Por: Carlos Márquez
La brutalidad policíaca de la noche del domingo 11 de noviembre levantó una gran indignación en la población de San Juan Ixhuatepec, ancestral colonia conocida popularmente como San Juanico. No es para menos pues a sus pobladores se nos trató como viles delincuentes golpeándonos, metiéndose a nuestras casas y negocios y destruyendo nuestras humildes pertenencias.
Como explicamos en nuestro anterior artículo, la población salió a las calles y tomamos la autopista México Pachuca. No éramos un pequeño puñado de vecinos, sino cientos que incluían a prácticamente todos los sectores de nuestra población (trabajadores, amas de casa, estudiantes, comerciantes, sacerdotes e incluso policías).
Conforme avanzó la noche la mayoría de vecinos fueron abandonado el lugar, en parte porque se suscitaron algunos hechos violentos, en esencia conatos de violencia con la policía y agresiones a los mismos automovilistas y pasajeros por parte de un grupo ahí presente conformado por los sectores más marginados de la colonia y de las vecinas, que la gente no vio con buenos ojos. La mayoría teníamos actividades al día siguiente y, aunque el ánimo de hacer algo estaba presente, teníamos que descansar algunas horas pues no podíamos abandonar nuestras responsabilidades.
Lo que ocurrió fue que quienes se quedaron en la toma fueron justamente los sectores que generaron los conatos de violencia, que comúnmente tenían aliento alcohólico, a activo o a mariguana y muchos de ellos no eran ni siquiera de nuestra colonia, muy posiblemente se infiltraron claros provocadores del Estado.
El levantamiento de la toma
La toma de la México-Pachuca se prolongó durante toda la noche y por gran parte del día. Las barricadas se extendieron a otras zonas como el semáforo de la avenida río de los remedios y la zona donde se encuentra la tienda del Zorro. Varios vecinos toleraban y entendían las tomas, aunque entre otros se empezó a generar descontento e incluso hubo sectores que (aunque mantenían la indignación por lo ocurrido) plantearon levantar la toma de las calles y avenida, pero simplemente no había posibilidad de diálogo. De tal forma que las barricadas callejeras fueron perdiendo apoyo, legitimidad y control de la población. En la México Pachuca se incendió alguna patrulla y una motocicleta, acciones como estas daban el pretexto perfecto para mostrar en los medios de comunicación, a los habitantes de San Juanico, como violentos delincuentes.
Se han montado claras provocaciones que han buscado avanzar en el desprestigio de la lucha y de la población. Igual que como ocurrió en el movimiento contra el gasolinazo se montaron provocaciones, pero algunas de ellas fueron desmontadas por la propia población de San Juanico. Encapuchados asaltaron el Aurrera, la población de la colonia interceptó a algunos de ellos, les arrebató los objetos robados y los regresó a la tienda. Esta acción dice mucho tanto de la conciencia como de cuál es el real actuar de la población trabajadora de San Juanico.
En realidad ya se había generado una ruptura entre la mayoría de los habitantes y la toma de la México Pachuca, que se llenaba de infiltrados de otros lugares y los elementos más desclasados de la colonia. Era claro que esta toma buscaba otros objetivos. Al final la toma no fue defendida por la mayoría de los habitantes, se dieron enfrentamientos con gases lacrimógenos y bombas molotov arrojadas por varios jóvenes pero al final se dio su levantamiento pues ya era sostenida por un pequeño grupo de algunas decenas.
A la policía Federal como a la Estatal no le interesa en el fondo dar una solución al conflicto ni proteger a la población. En realidad cuando levantaron las barricadas arrinconaron a este sector desclasado, lumpen, al interior de la colonia provocando un enorme caos. De tal forma que las calles fueron escenario de desmanes contra la población y enfrentamientos con la policía. Los afectados fuimos los habitantes comunes de San Juanico, pues se tenía que huir de los balazos y el gas lacrimógeno. Incluso en la iglesia de Santa Rosa se escucharon balazos y la gente se refugió en su interior.
Se vivió una noche de tención. La gente se refugió en sus hogares, los techos se llenaron de lámparas y celulares mientras en los alrededores so olía a gas lacrimógeno y se oían enfrentamientos y sonidos de balas.
La otra lucha del pueblo de San Juanico
Pese a estos incidentes que buscan inhibir y desarticular la lucha, la población ha realizado asambleas en la mencionada iglesia de Santa Rosa y establecido un pliego petitorio con claras exigencias a las autoridades del Estado de México y la Ciudad de México y un evidente deslinde de la legítima lucha y los elementos delincuenciales que quieren aprovecharse de la situación. Dicho pliego señala los siguientes 11 puntos:
1.- Exigimos la respuesta del modo violento y arbitrario con que actuó la policía de la Ciudad de México en contra de la población de San Juan Ixhuatepec.
2.- Exigimos que sean presentadas las personas que dieron la orden a los cuerpos policíacos de la Ciudad de México de ingresar al pueblo de San Juan Ixhuatepec para agredir así a la población en general, niños, niñas, mujeres y hombres, agarraron parejo.
