El 21 de diciembre de 2020, Andrés Manuel López Obrador, presentó a Delfina Gómez Álvarez como la próxima Secretaria de Educación, en sustitución de Esteban Moctezuma.
En la matutina López Obrador mencionó: “La maestra Delfina tiene esa profesión, es maestra, empezó como maestra de grupo, maestra de primaria, en lo que tiene que ver con la educación tiene esa experiencia de ser maestra. Yo creo que nunca había ocupado la Secretaría de Educación Pública una maestra de primaria”.
Es cierto que Delfina Gómez fue maestra de base, estuvo frente a grupo y también es verdad que la máxima oficina de la SEP no había sido dirigida por una maestra que empezó a ras de suelo. ¿Pero qué tan importante o relevante son estas características para dirigir un puesto como la Secretaría de Educación Pública?
Más de un maestro o maestra pone su esperanza en la nueva secretaria de educación, por su origen humilde, a diferencia de Esteban Moctezuma que fue secretario de Gobernación y secretario de Desarrollo Social con el gobierno priista de Ernesto Zedillo, y empleado de alto nivel del Grupo Salinas. Es evidente que no podemos meter en un mismo costal a Delfina y a Esteban Moctezuma. La designación de Esteban Moctezuma en la SEP fue una cachetada para el magisterio. Entre estos dos personajes existen diferencias importantes. Pero la pregunta es ¿podemos esperar cambios relevantes en la educación?
En un primer momento parece ser que ella misma es quien responde a esa pregunta. El 14 de enero de este año en una reunión virtual en el proceso de recibir la dirección de la SEP, comentó: «no cambiará nada y sólo se acrecentarán y fortalecerán algunas cosas, pero será a partir de un diagnóstico claro”.“
Nuestras críticas hacia la maestra Delfina, como la llaman, nunca serán ataques rabiosos como los hace la derecha: opiniones clasistas y racistas, o burlas absurdas por su forma de hablar. Nuestra posición se tiene que centrar en cuestiones serias y palpables. Por ejemplo, su formación y desarrollo político.
Fue presidenta municipal de Texcoco, Diputada, candidata a gobernadora del Estado de México en el 2017 y tenía el cargo de senadora de la República antes de ser nombrada delegada federal de programas sociales en el estado de México. Hasta ahí no hay mayor problema. Sin embargo, Delfina Álvarez no surge del movimiento magisterial democrático, no estuvo en las luchas contra la Reforma a la Ley del ISSSTE o la Reforma Educativa de Peña Nieto y tantas otras luchas en defensa de los derechos laborales de los maestros. Delfina Gómez se forma políticamente en el movimiento puramente electoral, surge del grupo de Higinio Martínez Miranda que ha sido señalado como un personaje oscuro y oportunista.
Durante su carrera política, nunca se deslindó del charrismo sindical, incluso en un acto de campaña cuando competía por la gubernatura, en Tlalnepantla, Estado de México tuvo como invitados a José Fernando González Sánchez y a Rafael Ochoa Guzmán, los dos más cercanos e íntimos de la criminal y mafiosa Elba Esther Gordillo. Esto fue un duro golpe contra el magisterio democrático que dio la batalla durante años en contra de la siniestra Elba Esther.
Uno de los últimos episodios que prendió las alarmas del magisterio fue que, a principios del mes de marzo, Delfina mandó un oficio dirigido a subsecretarios, directores generales y titulares de órganos administrativos desconcentrados, pidiendo reconsiderar el número de personal a su cargo y solicitando una propuesta de reducción de personal”. Esto según la titular de la SEP como parte de la política de austeridad que promueve el gobierno federal.
Al comienzo del gobierno, López Obrador dio la instrucción a Moctezuma, de impulsar una campaña de basificación para trabajadores del magisterio. Debemos reconocer que, aunque no de manera uniforme, se ha estado avanzando en los Estados. Ahora por otro lado, durante los gobiernos de derecha se crearon oficinas sin razón, para emplear a amigos y familiares bien remunerados en puestos de dirección. Parece ser que esta orden es contra este sector, para recortar empleados de confianza con puestos de jefes, que están bien pagados, en oficinas que no están justificadas. De cualquier forma, habría que esperar cual será el actuar real.
Nos mantenemos a la expectativa, no rechazamos el nombramiento de Delfina Gómez a priori, pero tampoco le damos un cheque en blanco. Las primeras señales que demostrarían que la designación de la nueva Secretaria de Educación Pública fue acertada sería una declaración en contra de la UMAS; atención inmediata a las demandas de los normalistas y las corrientes democráticas del magisterio; la reinstalación total de los profesores cesados durante el gobierno de Peña Nieto que todavía no se cumple en un 100%; el deslinde de Delfina del charrismo sindical y de la elite empresarial reaccionaria; el impulso de una real democracia, donde las decisiones importantes se tomen en conjunto con los profesores de base, por ejemplo, el regreso a clases tras la pandemia; que se atienda todos los casos de discriminación, autoritarismo y represión por parte de autoridades en los centros de trabajo; que se cumpla con el compromiso de terminar con toda la carga administrativa absurda y que barra la casa sacando los desperdicios del antiguo régimen, eliminando a todos esos burócratas priistas y panistas que siguen enquistados en la SEP y que siguen boqueando al gobierno de López Obrador. Esto podría ser un primer paso, porque en la educación los problemas son muchos y variados.