En una sociedad plena donde los derechos de las mujeres se garantizaran realmente, el título del presente artículo podría servir de encabezado para una novela distópica o arcaica, pero por muy detestable y loco que suene, la realidad es otra, en las “Honduras” que habitamos la píldora anticonceptiva de emergencia (PAE) o píldora del día después, como es popularmente conocida, está prohibida y su uso es penado por ley y mientras en otros países las reivindicaciones de las mujeres están encaminadas a la legalización del derecho al aborto, aquí seguimos soñando y luchando férreamente para que las mujeres pobres podamos tan siquiera tener acceso a algo tan básico y fundamental pero que políticos retrasados nos han negado, solo porque sí; porque su moralidad falsa sobrepasa por mucho nuestro bienestar.
2009 fue un año nefasto para los hondureños, muchas conquistas sociales se desplomaron de la noche a la mañana, una de ellas fue la prohibición de la PAE, que fue una idea promovida por líderes religiosos y políticos antiprogresistas, su prohibición y penalización fue una horrenda victoria de la reacción y el conservadurismo del país, masacraron este derecho tan indispensable; desde ese entonces una mujer que necesite una píldora se coloca en una situación análoga a que se coloca un adicto al crack; debe conseguirla de manera ilegal, muchas veces en lugares peligrosos, clandestinos y bajo riesgos de estar forzada a consumir un producto sin un registro sanitario, no hace falta aclarar que quienes sintieron y siguen sintiendo este duro golpe son las mujeres de la clase oprimida ya que al no tener los recursos necesarios son orilladas a exponerse a situaciones en las que tienen que elegir entre la ilegalidad que automáticamente trae consigo el peligro o tener que parir sin quererlo realmente.
Muy frecuentemente niñas y jóvenes son orilladas a ser madres con el argumento “moral” de no permitirles el acceso a una píldora que “mata inocentes”, como lo decía el Cardenal golpista Óscar Andrés Rodríguez; ante ese argumento sobra ciencia para explicar que la PAE no mata a nadie, porque no es una píldora abortiva más bien es una progesterona sintética que actúa antes de la fecundación evitando que el ovulo madure; espesa el moco del útero para impedir que el espermatozoide llegue al ovulo y en consecuencia lo fecunde. Si el ovulo fue fecundado antes de consumir la píldora ésta no tendrá efecto ya que, repitiendo de nuevo, no es abortiva, de hecho, la PAE es tan segura y efectiva que no tiene contraindicaciones y además está aprobada por la Organización Mundial de la Salud, es más, muchas instituciones y organismos nacionales e internacionales como la ONU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, etc., abogan por su legalización.
En 2012 y ante la solicitud de declarar anticonstitucional el decreto que prohíbe y penaliza la venta, consumo y/o distribución, la mayoría de diputados, exponiendo su colosal ignorancia y el desinterés por el bienestar de las mujeres, emitieron a través de la Gaceta la siguiente respuesta:
“para fines prácticos y ante la imposibilidad de determinar el momento preciso en que la píldora actuará, somos de la opinión que la misma debe ser considerada como abortiva, para de esta manera evitar la controversia generada por el mecanismo de acción de la misma”
Aquí es cuando las palabras de Marx cobran vida: “la ignorancia nunca ayudó a nadie” y en este caso tiene mucho sentido decir: “la ignorancia mata” y no a cualquiera, está matando en el quirófano a niñas cuyo cuerpo no está apto para parir, sueños de jóvenes que por fallas en los métodos anticonceptivos (como el hecho que se rompa el condón o se hayan olvidado de tomar las pastillas de planificación) tengan que ser obligadas a parir; esta tortura también golpea de manera despiadada a miles de mujeres que son violadas y que bajo ninguna circunstancia, se les permite el acceso a las píldoras, es más, la pena por usarlas puede ser de hasta 10 años.
¿Qué podemos hacer?
Llegó la hora de desbaratar todas las mentiras que se promueven alrededor de la PAE y exponer lo que realmente está sucediendo, en 2018 la BBC realizó una investigación donde se determinó que Honduras es el país de América Latina donde más se realizan búsquedas de misoprostol y otros métodos para abortar en Google paradójicamente también es el único país de américa latina que prohíbe el uso de las PAE y es totalmente nefasto que eso esté sucediendo, el llamado es enérgico: ¡exijamos la legalización de la PAE y el aborto ya!
Las presiones hacia las mujeres en el capitalismo ya son insoportables, el sistema patriarcal ha establecido violentamente las normas que históricamente nos han azotado y que nos siguen destruyendo, el derecho a la píldora del día después, como el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, hoy son fuertes luchas a las que nos enfrentamos y que si nos unimos en un solo grito podremos conquistar. Todas las reivindicaciones por la emancipación de la mujer tienen que ser, necesariamente, bajo consignas de lucha contra el capitalismo. En países de capital avanzado el aborto es legal, es cierto, pero eso no garantiza que haya verdadera libertad para las mujeres, en Honduras, como en la mayoría de los países de América Latina, las luchas descanzan nada más la en exigencias de derechos básicos; la visión marxista va mucho más allá, además de luchar por tener acceso a la PAE y al aborto, nos organizamos para luchar contra el sistema mismo porque las presiones a las mujeres no solo son sobre que hacemos o no con nuestro cuerpo, hay una presión sistemática; económica, social y política donde la ideología burguesa se ha reproducido en la familia y en cualquier otro espacio, en palabras de Engels: “En la familia, el hombre es el burgués y la mujer representa al proletario.”. Nuestra lucha no debe descansar en exigencias que solventen una necesidad inmediata solamente, el aborto, los feminicidios, el acoso laboral y callejero, etc., son hijos de la ideología capitalista y por eso mismo estamos obligados a tumbar el sistema y reemplazarlo por el socialismo, que traerá, a raíz de la destrucción de las clases, el exterminio de raíz de la opresión de las mujeres.