Escrito por: Evert Beltrán
Desde que Enrique Peña Nieto (EPN) fue investido como presidente, con todo y la masiva y obvia compra de votos, su gobierno se enfiló a ser un desastre. No pasó mucho tiempo para volverse el hazmerreír nacional e internacional, sus traspiés, desatinos, su uso del inglés, ¡vaya!, incluso su uso del español lo convirtieron en una caricatura.
Las reformas estructurales, “tan necesarias para el desarrollo de México”, fueron impuestas al pueblo trabajador, con la cobarde complacencia del PRD, del PAN y del PRI, el Pacto por México fue la alianza perfecta para dar legitimidad al régimen, dar confianza a la inversión extranjera, y engañar a un sector de la población sobre las mejoras en su calidad de vida.
Sin duda cada reforma se enfoca en la privatización, y en la expoliación de la clase trabajadora, cada paso que dio al frente el gobierno, fue un paso atrás en el nivel de vida de los trabajadores, pues cada reforma ha significado un retroceso a los años de lucha, una vuelta a los tiempos de Don Porfirio, una entrega vil del país; ataque, tras ataque es lo que ha vivido la clase trabajadora (del campo y la ciudad), muchas veces dichos ataques han sido pagados con sangre y muertos, pues el gobierno no se ha detenido en la entrega de los recursos (metales, agua, etcétera).
Por otro lado, el gobierno ha creado un enorme vacío en cuestión de seguridad, territorios extensos han sido, por la vía de los hechos, entregados al crimen organizado, en donde las autodefensas o policías comunitarias han jugado un papel muy importante, pues la colusión entre el narcotráfico y la policía (aunque también el Ejército y la Marina) deja desamparada a la mayoría de la población. Y ni qué decir de los feminicidios, basta con mencionar que en México se ha vuelto un horror ser mujer, o las desapariciones forzadas a manos de la policía y el Ejército que se han convertido en el pan nuestro de cada día.
Asimismo, y como corolario se puede mencionar a todos los gobernadores de la “nueva generación” del PRI, que auspiciados por EPN fueron electos y han sido señalados por actos de corrupción e investigados por la Procuraduría General de la República (PGR) por desvío de recursos públicos y enriquecimiento ilícito. Entre ellos, figuran los casos de Javier Duarte (Veracruz), Roberto Borge (Quintana Roo), Guillermo Padrés (Sonora), César Duarte (Chihuahua), Ángel Aguirre (Guerrero), Fausto Vallejo (Michoacán), Jorge Herrera Caldera (Durango), Miguel Alonso Reyes (Zacatecas), Rodrigo Medina (Nuevo León), Egidio Torre Cantú (Tamaulipas) y Rubén Moreira (Coahuila), además del caso de la Casa Blanca, los contratos de Odebrecht en Petróleos Mexicanos (PEMEX), entre otros.
Así se ha dado, desde hace tiempo, una ola de desprestigio hacia el partido a cargo del gobierno, sumándolo a su falta de tacto, incapacidad e ineficiencia, pues muchas veces ni siquiera ha sabido salir de problemas ocasionados por ellos, como la invitación a Donald Trump por parte de la presidencia de la República, aun cuando éste solo era candidato a la presidencia de los Estados Unidos, algo total y absolutamente absurdo, sobre todo ante los ataques perpetrados contra los latinos, específicamente contra los mexicanos.
Meade, el “candidato ciudadano”
Desde que se dio la noticia de que José Antonio Meade sería el candidato a la presidencia por parte del PRI, hubo cierto desconcierto, se perfilaba a Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño, Manlio Fabio Beltrones o hasta a Eruviel Ávila como los candidatos presidenciables del PRI, sin embargo, no fue así. Meade se posicionó como el único precandidato del partido en el gobierno para la presidencia.
Pero quién rayos es Meade, y por qué es el candidato del PRI a la presidencia. Meade fue presentado con bombo y platillo, la carta fuerte bajo la manga. El argumento: un funcionario con amplia experiencia en gabinetes presidenciales en las áreas de economía, energía, política exterior y desarrollo social, que ha servido a varios gobiernos, incluso de distintos partidos (PAN y PRI), lo que lo hace un buen candidato, pues su forma de gobierno asegura la inclusión. Desde 2008 estuvo en la Secretaría de Hacienda como subsecretario de Ingresos, hasta que dejo la titularidad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público bajo la administración de EPN, en otras palabras, se puede decir que su carrera se ha desarrollado bajo la tutela del Estado.
