
La huelga del Sindicato Único de Trabajadores de Notimex ha cumplido ya 11 meses en enero. La huelga se ha desarrollado durante la pandemia, la cual comenzó por la actitud insolente de la directora de la agencia de noticias, San Juana Martínez, quién ha desconocido a la representación sindical elegida por los trabajadores, ha violentado los derechos laborales más básicos y ha despedido a decenas de trabajadores. Los campamentos de huelga se han mantenido en esta etapa complicada, aunque desde diversos niveles de gobierno se han manifestado por resolver el conflicto y realizando llamados al diálogo, este ha sido bloqueado una y otra vez por la directora, que por alguna razón algunos sectores de gobierno aún la sostienen en esa responsabilidad. Incluso, si el conflicto se resuelve, con la permanencia de San Juana Martínez y la actitud que ha asumido durante este periodo, se visualiza un conflicto permanente entre ella y los trabajadores.
Las universidades públicas estatales sufren grandes problemas económicos debido a la falta de presupuesto para su funcionamiento regular, durante años el destinar recursos insuficientes fue la política impulsada durante los gobiernos del PRI y el PAN, situación que no ha sido revertida por el gobierno actual. Las complicaciones económicas no han impactado por igual entre la denominada casta dorada universitaria, altos funcionarios y rectores, y los trabajadores. En el caso concreto de la Universidad de Nayarit se ha llevado a la suspensión de pagos hacia los trabajadores y los profesores. 4,600 trabajadores y profesores han estallado la huelga desde el 18 de enero, exigen el pago de las dos quincenas de diciembre, aguinaldo, prima vacacional y bono del día del maestro, entre otras prestaciones, lo que en total suma más de 4 meses de salario que les adeudan. Por su puesto que debemos pugnar por un acuerdo favorable para los trabajadores y profesores de la Universidad de Nayarit, sus demandas deben ser cumplidas, pero problemas como estos seguirán presentándose si el presupuesto asignado a las universidades públicas no aumenta, es una de las grandes tareas a resolver.
Otros sectores que se han manifestado, por su puesto, ha sido el sector de la salud, los cuales están en la primera línea en el combate a la pandemia, a pesar de los apoyos se ha evidenciado años de deterioro del sector salud que implica la falta de suministros, incluso los más básicos, y el deterioro de las condiciones de trabajo de médicos y enfermeras. El problema es similar al terreno educativo, vemos la falta de presupuesto y la corrupción de los directivos. En este caso se ha manifestado, en esta etapa de la vacunación contra el COVID-19, en casos de funcionarios que han priorizado su vacunación y la de sus conocidos, amigos o familiares, por encima de los trabajadores de la primera línea. También es necesario luchar por el aumento al presupuesto al sector salud y el control democrático de su uso y asignación por parte de los trabajadores para evitar los escandalosos casos de corrupción como en el pasado.
Los recortes presupuestales han impactado también en el sector cultural. La llamada austeridad republicana ha implicado el recorte de personal de personal que no tiene contrato permanente y despidos, el año pasado presenciamos protestas en Radio Educación, protestas por la falta de pago y los despidos en el Instituto Nacional de Antropología e Historia y recientemente en la Fonoteca Nacional.
Otro caso importante ha sido la huelga en InterJet. El sector de las aerolíneas ha sido de los más golpeados debido a la suspensión de los vuelos. Los capitalistas, accionistas de InterJet, decidieron deshacerse de la empresa y que la crisis económica del sector la pagaran los 5000 trabajadores que laboran ahí y sus familias. Recortaron prestaciones desde el marzo del 2019, les adeudan 4 meses de salario, caja de ahorro y aguinaldo. Ante esta situación la sección 15 de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), cuyos sindicatos se caracterizan por tener poca democracia sindical y el actuar burocrático de sus dirigentes, se vio obligada a convocar a la huelga. Ésta se desarrolla no solamente en el contexto del incremento de los contagios, sino en una empresa que pretende declararse en quiebra. El embargo de bienes de la empresa y la liquidación de trabajadores puede parecer una salida “realista” ante la huelga, sin embargo, implica que 5000 trabajadores pasarán a la fila del desempleo. Sin embargo, una dirigencia sindical a la altura de las situaciones extraordinarias que ha provocado la pandemia y la crisis económica visualizaría otras opciones para evitar el desempleo y dar solución a la huelga, como es la lucha por la nacionalización de la empresa y exigir al gobierno apoyo y que sean ellos quienes mantenga el control de InteJet para que vuelva a las operaciones.
