85.000 estudiantes en Quebec salieron a la huelga contra la matanza que Israel está llevando a cabo en Gaza. Fue la mayor huelga estudiantil por la solidaridad internacional que se haya visto nunca en Canadá.
[Publicado originalmente en marxist.ca]
La huelga tuvo lugar el 21 de noviembre con estudiantes de las principales universidades de Montreal, tanto francófonas como anglófonas, así como de facultades y CEGEPs (institutos). Más de 1.000 personas se reunieron en el centro de Montreal para la manifestación principal de la huelga, en la que se pronunciaron discursos exigiendo el fin del genocidio.
En muchas facultades, la huelga continuó hasta el 22 de noviembre, denunciando la cumbre de la OTAN que se celebró en Montreal ese fin de semana. Ese mismo día se celebró otra concentración que reunió a otras 1.000 personas para hacer saber a esos belicistas imperialistas que no son bienvenidos.
Resumiendo el ambiente, un estudiante dijo: «No sabía si la huelga podría hacer algo, sobre todo si éramos sólo nosotros, pero teniendo en cuenta que son estudiantes de todo Quebec, ahora significa algo. … Me preguntaba cómo iba a manifestarse la gente por algo que no les afecta directamente. Pero la gente lo hace, ¡y lo está haciendo!».
Aunque todos los campus en huelga estaban en Quebec, docenas de otros campus de todo el país celebraron concentraciones para el día de acción del 21 de noviembre. Hubo concentraciones y paros en Capilano, la Universidad de Columbia Británica, la Universidad de Victoria, la Universidad de Alberta, la Universidad de Calgary, los tres campus de la Universidad de Toronto, la Universidad Metropolitana de Toronto, la Universidad de York, el George Brown College, el Humber College, el Ontario College of Art and Design y Dalhousie, entre otros.
Se trata de un fantástico paso adelante para el movimiento de solidaridad con Palestina. Después de más de un año, con cientos de miles de personas manifestándose, boicoteando productos, firmando peticiones y llamando a sus diputados, todo el mundo sabe que nada ha cambiado. Israel continúa con su política genocida y sigue recibiendo el apoyo de los países imperialistas occidentales.
Por eso, en agosto, el Partido Comunista Revolucionario hizo un llamamiento para organizar una huelga estudiantil por Palestina. Sostuvimos que una huelga estudiantil era el siguiente paso lógico para intensificar e insuflar nueva vida al movimiento de solidaridad con Palestina, que ha entrado claramente en un periodo de confusión y calma.
Los activistas del PCR llevaron esta campaña de huelga a 45 campus diferentes de todo el país, argumentando a favor de una huelga estudiantil, acumulando miles de firmas que pedían a los sindicatos estudiantiles que iniciaran movilizaciones. El hecho de que algunos sindicatos estudiantiles de Quebec hicieran huelga los días 21 y 22 de noviembre es un gran paso adelante.
Sin embargo, uno o dos días de huelga no bastan para cambiar la situación. Por eso pedimos a todos los sindicatos de estudiantes que votaron a favor de la huelga que no lo consideren simplemente como una demostración de fuerza aislada de uno o dos días, sino que se comprometan seriamente en una campaña general de movilización para la huelga del próximo semestre, haciendo un llamamiento a todos los sindicatos de estudiantes del país para que se unan al movimiento.
Esta es la única manera de hacer avanzar el movimiento.
Una batalla cuesta arriba
Esta huelga no se consiguió fácilmente y no sin enfrentarse a grandes obstáculos. Cuando el PCR lanzó la campaña de huelga, sabíamos que una organización pequeña como la nuestra no podía organizar una huelga por sí sola. Por eso hicimos un llamamiento a todos los grupos de solidaridad con Palestina y a los sindicatos estudiantiles para que dedicaran todos sus recursos a movilizarse por una huelga estudiantil.
Si esto hubiera tenido lugar, no cabe duda de que podría haberse desarrollado un auténtico movimiento de huelga estudiantil de masas de costa a costa.