Adicionalmente, Meade no está afiliado formalmente a ningún partido político, fue presentado como un ciudadano, un independiente, tan de moda en estas elecciones, pero como bien sabemos Meade puede ser muchas cosas, menos un político independiente. Si bien no pertenece a ningún partido, eso no quita que defienda ciertos intereses, y que por supuesto no son los de la mayoría de la población.
Sin embargo, la apuesta por Meade no salió como el PRI hubiera querido, durante la precampaña, en la que sin duda iba a salir como vencedor y por ende el candidato oficial sin ningún problema, pues los dirigentes actuales e históricos del PRI lo respaldaron. La precampaña fue pesarosa y sin los resultados esperados, Meade el candidato elogiado por la plana mayor del PRI, resulto ser un fiasco.
Sin una clara identidad política, Meade, no tuvo durante su precampaña los avances esperados, situación que lo mantiene estancado en el tercer lugar de las preferencias electorales desde aquellas fechas. Su discurso no incide, ni conecta con la opinión pública y tiene dificultades hasta con los militantes del PRI para identificarlo como su candidato. Incluso surgieron versiones de que podría haber sido sustituido por Aurelio Nuño, algo que no sucedió pero que se veía posible, sobre todo ante la nula participación de los militantes del PRI en sus eventos, como en Cancún que no logró reunir más de 20 simpatizantes, también está la abucheada que sufrió en las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, donde la gente desde sus departamentos coreaba: “Fuera Meade”, más recientemente fue invitado por Jorge Vergara, dueño de las Chivas del Guadalajara y de la empresa Omnilife, a un evento al estadio de las Chivas para hablar sobre lo difícil que fue tomar la decisión de aumentar los precios de la gasolina y hablar sobre lo que él quiere para México, sin embargo la multitud lo abucheo abrumadoramente.
En la mayoría de las encuestas Meade es tercero, y tanto con los eventos de precampaña como con los recientes, es difícil ponerlo como puntero, aún en la encuesta más comprada.
Consulta Mitofsky dio a conocer su estudio a un día del inicio de las precampañas, dicho estudio arrojaba los siguientes datos: López Obrador en primer lugar con 23% de las preferencias, Anaya con 20% y Meade 19.4%.
Parametría realizó una encuesta entre el 14 y el 17 de diciembre de 2017 cuando las precampañas ya habían iniciado, AMLO se encontraba a la cabeza, con 31% de las preferencias, mientras que Meade y Anaya estaban prácticamente empatados en el segundo lugar, con 20% y 19% respectivamente.
En fechas más recientes, la encuesta de Parametría, realizada entre el 25 de enero y el 2 de febrero, AMLO tiene 34% de las preferencias, respecto a Ricardo Anaya, quien tiene 23%. En tercer lugar se ubica Meade con 19%.
En una encuesta de El Financiero, López Obrador se ubica al frente con 38%, 11 puntos arriba de Anaya que está en segundo lugar con 26% y a 16 de Meade, que cuenta con 22%. Este ejercicio se realizó del 27 al 31 de enero.
En la penúltima semana de enero, una encuesta de El Universal con Buendía & Laredo atribuyó a López Obrador 32% de las preferencias. El ejercicio, realizado del 19 al 25 de enero, colocó a Anaya en segundo lugar con 26%, y en tercero a Meade con 16%.
Consulta Mitofsky a inicios de 2018 colocaba a López Obrador a la cabeza con 23.6% de las preferencias; tres puntos abajo estaba Anaya con 20.4% y en tercero Meade, con 18.2%.
De acuerdo a los datos de la más reciente encuesta de la empresa Massive Caller sobre las preferencias ciudadanas para la elección presidencial, AMLO logró una preferencia del 32.9%, le sigue Ricardo Anaya con 26.2%, después está José Antonio Meade con 14.2%, Margarita Zavala obtuvo 8.5% y los indecisos representan 18.04%.
Como mencioné anteriormente, las encuestas son muy engañosas, pero lo cierto es que Meade desde el inicio de las precampañas aparece en el tercer lugar. Y no es para menos, pues este sexenio ha sido horrendo en materia económica y social, las tan sonadas reformas han sumido en un hoyo a la mayoría de la población, así como la nefasta Ley de seguridad interior, que prepara el camino para la represión abierta por parte del estado ante las latentes manifestaciones de cara a un nuevo fraude.
La consigna es clara: ¡No más PRI!, pero tiene que llevarse a otro nivel tanto de organización como de politización, pero sobre todo tenemos que decir, ¡no más capitalismo!, pues es éste el verdadero mal que nos aqueja, pues cada gobierno defiende los intereses de la burguesía, que son la minoría.