Gilgit Baltistán: continúa la opresión del Estado pakistaní tras denegar fianza a los líderes del Comité de Acción Awami
Adam Pal
Hoy, en Gilgit, el Tribunal Antiterrorista ha denegado la solicitud de libertad bajo fianza de Ehsan Ali y otros dirigentes del Comité de Acción Awami.
El proceso judicial se ha prolongado deliberadamente durante un mes y medio. El falso caso contra los líderes del Comité de Acción Awaami se ha alargado utilizando excusas poco convincentes, con la connivencia del abogado del Gobierno, el juez y las autoridades estatales que controlan el tribunal títere. Hoy, en una medida opresiva más, se ha denegado la libertad bajo fianza.
Estos dirigentes, entre ellos Ehsan Ali, están acusados de actividades terroristas por el simple hecho de organizar una protesta en defensa de sus derechos. Algunos de los otros líderes fueron arrestados por organizar una protesta en Gilgit para pedir la liberación de Ehsan Ali.
Esto demuestra claramente que alzar la voz por tus derechos es considerado «terrorismo» por el Estado pakistaní. Mientras tanto, el ministro de Defensa de Pakistán, Khwaja Asif, reconoció en una entrevista en mayo que el Estado pakistaní ha apoyado el terrorismo en las últimas décadas y ha hecho el trabajo sucio para el imperialismo estadounidense y otras potencias occidentales.
Estos terroristas y sus partidarios siguen campando a sus anchas por el país sin sufrir ninguna consecuencia, mientras que quienes alzan la voz contra cualquier injusticia o en defensa de los derechos de los oprimidos son acusados de terrorismo.
Esto pone al descubierto el carácter brutal de este Estado y de la clase dominante corrupta que ha convertido la vida de los habitantes de este país en un infierno. Algunos sectores del Estado siguen involucrados en actividades terroristas, mientras que el ejército lanza ocasionalmente operaciones contra este terrorismo. Mientras se sigue jugando a este juego del gato y el ratón, a pesar de varias operaciones del ejército, el terrorismo sigue extendiéndose, lo que demuestra no solo el fracaso de las autoridades estatales, sino también la connivencia de sectores del Estado con los terroristas.
Muchos generales y políticos han amasado enormes fortunas con el negocio del terrorismo, mientras que las operaciones del ejército contra el terrorismo también han enriquecido las arcas de muchos generales y políticos. Es el pueblo de estas zonas el que ha sufrido. Miles de personas han perdido la vida y millones han perdido sus medios de subsistencia.
Por otra parte, las leyes y los tribunales especiales contra el terrorismo se utilizan para oprimir a los activistas políticos que luchan contra la injusticia y reclaman derechos básicos. Hay una historia de muchas décadas en la que líderes sindicales, activistas de izquierda y trabajadores políticos han sido acusados de terrorismo y enviados a prisión durante muchos meses y años solo por organizar una huelga o una protesta contra la clase dominante.
Estas leyes y tribunales no han sido capaces de librar al país de la amenaza del terrorismo. De hecho, todo el aparato estatal ha fracasado a la hora de garantizar la seguridad de la población de este país. Por otra parte, la policía y otros departamentos del Estado han utilizado estas leyes para aplastar los movimientos de masas y torturar a los activistas políticos.
Se aprueban regularmente leyes opresivas similares, mientras continúan los ataques de la clase dominante contra los medios de vida de la población de este país. La reciente ley PECA, que amordaza las redes sociales, es una de ellas. La nueva enmienda 26 de la Constitución aprobada por el Parlamento otorga un control sin precedentes del poder judicial a los generales.
Mientras tanto, la clase dominante ha impuesto nuevos impuestos a la clase trabajadora y está saqueando y expoliando hasta la última gota de su sangre y sudor, tal y como dictan el FMI y el Banco Mundial. El desempleo está aumentando, la inflación, la subida de los precios y la escasez artificial de artículos de primera necesidad han alcanzado niveles sin precedentes. Mientras tanto, el saqueo y la expoliación de los recursos del país por parte de generales, políticos, banqueros y capitalistas corruptos ha alcanzado niveles nunca vistos.
