Escrito por: Comité de Lucha Estudiantil del Politécnico
El presente artículo fue publicado en el 2015, meses después del levantamiento de la huelga del 2014 en el Instituto Politécnico Nacional, los grupos porriles fueron reactivados por las autoridades para contrarrestar al movimiento estudiantil, lo publicamos nuevamente debido a los sucesos en Rectoría en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde un grupo de porros agredieron a estudiantes del CCh organizados.
Los grupos porriles son grupos de choque financiados desde el Estado, los partidos políticos burgueses y las propias autoridades escolares, como la finalidad de mantener el control de las escuelas y evitar la organización estudiantil permanente, democrática, revolucionaria.
En México es denominado porro al integrante de una organización de corte semi fascista que actúa en las escuelas y persigue distintos intereses particulares, ya sean políticos o económicos, basados en la violencia organizada, en el asilarse en instituciones estudiantiles y en el fungir como grupo de choque mercenario.
Tales organizaciones se caracterizan por obstaculizar la vida estudiantil mediante actos de vandalismo, asalto, extorsión económica y golpizas sistemáticas a cambio de beneficios económicos, prestándose como grupos de choque que desprestigian a las más importantes instituciones de educación, por ejemplo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Colegio de Bachilleres (CB) y el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep).
El fenómeno del porrismo se remite a la década de los cuarenta en la UNAM, al promoverse desde las autoridades de la misma la intervención de pistoleros como contención a las corrientes estudiantiles opositoras de izquierda gestadas dentro de la institución. En la década de los 50 se forman organizaciones de masas, particularmente en el IPN, que aunque tienen un origen democrático va adquiriendo apoyos y estructuras semejantes al sindicalismo oficial bajo la denominación de federaciones universitarias. Dentro de estas organizaciones había un ala de choque para combatir la organización democrática del estudiantado. En la década de los sesenta, tanto de la UNAM como el IPN, hay una vinculación entre los integrantes de los tradicionales grupos de animación de los equipos estudiantiles de fútbol americano, en México denominado «porras», con grupos de choque, por lo que popularmente son comenzados a ser llamados «porros».
Tras el fin del Movimiento de 1968 en México luego del regreso a clases, los grupos porriles se activaron para contrarrestar la organización de los Comités de Lucha, en algunas escuelas consolidan su poder en los niveles medio superior y superior. En las vocacionales, en pocos años, los Comités de Lucha desaparecen y los grupos porriles se convierten en los dueños de la situación. En el contexto de la Guerra sucia en México, dichas asociaciones son usadas con el fin de disuadir actividades u organizaciones con ideologías opositoras al gobierno mediante la violencia, la delincuencia y el espionaje. Tal es su vínculo con el Estado, que fueron reconocidos por las autoridades como «organizaciones estudiantiles» que incluso participaban del presupuesto de las instituciones. En los años ochenta el fenómeno se agudiza particularmente en el IPN, en donde los grupos porriles gozaban de privilegios como el cobro de cuotas por acceso a las universidades y extorsión a los profesores a cambio de «protección», además de su actividad violenta en sí dentro y fuera de las escuelas.
Estos grupos estuvieron vinculados al Partido Revolucionario Institucional, como parte de un plan de contrainsurgencia hacia los movimientos sociales urbanos que tienen demandas hacia el Estado. El PRI estaba fusionado con el aparato Estatal, de tal forma que de ahí los porros obtenían recursos e impunidad.
A partir de la década de los noventa, otras instituciones empezaron a albergar organizaciones porriles como el Colegio de Bachilleres y el Conalep.
Así mismo hemos visto que el porrismo en el IPN se ve reflejado en la reactivación de estos grupos de choque que no han sido quitados por las autoridades como en el caso del CECyT 4 “Lázaro Cárdenas” en el cual está un grupo autodenominado “26 de septiembre”, que es un grupo porril de la FEP (Federación de Estudiantes Politécnicos), quien ha mermado el trabajo del comité de lucha de la escuela que fue conseguido después del paro estudiantil del año pasado, y también ha tratado de intimidar a la comunidad del plantel. En el caso del CECyT 8 “Narciso Bassols” los porros actúan amedrentando a los compañeros que pugnan por la educación pública y defienden sus derechos. En las vocacionales están muy presente los casos de vandalismo de estos grupos de choque y sobre todo las amenazas hacia la base estudiantil.
La lucha de los estudiantes contra el porrismo
El porrismo surgió para contrarrestar la organización estudiantil surgida después de 1968. Varios comités de lucha mantuvieron una firme resistencia contra estos grupos y sostuvieron una organización estudiantil democrática en defensa de los intereses de los hijos de los trabajadores. En las escuelas donde los porros lograron presencia o incluso hegemonía también vimos ejemplos de luchas heroicas. El caso más emblemático fue el del año 1987 donde los distintos comités de Lucha, que se agruparon en la Coordinadora Estudiantil Politécnica, llamaron a la lucha y se dio una huelga en 10 escuelas superiores que debilitaron al porrismo pero no consiguieron erradicarlos del bachillerato.
Otro caso fue el de vocacional 7, donde el 1999 (impactados por la huelga de la UNAM) la comunidad erradicó del turno vespertino al porrismo, que era una violenta mafia, y al año siguiente hicieron lo mismo del turno matutino. El gran problema de la heroica lucha de vocacional 7 fue que no consiguieron mantener una organización permanente y aunque se logró un importante nivel organizativo, posiblemente mayor al de varias vocacionales en la actualidad, no hubo continuidad. Cuando la generación que dio la lucha egresó, la organización se vino abajo y poco tiempo después se veía nuevamente al porrismo actuando en esta vocacional.
Contra el porrismo la organización estudiantil permanente
No debemos caer en la trampa del porrismo, quien basándose muchas veces en métodos como el relajo, las fiestas, el alcohol… atraen a compañeros. Esta es su fachada exterior, pero estos rupos siempre estarán ligados a grupos de autoridades y del Estado quienes, financiando a sus dirigentes o ayudando a pasar las materias, los mantienen bajo su control y no dudarán en tratar de infiltrarse en las luchas para desviarlas o incluso actuarán de manera violenta, amedrentando o golpeando, para inhibir y desarticular la lucha en defensa de una educación pública, gratuita, laica, democrática y de calidad.
La experiencia nos habla que el mejor antídoto para el porrismo es una organización estudiantil solida con arraigo en la base. Esta debe tener un carácter de clase, defendiendo sin titubeos los intereses de los hijos de los trabajadores que somos la mayoría de la comunidad. La organización debe, además ser permanente, lo cual solo es posible con la formación de cuadros que sustituyan a los compañeros que egresen. Solo unidos y organizados venceremos.