3.- Sea presentados por escrito el argumento de las personas que fueron detenidas así como el motivo para el despliegue de fuerzas policiales.
4.- Que se deje de estigmatizar y criminalizar al pueblo de San Juan Ixhuatepec y se desmienta la versión de los medios masivos en cuanto a que los pobladores fueron quienes agredieron a los elementos de la policía de la Ciudad de México.
5.- Que se deslinde en los medios de comunicación a los pobladores de San Juan Ixhuatepec de los actos vandálicos de personas ajenas en este caso infiltrados a la petición de justicia del pueblo.
6.- Exigimos la reparación de los daños materiales, físicos y psicológicos, directamente para cada uno de los agraviados.
7.- Se garantice el respeto a los derechos humanos de cada miembro de nuestra comunidad.
8.- Solicitamos el seguimiento por parte de las Comisiones de Derechos Humanos como observadores de este proceso.
9.- Exigimos la destitución del Secretario de Seguridad Pública, Raymundo Collins Flores.
10.- Exigimos una conferencia de prensa por parte de las autoridades competentes ante el agravio al pueblo de San Juan Ixhuatepec, para el esclarecimiento real de los hechos.
11.- Nos deslindamos de todo acto vandálico que se adjudique a la comunidad de San Juan Ixhuatepec.
El papel del Estado
La presidenta priista de Tlalnepantla, Denisse Ugalde, argumenta que no fueron anunciados de la intervención policiaca, pero brillo por su ausencia en la noche del domingo cuando los vecinos exigíamos su presencia. Sólo demostró que era una incompetente ante los problemas urgentes que sufrimos los habitantes de este municipio.
Po su parte Raymundo Collins, Secretario de Seguridad pública e la Ciudad de México, declaró que la pinche gente de San Juanico no entendemos que lo que ocurrió la noche del domingo no fue un operativo sino una persecución a un ladrón y que no se rompió la autonomía porque, según su versión, se informó a las autoridades del Estado de México y es lo más común este tipo de casos. Este gorila piensa que los habitantes de San Juanico somos estúpidos. ¿Por qué movilizó a cientos de policías para perseguir a un ladrón? ¿Qué justificación hay para golpear a la población común que nada tenía que ver con este presunto asalto? ¿Por qué allanaron casas y negocios? Es claro que la demanda de su destitución se pone sobre la mesa.
El jefe de gobierno de la Ciudad de México ha tenido que interceder directamente y establecer una mesa de negociación con una comisión de vecinos. Esta reunión se ha realizado en la Basílica de Guadalupe, esto parece muy raro pero se explica por la participación y el papel que están jugando los sacerdotes de las parroquias de San Juanico para que se haga real justicia.
José Ramón Amieva, jefe de gobierno de la Ciudad de México, nos ha pedido disculpas a los habitantes de San Juanico por lo ocurrido y prometido que habrá justicia. Estas palabras a muchos nos suenan huecas, las creeremos cuando en primera instancia se destituya a Raymundo Collins y se concrete la verdadera justicia, que implica castigo a los agresores y la indemnización de los vecinos afectados.
Ha sido la enorme presión de los vecinos la que obligó a establecer la mesa de dialogo, eso es un triunfo, pero debemos estar atentos para que no nos den atole con el dedo y estar preparados para movilizarnos nuevamente si es necesario para que realmente haya justicia.
Algunas lecciones
La lucha de San Juanico tiene muchos aspectos positivos, en especial la unidad de su población en este momento difícil. El no callar la voz ante las injusticias cometidas y el no dejar solos a nuestros hermanos de clase agredidos. Niños y ancianos, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, comerciantes y amas de casa, hemos levantado la voz para que haya justicia. Métodos organizativos de masas, como las asambleas, son la herramienta que nos permite mantener la unidad y avanzar en la acción, sin embargo eso no se ha logrado consolidar y eso abrió la puerta a que algunas medidas se salieran del control de sus habitantes.
Otra lección es la plena desconfianza que debemos tener en el Estado, sus instituciones y cuerpos armados, que en realidad no defienden los intereses del pueblo trabajador y por el contrario lo atacan. No buscan hacer justicia sino disolver nuestra lucha. Todo esto huele a podrido, a corrupción e infiltración del crimen organizado.
Nuestra sociedad tiene claros elementos de descomposición que se han manifestado en un amplio sector desclasado. Vemos jóvenes con enormes potenciales con su vida desperdiciada. Incluso algunos de ellos, vinculados a la lucha de masas del pueblo, podrían jugar un papel de apoyo, pero en general son instrumento que ayuda a la reacción. Esta descomposición social se manifiesta en delincuencia organizada que busca no perder su territorio y mostrar su fuerza. Si el movimiento de la población trabajadora no está lo suficientemente organizado, como en realidad ha ocurrido en San Juanico, estos elementos pueden causar un enorme daño e inhibir la lucha de los trabajadores.
La lucha de San Juanico debe mostrarnos que en cada barrio, en cada escuela y centro de trabajo debemos fortalecer nuestra organización y estar preparados para las futuras luchas que inevitablemente protagonizaremos.