Pakistán es un país en el que los ricos pagan impuestos insignificantes, mientras que más de tres cuartas partes de los ingresos se generan a través de impuestos indirectos que gravan principalmente a la clase trabajadora. En los últimos meses y años se ha producido una larga lista de ataques contra la clase trabajadora. Como respuesta se han organizado enormes protestas, especialmente por parte de los trabajadores del sector público.
Al mismo tiempo, los ataques del Estado pakistaní contra las nacionalidades oprimidas también han alcanzado nuevos niveles. Los movimientos masivos históricos de muchas nacionalidades oprimidas han amenazado el dominio de este Estado brutal y las autoridades estatales están utilizando todas las medidas represivas para aplastarlos.
El camarada Ehsan Ali
En Gilgit-Baltistán también es así. En febrero de 2024, el Comité de Acción Awami (AAC), bajo la dirección de Ehsan Ali, logró maravillosas victorias. Consiguió poner de rodillas a la clase dominante, obligándola a aceptar todas las reivindicaciones del AAC, entre ellas harina de trigo subvencionada y de buena calidad, presupuesto para nuevos hospitales y universidades, y prestaciones para los jóvenes desempleados.
Las autoridades estatales quedaron desconcertadas por este movimiento, que no solo había rechazado a todos los partidos políticos establecidos, incluidos el PML(N), el PPP y el PTI, sino que también había superado las divisiones sectarias entre chiítas y suníes, así como otras cuestiones locales, y había reunido a todas las masas en una sola plataforma para arrebatar sus derechos de las garras de esta brutal clase dominante.
Desde entonces, la clase dominante comenzó a maniobrar contra este movimiento. Ehsan Ali fue incluido en la famosa Cuarta Lista, destinada a terroristas y organizaciones terroristas prohibidas. Sin embargo, debido a la presión del movimiento, no pudieron actuar el año pasado, pero estaban esperando el momento oportuno.
Mientras tanto, el AAC siguió organizándose y ampliando sus estructuras a nivel de base. Ehsan Ali participó activamente en ello y muchos jóvenes se unieron a él en estos esfuerzos. Se organizaron reuniones en varios distritos de Gilgit Baltistán.
Mientras tanto, Ehsan Ali y sus compañeros defendían abiertamente las ideas comunistas y se esforzaban por construir el Partido Comunista Inqalabi (PCR) en Gilgit Baltistán. Con este fin, también se organizó una escuela comunista en el Club de Prensa de Gilgit, en la que participaron jóvenes y trabajadores, que debatieron temas como «¿Qué es el comunismo?» y «Cómo ven los comunistas la situación mundial».
El número de afiliados al PCR también aumentaba y se organizaban más reuniones entre los jóvenes, lo que amenazaba a los partidos de la clase dominante, que temían las ideas revolucionarias del comunismo genuino.
Otro paso histórico dado por Ehsan Ali fue participar como invitado principal en una reunión masiva en Rawlakot, en la «Azad» Jammu y Cachemira (AJK) controlada por Pakistán. Esta reunión masiva de miles de personas fue organizada por el Comité de Acción Awami de Cachemira para conmemorar su histórico éxito en la consecución de sus reivindicaciones de una enorme reducción de los precios de la electricidad y el suministro de harina de trigo subvencionada, entre otras cosas.
En este movimiento en AJK, decenas de miles de personas participaron y marcharon hacia su capital, Muzaffarabad, en julio del año pasado para presionar por sus reivindicaciones. Este movimiento también fue brutalmente atacado y tres activistas fueron asesinados por el Estado pakistaní. Unos meses más tarde, se organizó una reunión para rendir homenaje a estos mártires. Ehsan Ali, de Gilgit, fue invitado como invitado principal y orador principal.
