Escrito por: Ubaldo Oropeza
El sismo el 19 de septiembre, 32 años después de ese trágico 19 de setiembre del 85, ha traído nuevos retos que superar. Conforme pasan los días las cartas del gobierno comienzan a ponerse sobre la mesa, por nuestra parte tenemos que comenzar a pensar que sigue después de rescatar a todos los sobrevivientes y fallecidos.
Las primeras respuestas
Las primeras horas del sismo fueron cruciales para poder salvar a la mayor parte de la gente. Estas tareas las asumió la gente de forma espontánea, había aproximadamente 50 edificio derrumbados –esto es el 10% de los derrumbados con el 85, que fueron 400-, y casi 3000 con afectaciones de diferente índole, algunos se tendrán que derrumbar. Los primeros que llegaron al lugar, del gobierno, fue la política y gente de protección civil que se sumó a las actividades junto con la gente de a pie.
Pasando las horas, comenzaron a llegar integrantes del ejército y la marina, incluso en estos momentos hubo una confraternización entre el ejército, voluntarios y protección civil. Al cabo de las horas llegó la Marina y a partir de ese momento comenzó a ver un desplazamiento de los voluntarios.
Por parte de los trabajadores, mujeres y principalmente jóvenes fue increíble, miles, decenas de miles salieron a las calles para asumir tareas de diversa índole (recolección de víveres, transito, rescate de heridos, remover escombros, recorre las colonias para sabes donde se necesitaba ayuda, servicio de ayuda media, etc.)
Verdaderamente inspirador, como la solidaridad y empatía se mezclaba con un sentido de la responsabilidad que todos asumían como propio.
¿Profesionalizar la búsqueda?
Para la noche del martes 19 ya había una “profesionalización” de la búsqueda de afectados. El ejército y la marina, en apoyo con “los topos” y protección civil, eran los que se encargaban de todo. Inmediatamente comenzamos a ver a miles de jóvenes en las calles yendo de un lugar a otro, sin ninguna utilidad porque no les daban ninguna tarea.
A cuatro días de la desgracia se habla claramente de una política clara en la que los civiles son los menos y solo los militares y marinos están al frente, con esto toda la política que se tiene y puede desarrollar para el rescate o la destrucción corresponde al gobierno federal, es decir hay una apropiación para asumir todas las medidas siguientes en caso de los edificios derruidos y las victimas aun sepultadas por toneladas de escombros.
Hay otro aspecto es esta ecuación. Lo que intenta el gobierno es desmovilizar la participación de los trabajadores, de la juventud, se les delega a simplemente cargar víveres y organizar la comida para los rescatistas. Esto es por un miedo a que se repita la organización popular que se desarrolló en el 85, que jugó un papel fundamental en la lucha contra el fraude electoral.
En concreto, lo que se busca es frenar la organización popular, que el pueblo no sé de cuenta de su fuerza en las calles, organizados.
La lucha apenas comienza
Estos primeros días lo que mueve a la gente es el dolor, la empatía, la solidaridad, es totalmente normal y entendible. Pero con forme pasa el tiempo las contradicciones del gobierno con los damnificados y pueblo solidario, se va a intensificar. Los conflictos van a comenzar por los rescates que piden los familiares y amigos, de los aun sepultados, con la necesidad del gobierno de terminar lo antes posible la organización.
No va a ser el único conflicto. Inmediatamente vamos a ver el conflicto para la reconstrucción de las viviendas derrumbadas y con daños. Con el aprovechamiento que va hacer los diferentes gobiernos estatales y el federal de cara a las elecciones del siguiente año, y otros más.
Para recuperar las casas y edificios que se han destruido en Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla y la Ciudad de México se va a necesitar una inversión millonaria. Ahora mismo hay fondos que se pueden utilizar ya. Este año el Fonden tiene a su disposición aproximadamente 10 mil millones de pesos, además por contratación de seguros que ha hecho esta institución se puede contar con 150 millones de dólares que pueden ser utilizados, especialmente para los desastres en Oaxaca y Chiapas.
Aún y con estos recursos, no va a ser suficiente. Ya algunos partidos, como Morena, ha planteado el donar el 50% de sus recursos para la campaña electoral, para ayudar la gente; esta es una buena idea pero no va a alcanzar.
Se tiene que pugnar, nosotros tenemos que luchar porque las cantidades ingentes que el INE destina a los partidos políticos se puedan destinar a un plan nacional de reconstrucción. Que los partidos políticos financien sus campañas electorales con donaciones de sus afiliados. Todos los recursos se deben de orientar a aliviar la tragedia.
Los demás recursos se tienen que sacar de los onerosos salarios de los políticos, magistrados y empleados del gobierno federal. Mientras que un puñado de parásitos que formulan leyes y políticas para hacernos nuestra vida miserable, se llenan los bolsillos con dinero que es del pueblo, pugnan, con lágrimas de cocodrilo, para que apoyemos y así eximirlos de sus responsabilidades. Tenemos que reducir sus salarios a lo que gana un trabajador cualificado.
Los demás recursos deberán de salir de los impuestos que las grandes empresas no pagan o que el gobierno les regresa. Estas empresas hipócritamente se están sumando a la campaña #FuerzaMéxico poniendo centro de acopio fuera de sus tiendas, los bancos no cobrarán comisión por sacar dinero si eres usuario de otra sede bancaria, etc. No dicen que van a donar millones de pesos, o regalan recursos para las víctimas, promueven la donación pero ellos siguen ganado y mercando con el sufrimiento. Tiene que pagar impuestos, y si es necesario, requisar lo que el pueblo necesita. Lo que han dicho es que sus fundaciones donarán lo que nosotros donemos, claro, con el fin de no pagar impuestos.
Se debe de negar a reconocer la deuda externa e invertir en la reconstrucción de escuelas e infraestructura nacional que se haya destruido.
Ninguna confianza al gobierno, por una comisión independiente que controle los recursos
Para evitar que estos recursos y donaciones sean utilizados de forma correcta y democrática, y que no sirvan para ensalzar candidatos y partidos al 18, se debería de conformar asambleas por colonias y municipios de afectados, organizaciones sociales, sindicatos democráticos y campesinos, debatir las necesidades y montos para intervenir, escoger delegados democráticos que puedan coordinarse en una gran asamblea nacional.
Ahí se discutiría democráticamente la utilización, las prioridades de inversión, etc. La única forma de evitar que se haga mal uso de los recursos es sacar las manos del gobierno y partidos de esos fondos.
La necesidad de un plan nacional de reconstrucción, no solo se limitaría a los desastres naturales, sino a los sociales que ha dejado esta supuesta guerra contra el narcotráfico, creando comités de defensa organizados y ligados a las asambleas estatales y nacionales.
Todo lo que no hagamos nosotros, por nosotros mismos, el gobierno burgués de Peña Nieto no lo hará. Hemos visto nuestra fuerza en las calles, organizándonos y creando brigadas para atender las necesidades del desastre, así podemos organizarnos y auto gobernarnos, sin necesidades de corruptos políticos, títeres del imperialismo americano.
Está en nuestras manos y nuestra organización el destino, no solo de solucionar las necesidades coyunturales, sino de construir una nueva sociedad más justa y democrática, una sociedad socialista.