El movimiento obrero en Matamoros se ha hecho presente con la lucha en algunas maquiladoras pidiendo el 15% de aumento salarial decretado por la presidencia, pero que la patronal se ha negado a realizarlo; aunque el movimiento no tiene el mismo impacto que en el 2019, debido a la represión y los efectos de la crisis y la pandemia, se mantiene viva la llama de la rebelión obrera del Movimiento 20/32. Sin duda, otros sectores simpatizan abiertamente con la lucha, sin embargo, dadas las condiciones actuales, no están en condiciones de sumarse a los paros y las huelgas. Algunas maquiladoras han aceptado de manera parcial las demandas otras han optado por despidos y esperar el desgaste del movimiento. Una de las tareas fundamentales es resolver favorablemente las luchas de las empresas que han estallado huelgas y paros y la otra es consolidar el núcleo militante del Movimiento 20/32 y comenzar un trabajo paciente para ganarse la simpatía nuevamente de los miles de obreros de la maquila.
Por su puesto que hay otras luchas importantes que se han desarrollado durante la pandemia, pero los conflictos mencionados ejemplifican lo que sucede en algunos sectores y los problemas a los que se enfrentará el sector obrero en el futuro, en el contexto de la crisis económica y el gobierno de la Cuarta Transformación.
Las tareas
Los capitalistas pretenden recargar los costos de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, ante esto se pondrán a prueba las dirigencias sindicales, ahí donde existan, necesitamos dirigentes y sindicatos a la altura de los acontecimientos, que empujen, no frenen la lucha y busquen soluciones audaces a las problemáticas actuales.
Ahí donde no existen sindicatos, sin duda veremos el nacimiento de coaliciones, asociaciones y colectivos de trabajadores que deben pugnar por convertirse en la representación legal de los trabajadores para establecer condiciones dignas de trabajo.
Ante el panorama actual, los trabajadores debemos exigir dirigentes a la altura de los acontecimientos, una mayor participación en los sindicatos, la creación de nuevos donde no los existan. Cuando suceda una lucha, debemos conformar comités de trabajadores para involucrarnos y discutir democráticamente el futuro de las huelgas las luchas, en todas las aéreas de trabajo para acompañar y coordinar la lucha junto a los dirigentes, tal y como lo marcan las mejores tradiciones del movimiento obrero en nuestro país.
Ante la crisis, los inversionistas argumentaran las dificultades financieras de las empresas o el sector para justificar los despidos, recortes salariales y derechos adquiridos. Ante esta situación los trabajadores debemos pedir que las empresas abran sus libros y registros contables no solamente del año 2020, sino de los años anteriores para conocer a profundidad las ganancias de la empresa. Y ante cualquier intento del cierre de los centros de trabajo, argumentando la quiebra financiera, debemos levantar la demanda de la ocupación y nacionalización de las empresas.
En el sector estatal el aumento al presupuesto al sector educativo, la salud, la cultura, la ciencia, la vivienda, etc. sigue siendo una demanda necesaria en el actual gobierno. Mientras el presupuesto a las fuerzas armadas ha aumentado drásticamente, el presupuesto en estos sectores se ha estancado.
Estas y otras demandas nos servirán para potenciar la lucha, la necesidad de la unidad del movimiento de la clase trabajadora y un programa para afrontar la crisis es necesario, ahora más que nunca.