Recibió una respuesta abrumadora del público allí presente, y miles de personas permanecieron durante muchas horas esperando su discurso, que fue el último. En su discurso, Ehsan Ali destacó la importancia de unir todos los movimientos de masas contra la clase dominante pakistaní y de reunirlos en una sola plataforma para librar una lucha conjunta por todas sus reivindicaciones. También hizo hincapié en el papel clave de la clase obrera, que puede desempeñar un papel decisivo en el derrocamiento de este brutal sistema y Estado.
Este enorme paso representaba por sí solo una gran amenaza para la clase dominante. Harán todo lo posible para mantener separados estos movimientos de masas, confinados en líneas nacionalistas y en cuestiones locales. Han utilizado todas las maniobras para aplastar estos movimientos. La más importante ha sido utilizar tácticas que dividen estos movimientos en líneas locales, sectarias y nacionalistas. El intento de Ehsan Ali y el PCR de superar estas divisiones y forjar la unidad en torno a líneas de clase es su mayor crimen a los ojos de esta clase dominante. Aun así, intentan debilitar esta determinación.
Proyectos de ley sobre la reforma agraria y los derechos mineros
Mientras tanto, la clase dominante planeaba lanzar ataques aún más brutales contra el pueblo de Gilgit-Baltistán, incluyendo un proyecto de ley de reforma agraria y otro sobre los derechos mineros. Por otro lado, al acercarse el verano, las actividades del AAC y el PCR cobraron un nuevo impulso y se organizaron reuniones a un ritmo mucho más rápido. En estas circunstancias, la clase dominante planeó aprobar los proyectos de ley de reforma agraria y de minerales en la asamblea títere de Gilgit-Baltistán.
En esta situación, el AAC anunció una reunión masiva los días 25 y 26 de mayo en Gilgit para oponerse a estas leyes. Su convocatoria tuvo una gran respuesta.
El proyecto de ley de reforma agraria ha entregado todas las tierras no registradas de Gilgit-Baltistán a las autoridades estatales para su saqueo y expoliación, mientras que a las personas que han vivido en estas zonas durante siglos se les han negado sus derechos básicos. Del mismo modo, el proyecto de ley sobre minerales otorgará todos los derechos sobre los minerales a las autoridades estatales, mientras que a la población local no solo se le negarán sus derechos, sino que tendrá que sufrir los efectos catastróficos sobre el medio ambiente y sus vidas debido a la minería intensiva.
En esta situación, Ehsan Ali y otros líderes del AAC fueron detenidos el 15 de mayo para impedirles organizar esta reunión masiva en contra del proyecto de ley de reforma agraria. Tras las detenciones, se produjo un ataque sin precedentes contra todos los activistas y actividades políticas, y se registraron decenas de casos de terrorismo en todos los distritos.
Muchos activistas que protestaron contra estas detenciones fueron detenidos a su vez. Algunos jóvenes activistas fueron brutalmente torturados por la policía y se les pidió que prestaran declaración contra Ehsan Ali y el AAC, vinculándolos falsamente con un movimiento financiado desde el extranjero o afirmando que contaban con el apoyo de la India para sabotear la paz de la sociedad. Sin embargo, a pesar de las torturas extremas y las llamadas amenazadoras a sus familias, los gobernantes no pudieron obtener ninguna declaración de este tipo.
Del mismo modo, las familias de todos los líderes detenidos y otros activistas fueron amenazadas mediante llamadas telefónicas y otros medios para mantenerlos alejados de cualquier tipo de agitación en torno a esta cuestión. En este clima de miedo e intimidación, el proyecto de ley de reforma agraria se presentó en la asamblea títere de Gilgit-Baltistán, donde fue aprobado sin apenas ruido.
Todas estas medidas han provocado más repulsa y odio hacia la clase dominante y sus instituciones. Existe un sentimiento de rabia y rebelión entre las masas que puede estallar de una forma u otra en el próximo período.
