¿Y dónde queda la juventud? El papel de la juventud en la construcción del PCR (y viceversa)
Praxedis Emigdio
¿Para qué el partido?
El PCR no surge del polvo ni de conjuros: surge de una necesidad histórica. La de formar un órgano de dirección que esté a la altura de la situación y sea consecuente con la lucha;que tenga entre sus filas a los elementos revolucionarios más avanzados capaces de dirigir a la clase obrera del mundo hacia la conquista del poder y su emancipación del yugo capitalista. Este hecho, nace de la urgencia de forjar las columnas de acero que no se doblarán ante las embestidas de la reacción contrarrevolucionaria y levantarán al socialismo con las lecciones del pasado y la experiencia del presente.
Ante esta necesidad vale la pena preguntarse: ¿Qué nos deparará el futuro? Nos hemos adelantado diez pasos al estallido social. Rosa Luxemburgo defendía las bases fundamentales del socialismo científico, explicando que las contradicciones del sistema no pueden ser aliviadas dentro del margen capitalista, tan sólo pueden ser retrasadas. Conforme avanza el tiempo no harán otra cosa más que empeorar, provocando crisis más frecuentes y severas. Debemos recordar que ninguna crisis, por más intensa que sea, marca el final automático del capitalismo, este se seguirá perpetuando.
Esa “reestabilización” del sistema no se produce de forma natural y equilibrada como los sistemas vivos de la naturaleza. Aunque parezca que el sistema se desarrolla orgánicamente, y aunque nos han hecho creer que las leyes del mercado son tan inamovibles como las de la naturaleza, la idea de crecer infinitamente en un medio finito sólo puede quedarse así, como una idea. Las contradicciones inherentes al capitalismo han alcanzado el punto donde inevitablemente chocarán con la realidad material, volviéndolo insostenible. Lo que le queda a los medios de producción privados para salvarse, es apoyarse del Estado burgués, que como definirían Marx y Engels, no es más que una junta que administra los negocios comunes de la burguesía, encargándose de que el desastre se sostenga a expensas de la clase trabajadora en su totalidad, incluidos los jóvenes.
Por supuesto que es necesario adelantarse a este desastre. El PCR se forma en un momento de relativa calma que debe ser aprovechado. Debemos tener presente el hecho de que la destrucción del sistema y la construcción de uno nuevo debe de ser organizado y formado en la teoría revolucionaria que nos dará dirección cuando llegue el momento de tomar las armas contra los aparatos de opresión del Estado burgués. Pero la tarea de edificar una conciencia colectiva requiere de paciencia y se construye de ladrillo a ladrillo. Además, debe ser una conciencia revolucionaria, pues las acciones a tomar frente a la barbarie capitalista no están puestas en reformas o paliativos. Aunque las reformas sean medios para la lucha, el fin del partido es la revolución. No puede quedarse atrás ante las circunstancias: debe formar a los cuadros políticos que dirigirán a los trabajadores del mundo a su liberación.
¿Y dónde queda la juventud?
El viento sopla primero en la copa de los árboles. Aunque el actual gobierno en México sea de un ala de izquierda, su carácter reformista-burgués se revela en su incapacidad para atacar de raíz el sistema de explotación. Sigue funcionando para y en defensa de los intereses económicos de la burguesía. Y aunque haya amplios sectores de la población que aprueban el mandato actual, entre las juventudes el aire que se respira parece no ser el mismo.
¿Qué nos encontramos al ver las universidades tan sólo en el centro del país? Nos encontramos con un descontento generalizado de las y los estudiantes, que indica el desarrollo de una conciencia de clase embrionaria. Algunos son pesimistas ante el futuro, otros expresan su furia en explosiones violentas de protesta dentro de las escuelas o en las calles de la ciudad. En la UAEMEX se iniciaron movimientos de protesta por la inconformidad de los estudiantes ante la mala gestión de la rectoría, exigiendo la expulsión del rector y la democratización de los procesos para elegir al gobierno de la universidad. En la UNAM, UAM y el IPN, la historia no es diferente. Se organizan en exigencia de comedores para todos los estudiantes y para defenderse de las injusticias dentro de los planteles que son interminables.
