El pasado 25 de marzo, un grupo de personas bloquearon la entrada a México en Nogales para exigirle al gobierno un protocolo estricto para hacer pruebas del COVID-19 a la gente que quiere ingresar al país.
Se manifestaron en la frontera con cubrebocas y carteles que servían de advertencia para aquellos que cruzaban de que podrían estar apoyando la propagación del virus. Muchos exigían que cada visitante fuera sometido a una prueba, y solo en caso de dar negativo podrían pasar. Y también hicieron un llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador para que tomara cartas en el asunto e hiciera algo respecto a la situación. A pesar de que el gobierno hizo un anuncio de que ya no se permitirían los viajes “no esenciales” para cruzar la frontera, los manifestantes dicen que las autoridades no están respetando muy bien estas condiciones. Otro problema de que crucen sin que se les haga una prueba es el riesgo de contagiar a los demás, porque a pesar de que no muestren síntomas, podrían estar portando el virus.
En Arizona, del otro lado de la frontera ha habido 1,157 casos confirmados hasta el 30 de marzo, y 20 muertes debido a este brote de COVID-19. Los condados con la cantidad de casos más grande son Maricopa un condado muy cerca de la frontera con 690 casos y Pima con 187 casos confirmados, en cambio en Sinaloa se han reportado solamente 24 casos confirmados de coronavirus según la Secretaría de Salud al 30 de marzo. El primer caso confirmado en Sinaloa fue el 16 de marzo de un hombre de la tercera edad, que se encontraba enfermo luego de regresar de un viaje a los Estados Unidos.
Como lo dijo el manifestante José Luis Hernández, que forma parte de un grupo de salud y vida, el pasado miércoles: “Lo que queremos es que se tomen estas medidas porque México no va a tener la capacidad económica, ni de infraestructura para resolver este problema si se agrava la situación”. Esta es una perspectiva bastante razonable y es muy comprensible la muestra de preocupación de los manifestantes, pues, de acuerdo a las cifras previamente citadas, al parecer el gobierno de Trump ha sido incapaz de contener el esparcimiento de la enfermedad en su país, quién lo diría, la moneda ha dado un giro, ahora el paso de la frontera se defiende desde México, pero no debemos caer en un falso nacionalismo, debemos entender que los obreros estadounidenses tienen más en común con los trabajadores de la maquila en México, que con los grandes dueños del capital, nacionales o extranjeros, ambos estamos sufriendo las consecuencias de una crisis económica y sanitaria provocada por este sistema de explotación sin fin. Sí, es momento de tomar todas las precauciones necesarias para no sufrir contagios, pero también es el mejor momento de sacar conclusiones, ver que el verdadero virus a vencer es el capitalismo, mostrar la mayor unidad y solidaridad con la clase obrera de todo el mundo.