El juicio de Ehsan Ali y otros líderes del AAC es una burla a la justicia y pone al descubierto el verdadero carácter del sistema judicial en Pakistán y Gilgit-Baltistán. El poder judicial de este país siempre ha servido a los gobernantes de la manera más descarada y vergonzosa. Tiene una larga historia de servilismo hacia los ricos, mientras que es arrogante, brutal y tiránico con los pobres. Esto quedó plenamente de manifiesto en el procedimiento de solicitud de la libertad bajo fianza. Se pueden esperar resultados similares durante la vista de la apelación en el tribunal superior.
Una región colonizada
El control de toda la administración, el poder judicial y la asamblea títere está en manos de los generales de Pakistán y todos los demás departamentos tienen que obedecer sus órdenes. Por lo general, un oficial del ejército, con la designación de comandante de sector, se encarga de los asuntos de esta región colonizada en nombre de la clase dominante de Pakistán.
Ningún juez, magistrado o agente de policía puede contradecir estas órdenes. Tienen que obedecerlas hasta el último detalle. Del mismo modo, el ministro principal títere, la asamblea y toda la legislación están bajo el control de los oficiales del ejército. Estos oficiales, junto con los burócratas, los jueces y los políticos, en connivencia con las grandes empresas, están involucrados en una corrupción masiva y en el saqueo y expolio de los recursos de esta hermosa región rica en recursos. Mientras tanto, la gente común sigue viviendo en la pobreza extrema, el desempleo y la miseria.
Ya sea la tala de bosques y el contrabando de madera a un ritmo acelerado, el saqueo de minerales o su participación en el comercio fronterizo con China, los oficiales y la clase dominante han utilizado todos los medios a su alcance para robar esta zona y siempre encuentran nuevos métodos para intensificar este saqueo. Cualquier voz que se alce contra su comportamiento es aplastada con toda la fuerza del Estado y tachada de antipatriótica y antinacional.
Esto ha enfurecido al pueblo pacífico y amante de la naturaleza de Gilgit-Baltistán. Se han levantado una y otra vez contra estas injusticias. En muchas ocasiones, sus líderes les han traicionado y, a veces, la clase dominante ha logrado dividir a las masas por motivos sectarios o de otro tipo. Pero esta vez están aprendiendo de sus experiencias pasadas y ahora cuentan con un liderazgo en el que pueden confiar y en el que pueden apoyarse en las condiciones más difíciles.
Gilgit-Baltistán es una hermosa zona con montañas, lagos, bosques e incluso un desierto, en la que la población de la región ha vivido durante siglos. Esta región es un crisol de muchas culturas y lenguas, lo que la hace rica en diversidad y belleza.
Tres cadenas montañosas se unen en esta región y realzan la belleza de su paisaje. El Himalaya, el Karakórum y el Hindu Kush son la cuna de muchas culturas y lenguas diferentes, y en sus pliegues se esconden los secretos del desarrollo de la civilización humana desde la prehistoria. Se han encontrado restos de arte prehistórico en diferentes montañas de esta región, que merecen ser conservados y cuidados.
En Baltistán, el idioma principal es el balti, que forma parte de la familia de lenguas chinas. Skardu es la principal ciudad de Baltistán, donde también se encuentra el K-2, el segundo pico más alto del mundo, que atrae a montañeros de todo el mundo. Muchos habitantes de esta zona también son apasionados del alpinismo y han batido numerosos récords.
En Gilgit, el idioma principal es el shina, que forma parte de la familia de lenguas indoarias. Aunque es la capital de esta región, en esta ciudad, que es también la más grande de la región y se encuentra en la encrucijada del comercio fronterizo con China, se hablan muchos otros idiomas.
