Escrito por: Juventudes Marxistas
La violencia que se vive en todo el territorio nacional, fruto de una política depredadora, intimidatoria y represora por parte del gobierno mexicano, de la mano del imperialismo americano, está llegando a acontecimientos de barbarie. Todos los días a todas hora hay anuncios en los medios de comunicación y principalmente en las redes sociales de desaparecidas, de asesinatos, de violencia desbordada por todos lados. Parece una locura, pero en esta locura hay un método.
No es cosa fortuita lo que se vive, es la forma que ha escogido la burguesía nacional e internacional para poder gobernar y aplicar su programa sin que la situación de rabia se desborde. Desde el 2006, cuando Calderón sacó al ejército y la marina a las calles, había una posición política muy clara. Recordemos que en ese momento se dieron las manifestaciones más grandes en la historia del país, en la lucha contra el fraude electoral y se estaban desarrollando los acontecimientos revolucionarios de la comuna de Oaxaca.
Está medida fue para replegar la lucha en las calles, terminar con las movilizaciones so pena de ser reprimidas, intimidar, crear pánico. El pretexto fue la lucha contra el narcotráfico ( cosa que nunca ha sido totalmente real, los grandes mafiosos se sientan en la mesa de los gobernantes, negocian con los bancos para que laven su dinero, disponen del mismo ejército, la marina y policías locales y federales por medio de sobornos, compra de sus direcciones, etc.)
Desde el principio fue el método del PAN que profundizó el PRI, para gobernar siempre presente de la mano del imperialismo americano que trata de asegurar un mercado de armas, y una política que ellos dirigen, de cómo se debe impartir justicia y gobernar.
Los costos son terribles, principalmente para la clase obrera, las familias obreras, los campesinos, la juventud, las mujeres. Todos han pagado los costos de una guerra civil unilateral, donde el gobierno y los narcos abren fuego contra los que estamos en medio.
Está situación de violencia ha trastocado a la sociedad, ha modificado hábitos, ha hecho cambiar por la fuerza el comportamiento de sectores de la sociedad, para sobrevivir. Hay un proceso de introspección, sospecha, miedo, y resentimiento. Las relaciones familiares e interpersonales también se ven marcados por la violencia. Los sentimientos de cuidado, respeto, solidaridad, ayuda, compasión, están quedando enterrados entre los miles de muertos que cubren el territorio nacional.
Una regresión histórica ha significado la “guerra contra el narco”, los ataques a todos los derechos sociales, sindicales y principalmente económicos, ha hecho que la sociedad se esté pudriendo. Literalmente gobierna quien sea más fuerte –la ley de la selva-. Esto lo vemos de forma más cruda en el territorio que llega a ocupar algún cártel de la droga, que con las armas en la mano impone su poder económico, militar y político (dicta las normas de comportamiento, quien rompa eso es asesinado).
La política del capitalismo ha exaltado la fuerza como forma de gobierno, ahí está el resultado, lo estamos viendo. Es cierto que ya existía violencia y narcotráfico antes del 2006, pero desde esa fecha a nuestros días se ha desbordado porque han abierto el camino a que la fuerza se imponga, contra la razón, ese no solo es problema del machismo, es un problema de una sociedad enferma que solo sabe mantenerse sobre el desastre, sobre la violencia, la depresión colectiva. Por eso crea estas condiciones para que esto siga adelante, como un gran espiral descendente.
Por varios años el centro del país, particularmente la Ciudad de México, parecía que escapaba a esta vorágine depredadora. Pero en los años recientes esto ha terminado, los asaltos, las desapariciones de mujeres, los asaltos en el metro, de camino a la escuela, la actuación de la policía como verdaderos bandidos prepotentes porque están al amparo de la “justicia”, todas estas lacras se han incrementado.
Las escuelas no se desarrollan en una burbuja, alejados de todo lo que sucede. Ha habido diferentes asesinatos a estudiantes, particularmente mujeres. Dentro de las escuelas el acoso el pan de cada día, por ejemplo en las escuelas de nivel medio superior cientos miles de chicas son acosadas por los profesores, pero nadie hace nada porque los directivos son igual o peor. En la UNAM ha habido campañas contra profesores acosadores en Ciencias Políticas, en Filosofía y demás facultades. El asesinato de nuestra compañera Lesvy es otro caso que da muestra de lo que sucede en la UNAM.
Esta situación se ha recrudecido estos dos primeros meses del año: primero fue el caso de Marco Antonio, un chico brillante de la Prepa 8 que fue levantado y desaparecido por la policía capitalina por 5 días. Fue gracias a la presión en las redes y en las escuelas que se presentó con vida, pero en una situación lamentable (con signos de tortura física y psicológica y traumatismos, seguramente los daños son aún mayores).
A esto le siguió la balacera en la Facultad de Ingeniería en Ciudad Universitaria. Casi 20 días después una profesora de la UNAM es baleada fuera de las instalaciones de la FES Acatlán y el viernes 23 dos personas fueron asesinadas dentro de Ciudad Universitaria. Además de esto se ha denunciado un intento de violación a una alumna en una de las cafeterías del CCH Vallejo, por un empleado de dicha cafetería.
La respuesta por parte de Rectoría es increíble, trata de criminalizar a los que por alguna circunstancia consumen droga. Dicen que si no hubiera demanda no hubiera oferta. Un discurso barato digno de la burguesía que ha dicho que las muertes o violaciones que se dan en el país, es porque seguramente los jóvenes somos malvados, y con nuestros actos nos hemos ganado la violencia que se vive.
La UNAM en el último periodo ha puesto cámaras, rejas, torniquetes para controlar las entradas de algunas facultades, incluso han comprado más patrullas de auxilio UNAM. Nada de esto sirve, porque la violencia no se termina con limitando la entrada al pueblo a las universidades. Así se podrá comprar una gran burbuja, pero ni eso va a frenar los actos de violencia que se ve viven. Algunos dicen que como el problema es de la sociedad, entonces hay que esperar que los gobiernos hagan antes y así disminuirá el problema. El punto es que son los mismos gobiernos los que han llevado a este punto la situación del país.
Hay dos cosas que podemos hacer, como estudiantes, como trabajadores, como jóvenes, como mujeres y hombres que diario nos topamos con esta problemática. La primera es organizarnos, es la colectividad quien puede frenar esta situación, las asambleas por facultad, por prepa y CCH, solo la comunidad interviniendo, discutiendo, apoyándonos y rompiendo un temor generalizado es cómo podemos comenzar a cambiar las cosas. Lo segundo es organizándonos políticamente para profundizar sobre los orígenes de toda esta situación, del capitalismo, del papel del imperialismo, de la lucha contra las drogas, a quien le conviene estos niveles de violencia y desintegración social.
Si estás de acuerdo con nosotros, ponte en contacto, reunámonos para discutir los planes de acción que necesitamos dentro y fuera de la universidad.
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