Por desgracia, no encontramos una respuesta positiva por parte de la mayoría de los grupos que actualmente dominan el movimiento de solidaridad con Palestina. Nos dijeron en múltiples ocasiones que una huelga «no era realista», porque a los estudiantes «no les importaba Palestina» o que no harían huelga por este tema. La huelga de 85.000 estudiantes demuestra que estos detractores estaban equivocados.
Algunos incluso se opusieron a la huelga por considerarla demasiado extrema, calificándola de «opción nuclear». Nos dijeron que seguir presionando a la administración y proponer reivindicaciones «razonables» era el camino a seguir. Pero este enfoque es precisamente lo que ha llevado al movimiento a un callejón sin salida. Sí, cuando hay un genocidio, ¡necesitamos una «opción nuclear»! ¡Nada de seguir como si nada mientras haya un genocidio en curso!
Ha habido una clara división en el movimiento entre los que proponen métodos revolucionarios de lucha de clases, y los que están atrapados en una mentalidad reformista-liberal y se contentan con hacer llamamientos moralistas a las instituciones imperialistas.
Esto alcanzó proporciones ridículas cuando Estudiantes por Justicia en Palestina (SJP) convocó una huelga el 21 de noviembre. Aunque ya habíamos convocado una jornada de huelga para el 22 de noviembre, rápidamente cambiamos nuestros planes en aras de la unidad del movimiento. Escandalosamente, varios grupos del SJP, como el de la Universidad Metropolitana de Toronto, desafiaron a su propia organización matriz y se negaron a apoyar las movilizaciones para la huelga estudiantil en el campus. En su lugar, dijeron a los activistas de la Huelga Estudiantil por Palestina que preferían «presionar a la administración para que desinvirtiera».
Hubo incluso una capa de sectarios que intentaron sabotear la campaña de huelga en varios campus. En la UBC un pequeño grupo de liberales tomó antidemocráticamente el control de los medios sociales de la huelga estudiantil y prohibió el PCR. Esto ocurrió justo una semana antes del 21 de noviembre, lo que paralizó la página de Instagram de la huelga estudiantil y dificultó enormemente las movilizaciones. Esta actitud sectaria, que pone sus propios agravios mezquinos contra los comunistas por encima de los intereses del movimiento, es demasiado frecuente y debe ser denunciada enérgicamente.
Sólo en Quebec el movimiento acabó desembocando en una huelga estudiantil. Sin embargo, incluso aquí nos encontramos con una dura oposición y sabotaje. Bajo la presión de los acontecimientos, cuando se acercaba el 21 de noviembre, uno de los principales activistas de SPHR Concordia pidió que se cancelara la campaña de la huelga estudiantil para poder salvar las apariencias y ser ellos los que se vieran llamando a la huelga estudiantil. Esta pequeña locura sectaria es exactamente lo que repele a la gente de la izquierda y daña al movimiento.
Afortunadamente, un buen número de asociaciones estudiantiles acabaron votando a favor de la huelga. Es un gran paso en la buena dirección. Pero es sólo un paso. Para que tengamos algún tipo de impacto, necesitamos cerrar cosas, en todas las provincias.
El camino a seguir
El PCR está dispuesto a poner de su parte para construir este movimiento. Pero seguimos siendo una fuerza relativamente pequeña y no podemos hacerlo solos. Este movimiento debe contar con los recursos y el poder de movilización de los principales sindicatos estudiantiles y grupos de solidaridad con Palestina.
El lugar obvio para empezar son los sindicatos estudiantiles que hicieron huelga los días 21 y 22 de noviembre. Estos sindicatos pueden y deben hacer un llamamiento a otros sindicatos estudiantiles y a todos los grupos de solidaridad con Palestina para que se unan y organicen una huelga estudiantil pancanadiense contra el genocidio.
85.000 estudiantes en huelga por Palestina es un gran éxito sobre el que podemos construir. Cerremos los campus y obliguémosles a desinvertir en la maquinaria de guerra israelí. Construyamos un movimiento tan poderoso que se extienda a la clase trabajadora. Construyamos un movimiento tan vasto que no respeta fronteras y se extienda a Estados Unidos y Europa y ponga de rodillas al imperialismo occidental.
Así es como podemos liberar Palestina.