Por: Antonio Sánchez
Este 20 de abril se conmemorarán 20 años de la huelga más larga acontecida en la Universidad Nacional Autónoma de México la cual marcó historia al impedir los planes de la burguesía de privatizar la educación e intentar romper su aspecto más importante: su carácter público y gratuito.
A finales de los años 90 se empezó una serie de golpes a la universidad por medio de varias reformas burocráticas y nocivas como fueron la eliminación de dos de los cuatro turnos en los CCH´s (lo cual restringía la posibilidad de varios estudiantes y trabajadores de tener clases en horas más accesibles) y del pase automático, además que el único medio de entrar al nivel medio superior seria vía un examen único hecho por el CENEVAL.
Ante esto se presentó resistencia casi nula por parte de los estudiantes, sin embargo, una gota derramó el vaso: la propuesta del Reglamento General de Cobros (RGC) el cual tenía previsto imponer un pago anual de $1,360 a nivel bachillerato y de $2,040 a nivel licenciatura. Ésta representó la medida más agresiva de todas las mencionadas, era un enorme paso en la privatización de la universidad bajo el simple pretexto de que el gobierno no daba los recursos necesarios para sustentarla. El propósito verdadero de esto era el cerrar las puertas de la educación a la mayor cantidad de hijos de trabajadores posibles al ser la UNAM un espacio de pensamiento y crecimiento intelectual de los hijos de las clases oprimidas.
Obviamente la comunidad estudiantil alzó la voz en contra del nuevo reglamento de cobros y, un mes después del anunciamiento de esta, el 11 de marzo, empezaron las diversas muestras de descontento alrededor de los diferentes planteles siendo las escuelas a nivel medio superior las más combativas.
Lo anterior desembocó en una reunión del Consejo Universitario, convocada por el rector el 15 de abril en el Instituto de Cardiología, con el objetivo de aprobar la reforma. Ésta sería aceptada en menos de tres minutos bajo el resguardo del cuerpo de granaderos, auxilio UNAM y vallas policiales. Bajo la amenaza y la posterior omisión por parte de las autoridades del llamado de la comunidad por derogar lo aprobado, el día 20 comenzó formalmente la paralización total de todos los planteles universitarios dando inicio al CGH (Consejo General de Huelga).
El CGH fue una creación por parte de los estudiantes para la toma de decisiones democráticas a través de representantes electos en cada escuela y así decidir el mejor rumbo posible, muchos de ellos vieron esto como una posibilidad para organizarse y luchar políticamente. Esto se vio desde un principio cuando el movimiento estudiantil mostró su simpatía con la lucha en contra de la privatización de la industria eléctrica. La juventud ara calificada por los medios de comunicación de apática mostró su verdadera fuerza ante la cara del capitalismo salvaje. Cabe resaltar que este escenario no dista mucho del actual donde se nos tacha a los jóvenes de ser indiferentes a los problemas actuales lo cual no es más que una mentira pues nosotros siempre nos veremos atados por los problemas de la sociedad que nos rodea, en este caso del sistema capitalista. Por consecuencia tendremos que dar una respuesta pues “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.
Conforme pasaban las semanas, rectoría y el gobierno federal sentían más y más repulsión hacia la huelga. Adoptaron formas reaccionarias para tratar de romperla como el uso de grupos porriles para amedrentar a los asambleístas, promover clases extramuros, difamación en los periódicos y televisoras (argumentando que esta lucha solo era ocasionada por unos cuantos), etc. Incluso se les llegó a acusar de posesión de armas y narcóticos.
A pesar de la gran fuerza del movimiento y de que el apoyo de la opinión pública estaba en su mayoría a su favor, era indudable que el tiempo iría desgastando poco a poco a la huelga (que duró más de nueve meses). Mientras transcurría el tiempo en las asambleas los asistentes eran menos, así como en las guardias. Al capitalismo no le afecta tener en un plazo indefinido a la universidad en “standby”.
Claro que esta campaña de difamación mediática repercutía en la forma de pensar de la población, ayudado por actos ultraizquiedistas y posturas sectarias que iban aislando al CGH de la población. A esto hay que sumarle las disputas en el CGH que surgían entre el ala moderada y la ultraizquierdista (que fomentaban el sectarismo) las cuales friccionaban la toma de acciones llegando incluso a sesionar de manera separada para evitar peleas.
Para inicios del año 2000 se dañaría de muerte al movimiento con las supuestas declaraciones de rectoría de haber cumplido satisfactoriamente con los puntos del pliego petitorio seguido de la toma primero de la Preparatoria 3 y después de Ciudad Universitaria y el resto de escuelas por parte de la PFP el 1° y el 6 de febrero respectivamente.
La huelga de la UNAM tuvo enormes virtudes, pero también serios errores que terminaron por desgastar y aislar al movimiento. La experiencia de este acontecimiento es muy enriquecedor para las generaciones posteriores, asimismo que obtuvo la victoria en el propósito inicial que era la abolición del RGC a favor de una universidad para los hijos de la clase proletaria.