En Hunza, el idioma principal es el burushaski, que no forma parte de ninguna familia lingüística del mundo y tiene características bastante distintivas. Lorimer escribió sobre el burushaski y tradujo algunos de los hermosos cuentos populares al inglés, dando a conocer la fascinante belleza de esta región. En estas zonas también se habla el wakhi y otras lenguas.
A pesar de vivir en la encrucijada de diferentes civilizaciones, los habitantes de esta región han vivido en paz a lo largo de los siglos, pero el saqueo y la expoliación de diversas potencias imperialistas, desde los británicos hasta el actual Estado pakistaní, han seguido sometiendo a este pueblo a graves agresiones.
Un pueblo saqueado
Bajo el imperialismo británico, esta región estaba controlada por el brutal príncipe o maharajá de Cachemira, que solía gravar con enormes impuestos los productos de la población local. Tras el derrocamiento del imperialismo británico en el subcontinente indio, la región de Cachemira fue objeto de disputa entre la India y Pakistán.
Estos dos Estados beligerantes siguen disputándose el control de esta región, y ambos tienen intereses imperialistas en ella. Ha habido muchas guerras entre los dos países en las que esta región también se ha visto afectada repetidamente, especialmente durante la guerra de Kargil de 1999.
El glaciar Siachen, situado en esta región, es también la zona de guerra más alta del mundo, donde los ejércitos de la India y Pakistán siguen combatiendo entre sí.
Esta situación ha afectado profundamente a la vida de la población, ya que toda la región parece un gran acuartelamiento debido a la fuerte presencia militar y al control del ejército en todos los ámbitos de la vida.
Más recientemente, el imperialismo chino ha invertido enormes cantidades en Pakistán en el marco del plan del Corredor Económico China-Pakistán, que forma parte de la iniciativa «nueva ruta de la seda» del Estado chino. En el marco de este proyecto, se han puesto en marcha muchos nuevos proyectos de infraestructura que afectan al ecosistema de esta región y aumentan el saqueo y la expoliación de los recursos de esta tierra.
Ahora, el imperialismo estadounidense también ha entrado en liza, con un nuevo acuerdo sobre minerales entre Pakistán y la administración Trump en fase de negociación, que allanará el camino para un mayor saqueo de los recursos de esta tierra.
Este saqueo y expolio, junto con el cambio climático global, ha afectado a toda la región. Con el mayor número de glaciares del mundo fuera de las regiones polares, se enfrenta a consecuencias catastróficas derivadas del cambio climático. Estos glaciares se están derritiendo a un ritmo mayor que en la década de 1990, lo que provoca más avalanchas y crea nuevos lagos que anegan pueblos enteros.
Del mismo modo, las inundaciones y otros fenómenos relacionados están afectando gravemente a los medios de vida de la población. Las infraestructuras son ya muy deficientes, sin electricidad durante hasta 20 horas en la temporada invernal. Hace dos años, muchas personas murieron debido a las temperaturas extremadamente bajas cerca de Skardu, ya que no había instalaciones médicas adecuadas en la zona. Por lo general, la mayoría de los pacientes críticos son derivados a hospitales de Islamabad, a cientos de kilómetros de distancia, y la carretera está bloqueada en gran parte debido a los deslizamientos de tierra.
En esta situación, la población de esta región quiere librarse de la miseria, los saqueos y los pillajes. De hecho, Gilgit-Baltistán no forma parte legal ni oficialmente de Pakistán, y la Constitución y las leyes de Pakistán no son aplicables aquí. Esta región tampoco tiene representación en el Parlamento de Pakistán.
Es como una colonia de Pakistán, donde se aplican las leyes de Pakistán a través de los llamados decretos ejecutivos. Por eso, el sentimiento contra la opresión nacional de Pakistán es muy fuerte, y la clase dominante utiliza medidas más brutales para someter a la población de esta región.
