Escrito por Gustavo Belmont
En los últimos meses, la violencia y la inseguridad se han incrementado en el Estado de México y la Ciudad de México. El feminicidio es imparable, y su gravedad cada vez mayor. Las victimas de asesinato han alcanzado a la población juvenil. Estos hechos se cometen incluso en sitios de estudio como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otros. En respuesta, las autoridades correspondientes evidencian, una vez más, su ineficacia para impedir tales delitos.
Un caso que impactó en Ciudad Universitaria (CU) y en la población en general, es la muerte de Lesvy Berlín Osorio Martínez de 22 años de edad en el mes de mayo pasado. Su cuerpo fue hallado en CU, con el cuello enrollado por el cable de un teléfono público. Las investigaciones del gobierno de la ciudad señalan que el novio de Lesvy, Jorge Luis González Hernández de 29 años de edad, presenció el acto sin responder para evitarlo pero estudios independientes apuntan a que se trató de un feminicidio por parte del novio violento, un peritaje inependiente concluyó que: «En ninguna de las maniobras de mecánica suicida, ejecutadas por la joven según se detalla en la carpeta de investigación, se pudo llegar a la postura final en la que fue encontrada Lesvy» [https://elpais.com/internacional/2017/08/04/mexico/1501809576_198649.html?id_externo_rsoc=FB_MX_CM]. La madre de Lesvy ha aclarado que en los videos -que la autoridad trató de ocultar a la madre- no hay ningún elemento que demuestre el suicidio pero sí se observa cómo Lesvy es violentada por Jorge Luis. Organizaciones sociales señalan que el gobierno de Mancera no quiere catalogar el caso como feminicidio para no empañar su camino hacia la candidatira presidencial y/o para maquillar la violencia que crece en la ciudad. De manera casi inmediata se realizó una manifestación en las instalaciones de CU, la comunidad exigía el esclarecimiento de la muerte de Lesvy. Por su parte, las autoridades no han respondido rápidamente; niegan el acceso a los registros de investigación; y relacionan este delito con un suicidio, y no por feminicidio.
El caso de Lesvy no fue el único que ha perturbado a la sociedad. A principios de junio se dio la noticia de la muerte de Valeria de 11 años de edad. El hecho ocurrió en Nezahualcoyotl, el padre de la niña eligió subirla a una combi por la lluvia, pero ella jamás bajo del vehículo. Su cuerpo presentó indicios de abuso sexual.
De igual manera los pobladores de esa zona se manifestaron para el esclarecimiento del caso de Valeria. En respuesta, la policía nuevamente retrasa la investigación por la razón de que «se pudo haberse ido con el novio», idea que se repite en muchos otros casos. En las investigaciones que se dieron después, se encontró que el chofer tenía antecedentes penales por abuso sexual.
Aunque se critica las decisiones del padre, no se puede ignorar que la violencia está a niveles críticos.
Tal es este nivel, que en el mismo mes de junio hay otra muerte en CU, esta vez de Víctor Manuel Orihuela Rojas de 18 años de edad, alumno de la Facultad de Odontología. La caída del edificio de la Facultad de Filosofía y Letras causo su muerte. Los conocidos de Víctor aseguran que siempre fue una buena persona, y su muerte pudo ser consecuencia de la inseguridad causada por la venta de droga en aquellas instalaciones. La comunidad protesta en las instalaciones para exigir la verdad, no creen que haya sido un accidente.
Anteriormente se halló a un hombre en el lago uno de la zona oriente de La Cantera de la UNAM. A pesar de las medidas tomadas por la muerte de Lesvy, ha continuado la ola de violencia en las instalaciones de CU y las autoridades no tratan los casos como deben.
El caso más reciente e indignante es la muerte de Mariana Joselin de 18 años de edad, a finales de julio. La joven se encontró dentro de una carnicería, a unos pasos de su casa, con heridas de arma punzo-cortantes. La joven salió a una tienda cercana y no regresó. La indignación de la población fue tal, que se manifestaron en el fraccionamiento de Las Américas, los habitantes exigían justicia para Mariana y mayor seguridad para sus hijos. De igual manera pedían la renuncia de Indalecio Ríos Velázquez, Presidente Municipal de Ecatepec, y el rechazo del PRI en ese lugar.
La situación de la violencia e inseguridad se ha agudizado y permeado en toda la sociedad. Lugares como las grandes casas de estudio, en este caso la UNAM, son víctimas de esta descomposición social que sufre el país. Ya no hay lugar seguro incluso para los jóvenes. Ahora se vive en un ambiente de miedo y hostilidad.
Las medidas con las que han actuado las autoridades, solo dejan más claro lo que sabemos; incapacidad, negligencia, discriminación y criminalización hacia las víctimas, consecuencia de las políticas que se manejan en el país.
La gente ha respondido ante la violencia manifestándose; se organiza en sus localidades; muestra indicios de lucha, pero esta lucha no sabe a dónde dirigirse, qué acciones seguir tomando y no logra aglutinarse con otras luchas en una sola.
Con la realidad que se vive en las escuelas y a vuelta de la esquina; un país hundido en la violencia, en la pobreza, en la desmoralización, ¿Es que acaso no son razones para organizarse, luchar? Las causas profundas de esta barbarie se encuentran en la crisis del sistema capitalista.