Escrito por: Javier Cabrera
La clase trabajadora del Estado Español ha aprendido más sobre la naturaleza del Estado en febrero de 2017 que si hubiera leído el clásico de Lenin El Estado y la revolución. La concatenación de noticias relacionadas con la Justicia vuelve a poner a las claras el funcionamiento de ésta al servicio de la clase dominante y cómo se usa para reprimir la disidencia y las luchas de la clase trabajadora.
La ley es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos
Eduardo Galeano
Caso Nóos
La sentencia del Caso Nóos y sus consecuencias ha sido tal vez el hecho más llamativo en esta serie. No sólo las penas han sido ridículamente bajas (con el esperpento de que a la infanta la multa le sale “a devolver”), sino que han brillado por su ausencia las medidas cautelares contra los condenados, pudiendo el señor Urdangarin volver a Suiza y hacer acto de presencia en un juzgado del país helvético una vez al mes. También es reseñable que la acusación particular, ejercida por el pseudosindicato ultraderechista Manos Limpias, renunciara a su derecho a recurrir la sentencia; la otra acusación popular, ejercida por el Frente Cívico Somos Mayoría de Julio Anguita, fue excluida del proceso.
Todo esto ha caído como un rayo para millones de trabajadores y empobrecidos, que han visto cómo la justicia ha sido extremadamente benévola con estos individuos, ligados directamente con la persona del Jefe del Estado. La gente percibe, con razón, que la Justicia ha actuado para proteger a la Casa Real, lo que es un golpe certero para el prestigio de ambas.gionario, destituyendo al Fiscal jefe de la Región de Murcia, Manuel López Bernal, tras recibir numerosas presiones por parte del gobierno.
El Caso Auditorio vuelve a evidenciar que el PP no pretende acabar con la corrupción ni tampoco Ciudadanos se lo va a exigir. Toda su palabrería barata sobre la “lucha contra la corrupción” se disipa ante la evidencia de los hechos. El comportamiento del PP ante este caso y otros muestra un envalentonamiento fruto de lo que creen una sólida posición de gobierno, apoyada por el PSOE y Ciudadanos.
Represión para los de abajo
Lo más sangrante de todo esto es cómo contrasta la manga ancha para los poderosos con la represión cada vez mayor que sufrimos los de abajo, los trabajadores y jóvenes que se atreven a alzar la voz contra el sistema. Sólo en la semana del 27 de febrero al 5 de marzo se celebraron 7 juicios contra jóvenes por delitos de opinión en las redes sociales, basados en esa aberración jurídica llamada “enaltecimiento del terrorismo”, usada siempre contra la libertad de expresión de los nuestros. Es esa misma aberración la que llevó a la condena a tres años y medio de cárcel al rapero Josep Miquel Arenas “Valtonyc”. Es más fácil acabar en la cárcel por una canción que por robar miles de millones.
Al mismo tiempo, compañeros como Andrés Bódalo o Alfon siguen en prisión. El 31 de enero, la Audiencia de Jaén denegó el tercer grado al compañero Andrés Bódalo; el indulto pedido no cabe esperarlo de este gobierno. Quieren dar un escarmiento en las personas de estos compañeros, y otros más, ante un ascenso de la lucha de clases más que previsible en este contexto.
En un contexto de polarización social, de desigualdad y de empobrecimiento de la mayoría, estas cosas no caen en saco roto: una semana después de conocerse el fallo del Caso Nóos hubo una concentración en Madrid en la que varios miles de personas gritaron contra la monarquía y contra esta Justicia burguesa. El 19 de febrero hubo una nueva manifestación en Jaén por la libertad del compañero Andrés Bódalo, que reunió a 3000 personas. Esto son muestras del estado de ánimo entre sectores cada vez más amplios de la clase trabajadora y que se traducirá en movilizaciones mayores para un futuro cercano.