En esta situación, Ehsan Ali, que también es dirigente del PCR y miembro de la Internacional Comunista Revolucionaria (ICR), está promoviendo una salida revolucionaria para el pueblo de Gilgit-Baltistán, una posición que está siendo ampliamente discutida y seguida. El PCR en Gilgit-Baltistán no solo está alzando su voz contra las injusticias de las autoridades estatales, sino que está planteando la consigna de la revolución socialista como una forma de poner fin al saqueo y la expoliación de las potencias imperialistas, y de sacar al pueblo de la pobreza y la miseria en que vive a pesar de los abundantes recursos y la riqueza natural de la región.
El PCR está convocando una huelga general en Gilgit-Baltistán para unir a todo el pueblo contra el dominio opresivo de las potencias imperialistas. Ya hay protestas y huelgas de profesores, comerciantes que se dedican al comercio fronterizo, trabajadores de rescate, trabajadores de los departamentos de línea (personal administrativo del sector público) y varios otros sectores de trabajadores. Los líderes de estas protestas también han expresado su solidaridad con los líderes del AAC y han exigido su liberación inmediata.
Mientras tanto, el AAC también ha organizado protestas, incluidas algunas protestas de mujeres, en todos los distritos de Gilgit-Baltistán en favor de los líderes detenidos, a pesar de las amenazas y la intimidación. En este contexto, el PCR ha planteado la idea de que todas las luchas deben unirse en una sola plataforma y avanzar hacia una huelga indefinida. Esto también significa hacer un llamamiento a la clase obrera de Pakistán para que se declare en huelga general por sus propias reivindicaciones, ya que también está sufriendo la brutalidad de la misma clase dominante.
El único camino a seguir para la clase obrera es el derrocamiento del capitalismo, que pondría fin a todo tipo de opresión y explotación y liberaría al pueblo de las cadenas de la opresión nacional, la pobreza, el desempleo, el hambre y la enfermedad.
Solo bajo un Estado socialista de los trabajadores podría acabar de una vez por todas la opresión nacional de Gilgit-Baltistán y de todas las demás nacionalidades oprimidas. La clase obrera también se emanciparía de la servidumbre de este sistema y controlaría todos los recursos en beneficio de todos.
Este es el programa y las ideas que amenazan a la clase dominante, y por eso han desatado ataques contra los líderes de la AAC y el PCR. La clase dominante no solo ha utilizado a la policía, sino que también ha recurrido a fundamentalistas religiosos para difamar a estos líderes basándose en la religión y cuestiones similares. Además, se están utilizando cuestiones tribales y otras cuestiones locales para dividir este movimiento. Pero todas estas tácticas han fracasado hasta ahora.
El movimiento de masas está unido y es fuerte. La moral de los líderes es aún más alta que antes, y están decididos a luchar hasta el final. La campaña de solidaridad internacional de la ICR ha tenido una respuesta abrumadora en Gilgit-Baltistán. Muchos de los participantes en el movimiento han agradecido a la ICR por plantear ante el mundo entero los problemas que se enfrentan en esta zona remota y por brindar su solidaridad a los líderes del AAC y al movimiento de masas.
Estamos seguros de que esta tiranía y brutalidad no podrán contener por mucho tiempo la ira de las masas. Una vez que el pueblo de esta región comience a moverse, estas montañas de tiranía se derrumbarán.
El movimiento en Gilgit-Baltistán es una inspiración para toda la región. Al igual que las aguas del río fluyen desde sus montañas para regar todo Pakistán, dando vida a estas tierras fértiles, el movimiento que estalla en Gilgit-Baltistán se extenderá a toda la región y sacudirá los cimientos de todo el sistema.
Estamos destinados a ser testigos de acontecimientos históricos, que estamos seguros se desarrollarán en el próximo período. En todo Pakistán y en Gilgit-Baltistán, el PCR se está preparando para estos acontecimientos y seguirá haciéndolo, a pesar de todos los ataques.
¡Lucharemos! ¡Venceremos!
¡Viva la unidad de la clase obrera!
¡Abajo el capitalismo!
¡Viva el comunismo!
4 de julio de 2025