Las juventudes organizadas para hacer frente a esta realidad son entusiastas de las luchas por la justicia para la comunidad y están decididas a desatar su furia revolucionaria para hacerse escuchar por burócratas hostiles que no las toman en serio. La historia del último siglo demuestra que estas mismas juventudes combativas han logrado hazañas monumentales y han hecho tambalear gobiernos, e incluso derrocarlos, como es el caso de Bangladesh en el año 2022 cuando expulsaron del gobierno a Sheikh Hasina. Recordemos también a aquellos estudiantes entre los cuales militaba Lenin, que en medio del régimen zarista y en la clandestinidad, distribuían literatura marxista y formaban círculos de estudio entre los obreros,años antes del estallido revolucionario de 1905 y 1917.
No debemos adelantarnos a conclusiones precipitadas: que las burguesías de todo el mundo estén perdiendo los cabales no significa que las juventudes de la clase trabajadora sean elementos apáticos al movimiento, o incluso contrarrevolucionarios, como han querido señalar antiguos activistas desmoralizados que han renunciado a la lucha e ignoran a Lenin cuando dice: “Somos el partido del porvenir, y el porvenir pertenece a la juventud”. Que la burguesía levante la bandera que quiera —puede ser la del orgullo o la del fascismo— no debe de sorprendernos, pues es la expresión natural de la anarquía capitalista que pone a las ganancias por encima de cualquier principio.
No es ninguna casualidad que sean precisamente las juventudes las que se esfuerzan con mayor determinación en esculpir el mundo del mañana, se nieguen a seguir aguantando la presión del presente y luchen ante la amenaza del colapso del futuro. El PCR no puede permanecer al márgen mientras se desarrolla el curso de la historia. Sin embargo, toda esta energía revolucionaria sin una base política firme y principios teóricos claros, es como un barco sin remos ni brújula, perdida en el mar y sin dirección. No basta sólo con tener a jóvenes combativos, camaradas: el PCR debe formarlos en revolucionarios conscientes. Por supuesto que la ira de los jóvenes ante la injusticia tiene bases completamente legítimas, pues, literalmente, se les está arrebatando el futuro de las manos, pero el Partido deberá de afirmar su compromiso con la formación política en las teorías revolucionarias para los camaradas que se suman a las filas para combatir.
Ahí es donde se hace manifiesto de la importancia de la formación de cuadros políticos capaces de dar respuesta y saber explicar la realidad mediante el método marxista del materialismo histórico-dialéctico, y que puedan dar ese impulso de energía revolucionaria no sólo en las escuelas, pues cuando llegue el momento decisivo, los estudiantes tendrán que involucrarse junto a los trabajadores para contagiar su fuerza y no perder el camino del socialismo científico que nos llevará a la lucha final. Citando a Lenin: “Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria”.
Las juventudes revolucionarias que ya forman parte del PCR tienen una responsabilidad histórica: acercarse a las juventudes para explicar el programa, para enseñar las tradiciones democráticas del partido, e incluso, para defender los principios de la revolución. Los movimientos insurreccionales dentro de las escuelas de México y del mundo demuestran su potencia y la voluntad inquebrantable para tomar acciones cuando la presión es insoportable. Si logramos que la juventud dirija la corriente del viento al camino de la revolución y no de la reacción, podremos afirmar que la historia estará en nuestro favor. No nos podemos librar del entusiasmo y alegría de los más jóvenes, y por ello, el PCR no puede actuar como una vara de hierro que impone verdades absolutas, sino que debe de ser una guía para las flores que buscan al sol, involucrar a las juventudes marcará una diferencia importante entre la degeneración o la victoria de la clase proletaria mundial.
Aún es prematuro hablar de grandes masas. Pero de chispas se inician incendios. ¡Organízate, fórmate y lucha! ¡Sé una de las chispas que inicie el incendio que consuma al capitalismo! ¡Únete al Partido Comunista Revolucionario!